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The speaker discusses the importance of aligning oneself with the reality of the kingdom and living a new life in Christ. They emphasize that through Jesus, believers have become coheirs and should live in the victory and abundance of grace and righteousness. The speaker references various biblical examples and highlights the power of aligning with God's word and promises. They emphasize that believers are made perfect through the sacrifice of Jesus and should live by faith, trusting in God's perspective rather than their own. ¿Cuántos están contentos? ¡Qué bueno! Es hermoso, ¿no?, escuchar la participación de los niños, en este caso, y, bueno, de cada persona, de Nelia, de Elizabeth, de todos los que... Yo creo que aquí hay gente agradecida que no participó, pero que sabemos que en tu corazón hay gratitud, según la palabra, y tenemos que aprender a vivir la vida del reino. ¿Sabe por qué decíamos el viernes que nosotros antes éramos esclavos y ahora somos hijos herederos? Antes estábamos secuestrados por una naturaleza de pecado, pero ahora somos coherederos juntamente con Cristo. Somos coherederos juntamente con Cristo. Y tenemos que aprender a vivir esa nueva vida, porque si no, entenderemos que lo que estamos viviendo es la vieja mejorada, y es un error. Diga conmigo, Jesucristo no fue a la cruz para reparar algo, Él vino a hacerlo todo nuevo, nuevo, nuevo, una nueva vida, una nueva realidad. ¡Aleluya! ¡A Él sea la gloria! Y hoy quiero hablarles acerca de esa realidad. Voy a tomar como referencia uno de los versículos que a mi entender son más impactantes y poderosos y hermosos. Romano 5.17 hasta el 19. Creo que uno de los textos que genera una mayor riqueza en nosotros cuando lo entendemos es Romano 5.17, a mi entender. Pero vamos a disponer nuestro corazón para ser entrenados en esta realidad. La palabra que hoy les quiero compartir la he puesto alineados a la realidad del reino. ¿Cómo la hemos puesto? Alineados a la realidad del reino. Antes de leer, yo quiero decirle algo a usted. Hermanos, los hombres, Dios decidió en un momento juzgar a la humanidad por su continuo maldad y pecado. Y Dios decidió, Dios decidió que iba a juzgar a la humanidad. Pero le dio a Noé la oportunidad en la instrucción de hacer un arca para que el que entrara en esa arca no perecería, no moriría. Diga conmigo, los que se alinearon a Noé, participemos, vamos a participar. Los que se alinearon a Noé no perecieron. Porque la palabra cuando hablamos de alinearse es crear un frente, enfilarse, disponerse, ordenarse, colocarse en disposición. Por eso cuando nos alineamos a la realidad del reino, hermanos, nuestras vidas comienzan a ser unas vidas poderosas. Escuche esto, normalmente uno escucha en el ámbito cristiano, evangélico, escucha pelea por tu bendición, lucha por tus hijos, pelea contra el enemigo si se levanta contra ti, pero esa es una forma. Pero nosotros, diga los que estamos en Cristo, no luchamos por nuestra victoria, sino desde la victoria que Él consiguió en la cruz, desde ahí nos paramos, desde ahí entendemos la vida. O sea que no buscamos una victoria personal, privada, sino que nos paramos en la victoria que Él tuvo en la cruz y desde ahí gestionamos, desde ahí vemos. Realmente una vida victoriosa es la vida que se alinea a lo que Dios ha dicho, a lo que Él ha decidido, a lo que Él ha conseguido. ¿Cuántos dicen amén? ¡Aleluya! Entonces quiero que veamos Romanos 5, 17 y volvemos y quiero que comprendamos, que nos quede claro en la mente lo que es estar alineados a la realidad del reino. Los hombres que se alinearon con Moisés cuando levantó la serpiente en el desierto, no murieron. Los que no se alinearon a él, perecieron todos. ¿Ok? Los que se alinearon a Josué y a Caleb cuando les mandó a ver la tierra, Dios les mandó a ver la tierra, ¿verdad? Y se alinearon a la fe, accedieron. Sus hijos no fueron más rehenes del temor, sino que accedieron por la fe. Amados, y cuando nosotros hablamos, una iglesia que se alinea a la palabra, a la administración correcta de la victoria de Jesucristo en la cruz, hermano, es una iglesia trascendente, victoriosa. Créame algo, nosotros no estamos para buscar tu victoria personal, estamos para vivir en la victoria que nuestro Señor Jesucristo consiguió en la cruz del Calvario. ¿Cuántos dicen amén a esa realidad? ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! Voy a leer Romanos 5, 17. Romanos 5, 17. Romanos 5, 17. La idea es que tus hijos crezcan alineados a la verdad que es en Cristo. Que tu casa, que tus decisiones sean alineados, alineados a la verdad que es en Él, ¿verdad? Para que no estemos buscando nosotros como una fórmula privada. Esto es una cuestión, mire hermano, el avance de nosotros lo determina la medida en la que oímos al Señor. En la medida que nosotros honremos la palabra que Dios nos habla, nos habla de cómo será la siguiente estación de nuestra vida. Yo sé que hay gente en Facebook diciendo amén. Es así. La siguiente temporada de mi vida la determina cómo honre hoy lo que oigo del Señor. Es así. Pero vamos a leer Romanos 5, 17. Dice la palabra. Diga conmigo de uno solo. Si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo. Los que reciben la abundancia de Dios, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo. Los que reciben la abundancia de la gracia y el don de la justicia. Para mí eso es uno de los textos más gloriosos que hay en toda la Biblia. Escuchen lo que el apóstol está diciendo. Le voy a hacer una ilustración para que usted lo vea. Imagínense, su país está en una final de la Copa del Mundo contra Brasil. Están en penaltis. Son cinco penaltis y han acertado cuatro cada equipo. Y el representante de tu país falla el penalti. Por uno solo, por un solo jugador que falla el penalti todo el país es eliminado. Eso es lo que te está diciendo. No me quiten el texto. Eso es lo que te está diciendo. Si por la transgresión de uno solo Adán reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo. Los que reciben la abundancia de la gracia y el don de la justicia. Tenemos que entender cuál es la abundancia de la gracia. Porque reinar en vida determina que nosotros caminemos en la abundancia de la gracia y el don de la justicia. ¡Jaleluya! Ahora, el siguiente texto dice, así que, por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres. De la misma manera, por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Y el último texto, porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, Jesucristo, los muchos serán constituidos justos. ¡Jaleluya! La palabra de Dios está bendecida. Ahora, hay que entender algo, hay que entender algo, amados. Cuando nosotros tradicionalmente no comprendemos por qué reinó la muerte y por qué reina el pecado, mire, un dato que les quiero dar, cada vez que usted escuche, lea en la Biblia, pecado, sin ese, está hablando de una naturaleza. Y cuando usted lea pecados, en plural, está hablando de acciones. Las acciones del pecado es la respuesta de una naturaleza. Y la Biblia dice, así como por uno solo, por la desobediencia de Adán, reinó la muerte, fue, pasó a todos los hombres, también por la obediencia de uno, Jesucristo, reinarán en vida todos los que caminan en el don de la justicia y en la riqueza de la gracia. Póngale cuidado a esto, amados. Es importante que nosotros comprendamos algo. Cuando nosotros entendemos enseñanzas con un enfoque incorrecto, la condenación conquista nuestro corazón. Y nos es más fácil creer que por la desobediencia de Adán, yo fui constituido pecador, pero nos cuesta creer que por la obediencia de Jesucristo, yo soy justo. Me es más fácil, uno dice, todos pecamos, y dice, amén, pastores, todos pecamos. ¿Dónde están los justos? Hasta aquí. Hermanos, ¿dónde están los justos? ¿Dónde están los perfectos? ¿Dónde están los perfectos? La Biblia dice que por una sola ofrenda, su vida, hizo perfecto para siempre a los santificados. Pero a nosotros, yo les pregunto, hermanos, les pregunto, ¿cuántos tenemos errores aquí? Todos. Y les pregunto, ¿cuántos son perfectos? Porque penetró, enseñanzas incorrectas penetraron nuestro corazón, y nos cuesta pensar que somos perfectos. Por la obra de Jesucristo en la cruz, somos perfectos. Todos nos equivocamos. Ahora nadie, ninguno. Es un extremo o es otro. Es un extremo o es otro. ¿Cuántos nos equivocamos? Todos. Y Dios no nos está llamando perfectos porque no nos equivocamos. Lo que está diciendo es que la sangre de Jesucristo, delante de Él, nos hace perfectos. Aleluya. Aleluya. Ahora cuando yo, ¿qué es lo que trata esta enseñanza? Me voy a alinear con lo que Él dice. Él dice que por la ofrenda, que porque con una sola ofrenda hizo perfecto para siempre a los santificados. Yo voy a alinear mi pensamiento a lo que Él dice. Por eso le dije alineados a la realidad del reino. Ahora yo puedo pensar, pastor, como siempre decimos pastor, lo que pasa es que usted no me conoce bien. Yo aquí me comporto muy bien. Y usted no sabe la otra parte. Y es que a mí no me interesa saberla tampoco. Porque yo predico y vivo por la fe. Y Dios llama las cosas que no son como si fueran. Pero lo importante no es lo que tú ves, es lo que Él dice. Cuando tú confías en lo que Él dice, eso se llama fe. Y los justos viven por la fe. Por eso, diga conmigo, porque por fe andamos y no por vista. Claro, yo veo algo distinto a lo que Dios dice que yo soy. Y entonces Dios dice, bueno, Albert, vamos a hacer algo. Decides cómo te vas a alinear, si a lo que tú ves o a lo que yo digo. Si tú te alineas a lo que yo digo, vas a vivir en una realidad. Y si te alineas con la percepción que tú ves, pues bien. Cuando yo llamo algo, lo llamo abro terminado, es como una obra terminada. Hago el ejemplo, es como que usted estuviese visto a Saulo cuando está persiguiendo a la iglesia. Y enfurecido golpea a la gente. Y el Señor dice, Él es mi apóstol, a través de Él el mundo conocerá. Miles de años después estaremos enseñando y estudiando lo que es el ministro del reino de Dios. Y uno dice, pero ¿cómo se está persiguiendo la iglesia? Bueno, eso es lo que tú ves. En mi propósito yo veo las cosas terminadas. Y yo sé que en el camino a Damasco he preparado una cita, aún no ha llegado, pero ahí Él va a ser iluminado con el poder de Dios y va a ser transformado y va a ser reconfigurado adentro para lo que yo he dispuesto en mi corazón. ¿Cuántos se alinean a lo que Dios ve? O seguimos viendo al que apedrea. O seguimos viendo al que apedrea. Amados, alinearnos a la palabra, a la realidad de Dios es lo que te va a dar paz. Otra vez, alinearte a las realidades del reino te va a llevar a vivir en seguridad. ¿Cuántos quieren saber cómo va a ser su final? Todos los hombres se preocupan por eso. ¿Cómo ir a hacer mi pensión? ¿Cómo me irá a ir? ¿Me meterán en la residencia o no? Y el Señor dice, porque yo sé los pensamientos que tengo para vosotros. Pensamientos de bien y no de mal, para darles el fin que esperan. Claro, ahora tú lo que tienes es que renunciar a ese pensamiento y, diga conmigo, alinearme. Dígalo fuerte, alinearme. A lo que Él ha dicho. Porque los que se alinean a Él, nunca van a ser avergonzados. Los que creen en Él, nunca jamás. O sea, cuando dice nunca jamás, es no existe la posibilidad de que sean avergonzados. Amados, cuando nosotros, quiero tocar algún tema que toqué el viernes. Primera dejó en 2-1, por favor, cuando puedan. Es que tenemos que comprender de dónde nos rescató el Señor. Si no, no vamos a verle el sentido alinearnos a Él. Es más, no mire. Usted se puede alinear a un diagnóstico médico. El médico dijo que mi abuelo fue diabético, que mi papá fue diabético, y por supuesto a mí me van a comer las hormigas, eso es seguro. Es que es así, si viene así, hay una descendencia. Eso puede ser y tú te alineas a eso. Y si yo voy a ser diabético, en cualquier momento me cortan un dedo. Pero también te puedes alinear a la palabra que Dios ha dicho. Él dice que cuando fuimos trasladados al reino, de modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es. O sea, ya nada te vincula con un pasado que esclaviza por enfermedad. Ahora tú eres un nuevo hombre. Y tú puedes ser el primero de una gran cadena, o puedes ser la víctima de una cadena rota o torcida. ¿Con quién nos vamos a alinear? Diga conmigo a la realidad del reino. Yo quiero que ustedes vean algo, hermano, porque nuestra gratitud es resultado de entender al reino que fuimos trasladados. Amados, dice Primera de Juan 2.1. Dice, hijitos, hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Y si alguno hubiera pecado, ¿qué dice? ¿Qué dice? Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo. Hermano, cuando usted necesita un abogado es porque usted está delante de un problema legal. ¿Cómo es posible que si alguno ha pecado, abogado tenemos para con el Padre? Porque el pecado es un asunto de legalidad. Es una cosa legal. Samuel, ayúdame en Romanos 7.18. Quiero hoy enseñarles a alinearse a la realidad del reino, amados, para que nosotros no veamos como que somos personas que estamos por ahí buscándonos la vida. Somos ciudadanos de un reino inconmovible. Somos hijos de un Padre amoroso. Somos coherederos juntamente con Cristo de la riqueza, de la gloria de Dios. Y debemos alinear nuestra vida a esa realidad. Porque si no nos alineamos, amados, vamos a sufrir porque no vamos a poder disfrutar de la vida del reino. Miren lo que dice. Pablo dice, yo sé que en mí, esto es en mi carne, no mora el bien. Porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. ¿Avanzamos? Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo. Hermanos, lea ese texto. Diga, y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo. Sino el pecado sin ese, naturaleza, que mora en mí. Escúcheme, él no viene en las noches. Mora. Mora. Él no viene cuando uno ve Instagram o TikTok. Él mora. Es que eso hay que entenderlo. Mora es que está empadronado y que tiene llaves y todo. Entonces el pecado no es que viene. No, no, mora. ¿Avanzamos? Así que queriendo yo hacer el bien, hallo a un demonio. No, no, ¿qué es lo que hallo a él? La ley. La ley. No hallo a un demonio, hallo a una ley. Por eso Juan nos dice, si pecamos, abogado. Ahora Pablo nos dice que ahora él ve que no hace lo que quiere, sino lo que no quiere. Y entonces investigo, le pido al Señor y hallo una ley. ¿Qué dice esa ley? Que el mal está en el bien. No, no. Saben en la anterior. Así que queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley. Que el mal está. Por eso necesitamos abogado. Hermano, mire, a nosotros nos enseñaron mal. Ora, arrepiéntete de tu pecado. Tú no puedes orar contra una ley. Tú no puedes. La gravedad es una ley. Y tú no te subes al quinto piso y dices, oro que se neutralice la gravedad, me voy a tirar. Te reprendo gravedad. No, porque ya, cuando uno se está acercando, te da un sustico, lo que te está diciendo es, no va a quedar nada. No va a quedar nada. No, pero yo he ayunado. No, no, es que eso es una ley. Eso es una ley. Eso es una ley. Y tú no puedes ordenarle a una ley. Porque la ley, ¿quién la estableció? Claro. Entonces hay una ley que el mal está en mí. Avancemos. Porque según el hombre interior me deleito en la ley de Dios. Pero veo otra ley en mis miembros. Que se revela contra la ley de mi mente. Y me lleva cautivo. ¿A dónde? El pecado es qué? Una ley. Una ley. Hay una ley en las vacas. Y esa ley determina lo que ellas comen. Claro. Hay una ley en el reino animal. Y esa ley toda vida, diga conmigo, toda vida, la gobierna una ley. La gobierna una ley. Toda la vida la gobierna una ley. Y cuando Pablo está diciendo, hay una ley en mis miembros, hermano. En mis miembros, una ley. Y esa ley se revela contra la ley de mi mente. Se revela es que no se somete. Es que es contra. Contra. Y entonces me lleva, ¿qué? Preso. Me lleva cautivo. ¿Bajo qué ley? La ley del pecado. Una persona está conduciendo y dice, de acuerdo a la ley, el artículo tal, tal, usted va detenido. Y a la ley, no hay nadie que se le escape a la ley. Diga conmigo, sí pecamos. Abogado tenemos. Para con el Padre. A Jesucristo el justo. Aleluya. Ahora, avancemos al texto. Miserable de mí. Esa es la conclusión de él. Ese es el diagnóstico. Usted sabe, cuando una persona agradece a Dios, cuando es sanado, cuando conoce, la medida del gozo de la sanidad es tener conciencia del diagnóstico del que me libraron. Hermano, a nosotros nos enseñaron, ayuna por tu pecado. Ora, deja el pecado. Tú no puedes violar una ley. No se puede. Es una cuestión de la vida. No se puede. Es una cuestión de legalidad. Pero ahí no se queda. Avancemos. Cuando dice, miserable de mí. ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Yo le he dicho en otras ocasiones. Hermano, los romanos, los romanos tenían varias formas de tortura. Varias formas de matar. A los alborotadores, bien sea los crucificaban, como Jesús, era una tortura, era de las peores formas que habían, porque la muerte duraba hasta tres horas, tres horas y media. El peso del cuerpo, hundiendo, va presionando los pulmones, se van desgarrando las articulaciones, y va presionando, y es agónica. Es una cosa, es de las peores muertes que le aplicaron, en este caso a nuestro Señor Jesucristo. Habían formas de prisión perpetua, o habían decapitaciones, como a Pablo, que lo decapitaron. Pero había una que se llamaba cuerpo de muerte. Cuando una persona violaba a un niño, o mataba injustamente, se ensañaba contra una persona, y lo descubrían, ¿a esa persona lo agarraban? Si violaba un niño, o se ensañaba contra una viuda, o contra alguien con ensañamiento, entonces lo agarraban, entonces lo agarraban, le amarraban el cuerpo del muerto en su cuerpo, para que la descomposición del cuerpo este lo mate. Era como vengaban la muerte. Entonces, el calor de un cadáver abría los poros, y la putrefacción penetraba y lo mataba. Y esa persona estaba ahí con ese cuerpo amarrado, hasta que la descomposición del muerto matara al que lo había matado a él. Pablo le está escribiendo a los romanos, y le dice, miserable de mí, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Estoy amarrado a un cuerpo que me va a matar, porque la ley del pecado opera en mis miembros. Se revela contra la ley de mi mente y me lleva a cautivo. Avanzamos. Mas gracias doy a Dios por Jesucristo Señor nuestro. Así que yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado. Escúcheme, yo siempre he enseñado esto. El pecado no es algo físico. El pecado no es algo físico. O sea, aquí hay una pieza de oro. El pecado no es el que coge la mano y se lo guarda. Ese no es el pecado. La mano está respondiendo a una naturaleza. Se está cautiva de una naturaleza. Por lo tanto, cuando dice, con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado. Avanzamos. Aleluya. Aleluya. Ahora pues. Este ahora marca una nueva página de lo que vengo enseñando. Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. En la religión hay condenación. En la tradición hay condenación. En nuestras flaquezas hay condenación, pero no en Cristo. Esto en Cristo es una realidad. Y cuando nosotros alineamos nuestra vida a la realidad en Cristo, ninguna condenación hay. ¿Por qué? Porque soy una nueva criatura, no me puedes acusar de mi pasado. Aleluya. Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. Los que no andan conforme a la naturaleza de pecado, sino conforme a la naturaleza del Espíritu. Ahora, les dije que toda vida, diga toda vida, es gobernada por una ley. Pero Dios me hizo a mí una nueva criatura. Soy un nuevo hombre. Soy una nueva mujer en Cristo. Es verdad, es verdad que naturalmente me siguen viendo y los que me conocen, conocen mis errores. Pero jurídicamente, legalmente en el Señor, yo soy una nueva criatura, así que no me pregunten por mi pasado. Eso es una salsa. Lo que Cristo borró ya se olvida yo, ya no hay memoria, no queda historia. ¿O usted conoce un niño que nazca con un pasado? ¿Conoce a alguien? Toda vida es gobernada por una ley. Pastor, ¿y cuál es la ley que nos gobierna a nosotros la nueva creación? El dos. Avanzamos. Todos juntos, vamos a leerlo. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. ¿Qué es lo que nos ha librado? La ley del Espíritu de vida. Diga conmigo la ley del Espíritu de vida. No, no, pero no, hermano, gríselo. Diga la ley del Espíritu de vida. Me ha librado de la ley del pecado que se revelaba contra la ley de mi mente que operaba en mis miembros, que me llevaba cautivo y ahora por la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús soy libre del pecado y de la muerte. Aleluya. A esta realidad debemos alinearnos. Cuando usted se alinea a la palabra, a la realidad del reino nadie te puede acusar. Nadie te puede acusar. ¿Sabe a quién pueden acusar? Al que no sabe. Al que no sabe. Pero tú no puedes engañar a un experto. Y es verdad. El pecado es algo legal. Por eso Pablo dice si por la obediencia, por la desobediencia de uno fuimos constituidos. Esa palabra constituidos es la raíz de la constitución. O sea, es elevado a escritura pública. Salió en el BOE que éramos pecadores. Pero también por la obediencia de uno fuimos constituidos justos. También fue elevado ante un notario y salió en el BOE que somos justos por la obediencia de Cristo Jesús. A Él sea la gloria y la honra. Cada vez que usted diga así, Pastor en las conversaciones, todos pecamos. Todos pecamos. Sí, sí, es verdad, pero no soy pecador. Pastor, ¿y cómo es eso? Si es así, usted juega fútbol un sábado y usted no es futbolista. Usted jugó un partido, usted no es futbolista. Claro, practicar el pecado, practicar el deporte. Messi no es que juegue un sábado, es que se levanta un lunes y va a entrenar. Luego va al fisio, luego va al nutricionista, luego va a un psicólogo, psicología deportiva, luego va y se somete a la instrucción del equipo. Y él vive para eso, vive en esa realidad. Amados, no dejemos que ninguna vos conquiste nuestro interior. Los que estamos en Cristo, alineémonos. Tú te puedes alinear a tu razón, a tu experiencia, te puedes alinear a tu... Yo he visto tantas cosas que ya yo soy así. Hay gente que dice, Pastor, mire, yo he visto tantas cosas que ya no me concrego en ningún sitio. Claro, te alineaste a un engaño. Te alineaste, te dejaste conquistar en el interior. Pero cuando tú te alineas a la realidad del reino, hermano, tu vida va a depender y va a estar garantizada por la obra consumada de Jesucristo en la cruz. Quiero que conozca un poco más la realidad del reino. Esto es un gobierno, esto es un gobierno. Esto es un gobierno, esto es un gobierno. Apunte esto, una iglesia, una iglesia que ama más las realidades del gobierno de Dios por encima de la liturgia y de las tareas cúlticas, será una iglesia trascendente porque se alinea al gobierno de Dios. Nosotros nos alineamos a la liturgia, falda sí, falda no, pelo largo sí, pelo largo no, maquillaje sí, maquillaje no, liturgia, cosas que no tienen nada que ver con el gobierno de Dios. Póngale cuidado. Hoy va a haber usted un aspecto distinto de lo que es el reino de Dios. ¿Cuántos pertenecen a un reino? Diga conmigo sobre mi vida. Hay un gobierno y hay una autoridad. La cabeza es Cristo. No soy gobernado por nada exterior. Yo soy gobernado por mi Señor y es Cristo Jesús. Hermano, a Dios se le escribe, se le describe en la escritura como un juez. Como un juez. Dijimos que Cristo es abogado, pero a Dios, el Salmo 7.10 dice Mi escudo está en Dios que salva los rectos de corazón. Dios es juez justo y Dios está airado contra el impido todos los días. ¿Cómo se le determina como juez? A Jesucristo abogado, al Espíritu Santo se le llama consolador, que la palabra ahí en griego es paracleto. En unas cortes romanas quien acompañaba o asistía a una persona se llamaba paracleto. El que lo acompaña, el que lo asiste. Si me amáis, guardad mis mandamientos y yo rogaré al Padre y os dará un consolador. Eso, paracleto. En el gobierno de Dios hay ministros y ministerios. Doy gracias al que me fortaleció a Cristo Jesús nuestro Señor porque me tuvo por fiel poniéndome en el ministerio. Hay embajadores y hay representantes. Dice 2 Corintios 5.20 así que somos embajadores en nombre de Dios como si Dios rogase por medio de nosotros o rogamos en nombre de Cristo reconciliados con Dios. Se necesitan leyes para gobernar, para vivir en el reino tenemos que conocer las leyes. Hay personas que se someten a las leyes en España y los aplaudo pero ante la ley del reino al que pertenecen no la conocen. ¿Cómo se van a sujetar? En el gobierno de Dios hay cárceles. En el reino hay cárceles. El Espíritu del Señor está sobre mí por cuanto me ungió el Señor y me envió ¿a qué? a predicar el año de la buena voluntad del Señor. A sacar a los cautivos de las cárceles, a abrir los ojos a los ciegos. Hermano, esto se trata de un reino. Es una pena que nosotros relacionemos el reino con cantar 3 rápidas y 2 lentas, poner 20 euros y me voy, es una pena. Una vida victoriosa en Cristo es una vida que sabe administrar la victoria de Jesucristo en la cruz. Una vida victoriosa, una iglesia trascendente es una iglesia que se alinea a lo que Dios dice. La libertad de los hijos, hay gente que dice, pero cuidado con los hijos, la libertad de los hijos, hay gente que dice, pero cuidado con tanta libertad, cuidado con tanta gracia, no. La libertad en el reino de Dios no es hacer lo que yo quiero, eso se llama anarquía. La libertad en el reino de Dios es administrar mi vida conforme a los intereses de mi Señor. Eso es libertad, Dios te da las riendas de tu vida, asúmelo, administra conforme a los intereses del Señor tu vida, esa es la libertad. Pero la gente se impacta con la libertad del mundo. Y la libertad del mundo, del sistema donde vivimos, es cautividad. Es como que le digan al preso, eres libre, puedes decidir de qué color quieres tu celda. Tú eres libre, decide qué comer en tu celda. Hoy, ¿qué quieres? ¿Pescado, carne o pollo? Y él dice, yo soy libre, hoy quiero pollo. Y se crece, pero está en la cárcel. No importa lo que seas en la cárcel. Diga conmigo, la verdadera libertad, la libertad del reino, consiste en depender de Dios. Esa es la verdadera libertad, a Él sea la gloria. Aleluya. ¿Por qué se necesitan leyes en el reino de Dios? ¿Por qué se necesitan leyes? Imagínate tú, si cada quien vive como percibe. Bueno pastor, yo creo que esto no está bien, yo creo que esto está mal. Yo no hago esto, hermana, pero la Biblia dice, no, pero es que yo creo. Y entonces, cuando nosotros no conocemos las leyes de Dios, le damos espacio a muchas cosas. Cuando la Biblia dice, el pecado no se enseñoreará de vosotros porque no estáis bajo la ley mosaica, si no estáis bajo qué, bajo la gracia. Por eso, porque estás bajo la gracia, el pecado no tiene poder sobre ti. Pablo dice, el poder del pecado, diga conmigo, el poder del pecado es la ley. Es la ley. Cuando tú recibes instrucciones y Dios no te ha equipado para cumplirlas, se te ven todos los errores. Claro, imagínate que una ley dice, Jesús dijo, cualquiera pues, que mire una mujer y la desee en su corazón, ya adulteró con ella. Todos somos adúlteros. Pastor, todos somos adúlteros. Pero claro, Él no nos deja ir. Jesús predicó ley. ¿Para qué? Para que diéramos la necesidad de un Salvador. Cualquiera pues, que diga necio a su hermano. ¿Qué pasa? Y que también le quede puesto al infierno. Necio, imagínate si le decimos lo que usted le dice. Solo con necio. Porque estos son realidades. ¿Por qué necesitamos leyes? Para que el pecado no se enseñore de nosotros. Le hago una ilustración, con la ley de la gravedad. Usted tira un cochinito así del quinto piso. ¿Por qué? Por su naturaleza. Pero si usted tira un pájaro del quinto piso. La ley de la gravedad no tiene señorío sobre él. Porque él tiene otra naturaleza. El apóstol Pedro dice, doy gracias a Dios. Porque nos ha dado una naturaleza divina. O sea, para que el pecado no te lleve cautivo, Dios cambió tu naturaleza. Por eso cuando te lanzan, el pecado no se enseñorea de ti. Porque no estás bajo la ley, sino bajo la gracia. Alineémonos a esa realidad. Amados, ¿por qué necesitamos comprender las leyes del reino? Para que nuestra vida sea, no hay nadie más vulnerable que aquel que no conoce sus derechos. Yo vi a un hombre, claro, no es un buen ejemplo. Pero me pareció algo importante, ¿no? La policía lo paró. Le digo, ¿usted qué está haciendo esto, lo otro? Deme su carné, ¿de dónde viene, dónde vive? No, no, no. Yo te voy a dar el número de mi documento y tú haces tu trabajo. Con ese número tú radeas, te dicen cómo me llamo, dónde vivo, todo. Pero a mí no me preguntes, haces tu trabajo. Él no se atreve a responder así, sino conoce que su documento es intransferible. Y él basado en esa ley, claro, cuando el otro escucha que le responde así, dice, él sabe lo que me está diciendo, no se está imaginando. Lo que quiero que veamos es la seguridad de conocer las leyes de Dios, del reino. Y pagaste eso, tú no sabes que puedes revocar. Ay, ya, pero no sabía. Ok, paga. Hermano, imagínate, solo imagínate. Vamos a apelar a que yo creo que esto es así y yo así. ¿Y tú qué crees? No, yo creo que es así. Imagínate que en una autopista no hayan canales divisibles, que fragmentan para mantener un orden, canal rápido, canal medio y canal lento. Imagínate que, vamos a apelar al sentido común de cada uno. Y la gandola, el trailer por el canal rápido llevándose en contra. No, porque yo creo que por aquí estaba bien, estaba sacándole el cuerpo a este, que mete para allá, claro. Hermano, donde no hay ley, hay caos. Todo lo que no esté en orden nos costará tiempo. El orden nos costará tiempo. Usted va de viaje, tienes que ir para el aeropuerto y buscas, y llegas a tu casa, a ver, hazle la maleta, y trata la ropa por acá, esto así, y usted no haya, y usted se hace un lío. Pues si tiene todas las camisas blancas aquí, todas las camisetas aquí, todo, todo, dice dos de estas, dos de estas, dos de estas y dos de estas, vamos. Si no hay orden, ¿dónde están las llaves? Siempre digo que las pongas aquí y no sé cuándo. ¿Quién es el avión? Todo lo que no tiene orden nos cuesta avanzar, nos retrasa. Y esa es la factura que pagamos por no conocer las leyes del reino de Dios. En el reino de Dios hay una ley inquebrantable que se llama la ley de la siembra y de la cosecha. Hay una ley, no es una imaginación. Dios dice, si usted siembra escasamente, escasamente va a cosechar. Y si usted siembra, hermano, la única manera de tener derecho legal sobre una cosecha es sembrando. No podemos tener derecho a cosechar si no sembramos. Este reino funciona con leyes. Este reino hay códigos, hay principios. Esto no es una vida como uno la vaya viendo. Y Dios quiere que usted pueda vivir en el gobierno de Él. Donde Él gobierna no hay caos. Donde Él gobierna no hay crisis. Donde Él gobierna el diablo no hace nada porque Él gobierna. ¡Aleluya! ¡Aleluya! Pero nosotros reducimos las leyes y los códigos y apelamos a los milagros. Yo declaro que voy a rebajar. ¿Bajo de peso? No, no, no, no. Hay una ley. Lo que comamos, cómo nos nutramos, si dormimos bien. Yo en estos días escuché, hermano, no dormir bien dispara el azúcar en sangre. Yo no sabía eso. Genera, genera un metabolismo descontrolado porque es una ley. Y a veces decimos, ay, yo no sé qué me pasa a mí. Las leyes, la siembra, la honra. Esto es un reino de leyes, amados. Y Dios te trasladó a ti al reino. Y maestros como nosotros, que en este caso te estamos entrenando, es para que vivas en el reino de Dios. Para que comprendas que el pecado tenía legalidad contra ti. Y Dios te libró de esa realidad y te sumergió a un reino. Haya pues en vosotros este mismo sentir que hubo en Cristo. ¿Sabes qué hizo Él? Hermano, ¿puede haber algo mejor? Le hago una pregunta. ¿Puede haber algo mejor que ser el Hijo de Dios en el reino? Pues sí, sí hay algo mejor. Ser Dios desde el corazón de sus hijos. Sí, sí, sí, porque sino Él no se hubiese sometido. Se despojó a sí mismo. Él no sólo quería ser, imagínate un padre que envía un hijo a la cruz y no es rentable el sacrificio, el dolor y el sufrimiento que va a pasar. Que el Espíritu Santo nos ayude a entender que Dios no sólo quiso ser Dios desde el trono, sino que quiso ser Dios desde nuestro corazón. El nuevo hombre, el nuevo hombre, Dios lo hizo y le quitó y le hizo un asiento en su corazón para gobernar desde ahí. Dios quiere mostrar su riqueza a través de usted. Dios quiere abrazar a través de tus brazos. Quiere enseñar a través de tu boca. Quiere consolar a través de tu consejo. Quiere ministrar, Dios quiere, amada hermana, Dios quiere ministrar gente a través de ti. Dios quiere que tú seas una referencia en tu familia. Dios quiere inspirar fe a través de tu vida. Él quiere usarte, Él quiere manifestar sabiduría a través de tu boca. Él quiere que la mente de Cristo sea el punto de partida donde inicia y donde se generan los pensamientos que tú vives. Él quiere que los criterios bajo los que tú tomas decisiones sean basados en su palabra, alineados a Él. ¿Cuántos quieren que sus hijos tomen decisiones alineados a la realidad del reino? Trabajemos en ello. Quiero decirle algo, amados. Es una pérdida de la vida. Quiero decirle algo, amados. Es una pena, es una pena que la iglesia normalice venir un día a la semana a estos lugares. Es una pena, no normalicemos eso, no es normal. Un alumno, imagínate que tu hijo vaya una hora un día al colegio. Una hora un día, ¿qué va a aprender? ¿Qué va a aprender? Podés pasar 40 años, no vas a aprender apenas nada. Tus hijos van 6 horas, 5 días a la semana para aprender una ciencia y los papás se sienten gozosos. Vi a Nelia, vi a Elizabeth, veo a las madres gozosas cuando sus hijos se están formando. Pero no es normal que la realidad del reino le prestemos una hora a la semana, no es normal. Porque nos entrenamos, vivimos y nos preocupamos por una realidad terrenal, improductiva y lo eterno lo descuidamos. No es normal, no pensemos que es normal, porque el reino al que fuimos trasladados necesita, Pablo dice, yo como perito, arquitecto. Esa palabra perito es donde se origina la palabra pericia, cuando alguien tiene pericia en la realidad del reino, un experto en leyes. La iglesia es relevante, la iglesia es trascendente en la medida que sus hijos son expertos en leyes. La iglesia no tiene que ver con ver demonios, con ver ángeles. Veo que un ángel va bajando allá, ¿en serio hermano? Sí, allá está, mira, es blanco y sin el arma como ella sigue imaginándose. Imaginaciones. Samuel, ayúdame con Hebreos capítulo 1, voy culminando. Aleluya, nuestra responsabilidad es entrenarnos en esta realidad. Nuestra responsabilidad es entrenarnos en la realidad del reino de Dios. Mire lo que dice Hebreos capítulo 1, versículo 1. Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo, diga conmigo, en otro tiempo, a los padres por los profetas, Dios, habiendo hablado muchas veces, perdón Samuel, el 1, Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó constitución, legalidad, leyes, a quien constituyó heredero de todo y por quien hizo, por quien asimismo hizo el universo, hablamos, seguimos, el cual siendo el resplandor de su gloria y la imagen misma de su sustancia y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados. Diga conmigo, fui purificado por medio de Jesucristo, por medio de sí mismo se sentó a la diestra de la majestad en las alturas. Avanzamos, he hecho tanto superior a los ángeles cuanto heredó más excelente nombre que ellos, porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás, mi hijo eres tú? ¿Dónde están los hijos de Dios? ¿Usted es hijo? ¿A cuál de los ángeles dijo Dios jamás, tú eres mi hijo? ¿Dónde están los hijos? ¿Y a cuál de los ángeles le dijo? ¿Y dónde están los hijos? ¿Dónde están los hijos? Es que a veces, no sé, a veces nos desenfocamos. Quiero concluir en esta hermosa mañana diciéndole o apelando a esta realidad que Dios nos ha dado en Cristo. Cada una de las personas que están aquí hagamos el ejercicio, hagamos un ejercicio que en todo este auditorio solo está Julio. No hay más nadie, Julio todo lo que Dios ha hablado solo es para ti. Y así Dios trabaja con nosotros, somos un cuerpo pero trabaja en la tierra de cada uno de nuestros corazones. Cuando nosotros, cuando nosotros fuimos secuestrados por esa naturaleza de pecado Dios envió a su Hijo y no solamente Él es Dios en el reino, en el cielo también es Dios desde nuestros corazones. Hay cada persona que está aquí, cada persona que está aquí Dios le ama como único y Dios te ve como único y trabaja en tu corazón como único y te habla como único pero formamos parte de un cuerpo pero Dios, la naturaleza, perdón, la madurez de nosotros la determina la medida en que oímos y caminamos en lo que oímos. La ley de Dios hace perfecto, es perfecta y hace perfecto a los hijos. El mundo necesita que nosotros conozcamos la ley donde vivimos tú necesitas conocer la ley donde viven tus hijos tú necesitas conocer la legalidad, lo que te respalda tú necesitas conocer la legalidad, lo que te respalda tú necesitas saber que la ley del Espíritu de Vida opera en ti tú necesitas saber que eres un linaje real un pueblo adquirido por Dios, que eres nación santa que somos un real sacerdocio, aleluya que la esclavitud no tiene espacio en los hijos de Dios que ninguna, ninguna condenación puede enseñorearse de ti esto es glorioso, aleluya una iglesia trascendente es una iglesia que conoce donde Dios lo ha establecido que conoce las leyes del reino de Dios El apóstol Pablo estaba tan alineado con su tradición, con la tradición de sus padres que llegó a pensar que él servía a Dios persiguiendo a la iglesia a veces nosotros estamos tan alineados a nuestras denominaciones a nuestra iglesia local que no atendemos a la cabeza de la iglesia que es Cristo hermanos, en un cuerpo sano, diga conmigo, en un cuerpo sano ningún miembro actúa independiente en un cuerpo, una persona que vaya caminando y la mano le haga así es porque no es sano y va haciendo y pum, se le mueve va caminando y de repente la mano se mueve sola, es porque no está sano porque cada movimiento de nuestro cuerpo recibe una orden de la cabeza si usted se hace así, no le da cosquilla, ¿por qué? porque tu cabeza sabe cada movimiento que tu mano va a hacer porque ella es la que le ordena que lo haga y no le sorprende, pero si alguien te hace así, al ser otra cabeza y tu cabeza no sabe que la van a tocar, si le da cosquilla así funciona si usted se está orinando, va aguantando, va aguantando y si llega al baño y no se abre rápido, se orina porque tus ojos vieron el váter, si ese váter está 500 metros para allá usted no ve el váter y la mente le dice, no te puedes orinar en la calle, tienes que aguantar hasta allá y aguantas la cabeza ordena todo la cabeza de la iglesia es Cristo no pueden haber miembros que hagan lo que quieren porque si no es un cuerpo enfermo pero si es saludable, nos vamos a someter a la cabeza y la verdadera libertad de los hijos consiste en depender de Él Aleluya póngase sobre sus pies, iglesia Dios es bueno Dios es bueno dígale al que está a su lado, dígale tú eres ciudadano de un reino eterno eres ciudadano de un reino inconmovible tu ciudadanía, dígale tu ciudadanía es celestial dígale eres de arriba Dios te dio ciudadanía celestial usted no es un ser, escuche esto usted no es un ser terrenal, viviendo una experiencia espiritual usted es un ser espiritual, viviendo una experiencia terrenal