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Claudia moves into an old, large house with 6 bedrooms and 4 bathrooms to save money while attending university. She starts experiencing strange occurrences like feeling watched, strange dreams, and a putrid smell. She suspects her roommate, Amelia, of practicing witchcraft. One day, Claudia finds out that Amelia never existed and no one had ever occupied her room. Claudia is left questioning her sanity and is deeply affected by the experience. Aparición, energÃa residual, manifestaciones extrañas en un lugar con una historia oculta. No todo lo que ves es real. Hola que tal amigos, bienvenidos a otro episodio más del podcast Crónicas de lo Inexplicable. La historia que a continuación les contaré me la hice llegar una amiga del gimnasio. Me quedé en total shock cuando me la portó. Me pidieron no revelar los verdaderos nombres, ya que es una historia bastante fuerte. Quiero agradecer a mi amiga del gimnasio por haberme relatado esta impactante historia. A veces la realidad supera por mucho la ficción. Espero que la disfruten. Hola, me llamo Claudia. Estaba próxima a entrar a la universidad y no pude encontrar dormitorio en la misma institución. Cuando me movà a esa ciudad, una conocida de la familia me habÃa dado alojamiento en su casa. Pero tenÃa que buscar donde vivir, pues en ese entonces no tenÃa auto. TenÃa que usar transporte público y la escuela me quedaba bastante lejos. Era un ritmo muy pesado. Aparte tenÃa que trabajar tiempo parcial para mis gastos. Las rentas estaban muy caras cerca de la universidad. Entonces decidà buscar con quien compartir un departamento para asà poder ahorrarme un dinero. Me encontré con uno que estaba prácticamente a 10 minutos caminando de donde estaba la universidad. Y decidà mudarme a él. Estaba tan emocionada, pues yo me habÃa ganado una beca porque soy atleta velecista. Pero eso implicaba mudarme de mi ciudad. Dejé todo por perseguir mis sueños. Mi familia es de bajos recursos y no me podÃa pagar la carrera. Entonces para mà esto era un logro, estaba feliz. A mis escasos 18 años pensaba que tenÃa la vida resuelta. Bueno, eso era lo que yo pensaba. El apartamento donde yo me mudé era de hecho una casa muy antigua y muy grande. TenÃa 6 recámaras y 4 baños. Eran 3 pisos. La habÃan acondicionado para que en cada piso hubiera 2 recámaras y un baño. La cocina estaba en el primer piso y no era muy grande. Y habÃa que compartirla con las 6 personas que la habitaban. Asà que nos turnábamos para cocinar. Y a mà me habÃa tocado estar en la planta baja. Mi compañera de piso era una muchacha que parecÃa bastante reservada. Vamos a llamarle Amelia. Ella no hablaba mucho, pero me parecÃa buena persona. No estaba en la misma universidad que yo. HabÃa comentado que estudiaba y trabajaba en India. Nunca fui fan de lo paranormal. Ni nunca me pasó nada inexplicable. Hasta ese entonces. Las primeras dos noches no dormà bien. Me estuve despertando toda la noche. Como tenÃa entrenamiento temprano, pensé que mi preocupación era mucha que de una u otra forma me afectó. Pero luego empezaron a pasar los dÃas y yo sentÃa algo extraño en ese departamento. HabÃa algo que en un principio no le di importancia. Un dÃa me desperté a mitad de la noche y empecé a sentir una angustia. Algo muy extraño. Me sentÃa observada. Volteaba para todos lados. Nunca pude ver nada, pero sentÃa como que alguien estaba ahÃ. Traté de volver a dormirme y tuve unos sueños sumamente extraños. Sentà como que mi cuerpo flotaba y a la vez veÃa desde el techo de la recámara mi cama vacÃa. De repente abrà los ojos y me quedé pensando. No es nada, es un simple sueño. Otro dÃa me vuelvo a despertar a mitad de la noche, pero esta vez pude percibir un olor a putrefacción. Era bastante penetrante que juraba que enseguida de mi cama habÃa o un animal muerto o una carne en descomposición. Me levanté y trataba de investigar de dónde provenÃa ese olor. Cuando le hice el comentario a Amelia acerca de este olor y le dije que llamarÃa al dueño para que revisara, actuó de una forma muy extraña. Me dijo que no, que tal vez era alguna rata o algún animal muerto y que ella lo reportarÃa. Yo pensando que ese olor era de alguna calmerÃa expuesta o algo asà por el estilo, porque era un olor bastante penetrante. Y habÃa dÃas en que ese olor no era perceptible y luego de repente regresaba. Si hubiera sido un animal muerto, el olor siempre estarÃa. En un par de ocasiones le hice el comentario a Amelia. Oye, ¿ya le llamaste al dueño para que revisara? Y ella me decÃa que sÃ. Yo confiaba en que sà lo hacÃa. Lo raro es que nadie más lo notaba, pero pues como estábamos en el primer piso y habÃa el cuarto de utilerÃa donde estaba la lavadora y secadora, pues pensé que el olor provenÃa de ahà y era lógico que las chicas en los demás pisos no se percataran de ello. Un dÃa estaba yo a punto de dormir. Y estando ya en la cama, estaba acostada de lado, dando la espalda a la puerta de mi recámara. Claramente sentà que algo o alguien se sentaba enseguida de mÃ. Cuando siento esto, pensé que serÃa Amelia. Abrà los ojos, volteé y no habÃa nadie. No lo soné, estaba completamente despierta. Pude sentir como el colchón se hundÃa. Varios detalles pasaron que en su momento nunca me pasé por la mente que algo extraño estaba pasando en ese lugar. En varias ocasiones durante la noche, llegué a escuchar como que tocaban en la pared de mi recámara. AsÃ, literal, como cuando tocas a una puerta. Me asomaba al pasillo y no era nadie. También en múltiples ocasiones, escuchaba ya estando a punto de quedarme dormida, como susurros a lo lejos, como que alguien hablaba en secreto. A esto obviamente no le di importancia. Como éramos varias personas viviendo ahÃ, pensaba que serÃan las muchachas. Un dÃa llegué como a las ocho de la noche. Y recuerdo que no habÃa nadie porque las muchachas se habÃan ido todo el fin de semana a un campamento. Me habÃan invitado, pero yo tenÃa entrenamiento y no pude ir. Asà que ese dÃa llegué y Amelia estaba haciendo algo en la cocina. TenÃa una olla grande en la estufa y habÃa un olor un poco peculiar, medio extraño. Cuando entré, ella me sorprendÃa y cuando le pregunté qué era ese olor, ella me dijo que estaba haciendo un té de una receta que le habÃan pasado porque tenÃa dolor de estómago. A mà no me parecÃa que fuera agua para té. Es más, no quiso ni me permitió siquiera asomarme a ver qué habÃa en esa enorme olla que hervÃa. Apagó la estufa y metió la olla a su recámara. Eso se me hizo de lo más extraño. Después empecé a sospechar que algo hacÃa en su cuarto. Al principio no me percaté, pero me llegaba un olor como de algún incienso o alguna vela aromática. Era un olor, no sé, no lo puedo describir, diferente. Siempre se encerraba en su cuarto y era raro que las dos coincidiéramos en la cocina o en la sala. Es más, yo llegaba y o ella no estaba o estaba en su cuarto encerrada. Nunca la veÃamos en la sala o en la cocina y es que era muy raro que las seis coincidiéramos. Cada quien llevaba su vida, tenÃan sus actividades. Muchas de las veces solo se escuchaba o la televisión o algún tipo de música. Y muchas otras veces un silencio total. Yo pensaba que no estaba en el apartamento. Sin embargo, de repente se escuchaba algún sonido que indicaba que alguien estaba en su recámara. TenÃa unos comportamientos algo extraños. Era muy secretosa. HabÃa algo que no me cuadraba. HabÃa dÃas que yo no la veÃa. Era como si no viviera ahÃ. Era muy solitaria y por lo general no salÃa. Varias veces llegué a invitarla a salir un fin de semana y siempre me decÃa que tenÃa cosas que hacer. También varias veces le llegué a tocar la puerta. Y como siempre estaba cerrada, yo no insistÃa, pero escuchaba que usaba el baño o que abrÃan la regadera, etc. Empecé a sospechar miles de cosas. La realidad era que yo seguÃa sintiendo algo extraño en ese apartamento. Algo no estaba bien. Varias veces sentà que me agarraban el cabello en la noche o algún tipo de sensación me sentÃa observada. Y podÃa escuchar como dentro de mi recámara rechinaba el piso, ya que este era de madera. Tal pareciera como si alguien se fuera acercando lentamente hacia mi cama. Y en un principio pensaba que era la misma casa. Como es tan antigua, no le daba importancia. Yo empecé a sospechar que Amelia hacÃa brujerÃa o algo por el estilo. No sé, miles de cosas me pasaban por la mente. Llegué a pensar que quizá la casa, por ser muy vieja, muy antigua, tenÃa alguna historia que quizá era importante saber. Pero nunca, nunca me pude imaginar lo que realmente estaba pasando. Un dÃa noté en ella un extraño semblante. TenÃa como un color pálido. Me llamó demasiado la atención. Por un momento pensé que tal vez estarÃa enferma. Sin embargo, ella era demasiado cerrada, no externaba nada, no platicaba. Sin embargo, un dÃa me dijo algo que me dejó bastante pensativa. Cuando le preguntaba qué tipo de trabajo hacÃa, qué le gustaba hacer, cuál era su diversión, cuáles eran sus gustos, ella no respondÃa. Dejé de insistir porque hasta pareciera que o no me escuchaba o estaba en su propio mundo. Sin embargo, en uno de esos dÃas se limitó a contestarme. No me gusta la soledad. Traté de indagar si tenÃa familia, amigos o alguien, pero no pude encontrar nada. El dÃa que me enteré de lo que realmente ocurrÃa en ese lugar fue porque recibà una llamada telefónica. Y es que yo habÃa tenido que viajar por cuestiones de un evento en el que participarÃa. Estuve fuera cuatro dÃas y cuando estaba precisamente en el camión de regreso, me llaman para decirme que tenÃan que hacer una reparación en el apartamento que yo ocupaba. Pensé, dije, oh qué bien, hasta que van a arreglar el drenaje. Asà lo pensé. ¿Cuál serÃa mi sorpresa que me doy cuenta al llegar que la reparación que estaban haciendo estaba precisamente en el cuarto que ocupaba Amelia? Y como yo tenÃa sospechas de que ella hacÃa algo, les pregunté que dónde estaba. En ese momento mi visión se tornó negra. Era como si me hubiera quedado ciega. Fue una impresión que hasta la fecha sólo recordar me afecta. No me dio un infarto porque Dios es grande al saber que no habÃa existido ninguna persona viviendo en esa recámara. Nunca nadie la ocupó. ¿Quién era ella? ¿Por qué yo sólo la vi? Necesitaba respuestas y me sentÃa muy abrumada. Cuando me regresé a mi ciudad me afectó tanto que estuve deshabilitada por varios meses. No lo podÃa creer. Me cuestioné mi sanidad pues yo la vi y hablé múltiples ocasiones con ella. Sólo el simple hecho de saber que convivà con una persona que no estaba en este mundo me aterra. Y aunque nunca me sentÃa amenazada, no deja de ser espeluznante. Amigos, al parecer en ese lugar habÃa muerto trágicamente una mujer joven. Estaba en sus dentes. Eso pasó en los años de 1950. Y era la nieta del original dueño que construyó esa casa. Y que con el pasar del tiempo fue pasando a diferentes dueños hasta llegarla a convertir en lo que es hoy. Y aunque Claudia estuvo escasamente poco más de un mes, fueron varias situaciones las que comenta haber vivido con ese espÃritu. Con el pasar del tiempo ella se fue recuperando de tan escalofriante evento. Y luego se enteró que habÃa habido más personas que la habÃan visto. Pero nunca, nunca se supo de nadie más que haya experimentado lo que Claudia vivió. ¿Qué les pareció el episodio del dÃa de hoy? Si les gustó, favor de comentarlo o calificarme con 5 estrellas en las diferentes plataformas de podcast. Por favor compartanlo con sus amigos o conocidos que sepan les guste las historias paranormales o inexplicables. 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