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Detective Pedro Albañez enters a small room in a police station for an interrogation. Sometimes they bend the rules for the investigation. The suspect agrees to cooperate due to the seriousness of the charges. He finds it strange that he is there and claims innocence. Esa oscura y húmeda noche de otoño, el detective Pedro Albañez entró en una pequeña habitación con vidrios ahumados, en donde la precaria estación de la policÃa a la que pertenecÃa hacÃa las interrogaciones. Las entrevistas que se llevaban a cabo en ese pequeño cuarto que aturdÃa los sentimientos quedan siempre grabados remotamente. Sin embargo, habÃa ocasiones en las que llegaba a un acuerdo con sus colegas para torcer un poco la ley en pro de la investigación. Todos se retiraban de la sala de observación y se detenÃa la grabación de la entrevista. Estos eran momentos más emocionantes de la carrera de Albañez. —Veo que has decidido colaborar con nosotros —dijo el experimentado detective mientras miraba fijamente a los ojos al calmado sospechoso. —Pues parece que no tengo otra opción, ¿verdad? —respondió calmadamente al sospechoso, quien parecÃa no importarle que estaba en una estación de policÃa donde analizaban todos sus movimientos. Su colega me dijo que tendrÃa que hablar tarde o temprano y que si de lo contrario los cargos que se me echarÃan encima serÃan más graves. —Todo esto me parece muy extraño, para empezar. ¿Por qué estoy aquÃ? Yo no hice nada —ya se lo dije a su colega, pero él solo me dijo que cerrara la boca y lo esperara a usted.