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The speaker starts by greeting the audience and jokingly telling them to call each other "another donkey." They then talk about recording sermons and sharing them online. The main topic is about not relying on one's own understanding but trusting in the Lord. The speaker shares a personal story about almost drowning and realizing the importance of relying on a life jacket. They then relate this to a story in the Bible about Jesus riding on a donkey and how sometimes people take credit for things that are not their own. They caution against tying one's identity to achievements or appearances, emphasizing the need to trust in the Lord. Bendiciones, buenas noches. Siempre me contagian de su júbilo y de su gozo. Dame un segundo, ya nos ponemos a cuentas. ¿Por qué no mira a su vecino y le dice otro burro? Pero mírenlos, véanse, díganle otro burro. ¿Ya se lo dijeron? Primero déjenme, ven esto de aquí. Es un micrófono, miren. ¿Se oyó duro? Ya estamos grabando las prédicas, estamos mandándolas por audio, vamos a ponerlas en video, así que por favor no se enchamuquen, porque van a salir en el video, que no les agarre la locura porque los vamos a grabar. No es cierto. El tema de esta noche es otro burro. Another donkey. No lo vi cuando lo hicieron. ¿Se pueden ver los unos a los otros y decir otro burro? Pero con ganas, véanlo, sáquense el odio que se tienen los unos con los otros. Pero duro, otro burro, avivate, otro burro. Así, exacto, muy bien, muy bien. Y vamos a empezar en el libro de Proverbios, capítulo 3, versículo 5. Proverbios 3, 5, y dice así. Confía en el Señor con todo tu corazón. No dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y te mostrará cuál camino tomar. No te dejes impresionar por tu propia sabiduría. En cambio, teme al Señor y aléjate del mal. Entonces dará salud a tu cuerpo y fortaleza a tus huesos. Padre, gracias te doy por una noche más que nos permites aprender de tu palabra. Háblanos, Señor, y muéstranos, Padre, que no hay ninguna virtud en nosotros, solo la que proviene de ti. Muéstranos, Señor, que sin ti, Señor, estamos vacíos y perdidos. Muéstranos el camino a tomar. Muéstranos, Señor, para poder tomar ese camino de justicia que tú has dejado plantado para nosotros. Toma el control de cada corazón, de cada palabra dada aquí, en el poderoso nombre de Jesús, oramos. Amén, amén, y amén. Les quiero contar una historia. Tengo tiempos de no contarles historias, y estaba debatiendo en cuál contarles. Todos saben que en el dos mil diecinueve empiezan los rumores que el coronavirus va a empezar, y se quedó algo como que no va a pasar nada, ¿cierto? No va, se va a quedar allá con los chinitos, no va a venir aquí, y todo va a estar bien. Los meses empiezan a pasar, y nos vemos todos encerrados, ¿cierto? Por meses. Primero dijeron, no se preocupen, va a ser un par de días. Después pasaron los días, se convirtieron en semanas. Las semanas fueron meses, y llegó el siguiente año y seguíamos encerrados. Y de repente las restricciones se empiezan a levantar, y ya uno puede viajar. En ese tiempo yo todavía andaba, ¿saben?, en otros caminos de la vida. Hay que se ríen. Y en el momento que se abre para poder viajar, me voy. Me fui de viaje, y fui a varios lugares, y en uno de ellos eran unas playas. Y en el lugar donde estaban nos dijeron, miren, hay un arrecife, tienen que pagar. No sé cuánto había que pagar, vénganse con nosotros. Los llevamos al arrecife, comen, y es un lugar muy bonito, y nos fuimos. Estábamos en el barco, no era un barco gigantesco, pero no era pequeño, tampoco habríamos 20 personas, 15 a 20 personas. Íbamos en el barco todos contentos, jijí, jajá, como les digo, no era cristiano todavía. Y vienen y nos empiezan a explicar. Van a haber dos lugares a donde vamos a ir. El primero va a ser un poco en medio del mar, pero ahí se ha hecho un banco de arena y hay un arrecife para que lo puedan ver. Les recomendamos que en esta primera parada, no es tren, pero pues en la parada aquí va a ser, solo se metan los que son expertos en nadar. Luego después de esta va a haber otra, que esta ya es más a la orilla, ahí no hay tantas olas, ahí se pueden meter todos. Yo sé que les va a ser difícil aceptar lo que les voy a decir, pero yo no soy experto nadando, o sea, me defiendo. Pero yo dije, vengo todo este tiempo encerrado, démole. Llegamos al lugar, nos empiezan a dar las instrucciones nuevamente, y nos dicen, no se preocupen, hay un chaleco salvavidas. Pero yo me imaginaba el vest, ¿cierto? Pero no, no era un vest, era como una faja, que alrededor tenía unas cositas que te hacían flotar. Yo me saco la camisa, muestro el FATTAC, y me tiro. Íbamos bien, todo iba bien, todo iba perfecto. Venían las olas y mágicamente yo las esquivaba y nadaba encima de ellas, me sentía Michael Phelps. Era perfecto. Y empezamos y llegamos al lugar y empezamos a ver el arrecife, todo iba bien. Y volteo a mi alrededor y veo que habían tres muchachas y ellas no tenían el salvavidas. Y yo dije, ¿quién se cree en estas vacas? O sea, ¿quiénes creen que son? Si ellas pueden andar sin salvavidas, yo también. Entonces el instructor o lo que sea, estaba en su moto acuática, le digo, vení para acá. Me quité el salvavidas, se lo di. Y seguí, disfrutando la vida, ¿cierto? Y de repente venía una ola. Pero como yo ya sabía que cuando venían las olas podía nadar por encima de ellas, la esperé, la esperé así gallito. Y viene la ola. Y no me pregunten por qué, bueno, yo sé por qué. Por gordo y por no saber nadar. La ola me hizo pedazos. Y no solo me hace pedazos, yo tratando de respirar, tenía el tubito en la boca, le hago ¡ah! y me tomé toda el agua salada del mar. Y entonces empiezo a toser, viene otra ola, me hace pedazos y todos no se dan cuenta que me estoy ahogando. Y se van. Y se empiezan a nadar al barco. No podía ni gritar porque tenía agua salada en la boca. Como pude me agarré de una cuerdita que estaba ahí para niños, creo yo, y llegué al barco. Rojo, llorando, y me preguntan, ¿estás bien? Por supuesto. Solo me metí más profundo para poder ver la naturaleza y la creación del Señor. Les cuento esto porque en muchas de las cosas tontas que yo he hecho en mi vida, esta está muy por debajo. Pero en mi mente yo creí que la habilidad de nadar estaba en mí. Pero me di cuenta que ser guapo no te ayuda a nadar. Que ser hermoso no te, pero no se ría. ¿Por qué haces esa cara Larisa? No Larisa, Cristali. Me di cuenta que la habilidad de nadar no estaba en mí. Que lo que me estaba ayudando a nadar eran los salvavidas. Y entendí que nunca más en mi vida me voy a tirar en medio del mar a ver un arrecife. Nunca más. Y les quiero contar una historia parecida que está en la Biblia, acerca de un burrito. Y dice así. Al día siguiente, la noticia de que Jesús iba camino a Jerusalén, corrió por toda la ciudad. Una gran multitud de visitantes que habían venido para la Pascua, tomaron ramas de palmera y salieron al camino para recibirlo. Gritaban, Hosanna, que quiere decir alabado sea Dios. Bendiciones al que viene en el nombre del Señor. Viva el Rey de Israel. Jesús encontró un burrito y se montó en él. Así se cumplió la profecía que dice, no temas pueblo de Jerusalén, mira tu rey, ya viene montado en la cría de una burra. La historia nos cuenta que Jesús va entrando, y en este momento la gente ya conocía a Jesús por todos los milagros que le había hecho. Se recuerdan unos que estuvimos hablando. Había convertido el agua en vino, había sanado ciertos enfermos, les había dado de comer. Y entonces la gente conocía a Jesús. Y lo empiezan a seguir. Y cuando ven que Jesús viene entrando a Jerusalén, empiezan a alegrarse, empiezan a decir Hosanna, empiezan a tirar ramas y las ponen abajo para que Jesús pase, y lo empiezan a alabar. Les daré un ejemplo un poco coloquial y un poco absurdo. ¿Cierto que sería irónico que esa noche el burro hubiera llegado a su casa, hubiera visto a su esposa burra, y a sus hijos burritos, y les hubiera dicho, mira, llegué a la casa, pero tuve un día excelente. Mientras yo empecé a entrar a Jerusalén, todos empezaron a gritarme. Tanto era la emoción de verme que empezaban a decir Hosanna, empezaron a tirarme palmeras para que yo no ensuciara mis pies, y empezaban a darme gritos. Incluso uno dijo, Él es enviado en nombre del Señor. Y todos veríamos al burro y le diríamos, ¿Realmente? No era el burro, ¿cierto? Era la persona que estaba encima de ese burro al que todos estaban adorando, a Jesús. Y entonces el burro pensó que todo venía gracias a Él, pero ¿se trataba de quién? De Jesús. Y tristemente, hoy habemos personas en iglesias que tomamos glorias que no nos pertenecen. Tanto así, que habemos personas que nos paramos en un púlpito y precriticamos y decimos, ¿se dieron cuenta de la palabra poderosa que les di? Y empezamos a tomar cosas que no nos corresponden. Empezamos a tener servicios en cualquier otra cosa y decimos, ¿se dieron cuenta lo que hay en mí? Pensando que el valor está en nosotros. Pensando que lo importante está dentro de cada uno de nosotros, olvidándonos que siempre se ha tratado de Jesús. Pero hay un caso aún peor. Hay casos de personas en iglesia que sólo son cristianos cuando toca servir. Que sólo son cristianos cuando toca danzar. Que sólo son cristianos cuando ponen la cámara. Brian, es cierto, Dios te bendiga. Gracias. Un aplauso a Brian que nos está grabando ahora. Que sólo son cristianos cuando van a predicar. Que sólo son cristianos en el momento del servicio y su identidad está ligada a lo que ellos puedan o no puedan hacer en un servicio. Y entonces todo lo que ellos son, todo lo que ellos tienen, su valor, su identidad, se liga a un servicio en una iglesia. Y luego hay personas aún peor de estas que no están en una iglesia que ligan su valor, ligan su identidad a cómo se ven, al título universitario que puedan tener, al dinero que sus familias puedan tener, y ligan todo lo que ellos son a eso. Y entonces están los que ligan su identidad al servicio, están los que ligan su identidad a ellos mismos, y vienes a Lumón y te dicen, mira, no confiesa en vos mismo, no confiesa en tu propia sabiduría, mejor confía en el Señor para que tu camino prospere, para que tu camino sea diferente. ¿Cuántos de ustedes acá han dicho, ¿sabes qué, Señor? Hoy te voy a seguir, hoy mi vida va a ser diferente, hoy voy a tener un encuentro diferente contigo, y nada cambia. Servimos, somos parte de una iglesia, danzamos, predicamos, cantamos, alabamos, hacemos todo, y seguimos teniendo una vida sin sentido y vacía. Y muchas veces tan vacía es nuestra vida que tenemos que presumir lo que pueda o no pueda suceder a través de nosotros para encontrar un tipo de valor, para encontrar un tipo de aceptación. Yo siempre les hago el chiste, y lo voy a hacer hasta que deje de ver tonterías en las redes sociales, yo veo las fotos que ustedes suben, y lo digo así en público para ver si me bloquean, aunque sea, pero no, es que les vale dos pepinos. He visto unas fotos, Dios santo, unas fotos, y otros me tienen bloqueados. Pero no es que haya gente chismosa en este lugar, hay gente comunicativa que viene y me manda las fotos todavía de lo que ustedes han subido, y las veo. Y estas son más las muchachas, son como nosotros muchachos. Y es triste, primero es gracioso, les voy a decir que es gracioso, porque las tonterías que ustedes suben, no les voy a decir que he visto porque van a saber de quién estoy hablando. He llegado a ver hasta axilas, con eso les digo todo. Pero bueno, punto y aparte, sabemos hoy personas que nuestra identidad está ligada al valor que nos pueda dar la gente externa. Nuestra identidad está ligada a cuánto podemos encontrar un segundo en las redes sociales y nos metemos ese golpe de dopamina para sentirnos especiales, ¿cierto? Y después se quitaron todos los likes, se quitaron todos los mensajes que te mandaron, se quitó absolutamente todo. Y llegas al mismo momento, ¿qué queda? Subir otra foto, subir a algún otro estado para que me digan algo. Y vivimos en ese proceso constante. Llévemoslo a la iglesia. Nuestra vida con Dios está tan vacía que tenemos que servir, servir, servir, servir, servir, servir, servir, para probar algo, para probar que estamos llenos del Espíritu de Dios, para probar que con Dios todo está bien, pero en el secreto, en ese momento a solas, ¿qué sucede? Quiero que veas tu vida y analices eso cuando nadie te ve. Y no estoy hablando de las cosas buenas o malas que haces, sino de eso que está en tu corazón. Eso oculto que te hace sentir mal, que te hace sentir preocupado por tu futuro, que te hace sentir con dudas de lo que va a suceder mañana, que cuando salís, jiji, jaja, todos contentos, todos felices, pero eso que te mantiene preocupado y preocupada, ¿a qué lo has tratado de callar? ¿Lo has tratado de callar con el servicio y decir, mírenme, soy el nuevo profeta, apóstol, querudín, lo que ustedes quieran? ¿Lo has querido llenar con la atención que puedas tener ahí afuera? Como se los decía la otra vez, después estamos otros más bobos, me pongo en la lista, que tratamos de llenar ese ego con, ah, yo soy malo, a mí nadie me dice nada, y caminamos así hasta sacan péchulos, parecen patos, vacíos, rotos, solos, y vivimos en esta mentira constante, ¿y saben qué es triste? Que como juventud uno puede decir, ah, está bien, están jóvenes, los jóvenes hacen tonterías, muchas tonterías, pero luego empiezas a ver adultos que siguen viviendo el mismo patrón, y se repite, y se repite, y se repite, el alcohol se presenta, el sexo desenfrenado se presenta, las amistades tontas se presentan, y luego empiezan a crecer, a crecer, a crecer, se vuelven hombres, se vuelven mujeres, con trabajos, con hijos, con familia, y siguen en la misma decadencia. ¿Saben por qué? Porque cuando tuvieron sus edades, cuando tuvieron la edad de lo que ustedes tienen en estos momentos y están sentados, tuvieron la oportunidad de cambiar y ser diferentes, y decidieron empujarlo para el mañana, y decidieron ponerlo para el mañana, y llegó un momento en donde la vida les dijo, mira, es muy tarde, ya tenés 30, 35 años, 40, and you still haven't changed, you're still the same person, you're still the same individual, nothing has changed, you can pretend all you want, you can hide in church, you can hide in your beauty, you can hide in your service, you can hide in your relationships, you can hide in whatever you want, at what cost, at what price, so you can live in loneliness, so you can feel broken, so you can hate yourself every night, so you can live this lie that in the outside world everything is fine, but when it comes to your personal life, when you are with yourself, everything is broken, everything is messy, and then Paul comes and says, eso es lo que Pablo les dice en la carta de Efesios que les escribe y les dice por la gracia y el gran poder de Dios se me ha dado el privilegio de servirlo, anunciando esta buena noticia, aunque soy el menos digno de todo el pueblo de Dios, por su gracia Jesús me concedió el privilegio de contarles a los gentiles acerca de los tesoros inagotables que tienen a disposición por medio de Cristo fui elegido para explicarles a todos el misterioso plan que Dios, el creador de todas las cosas mantuvo oculto desde el comienzo viene Pablo y les dice, miren yo no soy diferente a ustedes yo no soy diferente a ninguno de todos ustedes es más, vengo de ser un asesino vengo de estar en lo más bajo de la vida pero por la gracia y por la misericordia de Dios hoy yo fui elegido hoy yo fui escogido para presentarles este plan a cada uno de ustedes y eso es lo que te quiero decir sin Jesús nosotros simplemente somos otro burrito sin Jesús simplemente somos uno más del montón sin Jesús somos simplemente un joven, una jovencita, cansado cansada, sin Jesús somos personas que no vamos a poder verdaderamente conseguir nada que llene el vacío de nuestro corazón, absolutamente nada te lo pruebo, mira tu vida mira tu vida mira todo lo que has hecho para llenar los vacíos cada uno de ellos cada uno de ellos y probablemente la vida no te va a golpear en los siguientes tres meses no te va a golpear en el siguiente año probablemente tu vida va a quedar igual los años van a seguir viniendo la vida va a seguir pasando y nos vamos a encontrar con la triste realidad que los amigos ya no estuvieron que el servicio que pensábamos que nos daba alguna estima no está y aquel que verdaderamente tiene el poder de hacer un cambio nosotros nunca lo buscamos y es por eso que viene Salomón y en el libro de proverbios nos dice confía en el Señor no en vos mismo confía en el Señor con todo tu corazón no dependas de tu propio entendimiento busca la voluntad y en todo lo que hagas y Él te mostrará cuál camino tomar, no te dejes impresionar por tu propia sabiduría en cambio teme al Señor y aléjate del mal entonces dará salud a tu cuerpo y fortaleza a tus huesos Se los he dicho siempre Jesús tiene que ser el centro de nuestra vida Él tiene que ser el centro de absolutamente todo Jesús tiene que ser el principio de nuestra vida y el final no confiando en lo que nosotros somos no confiando en lo que nuestras familias tengan o no tengan no confiando en lo que pasó en nuestro pasado confiando en Él no confiando en lo que Él quiere hacer en nosotros y Salomón te dice busca su voluntad, no la tuya busca el plan que Él ya tiene para tu vida aferrate a Él acepta ese plan de libertad ese plan de salvación para que algo nuevo suceda les voy a decir un cliché que lo hemos escuchado miles de veces y es que Jesús nos ha escogido a cada uno de nosotros Él ya nos escogió la palabra de Dios dice que antes de la fundación de los tiempos esa palabra quiere decir antes de la fundación de las edades antes que existiera el espacio antes que existiera la materia desde antes, su palabra dice que Él nos había escogido Él ya tenía un plan perfecto para cada uno de nosotros desafortunadamente hemos decidido seguir nuestra propia voluntad hemos decidido tomar en nosotros todo y no dejar que Él se vuelva el que guía nuestros caminos dejemos de pensar por algún momento que hay alguna virtud en nosotros puedes tener todas las relaciones que quieras puedes hacer lo que quieras sin Dios y sin su verdad y sin Jesús estamos vacíos y solos estamos rompidos solo su voluntad solo su llamada nos puede transformar Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios Dios