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Researchers from the University of Colombia have discovered that the sense of taste is located in the brain and not in the tongue. They found that while taste receptors are present in the tongue, it is the brain that actually recognizes flavors. By manipulating brain cells in mice, they were able to change the way the rodents tasted certain substances, proving that a specific set of cells in the brain is responsible for detecting all tastes. Silencing neurons associated with sweet taste made the mice unable to identify sweetness, while silencing neurons for bitter taste made them unable to recognize bitterness. These experiments demonstrate that the sense of taste is hardwired in the brain, regardless of learning or experience. El sentido del gusto está en el cerebro y no en la lengua. Investigadores del Centro Médico de la Universidad de Colombia han descubierto que a pesar de la presencia de los receptores del gusto situados en la lengua, es nuestro cerebro el que realmente reconoce los sabores. Así concluyeron que el sentido del gusto se encuentra en el cerebro y no en la lengua. El gusto, tal y como lo entendemos todos, está en última instancia en el cerebro. Los receptores del gusto de la lengua se detectan lo dulce o lo amargo, pero es el cerebro el que proporciona sentido a estos productos clínicos. Los investigadores demostraron esta hipótesis gracias a la manipulación de las células del cerebro en un grupo de ratones de laboratorio que les permitió cambiar la forma en la que los roedores saboreaban una determinada sustancia. Entonces, teniendo en cuenta que es un único conjunto de células en el cerebro las que son responsables de la detección de todos los gustos, los investigadores optaron la optogénica para activar o desactivar deliberadamente neuronas específicas con un láser. El resultado fue que al silenciar las neuronas asociadas al sabor dulce, los roedores eran incapaces de identificar el sabor dulce, pero aún detectaban el amargo. Realizando el experimento contrario silenciando las neuronas para el sabor amargo, los ratones no pudieron reconocer este sabor, pero sí el dulce. Estos experimentos demuestran formalmente que el sentido del gusto se encuentra completamente cableado independientemente del aprendizaje o de la experiencia.