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Desayunando con Jesús. ¿Por que la Ley no salva?

Desayunando con Jesús. ¿Por que la Ley no salva?

Fernando Montoya FrancoFernando Montoya Franco

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En este Podcast veremos como Cristo Jesús nos muestra que nuestra idea de ser justos es infinitamente inferior a la verdad que Dios tiene de ser Justos delante de EL, además llegaremos a la conclusión de las razones del por que la ley no salva.

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Transcription

In this transcription, the speaker discusses the teachings of Jesus in Matthew 5:21-30. Jesus emphasizes the importance of reconciliation and warns against anger, insults, and curses. He also addresses the issue of adultery, stating that even looking at someone with lust is considered adultery in the heart. The speaker highlights the need for self-reflection and emphasizes that external appearances are not enough; true righteousness comes from the heart. The speaker also mentions a scene from the series "Chosen" where Mary Magdalene falls back into her old ways but is comforted by Jesus, who values her heart above all else. The overall message is that Jesus came to bring about a revolution and confront us with the truth, challenging our perceptions of righteousness. ¡Bendiciones familia! Muy buenos días, hoy en Desayunando con Jesús Vamos a dar una mirada a lo que dice en Mateo en el capítulo 5 en los versículos que van desde el versículo 21 hasta el versículo 30 Vamos a dar una miradita de esto justamente para entender muchas cosas que están sucediendo en el día a día Tristemente en el cotidiano vivir que tenemos, creo yo que somos observadores y muchas veces actores de situaciones donde la gente expresa únicamente juicio expresa malestar e incluso indiferencia a situaciones que para nosotros como cristianos a la luz de la palabra de Dios debería ser algo que toque nuestros corazones y nos lleve a una profunda reflexión de cómo estamos en realidad delante de Dios ¿A qué me refiero con esto? Vamos a leer lo que dice la palabra de Dios en Mateo el capítulo 5 del versículo 21 Vamos a leer primeramente hasta el 24 y vamos a leer luego un poquito de lo que está en el 27 hasta el 30 Y dice la palabra de Dios Corres peligro de caer en los fuegos del infierno. Por lo tanto, si presentas una ofrenda en el altar del templo y de pronto recuerdas que alguien tiene algo contra ti Deja la ofrenda allí en el altar. Anda y reconcílate con esa persona. Luego ven y presenta tu ofrenda a Dios. Hasta aquí vamos a leer ¿Qué resalta Cristo Jesús? En primer lugar, en la ley de Moisés está declarado no matarás, no asesinarás ¿Sí? ¿Por qué? Porque si matas a una persona vas a tener que enfrentar a un juicio. Esto es común ahora ¿Sí? Pero Cristo Jesús se eleva mucho más arriba a la vara. Él dice, con sus palabras, y ojo que está hablando Dios mismo, dice Yo os digo, si aún te enojas con alguien, quedarás sujeto a juicio. Si llamas a alguien idiota, corres peligro de que te lleven ante el tribunal Y si maldices a alguien, corres peligro de caer en los fuegos del infierno. Si te enojas, si insultas y si maldices, cuántas veces, tal vez no de palabra Pero de pensamiento, en nuestras cabecitas, ha ocurrido estos escenarios. Entonces Cristo dice, no debes hacer así. Debes ir y reconciliarte con tu hermano. Pero ojo, que aquí hay una parte que es fundamental, donde dice, y de pronto recuerdas que alguien tiene algo contra ti. Tiene algo contra ti, es decir, tú eres el ofendido, no el ofensor Ojo, aquí encaja la enseñanza de ama a tu enemigo. Dice, si a ti te ofendieron, tú anda y busca a tu ofensor y ponte a cuentas con él. No es al revés, que también se debe dar así. Si has ofendido a alguien, ve y con más razón busca una reconciliación con esta persona. Pero Cristo siempre está elevando la vara un poco más arriba. Él no habla de un sentido común físico. No habla solamente de cuando hay una agresión física. Las agresiones más fuertes y más perdurables en la gente son las que ocurren en su cabeza. Las ofensas que denigran a las personas. Bueno, Cristo Jesús nos habla claramente y nos dice que esto es matar para Él. Asesinar. Entonces, Él pone estas condiciones y es obvio que nos revela algo que luego de leer este siguiente versículo, que es el 27, vamos a definir. Dice en el 27, han oído el mandamiento que dice, no cometerás adulterio. Pero yo digo que el que mira con pasión sexual a una mujer y ha cometido adulterio con ella en el corazón y enfatiza, por lo tanto, si tu ojo, y aquí hay una aseveración, incluso tu ojo bueno, dicen algunas versiones, te hace caer en pasiones sexuales, sácatelo y tíralo. Es preferible que pierdas una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano, incluso tu mano más fuerte, te hace pecar, córtala y tírala. Es preferible que pierdas una parte del cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Wow. Palabras de Cristo. Esto es directo. Esto no es un mensaje a través de Pablo ni a través de ningún apóstol. Es Cristo Jesús hablándonos a nosotros. Bueno, ¿qué nos enseña Cristo con esto? La primera cosa es muy interesante. Vamos a analizar un poquito el tema del adulterio. Si alguien mira con pasión sexual a una mujer o a una persona y ha cometido adulterio con ella en el corazón, es increíble. ¿Cuántos de nosotros no ha hecho eso? Por lo tanto, dicen, si miras algo y tu ojo bueno te hace pecar. ¿Por qué dice el ojo bueno? Porque de acuerdo a nuestro juicio, nosotros pensamos que no estamos haciendo nada malo, porque simplemente estamos mirando. No hacemos mal a nadie. ¿Han escuchado esas expresiones? Pero si no se hace mal a nadie, ¿qué tiene de malo solo el mirar? Wow. Sácatelo y tíralo, dice. Si tu mano fuerte, es decir, vas de una forma natural, tranquila, abrazas a alguien, das un saludo, pero de ese saludo encierra algo adicional. Cristo está hablando de lo que nosotros no vemos y que está presente delante de los ojos de Dios. Dice, sácatela y tírala. Y esto es literal. Entonces, hay cosas que nos debemos enfocar y que quiero resaltar. Si ustedes se ponen a pensar un poquito, nosotros como personas, la mayoría, no nos consideramos asesinos, ni tampoco adúlteros, bajo nuestras percepciones. Es decir, si nos mantenemos bajo la percepción de lo que nos determina la ley, matar es quitarle la vida a una persona, y adulterar es acostarte con otra persona. Físico. Todo físico. Bueno, Cristo nos advierte que el mantenernos cuidando la apariencia externa no es suficiente ante los ojos de Dios que lo ve y lo conoce todo. Ahora, dentro de una escena de una serie que es hermosa y que se la recomiendo que vean, Chosen, que es una aplicación que se puede bajar en el teléfono y la pueden mirar, hay tres temporadas donde está puesto de una manera extraordinaria la vida, los hechos de Cristo Jesús y de cómo convivió en su momento. Me parece a mí un contexto muy bien adecuado, muy bien realizado, y resaltando en realidad algo que muy pocas veces podemos ver dentro del texto bíblico, la personalidad de Cristo Jesús y de cómo se movía con las personas. Pero bueno, dentro de una de estas escenas está justamente un comentario, hay un diálogo entre Mateo y Cristo Jesús, que Mateo le dice, o sea, estás hablando tan fuerte, le dice, que si miramos a una mujer con pasión sexual, entonces todos somos adúlteros, le dice. Y es más, todos deberíamos andar sin un ojo y sin una mano. Y por otro lado le dice, bueno, y si es que no asesines y ya le llamaste idiota o te enojaste con alguien, ya eres un asesino, entonces todos somos asesinos. ¿Por qué haces esto?, le dice Mateo a Cristo. Estoy parafraseando un poco la escena. Y Cristo le responde y le dice, es que así es. Yo no vine aquí a, como quien dice, a agradarle a nadie. Vine a mostrarles lo que es la verdad ante los ojos de mi Padre. Ninguno de ustedes puede y tiene la capacidad de llegar ante Él por sus propios medios, es lo que le dice Cristo Jesús. Yo no vine aquí a complacer a nadie, yo vine a causar una revolución, pero no una revuelta, le dice, sino una revolución, un cambio. Es decir, confrontarnos ante la verdad que ninguno de nosotros, de acuerdo a nuestras percepciones, logramos entrar a cumplir la justicia de Dios para llegar a su presencia, y Cristo lo resalta aquí. Por eso pone ejemplos extremos. Porque dice, ustedes piensan que son justos, pero no lo son. No han alcanzado esa condición. Y claro, cita dos pecados que son los que menos quiere la gente o cree tener la gente. El hablar mal, puede decir, yo no hablo mal de nadie, pero ¿cuántas veces has pensado? ¿Cómo están tus pensamientos delante de Dios? Esta es la parte fundamental y esencial. La conformidad en mirarnos delante de Dios como alguien que es muy capaz y muy entendido y versado en la Palabra de Dios, te hace más culpable incluso, porque de eso habla la Biblia. Porque no va a haber disculpa. De hecho, ninguno de nosotros tiene una disculpa para presentarse delante de Dios y decirle, Señor, yo interpreté esto del texto bíblico y pensé que estaba bien. No. Solo estos dos ya nos condenan a muerte. Haciendo uno, solo uno de estos, enojarse con alguien, llamar idiota a alguien, no ir a buscar, reconciliarte con alguien que te ofendió a ti. Mantener el odio, el rencor, las malas pensamientos hacia esa persona, eso es lo que ve Dios cotidianamente en tu vida, si estás manteniendo algo así en tu corazón. Y hay una escena hermosísima en esta serie Chosen que me llena el corazón. Aquí se presenta una escena que no está relatada o abiertamente relatada en el texto bíblico, pero relata que María Magdalena, al ser, al estar presente en la, digamos así, cuando Cristo Jesús sacó un demonio de una persona, y este demonio la reconoce a ella y le dice, ¿cómo estás y cómo has pasado, Lili? Le dice, Lili, ¿cómo has estado? Más o menos así. Y ella dice, guau, el demonio me reconoce y vuelve a su vida antigua, regresa al lugar de donde la sacaron, en bares, en lugares donde normalmente no está la presencia de Dios de una forma grata, digamoslo así. Y ella vuelve a su antigua manera de vivir y Cristo Jesús envía a Mateo y a Pedro a buscarla. La encuentran, la regresan y hay una escena donde María Magdalena llora delante de Cristo Jesús y le dice, no puedo, tú me redimiste y ya volví otra vez a caer. Entonces, ya perdí tu redención y Cristo le dice, bueno, no sería tanta redención si te duraría un día. Y segundo le dice, ¿crees que no vas a volver? ¿Creíste que no ibas a volver a pecar? Y María Magdalena le dice, yo tengo fe en ti, le dice el Señor, pero yo no tengo fe en mí. Y Cristo le dice, yo lo sé, yo lo sé, pero ninguna de las cosas que hagas va a lograr que estés mejor. Ya vendrán las cosas que vas a ser guiada por el Espíritu Santo. No le dice, pero está implícito. Pero Cristo Jesús le da una respuesta hermosísima que quiero dejarles a ustedes. Cristo Jesús le dice, yo no quiero lo que tú crees que eres para mí. Yo lo que busco y lo que mi Padre y yo queremos de ti es tu corazón. Eso es lo que quiero yo de ti. Además, no me interesa María Magdalena. Yo quiero tu corazón. Tengo tu corazón, y ella le dice sí. Y le da un abrazo profundo, se drama en lágrimas María Magdalena, Cristo la abraza con un amor eterno, y este es el mensaje que quiero dejar el día de hoy. Ninguno de nosotros puede, ni va a poder. Es bueno intentarlo, por supuesto. Pero cuando veas a alguien cristiano o no cristiano, pero más cuando es cristiano, porque muchas veces somos más crueles con los que hemos conocido, pero que alguna vez visitaron una iglesia y caemos con todo al juicio que nos es posible tener bajo el estudio que mantenemos de la Biblia y de todo lo que nos puede pasar como razón absoluta para tender un juicio en contra de alguien, creo que deberíamos revisarnos interiormente, porque lo que Cristo nos enseña, nos dice, ustedes que conocen la verdad, de ustedes mismos, de saber que no tienen esa condición para llegar al Padre, y que por esto estoy yo aquí, indicándoles cómo deben vivir bien. La ley es buena, ¿por qué? Porque te muestra el pecado que eres capaz de cometer, y te enseña cómo no hacerlo para que vivas bien, pero no te salva. Pero al fin y al cabo Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él crea no muera, mas tenga vida eterna. Entonces, primera condición de arrepentimiento, mirar lo que somos en verdad delante de Dios. ¿Cómo estás tú? No como está tu hijo, ni como está tu esposo, tu esposa, tu hija, el veredor tuyo. ¿Cómo estás tú delante de él? ¿Cómo están tus acciones, tus pensamientos? El volvernos a nosotros, Cristo Jesús, al ponernos una vara tan alta, no es porque él quiso elevarla, sino porque siempre esa vara ha estado ahí, y de hecho nosotros, por las doctrinas, interpretaciones o lo que queramos, las bajamos para sentirnos más justos y más poderosos delante de muchas personas que bajo nuestro juicio no cumplen esas condiciones. Y eso es perverso para Cristo Jesús, porque no somos así. Este es el mensaje que quería entregarles el día de hoy, y que gracias a Dios ha podido ser entregado a ustedes. Bendiciones hasta el día de mañana. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

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