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En este Podcast seguimos nuestro estudio de la 1 de Corintios capítulo 4.
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En este Podcast seguimos nuestro estudio de la 1 de Corintios capítulo 4.
In this recording, the speaker discusses the main ideas from the book of Corinthians. They emphasize that the focus should be on the message of God rather than on the leaders themselves. The speaker also highlights the importance of humility, compassion, and love towards others. They remind listeners that salvation is a gift from God and that no one has the authority to judge others. The speaker emphasizes the need for Christians to live a life of humility and to prioritize the work of God over material possessions. Bendiciones familia, muy buenos días, hoy en Desayunando con Jesús vamos a continuar este camino que hemos iniciado al leer la primera carta de los Corintios y nos introdujimos el día de ayer en el capítulo cuatro, donde ya establecimos previamente el mensaje principal de Pablo en estos tres primeros capítulos anteriores a este, donde señala muy muy muy fuerte que él es un instrumento de Dios, que él no es nada delante de las personas y por tanto los Corintios no debían perseguir, aprender de él, sino de la revelación que tiene él por medio del Espíritu Santo de Dios, conseguido a través de su redención por Cristo Jesús, para tener claro el camino para seguir a Cristo. Bien, entonces en el capítulo cuatro, el día de ayer habíamos visto que Pablo dice que a él y a Apolos los consideran como simples siervos de Cristo, a quienes se les encargó explicar los misterios de Dios. Importante aclaración, yo no tengo nada que ofrecerles, es Dios quien pone en mí el conocimiento para explicar lo que él es. Entonces dice que basado en eso, Pablo, a él no le importa lo que piense todo el mundo, incluido aquellos que lo escuchan. No le interesa saber si es su líder o si es una persona criticada por su carácter, etcétera, etcétera. Es más, dice, ni siquiera confío en mi propio juicio en este sentido, porque claro, uno al auto-evaluarse puede caer en el error de creer que tiene el conocimiento de Dios por un mérito propio. Y además, dice, todo esto me deja con una conciencia limpia, pero esto no demuestra que yo tenga razón. Pablo sigue poniendo todos los niveles de confianza que el ser humano expresa a un nivel muy bajo, porque lo que debemos hacer es tener fe en que Dios está actuando en nosotros. Y cuando recibes la salvación de Cristo Jesús, cuando entregas tu corazón al proyecto de salvación de Cristo, cuando te arrepientes de tus pecados y tienes como Pablo una experiencia que te trastoca toda la vida, bueno, el resultado es yo me someto porque en verdad no puedo hacer nada más, ni quiero hacer nada más. Es el Señor mismo quien me evaluará y tomará la decisión, dice Pablo, en el capítulo 4, en el verso 4. Así es que les dice, no pierdan el tiempo juzgando a nadie antes de tiempo, es decir, antes de que vuelva Cristo Jesús. Ustedes no tienen la capacidad de juzgar a nadie. Luego, cuando Él venga y seamos transformados y el Espíritu de Dios sea expuesto delante de nosotros y con nosotros, es cuando ahí sí vamos a juzgar a la humanidad. Pero antes de que venga Cristo, no pierdan el tiempo, pues Él sacará a la luz nuestros secretos más oscuros y revelará nuestras intenciones más íntimas. Y créanme, queridos, esto pasa. Esto pasa. Si alguna vez te has encontrado en situaciones donde piensas que has logrado pasar desapercibido de la presencia de Dios y de pronto hay algo que te muestra como la luz del sol, tu pecado, es Dios actuando en ti, es Cristo actuando en ti. El momento de arrepentir te ha llegado y de volver a retomar el camino que habías dejado. Entonces, dice, si están prestando atención, o si prestan atención, a lo que les cité de las Escrituras, no estarán orgullosos de uno de sus líderes a costa de otro, porque está hablando de los conflictos, yo soy de Apolo, yo soy de Pablo, yo soy de Pedro. Entonces dicen, no, si ustedes entienden la Escritura, lo que van a hacer es estar felices porque tienen muchas fuentes por donde el Espíritu Santo está brotando con su mensaje, y no es para que ustedes digan, ah, no, lo que dijo Pedro me gusta, porque lo que dice Pablo me achaca mucho mi pecado, entonces sigo a Pedro porque Pablo es un atorante. Esto no debe ser entre ustedes así. Y de hecho, esto pasa hasta en el día de hoy. Por lo tanto, tomen lo bueno y desechen lo malo. Porque como seres humanos, como predicadores de la Palabra de Dios, nosotros debemos someternos al filtro que pone el Espíritu Santo de Dios a través de Su Palabra, para entender y honrar la obra de salvación de Cristo Jesús. Bien, ahora vamos a pasar al verso ocho, a la segunda parte de este capítulo cuatro, donde Pablo empieza diciendo, Ustedes piensan que ya tienen todo lo que necesitan. Creen que ya son ricos. Hasta han comenzado a reinar sin nosotros en el reino. Esto hablaba en la parte final del mensaje de ayer. Y bueno, Pablo les dice, es imposible que ustedes estén pensando que ya son salvos, que ya están seguros, que ya tienen todo ganado, y sigan viviendo como el mundo en general. Si ustedes tienen ese conocimiento, su primera reacción debe ser de humildad, compasión y amor al prójimo. Porque así como Dios tuvo misericordia de ustedes, tendrá misericordia de quien Él quiera tener misericordia. No somos nosotros quienes decidimos cuál o quién va a ser salvo y quién no. Es Dios mismo que dice, yo tendré misericordia de quien tendré misericordia. Tú preocúpate de que ya has recibido mi misericordia. Sigues en el camino, que para esto te he puesto herramientas tan hermosas y fundamentales como la salvación de mi Hijo, el Espíritu que te he dado nuevo, y mi Santo Espíritu. Camina por mis caminos, porque para esto es que estás dotado ahora. ¿Bien? Pablo habla y dice, nuestra entrega a Cristo nos hace parecer tontos. En cambio ustedes afirman ser tan sabios en Cristo. Nosotros somos débiles, pero ustedes son tan poderosos, habla la Comunidad de Corinto, Pablo, en el verso diez. A ustedes los estiman, a nosotros nos ridiculizan. En el verso once dice, incluso, ahora mismo pasamos hambre, y tenemos sed, y nos falta ropa para abrigarnos. A menudo somos golpeados y no tenemos casa. Nos cansamos trabajando con nuestras manos para ganarnos la vida. Bendecimos a los que nos maldicen, somos pacientes con los que nos maltratan, respondemos con gentileza cuando nos dicen cosas malas de nosotros. Aun así, se nos trata como la basura del mundo, como el desperdicio de todos hasta este preciso momento. ¿Se dan cuenta esta dicotomía entre lo que decían los corintos ser, que ya se sentían los reyes del reino de Dios, en lo que presenta Pablo y dice, a nosotros si en verdad fuera el momento de reinar, nos encantaría estar reinando con ustedes como están ustedes. Pero las cosas no son así. Un cristiano es rechazado. ¿Por qué es rechazado? Especialmente ahora, porque siempre exponemos la verdad de la humanidad. Siempre exponemos que no somos merecedores de nada y que lo que tenemos es gracias a Cristo Jesús. Pero la soberbia humana siempre va a reclamar una posición delante de Dios que no merece, pero que quiere. Entonces yo, bajo mi criterio, considero ser merecedor de estar con Dios. Y por último, si Él no existe, yo soy Dios y voy a prevalecer sobre todos y sobre todas, entonces me pondré en el lugar de Él. ¿Qué pensamiento es ese? El mismo pensamiento que tuvo Satanás, Lucifer, delante de Dios. ¿Se consideró a sí mismo suficiente para ser él y no obedecer a Dios, porque pensaba que Dios era un Dios injusto, un Dios tirano, un Dios etcétera, etcétera, etcétera? Porque su maldad había invadido. Un querubín que se paseaba en el trono de Dios. Y esto nos debe llevar a la reflexión. ¿Por qué? Porque siendo éste quien estaba en la presencia de Dios, se atrevió a querer ser como él. Y nuestra función no es ser como Dios, es que Dios sea en nosotros. Es la única manera donde podemos ser absoluta y completamente felices, gozarnos de su presencia. Porque de lo contrario, permaneceremos como la comunidad de Corinto, pensando que ya tenemos todo, que somos ricos y que podemos hacer una gran comunidad. Y Pablo dice, no tenemos ni siquiera cómo comer, ni siquiera ropa para abrigarnos. ¿Por qué? A Pablo no le importaba esto, claro que le importaba, pero su fe superaba todo obstáculo físico. Porque Pablo, antes de llegar a los pies de Cristo Jesús, tuvo todo lo material. Fue muy, muy, muy pudiente, y actuaba conforme a lo que él pensaba que era correcto. En su encuentro con Cristo Jesús, lo derriba del caballo que era una representación de autoridad de Pablo, porque esa es la figura de un caballo fuerte, poderoso, que puede ir por donde quiera, y que nadie lo va a detener. La presencia de Cristo Jesús lo derriba, y luego lo enseguece. Bueno, yo creo, personalmente, que en verdad lo que hizo Dios es mostrarle cómo estaba. No es que le quitó la vista, le mostró que en realidad estaba ciego, aun cuando él quería o creía ver. Esa ceguera espiritual es la que maneja mucho, mucho, mucho, mucho el mundo ahora. Pensando que están viendo, son ciegos, y un ciego no puede guiar a otro ciego. Le da el tiempo para recuperarse, aprender, volver a nacer, y Pablo automáticamente se da cuenta de que cuando empezó a ver la verdad, todo lo que tenía no era útil para nada ni para nadie. Aquello que había aprendido desde niño tenía sólo sentido con Cristo Jesús. Sin Cristo Jesús era un tema religioso, era un tema social, era un tema político, pero no era un tema de salvación y de unión con Dios por la eternidad. Pablo, por eso, habla y dice, nos cansamos trabajando con nuestras manos para ganarnos la vida. Y aquí hay un mensaje muy claro. Es hora de que, como cristianos, entendamos. Y esto es algo que yo creo que firmemente, que cuando un siervo de Dios se dedica de pleno a su comunidad y no tiene los recursos, debe buscar una forma de trabajar de una manera aparte de atender a su comunidad. Y de hecho, tiene que seguir trabajando con su comunidad. Pablo no está diciendo, dénme, mándenme diezmos, mándenme ofrendas, mándenme esto, no. Él dice, ustedes son tan ricos que les sobran las cosas. Pero este no es el propósito de formar una comunidad. El propósito de formar una comunidad es de hacer ver a la gente que toda la riqueza que posee en el mundo no va a seguir con ellos cuando lleguen a la presencia de Cristo. Esto se va a acabar. Esto no es más que un desperdicio. Te haces sentir bien ahora y está bien. Tener riqueza en este mundo no está mal, está bien, cuando todo está dedicado a honrar la voluntad de Dios en tu vida. Bien, Pablo dice, respondemos con gentileza cuando nos dicen cosas malas. Y aún así se nos trata como la basura del mundo, como el desperdicio de todos, hasta este preciso momento. ¿Y no es cierto esto ahora? Miren, miren lo que está pasando en el mundo entero. La violencia absoluta en contra de aquellos que quieren mandar o enviar un mensaje de paz. Y ojo, que hay muchos que queriendo hablar de paz hablan de guerra, ¿no? Y sobre todo en el conflicto palestino-israelí, que hay mucho de qué hablar en eso, pero no voy a entrar en ese tema. Pero lo que sí les puedo decir es que Pablo no está arraigado a nada material. Por eso dice en el versículo 14, no les escribo estas cosas para avergonzarlos, sino para advertirles como mis amados hijos, pues aunque tuvieran diez mil maestros que les enseñaran acerca de Cristo, tienen sólo un Padre espiritual. Pues me convertí en su Padre en Cristo Jesús cuando les prediqué la buena noticia, el Evangelio. Así que les ruego que me imiten. Pablo habla en un sentido de que para él el encargo que le da Dios es como el encargo que nos da como padres nuestros hijos biológicos, porque eso en realidad son. Los hijos biológicos no son nuestros hijos, son de él. Y tenemos la obligación de formarlos, de llevarlos, de educarlos, para que reconozcan a Dios en sus vidas, no para que practiquen una religión u otra, sino para que reconozcan. Y reconocer a Dios no es saber que existe, sino saber que todo de sus vidas depende de él. De la misma forma les dice Pablo a los corintios ahora. Pueden tener miles de maestros, pero ustedes son mis hijos espirituales. Imítenme a mí, porque yo les he entregado lo que el Espíritu Santo de Dios me ha dado, la buena noticia. Y dice que por esa razón les envía a Timoteo, mi fiel y amado hijo en el Señor. Él les recordará la manera en que sigo a Cristo Jesús, así como lo enseñó en todas las iglesias en todas partes. Algunos de ustedes se han vuelto arrogantes al pensar que no volveré a visitarlos, pero iré, y pronto, dice Pablo, si el Señor me lo permite. Y entonces comprobaré si esos arrogantes sólo dan discursos pretenciosos, o de verdad tienen el poder de Dios. Pues del reino de Dios, no consisten las muchas palabras, sino en vivir por el poder de Dios. ¿Qué prefieren, que llegue con una vara para castigarlos, o que vaya con amor y un espíritu amable? Cierra este capítulo, Pablo, con estas preguntas. Pero deja claro el mensaje de que el reino de Dios no consiste en las muchas palabras, sino en vivir por el poder de Dios, lo que todo el tiempo estamos predicando. Vivir por el poder de Dios significa que nosotros no tenemos nada en nuestro control, que todo está bajo control porque depende y dependemos de Dios. Si nosotros argumentamos algo al contrario, o empezamos a razonar la palabra de Dios para extraer su conocimiento y apropiarnos del mensaje, pues definitivamente perdemos, y no perdemos poco, perdemos mucho, porque en verdad Dios tomará cuentas de cada una de las palabras que han salido de nuestras bocas, para hacernos caer en cuenta de que todo lo que hemos dicho en nombre de Él tiene que ser honrado, porque de lo contrario puede llegar el momento en nuestras vidas, cuando estemos en la presencia de nuestro Señor Jesucristo, y Dios no lo permita, lleguemos y digamos, pero si en tu nombre hicimos milagros, en tu nombre sacamos demonios, en tu nombre hicimos maravillas, y Cristo diga, no te conozco, apártate de mí, hacedor de maldad. ¿Por qué diría Cristo esto? Pues porque estas personas se apropiaron de la palabra de Dios. Dios ha sido fiel al darnos Sus dones, al darnos todo lo que nosotros tenemos a disposición para testificar de Su amor, testificar de Su poder, testificar de Su misericordia y de Su justicia. El momento en que nosotros nos apropiamos de Su mensaje es cuando en verdad vamos a tener problemas. Este es el mensaje que quería entregarles el día de hoy, y acabamos el capítulo cuatro. Nos encontraremos para seguir caminando por esta hermosa carta de Pablo a los corintios, la primera. Muy pronto nos encontraremos. Bendiciones. Hasta pronto. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org