black friday sale

Big christmas sale

Premium Access 35% OFF

Home Page
cover of "Necesitamos pedir sabiduría" (Santiago 1:5-8)
"Necesitamos pedir sabiduría" (Santiago 1:5-8)

"Necesitamos pedir sabiduría" (Santiago 1:5-8)

Horizonte TequisquiapanHorizonte Tequisquiapan

0 followers

00:00-01:02:49

Predicación del domingo 9 de junio 2024 Horizonte Tequisquiapan Predicador: Hugo Ventura

PodcastcristoCristoesmejorhorizontehorizontetequisquiapanpredicación

Audio hosting, extended storage and much more

AI Mastering

Transcription

This is a sermon from a church that emphasizes the importance of living a life in accordance with one's beliefs. The preacher discusses the book of James in the Bible, particularly focusing on the theme of wisdom. He highlights how wisdom is the ability to judge correctly and act in a way that pleases God. The preacher encourages the congregation to ask God for wisdom in times of trial and to not rely solely on their own understanding. He also references the book of Proverbs, which speaks extensively about wisdom. The sermon concludes with a prayer for understanding and transformation. Somos una iglesia que confía, camina y comunica a Cristo. Acompáñanos domingo a domingo. Te esperamos. A todos aquellos creyentes que ya no estaban en Jerusalén, y por lo tanto aplica para todos los creyentes el día de hoy, en este caso, para nosotros. Hemos visto que Santiago es el medio hermano de Jesús. Si quieres saber por qué llegamos a esa, o por qué la Biblia arroja esa conclusión, escucha la predicación que está ahí en YouTube, en el canal de Horizonte Tequisquiapan. Pero este medio hermano de Jesús tiene la intención, a través de esta carta, el exhortar a la iglesia de que realmente vivan una vida acorde a lo que dicen creer, ya que, como hemos dicho, más allá de lo que creemos, es importante el vivir lo que realmente creemos. El día de hoy vamos a ver versículo 5 al versículo 8, y quiero pedirte que te pongas de pie, por favor. Vamos a leerlo alternadamente, y comenzamos el estudio de esta porción. Recuerda que aparece ahí en pantalla la versión que estamos utilizando para leer juntos. Dice versículo 5 de Santiago 2. Hermanos míos, perdóname, ya ando muy adelantado. Dice, y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero que pida con fe, sin dudar, porque él, dudar, es semejante a la edad del mar, impulsada por el viento, y echada de una parte a otra. No piense, pues, ese hombre que recibirá cosa alguna del Señor, siendo hombre de doble ánimo y estable en todos sus caminos. Me acompaña a orar. Señor, muchas gracias una vez más por tu misericordia. No queremos dar por sentado que merecemos ni tener aliento. No queremos dar por sentado que merecemos tener recursos para estar aquí, Señor. No queremos dar por sentado que es un privilegio escuchar tu palabra, Señor. Y Padre, ante la gracia que recibimos, ante tu favor, que podemos cantar y adorarte por eso, Señor. Quiero rogarte también, Padre, que abra nuestros ojos para que podamos entender tu palabra, Señor. Prepara nuestros corazones. Señor, es tu palabra lo que nos va a hablar, y te ruego que me escondas detrás de ti, Señor. Necesitamos mucho esto que vamos a ver el día de hoy, cada día, Señor. Y es por eso, Padre, que te ruego que quites cualquier distracción, que nos concedas corazones humildes y sinceros ante la realidad que eres un Dios que está dispuesto, Señor, a guiarnos en tu sabiduría, Padre. Así que, Señor, háblanos, transfórmanos, renuévanos para gloria tuya. En el nombre de Jesús, amén. ¿Podemos tomar nuestro asiento, hermanos? Dice alguien por ahí, si Dios les concediera una cosa, ¿qué pedirían? Si Dios te concediera hoy que te dijera, a ver, pídeme lo que quieras y te lo voy a dar. No tienes que decirme, no te quemes públicamente, pero muchos pensaríamos muchísimas cosas. Yo no sé cuál sea tu caso. El día de hoy vamos a ver, creo yo, una petición fundamental, vital, para todo tipo de momento, de situación, de circunstancia. Pero vamos a ver también el carácter de un padre bueno que está dispuesto a suplir esa necesidad constante que tenemos. Como te mencionaba ahorita, la carta de Santiago tiene enseñanzas confrontadoras, que tienen como propósito el estirar a los creyentes a que su fe sea realmente manifestada a través de la manera en que ellos están viviendo. Y entonces hay momentos donde la carta es dura, y creo yo que Santiago pudo haber aprendido eso de Jesús. Al final era su medio hermano, creció con él. Y recuerdas también, Jesús, había momentos en los cuales mostraba muchísimas gracias, pero también había momentos en los que sus enseñanzas eran muy radicales. Entonces puedes recordar esta escena donde una mujer adulta era sorprendida, viene delante de Jesús, y entonces concluye esta historia donde Jesús le dice mira mujer, ni yo te condeno, ni yo te acuso, vete y no peques más. Y yo no puedo escuchar esa porción, si bien está hablando con verdad, porque le está diciendo que no peques más, pero yo puedo escuchar ahí a un Jesús tierno, como dando gracia ante una mujer que estaba siendo severamente juzgada. Pero hay otros momentos en la Biblia donde también vemos a un Jesús que es muy duro, y recuerdas cuando hay momentos donde él les dice, mira, si tu mano derecha te es ocasión de caer, entonces córtatela, y si tu ojo te es ocasión de caer, entonces también mejor sácatelo, y es mejor que estés sin uno de tus miembros a que te has echado al infierno. Por si acaso, esa no es una enseñanza literal, no es que Jesús enseña a que nos mutilemos o que nos saquemos el ojo literalmente, va más allá de temas del corazón. Pero lo que quiero darte a enseñar es que así como Santiago Jesús tenía momentos en los cuales mostraba un carácter como paciente, siempre hablando con la verdad, pero también había momentos donde él era muy duro, que así quisiéramos verlo. Ahora uno de los distintivos que vemos también en la carta de Santiago es que tiene mucho que ver con la carta de proverbios. Proverbios, en esencia, lo que tiene como propósito es enseñarnos la sabiduría, y es lo que vamos a ver en el pasaje del día de hoy, la sabiduría. De hecho, la palabra de Dios habla en aproximadamente 140 veces respecto a la sabiduría, y 41 de esas veces están precisamente en el libro de Proverbios. Mira cómo dice Proverbios, es el propósito, y como paréntesis, de hecho los hombres comenzamos la reunión mensual pasada como con el propósito de ser hombres sabios, y decíamos que precisamente si queremos crecer en sabiduría, debemos pasar tiempo en proverbios. Si tú tienes tiempo en la iglesia, a lo mejor creciste con este tip de que te dijeron, mírale un proverbio al día. Son 31 proverbios, entonces se te va a acomodar un día del mes, dependiendo el proverbio de ese día. Yo te reitero, hazlo, habita, medita constantemente en proverbios, porque Proverbios tiene ese propósito, darnos sabiduría. Mira lo que dice Proverbios capítulo 1, versículo 1 al 4. Dice, los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel, para aprender sabiduría e instrucción, para discernir dichos profundos, para recibir instrucción en sabia conducta, justicia, juicio y equidad, para dar a los simples prudencia y a los jóvenes conocimiento y discreción. La palabra tiene el propósito de hacernos hombres y mujeres, está hablando aquí en general, a todos los individuos sabios. Ahora Santiago viene hablando también ahorita de la sabiduría, pero quisiera comenzar dejando claro qué podemos entender por sabiduría, a la luz de lo que leímos en estos cuatro versículos de Proverbios, y yo ponía esta definición, la sabiduría es la capacidad de juzgar correctamente. Primero, hay muchas opciones, día a día estamos enfrente de muchas situaciones, decisiones que tomar, acciones que ejecutar, entonces la sabiduría nos da la capacidad de juzgar correctamente, pero nos lleva a una acción. Por eso pongo la segunda parte, y actuar de manera que agrade a Dios, porque ese es el curso de acción que garantiza los mejores resultados. Ahorita vamos a desmenuzar esto, nos lleva a discernir, a juzgar correctamente, pero a actuar de una manera que agrade a Dios porque Él garantiza los mejores resultados. ¿Por qué Santiago está tocando este tema? La semana pasada, a manera de conectar lo que vamos a ver el día de hoy, Santiago estaba hablándonos que deberíamos ver las pruebas como un medio en el cual Dios va a utilizar para forjar nuestro carácter, para hacernos más como Cristo, para llevarnos muchas veces a despojarnos de nuestras propias fuerzas, y entonces buscarlo de todo corazón, y hablaba en el versículo 4, dice, hablando de este propósito también de forjar la paciencia en nosotros, dice que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos sin que nada les falte. Entonces, la tribulación tiene ese propósito, llevarnos a Cristo, a depender más de Él, formar su carácter en nosotros, pero Santiago entiende que para esto necesitamos sabiduría, no es algo que pueda surgir naturalmente de una persona. Cuando tú y yo estamos frente a las tribulaciones, inmediatamente perdemos de vista la voluntad de Dios, cuál es el propósito, y nos preguntamos, y cuestionamos, y dudamos del amor de Dios, es entonces que la palabra nos tiene que recordar la necesidad que tenemos de sabiduría. Entonces, vamos a ver simplemente dos puntos a grandes rasgos, primero es qué es la sabiduría, y después cómo debemos pedir esa sabiduría, ante este Padre que está deseoso de dárnosla en abundancia y sin reproche, como veremos el día de hoy. Dice el versículo 5. Y si a alguno de ustedes les falta sabiduría, que se la pida a Dios. Conectándolo con lo que venimos hablando de las pruebas, podemos decir, para aquellos que están en pruebas y que no saben qué hacer, has estado ahí, que dices, híjole, en esto no sé qué hacer, no sé, estoy atorado, me falta sabiduría. Bueno, dice, si a alguno le falta sabiduría, que se lo pida a Dios, examínate primero. Y si somos honestos, constantemente estamos en momentos donde necesitamos sabiduría. Pensaba en esto, y la realidad es que si somos bien sinceros hermanos, la mayoría de las veces nosotros creemos que tenemos la suficiente sabiduría. Vivimos nuestra vida, nuestra paternidad, nuestra manera de relacionarnos con las demás personas, nuestra manera de trabajar, nuestra manera aún de ejercer este rol de hijo hacia nuestros papás. Lo vivimos en base a lo que nosotros creemos que es lo correcto. Y mira lo que dice la palabra en Proverbios capítulo 3, versículo 5, hablando de cuidarnos precisamente, de no confiar en nuestro propio entendimiento. Dice, confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento. La palabra nos advierte, ey, ten cuidado de ser guiado por tu propio entendimiento. Y muchas veces llegamos a las tribulaciones también porque hemos sido guiados por nuestro propio entendimiento, por nuestro propio corazón, por nuestra propia intuición. Mira lo que dice Proverbios 19.3, hablando de esto, de que muchas veces vivimos la vida guiado en nuestra propia manera de hacer las cosas, sin tomar en cuenta a Dios. Y entonces hay gente que dice, ah, es que estos son mis planes, yo quiero que Dios bendiga mis planes. Y Dios es como, oye, pues yo ni figuro en ese plan. Algo muy común que sucede, y para mí es curioso, hay hermanos que dicen, es que quiero emprender un trabajo y quiero que Dios lo bendiga. Y de repente no es el horario de su trabajo, y su horario tiene saturado el domingo, tiene saturado las horas de reunión en la iglesia. No le importa lo más mínimo pasar tiempo con Dios ni con la iglesia, pero está pidiendo que Dios bendiga ese trabajo. Y es como de, oye, tú le estás pidiendo a Dios, y después de resultados que no es lo que tú esperabas, y todavía te preguntas por qué Dios no está bendiciendo algo que de por sí tú ni estás tomando en cuenta. Dios te ha advertido, no te involucres con este tipo de personas. Pero tú vas, hay esta necesidad en ti, le pides Señor, yo sé que no te ama a ti, yo sé que tú ni le importas, pero bendícemelo, legalízamelo. Y Dios es como, oye, ni me estás tomando en cuenta, estás confiando en tu propio entendimiento. Ahora, ¿qué sucede? Lo más lamentable de esto es que sucede lo que dice Proverbios 19.3. Dice, la insensatez del hombre pervierte su camino y su corazón se irrita contra el Señor. Vivimos sin tomar en cuenta a Dios. Vienen situaciones complicadas que eran evidentes que no estaban respaldadas por Dios, y todavía nos enojamos con Dios. Ey, Señor, pues si te pedí que bendijeras este, quisieras, ¿y por qué no sucedió? Y Dios es como, mira, yo nunca estuve realmente en tu plan, yo nunca fui el centro de tu plan. Eso que estabas tú decidiendo, lo que te estabas involucrando, yo ni figuraba. Pero así somos, vivimos conforme a nuestro corazón y nuestro entendimiento, y hay consecuencias, y lo más doloroso es que terminamos irritados con Dios. Y aquí Santiago nos advierte también con Proverbios, ey, debemos de reconocer que no somos sabios, y hasta que no veamos las cosas a la luz de la palabra de Dios, y vivamos acorde a la palabra de Dios, tomando en cuenta a Dios como nuestra prioridad, entonces andaremos sabiamente. Otra de las maneras que yo digo, híjole, ¿cuántas veces me he encontrado hasta orando, creyendo que estoy pidiéndole de una manera sabia, pero estoy manifestando que yo me creo más sabio que Dios? Por ejemplo, a veces oramos, y más que orar pidiéndole sabiduría a Dios, por aprender de esa situación, porque esa situación pueda dar un fruto piadoso, le decimos, Señor, es que lo que tú tienes que hacer es quitar esa tribulación, lo que tú tendrías que hacer es ya cambiar a mi esposo, ya cambiar a mis hijos, ya deberías darme ese pago que me han retenido por tanto tiempo, ya deberías darme ese trabajo, ya deberías darme el aumento de sueldo. Y entonces, le decía ayer a un hermano, que precisamente Dios como está tratando con él, le digo, mira, Dios te va a dar en este momento lo que tú necesitas. Si Dios no te ha respondido en cambiar esa situación, es porque para Dios, que es más sabio que tú, ese es el momento preciso en el cual tú debes de estar, y a través de esa tribulación, él va a sacar un fruto de gloria para él. Él es sabio, pero a veces oramos más bien queriéndoles dar órdenes a Dios, porque implícitamente nos creemos mejor que él. Mis hermanos, necesitamos sabiduría, en todas las áreas de nuestra vida, y creo que a medida que uno va avanzando, ahora que mis hijas van creciendo, ayer platicaba con el hermano Josué, que traía este grupo de jovencitos de allá de Estados Unidos, y él trae hijas ya de 14, 17, tiene uno de 19, y me decía, wow, tus hijas tan pequeñitas, recuerdo esta etapa tan hermosa, que podía llevarlas al parque, y venían conmigo, ya ahorita ya ni quieren saber de mí, y la realidad es que conforme vamos avanzando en nuestra vida, si somos bien honestos hermanos, cada vez necesitamos más sabiduría. Yo llegué a decir esto cuando estaban más chiquitas mis hijas, le decía a mi esposa, ay, conforme vayan creciendo yo creo que va a ser más sencillo. Ahora los que tienen hijos más grandes saben lo irónico de esto, que no es así. Necesitamos sabiduría como solteros, para buscar la voluntad de Dios, para saber cuál es el hombre o la mujer que Cristo tiene para mí, si es que me ha llamado a eso, y si no, cómo es que debo vivir mi soltería, de una manera que glorifique a Jesús. Necesitamos sabiduría también como mujeres, para edificar la casa, dice la palabra de Dios que la mujer sabe edificar su casa. Necesitamos sabiduría como hombres igualmente, para pastorear, para liderear, para criar a nuestros hijos, mis hermanos, todos necesitamos sabiduría. De tal manera que mi anhelo es que, al terminar podamos decir, oye, si Dios te diera la oportunidad de concederte una cosa, podamos decir, necesito sabiduría. Con sabiduría, Señor. Entonces, ¿qué es la sabiduría? Piensa tantito en esto. A mí me gusta de vez en cuando, mirar atrás en mi vida, y me gustaría que me hicieras rápidamente, no te claves tanto, pero piensa, y piensa en aquellos errores que has prometido en el pasado. Y creo que podemos llegar a la conclusión de, wow, fue falta de sabiduría, no tomé en cuenta a Dios, viví por mi propio entendimiento, por mi impulso, por mi reacción. ¿Qué es la sabiduría entonces? La sabiduría, debemos empezar con esto, no es lo mismo que el conocimiento. Hay personas que son, de verdad que a veces me, de hecho ahorita estaba hablando y le digo, Señor, ¿cómo se te ocurrió a ti, a mí llamarme a ser pastor de una iglesia? Quiero decir con esto, hay personas que son muy brillantes en muchas áreas de su vida. Yo aquí platico con otros líderes, otros líderes son brillantes en matemáticas, en finanzas, por ahí uno de ellos es mecánico de aviones, imagínate, son cosas que, otros de empresas, de invernaderos, mecánicos, cosas que para mí son, y gloria a Dios que tienen eso y que está haciendo de provecho, pero hay personas que tienen tanto conocimiento en tantas cosas, pero su vida está hecha un desastre, su matrimonio está hecho un desastre, su familia está hecho un desastre, hay un despropósito en su vida, hay un vacío, hay un parece vivir sobrellevando la vida sin ningún tipo de pasión o de motivación real y sustentable, y tienen mucho conocimiento. La sabiduría, mis hermanos, es diferente al conocimiento. Hay grandes personas que tienen gran conocimiento y gloria a Dios por los que mencioné, son de gran bendición, para mi vida es escucharlos, pero no es lo que la palabra de Dios se refiere, a tener grandes habilidades o grandes conocimientos de cosas de aquí. Mira lo que dice la palabra de Dios de acuerdo a la sabiduría. Proverbios 1.7 El temor del Señor es el principio de la sabiduría. Los necios desprecian la sabiduría y la instrucción. Hay dos elementos ahí. Con uno vamos a encajar. Hay dos. Es alguien que teme a Dios y que es sabio, o alguien que vive como un necio. La sabiduría, a la luz de la palabra, comienza en la manera que nosotros, en la manera como nosotros pensamos de Dios y vivimos acorde a Él. Cuando habla de que tenemos temor de Dios, no habla de que tenemos miedo y de que, wow, es que mejor ni me acerco porque Dios es muy malo y yo he hecho muchas cosas y me voy a fulminar. Habla más bien de una reverencia, de una primicia, de que es el centro de mi vida, de que es el que gobierna mis decisiones. Es tener reverencia y respeto por Dios, querer conocer de Dios. No es que vivimos con un temor a Dios de, híjole, pues tengo que ir a la iglesia porque si no Dios se va a enojar. Y entonces vivimos con un miedo. Y a veces algunos crecieron con este concepto de Dios o de la iglesia, como de, pues todo lo que hago no dejo de hacer, híjole, porque Dios me va a castigar y tienen una relación con Dios de miedo. Y aclaro, aunque la palabra de Dios advierte definitivamente de que Dios es santo y de que habrá consecuencias para todo aquel que le rechace, mis hermanos, en el día a día, la manera que nos relacionamos con temor a Él significa que en respuesta a su amor y a su gracia, ante esa admiración de decir, ¿Cómo un Dios tan poderoso, sublime, el rey del universo? ¿Cómo ese Dios que conoce lo peor de mí decidió dar su vida en rescate por mí? No solamente para pagar mis pecados, sino para tener una relación conmigo. ¡Cuán grande amor! ¡Cuán grande amor! Y en respuesta a eso, anhelo agradarle. En respuesta a la gracia recibida, anhelo adorarle. Es el temor de Dios. Y entonces, todo lo que hago, todo lo que vivo, el centro de mi vida es Dios. Como la manera en que trabajo, la manera en que guío a mi familia, ¿Cómo está teniendo a Cristo en el centro? El temor de Dios nos coloca a Dios en el centro de todas nuestras decisiones. Por el contrario, dice ahí que el necio desprecia la sabiduría y la instrucción. Un necio, de manera concreta, es alguien que no toma en cuenta a Dios. Dice, mira, si esta padre va a salir de aquí, no me importa lo que se haya dicho, no me importa la iglesia, no me importa la palabra, yo voy a vivir conforme a mi manera. Yo sé, yo tengo 30 años viviendo, yo sé, yo aprendí de mi papá, yo me la voy a aventar conforme a mi experiencia, pero no toma en cuenta a su palabra. Por mucho conocimiento que pueda tener en muchas áreas de la vida, la palabra de Dios lo define como un necio que desprecia la sabiduría y la instrucción. La sabiduría que viene de Dios, puse ahí en pantalla, es la capacidad que Dios da a aquellos que le buscan para discernir la verdad del error y así decidir y vivir buscando el reino de Dios y agradándole conforme a su palabra. Nos permite discernir la verdad del error. Como creyentes, aún una manera de vivir sabiamente, me encanta esto que alguna vez decía un pastor en mis primeros pasos en la vida en Cristo, ya sabe las preguntas que todo cristiano nuevo hace, y puedo escuchar música del mundo, y puedo ir al cine, si vienes ya de una línea más conservadora, oye, ¿puedo vestirme de esta manera? Oye, ¿puedo escuchar cierto tipo? Y vivir sabiamente, mis hermanos, en Cristo, ya no solamente nos lleva a distinguir de lo que es bueno y lo que es malo. La sabiduría de Dios nos lleva a distinguir entre lo que es bueno y lo que es mejor. Hay cosas que esencialmente no son pecaminosas, pero son cosas que nos están distrayendo de algo mejor. Entonces, priorizando las cosas, tomando en cuenta que lo primero es mi relación con Dios, el guiar a mi familia, si es que tienes familia, el ser parte de la iglesia. Hay cosas que necesariamente no son pecaminosas, pero te van a distraer de lo que la palabra de Dios llama prioridad en nuestra relación con Dios, el cuidado de nuestra familia, nuestra relación con la iglesia, y entonces no es un tema de que si está bien o está mal, es un tema de que es mejor, y la sabiduría de Dios nos lleva a analizar las situaciones y buscar qué es mejor para agradar a Dios. Yo quiero agradar a Dios en esto que voy a decidir, en esto que me voy a involucrar. ¿Cómo puedo tener una brújula de saber qué decidir, con quién relacionarme? Pon el reino de Dios primero y busca agradarle conforme a su palabra. Ahora, yo leía esta definición y digo, ¡híjole! ¿Cuántas veces vivo de una manera que no es mi prioridad el reino de Dios? Aún haciendo cosas buenas, muchas veces la motivación incluso es mi propia conveniencia. Y aquí la palabra de Dios dice que vivir sabiamente tiene como propósito vivir buscando el reino de Dios y agradarle, mis hermanos. Santiago tiene claro, no solamente en aquel tiempo, sino el día de hoy, que como creyentes algo que necesitamos clamar constantemente es sabiduría para entender que no pertenecemos a este reino. Sabiduría para entender que pertenecemos a un reino mayor, que tenemos un rey soberano, un rey que nos compró, y que por lo tanto ahora ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, ya nuestras prioridades no tendrían que estar en las cosas de aquí, sino en hacer tesoros en el cielo. Y mis hermanos, siendo honestos, para eso se necesita sabiduría. Se necesita la sabiduría de Dios. Cuando Cristo vino, Él nos decía esto, busquen primeramente el reino de Dios y todo lo demás les será añadido. Entonces Santiago nos está diciendo a los creyentes que están ahí, aún en medio de la tribulación, muchas veces en medio de la tribulación lo primero que queremos es salir del problema, salir de la tribulación. Santiago dice, ahí en la situación que estés, clama y busca primeramente el reino de Dios. Ahora me encanta porque no sé qué tan duro seas contigo, yo a veces lo saben, yo de repente suelo ser muy duro conmigo mismo y de esos que te comiseras y te latigueas y te quedas tirado de cómo pude haber hecho eso. Y Dios en este momento podría decir, te das cuenta que has actuado en muchas maneras sin tomarme en cuenta, de una manera que no es sabia y podría dejarnos ahí, sería lo justo, pero Dios es un Dios de gracia. Y Dios nos exhibe nuestra falta de sabiduría, pero no nos dice, ve y arréglate por allá, te dice, ven y clama a mí, que si hay algo que yo me complazco en darte abundantemente y sin reproche, es precisamente la sabiduría, dice vertículo 5. Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche y le será dada. Pide a Dios, mi hermano, Dios no tiene propósito de humillarte y decirte, no sirves para nada, vete, no, se está diciendo, mira, hijo, es evidente que tú no puedes, pero yo soy tu padre y yo te compré y prometí perfeccionar esa obra que comencé hasta el día que estemos nuevamente. Aquí es que comenzó la buena obra, la perfeccionarás el día de Cristo. Y me encanta porque tenemos este papá que te dice, no te dice, mira, ahorita no. O no, pues tú te metiste en esa situación, pues ya ves, yo te lo dije. Él te dice, ven, pide sabiduría, clama por sabiduría y vemos que esa sabiduría no tiene nada que ver con nuestros deseos, sino con el reino de Dios y agradarle a él. Ahora, aquí hay un punto importante, mi hermano, porque creo que es una pregunta que podría surgir naturalmente en muchos. Pregunta, alguien que no cree en Dios, que no tiene como, como guía, como centro, el reino de Dios, agradarle a Dios, ¿puede tener sabiduría? A la luz de la palabra de Dios, no. Sabiduría, no. Puede tener sagacidad, por ejemplo. Es un término que, que, que podríamos definir que una persona sagaz es muy hábil, tiene mucho conocimiento, pero busca sacar provecho de las circunstancias y las oportunidades para su bien propio. No busca el reino de Dios, no busca que Cristo sea glorificado, no le importa agradar a Dios. Mira lo que puse aquí, el contraste en pantalla. El individuo sagaz tiene el interés humano y su conveniencia en el centro de sus decisiones. El sabio tiene el reino de Dios y su justicia en el centro de esas mismas decisiones. Al sagaz, aparentemente le va bien aquí en las cosas de este mundo y aparentemente está prosperando en lo material, porque es para lo que vive, para lo que decide. Pero el hombre sabio anhela ser tesoros allá en el cielo. Él sabe que le espera un mundo venidero, que le espera esta tierra prometida celestial, que le espera una eternidad con Cristo. Y entonces, todo lo que hace, él lo busca teniendo siempre en la mira el reino de Dios y su justicia. Y mis hermanos, nuevamente, para eso necesitamos sabiduría. Señor, ayúdame en medio de esta tribulación, ayúdame en medio de esta situación que estoy atorado y que para mí lo fácil sería como que ya me destrabe y salir de este problema. Ayúdame y dame sabiduría, Señor. Ayúdame a buscar más allá de salir de esto, crecer en sabiduría. Buscar tu reino, Padre. Mira lo que dice Eclesiastes 2.26. Aquí hay un elemento importante, también dice, porque a la persona que le agrada Él le ha dado sabiduría, conocimiento y gozo. Recuerda que el autor de Eclesiastes es mismo Salomón, el autor de Proverbios, y dice, la sabiduría viene de Dios y Dios la da, pero la da a la persona que le agrada. Y entonces Santiago viene diciendo que pidamos sabiduría, que Dios la da abundantemente, pero si unimos estas dos ideas, está diciendo, Él la da abundantemente a quien, a aquel en quien se agrada. Entonces, como hilando esto, podríamos decir, Dios se deleita en darnos abundancia, pero conforme nosotros vivimos agradándole, obedeciéndole, nuestra sabiduría va a aumentar. Cuando nosotros vivimos de una manera que ya no lo estamos tomando en cuenta, no nos importa su palabra, de repente se empieza a nublar la visión, y creo que tú y yo hemos estado ahí, hermanos. Comenzamos a dar lugar al pecado, comenzamos a dar lugar a ciertas cosas, y de repente el panorama dice, oye, como que antes esto iba de una manera más clara y el pecado nos empieza a nublar la mirada, y Dios dice, vuelve a mí, es como un círculo, mientras nosotros andamos en obediencia, le estamos agradando a Él, Él dispuestamente también nos concede más sabiduría. ¿Dónde da la sabiduría? Es una pregunta, bueno, ¿y a qué se refiere? ¿Va a venir como en un sueño, una revelación mística? Mira, me encanta este proverbio, dice, de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. Entendemos su boca, el día de hoy, como la palabra de Dios. De la palabra de Dios viene la sabiduría. Es ahí la importancia, mi hermano, de vivir sabiamente dependiendo de la palabra de Dios. Es por eso que cada día la batalla más importante es pasar tiempo en la palabra de Dios. Y el mundo está diseñado para llenarnos de ocupaciones, llenarnos de justificaciones o de pretextos, aún de cosas lícitas, pero con tal de mantenernos lejos de la palabra de Dios. ¿Por qué? Porque el mundo, el enemigo, está diseñado para que nosotros no vivamos sabidamente, no vivamos buscando el reino de Dios. Y aquí, Salomón nos dice, también en Proverbios 4.7, mira lo que dice, lo principal es la sabiduría, mira la NTB cómo lo dice, me gustan esas traducciones, a veces nos dan un panorama más amplio de lo que quiere decir. Dice, adquirir sabiduría es lo más sabio que puedes hacer. Está como, como bastante obvio, no hay algo más sabio, más inteligente que pueda hacer que adquirir sabiduría, sabiduría de lo alto. Proverbios 10.8, el sabio de corazón aceptará mandatos, pero el necio charlatán será derribado. El sabio de corazón anhela y dice, señor entiendo, y muy probablemente todos de nosotros entiendan hasta por experiencia propia, señor, que cada vez que he actuado conforme a mi corazón y a mi entendimiento ha terminado mal, señor. Necesito que me guíes, necesito aceptar tu palabra, háblame. El necio charlatán es como, o sea, yo sé, yo todas las puedo, yo todo lo hago y va sin tomar en cuenta a Dios, sin vivir sabiamente. La sabiduría nos permite ver la vida de una mejor manera. Mira lo que dice Proverbios 11.2, la sabiduría, mis hermanos, nos permite ver las tribulaciones como oportunidades en las cuales Dios desarrolla carácter en nosotros. La sabiduría tiene el propósito también de levantarnos cuando tropezamos, de acordarnos en medio de la palabra, no te alejes, vuelve a Cristo y perdone en Él. Necesitamos sabiduría para eso, necesitamos sabiduría aún para advertirnos de peligros que pecados concretamente advierten. La palabra de Dios habla de las consecuencias entre muchas cosas, de adulterio, de la pereza, de la amargura, de malas conversaciones, de desaprovechar el tiempo, habla de un montón de cosas que cuando nosotros habitamos en la palabra, vivimos también tiene el propósito de cuidarnos de eso. Proverbios 11.2, cuando viene la soberbia, viene también la deshonra, pero la sabiduría está con los humildes. La sabiduría está con el humilde, aquel que dice Señor, no me permita ser guiado por mi propio entendimiento, te necesito. Pero cuando viene la soberbia, no hay tiempo ahorita para la palabra, no hay tiempo para las cosas de Dios, al final yo ya tengo un montón de años de cristiano, yo ya me la sé, mi hermano, tarde o temprano, Dios, ¿por qué te ama? ¿Va a quebrar algún área de tu vida? ¿Por qué te ama? Porque Él no quiere dejarte ir en pos de tus propios deseos, es lo contrario que dicen romanos capítulo 1, versículo 21, de esas personas que profesando ser sabios se hicieron necios, y entonces en lugar de honrar y dar gracias al Creador, se hicieron adoradores de animales, de las criaturas, y Dios le dice, ok, tú quieres vivir bajo tu propio entendimiento, sin tomar en cuenta la sabiduría de la palabra, dice Dios que los entrega a sus deseos entenebrecidos, y Dios no quiere eso, mi hermano, Dios nos llama a volvernos a Él, Proverbios 16.6, adquirir sabiduría cuanto mejor que el oro, y adquirir inteligencia es preferible a la plata. Creo que resume concretamente en general la humanidad, yo estoy seguro que si somos súper honestos, muchas de esas peticiones que, si Dios te concediera algo, yo no sé cuál sea tu, pero la mayoría diría con dinero se solucionaría. Salud con dinero, mi esposa, ay, la calmaría con dinero, mi esposo, con dinero, mis hijos, con dinero, con dinero, todo, creemos que todo, y la palabra de Dios dice, mira, hay algo más importante, más valioso, y así como implica esfuerzo, y dedicación, y disciplina, encontrar el oro, buscar el oro, trabajar el oro, de esa misma manera también debemos invertir y priorizar el buscar sabiduría. ¿Por qué? Porque toda nuestra vida depende de la sabiduría, depende de la manera como la vivamos, y todos vamos a sembrar los frutos, sean buenos o sean malos, dependiendo si las hemos caminado con sabiduría, con la sabiduría de Dios. Puse en pantalla esto, la sabiduría que Dios concede, es la capacidad de ver toda la vida a la luz de la eternidad. No ven el aquí y en el ahora, buscando acumular cosas, buscando solventar cosas, aquí nada más, está pensando constantemente, en algún momento voy a estar frente a frente con el rey de reyes, con el juez, y entonces aquel que me ha dado las fuerzas, que me ha dado el aliento, que me ha dado dones, que me ha dado recursos, me pedirá cuentas, y me dirá ¿Qué hiciste con tu tiempo, hijo? ¿O qué hiciste con tu tiempo? ¿Qué hiciste con tus palabras? ¿Qué hiciste con tus dones? ¿Con tus hijos? ¿Con tu matrimonio? Y en aquel día, mis hermanos, rendiremos cuentas. La sabiduría nos permite analizar las situaciones y decir, wow, creo que he invertido demasiado pensando en lo terrenal, y he guiado a mi familia, a mi vida, priorizando los deseos de esta tierra, y la sabiduría que viene de Dios, mira a la luz de la eternidad. Pensaba en esto, creo que es una de las de las imágenes más gráficas que yo he podido vivir en el ministerio, hace aproximadamente cuatro años, una hermana muy amada de Horizonte Querétaro, muy, muy, muy amada por toda la iglesia, fiadosa, no daba consejería, tenía hermanas que ella estaba como disipulando, era una hermana sumamente fiadosa, y Dios decide enviarle cáncer, y no pasó, si mal no recuerdo, más de un año para que ella fuera llevada a la presencia de nuestro Señor. En algún momento yo llegué con ella, gran amiga de nuestra familia, y le decía, se llamaba Gaby, le digo, oye Gaby, estamos orando por ti, y me decía Gaby, me decía, bueno, ¿y qué están orando? Le digo, mira, estoy orando que Dios te fortalezca, que te sostenga, y si es su voluntad que te sane. Y me encanta lo que ella me dijo, me dijo, por favor Hugo, pídele a Dios que me dé sabiduría para que yo no desperdicie todo esto que estoy viviendo. Pídele a Dios que me dé sabiduría, ella no me pidió que saliera de la enfermedad, pidió sabiduría para mirar esa situación con la perspectiva puesta en el reino de Dios, de tal manera que aun atravesando desiertos, aun atravesando aflicciones, podamos caminar con la perspectiva de que Dios nos colocó ahí y que en medio de esa situación el busca generar un fruto que no habría manera de generarlo en una situación distinta, mi hermano. Dios no desperdicia nuestros desiertos, él los quiere utilizar para producir frutos en ti y en mí y no los podría producir en alguna otra situación. Entonces es una gran oración, señor, dame sabiduría, ayúdame este desierto, esta tribulación a no desperdiciarlo, a no caminarlo, decíamos hace ocho días, no es el sufrimiento en sí lo que nos lastima, sino cómo caminamos ese sufrimiento con la perspectiva terrenal o con la perspectiva del reino de Dios, de que él esté en control. Ahora de elementos, ¿cómo pedir sabiduría? Ok, entendí que falta sabiduría y entendí que tengo un padre glorioso y que en su gracia quiere darme sabiduría, mira la actitud que muestra Santiago, ¿cómo pedirla? Versículo 6 Pero que pida con fe, sin dudar, porque el que dure semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. De repente miramos y nosotros nos encontramos ahí orando erróneamente como que como una ola Oramos como que Dios medio hace algo que nos gusta y entonces andamos con el ánimo súper elevado, pero entonces Dios como ay caray, como que siempre no se va a resolver, como que siempre no va a sanar mi enfermedad, y entonces va para abajo, y todo se va guiando no en el carácter de Dios, no en el carácter de Dios, de que él es bueno y está en control de esa tribulación, sino que se va guiando en base a cómo avanzan las cosas aquí, y entonces pedimos, pero estamos siendo totalmente manipulables y volubles, porque realmente ni confiamos en el carácter de Dios, sino somos guiados por las circunstancias, somos capaces la verdad mis hermanos, yo he estado ahí muchas veces, pero somos capaces muchas veces de orar a Dios y de dudar cuando él responde, me ha pasado que a lo mejor alguna alguna enfermedad, o que ya los números ya no se van a dar para la quincena, y termina la quincena y ay, no, que bueno que gracias a la vida, así como, bueno espero que te refieras a la vida de Juan 146, de que Jesús es el camino, la verdad y la vida, o de repente, no, pues que bueno, y comenzamos a dudar en lugar de decir oye, Dios responde, ayer que tuvimos la oportunidad de salir a el Evangelio, llegaba una hermanita y me decía, wow, a mi me asombró como veo tantas personas que estuvieron tan receptivas, yo creí que iban a estar sumamente endurecidas, este, no, este, no, pues que padre, le digo, ¿sabes por qué sucedió? porque estuvimos orando, el miércoles estuvimos orando específicamente por estas personas, estos hermanos que vinieron de Estados Unidos, habían orado por semanas también, y a veces es como, ah bueno, no era tan difícil, no, es difícil, y no nada más los de Tequis, todo hombre sin Cristo, es un hombre muerto, es un hombre que naturalmente no va a responder a Dios, es un hombre que naturalmente va a estar indispuesto a escuchar a Dios, y entonces podemos decir, wow, Dios escucha oraciones, porque el hecho de que personas hayan aceptado, hayan podido escuchar del Evangelio, es un milagro de Dios, pero a veces somos así, tenemos la capacidad de orar, y cuando Él nos lo concede, nos olvidamos que no fue porque oramos, oramos y es como de Señor, este, sé que estás en control de la situación, de esta enfermedad, de la provisión, amén. Híjole, ahora sí, ¿qué vamos a hacer? No, pues háblale rápido, porque hay que sacar esto y resolver, y es como, a ver, no es como inconsistente que oramos con un montón de fe, alguien decía por ahí, la manera que realmente manifiesta si hemos orado con fe, es la reacción que tenemos después de orar, ¿cómo reaccionamos? Realmente, estamos reaccionando acorde a que confiamos en su carácter, dice el versículo 7, no piense, pues, ese hombre que recibirá cosa alguna del Señor, siendo hombre de doble ánimo, inestable, en todos sus caminos. Es inconstante, porque realmente no confía en el Señor, realmente aparenta creer, pero su vida es evidente que no es así. En medio de la tribulación, es llevado conforme a las circunstancias, si la circunstancia mejora, su ánimo va para arriba, si la circunstancia no mejora, va para abajo, es inestable, no hay una estabilidad en esta roca firme de Cristo, de decir Señor, Tú estás en control y Tú vas a utilizar esto también para producir un fruto de Tiedad en mí. Mi hermano, escucha esto, y es mi anhelo que puedas recordarlo en medio de la tribulación. En medio de la tribulación, pídele a Dios que te muestre, que aprendas las razones por las cuales Él permitió, porque Él te llevó a esa tribulación, y pídele, ruegale, que tú salgas de esa situación más sabio, más sabio. Mi hermano, cada circunstancia o prueba que tú y yo atravesamos, apunta algo que Dios quiera hacer en ti y en mí. Absolutamente nada sale de su control. Contrario a eso, Él está tratando de producir un fruto en nosotros que no se produciría de ninguna otra manera. Otra vez, ¿qué le pedirías a Dios? Sabiduría. Mira cómo le ilustra Salomón en 2 Corintios 1, del 7 al 12. Aquella noche Dios apareció a Salomón y le dijo, pide lo que quieras que yo te dé. Ah, o sea, sí hubo un momento donde Dios le dijo a alguien y le dice, entonces Salomón dijo a Dios, tú has mostrado gran misericordia con mi padre David y me has hecho rey en su lugar. Ahora, oh Señor Dios, tu promesa a mi padre David se ha cumplido, porque me has hecho rey sobre un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra. Mira lo que pide Salomón. Dame ahora sabiduría y conocimiento para que pueda salir y entrar delante de este pueblo, porque ¿quién podrá juzgar a este pueblo tuyo tan grande? Y dijo Dios a Salomón, por cual gusto estaba en tu corazón y no has pedido riquezas, ni bienes, ni gloria, ni la vida de los que te odian, ni aún has pedido larga vida, cosas que si somos bien honestos, muchos de nosotros pediríamos el día de hoy, debido a que no me pediste nada de eso, sino que has pedido para ti sabiduría y conocimiento para poder gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he hecho rey, sabiduría y conocimiento te han sido concedidos, también te daré riquezas, y bienes, y gloria, tales como no los tuvieron ninguno de los reyes antes de ti. Salomón entendió que lo primero era el reino de Dios, vivir conforme a la voluntad de Dios, confió en el carácter de Dios, y Dios al mirar esa humildad, la manera en que priorizó a Dios, Dios también jugó a bien por gracia, en el caso de Salomón, a un bendecirle, con otras cosas. Mira como dice Primera de Reyes 3.10, cuando alguien clama por sabiduría a Dios, mira como Dios reaccionó ante la petición de Salomón, dice, fue del agrado a los ojos del Señor que Salomón pidiera esto, a Dios le agrada que pidamos sabiduría, si hermano, Dios está más inclinado a conceder sabiduría que cualquier otra petición que tú y yo hagamos. Dios está inclinado primeramente a conceder sabiduría, necesitamos sabiduría para saber cómo amarlo, para saber cómo obedecerlo, para saber decidir, para caminar conforme a su voluntad, necesitamos sabiduría para caminar en medio de la aflicción, necesitamos sabiduría para huir de la tentación, y aún cuando hemos caído también salir de esa misma tentación y vencerla, necesitamos sabiduría en todas las áreas, mi hermano. Ahora, está dando aquí la actitud, pedirla de una manera humilde y sabiendo que él está inclinado a dárnosla, confiando en él, confiando en su carácter, pero algo que veo aquí, en la imagen de Salomón, que después Dios le bendijo con muchas cosas aún materiales, es que se percibe un corazón así, el corazón de Salomón es que Salomón confiaba tanto en el carácter de Dios, que dijo, mira, yo no necesito pedirte nada más, porque yo sé que si me entrego completamente a ti y te pido únicamente sabiduría, tú te vas a encargar de todo lo que yo necesito. Mira cómo lo enseña Jesús en Mateo 6, 31 al 32, seguramente has escuchado mucho este pasaje, lo voy a leer en la NTV, me gusta también cómo amplifica el entendimiento, dice, así que no se preocupen por todo eso, diciendo, ¿qué comeremos, qué beberemos, qué ropa nos pondremos? Esas cosas dominan el pensamiento de los incrédulos, pero su Padre Celestial ya conoce todas sus necesidades. ¿Notaste? Si Dios es su Padre, Él conoce tus necesidades. Él conoce todas tus necesidades. Versículo 33, busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás, y lleven una vida justa, y Él les dará todo lo que necesiten. El texto común, ¿recuerdas qué es? Busque el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás vendrá por añadidura, dice. Pero aquí dice, y Él les dará todo lo que necesiten. ¿Qué implica lo que está diciendo Cristo? Vivan una vida justa, pongan como prioridad el reino de Dios, y Dios se va a encargar de suplir todo lo demás que ustedes necesiten. El tema es que decimos lo contrario. Señor, entiendo que te pertenezco, entiendo que me has comprado para vivir para ti, para servirte, que me has comprado para buscarte, pero Señor, necesito primero que Tú resuelvas esta situación, o que esto sea más favorable. Y entonces cuando todo sea favorable y cómodo, y esté conforme a mi inteligencia, a mi entendimiento, óptimo para buscarte y servirte, entonces lo haré, Señor, por favor concédemelo. Y aquí dice, no, es que no es así. Busca primeramente su reino, y Él va a cuidar de ti. Puse en pantalla esto, nuestras oraciones frecuentemente son inefectivas, porque pedimos por las añadiduras, y nos olvidamos de pedir por el reino de Dios y su voluntad. Constantemente estamos pidiendo tanto por algo, por añadiduras, cuestiones materiales, y no es que necesariamente esté mal mi hermano, nos instruye que echemos nuestra ansiedad, nuestras cargas sobre Él, porque Él tiene cuidado de nosotros, pero la pregunta sería, bueno, ¿y por qué quiere salir de esa preocupación? ¿Por qué quiere salir de esa tribulación? No, pues es que ya para descansar, ya para tener menos, es como no figuras el reino de Dios, es como que estés buscando que Dios produzca frutos aún de sabiduría en ti, sino más bien muchas veces pedimos por deseos egoístas, que veremos en Santiago 3, también descubre, más bien explica esta sabiduría demoníaca, que mucho tiene que ver que pedimos más bien por nuestros propios deleites. Entonces, Salomón entendió esto, y hay un principio importante en la vida de Salomón, mi hermano. Frecuentemente, al igual que con el hombre sagaz, podríamos confundir el conocimiento con la inteligencia, y con Salomón vemos algo muy claro y necesario para vivir sabiamente. Hay cosas que nosotros tenemos por conocimiento, como si se dicen 3x3, 9, 4x4, 16, dudé. Eso, estés cerca de Dios o no estés cerca de Dios, tú lo vas a saber. Eso no se te va a olvidar. Ahora, el vivir sabiamente es totalmente dependiente de estar cerca de Dios, puse en pantalla eso. El conocimiento lo retenemos, aunque no guardemos una relación estrecha con Dios, puede ser brillante en muchas cosas, pero la sabiduría es dependiente todo el tiempo de mi cercanía con Dios. Tan sencillo como, ahorita está conectado el ventilador, cumple su propósito, avienta aire, pero el momento en el que se desconecta, ya no sirve. Mis hermanos, de la misma manera, nosotros podemos aparentemente estar viviendo con cierto conocimiento, pero no vivir sabiamente. La palabra de Dios dice que en Cristo están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento, por lo tanto, necesitamos estar pegados a él. ¿Qué es lo que nos aleja o nos nubla la vista para dejar de vivir sabiamente? El pecado. El pecado nos nubla la visión, el pecado nos embrutece, por decirlo ahí, y cuando comenzamos a alejarnos y a ser guiados con nuestro propio entendimiento, terminamos en lugares que realmente son dolorosos, sin propósito, y por lo cual necesitamos correr a Cristo nuevamente. Mira cómo lo muestra esta ilustración, Mateo 7, 24 al 27. Porque a lo mejor hasta aquí es como de, ok, sabiduría y la palabra y conocer la palabra. Este es un ejemplo muy claro, como el gimnasio, no es nada más comer, es ejercitar, y tú comes nada más como si fueras al gimnasio, pues, a lo mejor vas a decir que estás en volumen siempre, pero te vas a poner muy pesado. Aquí la palabra de Dios nos muestra una manera como muy gráfica de cómo ejercitar la sabiduría realmente, dice el versículo 24 de Mateo 7. Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca y cayó la lluvia. Vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa, pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca. Todo el que oye estas palabras mías y no las pone en práctica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa y cayó y grande fue su destrucción. Jesús está diciendo, hay dos ramas en la vida, son dos hombres, los dos hombres escucharon la palabra de Dios y aquí, al igual que en ese momento, hay dos tipos de personas así, que lo van a escuchar, pero no van a hacer nada con la palabra. Y allá había un hombre, es el segundo hombre que las escuchaba, pero no las ponía en práctica. ¿Qué sucedió? Vinieron situaciones complicadas que van a venir también para que escucha la palabra y la practica. La aflicción no depende de si eres creyente o no, va a venir para todos. Pero en Cristo dice, la manera de enfrentarla, de vivirla sabiamente, de tal manera que aún en medio de la aflicción tú puedas permanecer en pie, es escuchando la palabra pero aplicando la palabra. Escuchando la palabra y aplicando la palabra, no solamente llenarnos de información, sino más bien estar constantemente ejercitándonos en sabiduría. Mis hermanos, a la luz de esto, necesitamos sabiduría. Y es mi anhelo que conforme a lo que vemos este gran atributo de Dios, de que Él está deseoso y que da abundantemente y sin reproche, clamemos por sabiduría cada día. Clamemos por sabiduría pero también busquemos intencionalmente y esforzadamente la sabiduría en su palabra y entonces también podamos desarrollar esta sabiduría a través de vivir una vida de obediencia que le agrade a Él. Entendiendo esto, mi hermano, puse en pantalla nuestras oraciones. Deben ser sin dudar del carácter de Dios pero creyendo que cuando Dios responda, Él va a responder siempre. Le hemos dicho, Él va a responder sí, no o espera. Él siempre va a responder. Su respuesta será mejor que lo que tú has pedido. Esa es una manera de entender sabiamente. El decir, Señor, aquí está mi petición, pero en medio aún de esta necesidad, de esta tribulación, Padre, concédeme crecer en sabiduría y dar gloria a tu nombre aún en medio de esta debilidad, sabiendo porque lo sé por tu palabra, que tu carácter es bueno, que estás inclinado a darme esta sabiduría, que estás inclinado a producir un fruto de piedad en medio de la tribulación, entendiendo, Señor, que tú eres sabio y que yo voy a descansar en la respuesta que tú me des. Sea algo que yo quiera o sea algo que no quiero, puedo descansar porque tú eres más sabio y tú cuidas de mí y tú eres bueno siempre. Por lo tanto, encuentro descanso en ti. Así que, mis hermanos, vamos ahora para terminar confiando precisamente en este carácter bueno de nuestro Señor. Viene hablando en el contexto de las pruebas, de las aflicciones y, Señor, gracias por tu palabra. Gracias porque tú eres sabio. Gracias porque tú das sabiduría abundantemente, sin reproche y nunca se acaba. Y gracias porque nosotros siempre lo necesitamos, Padre y es una gran invitación el que estemos en esta condición de necesitados, Señor. Porque nosotros somos necesitados, tú eres digno, tú eres sabio y si unimos eso, es una invitación directa cada día a habitar en tu palabra, a aclamar a ti, Señor, y te damos gracias por eso, Padre. Gracias porque entendemos a la luz de tu palabra que la misma sabiduría que llevó a Cristo a la cruz, la misma sabiduría que Cristo oró cuando estuvo en medio de la aflicción y dijo, Padre, si es posible, pase de mí esta copa, pero que no se me haga mi voluntad, sino la tuya. Esa misma sabiduría, Padre, en la cual vemos tribulaciones, que vemos sufrimiento, Señor. Señor, esa sabiduría también está a nuestra disposición esa sabiduría tuya infinita, Señor, también nos da la esperanza, Padre, de que ciertamente caminamos en medio de aflicción, de desiertos, pero, Padre, como lo mencionamos, no somos de este reino, pertenecemos a un reino celestial y si bien estamos de paso como peregrinos caminando en medio del desierto, Padre, levanta nuestra mirada para que todo lo que hagamos, todo lo que vivamos, lo vivamos sabiamente a la luz de tu reino, Señor, porque eso es sí o sí por los méritos de Cristo, Padre. Así que, Señor, gracias porque tú conoces nuestra debilidad, pero gracias porque tú estás deseoso de suplirla, Señor. Así que, Padre, si algo te ruego es que nos concedas corazones humildes, entendiendo que tú das gracias al humilde, pero resistes al soberbio, aquel que dice, mira, yo estoy bien, no es para tanto, pero, Señor, tú estás dispuesto a escuchar y a dar sabiduría y a perdonar a todo aquel que hoy pueda venir a ti y decirte, Padre, perdóname, perdóname porque no solamente muchas de las tribulaciones, problemas y situaciones que estoy viviendo son consecuencias de haber sido guiado por mi propio corazón y mi propio entendimiento, y gracias porque tú hoy no me avergüenzas y me humillas para que me alejes, sino me atiendas tu mano de perdón en Cristo como hijo amado y con toda la disposición no solamente de restaurar mi alma, sino de capacitarme para vivir sabiamente conforme a tu voluntad y para tu reino, pero también a lo mejor estás en medio de una tribulación que Dios ha permitido y que a lo mejor al no ver una respuesta que tú esperabas ya salir de esa situación, tu corazón se ha amargado, se ha cargado, has dudado del amor de Dios, has tenido incluso que él te ha olvidado. Manuel es que hoy tú puedas decirle Señor gracias porque en tu palabra recuerdo que tú me has llevado también ahí Señor y tú prometiste estar en esos lugares así como has estado conmigo en momentos de gozo, Señor permíteme tener ese mismo gozo en medio de la tribulación, sabiendo que tú no desperdicias nada y ayúdame Señor a vivir esta situación con sabiduría, con la mirada puesta en tu reino y con un corazón dispuesto a ser transformado y crecer en ti. Señor gracias por este tiempo, gracias por tu palabra, te ruego que tu Espíritu Santo hable, siembre y dé fruto en cada uno de nuestros corazones Señor y que no seamos simplemente oidores olvidadizos o mirarnos en este espejo y salir y ah ok, no pasa nada, sino realmente Señor porque nos amas y porque no hay nada mejor que tú y tu camino perfecto Señor guía nuestros pasos y nuestras vidas y todo esto te lo pedimos porque te necesitamos y porque confiamos en tu carácter amoroso, lleno de gracia y dispuesto a darnos sabiduría Padre, en tu nombre oramos Jesús Amén Horizonte Tequisquiapan somos una iglesia que confía camina y comunica a Cristo Acompáñanos Domingo a Domingo Te esperamos

Listen Next

Other Creators