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The topic of patient rights is discussed, highlighting the vulnerability patients face when seeking medical help. The history of medical ethics, including the Hippocratic Oath, is mentioned as a way to protect patients. The current version of the oath is described, emphasizing the importance of prioritizing patient care, respecting confidentiality, and avoiding discrimination. Newer elements, such as respecting patient consent and avoiding unnecessary experimentation, are also discussed. The need for legal regulations to enforce these rights is mentioned, including the World Medical Association's document on patient rights. The right to adequate healthcare is emphasized, although not all countries guarantee this right constitutionally. The US, for example, lacks constitutional mention of the right to healthcare. Bueno amigos, el tema de hoy es los derechos del paciente. Un tema por demás interesante, porque tarde o temprano, inevitablemente en el transcurso de nuestras vidas, vamos a tener que acudir a un médico. Y esto nos pone en una condición de vulnerabilidad por tres razones. La primera, porque desconocemos mucho de la problemática que tenemos. En otras palabras, acudimos al médico por no conocer qué está pasando con nuestros cuerpos, las implicaciones que tienen, los síntomas que tenemos y las potenciales consecuencias de lo que nos aflige. Y acudimos a estos profesionales, porque son unos expertos más conocedores que nosotros, sobre el tema. Esto no es un dilema nuevo para el ser humano. Desde los inicios del arte de la medicina, y digo del arte porque por muchos siglos la medicina fue más un arte que una ciencia, fue algo que dio mucho que pensar a los grandes filósofos de la antigüedad. De hecho Hipócrates, el bien reconocido padre de la medicina, hace más de 2.500 años, escribió cuáles serían las obligaciones de todas aquellas personas que ejercían la medicina. Esto lo hizo por el extremado componente ético que tiene esta profesión, a diferencia de otras profesiones más técnicas, más vinculadas al quehacer diario de la vida de las personas. Esta afecta una parte muy delicada de la integridad de cada ciudadano, de cada persona, como de su salud y la de su familia en muchas situaciones. De tal manera que podríamos decir que los derechos del paciente comienzan a describirse en el mismo momento en que uno de estos grandes médicos de la historia, Hipócrates, configura un juramento, una serie de consideraciones éticas que debe cumplir todo médico para considerarse digno del ejercicio de la medicina y que están destinadas esencialmente a proteger al paciente. O sea que el juramento hipocrático es el primer inicio en la historia de la medicina donde vemos una acción específica para proteger al paciente de los errores y de de las irregularidades en un momento dado que pudiera tener el acto médico. El original ha sido transformado muchas veces en diferentes etapas de la vida, añadiendole cosas y quitándole cosas. El original apelaba a una serie de dioses en los cuales pues ya sabemos que no tienen mayor vigencia, fueron sustituidos por nuevos dioses, por lo tanto pues no tiene mucho sentido estar haciendo juramentos de dioses que ya no tienen relevancia. Pero en cierta forma la visión moderna del juramento hipocrático y varía, a veces diferentes escuelas de medicina añaden cosas y quitan otras, pero a mí me gusta mucho este que es muy similar al que yo al que yo hice cuando me gradué de médico en el año 1978. Tiene 15 consideraciones, 15 elementos del juramento y lo voy a recitar para ustedes para que puedan en un momento dado tener una idea del compromiso que cada persona que pretende ejercer la medicina tiene que hacer ante sus colegas. Esencialmente no es un juramento que se hace ante Dios o ante las autoridades universitarias, es un juramento y un compromiso con la profesión, con uno mismo y con los colegas. Y dice así, primero consagraré mi vida al servicio de la humanidad. Segundo, guardaré a mis maestros el debido respeto y gratitud. Practicaré mi profesión con conciencia y dignidad. La salud de mis pacientes será el objetivo prioritario de mi trabajo. Primero el paciente, segundo el paciente, tercero el paciente. Esto es uno de los elementos más importantes del juramento. Respetaré los secretos que me fueran confiados en todo aquello que con ocasión o a consecuencia de mi profesión pudiera haber conocido y que no deberé revelar. En otras palabras, el respeto a la privacidad y a la información médica que el paciente le da al médico para que lo ayude. Consideraré a mis colegas como a mis propios hermanos y no formularé a la ligera juicios contra ellos que pudieran lesionar su honorabilidad y prestigio. Un código de ética profesional. No permitiré que prejuicios de religión, nacionalidad, raza, partido político o nivel social se interpongan entre mi deber y mi conciencia. Este es otro factor importantísimo del juramento hipocrático porque forza al médico a aislar sus inclinaciones emocionales, políticas, religiosas o de cualquier otra índole a la hora de ayudar, considerar tratamientos o tratar al paciente de una u otra manera. Aquí dice, no prestaré colaboración alguna a poderes políticos que pretendan degradar la relación médico-enfermo, médico-paciente, restringiendo la libertad de elección, prescripción y objeción de conciencia. Esto fue añadido en los últimos años, en las últimas décadas a raíz de la injerencia de la política en la práctica de la medicina. Guardaré el máximo respeto a la vida y a la dignidad humana. No practicaré, colaboraré ni participaré en acto o maniobra alguna que atente a los dictados de mi conciencia. Respetaré la voluntad de mis pacientes y no realizaré ninguna práctica médica o experimental sin su consentimiento. Esto también es algo reciente, reciente en los últimos 50 o 60 años, a raíz de ciertos abusos que se cometieron con médicos experimentando con pacientes sin su consentimiento. Se incorporaron a todo elemento aburramente educático. No realizaré experimentos que entrañen sufrimiento, riesgo o que sean innecesarios o atenten contra la dignidad humana. Esto también a raíz de la primera y la segunda guerra mundial, donde se desarrollaron atroces, actividades experimentales atentando contra la vida y la dignidad humana por partes de médicos. O sea que eso se incorporó de nuevo al juramento para que futuras generaciones tengan siquiera la obligación moral de no participar en estos actos. Mantendré la noble tradición médica en lo que a publicidad, honorarios y dicotomía se refiere. Esto también es de reciente incorporación a muchos juramentos hipocráticos para evitar el mercantilismo en la salud. El médico que abandona su rol social y ético de médico para transformarse en un mercachifle haciendo anuncios publicitarios y bailando en diferentes plataformas sociales y tratando de llamar a los pacientes a consulta. Así que se debe hacer esta actividad con un máximo de rigor ético. Procuraré mantener mis conocimientos médicos en los niveles que me permitan hacer la profesión con dignidad y seguridad. Esto obliga al médico, en cierta forma, a estudiar eternamente, a no considerar que su aprendizaje ha terminado y a constantemente mantenerse actualizado. Esto también es importante porque ya se está dando con cierta frecuencia a partir de la longevidad que se ha alcanzado en la vida humana. Los médicos también están llegando a viejos, están llegando a los 70, 80, 90 años. Entonces añadieron este elemento. Cuando yo juré esto, no estaba, pero veo con agrado que lo hayan añadido. Dice, si llegado el día en que mis conocimientos, facultades físicas y sensoriales, no fueran las idóneas para el ejercicio profesional y yo no abandonase este voluntariamente, pido a mis compañeros de hoy y de mañana que me obliguen a hacerlo. Y esto es importante porque, sobre todo en las áreas quirúrgicas, se ha dado casos de médicos que pretenden seguir operando más allá de las habilidades de sus facultades y a veces se requiere que otros colegas le soliciten de una manera decorosa el retiro antes de que eso traiga consecuencias para los pacientes. Y al final, pues, cierra el juramento diciendo, hago estas promesas solemne y libremente, bajo palabra de honor, en memoria de todos los que creen o hayan creído en el honor de los médicos y en la ética de sus actuaciones. O sea que el médico, en cierta forma, le da continuidad a un proceso histórico en el cual jura, no solamente por él y por sus compañeros, sino por todos los médicos que lo han antecedido y que han practicado este arte y ahora esta ciencia. Entonces, esos son los derechos, digamos, originales producto del desarrollo histórico de la medicina. Pero en el siglo XX hubo que introducir, como vieron, una serie de códigos y de nuevas regulaciones que fueran legalmente válidas, porque este juramento, si un médico no lo cumple, pues no hay mucho que hacer, ¿no? Decir que no está cumpliendo su juramento pero no ha visto a nadie, digamos, sancionado por incumplir alguno de estos puntos del juramento hipocrático. Por lo tanto, hubo que hacer leyes, literalmente leyes que varían en diferentes países y, bueno, han sido codificados en diferentes leyes, tanto criminales como civiles, y evidentemente una de las más importantes es la Asociación Médica Mundial, un grupo de médicos que no pertenece en realidad a ningún país en particular, sino es un agregado, que en 1981, en Lisboa, Portugal, expidió lo que se llaman los derechos de los pacientes, un documento que, digamos, precisa en forma clara cuáles son las obligaciones y los derechos que tienen los pacientes. Y aquí me voy entonces a referir a algunos de ellos, a algunos de estos importantes derechos que hoy tienen la mayoría de los pacientes en diferentes países del mundo. El primero es que todo paciente tiene derecho a tener una atención médica adecuada. Esto es importante porque no en todas las constituciones del mundo la constitución del país garantiza el derecho a la salud. En muchos países que han renovado sus constituciones, pues evidentemente hoy, en la etapa moderna, se considera que un Estado bien conformado debe de alguna u otra manera legalmente ofrecer la posibilidad de atención médica a todos sus ciudadanos independientemente de que puedan o no pagar. Curiosamente Estados Unidos es uno de esos países cuya constitución no garantiza el derecho a la salud constitucionalmente. Es más, no está mencionado en ningún aspecto de la constitución. Siempre se dejó a los Estados y a las organizaciones locales crear instituciones que ofrecieran cobertura de salud a los ciudadanos o a los miembros de una empresa, que fue lo que terminó pasando al final, que la atención a la salud en los Estados Unidos ha estado siempre muy vinculada al hecho de que usted esté trabajando, y es más casi que una obligación del empleador que una obligación del Estado. Otro de los derechos de esta Comisión Internacional es el derecho que tiene todo paciente a recibir tratos dignos y respetuosos. Bueno, cuando digo estos derechos es que si usted no recibe una atención médica adecuada, usted puede en muchos países del mundo demandar el incumplimiento de ese derecho a sus ciudadanos. Así como el derecho a la libertad de expresión o el derecho a la vida, usted puede reclamar en muchos países el que no lo atiendan adecuadamente en un hospital. Tiene derecho también a recibir un trato digno y respetuoso. Cualquier médico que lo agreda, que lo insulte, que lo veje, que lo haga sentir afectado emocional o físicamente, usted tiene el derecho a denunciarlo. Entonces, y no solamente los médicos, el derecho de recibir un trato digno y respetuoso por todo el personal de salud, incluyendo enfermeras y todos aquellos que en un momento dado tengan acceso a usted. Ellos tienen la obligación de darle un trato digno, respetar sus convicciones personales y morales. Ningún médico ni enfermera tiene por qué burlarse de sus creencias, burlarse de su fe. Eso no es un trato médico respetuoso y tampoco hace ningún comentario sobre su género, su pudor o su intimidad. Cualquiera que sea el padecimiento, y esto no solamente es extensivo al paciente, sino los familiares o acompañantes. Usted tiene el derecho a recibir información suficiente, clara, oportuna y veraz. O sea, ningún médico puede iniciarle un tratamiento a usted sin explicarle lo que usted puede tener, las consecuencias de lo que usted tiene o lo que puede tener y el tipo de tratamiento, sus riesgos y beneficios. Entonces, todo médico, todo personal de salud es responsable y todo paciente tiene el derecho de que el médico tratante lo informe completamente sobre el diagnóstico, pronóstico y tratamiento, expresando esto en forma clara y comprensible, y que se le dé la oportunidad de favorecer el conocimiento pleno del estado de salud del paciente. Esto es interesante y esto cambia mucho porque hay una larga tradición, sobre todo en Hispanoamérica, donde el médico en aras de proteger al paciente a veces le oculta información. Quizás no le mienta, pero no le cuenta toda la información. Esto todavía es bastante debatible, porque también hay un principio de medicina muy antiguo que en latín se decía primum non nocere, primero no hacer daño. Y si con su palabra usted va a hacer daño, pues uno debería entonces medir las consecuencias de su palabra. Y esa es la razón por la cual algunos médicos son bastante cautelosos y a veces vagos en la manera en que informan las cosas a fin de que el paciente no se complique más por falta de comprensión de la información que se le está dando. Porque la idea de informar a un paciente es para que el paciente esté más claro, más en control de su situación. Pero si con la información que yo le estoy dando, aunque sea clara, oportuna y veraz, lo confunde, lo agrava más por falta de comprensión, pues yo tampoco estoy solucionando ningún problema de ese tipo. Pero como les dije, esto es un eterno debate en bioética, es cuándo y cómo informar. Por cierto, que esto también se aplica a las autoridades sanitarias. Hay veces que, y lo vimos aquí con la pandemia, que fueron criticadas autoridades sanitarias de cada país o a nivel mundial por no hablar claro, por no explicarle a la gente claramente las explicaciones de ciertas medidas sanitarias. De tal manera de que, como les dije, esto no es algo tan blanco y negro como parece, sino que hay tonos de grises acá. También está el derecho del paciente de decidir libremente su atención. En muchos casos el médico sugiere un procedimiento, sugiere un tratamiento, pero él nunca debe empujar, estimular o literalmente forzar al paciente a un determinado curso de acción. Esto lo va a decir el paciente una vez que está siendo informado, de tal manera de que el paciente no se le debe presionar en un sentido u otro para aceptar un tratamiento. Se le presentan las opciones, se le dan los pros y los contras, los beneficios y los riesgos, se le explica toda la gama de informaciones que él necesita para tomar una decisión, pero la decisión es del paciente. El doctor no tiene por qué estimular, forzar una decisión por parte del paciente. El próximo derecho del paciente es otorgar su consentimiento válidamente informado. Esto es importantísimo. Este es el planillero ese que ustedes tienen que firmar cada vez que van a ver un médico que les dice firme aquí, firme aquí, firme aquí. No lea, pero firme aquí. En realidad deberían leerlo. Lo que pasa es que muchas veces un documento legal es sumamente largo, pero en casi todos esos documentos, que por cierto no hay forma de estar truqueando esos documentos en contra del paciente. Esos documentos están hechos para proteger al paciente. Y una vez que usted lo firma, en cierta forma usted está dando su consentimiento para que se le practiquen los procedimientos que ya se le han informado. Entonces eso se llama consentimiento. El paciente o la persona responsable por el paciente, si el paciente es un menor o si el paciente es una persona que ya no tiene facultades de decisión, tiene el derecho de expresar ese consentimiento por escrito, ajustarse a los fines de diagnóstico y tratamiento, a procedimientos que impliquen un riesgo. Y ningún médico debe iniciar una actividad médica, diagnóstica o tratamiento sin el consentimiento del médico. En épocas recientes donde dentro de los derechos del paciente está el derecho a la privacidad de su información, incluso antes de uno hablar con un médico, uno consiente a que el médico pueda acceder a esa información, porque tampoco el médico debería enterarse de nada si usted no consiente que él se entere de lo que él necesita enterarse. Y aquí vamos entonces al derecho a la confidencialidad. Lo que usted le dice a un médico debería quedar entre su médico y usted, o el personal que él designe, porque a veces el doctor tiene que compartir esa información con otros colegas o con otras personas de la cuestión médica, del mundo médico para solucionar el problema. Entonces en estos casos es importante la confidencialidad. Hay severas penalidades en algunos países por la revelación de cualquier información vinculada a un acto médico. Tomar fotografías, informar a la prensa que llegó a la emergencia tal, el actor tal, y le hicieron esto, eso es extraordinariamente ilegal en casi todos los países. Y cualquier organización, ni siquiera el médico, cualquier organización que produzca ese tipo de filtraciones de información confidencial se somete a multas extraordinarias. Así es que eso es como dicen el secreto de confesión y el secreto médico, eso debería estar entre su médico y usted. Si el paciente lo revela es otra cosa. Si el paciente libremente se para en una plaza pública y dice todo lo que le ha pasado, ya es otra cosa. Él autorizó la información porque él mismo la originó. Sin embargo, el personal médico y los médicos no deberían tratar toda información del paciente con gran confidencialidad. Es importante, y esto también lo han añadido en los últimos años, ya les digo, estas recomendaciones y legislaciones surgieron a partir de, ¿qué?, del año, como les dije, creo que fue en 1900 y pico. Es el derecho del paciente a preguntarle a otro médico, a lo que se llama tener una segunda opinión. En el pasado, los médicos eran sumamente orgullosos y hasta arrogantes en relación a sus opiniones médicas, y consideraban una afrenta a su dignidad y un irrespeto a su profesión que el paciente consultara con otros colegas. Esto ya no solamente es algo habitual, sino que médicos que objete esa segunda opinión o tercera opinión, pues no puede tener ningún tipo de recurso sobre el paciente. Porque el paciente tiene toda la libertad, después que le ha echado el cuento a él, después que le ha ofrecido información a él, de ir a otro colega, echarle el mismo cuento, pero más aún. Si el doctor quedó con información del paciente, por ejemplo, radiografías y ciertos estudios que él hizo, el paciente puede otorgar permiso al segundo médico para que le pida al primer médico el material necesario para él dar una segunda opinión. O sea que las nuevas profesiones, los nuevos médicos, pero los nuevos profesionales de medicina ya se están acostumbrando a que los pacientes tengan estos derechos y a no ponerse bravos si el paciente les pide los estudios y le pide una copia del examen de la historia médica para llevar a una segunda opinión. Y yo la recomiendo ampliamente, sobre todo si los actos que se van a desarrollar son actos quirúrgicos que en un momento dado pueden poner en peligro la vida suya o crearle alguna limitación física. De hecho, pues yo fui culpable de no haber pedido una segunda opinión y en algunos casos siento que estoy pagando las consecuencias de ese error. Entonces es importante que si el paciente necesita en un momento dado que le alcancen un teléfono o llamar a un familiar o llamar a otro colega a que lo venga a visitar la clínica, la gente de la clínica no puede hacer absolutamente nada al respecto. Quizás no dejen ejercer al doctor en la clínica porque él no trabaja allí, pero él puede entrar, hablar, interactuar con el paciente y prestar su opinión. Eso no puede prohibírselo a un paciente. Esto también ha sido consagrado en las legislaciones en casi todas partes del mundo. Tienen derecho a recibir atención médica en caso de urgencia, esté donde esté y pueda o no pagar o sea ciudadano del país o no. Si una persona en un momento dado se encuentra en una situación de emergencia y llega a una institución de salud, la institución de salud tiene la obligación de atenderlo antes de referirlo a otra institución. O sea que no le puede dar la atención, no le puede decir vaya porque usted no tiene seguro, no le puede decir vaya porque usted no tiene seguro, no le puede decir vaya porque usted no tiene seguro. Tienen que atenderlo, estabilizarlo y una vez que el paciente esté estable en capacidad de ser transportado a otra institución, sólo en ese momento se puede desprender una organización de la responsabilidad de atender un caso de urgencia. Se opera de que las demandas sean enormes. Entonces cuando está en peligro la vida un órgano, una función, el paciente tiene todo el derecho de recibir atención de urgencia. Ese fue quizás una de las cosas que fomentó más la ley de atención médica accesible en los Estados Unidos, el famoso Obamacare, que aunque en Estados Unidos le podían negar acceso a un hospital por no tener mecanismos de pago, no podían objetar el hecho de que la persona se presentara por emergencia en una crisis de salud, lo cual creaba un problema médico grave, que es que pacientes que han podido haber sido tratados mucho antes, a bajo costo, previendo complicaciones más severas, terminaran en las emergencias de hospitales con cuentas millonarias de pacientes que no podían pagar, entonces los hospitales se quedaban con la cuenta y de casos que hubieran podido ser resueltos médicamente años antes a muy bajo costo. Entonces esta ley fue muy favorable, no solamente para los pacientes porque les abarató el costo de acceder a un seguro de salud, sino que también les dio la oportunidad a las clínicas de ver a esos pacientes por vía regular pagando el seguro mucho antes de que ellos se presentaran de emergencia a la consulta en peligro de muerte. La historia médica, la historia médica, bueno esto es un proceso interesante, la historia médica es ese documento donde el médico registra para la posteridad todo lo que él observa, todo lo que él decide, todos los tratamientos en forma pormenorizada, eso es un documento importantísimo, no solamente para el entendimiento de lo que le está pasando el paciente sino para la investigación científica. Cuando comenzó la investigación científica en sus comienzos prácticamente la fuente de información y de datos era la revisión de las historias clínicas. La historia clínica pues tiene varios componentes, ustedes se podrán imaginar un registro de lo que el paciente cuenta, narra, de lo que se le encuentra en el examen físico, de los resultados de sus laboratorios, de los resultados de su radiografía, todo eso se acumula en la historia médica en forma cronológica por muchísimos años y hay antecedentes de mil años de documentos históricos en papiro pues, donde se ve que los médicos desde la antigüedad también reconocían la importancia de registrar lo que estaban oyendo y lo que estaban observando. Sin embargo durante siglos la historia médica se consideró que era propiedad del médico, él la escribió en su papel, en sus actos médicos, ese documento pertenece al médico. Esto cambió drásticamente a finales del siglo XX, donde una serie de encuentros sobre bioética concluyó que la historia médica no le pertenece al médico, porque aunque es él el que la redacta, no es su vida la que está allí, es la vida del paciente, es la enfermedad del paciente, por lo tanto no se traduce en ningún beneficio que ese documento sea secreto para fines del resto de la comunidad médica, sino que el destinatario de la historia médica es el paciente y él es el que decide su distribución. ¡Qué importante! El paciente decide quién debe ver su historia médica, la puede ver otro familiar, la puede ver él mismo, etcétera. Entre otras cosas, ¿por qué se dio este problema? Bueno, se dio este problema porque si usted iba a un médico por muchos años y todo lo relevante a su vida estaba en esa historia, y usted quería cambiar de médico y el médico no le daba su historia, literalmente usted tenía que doblechar el cuento completito, pero peor aún, no era confiable su narrativa porque no era pormenorizada, por lo tanto el médico nuevo que le iba a ver a usted carecía de información valiosísima, simplemente porque el primer médico no le dio la gana de dar la historia suya, porque esa es mi historia. Entonces por eso se dio un poco este cambio ético en los derechos del paciente y ahora la historia pertenece al paciente. Si yo me voy de Pedro para Juan, yo le digo a Pedro, usted me da toda mi historia completa, pues yo mostrase la de Juan. La historia médica sigue siendo secreta, sigue siendo entre el paciente y el médico, pero ya no es del médico que la escribió, sino del paciente cuyo relato está pormenorizado en esa historia. Entonces eso es interesante. Además, otra de las razones por las cuales se hizo importante que los pacientes vieran su historia, era porque a veces los médicos cometían errores, ponían observaciones que no eran válidas. Yo recuerdo una vez que en uno de los hospitales donde me atendieron a mí, la doctora que estaba viendo mi historia, dice, caramba, doctor Cisneros, ¿y cómo le va en su cirugía cardiovascular? cirugía cardiovascular, yo nunca me he hecho cirugía cardiovascular, pero sé que ahí dice que usted tiene un cuádruple bypass. Créame, doctora, que si me lo hubieran hecho yo supiera que tengo un cuádruple bypass. Fíjense, un error, alguien equivocadamente puso en mi historia eso, y si yo no me hubiera dado cuenta de eso y no le hubiera clarificado a la doctora que la historia estaba equivocada, eso hubiera podido tener consecuencias hasta nefastas. Si yo hubiera entrado en emergencia a un hospital y dice, no, es que este señor es un cardiópata, pues a lo mejor me hubieran aplicado un tratamiento o me hubieran llevado a un pabellón otra vez para abrirme el pecho, cuando a mí jamás me han hecho ese tipo de cosas. O sea que es importantísimo, en muchos casos, que ustedes le pidan la historia a su médico para ver si hay algún tipo de errores, porque los errores ocurren, el médico no se va a dar cuenta, porque él ve tantas historias al día que él no tiene forma de correlacionar qué es qué, así que el ojo del dueño del que es gorda el ganado, bueno, aquí la validez de la historia reside en cierta forma en que el paciente conozca su historia y tenga acceso a eso. Hay países donde lo hacen más complicado que otros, pero eso hoy por hoy es un derecho del paciente, el pedirle la historia al médico, verla y corregir errores. Y tienen también el derecho de ser atendido cuando esté inconforme con la atención médica recibida. Esto es lo que se llamaría, en criollo, el derecho al pataleo. Si usted siente que ha sido maltratado, que no lo están atendiendo bien, que no le están dedicando el tiempo adecuado, que no lo están examinando, que no le están prestando atención, usted tiene todo el derecho de pararse a reclamar al médico, a su superior, al superior de su superior y a quien sea, porque esos son hoy por hoy los derechos del paciente. Son derechos a la dignidad, a la vida y a la salud. Entonces, de una u otra manera, estos son los derechos esenciales que hoy por hoy se le dan al paciente, con una palabra más o una palabra menos, en diferentes países del mundo tienen connotaciones legales específicas, pero sigue siendo de alguna u otra manera un reflejo del original juramento hipocrático trasladado en leyes más modernas, más oportunas. De más está decir pues que el principio, de nuevo se los digo, primero no hacer daño, ningún médico debe utilizar su conocimiento, su información sobre algún aspecto de la vida del paciente para chantajearlo, para abusar de él, para tomar ventaja. Esto es particularmente importante en un área de la medicina como son la psiquiatría y un personal de salud como son los psicólogos. Hay un código de ética también porque estamos hablando de historias médicas muy delicadas, que ya no se limitan a el tamaño de la vesícula o a las cifras de hemoglobina o al tipo de cirugía que se le practicó, sino a los pensamientos, sueños, aspiraciones y conflictos de la mente del paciente. Y las mismas cosas que aplican a la medicina, aplican a los derechos del paciente psicológico o psiquiátrico. Entonces, bueno, con esto termino mi comentario de hoy sobre los derechos del paciente. Espero que haya sido iluminador y que les permita el día de mañana, cuando tengan alguna confrontación con un médico, exigirle, decirle, doctor, usted está incumpliendo los derechos del paciente. Por esto, por esto y por esto. Y va a tener que escucharlo. Y bueno, me abro a preguntas y gracias por su atención.