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Francisca de García, a girl in 18th century Spain, defied societal norms and pursued her dreams. She questioned why women couldn't be independent and work in agriculture like men. Feeling pressured to marry at 18, she ran away and disguised herself as a man to work in the fields. Eventually, she revealed her true identity and demanded equal rights for women. The men agreed, and women began to gain recognition and opportunities. Hoy vamos a hablar de la historia de Francisca de García, la cual sucedió en el siglo XVIII, en Sevilla, mi reinato de España. Ella era una chica muy activa, abierta e independiente. No le gustaba seguir las normas de la sociedad y eso le provocó muchos conflictos, pero no dejaba que eso le impidiera seguir sus sueños. En su hogar convivía con su mamá, María, y su papá Francisco, en un pueblo llamado Chechi, en donde la gente era muy estructurada y de mente cerrada. Por lo cual, Francisca nunca se sintió parte de esa sociedad. Un día, mientras hacía sus quehaceres en su hogar, se empezó a preguntar por qué ella, por ser mujer, no podía ser independiente y ser parte de los trabajos agrícolas, pero a los hombres sí se lo permitían y le molestaba que eso fuera socialmente correcto. Además de que ella últimamente cargaba con el peso de sentirse presionada por el hecho de que sus padres no le daban el poder de decidir si quería un matrimonio al llegar a los 18 años. No lo siento, que pasé por los corrales y asusté un poco a los ganaderos sin que te falte el pecho. Esos lugares son peligrosos, no quiero que vayas de nuevo allí. Además, son lugares para los hombres, tú no puedes estar ahí. Padre, ayudar y estar con los animales es mi sueño y es lo que quiero hacer por el resto de mi vida. No, hija, tú te casarás y dependerás de un hombre como todas las mujeres, ¿entiendes? Pero, madre, diga algo. Francesca, tu padre tiene razón, hazle caso y deja de molestar ya. Ya, déjelo en paz. Una mañana decidió dejar de sufrir, tomar decisiones sin importar lo que digan los demás, y seguir su sueño. Se escapó de su casa y caminó hasta llegar al pueblo, donde allí comenzó su gran aventura. Al llegar a los corrales, ella se encontró con un mundo que no conocía, vio muchos hombres trabajando en sus labores y ninguna mujer entre los mismos. A Francesca le pareció muy injusto y le dio rabia. Le parecía inmerecido que las mujeres no puedan trabajar fuera de sus hogares, que dependieran del dinero de un hombre y que no sean libres. Un día decidió ponerle fin a las injusticias y camuflarse como un hombre. Fue a los corrales a ver si era aceptada. Luego de pasar desapercibida, regresó con normalidad a su casa, pero se olvidó de limpiarse para que sus papás no la descubran. Al pasar el tiempo, fue encajando y destacando en su labor. Todos los días se levantaba más temprano para vestirse del hombre que debería aparentar. En un momento, se convirtió en la más hábil de todos sus compañeros y decidió que era momento de enseñar su verdadera identidad, porque creía que la iban a aceptar, ya que era muy buena en lo que hacía. Al mostrarse, todos los hombres quedaron sorprendidos por lo que estaban viendo. Al principio, la echaron por ser mujer, pero al pasar de los meses, se dieron cuenta que la necesitaban y que el ritmo de trabajo ya no era el mismo. Le llevó una carta solicitándole que vuelva al trabajo, y ella respondió que solamente aceptaría si se le permitiera el mismo derecho al resto de las mujeres. Ellos accedieron y de esa forma, las muchachas comenzaron a obtener ese tributo.