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Desayunando_con_Jesús "No hay bueno, ni aun uno solo"

Desayunando_con_Jesús "No hay bueno, ni aun uno solo"

Fernando Montoya FrancoFernando Montoya Franco

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En este podcast miraremos como nuestro concepto de bondad, "sentirnos buenos" es limitado y diametralmente opuesto a las enseñanzas de Jesús.

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In this video, the speaker discusses the concept of goodness and morality. They reference Bible verses and use the story of Abraham interceding for Sodom to illustrate their point. They argue that true goodness comes from a transformed heart and a relationship with Christ, rather than simply following external rules. They also address the idea that people are generally good, emphasizing that everyone is sinful and in need of God's grace. The speaker concludes by emphasizing the importance of the heart in determining one's true character. ¡Bendiciones familia! Muy buenos días, hoy en Desayunando con Jesús vamos a continuar haciendo este camino que nos hemos trazado, que arrancó en Romanos 12 y luego nos llevó hasta Proverbios 6 y ahora nos va a llevar a un tramo que se encuentra en Génesis 18 del versículo 16 al 33. Pero para ir recordando un poquito los temas, hablábamos de la renovación del entendimiento que debemos tener nosotros como cristianos para poder ejecutar la voluntad de Dios bajo su instrucción. Y esto nos llevaba a señalar en Proverbios 6 las seis cosas que detesta Dios y siete que abomina. Y más allá de todo esto daremos una lectura breve aparte de estos versículos que hemos citado. Romanos 12 en el versículo 2 dice, no imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar, entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta. Bien, nos íbamos también a la parte donde leíamos lo que dice Proverbios 6, donde dice hay seis cosas y siete que le son detestables a Dios. Los ojos que se enaltecen, la lengua que miente, manos que derraman sangre inocente, el corazón que hace planes perversos, los pies que corren a hacer lo malo, el falso testigo que esparce mentiras y el que siembra discordia entre hermanos. Bien, hasta aquí creo que podríamos empezar a decir, bueno, yo no soy una persona con estas características, yo soy una persona buena. Bueno, vamos a ver qué tan cercano está el concepto del que nosotros manejamos de bondad o de amabilidad, si en verdad esto nos transforma en algo bueno delante de Dios. Y para esto nos vamos a ir a Génesis 18, el capítulo 18, el versículo 16 al 33, donde se narra cuando Abraham intercede en favor de Sodoma. Y yo creo que esta es una de las historias más conocidas en el ámbito, digamos, tanto bíblico como secular, que todo el mundo conoce, la visita de los ángeles a Abraham, donde se le anuncia que va a tener un hijo, donde le dicen que va a ser padre y que va a ser padre de naciones, y tiene una conversación íntima con Dios. Bueno, estos visitantes, dice, y empezamos a narrar, luego aquellos visitantes se levantaron y partieron de allí en dirección a Sodoma. Abraham los acompañó para despedirnos, pero el Señor estaba pensando. ¿Le ocultaré a Abraham lo que estoy por hacer? Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra. Yo lo he elegido para que instruya a sus hijos y a su familia, a fin que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido. Versículo 20. Entonces el Señor le dijo a Abraham, El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. Por eso bajaré a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor contra ellas me lo indica, y si no, he de saberlo. Aquí una pausa. Dios habla a nivel Abraham. Él no está diciendo que no lo conoce y que no sabe que ese clamor, o sea, todo lo que está llegando a él y es evidente ante sus ojos, es porque Sodoma estaba pecando de una manera increíble. Entonces habla Abraham y le dice, yo voy a ver qué está pasando allá. Dos de los visitantes partieron allí y se encaminaron a Sodoma, pero Abraham se quedó de pie frente al Señor. Entonces acercó al Señor y le dijo, ¿de veras vas a exterminar al justo con el malvado? Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Examinarás a todos y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? Lejos de ti hacer tal cosa, matar al justo junto con el malvado y que ambos sean tratados de la misma manera, jamás hagas tal cosa. Tú que eres el juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? Para empezar esto ya es un poquito como complejo, ¿no? El tema este de que Abraham se ponga en esa condición. O sea, Dios muestra un amor y una paciencia increíble en este pasaje. El Señor le responde, si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad. Y Abraham insiste y le dice, reconozco que he sido muy atrevido a dirigirme a ti, mi Señor. Yo apenas soy polvo y ceniza, pero tal vez falten cinco justos para completar esos cincuenta. ¿Destruirás a toda la ciudad si faltan esos cinco? Si encuentro cuarenta y cinco justos, no la destruiré, contesta el Señor. Y Abraham insiste, tal vez encuentro solo cuarenta. Por esos cuarenta justos no destruiré la ciudad, responde Dios. E insiste Abraham, no se enoje, mi Señor, pero permítame seguir hablando. Tal vez encuentre solo treinta, no lo haré si encuentro treinta. Y a esos treinta no lo haré por esos treinta, Abraham siguió insistiendo. Sé que he sido muy atrevido en hablarle así a mi Señor, pero tal vez encuentre solo veinte, por esos veinte no la destruiré. Y Abraham volvió a decir, no se enoje, mi Señor, pero permítame hablar una vez más. Tal vez encuentre solo diez, aun por esos diez no la destruiré, respondió por última vez Dios. Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí y Abraham regresó a su carpa. Bien, esto parece un diálogo que ya se supone que Abraham debió haber entendido si a los cuarenta, a los treinta, ella le dijo que no, es simplemente porque Dios sabe que no hay ni un solo justo, porque la respuesta de Dios empieza a ser recurrente en esto. Pero Abraham, él no concibe que no haya gente buena. Posiblemente, y esto es un paréntesis, porque él se siente bueno también. Pero Dios empieza a mostrarle muchas cosas y creo que uno de los artículos que yo he encontrado para explicar esta situación o esta condición, lo he tomado de uno de los apologetas que más respeto y que más me gusta leer, Chris Dupont, porque usa otros apologetas de otras épocas, como el doctor Clay Jones, para responder a personas que objetan que no puede ser que todo el mundo sea inválido delante de Dios y no sean buenos. El argumento que hace Abraham delante de Dios es ese. ¿Cómo no puede haber buenos? O sea, tú eres un Dios bueno, pero ¿cómo no vamos a ser buenos? Es lo que encierra las respuestas y las preguntas de Abraham y le pide compasión y le pide que le entienda y Dios extiende. Y qué tardo para la ira, porque en serio, muchos de nosotros en la segunda o tercera réplica ya hubiéramos dicho, bueno, qué parte de que no hay justos no entiendes, pero Dios extiende su respuesta y su paciencia, un punto aparte de esa situación. Entonces, hay muchos que dicen, ¿por qué Dios permite que existe el mal? Si es Dios, ¿debería exterminar al mal? Bueno, Dios permite que existe el mal, porque si tuviera que eliminar todo el mal del mundo, tendría que empezar contigo y conmigo. Esa es la respuesta, sin más ni más. Ahora, para los que objetan que ellos sí son personas buenas, Chris Dupont dice, tengo el siguiente escrito del Dr. Clay Jones, que lo voy a leer en parte, y espero que el tiempo me dé, pero es algo muy interesante. Bien, dice, al pasar de los años me he percatado, Clay Jones afirma esto, que muchas personas creen que la gente es generalmente buena. Basta ver un, digamos así, un velorio de una persona que falleció, no hay muerto malo, todos son buenos, todos son buenos, y todos van al cielo, porque todo el mundo dice, no, estoy seguro, e incluso hacen discursos indicando de que él está al lado de Dios, sentado a la diestra del Padre, porque es el lugar que se merece. Pero eso no es lo que Jesús enseñó. Cuando Jesús estaba diciendo que él no era bueno aparentemente, no estaba diciendo que él como Dios no es bueno, sino que ningún humano es bueno delante de Dios. Cuando le llegan y le dicen, maestro bueno, y él dice, ¿por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. Ahora, es verdad que hay mucha gente aparentemente buena, muchísimos, pero no debemos confundir apariencia de bondad con bondad interior. Para Jesús la maldad es siempre y primordialmente un asunto del corazón interno. ¿Sí? Entonces, podrían preguntarse, ¿será posible que alguien sea buena persona sin tener una relación con Cristo? Para empezar, quiero aclarar que no estoy sugiriendo ni remotamente diciendo que los cristianos no pecamos. Sí lo hacemos, con frecuencia, y a veces descaradamente, claro que los cristianos pecamos. Yo peco, pero los cristianos verdaderos, aquellos que han nacido de nuevo, aquellos llenos del Espíritu Santo, son renovados por dentro, se tornan obedientes desde el corazón y se vuelven, digamos así, esclavos de la justicia. Estas personas dejan de vivir en la maldad y el pecado. En otras palabras, el interior de la persona cristiana desea hacer la voluntad de Dios, aunque con frecuencia no escoja bien, o no escoja hacer el bien. Veamos entonces la bondad entre comidas humanas, si es que podría existir, aparte de una relación con Cristo. Entonces, el Dr. Clay Jones dice, a menudo pregunto a mis alumnos, ¿por qué los pandilleros se detienen en los semáforos en rojo? Es decir, no es que los pandilleros piensen, no me importa ninguna otra ley, pero sí respeto la ley de tránsito. Entonces, porque yo respeto la ley de tránsito, aunque falte todas las otras leyes, por eso me detendré en los semáforos rojos. Entonces, si esto no es así, ¿por qué los pandilleros se detienen en los semáforos en rojo? Y esta es una pregunta que él hace a sus alumnos. Y dice, un estudiante dice, ¿por qué no quieren que los multen? Sí, dice el doctor, por supuesto, eso podría ser parte de ello. Pero ¿no hay una razón mayor más convincente? ¿No es la verdadera razón por la que los pandilleros se detienen en el semáforo rojo porque no quieran, tal vez, ser atropellados por un tráiler de 18 ruedas y hacerse pomada? Claro que sí. En otras palabras, y aquí viene una de las reflexiones más profundas que ha encontrado, y dice este doctor, la razón por la que los pandilleros se detienen en los semáforos en rojo es autoconservación, mero egoísmo, pero no se detienen por la bondad moral de sus corazones. Y aquí vienen las palabras que resuenan con todo poder que dijo Cristo. Cualquiera que mira una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Ahora, vamos a considerar este escenario, y esta es una parte que me cuesta mucho hacer, pero bendito sea Dios que la voy a hacer. Considere un escenario en el que un hombre y una mujer trabajan en la misma empresa. Ambos están casados con personas ajenas a esa empresa. Con el tiempo, él empieza a coquetear con ella, ella empieza a coquetear con él. Pronto ambos tienen fantasías sexuales el uno con el otro, y ambos empiezan a pensar que quizás la otra persona estaría dispuesta a tener sexo entre ellos. Si eso es el caso, ¿por qué no van hasta el final y tienen relaciones sexuales? Bueno, no es porque hayan decidido querer honrar a sus cónyuges exclusivamente. Eso es así. Ellos no lo hacen porque, ay, no, yo voy a traicionar a mi esposa o voy a traicionar a mi esposa. No, no lo hacen así. Entonces, ¿por qué no lo hacen? ¿No será porque no tienen miedo de que ella quede embarazada, o tienen miedo de que uno de ellos traiga una enfermedad venérea, o tiemen que si su adulterio se hace público puedan perder su trabajo, su familia, su reputación, o todo lo anterior? Sea cual sea el caso, notemos que la razón por la que no lo hacen no es la bondad moral de sus corazones. Más bien, es por interés propio, y cuando las personas que se encuentran en una situación finalmente deciden dar rienda suelta a su maldad y cometen adulterio, es porque han decidido que tienen soluciones para todos los problemas potenciales que les estaban impidiendo llegar a concretar este acto deplorable y deshonroso. Usarán condón para que no se embarace. Tal vez lo realicen en el acto cuando sus esposos no estén, y ella nunca lo dirán. Entonces, todas esas barreras de consecuencias que se ponían en su mente, que eran supuestamente lo que hacía que no lleguen a cometer el adulterio, se derivan, lo hacen. Por eso Cristo no dice que es adulterio cuando estás teniendo una relación sexual con otra persona que no sea tu pareja. Esto es algo, y ni siquiera sea tu pareja, sino no sea el tiempo para tenerlo. Dice, cualquiera que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en el corazón. Entonces, nos volvemos al punto y vemos que esto que restringe su adulterio no los convierte en buenas personas porque no lo son. El mundo está lleno de gente buena así. En última instancia, el mal es una cuestión del corazón. Juan, en su evangelio, escribe, el que odia a su hermano es un asesino. En otras palabras, si odias a alguien, eres un asesino aunque no mates a esa persona. ¿Por qué no matas a la persona que odias? No es porque la persona te importe, ¿verdad? Después de todo, ya hemos establecido que la odias. Entonces, ¿qué no es por tu puro interés propio? Porque posiblemente pienses, si mato a esta persona, no quiero vivir en una celda, he visto a los criminales que viven ahí, no tengo el físico para desarrollarme con musculatura. Y claro, como en el adulterio, cuando los que odian realmente matan, es porque se han convencido con razón o sin ella de que pueden salirse con la suya. Siendo así, ¿cuántos de nosotros, cuántos de nosotros, dice el Dr. Jones, salimos de la secundaria sin ser asesinos adúlteros? Yo no lo hice. Odiaba a los niños y los niños me odiaban a mí. Y no creo que tenga que explicar la parte adúltera de la mente de un chico de secundaria. Así que vivimos en una sociedad de asesinos adúlteros que piensan que son buenas personas porque no están realizando sus deseos pecaminosos debido al interés propio y a la autoconservación. Por esto tiene sentido lo que dice Romanos 3, y con esto cierro. No hay nadie que haga el bien, ni siquiera uno. Sus gargantas son tumbas abiertas, sus bocas están llenas de maldiciones, sus pies son rápidos para derramar sangre. Ahora bien, a veces la gente objeta que la Biblia menciona a ciertas personas como buenas. Punto aparte, debemos dejar que toda la Escritura informe nuestra comprensión sobre este asunto, y como se ha señalado en Romanos 3.23, afirma claramente que todos pecaron y todos están destituidos de la gloria de Dios. Dicen que Abraham fue justificado porque era una buena persona. Y el Evangelio en Romanos 4.2.3 dice que Abraham era justo, pero esa justicia se basaba en su fe, no porque no fuera un pecador. Y está clarísimo, dice, porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene que jactarse, dice Pablo. Pero no ante Dios. ¿Por qué? Porque, ¿qué dice la Escritura? Abraham creyó a Dios y le fue contado como justicia. Creerle a Dios es un tema de fe. Por tanto, podemos estar seguros que los santos, las personas santas del Antiguo Testamento, que fueron llamados justos, fueron designados así debido a su fe, y su fe los llevó a vivir conforme con la voluntad de Dios, y no porque fueran innatamente buenas personas. Espero que este punto haya aclarado muchas de las dudas de que si soy o no soy bueno, o si actúo o no actúo bien. Vamos a seguir analizando estos temas el día de mañana, pero hasta ahora les dejo con este pensamiento. La esencia es el corazón, no el tema de si lo hago o no lo hago. Es el corazón. Bendiciones hasta el día de mañana. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

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