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a la invitación, que coordinamos aquí con Roberto y verdaderamente somos héroes de guerra de aquí de la provincia de Chimorás. Hola queridos amigos y amigas de Zeus Plus, sean todos bienvenidos a un nuevo podcast de Chus de la Vida. Les comentamos acá tenemos una gran sorpresa para todos nuestros amigos y seguidores, tenemos la presencia de las personas increíbles, vamos un poquito a ver de qué se trata, quiénes son, esa gran expectativa lo queremos arrancar para que ustedes de igual forma vayan siguiéndonos acá, no olviden que estamos siempre por Facebook y redes sociales, de igual manera nuestra página web. Así que todos sean una vez más bienvenidos acá a nuestro podcast, vamos un poquito a conversar, ustedes saben que nuestra temática es las vivencias, la experiencia y como siempre estamos acá dándoles la cordial bienvenida, al igual también estoy acá junto a Alvarito. Alvarito, cómo te encuentras del día de hoy, cómo estás? Qué tal, mucho gusto con todos, gracias por siempre estar con nosotros, por siempre seguirnos, tenemos un nuevo podcast de Chus de la Vida que va a estar fenomenal, tenemos a cuatro invitados que han trascendido, cuatro invitados que están parte de la historia de nuestro país, son excombatientes de la guerra del Cenepa, así que pues ya le vamos a dar la oportunidad para que se presenten cada uno de ellos y que nos cuenten todos sus anécdotas, sus vivencias y sobre todo pues siempre encaminados a dejarnos un mensaje positivo. Así que pues les damos de momento la bienvenida a cada uno de ustedes y les damos la oportunidad también para que se presenten y los conozcan un poquito más nuestros seguidores. Bueno, muchísimas gracias, buenas tardes, mi nombre es Juan Carlos Tuquinga, también soy un integrante más de aquí de la provincia de Chimborazo, de ser un combatiente del Alto Cenepa en el año 95. Tenemos también mis compañeros que están presentes en esta tarde. Muchas gracias Álvaro, muchas gracias Lira, un gusto compañeros, un gusto estar con ustedes compartiendo. Acá ya tenemos un gran amigo Álvaro Cerato, nos hemos conocido en la docencia. Mi nombre es Roberto Avila, creo que ya lo dijo mi compañera, somos parte del conflicto del Alto Cenepa, la promoción primero de febrero de 1995, por medio de cual alcanzamos la paz definitiva con nuestro vecino país de Perú. Muy buenas tardes, Chuyo Avila, gente, aquí estamos en representación, mi nombre es Eddie Zompalis, Cisnerino, aquí estamos, Cisnerino también. Estoy contento de estar aquí en este programa, Chuyo Avila, y representando a nuestros compañeros que hay muchos, están en todo el Ecuador, pero vamos a conversar un poquito de esa historia de alegrías y tristezas también, y lo importante de todo el fin es no rendirse, nada más, ya comenzamos después y todo. Perfecto, bienvenido, bienvenido. Muy buenas tardes, queridos seguidores y seguidoras de tan prestigioso programa Chuyo Avila, mi nombre es Efraín Arroba, un excombatiente del Cenepa, y un vivambeño más. Muchas gracias, muchísimas gracias, bien, listo, entonces ya los pudieron haber conocido un poquito más, combatientes de igual manera, héroes de acá, de nuestra patria, acá de nuestro querido país y sobre todo porque dejábamos esta gran expectativa, es porque aquella persona que ha enfrentado el miedo, algún poquito conversábamos tras cámaras, ha enfrentado el miedo y todo esto, de todo vamos a ver el día de hoy, así que tenemos un podcast increíble y sobre todo riobambeños, riobambeños de acá, les comento mis queridos amigos quienes nos acompañan en nuestras diversas redes sociales, riobambe está de fiestas, riobambe está de fiestas, acá tanto Juan Carlos, Edison, Roberto, Efraín, han sido condecorados del día de hoy, así que felicitaciones desde ya, gracias por haber de igual manera ustedes ofertado su vida, porque digo, esto es un tema súper fuerte para poder trabajar también, no, aquellas personas que tal vez solo basta con imaginarnos, decimos, guau, qué increíble estar al frente de una guerra, al frente de este momento de combate, de todo eso vamos a ver, así que tenemos un gran aprendizaje que vamos a llevarnos del día de hoy y sobre todo como bien decíamos, no, suya vida, el mensaje que nos van a dejar acá nuestros cuatro grandes amigos, será seguir cultivando un poco de valores, seguir cultivando de igual forma un poco de lo que es la educación. Listo, pues entonces ya vamos a arrancar, justo hoy les condecoraron acá en el municipio de la ciudad de Riobamba, que es muy merecido y pues quisiera también que empecemos ya a conversar un poquito, no sé ustedes con qué se pueden lanzar, alguna historia, alguna anécdota, no sé, ahí va, tema libre para que ustedes inicien. Bueno, pues cómo empezaron. Bueno, es para que la juventud decimos, cuando pensamos en algo, yo soy plus ultra toda la vida, cien por ciento maldonarino, compañero, nada que decir de irnos de acá, tiene la oposición al frente, pero nada que ver en ese sentido, pero saben que toda la vida uno desde el colegio, ¿por qué empezamos a elegir esto? ¿por qué empecé a elegir esto yo? Sentido yo, maldonadino, mi hermano justo, mi hermano mayor, es cisnerino, hay que respetar ese sentido, entonces él justo sale del tecnológico y se va a trabajar en la tacunga, en acero páxima, pero en ese tiempo clarito. Y yo voy a ocasiones y la gran sorpresa, la brigada de fuerzas especiales para caidistas del Ecuador, y uno de los muchachos se queda mirando y dice, oye, debe ser otro nivel estos males, uno de ellos es loco, de estos panas, cuando le pregunto a mi broder, le digo, oye ñeño, ¿cómo se llega, qué se hace? Dice, no, somos para caidistas, la brigada de fuerzas especiales, y desde ahí me quedó al menos a mí en ese sentido, me quedó eso de que debo llegar a hacer, entonces me quedé, ya me quedé, no, el próximo año ya termino la bachillerato y me vengo a ver qué pasa. Desde ahí empezó al menos mi ilusión por ingresar a fuerzas especiales, más que todo. Entonces nos preparamos, la mayoría de la promoción nosotros del primero de febrero somos de 17, 18, 19 años podidos, porque esa promoción nos llamaron solo bachilleros, entonces miren, la excepción es que unos compañeros tenían 20, así que eran ya constrictos, pero la mayoría fuimos solo bachilleros, sin experiencia formarnos, como soldados que se llaman, nos fuimos a formar, teníamos la expectativa que en un año nos íbamos a graduar en esfuerzo en la Escuela Machachi, me acuerdo, pero justo en diciembre comienzan estas escaramuzas de conflicto, en diciembre comienza a armarse este conflicto del año 1994, bueno pues nosotros éramos simplemente aspirantes, recién, nos decían en el cuartel cosas, entonces recién ingresamos y bueno, estábamos preparando porque son materias académicas que nos dan, lectura de cartas, geografía, historia, cívica, algo que se ha perdido bastante en las instituciones, que se debería volver a retomar en la educación, pero miren, entonces estamos formados y salimos, me acuerdo clarito, en diciembre del 15, 16 de diciembre salimos con vacaciones por Navidad y retornamos el 26 más o menos, recuerdo al esfuerzo, y ya pues nos comenzamos a preparar, pues cuando comenzamos a escuchar ya con nuestros instructores, dicen, no, se va a dar el conflicto con el Perón, nosotros, pues como que sí, se armó la nota aquí, se armó el trabajo, me regreso nomás a la casita, ganas de regresarme a la casa, claro, ganas de irme a la poli, pero ya sabes, ya lo quiero, pero bueno, ya estábamos ahí, pero sabes que es diferente, por qué les digo esto, porque en realidad nosotros en ese tiempo muchachos, te digo 17 años, 18 años, 20 años, era mucho, te entraba esa emoción de defender a tu país, pues no, oye, vamos a graduarnos en guerra, y más o menos ya una analogía, es como cuando tú te preparas profesionalmente, no, tengo que defender y trabajar en mi área, el soldado piensa de esa misma manera, o sea, debo graduarme y defender a mi país, y se recuerda que ya en enero comenzó el conflicto, nosotros estamos ahí, y mira que la gente, nosotros al menos, me acuerdo desde muchachos, las cooperativas de transporte de buses, la Mejía, y la Mejía y la otra, Carlos Brito, no es cierto, de muchachos, se prestaron para que bajemos como 550 compañeros, que éramos nosotros los aspirantes, y en fila en la brigada en Fuerte Atahualpa, los buses de ahí que salíamos, y les digo, algo que me gustó, y creo que a todos nos va a sorprender, la gente ecuatoriana tiene un corazón bien noble, todo ecuatoriano tiene un corazón bien noble, porque nosotros cuando bajamos de Machachi hacia Axel, la gente, la bendición, caramelitos, agua, me acuerdo, no de abuelitos, no de las bendiciones, jovencitos, Juan Brito, desde los 17, 18 años, Juan Brito, en el baño, las mercochas, una pregunta, ¿ustedes creen que los chicos de ahora, de 16, 17 años, pudieran estar yéndose a una guerra? Me estimo que no, porque les falta bastante preparación, más que preparación, se ha perdido bastante el civismo, algo que ya no se lo encuentra en las instituciones educativas, yo he visto raro, por ejemplo, que un muchacho sepa completo el himno de Riobamba, el himno del Ecuador, ¿cuáles son nuestros tres tesoros ecuatorianos, el himno, el escudo y la bandera nacional? Si usted le pregunta eso, no lo sabe, en cambio nosotros desde la escuelita nos lo vamos de esa manera. Entonces, miren, es una gran aprendizaje que debemos nosotros dejar a nuestros jóvenes, y debemos inculcar eso, el civismo, el patriotismo. Miren, nosotros avanzamos en esta circunstancia, llegamos a la sierra, nos preparamos dos días de ahí, porque no tuvimos polígono de tiro todavía en los resortes, y en la sierra tuvimos dos, tres días de preparación, y de ahí, compañeros, cogimos del avión C-130 a Patuca, a la base, toditos, y bueno, ahí hasta ahí éramos compañías, compañero, amigo, body, como se llama el cuartel, pero de allá ya llegamos a operaciones, decimos, bueno, y ahora sí se acabó el body, a ver, porque llegó las cuatro y decían, a ver, cuatro de acá a esa patrulla, cuatro de acá a la siguiente patrulla, cuatro de acá, y nos dividieron a toditos, por eso estábamos en algunos puentes de batalla, por ejemplo, yo he estado en Tigüinza, la parte del Maizal y los de Antiaéreos, los compañeros, igual ya les van a contar su historia, terrible, pero defendimos, les voy a hablar rápido generalmente, Tigüinza, el Maizal, el Cenepa, base norte, base sur, que ustedes de pronto ni se acuerdan, no sé qué fuera eso, entonces, terrible la situación. Leía mucho yo y me encantaba, siempre tenía esta sensación, me acuerdo que sacaron unas revistas, creo que era del periódico El Comercio, que sacaban cada semana, e iban contando cómo está la situación de la guerra, pero obviamente yo solo leía, ¿qué edad tenías? Yo estaba en el 95, yo tenía 10 años, 9 años, todavía no cumplía 10 años. Por eso es necesario los héroes, porque tú en esa edad ya crees en héroes, y ahí estábamos nosotros, bueno, no nos consideramos héroes, pero imagínate ver que se defienden ecuatorianos de todas las ciudades, no importa donde sean, a un país, y tú, en las escuelitas en ese tiempo nos contaban que hacían cartas, imagínate tú en esa edad, creciste con héroes, reales, entonces eso es lo bonito de esto. Claro, justamente eso es algo muy especial, poder hablar directamente con él, y si quisiéramos un poquito que nos cuente también, por ejemplo, cuál fue la decisión de ser militar, la experiencia, porque yo creo que cada uno vive una realidad distinta, una perspectiva diferente, entonces eso también sería, y la familia, eso justo, la familia, cómo fue eso, si nos pueden contar un poco, cada uno tenemos nuestra historia. Bueno, en esa parte de mí, cuando nació para hacerme yo militar fue a raíz que hice la pre-militar aquí en León, como antes, ahora que es campo de acción, antes de la pre-militar, ahí me metí, porque más antes yo tenía terror, tenía militar, pasaban por los tanques de guerra con mi casa, que yo vivo, soy de San Isidro de Punín, gracias a Dios tengo mis padres todavía ahí, entonces pasaban por ahí, corría a meterme debajo de la cama, esos tanques corren, entonces me metí acá, y era en quinto curso, en sexto curso me gradué, o sea, me daba miedo, pues porque era fuerte, la vida militar era fuerte antes, entonces me dije, voy a meterme una sola, pero me dio miedo, después me fui a la Constitución, yo hice la Constitución, luego culminé la Constitución, fue el 11 de septiembre del 93, 94, que yo ya me licencié, y el 29 de septiembre ya nos presentamos en el Force como aspirantes. Bueno, yo ya tuve un poco de experiencia de eso, de la vida militar, pues no, y iniciamos ya el reclutamiento, pero no solamente ahí en el dormitorio, sino arriba, nuestra base fue arriba en el corazón, en el páramo, el frío, y dormíamos solamente en una carpa. Entonces, cuando nos levantaban, era como un explosivo, un efecto dramático. Y con gas. Y con gas, corren. Bueno, todas esas veces hemos pasado, claro que cada día iban saliendo compañeros, despertaban y eso, ¿no? La línea de cumbre, eso los mataba, porque eran, corren por esa loma. Era correcto. Era terrible. A ver, pasaran frente a los que quieran ir, pasaran 20, 10, 26. Bueno, gracias a Dios, nosotros culminamos, pues, ya, la primera fase, salimos francos, regresamos, y ahí es cuando ya nuestros instructores, que eran ya comandos, que eran paracaidistas, que se cogían y se llamaban a las brigadas de Fuerzas Especiales, y al conflicto. Al conflicto. Entonces, a nosotros nos cogieron, como decía mi compañero Roberto, pues, las cooperativas, como el país, estaban en emergencia, no podían dejarse los buses. Cogían y bajaban la gente ahí en la Fuerza, en la Prevención de Fuerte Militar Atahualpa, en Machachi, adentro de los buses. Y ahí nos cargaron. Entonces, llegamos a la ECHE, nos prepararon, como dice Roberto mismo, nos prepararon ahí, luego nos hicieron al, en la ECHE fue cuando nos dijo, a ver, pasar al frente los que quieran ir a las líneas de frontera, ¿no? Fue en la ECHE. Y emocionados, nosotros en las líneas de frontera, porque no sabíamos por qué, porque era que recibíamos instrucción, pues, de, en las pistas, del tiro, de que enemigos al frente, enemigos al izquierdo, o sea, como que, hostigábamos, decíamos, ojalá sean reales, y fueron los reales. Fueron los reales. Muy distintos que en la práctica, en el campo de, normal que sería. Entonces, el campo de batalla era muy distinto. Entonces, ya, como nos cogieron, y nos metieron en un avión, hasta Patuca, de Patuca, sí, llegamos, quedamos en el Coliseo, nos metieron en el Coliseo los primeros que llegamos allá, nos hicieron primer vuelo, primer vuelo, al Coliseo. Dejamos todas las cosas, y nos entregaron las municiones, lo que hicimos práctica es, el fusil HK, porque nosotros tuvimos, nos cambiaron de fusil, nosotros tuvimos el fusil FAL, el calibre 7.62, y llegaron justo para el conflicto, los fusiles H&K 5.56, y esos fusiles, pero a veces, yo disparé el H&K, cuando hice la conscripción, el FAL ya no había. Eso, porque venía con lanzagranadas, venía el fusil H&K, entonces, era que, sin conocer bien, ese fusil, nos metieron en la guerra. Cogieron, y al siguiente día en helicópteros, a ver la patrulla, ahora que está justo mi, coronel, Espinosa, que está de comandante de la 17 de Ezepataza, veo que la patrulla de él ya se sube al helicóptero, y nos llegan, y nos botan en un helipuerto Montufa, pero ¿sabes? ¿Qué helipuerto? En Antepa. Y ni siquiera los helicópteros, aterrizaban, sino de una altura ahí, de un metro arriba. Coge la maleta, bota y salta adentro. Y de ahí sí nos metimos. Dos días caminando de ahí. Y pasamos por una zona que hubo el bombardeo, que habían bombardeado los aviones peruanos, pasamos por ahí una zona, pero que era la selva, selva que son, pero selva virgen, era todo hervido la tierra ahí. En una parte, no sé si compañeros se acuerdan, cuando amanecimos en ese aguacero, solo con poncho de agua, con una mochila, se mojan los pies para abajo. Y todos los árboles, las municiones, porque ahí hubo enfrentamientos en toda esa zona, ¿no? Entonces, ingresamos, llegamos, ahí me dejaron en Maizal. Quedamos en Maizal y con la patrulla de mi capitán Zola y de mi sargento Hernández, que falleció justo ahí. En el conflicto. Entonces, llegamos ahí, nos quedamos, pero nosotros al llegar veíamos a otros compañeros que ya estaban desde diciembre allá, veían que andaban enlodados, así, pelones, con barba, todo, y nosotros llegamos recién. Perfumados. Muñecos. Muñecos. Y yo me acuerdo cuando dijo un instructor, póngase ahí en fila, camúflese, que no vea el enemigo, se asustaron. Realmente fue, cuando decían que no había fuego, decían, es campo abierto, un límite que hay, pero llegar allá, a vivir dentro de la selva, entonces nos pusieron en posiciones que ya habían estado anteriormente otros compañeros que ya salieron, entonces quedamos en esas posiciones que eran con unos árboles pedazos, así, pues, las posiciones, y de ahí salíamos vuelta a traer los abastecimientos de tibuiza, pero con miedo, en cualquier momento los ataques, y atacaban y también disparaban a nosotros, pero no se veía el enemigo, como decir, de aquí a unos cinco metros, no se veía porque es selva abierta. Entonces ahí hubo ese enfrentamiento. Los árboles, los árboles que usted le ve así grandotes, o sea, bien anchos, son musos nomás, y ahí son unos chiquitos, así, pequeñitos, el musgo, porque no entra el sol, o sea, usted ve el sol, rayos, cuando es virgen la selva, no entra el sol, y los, el, el, toda la vegetación es húmeda, todo el tiempo usted pasa mojado. Y llega una posición cuando llueve, a sentar en un palito, nada más, ¿qué va a dormir? ¿Quién va a dormir ahí? Y ahí se veía como que se estuvieran cerrando los ojos, con los dos, así, con compañeros, y ahí no había café, almuerzo, ni merienda, nada. Atún y galletas, frescos son, son acostados. Claro que en buen tiempo, no podía comer yo el atún. Qué lindas historias. Cuéntenos usted, ¿cómo fue su experiencia de inicio? Porque, en el caso mío, ¿cómo me hice militar? Yo en ese tiempo andaba compitiendo cisneritos, ya saben, cuidado el maldonado. En ese tiempo se había una bonita rivalidad con el, los cuatro colegios, maldonado y cisneros, éramos que bestias, no había, no había maldonados y cisneros, y cisneros y maldonados, de ahí eran los kicks. Y teníamos que, no, y hasta las competencias eran buenas. O ganaban ellos el campeonato de atletismo o de fútbol, pero era amorismo, o sea, entonces yo pienso que esa formación de esa época nos hizo. Nos hicieron luchadores, competidores. En el caso mío, ¿cómo me hice militar? Estaba estudiando, yo soy uno de sus fundadores, del tecnológico del cisneros, entonces dije, voy a entrar en tecnología electrónica. Estuve estudiando, cuando un familiar mío me invita a la casa, y ha sido militar, un peyote coronel en ese tiempo. Y le doy sentado en la sala, me saludaba yo, le juro que yo no vi nada de la casa, no vi nada, si no le veía a él. Estaba en chancletas, tenía una uña media dañada, de los hongos comunitarios que somos, no son tan, y su uniforme, y su presencia, y su forma de conversar, y me impresionó, me impresionó, yo no sabía ni que era familiar, yo solo me imaginé como era militar. Y ahí decidí ser militar, dije, yo voy a ser militar. Yo ya entré, como dicen mis compañeros, yo ya no entré de 17 años, yo entré ya de 21 años. O sea, yo tenía, mi pensamiento era hacerme expresionar el tónico, y eso me cambió de un día al otro. Cambió la vida totalmente. También me cayó la vida. Aparte esa, bueno, no, contando, yo era atleta, pertenecía a la Selección de Chimborazo de Atletismo, y llegué también a la Selección del Ecuador, también, en el atletismo, representando a la provincia de Chimborazo. Y en otros ramas, también en el deporte, se me hizo fácil para mí. Entonces, nos fuimos ilusionados. Con unos amigos, cogimos nuestras maletas, lo que pusimos, y nos fuimos. Mis amigos, ya me habían dado comprando el prospecto. Yo no hice nada. Porque ellos tenían un poco de recelo. Yo ya fui conscripto. Entonces, yo ya conocía. Porque yo decía, si no me gusta de conscripto, no me voy a militarizar. Y como ha dicho aquí mi amigo Carlos, digo, me fui de conscripto a ver qué pasa. Y me gustaba. Me gustaba que corríamos, que flexionábamos. Entonces, para mí, como me gustaba el deporte y el trote, no era un castigo. Mejor yo corría un poquito más. Lo que no me gustaba es el BOV. Porque en esos tiempos, no es como ahora. En esos tiempos, era todos contra todos. Todo vale. Te hacían pelear con un grandote, un chiquito. Y en Contraguerrilla, era todos los días BOV. Todos los días BOV en Contraguerrilla. ¿Cómo se llama Colorado? Que saben salir a veces con ellos. Tienen sus crías. Y es unos gusanazos. Decían, camarón cerrano, toma. Y nos comíamos. Pero a mí, aparte de asustarme, me impresionaba. Dije, no, tengo que hacerme militar. Debe haber algo más. Y ahí llegué con mis compañeros. Bueno, tuvimos el entrenamiento, competíamos, competíamos también sacaban mejores antigüedades. Había competencias. Por ejemplo, a mi pelotón le hice ganar una salida especial en barras. No me acuerdo con qué compañía era, pero llegamos a la final y nos daban vacaciones. Era una lucha. A morir. Vacaciones. Estar encerrado, sin dormir. Qué bonito. Lo que tiene que tener la gente es que cada profesión es diferente. Cada cual escoge lo que quiere coger. Mucha gente dirá, chuta, pero sí. Si correr y todo, qué sencillo. No, no es para todos. Entonces, esas competencias no es lo normal. Si usted compite, es ya morir, como dices tú mismo. Y salimos francos. Con salida especial. Cuando resulta, para resumir, nos llevaban al conflicto. Y vinieron los buses. Y nos llevan en caravana. Una caravana inmensa. No me acuerdo cuántos buses eran. Bueno. Con todas las maletas. Todo, todo, todo. Y lo que yo me acuerdo más, y aquí me van a decir mis amigos, era, oiga, la gente. Lloraban. Yo me acuerdo que una señora nos iba dando la bendición. Gente, como los desfiles. Más que los desfiles. Cuando había el desfile de Riomama, ahí estaba la gente para ver. Más. Toda la gente. Eso me impresionó a mí. Lloraban. Un caso de mi mami. A los papás no les avisaron que nosotros ya nos íbamos a la guerra. Pero se llegaron a enterar. Por eso muchos compañeros, algunos dirán, sí, vieron a mis familiares. Otros dirán, no, nunca supieron. Porque esa es una estrategia militar. Un caos. Mi mami llegó. Me sorprendió. Me trajo unas galletas. O sea, justo creo que eran fines de semana. Entonces había las visitas. Entonces mi mami, como era de aquí, la machachi ya llegó con colita y unas galletitas para que nos daban. Mi mami nunca lloró. Había muchos papacitos. Y es normal. Lloraban. Le abrazaban. Le decían, no te vayas. Yo puedo explicar mil cosas. Pero en el caso mío, mi mami no lloró. Me decía, ándate y que te vaya bien. Me dio la bendición. Y nunca lloró. Después que yo salí, me dijo, ya este hombre se ha dicho este hombre. Y cuando yo salí, me di cuenta que soy yo. Que dice, tú no te merecías que llore yo. Que ya te vas allá. Aparte de eso, mi hermano, que es de la eleva anterior, le tocó también la guerra en Loja. Pero ellos no se enfrentaron. Entonces perdió dos hijos que tal vez no lleguen. Entonces mi mami pasó recontra quemada. Como no tengo yo papá, ya es fallecido. Entonces mi mamá se quedó sola. Y dos hijos a guerra. Llegamos allá, no sé si te acuerdas, Daniel. Llegamos a la sede. En la noche, lloviendo. Y la primera noche no dormimos en ningún lado. Dormimos en el estadio. Es de tierra, de granillo. En las mochilas. Espalda con espalda, que es lo que nos enseñan. Y amanecimos así. Llegamos creo que a las doce o una de la mañana. Y lloviendo. Y toditos... En el... En el estadio normal, que es el estadio de fútbol. Ahí. Nadie decía nada. Y si había rumores. Entonces... Al siguiente día nos ponen ya en cuartos al piso. No hay camas. Entonces cogíamos cartoncitos. Ahí íbamos ya aprendiendo. Para el frío de la espalda. Lo que a mí me pasó, para resumir. Es que cada comandante les dieron la facultad. Por eso es bueno conversar. Que escogían la gente que quería ir. Por ejemplo, había comandantes que querían solo ir con grandototes. Yo me acuerdo uno que estábamos durmiendo. Dormíamos. Chancados. Conversábamos ahí. Conversábamos ahí. Cuando el siguiente día ya del sueño ya el siguiente día nos habían asumido a disolver. Y ya se fueron. Sin decirle nada. Se armaba la patrulla. Y cada comandante escogía la gente que quería. Había esa facultad. Había otros que ya venían a ver. Pero lo más era en la noche. Y usted compañerito que estaba conversando y hacía una amistad. Porque ahí éramos de compañías. Pero en un conflicto ya no hay tal compañía. Nos hicimos amigos de todos. Con el que le tocaba. Cuando el siguiente día ya no asumaba su gobierno. No tenía que decirle amigo, compañero. Y nos fuimos. Llegamos allá. Yo llegué igual que tú a Patuca. Y después a Cuangos. Antes de eso nos dieron los fusiles allá. Y nosotros nos pelamos toditos. Nos rapamos. Porque el comandante decidió así. Cada comandante decidía. Nosotros éramos tipo Rambo. Y nos mandaban esas películas de Corazón Valiente. Películas de héroes. Y nosotros hablábamos ahí y pasábamos jugando cartas. No dormíamos. Tal vez del cansancio sí dormía una o dos horitas. Pero yo al menos nunca estuve ahí. Nunca llegué a una cama ni nada. Amanecíamos ahí porque ya nos decían mañana el helicóptero está listo y te vas. Entonces ese juego de cartas también que el montoncito. Ya no importaba el dinero. Tal vez no llegue. Entonces aportábamos el sueldo. Hoy el sueldo. Hoy el sueldo. Nosotros teníamos una moneda militar que se llamaba Los Vales. Yo te debo 10, filmabas y eso podías ir. Un papelito. No digo moneda militar para que me entiendan. Es un papel que usted filmaba y decía te debo cinco. Y usted podía ir con esa a la tienda militar de compañeros y cambiar. Pero eso era lo normal. Ya, ya, la plata. Tal vez no venga. Bueno, ya para terminar. Ya van a seguir conversando. Pero eso es lo que pasó y ya le digo, la impresión es la gente ecuatoriana es lo mejor. Yo me recuerdo antes de llegar, ya vamos a comenzar ya adentro un poquito más. Tenemos la oportunidad ahora con Efraín también que nos cuente un poquito. ¿Qué tal si nos cuenta desde la celda? Bueno, gracias. Saluda Efraín Arruba. Como le digo un rioambeño soy de la parroquia de San Andrés vía Bato. Mi acogida a la vida militar prácticamente no sé si recuerden las siestas del 21 de abril que se organizaban con la presencia de grandes paracaidistas vuelos especiales y quizás eso fue mi impresión, mi gusto de algún rato saltar por mi ecuador y por rioambe. Y lo logré ese sueño. Después del conflicto que nos dieron el pase, ya prácticamente me mandaron a la guardia. Allá estaba el grupo 24 rayos. Prácticamente antes era un miedo entrar a la construcción o hacerse militar porque en verdad ahí existía realmente el palo, el labrote. Y quizás eso fueron las estrategias para un joven formarse. Mucha gente dirá solamente guiado por el palo. No, mentira. Sino que la situación es uno mismo el respeto a los símbolos patrios, uno el respeto a obedecer las órdenes. Antes era un sucre, eso era prohibido. Imagínese. Y ahora cómo cogen los políticos. Ahora ya es el dólar. Le hace falta palo entonces. Prácticamente nacidos del corazón del sector de Machachi, donde podemos coincidir con los compañeros, ya que después del conflicto fuimos distribuidos a diferentes lugares. Prácticamente aquí fue donde que salieron adelante la gente ecuatoriana, donde que brindó mucho apoyo. Donde apoyaron, gritaban, hacían marchas, daban raciones alimenticias y esas raciones ingresaron a las zonas de conflicto donde que llegaron muchos productos y eso lo recibimos con cariño. Muchas cartas de estudiantes, de jóvenes. Lamentablemente yo tenía una carta de esas, donde que nosotros decíamos adentro, a un rato vamos a ser profesionales porque ahí prácticamente nosotros fuimos unos aspirantes y con mucho orgullo lo decimos. Donde que nos graduamos en el campo de batalla, adentro. Entonces prácticamente ahí valoramos a nuestra familia. Valoramos mucho a nuestra familia. A nuestros hermanos, a toda la familia general. Incluso hasta el mismo enemigo, el perdonar, el aclamar, el pedir a Dios. Muchas personas el pedir a Dios fue lo importante ahí adentro. Bueno, ahí quisiera una pregunta para ustedes porque que difícil, no? Es mi vida que está en mis propias manos y defenderla también, pues no? Obviamente viene esto, la fuerza de la valentía para proteger y defender el país. Pero una pregunta de cajón a ustedes. ¿Qué sentían ya estando al frente? ¿Qué sentían tal vez de ver a alguien? ¿Cómo iban a reaccionar? ¿Cuál era esa emoción? ¿Qué hubieran hecho ahí? Quisiera que nos cuenten un poquito porque qué complejo. Si alguien se me presenta, o le disparo, o como justo decía, o el perdonar, ¿qué hacemos? Qué complicado ahí, no? Si nos pueden compartir un poquito esa experiencia. Bueno, yo comiendo como decía, primeramente no coincidimos con, son tres franquicias, tres fines de semana que tuvimos de visitas familiares de en ese entonces en Esforce y muchas personas de muy lejos no asistieron a visitar. Los que estábamos cerca sí me visitaron dos fines de semana. Y justo al tercer fin de semana que teníamos recibir las visitas, nunca llegaron. Por mi parte nunca llegó mi familia, mis hermanos. Pero prácticamente ya se vino ya esto del conflicto, se escuchaba el conflicto en Perú. Y nosotros aclavamos con jóvenes llenos de espíritu, llenos de gallardía, llenos de coraje. Estábamos emocionados que ¿por qué no nos llevan? ¿Por qué no nos llevan? De verdad. Incluso no dormíamos porque era un sinnúmero de, bueno, no sé si podemos contar, eran los caros de la que salía, porque nosotros estábamos cerca al corazón del armamento bérico salía pero a full. Y no me pueden dejar mentir nuestros superiores que eran comandos selvas, ellas iban sacando despojándose de su chaqueta porque prácticamente muchos tenían ganas de ir y muchos porque tenían sus familiares, tenían sus hijos. Entonces el papel se enrola en muchas situaciones. Entonces llegó al momento casi como una semana, dos semanas nos tocó el tour. Y nosotros contentos de retirar armamento, material, todo, contentos de irnos. Entonces resumiendo rápido el apoyo de las cooperativas, de la Machachi, Mejía, todo eso y muchos carros más de todas las provincias. Entonces en Machachi, iniciamos iniciamos con no ni sentábamos en la silla, como es en el asiento, lo que íbamos desanimado en las ventanas, abiertas las ventanas, recogiendo todo lo que nos iban dando, caramelos, todo. Llegamos al sector de acá de salsero, los helados, llegamos a ambato, las frutas, todo, galletas, pan, pan de ambato. Llegamos al sector de entrada acá ya a baños, las cañas, mandarinas, todo. Nosotros éramos pero a full contentos de las mochilas, de las tulas. Entonces llegamos al, coincidimos a la es que no podemos hablar de una hora fija porque cada cual sus carros que nosotros ingresamos al sector acá, al AXEL, dormíamos ahí a la madrugada ahí, que ni dormíamos, solamente espada con espada, sentados ahí en las mochilas, tapadas solamente con el poncho de agua. Nosotros llevamos de todo donde que ya le puedo decir que adentro no servía eso. Entonces, amaneció por ahí nos llamaron a dar sus bebidas de instrucciones, regresamos y ya no había nada. Desaparecieron las cosas, desaparecieron las cosas porque prácticamente adentro ya no necesitábamos nada. Entonces ahí donde que charlas, conversaciones que teníamos de acuerdo a nuestros instructores, llegaron visitas, visitas de una hora y media a dos horas, ahí llegaron mis padres, llegaron mi papá, mi mamá, llegaron allá al AXEL y unos padres de nuestros compañeros de Julio Miranda, que recién se murió, y así, algunos compañeros del sector. Entonces, ahí apenas era el rato del almuerzo que nos descarpamos ahí un ratito a visitar, uno dándole la comida del que nos daban en el hotel en las vajillas, dándoles y imagínense, venían de dónde a visitarnos, ¿cierto? Pero enseguida ya dos horas que teníamos que armar maletas para irnos. Bueno, a mí en este caso me tocó irme para adentro a... no entré yo en... ¿cómo es? En avión, pero entré yo en en el carro, en el carro CAMAT. Entonces, al sector de Patuca, ahí llegamos al sector del hangar, donde cubren los carros, los vehículos, y ahí sí ingresé al sector de conflicto en avión, como es de helicóptero. No sé qué tiempo de vuelo, emocionado, desde que salí la primera vez cumpliendo mis sueños de estar en el aire. Abajo se veía así como hormigas, las casas, los caminos, los... La emoción es de ver, observar desde las alturas como caminos, es de los ríos. El río, imagínense la vegetación. Entonces llegamos a un sector donde que ahí sí, camina donde puedas. Más o menos caminando, más o menos unos 7, 8 kilómetros y empezábamos a escuchar ya las escaramuzas. ¿Qué eran escaramuzas? Eran los tiros, ruidos de disparos de ametralladoras, de fusiles, morteros, que no sabíamos dónde. Porque sinceramente como hay muchos compañeros que se pueden estar tras cámaras, nos indicaban que hay que estar en la cuarta línea, tercera línea, segunda línea, primera línea, pero no sabíamos de cómo es. Entonces ahí prácticamente lo que nosotros nos daban era una orden, como decía el que coge el comandante, los pechugones y todo. Y al menos nosotros los 0,70 llamados decoratenses. Río Ameño, somos para un trote somos campeones. Maestros. Para el frío no se diga. Entonces imagínense avanzar, caminar, pasamos justo, coincidimos creo, porque nunca viví ahí, coincidimos pasar por la espesura de la selva, el mar de selva, es más o menos casi el ancho de una cancha de fútbol. Todo esto destrozado, árboles, levantada la tierra, de lo que había habido un bombardeo. ¿A qué día? No sabemos. Caminábamos, íbamos, nos encontró la noche tapado y daba miedo ahí de todo, el ruido de las tinieblas, de suspensos, imagínense de eso. Exactamente. A la madrugada, imagínense todito eso puro hormigas, hormigas, todito, imagínense por aquí, por el cuello, me acuerdo ahí y lo que yo viví era que todo en silencio, solamente escuchar de la lluvia, de la lluvia ahí, las bochas de agua, después de una rama atrás. Y hoy desde me teme mal dentro de la tierra, que pasan enemigos, no sabíamos dónde estábamos. ¿Qué iba a pasar? Nada, pues claro. Nos iban sacando, vuelta más, vengan para acá, desde el último 30 vengan para acá, vamos conmigo. Por coincidencia, yo llegué a un sector, ni sabíamos que era, camina y camina y al mediodía, veíamos al lejos divisada una bandera, es como que usted llegara a su tierra, una bandera. Teníamos que pasar un río, un riachuelo, un río, cubiertos de plástico, de... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 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