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100 año de la voragine, un podcast donde hablamos sobre esta novela y su autor.
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100 año de la voragine, un podcast donde hablamos sobre esta novela y su autor.
Cien años de la vorágine, una novela importante en la historia de la narrativa colombiana. Explora la historia del país, la explotación y la construcción de la identidad nacional. La novela también aborda la separación de Panamá y la dificultad de crear un discurso nacional en Colombia. El autor, José Eustacio Rivera, se aventura por la selva amazónica y descubre la diversidad cultural y el horror de la explotación en la región. La novela representa la selva como un lugar inhóspito y amenazante, desafiando la idea occidental de dominar la naturaleza. Cien años de la vorágine. Buenas, hoy en el año cuatro vamos a hacer un programa muy especial. Se cumplen los cien años de una de las novelas más importantes en la historia de nuestra narrativa y de nuestra percepción, también como país. La vorágine de José Eustacio Rivera. Hay una cantidad de historias que nos surgen a partir de este aniversario de los cien años de la vorágine, que es una de las novelas más trascendentales, quizá la novela más importante que nosotros tuviéramos antes de la publicación de Cien Años de Soledad, que sería la otra que nos definiría ante el mundo como el pueblo de Macondo. La publicación de esta novela nos lleva a un montón de niveles de relato que recorrer en este episodio acerca de qué significa la novela misma. La historia que cuenta el país, qué éramos en esa época, las caucherías, la explotación, la literatura, la idea de cómo construir los límites de nosotros como país, nuestra definición como país, como colombianos, es una de las cosas más complejas de la narrativa. Y está en pleno proceso, o sea, nosotros no hemos todavía terminado de narrar, ni siquiera de comprendernos en nuestra diversidad y en nuestra diferencia heterogenidad. Todavía nosotros no tenemos una idea clara de lo que somos, por eso la literatura es tan importante para nosotros, porque es un instrumento valiosísimo para ayudarnos a ubicarnos en esta complejidad que es el relato de nosotros. En esa época esto estaba más crudo todavía porque ni siquiera se habían definido los límites de la nación, o sea, los límites de Colombia todavía en los años 20, se está definiendo. Eso no fue que nosotros nos independicemos, hicimos la constitución de Villa del Rosario, ya quedamos. No, esto de aquí se llama Colombia. No, eso se va a demorar muchísimo tiempo antes de que se termine la constitución de Villa del Rosario. Ya quedamos. No, esto de aquí se llama Colombia. No, eso se va a demorar muchísimo tiempo antes de que nosotros tengamos límites, que podemos decir donde empieza Perú, o donde empieza Venezuela, o donde empieza Brasil. Todo eso va a ser una indefinición. Entonces, por un lado está la indefinición de los límites y por el otro lado está la inmensa, poderosa y tremenda selva que nos habita en una gran medida, la mayoría de estos territorios es selva y llanos. Y se narra solamente desde la cordillera de un país que tiene dos mares. Pero hay una visión de los tres cordilleras como la del único paisaje desde el cual nos hemos podido narrar. Entonces, teniendo en cuenta eso, la vorágine va a ser un descubrimiento impresionante de otro pedazo de mundo que nos habita y que no habíamos mirado y que Justacio Rivera nos pone de frente y nos pone frente a nosotros mismos. Él aterrado con la selva, diciendo déjame vivir o selva de tu enfermizas penumbras formado por el hábito de los seres que agonizaron en el abandono de tu majestad. Tú misma apareces en el cementerio enorme donde pudres y resucitas. Quieres volver a las regiones donde el secreto nos aterra. A nadie donde es imposible la esclavitud, donde la vista no tiene obstáculos. Y se encuentra el espíritu a la luz libre en todo lo que significa la selva como imaginario y todo lo que significa la selva como ese lugar inabordable. Entonces, tenemos varios niveles de relato para contarles por qué esta novela nos da para muchas historias. Empezamos un poco por el contexto. Cuando se publica la novela, nosotros estamos en el primer centenario de la independencia y el centenario de lo que era la independencia de nosotros y la independencia de Panamá va a generarle a Colombia un golpe durísimo. Porque Panamá fue parte de la Gran Colombia, pero después de que se disolvió la Gran Colombia, Panamá quedó con nosotros y luego, cuando Panamá se independiza, hace el canal. Cuando Panamá se independiza, hace el canal. Crea una historia propia por toda la cantidad de circunstancias de mediocridad, precariedad e imbecilidad histórica que con lo que se manejó el asunto de Panamá y el derecho de Panamá al tener un canal y un destino a determinarlo, Panamá se independiza con la ayuda de Estados Unidos como un destino manifiesto para hacer por allá un canal. Bueno, eso es una historia geopolítica que ya hemos contado, pero lo de Panamá desde el punto de vista de... teniendo todos los panameños todo el derecho, desde el punto de vista de Colombia, la separación de Panamá es una mutilación histórica muy grande que nos hace tener una por primera vez como una percepción de nosotros como territorio. ¿Cómo así que se fue Panamá? Sí, desde fue Panamá. Entonces, en esta época, eso va a ayudar a tratar de crear un discurso nacional que siempre para nosotros es muy difícil crear el discurso nacional, porque nuestros discursos regionales han sido siempre muchísimo más fuertes que un discurso nacional. Eso siempre nos cuesta trabajo aún hoy día. Entonces, ahí como que nos pellizcos y dios, esto es que fue lo que pasó. Y como les digo, un país narrado solamente desde la cordillera, donde no se ven sino montañas, donde no se ven sino pisos térmicos, donde la selva resulta un imaginario tan lejano y tan disperso como la luna, donde toda la llanura gigantesca que nos habita y que nos une con Venezuela en un mismo llano como una cultura tan particular que nos resulta ajena, cuando ahí en esa llanura tan particular fue donde se forjó el país, porque ahí vinieron las batallas que hicieron posible que ese país existiera de la llanura de los llanos orientales. Entonces, nosotros siempre hemos tenido un rollo con eso, entonces la separación de Panamá nos alborotó la idea de narrarnos y de empezar a mirar desde otros lados. Entonces, la selva empieza a aparecer como una región que también forma parte de nosotros. Estamos hechos de muchísimas más composiciones geográficas, culturales, distintas solamente al papel de las cordilleras. Ese es el contexto en el que empieza a existir José Estacio Rivera. Hasta la época, lo que llamaba la Cauca todavía era un territorio que llegaba a tener fronteras con Ecuador, Brasil y Venezuela. Y el Perú, y todo eso se está formando. Entonces, ¿qué es lo que nos va a unir a José Estacio Rivera con esta historia? ¿Qué él va a trabajar en la Comisión Limítrofe Colombiana y cómo va a trabajar en la Comisión Limítrofe Colombiana? Él va a hacer un recorrido gigantesco y ese recorrido gigantesco va a ser que él reconozca un país y al reconocer un país va a empezar a ver que hay una diversidad de historias y se va a encontrar con una cantidad de culturas que él nunca en la vida había imaginado. Y se va a encontrar con un horror que él nunca había imaginado, con un universo impresionante en la mitad del camino. En la mitad del camino él se siente que está abandonado por los gobiernos, tanto de Colombia como Venezuela, y se queda y sigue por su camino. Él solito en esa Comisión Limítrofe Colombo-Venezolana, que empieza en 1922, que lo lleva por la ruta del río Magdalena para abajo Barranquilla, Puerto Cabello, La Guajira, Puerto España. La frontera que nosotros tenemos con Venezuela tiene más de 3.000 kilómetros. Orinoco hasta Seque de Bolívar, que era la antigua Angostura, uno de los congresos que ayudó a finir y llegaron a finales de octubre y después fueron por el río Meta en el Orinoco. Y llegaron a los raudales del río Borja, ahí es cuando José Eustacio Rivera dice aquí no me están parando bolas nadie, renuncia a la Comisión y sigue el 20 de diciembre. Llega a San Fernando de Atabapo, ahí, ese es uno de los lugares más bellos del planeta, eso se llama la Estrella del Sur, en ese punto convergen la desembocadura del Guaviare, el Orino, el Atabapo y el Ínea. Es uno de los puntos que tiene más agua en el planeta y es tan bonito porque cada río desemboca con su propio color. El Atabapo tiene un color ferroso y llega con ese color ferroso, el Orinoco llega con un color amarillo y el Ínea es gris. Entonces se forma una policromía de colores acuáticos y la verdad en un reservorio de agua increíble donde se une el cielo, la tierra, las aguas y las selvas. Se juntan en una fascinación impresionante llamada la Estrella del Sur. Y vio la Estrella del Sur y desde ahí arrancó por el Orinoco en los territorios de los ríos Putumayo y Caquetá. Él va a encontrar el horror de la Casa Arana y al encontrar el horror de la Casa Arana y al encontrar el horror de la Casa Arana que es las gaucherías, tan desconocido para el Constancio Rivera, es un tipo con unas ganas tremendas de narrarnos como país. Eso lo lleva a hacer la novela y también es un hombre con una formación occidental y para Occidente desde las épocas romanas y griegas el bosque era ese lugar remoto donde habitaban los monstruos, las criaturas mitológicas, los monstruos más miedosos de la literatura de los hermanos Grimm. Están en el bosque, el bosque es la otredad de los espíritus, del bosque son lo descifrable, es un bosque. Imagínate lo que es una selva, si estos y los bosques en Europa les parecían inhaciables, si la muralla de Adriano, Alopén, los romanos en el límite donde empiezan los grandes bosques de Escocia y los llaman Caledonia y de ahí para adelante, no, ni se meten, porque de ahí para adelante eso es pared. Entonces, imagínate para un continente que tiene esa idea del bosque y de la naturaleza que no domina, que tiene una idea de progreso que considera que la naturaleza está ahí para ser dominada y sometida por el hombre, lo que significa llegar y encontrar la selva del Amazonas en Sudamérica, es una cosa que no les cabe en la cabeza. Entonces, José Eustacio Rivera, pues viene de la tradición occidental, tiene la idea de la selva que la tienen los occidentales que es la otra, vasta, inhaciable, amenazante, terrible, reprensible, devoradora, aquello que te enajea el alma, que te llena de delirios, si es una idea de la selva muy amenazante para él y además una idea de la selva que lo hace sentirse totalmente imponente a ella, no entonces por la selva, esposa del silencio, madre de la soledad y de la neblina, que dado maligno me dejó prisionero en tu cárcel, verde los pabellos, pabellones de tus ramajes, como inmensa bóveda siempre está en mi cabeza entre mi aspiración y el cielo claro, que sólo entreveo cuando tus copas estremecidas mueven su oleaje a la hora de los crepúsculos antiguosos. Entonces todos, los todos, los epitetos, todos los adjetivos que tiene la selva son angustiosos, asfixiantes, terribles, una notredad, en todo sentido de la palabra, una notredad. Para un hombre bogotano en que es el protagonista de la novela José Eustacio Rivera nació en el Huila y la inclusive van a rebautizar un pueblo por su nombre, Rivera Huila. La historia que él va a escribir tiene su origen en una pareja bogotana que es Arturo Coba y su compañera Alicia, que huyen de la Bogotá que en esa época era un pueblo grande con unas costumbres terriblemente rígidas y se van para la selva en busca de la libertad, huyendo, digamos, de la civilización. Y se van para la selva y ella está embarazada. Entonces lo que va a hacer José Eustacio Rivera es tomar todo su recorrido geográfico limítrofe, su bagaje cultural, su idea de narrar un país, de describir la selva, de encontrar una vía literaria. Él hace mucho tiempo está en literatura, ya ha escrito sonetos, es un tipo importante en la literatura y como diría Humberto Eco, hay cosas que sólo puede narrar desde la literatura cuando le preguntaron por qué había escrito el nombre de la rosa y él le dijo, porque hay cosas que solamente se pueden narrar desde la literatura. Entonces la denuncia al horror de la Casa Arana, las cosas que él vio, las caucherías, las cosas que él vio narrando a manera de una denuncia que va a ser muy importante porque es por eso que se va a saber en Colombia y para los colombianos los horrores de las caucherías en la novela de La Orágine. Entendiendo La Orágine como selva, Borágine como selva que se traga a uno vivo, entonces este hombre va a mezclar todos los elementos de querer narrarnos desde diferentes geografías, mostrarnos quiénes somos, establecer nuestros grandes límites y fronteras, contarnos de la selva, contarnos de su propia extrañeza frente a la otredad de un paisaje que no estaba en su imaginación y al mismo tiempo hacer una denuncia tremenda de lo que va a ser el horror de la Casa Arana y al mismo tiempo formar parte del movimiento modernista que está renovando la literatura en América Latina. Porque a partir de Rubén Darío la literatura entra en una riqueza lingüística muy poderosa que va a hacer que una cantidad nueva novela y nueva narrativa se haga explosión en el continente y en ese momento está La Orágine. La Orágine como novela la han clasificado de todas maneras, no digamos costumbrista, pero las novelas costumbristas solían tener una empatía nostálgica con una cultura regional a la que querían destruir como una añoranza. Esto no es añoranza, esto es bravo, es una novela incómoda como la selva es el protagonista de la novela. La protagonista de la novela entonces que si es una novela de la tierra como si fuera ser una novela de la tierra fuera menos valioso que ser una novela urbana o qué sé yo, de donde la pobre no la han tenido donde clasificar porque es descomunal, poderosa, tremenda. Y entonces cada ratico la ponen en algún anaquel en las librerías porque no la han podido clasificar. Ella es lo que es la novela de La Orágine, es la novela de la selva. Entonces él en la época del modernismo con la idea de narrarnos y de hacer esta denuncia construye la historia de Arturo Cova y de Alicia de cómo en el llano, en la hacienda de La Maporita se van a encontrar con los personajes. Se van a encontrar con Griselda, con Zoraida y Ram y con Barrera y con Clemente Silva y van a terminar adentrándose en la selva. Cuando ellos se adentran en la selva primero porque Alicia va a huir con Zoraida y con Barrera y con Griselda. Se van a meter en la selva y Arturo se va detrás de ella y eso hace que el eje de narración se nos desplace directamente a la selva como protagonista de la historia. Ahí es cuando él empieza a ver la selva como algo inconmensurable y aquí se nos presenta elementos que no son importantes de entender en la cultura occidental. Ha construido una dicotomía falsa a la vez también de civilización barbaria siendo las occidentales la civilización. Y todo aquello que no pavimenta concreten, miran barbaria entonces la selva en ese esquema que es un esquema occidental que se empezó a forjar desde el siglo XVII, XVII. Pero que Ariel Rodo en la Argentina lo va a llamar civilización barbaria. Como una categoría que él va a cuñar con ese esquema la selva era la barbarie pero la barbarie que vamos a encontrar en la selva no es la selva, es el capitalismo, es la explotación. La industria del caucho se ha disparado en la Sudamérica porque está alimentando una máquina gigantesca que son las cadenas de montaje de los automóviles en los Estados Unidos. Taylor ha desarrollado la cadena de montaje Ford, han desarrollado el automóvil y se están produciendo 10.000 unidades de carros. Esto en términos de neumáticos para poder sacar el caucho usted tiene que desangrar un árbol abriéndole unas heridas en forma de V. Eso va a generar un goteo, el goteo va a generar una lática, esa lática se vuelve una pelota, esa pelota es una bola de látex. Imagínese cuántas peloticas de cuántos árboles usted tenía que desangrar para llevar a abastecer la demanda de neumáticos de la cadena de montaje de las industrias automotriz en los Estados Unidos. Imagínate eso teniendo en cuenta que los árboles de caucho no se pueden sembrar uno al lado del otro porque se les desarrolla un hongo que hace que la producción no se pueda dar. Entonces hay que internarse en la selva para identificar cuál es el árbol y desangrarlo. Además hay una imagen muy poderosa de cómo mientras desangraban el árbol las sanguijuelas a su vez estaban chupando las piernas de los hombres, como que la selva desangraban a los hombres que estaban desangrando sus árboles. Entonces la Casa Arana acogió tres comunidades, la comunidad de los huitotos, la comunidad de los andacos, la comunidad de los boras, y los va a someter a un sistema de endeudamiento permanecente donde los niños van a heredar las deudas de sus padres. Eso también había escrito Marx en el capítulo de la explotación infantil en el Capital donde cuenta la historia de los hijos que nacen con deudas heredadas aquí en las caucherías, en las caucherías los niños hasta la edad de la pubertad apenas acababan de pagar su infancia en los padres, que como decían ahí la iban matando, violando, destruyendo, y los niños quedaban huérfanos y con las deudas de sus padres asesinados. Entonces aquí se va a montar un exterminio en los pueblos indígenas basada en una crueldad infinita de gente quemada viva, sometida a las hormigas, tambochas, cantidad de crueldades que en la novela describen de una manera brutal y que uno no puede sustraerse del sufrimiento tan impresionante que le muestran a uno de la cazarana. Estas comunidades llevaron al borde del exterminio a los andacos y después los deportaron a Iquito, y los poquitos que estuvieron y lograron regresar otra vez al Caquetá, reconstruir una historia e incorporar en su mitología la crueldad del hombre blanco, también como parte de su relato de su memoria, y tener un tejido que les permita sobrevivir a esta barbarie, los otótocos fueron terriblemente afectados, y esto todavía es una memoria viva en el relato de la selva, y en la comisión de la verdad en Colombia estas historias salieron cuando empezaron a averiguar todo lo que había pasado en nuestro conflicto de las memorias de la selva y de las caucherías están vivas en el relato de la selva, porque lo que pasó aquí fue una barbaridad terrible, y volvemos a estos patrones de explotación del comercio de la azúcar en Haití, volvemos a los pones de explotación del oro, y lo que va a ser el caucho entonces para sacar ese caucho, tenían un sistema de endeudamiento que era siempre lo que hacían las compañías extractoras por un lado, por el otro lado un sistema esclavitud de trabajo, porque había que entregar una cuota diaria, y por el otro lado un sistema de castigos tan brutal que permanecía a partir del terror y el horror, pero es que esto es un terror verdaderamente espantoso, en una cosa que no se puede imaginar, entonces la novela José Eustacio Rivera denuncia el horror de las caucherías, de la explotación del caucho, y muestra ese mundo sumido en la tragedia de una explotación absolutamente descarnada, entonces la barbaria es el sistema de explotación del caucho, son los castigos crueles, es el endeudamiento, es el exterminio de los pueblos indígenas, no la selva, la selva es la selva, la selva es eterna, la selva es permanente, entonces la civilización barbaria no es la naturaleza frente a lo que el hombre domina, es la explotación del hombre como una manera de entender la única función de la naturaleza ante la selva, antes la selva les parecía una cosa inasible, como los demás planetas del sistema solar, pero cuando la empiezan a encontrar el caucho, como cuando empiezan a poder explotarla, para hacer billete con la selva entonces ya no les parece tan terrible porque ahí ya les produce billete, entonces ya estamos hablando de otro tipo de barbaria y esa es la que él va a ver, esta explotación del caucho también va a ser expuesta y denunciada por Roger Casemet en Londres, cuando habló de esta barbaria y hizo que separaran a alguno de las empresas como Roger Casemet, vamos a conocerlo por la literatura, porque sin la literatura no existiría el relato del mundo por una novela de Mario Vargas, Joseph que se llama el sueño de Celta y Roger Casemet va a ver la explotación en las caucherías del Amazonas, como las va a ver en el Congo y hay un momento en el que ante una escena de barbaria infinita con el Congo, le preguntan a este hombre belga porque está haciendo un castigo tan cruel frente a ese adolescente indefenso, dice me tomé la precaución de haber dejado la conciencia en Europa antes de llegar aquí, el esquema de civilización barbaria exonera de todo, compromiso ético a los que van a desarrollar un nivel de explotación tan grande, porque simplemente consideran que están en un terreno de lo no civilizado, donde no tienen que comportarse con una ética, no sino simplemente de acuerdo con sus más bajas e instintos y ambiciones. Entonces todo esto se junta a las caucherías, denuncias de Roger Casemet y finalmente este horror va a terminar, es cuando llegan las plantaciones de caucho al Asia y cuando finalmente antecitos de la segunda guerra mundial, desarrollan el caucho sintético, entonces el desarrollo del caucho sintético hace que toda esta barbarie ya no se consiga, pero el daño que se alcanzó a hacer fue aterrador, entonces José Estacio Rivera vive todos esos contextos, él queda aterrado ante la explotación tan terrible de los indígenas, para él los pueblos originarios también son un misterio, no los entiende, no los comprende, la mirada de nosotros frente al mundo indígena todavía no es tan amplia, sino desde la otra edad de él puede llegar a sentir compasión con ellos, pero no gratitud, y ellos son los que dan las posibilidades de transitar la selva, él todavía no los ve con ojos distintos a los que Occidente ve las comunidades que no están en la selva, y los que están en la selva son los que les dan las posibilidades de transitar la selva, él todavía no los ve con ojos distintos a los que Occidente ve las comunidades que no están hechas en sus mismos códigos culturales, si es un hombre de su tiempo, o sea, tampoco logra tener una mirada que en ese momento todavía no se estaba desarrollando, que se desarrollaría mucho tiempo después, pero si nos alcanza a mostrar el nivel de crueldad tan terrible que eran sometidos como seres humanos, entonces aquí vimos toda esa cantidad de miradas desde el punto de vista de las comunidades originarias, y eso lo estábamos viendo en la historia de los alimentos, la selva es la riqueza infinita, es la revelación de la generosidad de los dioses, la selva les da absolutamente todo, la selva les da la comida todos los días, hacen el cazabe, todos los días hacen todo el proceso de quitarle el veneno a la yuca, y hacer la mandioca, la selva todos los días provee alimento, la selva les da el pescado ahumado, les da los gusanos que les dan proteína, para las comunidades indígenas la selva es la generosidad de la vida, es el sitio donde habitan los dioses, es el mundo que realmente les permite a ellos construir un sentido de vida, la selva para las comunidades indígenas tiene un sentido sagrado, cosmogónico, generoso, espiritual, cósmico y poderoso, para los pueblos occidentales la selva es una otreada amenazante e incomprensible, porque no entienden sus dioses ni su lenguaje ni su generosidad, lo que para los pueblos originarios es generosidad, para el hombre occidental es abrumador, es inconmensurable para los pueblos indígenas la selva no es caótica, tiene un orden perfecto, tiene un orden sagrado, tiene un orden divino para los pueblos occidentales, la selva es inansiable, incomprensible, los hay que la tumban para hacer agricultura o ganadería, y eso es parte de las grandes heridas de la selva, porque no la entienden, no entienden ni siquiera que los sembrados en la selva no pelechan, porque la selva tiene la riqueza en las copas de los árboles y no en las nutrientes del suelo para la agricultura, la selva tiene otra lógica, tiene otra dinámica y es inmensa, tiene 9 millones de kilómetros cuadrados, el Amazonas como tal y nosotros tenemos una parte de eso, entonces nos enfrentamos a este Amazonas desde los ojos de un occidental que no puede ver en la selva sino el infierno verde, la manera como se pierden en un lugar del que no pueden responder y se encuentran con unos pueblos indígenas que no comprenden y con los que no pueden comprender un sistema de explotación que le hiela el alma ante la presencia de la crueldad infinita y todos esos elementos los va a combinar una novela y esa novela nos va a narrar a nosotros como colombianos la vastedad de nuestro territorio, lo incomprensible e inasible para nosotros mismos de nuestro relato como país y esa novela va a poner de frente al mundo la explotación del caucho de la casa arana, la existencia de todos estos pueblos indígenas a un país que solo ha mirado a la altura de las montañas, el nivel de sorpresa, el nivel de asombro y el nivel de también aventura, porque esta es una novela de aventuras y al final nos devora la selva, si esto no es un spoiler así es que empieza, si no es como que uno diga que es como el Titanic, se hundió, no, todo esto nos va llevando una visión en una ventana a una mirada que es lo que va a hacer que desde esta novela Arturo se enfrente a la selva, la enfermedad, el cansancio, a la búsqueda de justicia para los oprimidos, pero no lo favorece la suerte, el último de nuestro consul dirigido al señor ministro y relacionado con la suerte de Arturo Coa y sus compañeros, dice textualmente hace cinco meses, búscalos en vano, clemente silban mi rastro de ellos, los devoro la selva, y así es como resuelve esta otra edad tan impresionante, la selva sigue estando entre nosotros, hace poco en Colombia, un episodio donde la selva nos volvió a hablar la historia de los niños que sobreviven en el accidente aéreo y que todo el ejército colombiano va a buscarlos por todas partes, y esto va a un destacamento, va todo el mundo a los niños, no los ven a los niños, no los ven, no los buscan, los buscan y los buscan en una lucha por la vida que no es tan frecuente entre nosotros y no los ven, y de pronto aparecen sanos y salvos, la selva los oculta, la selva los revela, y una vez más como colombianos nos damos cuenta que las selvas siguen siendo tan misteriosas, la selva nos habla o la selva calla la llegada de estos tres niños y la manera como ellos aparecen intactos, nos muestran que la selva sigue teniendo el misterio y el secreto para nosotros, Colombia es un país donde el 20% de las comunidades indígenas han escogido ser no contactadas, es decir, hay muchos pueblos en la selva que por elección propia no quieren tener contacto con la civilización del hombre blanco, bueno, no se los culpa, no después de lo que les cuento, que ganas dan pero no quieren tener contacto con el resto de la civilización, bueno, de la llamada civilización y están en la selva, inclusive en Chiviriquete no se deben ir en helicóptero porque con los helicópteros se pueden perturbar las comunidades, que eligen no tener contacto, entonces 100 años después la selva todavía guarda nuestros secretos, todavía se nos revela como una enorme parte de nuestro país que aún no logramos descifrar, 100 años después todavía no ha llegado a una justicia para las comunidades indígenas, 100 años después muchas de las cosas que denuncia ya no existen las caucherías, pero existe la memoria, muchas de las cosas que denuncia Arturo todavía quedan sin resolver en nuestro país actual, 100 años después digamos que este relato tiene mucha vigencia ya en el siglo XXI y nos pone a pensar siempre en esa, en toda esa cantidad de otros relatos que existen en este, nuestro país, donde hay dos mares, donde hay unas comunidades indígenas, donde hay dos comunidades indígenas, donde hay dos mares, donde hay unos llanos enormes, donde hay unas selvas infinitas llenas de relatos distintos, donde hay cantidades de comunidades, es esa mirada a esos lugares tan potentes y tan poderosos la que nos descubrió por primera vez hace 100 años José Eustacio Rivera y por eso en el año 4 nos adentramos en la selva de la mano de José Eustacio y de la sola, la soledad y la desesperación de Arturo y Alicia y la compresión profunda, natural, ordenada, divina y cargada de sentimiento que tiene para los pueblos originarios la selva y el enigma que 100 años después aún nos revela este lugar que nos habita de una manera tan profusa en este país colombiano a través de la literatura y la novela de José Eustacio Rivera. Entonces desde la definición de nosotros como Colombia, como límite, como país, desde la selva, desde el asombro, desde la crueldad, desde la cacería, desde el destino de Arturo, Coba y Alicia y desde la mirada de José Eustacio Rivera que nos hizo ver un universo a través de la magia de su novela en la narración de Anu Rivera. En la narrativa de la orágine la violencia es a veces una forma instintiva de defensa otras una forma intencional de superación y la mayoría de las veces un ejercicio de dominación y eliminación del otro a partir de carencias institucionales propias de un estado fragmentado en lo local y en lo territorial y expone las duras condiciones de vida de los colones e indígenas esclavizados durante la fiebre del caucho. Feliz día.