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Pastor Abraham LucianoPastor Abraham Luciano

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Nehemia

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con gracias. Padre, gracias, te bendecimos, adoramos, glorificamos tu nombre por ser tan maravillosa en esta preciosa hora. Bendecimos y glorificamos al Señor. Gracias, Señor. Tú vives y reinas por los siglos de los siglos, síguete glorificando, sigue exaltando tu nombre. Gracias, Señor, porque usamos estos medios, el cual tú nos has entregado para poder bendecir a otros, Señor. Gracias, Señor. A ti atribuimos la gloria, la alabanza, el honor por siempre, Señor. Gracias, Señor. Gracias, Señor. Tú vives y reinas, tú te glorificas, tú exaltas tu nombre sobre todo y en todos en este día, Señor, para que tu nombre sea glorificado y exaltado, Señor. Nos unimos para que tu favor sea con cada uno de nosotros y queremos compartir lo que tú nos has estado enseñando todo este tiempo en lo que es la cumplida de la construcción. Gracias, Señor, porque tú nos has bendecido y nos has dado de tu gracia. Fortalece a tu pueblo, guárdalo, ayúdalo, protégelo, cuídalo siempre, Señor, y que nuestros pensamientos se alineen a tus pensamientos. Y es posible que se alineen esos pensamientos a tus pensamientos por medio de lo que es el estudio de la palabra, la escritura, buscar tu rostro, buscar tu presencia, Señor. Gracias, Padre, adoramos y te bendecimos, gloria a Dios, por los siglos de los siglos. Amén, amén. Gloria a Dios. Yo quiero que hagamos una pequeña observación de lo que hasta ahora hemos estado aprendiendo. Bendición. De todo lo que estamos haciendo, bendición es la cumplida de la construcción, no obstante, no resulta imposible. Tenemos casi un mes estudiando esto y puntos grandes en esto que hemos estudiado. Estamos haciendo así, lo dicen, la edificación, todo se está cortando un poquito, disculpa, es algo que no es imposible. Se está cortando, parece que cuando muevo aquí, déjame ver, lo voy a mover otra vez, ahí se está cortando, ¿verdad? Sí, es cuando muevo algo aquí y tengo problemas con el internet de la casa también. Entonces, como todo esto tiene que ver con la iglesia, porque la iglesia está llamada a lo que es edificar, a levantar, a restaurar. Ese es uno de los puntos que estamos tratando en estas lecciones. Hablamos de levantar, restaurar, que eso es lo que quiere decir edificar. Y estamos viendo en el libro de Nehemiah que eso era lo que se quería lograr, levantar, restaurar, edificar, que es lo mismo prácticamente. Pero vemos que tiene sus complicaciones y que realmente no es fácil. ¿Por qué esta palabra? ¿Es algo negativo esto? No, lo contrario, tenemos que aprender cierta realidad para saber manejar lo que nos acontece y lo que pasa con un realismo sin sueños, sin fantasía. Y vimos que los enemigos se llaman Zambala y Tobía, eso está por ahí en el capítulo 2, y tantas cosas que no quiero volver atrás porque ya tenemos como un mes en esto. Pero es importante que vimos, una de las cosas que vimos es que el tipo de personas que necesitamos edificar son personas dispuestas, con ánimo, dispuestas a edificar y se necesitan esas personas y eran personas empezando con Nehemiah que le dolía la condición del pueblo. Nehemiah ya hemos aprendido cómo le dolió la condición del pueblo de tal manera que tuvo que sentarse, tuvo y hasta el mismo rey se dio cuenta de la tristeza, pero él no se quedó con los brazos cruzados sino que empezó a ayunar, empezó a orar, empezó a buscar el rostro de Dios y cuando está en la acción entonces se levantó Zambala y Tobía. Y una de las cosas que vimos bien importante es que el enemigo trata de menospreciarte. Ellos tuvieron que trabajar bajo la presión del menosprecio. Cástigo de Dios al principio es menospreciado. Por eso cada vez la misma Biblia dice lo vil y menospreciado escogió Dios para avergonzar a los sabios y hay un menosprecio de parte de Zambalá y Tobía en aquella construcción. Vamos a aprovechar el tiempo y aquí tengo la hoja de lo que vamos a tratar en el día de hoy y con esto terminamos. Yo tengo otro, esto es nuevo lo que traté de hacer, pero yo tengo uno con mucho más páginas acerca del libro de Nehemiah. Ahí estaba centrado, cuando empecé a escribir eso, estaba centrado en el libro de Nehemiah y hay tantas cosas que aprender que un día lo vamos a usar quizá en los nuevos líderes que se levanten en servicios especiales, en un ayuno, así. Y lo usan ustedes, ese material. Nehemiah 4.9 Nehemiah 4.9 dice, entonces oramos a nuestro Dios y por causa de ellos pusimos guarda con Dios de día y de noche. Se está moviendo todavía en el conflicto y dice que entonces oramos a nuestro Dios y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche. Dos cosas importantes y es la oración y la acción de cuidar la obra. Entendían ellos los ataques que estaban recibiendo, pero ellos seguían orando y en la acción de cuidar la obra y de seguir trabajando en la obra. Porque ese es el tipo de persona que somos nosotros, tenemos que ser nosotros. Personas que en medio de los tiempos seguimos orando y seguimos cuidando la obra, seguimos cuidando la obra. Una pregunta acerca de cuando dice que ellos estaban guardando contra ellos de día y de noche. O sea que había una perseverancia en la oración en el día y también dice y en la noche. Había una acción. Aunque el asunto sea complicado, difícil, necesitamos una acción. ¿Qué usted haría en situaciones difíciles? ¿Qué acción usted toma? Para que hagamos esto interactivo también, así como lo hacemos en la clase. Yo creo que hay una mano que se levanta por ahí. Amén. No sé si pueden hablar. Indira, ¿puede hablar ahí? Repíteme la palabra, pregúntame. Sí. Ellos tenían que hacer las cosas según el artículo 49. Ellos pusieron guardias contra ellos de día y de noche. ¿Qué usted entiende más o menos en esa acción en medio del conflicto que es oración y acción de cuidar la obra? Exactamente. Para mí es, yo lo que diría que vendría siendo así mismo. Orar de día, orar de noche, orar a toda hora. Porque es algo que es como el escudo, un cristian, la oración. Y uno no ora, entonces uno se está cubriendo, uno no está poniendo las cosas en las manos del Señor. Aunque el Señor, yo digo el Señor sabe, ya cuando tú dices entrego todo, pero hay que hacerle hincapié. Y como Señor acuérdate por lo que estoy pidiendo, Señor acuérdate por lo que estoy peleando. Para mí eso es oración. Poner oración mañana, tarde y noche. Desayuno, comida, cena, merienda, todo el tiempo. Estar como en contacto y oración. Si tú estás fregando, tú estás pidiendo. Tú estás cocinando, tú estás pidiendo. O sea, en todo momento orar. Así entiendo que sea. Así es. Y fíjense que ellos no pararon la obra. Ellos trataron de hacer las dos cosas, oraron y siguieron trabajando. Porque a veces nos quedamos nada más en la oración y no hay acción. Yo no sé si ustedes pueden buscar en la Biblia. Santiago 2.17. Déjame ver si yo puedo hacer esto aquí. Santiago. Déjame ver. Santiago 2.17 para que lo puedan leer. Déjame ver aquí. Creo que puedo hacerlo. Déjame ver. Santiago. 2.17. Déjame ver cómo. Yo lo tengo, doctor. Oh, lo tienes, léelo entonces. Perfecto. Santiago 2.17. Sí. Así también la fe, si no tienes obras, es muerta en sí misma. Amén. Repítelo una vez más para que los hermanos lo oigan. Santiago 2.17. Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Amén. Y eso es lo que ellos estaban haciendo. Ellos estaban orando en fe. Nehemiah 4.9 dice, entonces oramos a nuestro Dios. Oramos. Pero ahí viene lo que dice la fe sin obra es muerta. Dice, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche. Oramos a Dios, pero tenemos a fulano acá, a fulano acá, trabajando aquí, guardando lo que es la obra. Tiene que decir algo, Juan Antonio. Lo que está pensando el pastor, y cuando hay momentos en la vida que no vemos qué forma de obrar para que se siga moviendo, qué puede ser uno. Entonces sigue la elaboración, ¿no? Exacto. Depende de las circunstancias, ¿verdad? Si hay momentos en nuestras vidas que nosotros estamos estudiando la palabra y hablando por lo que está diciendo usted la palabra, no lo estudio, pero también podemos ponerlo de acuerdo a las cosas que nos pasan a nosotros mismos en persona. A veces queremos seguir haciendo obra con fe, pero no encontramos la manera. Así es. Fíjese que lo primero que dice el verso de Nehemiah 4.9 es que ellos oraron. Y ellos aún vieron la necesidad, siguieron trabajando en la obra y entendieron que necesitaban guardias, necesitaban que velaran, gente que velara de día y de noche. Entonces, hay algo en la oración y es que en la oración uno espera, porque orar, cuando uno ora, está esperando en Dios. Y eso es lo que ellos hicieron. Vamos a esperar en Dios. Antes de empezar a orar. Esperando en Dios antes de empezar a orar. Así mismo. Entonces, después se mueven en la confianza en Dios. Oramos, esperamos en Dios y entonces nos movemos en la confianza en Dios. Porque Dios es el que administra una gracia. Ellos no podían quedarse a atender o prestar atención a lo que decía el enemigo, porque el enemigo, vimos en otra clase, uno de los mayores ataques que él hace es con palabras negativas. Tú no puedes, no lo vas. Lo hemos repetido mucho esto, ¿verdad? Entonces, el enemigo a veces, en la actualidad, pone cosas en la mente a uno, le pone cosas que no son, cosas que no son y con el propósito de detener la obra, de detenerlo a nosotros mismos. Y también pone personas, ¿verdad? Para ponernos cosas en la mente también. Exacto. Eso va a ser imposible. No trates ni de hacer esto que no vas a lograrlo. Exacto. Entonces, ellos tenían, esa fue la primera lucha que ellos tenían con el enemigo. Que el enemigo lo menospreciaba, el enemigo le decía tantas cosas que ellos ya luchaban contra eso y se estaban cuidando, porque ellos no subestimaban lo que el enemigo estaba diciendo. No podían subestimarlo, porque por eso tenían guardas de día y de noche, porque ya ellos, bueno, no sabemos si esta gente un día va a dejar de hablar y van a afionar el enemigo, hablando del enemigo. Ahora, la razón por la cual ellos no podían quedarse solamente orando es porque había mucho escombro. Eso creo que el miércoles pasado hablamos de eso un poquito. Había mucho escombro y aquí pasó algo, y es que ellos tenían que cargar ese escombro. Pero como ellos estaban velando, algunos no estaban durmiendo y tenían que estar atendiendo, no ser atacado por el enemigo. ¿Sabes lo que pasó con ellos? Que llegaron a cansarse físicamente, como nos puede pasar a nosotros que a veces estamos en una lucha y en una situación y luchando y tratando de lograr algo. Y como dice en lo popular, cuando no es Arturo es Pedro, que cuando no ando, cuando no estoy preso me andan buscando. Entonces ellos estaban en una situación que ya estaban cansando y lograron, porque el enemigo, su estrategia es constante. Así por eso es que nosotros tenemos que ser constantes en la oración. Seguir trabajándose, porque al final vamos a tener los resultados. Dios va a premiar nuestros esfuerzos. Dios va a premiar la gracia. Dios va a hacer la obra. Entonces, miren esto. Nehemiah 4.10. Lo voy a leer para que podamos avanzar. Después yo busco la forma de ponerlo en la pantalla. Y dijo Judá, la fuerza de los acarredores se ha debilitado y el escombro es mucho. El escombro es mucho, Nehemiah 4.10. Y no podemos edificar el muro. Miren ya en la situación que yo estoy, ya llegó un no puedo. Ahora ya se está oyendo un no podemos edificar, porque ya estaban mirando que la obra era mucho, es mucho el escombro. Y a veces muchos se llegan a desanimar dentro de la iglesia, porque dicen hay que hacer el trabajo, hay que trabajar mucho, hay que hacer tantas cosas que se desaniman por eso. Y más, a eso se le añade la palabra negativa que dice no podemos edificar el muro. Ahí hay un problema ya. Cuando nosotros empezamos a hablar que no podemos, ahí hay un problema, porque esto es por fe. La fe es la que mueve los escombros, la montaña, la dificultad. Entonces tenemos que desarrollar un lenguaje donde hablemos fe, donde hablemos gracia, donde hablemos misericordia, hablemos de lo que Dios puede hacer. Que eso era lo que estaban hablando ellos al principio. Entonces ahora en el capítulo 4 verso 10 hay una palabra peligrosa. ¿Cuál es esa? No podemos. ¿Cuál es esa pastora? No podemos. Cali. No podemos. Esa palabra es peligrosa. Ya cuando usted dice no puedo, usted está pensando que es con su fuerza que lo va a hacer, porque realmente hay cosas que podemos en nuestra fuerza física, pero mientras mantengamos la fe en Dios, vamos a seguir diciendo todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Todo lo puedo en Cristo. ¿Qué tan peligroso es una decisión que no podemos? No podemos ir, no podemos subir la escalera, no podemos esto, no podemos. ¿Qué tan peligroso, Cali? Cali puede hablar, no sé si Cali puede hablar. ¿Qué tan peligroso? No podemos. Predica, predica. Dios le bendiga a todos ellos. ¿Qué tan peligroso? Bueno, el máximo peligro porque el hecho de decir que no podemos, estamos dando, poniendo toda nuestra confianza en nuestras propias fuerzas y no en Dios. Realmente no hay nada que podamos hacer sin la ayuda de Dios. Lo que podamos hacer todo es gracias a la misericordia de Dios. Y si logramos alguna proeza, por decirlo de alguna manera, todo ha sido a la a la gracia que Dios nos ha dado o a la fuerza que Dios nos ha dado, la sabiduría que Dios nos da en un momento determinado. Todo es gracias a Dios. Y como la palabra dice, siervos inútiles somos. No que seamos inútiles, inútiles porque de una manera ofensiva, sino que somos siervos dependientes de Dios en todos momentos. Y ahí es donde va nuestra rendición a Dios de depender de él para tomar decisiones correctas, de depender de él para hacer edificación, como está hablando Nene Mía. Depender de Dios para para enfocarnos en lo que Dios nos está diciendo y no en nosotros mismos, porque si nos enfocamos nosotros mismos, sólo vemos nuestros defectos, nuestras debilidades, nuestra escasez, nos comparamos con otros y entonces ahí es donde viene el problema. No, yo no puedo. Este sí, yo es que tiene tremendo talento. Yo no, yo no puedo. Yo soy tan poquita cosa y no nos hay que confiar en Dios. Si Dios nos llamó, pues él nos va a preparar en él, en el proceso y ya no va a hablar más porque me llevo mucho tiempo. Amén. ¿Alguien más que decía algo? Cuando decimos con qué persona digamos, digamos, no puedo, no podemos, prácticamente estamos diciendo me voy a rendir. Ajá. La gente está rindiendo, ¿me entiende? Y cuando te rinde ya prácticamente no hay más nada que hacer. Así mismo, sí. Es una palabra ya de rendirse. Yo siempre he dicho que yo creo que a Dios uno le puede decir, padre, tú sabes que yo no puedo. Ayúdame, necesito tu ayuda. Sí, y nada puedo hacer. Cristo dijo, eso fue lo que Cristo dijo, que sin mí nada podéis hacer. Pero ya le dije, ajá. Sí, sí, ahora me acordé. Todo lo puede en Cristo. Me acordé algo que usted está diciendo eso. Jesús en el monte Gethsemaní dijo, padre, pasa de mí esta copa sin que yo la beba. Ahí está diciendo, yo sé que lo que voy a hacer es demasiado fuerte en carne, ¿ve? Porque Jesús estaba en ese momento en carne también. Entonces, pero ayúdame. En otras palabras está diciendo, padre, ayúdame, yo no puedo hacer esto si tú no me ayudas. Y entonces, con el Señor es el único que podemos abrirnos transparentemente, decir, Señor, no puedo. No sirvo para eso, no tengo la fuerza, no tengo la capacidad, ayúdame. Pero si tú quieres que yo lo haga, ayúdame. Viendo el ejemplo de Jesús, ahora me acordé con que usted estaba diciendo eso. Así es. Entonces, nosotros vimos también en estas mismas lesiones que estamos dando, vimos, creo que en Joel es que está, donde dice, diga al débil, fuerte soy. Porque el enemigo sí estaba diciéndole a ello que era débil, pero si nosotros podemos decir, declarar, fuerte soy en el Señor. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Y el enemigo sabe su potencial. Eso lo estábamos viendo en una de las lecciones, que el enemigo conoce tu potencial. Él sabe que Dios puso en ti. Él sabe. Entonces, ¿qué decía el enemigo en Nehemiah 4.11? Creo que Juan Antonio tiene facilidad para buscarlo. Nehemiah 4.11 dice. Y nuestros enemigos dijeron, no sepan ni vean hasta que entremos en medio de ellos y los matemos y hagamos cesar la obra. O sea, parar la obra. Amén. Fíjense lo que está diciendo el enemigo. La última palabra, ¿cómo dice? Y hagamos... Y hagamos cesar la obra. Y hagamos cesar la obra. Ese es el sueño del enemigo. Esa es la visión del enemigo. Eso es lo que quiere ver el enemigo. Que la obra deje de ser. Que se pare la obra. Que se detenga la obra. Eso es lo que quiere el enemigo. Fíjense cómo él piensa el enemigo. Según vemos en Nehemiah 4.11, que puede detener la obra. Bueno, vamos, vamos, que ellos no sepan. Quiere que uno se rinda. Y una de las cosas que vemos dice que no sepan, que ellos no sepan ni vean hasta que entremos en medio de ellos y los matemos. Hay gente que ya espiritualmente está muerta. Ya se ha rendido. Entonces, eso le da lugar a que la obra se detenga. Le da lugar a que no puedan continuar la obra. Es el pensamiento del enemigo. Pero nosotros sabemos, nosotros sabemos que si yo me detengo, Dios levanta a otro. Si yo me paro, Dios levanta a otro para que siga. Porque nadie es imprescindible. Creo que es la palabra. Nadie es imprescindible, pero si hay algo y es que Dios lo va a hacer contigo y va a luchar para hacerlo contigo. Y si hacemos como Joná, que nos vamos para otro lado, allá manda el preso y nos presta el regreso. Porque cuando es contigo, es contigo. Y Dios va a tratar de que usted y yo hagamos la obra. Entonces dice hagamos cesar la obra. Eso es lo que quiere el enemigo. Que se detenga la obra, que ya no dejemos de servir a Dios, dejemos de alabar a Dios, dejemos de congregarnos, dejemos. Él anhela eso porque él sabe que todas esas cosas nos están bendiciendo. Todas esas cosas nos están ayudando. Todas esas cosas están sirviendo una siembra para nuestros hijos. Lo que nosotros sembramos hoy espiritualmente, lo cosechan nuestros hijos. Nuestros hijos van a andar o andan en bendiciones que nosotros las conquistamos en cierto modo. Bendiciones que fueron conquistadas aún por las abuelas y así sucesivamente. Ahora, esta declaración del enemigo lo que está haciendo es mostrando a lo que él le teme. Déjame repetir eso. La declaración del enemigo está mostrando a lo que él le tiene miedo. ¿Qué es lo que el enemigo le tiene? A la construcción, a la restauración, a la edificación. Cuando el enemigo ve una iglesia que edifica lo espiritual, ahí quiere quitarla del medio. Y una de las palabras que usaba el enemigo en Nehemiah 4.2, antes de todo, busca en Nehemiah 4.2. Ahí hay una pregunta que es clave en toda esta enseñanza. Es bien clave, es importante porque hoy vamos a culminar esta enseñanza dejando muchas cosas que aprender. Pero miren, hay una pregunta. ¿Lo tienen ahí en Nehemiah 4.2? Tiene que ver con qué se le va a permitir. Léelo, por favor, Carly. Pero hay varias preguntas en ese versículo. Sí, hay una específica. Léelo completo, por favor. Sí. Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria. Y dijo, ¿qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas? Sí. Una de las preguntas es, ¿se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? Ahí el enemigo le tiene miedo a eso, porque lo que se está hablando es de volver al sacrificio, que es la adoración. Se le va a permitir que estos débiles judíos regresen a la adoración. El enemigo le teme a la adoración porque la adoración es poderosa. Tenemos que un día enseñar acerca de la adoración. Y el temor que tenía el enemigo es que cuando se restaurara el asunto, se iba a traer de regreso la honra, porque el sacrificio, ofrecer el sacrificio, está hablando, van a volver a honrar a Dios, van a volver a la adoración a Dios. Y de eso era lo que se estaba preocupando el enemigo, de que vuelva la adoración, de que vuelva la honra. Y ustedes saben que cuando se levanta la honra, Dios dice, yo honro a los que me honran. Y la honra trae gloria. La honra trae gloria. Donde se honra a Dios, es imposible que no llegue la gloria. La adoración trae gloria. Ustedes no ven cuando estamos adorando al Señor, cómo cae esa presencia tan maravillosa. La adoración es muy importante. Y eso le molesta al enemigo. Por eso tenemos que, nosotros sí tenemos que invertir en el sonido. No es porque la adoración sea un sonido, sino para que no tengamos distracción, porque es un micrófono que no está sonando. Para que no tengamos distracción, sino que podamos disfrutar de esa alabanza y esa adoración que se están entregando a Dios. El enemigo sabe que cuando se alaba, ¿recuerda esa alabanza? Dice, cuando le adoro, cuando le alabo, mi alma se llena de ti. Entonces, ese era el temor, que iba a volver ese sacrificio, que en hebreo tiene que ver con adoración, que quiere decir, la adoración es inclinarse, doblegarse, hacer reverencia, postrarse, todo eso iba a volver. Y eso era lo que el enemigo tenía miedo. Aunque estas palabras son expresiones externas, deben venir como respuesta del corazón. ¿Cuáles palabras? Lo que es inclinarse, doblegarse, hacer reverencia, postrarse, porque no nos podemos quedar en una postura, en algo que se muestra físicamente, sino que tienen que ser expresiones del corazón. Y lo que dice el corazón se ve en las acciones que nosotros hacemos. Lo que está oculto sale a la luz en lo que nosotros hacemos. A veces, lo que hay en el corazón, de alguna manera, sale a la luz por medio de palabras, por medio de acción. No podemos decir, yo amo a Dios, pero entonces descuido la cosa de Dios. Entonces, no podemos decir que realmente amamos lo que es la presencia, amamos el lugar, y descuidamos tanto ese momento. Y eso es lo que hace, lo que está en el corazón sale a la luz. Por eso necesitamos tener un corazón para con Dios, un altar, porque cuando hablamos de altar, pensamos en el altar que vemos en la congregación, en el lugar donde está el púlpito. Ok, está bien, pero el verdadero altar donde Dios quiere moverse y habitar es en el altar de nuestro corazón. Ahí es que está el altar, ahí es que está el lugar de la adoración, la cual de aquí va a salir en una expresión, va a salir en una adoración. Por eso es que Jesús dijo que andaba buscando adoradores que le adoren en espíritu. ¿Cómo dice? En espíritu y en verdad. Adoradores que le adoren en espíritu y en verdad. Y cuando Él dijo eso, había una discusión que los samaritanos decían que habían que adorar en este monte, que habían que adorar allí, y Jesús les dijo, no, la hora viene cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Ahora no es un lugar específico, ahora es mi corazón, es el corazón, o eso es específico también, pero digo yo lo que tenemos por lugar, ahora es el corazón, entonces nosotros nos reunimos en un lugar específico para que juntos como hermanos podamos adorar y bendecir al Señor. Mire, 1 Corintios 14.25 dice, lo oculto de su corazón se hace manifiesto y así postrándose sobre el rostro adora a Dios declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros. O sea, lo que quería decirle es que tenemos que tener esa sensación de lo que estamos sintiendo en el corazón, de lo que verdaderamente Dios se está ministrando por dentro. Si somos hijos de Dios, debe ser demostrado también. No necesariamente demostrado como el enemigo quería que Jesús hiciera, pero si tú eres hijo de Dios, dile esta piedra que convierte en pan. Es más, una expresión automática o una expresión que sale porque realmente eso es lo que tú eres, eso es lo que usted y yo somos, porque lo oculto del corazón sale a la luz. A veces esa frialdad es una señal negativa, cuando estoy frío, estoy así, estoy de esta manera, estoy disfrutado, ahí hay señales que hay que prestarle atención. Las condiciones de nosotros como iglesia, como adoramos, como buscamos a Dios, como nuestros esfuerzos, todas esas cosas dan señales positivas y señales negativas. ¿Cuál sería una señal negativa de los creyentes? Ayúdenme. ¿Cuál sería una señal negativa? Dígame una negativa y una positiva. Indira está calladita ahí. Bueno, negativa, desánimo, positiva, ánimo, a lo contrario. Ese esmero por la casa de Dios, esa búsqueda, ¿verdad? La gente que va positiva, la gente que va con tremenda alegría a la casa del Señor, a alabar, a buscar, a gozarse junto a sus hermanos, a experimentar el amor en la comunión con los hermanos. Si veo que Juan Antonio abrió el micrófono. Sí, también, por ejemplo, una cosa negativa que cuando decimos también no podemos, no podemos hacer esto, cuando Dios dice que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece, es la positiva. Y eso es una expresión de fe también. Podemos, lo vamos a lograr. No sabemos cómo. Se permite que no sepamos cómo, pero sí se va a lograr en el nombre de Jesús. Sí se puede. Según la palabra, sí ya lo tenemos, sí ya lo hemos alcanzado. Entonces, la adoración viene de lo más profundo del corazón y se hace visible en la honra y en el respeto a Dios. Es importante practicar la honra. Nosotros como iglesia debemos practicar la honra, ser practicantes de la honra. Honramos a Dios. Entramos a sus puertas con acción de gracia, con reverencia, alabamos, participamos en la alabanza, en la adoración, en los cánticos. También nosotros cantamos, también nosotros adoramos. Es importante, es muy importante participar en todo. Entonces, al enemigo no le fue posible recibir lo que es la adoración. Él siempre quiso ser adorado, el enemigo siempre quiso. Recuerden cuando él quería estar sentado en el trono, que ahí ustedes saben qué fue lo que pasó, que le dieron un golpe, quería dar un golpe de estado y a él lo sacaron. En la sentación le dijo, te daré todo esto si postrado me adorare. El anda buscando adoradores también. Él quiere gente que se le postre. Y fíjense que él también hizo oferta. Todo esto te daré si te postrade y me adorare. Le dijo a Jesús, lo bueno es que Jesús le dijo, vete, Satanás, porque Cristo está. Al Señor tu Dios adorará y a él solo se olvidará. Le dijo, vete. Cuando identificamos que el enemigo quiere adoración, hay que decirle, no, vete, vete, Satanás, vete. Ya no podemos seguir hablando porque eso fue la última tentación. Ya Jesús dijo, no, no, pero ya se pasó. Se pasó, el enemigo se pasó. Vete, Satanás, no podemos seguir dialogando porque ya lo que está haciendo, lo que está proponiendo es sumamente algo que nunca saldrá de mí. Entonces, el enemigo en ese interés de buscar adoración le molesta que nosotros adoremos al Señor. Le molesta esa adoración, le molesta que nosotros, porque a través de la adoración hay una edificación. Ahí está lo que es el altar extendido. Ahí está lo que es el sacrificio. Ahí está lo que Dios está esperando de nosotros. Fíjense que la Biblia dice que Dios busca adoradores, busca adoradores. Lo anda buscando. Y cuando hay adoración en una iglesia, amado, hay algo maravilloso. Se manifiesta su presencia, se manifiesta su gracia. Y todo eso es por medio del mismo sacrificio. El domingo hablábamos algo parecido acerca del sacrificio, que a veces nos hemos puesto como tan light y a veces no nos sacrificamos para el Señor, no nos esforzamos para el Señor. Y aunque nos cueste, tenemos que darle esa adoración. Se nos hizo difícil, pero ahí llegué. Estoy aquí adorando al Señor. Entonces en Nehemia aprendemos muchas cosas muy maravillosas y con ese ánimo de lo que es edificar, de querer levantar, de querer restaurar. Y esa dinámica de la iglesia, con esto yo resumo todo. Esa es la dinámica de la iglesia. Querer restaurar, querer levantar al hermano. Fíjense que dice que ellos se cansaron porque era tanto escombro, tanto trabajo. Iglesia no te cansa cuando lleguen todas esas vidas buscando restauración. La gente a veces cree, habla, nuestra iglesia se llama iglesia de restauración. Y yo me recuerdo un tiempo casi todos le ponían el nombre a su iglesia, iglesia de restauración. Y amé, está precioso ese nombre y no está mal, está perfecto, le queda perfecto el nombre, restauración. Pero usted sabe lo que significa restaurar, restaurar. Simplemente estamos viendo aquí en Nehemia gente que intentando restaurar, recibe ataque, el enemigo lo intimida, el enemigo lo ataca. Tratando de restaurar, no pueden ni siquiera dormir porque está velando y ya estaban hasta cansados, estaban cansados porque se dieron cuenta que restaurar no es fácil. Hay mucho escombro, hay muchas cosas que arreglar, hay muchas cosas que terminar, que formar. Restaurar, por eso es que es más fácil hacer de la congregación algo, un entretenimiento. Porque Pablo mismo dice que él tenía como dolores de parto, hasta que Cristo sea formado, restaurado, sentía dolor de parto. Y casi todos le corremos al dolor, le huimos al dolor, todos queremos algo que no sea tan doloroso, que no sea tan, nosotros los pastores soñamos con una congregación que no sea tan dolorosa. Y vemos la congregación de otros muy florecida, pero no vemos la espalda del pastor herida, no vemos la dificultad que pasaron, no vemos las experiencias de muchos años. Yo conocí un pastor novedoso y su nombre, pero él se esforzó, se puso ya un ancianito construyendo un templo muy hermoso y resultó que ni él pudo dar sus servicios ahí, creo. Creo que lo vio completado y no duró mucho y murió. Estas cosas son así, hay tantas luchas, hay tantas batallas, pero esto no quiere decir que sea imposible, es posible. Si seguimos, es posible. Yo sé que no todo se da llanto, dolor, llega su tiempo de refrigerio, llega su tiempo de celebración, llega su tiempo de victoria, pero primero hay que pasar por el gesemaní. Cristo se sentó a la diestra del Padre, pero primero tuvo que pasar por el gesemaní, como lo mencionaba nuestra hermana Kali. Tuvo que pasar por el gesemaní, tuvo que pasar mucho dolor, pero logró la victoria. Y así he visto muchas cosas que han sido así, que se ha pasado por dificultades, se ha pasado por el dolor, se ha pasado por tantas cosas, pero al final la gloria es de Dios, la victoria es de Dios. Amén. Amén. ¿Alguien quiere decir algo antes de culminar este estudio? Amén. CC por Antarctica Films Argentina

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