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Audio No. 1 de libro de La Sanacion de las 5 heridas de Lise Bourbeau

Audio No. 1 de libro de La Sanacion de las 5 heridas de Lise Bourbeau

Keyko777

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The transcription is about the book "La sanación de las cinco heridas" by Lise Bourbeau. The author shares her discoveries about healing emotional wounds and emphasizes the importance of understanding and healing these wounds. The book has been widely successful and has been translated into 17 languages. The author explains that the ego plays a role in maintaining and feeding these wounds, and that accepting and observing them can help reduce their impact. The author also addresses the importance of acceptance and the need to take action in order to bring about change and healing. The book discusses the five main wounds - rejection, abandonment, betrayal, injustice, and humiliation - and how they affect individuals. The author emphasizes that our perception and interpretation of events, rather than the actions of others, are what cause our suffering. Overall, the book aims to help readers heal their wounds and live a life filled with happiness instead of pain. Muy buenos días. Comenzamos con la lectura del libro La sanación de las cinco heridas. Prólogo. Hace ya 14 años que escribí mi primera obra sobre las heridas del alma. He decidido compartir contigo los muchos descubrimientos que he hecho desde entonces y sobre todo poner énfasis en la sanación de esas heridas que hacen sufrir a tanta gente. Las cinco heridas que impiden ser uno mismo que escribí originalmente en francés bate récord de venta de forma continua tanto en el mundo francófono como en otros países. En 2014, momento en que escribo estas líneas, el libro se ha traducido a 17 idiomas. Parece que un solo capítulo dedicado a la sanación de las heridas no fue suficiente, puesto que siguen preguntándome cómo conseguimos sanar nuestras heridas. Antes de leer este libro es esencial haber leído el primero, ya que aquí no repito toda la información contenida en él. En el primer capítulo hago un breve resumen de las características principales para refrescar la memoria, pero de todos modos te sugiero leerlo o releerlo. El ego está tan aterrado cuando oye hablar de las heridas que hace todo lo posible para que no comprendamos o para que malinterpretemos aquello que oímos o leemos. De hecho, en el tercer capítulo doy más detalles sobre cómo el ego con su gran influencia mantiene las heridas y se alimenta de ellas. Durante la lectura de este libro puede que tengas a veces la impresión de que no expreso exactamente los mismos conceptos que en el primero. No tengas dudas, la versión actual es la válida. En estos 14 años he descubierto muchas sutilezas de las que antes no era consciente. Tras miles de talleres impartidos a lo largo de todos estos años, por las formadoras y por mí misma, puedo ser mucho más práctica con el tema de las heridas gracias a nuestras observaciones personales, así como a los de los participantes y sus opiniones. En esta obra aprenderás cómo acoger la parte humana que sigue creyendo que cierto comportamiento significa rechazo, que otro significa abandono, y esto en relación con las cinco heridas. La realidad es otra. Cuando vives la vida desde el corazón tienes la ventaja de ver las cosas en su conjunto, pudiendo así observar las situaciones y las personas desde una nueva perspectiva. Por ejemplo, alguien puede hablarte de una manera que hace que te sientas rechazado, cuando en realidad solo está expresando sus necesidades o sus límites. A medida que aprendas a ser capaz de observar solamente que sientes una herida, descubrirás que esas heridas te harán cada vez menos daño y que durarán cada vez menos tiempo. Muchas personas me han dicho que en el momento de descubrir sus heridas, ya sea gracias al libro o en alguno de los talleres, se han sentido disgustadas e incluso desalentadas al conocer facetas desagradables sobre sí mismas. Su primera reacción fue querer deshacerse de ellas. Es importante que no te hagas la ilusión de que de ahora en adelante tendrás todos los trucos necesarios para no volver a sufrir heridas. Estoy convencida de que si un ser humano vuelve a la tierra es porque sus heridas siguen impidiéndole ser el mismo, estar centrado y vivir desde su corazón. Querer eliminarlas es un indicador de rechazo y no de aceptación, como en el caso de una persona que desea eliminar su sobrepeso y se rechaza en lugar de aceptarse. Sabemos que incluso si llegamos a deshacernos de algo o de alguien porque no podemos aceptarlo, no será por mucho tiempo y volverá con más fuerza, a veces con otra forma, pero nos hará sufrir igual. Reconocer que herida está activada y cómo aceptarla te ayudará a no usar la máscara asociada con esta herida. Te sorprenderá descubrir lo rápidamente que puedes extender un bálsamo sobre una herida para que te deje de hacer sufrir. Este bálsamo se llama aceptación. Poco a poco la intensidad de las heridas disminuye y duelen un poco menos cada vez que son activadas. ¿Acaso conoces ya el poder de la aceptación? Puesto que es un tema recurrente en mi libro, en todas mis conferencias y en todos mis talleres, si seguimos hablando de él de manera incansable es porque el ego nos hace recordar el sufrimiento del pasado y olvidar aquello nuevo que oímos. Como en mis demás libros, sigo tuteándote. Asimismo quiero precisar que cuando uso el género masculino también me estoy refiriendo al femenino. De no ser así lo indicaré. Para ayudarte a ser más consciente de la importancia que tiene cada una de las heridas, otra de las razones fundamentales por las que he escrito este libro, pondré un gran número de ejemplos de heridas activadas. De hecho, a lo largo de los años he preguntado a menudo a personas que conocían bien del tema. ¿Eres consciente de la herida que se activó en esta situación que me acabas de describir? Y la persona en cuestión me mira, sorprendida de no haber visto su propia impaciencia, por ejemplo. Esta es una buena muestra de cómo el ego nos impide ser consciente de todas las veces que se activa una herida. ¿Cómo puedes curar poco a poco tus heridas si raramente estás consciente de padecerlas? Ahora, solo te queda abrir aún más tu corazón para continuar con la lectura. Al final de cada capítulo encontrarás una página donde podrás escribir lo que hayas decidido aplicar a tu vida tras la lectura del capítulo. Te recuerdo que para experimentar cambios concretos y favorables debes decidir llevar a cabo acciones diferentes en tu día a día. También debes aceptar que no has podido hacer estos cambios anteriormente. Dos cosas son infinitas, el universo y la estupidez humana, aunque en lo que respecta al universo aún no tengo la certeza absoluta de ello. Albert Einstein. Capítulo 1. Repaso de las cinco heridas. Para empezar te recuerdo que todos venimos al mundo con heridas que debemos aprender a aceptar. Se han ido desarrollando a lo largo de numerosas encarnaciones y en función de cuál sea nuestro plan de vida, algunas nos harán sufrir más que otras. El sufrimiento tiene distintos niveles de intensidad según el individuo y la mayoría no saben de dónde viene ni qué hacer para detenerlo. Lo único que sabemos es que muchas personas y situaciones nos hacen reaccionar y por lo tanto sufrir. Esta es la razón por la que es interesante descubrir la fuente de nuestros sufrimientos. ¿Por qué las llamo heridas del alma? Porque el alma no puede evitar verse alejada de su plan de vida una y otra vez cuando permitimos que nuestro ego dirija nuestra vida. Ella sufre porque la meta de sus encarnaciones es vivir en el amor verdadero y la aceptación de sí a fin de vivir su divinidad. Nuestra alma sufre de forma distinta según las heridas que estén activadas. Lo más triste es que dejamos que nuestro ego nos convenza de que nos está ayudando a sufrir menos cuando en realidad ocurre lo contrario. Es imposible para el ego sentir los sufrimientos del alma. Sólo vive para él. Su mayor satisfacción es tener la razón. El método favorito del ego para evitar que sintamos el sufrimiento generado por una herida es incitarnos a poner una máscara cada vez que la herida se activa. Cree de verdad estar protegiéndonos y no es consciente de que de que actuando así lo único que hacemos es mantener y alimentar nuestras heridas. Cuando más se alimenta una herida, más duele. Cuando más fuerte y rápido reaccionamos, más tiempo durará dicha reacción. ¿Por qué hay tantos suicidios? ¿Por qué hay millones de personas que se hacen adictas a sustancias que las adormecen, que les impiden ser conscientes del problema que tienen con el tabaco, el azúcar, el juego, el alcohol, los medicamentos o las drogas? ¿Por qué hay cada vez más enfermos graves a pesar de los grandes procesos de la ciencia? ¿Por qué se producen tantas separaciones y divorcios? ¿Por qué la gente no quiere sentir todo el dolor de su alma? Por desgracia, el hecho de negar ese dolor sólo lo empeora. Puedes compararlo con una grave herida física. La herida está abierta y se infecta poco a poco. A pesar de que la cubres para no verla, la infección empeora y la llaga te duele cada vez más, hasta el día en que alcanzas el tope del umbral del dolor. Entonces, sólo te quedan dos opciones, morir o tomar las medidas adecuadas para curarlas. Y hasta aquí ha llegado el género humano. Es el momento de ser conscientes de lo urgente que es vivir la vida a la cual aspiramos, una vida llena de felicidad, no de dolor. Después de muchos años de observación y de escuchar múltiples situaciones problemáticas personales y profesionales, me doy cuenta de que es evidente que atraemos hacia nosotros ciertos comportamientos o actitudes por parte de otros en función de nuestras heridas. He llegado a comprender que todos nosotros experimentamos al menos cuatro de cinco heridas. Todos sufrimos el rechazo, abandono, la traición y la injusticia. Sólo la herida de la humillación parece no estar presente en la totalidad de los individuos. La mayoría de las personas admiten tener como mínimo dos de las cuatro heridas que son evidentes y dolorosas. Aunque, según los cambios vividos a lo largo de la vida, podemos comprobar que ciertas heridas parecen disminuir mientras que otras aumentan. Personalmente, vengo de una familia numerosa. Mis padres lo hicieron lo mejor que pudieron con 11 hijos, trabajando mucho, pero no estaban todo lo presentes y atentos a nuestras necesidades como nosotros habríamos deseado. No tenían tiempo de felicitarnos o de escucharnos. Así que, ¿por qué algunos de nosotros nos hemos sentido sobre todo rechazados, otros abandonados o presionados, y otros han sufrido más la sensación de injusticia? Algunos hemos sufrido también la humillación. Ahora sé que no era lo que nuestros padres eran o hacían lo que ocasionaba nuestro sufrimiento asociado a nuestras heridas. Era nuestra percepción personal de su actitud. Es siempre nuestra percepción o nuestra interpretación de los hechos lo que causa nuestro sufrimiento, no lo que otra persona sea o haga. En mi libro anterior sobre las heridas, explico que detrás de la traición se esconde el abandono y detrás de la injusticia se esconde el rechazo, aunque no experimentamos ambos con la misma intensidad. Te recomiendo recordar este hecho cuando sientas injusticia o traición. Al averiguar qué temes en una situación hiriente, descubrirás los miedos a ser rechazado o abandonado son los más dolorosos y atemorizantes. Ahora estoy segura de ello, ya que dos heridas más importantes y visibles en mi cuerpo siempre han sido la traición y la injusticia. Durante mucho tiempo creí no haber vivido el abandono y el rechazo o haberlos vivido muy poco, pero durante los últimos 10 años he empezado a admitir que el miedo a ser rechazada y abandonada están más presentes que el miedo a ser traicionada y ser víctima de la injusticia. Te recuerdo además que el miedo a rechazar, abandonar, traicionar a los demás o ser injustos con ellos es igual de grande que el miedo a lo que podrían hacernos. Te darás cuenta igualmente de que te lleves a ti mismo de idéntica forma. Te rechazas, te abandonas, te humillas, te traicionas y eres injusto contigo mismo del modo en que lo experimentas con los demás y lo sufres igual. En las lecciones de Escucha a tu Cuerpo llamamos a esta gran verdad el Triángulo de la Vida. Amo a los demás, los demás me aman, me amo en el mismo grado. El Triángulo de la Vida ilustra el hecho de que los demás son contigo como tú eres con ellos y contigo mismo. El grado, sufrimiento, los miedos y emociones es idéntico. A continuación tienes un breve resumen de las características de cada herida y de cada máscara al que puedes remitirte a lo largo del libro. Nos ponemos una máscara tras la activación de una herida por nosotros o por otra persona con el fin de protegernos. El ego nos juega una mala pasada haciéndonos creer que no sufrimos heridas y está convencido de que si las niegas nos harán menos daño. Hacemos todo lo posible por ignorar las heridas y sobre todo por no sentirlas. Creemos además que las demás ni las verán ni las sentirán. Las características de cada máscara presentan ligeras diferencias con respecto a las descritas en mi primer libro sobre este tema. Ahora están incluidos los resultados de todas las investigaciones y mis observaciones desde su publicación. Herida del rechazo, despertar de la herida, desde la concepción hasta el año de vida. El niño se ha sentido rechazado por el padre del mismo sexo y no cree tener derecho a existir. La máscara, el huidizo, su gran miedo, el pánico. Actitudes y comportamientos de la herida activada y de la máscara asociada, el huidizo. Cree profundamente que no vale nada o que vale poca cosa. Se siente constantemente insatisfecho por lo que es. Se considera una nulidad y se juzga como alguien de poca valía. Tiene muy poca autoestima. Está convencido de que si él no existiese no supondría una gran diferencia. Se percibe distinto al resto de su familia. Se siente aislado de los demás e incomprendido por ellos y todos los seres humanos en general. Dentro de un grupo a menudo se siente solo, inquieto y febril. Ha desarrollado varias estrategias de huida, astral, la droga, el alcohol, dormir, marcharse precipitadamente, los juegos virtuales, etc. Se protege de forma inconsciente negándose a admitir las cosas. Se aísla con facilidad del mundo exterior refugiándose en su propio mundo imaginario o estando en la luna, en el mundo astral. Puede incluso preguntarse qué hace en la tierra o creer que se ha equivocado de familia. Cuando está solo sus emociones le abruman, sobre todo sus miedos. Le da poca importancia a lo material. Todo lo relacionado con el espíritu y mundo intelectual le atrae. Posee una imaginación muy fértil, aunque por desgracia la utiliza para crear con gran facilidad escenarios de rechazo. Cree consciente o inconsciente que la felicidad dura poco tiempo. Estando en grupo habla poco y se aparta. Tiene miedo de molestar o de no resultar interesante. La gente le considera un solitario y por eso le dejan solo. Cuando más se aísla más invisible parece. En presencia de alguien que levanta la voz o se vuelve agresivo, abandona rápidamente la escena antes de entrar en pánico. Cuando le mira se preocupa de inmediato. Posee una energía nerviosa que le otorga una gran capacidad de trabajo. Siente que existe solamente cuando está muy ocupado, lo que le ayuda también a anclarse al mundo material. Es un gran perfeccionista que a medida que envejece siente cada vez más pánico ante la idea de no poder hacer frente a la vida. Cree que ha desperdiciado su vida. Su miedo al rechazo hace que en determinadas situaciones se convierta en una persona obsesiva. Suele usar las siguientes palabras y expresiones. Nulo, nada, desaparecer, inexistente, no hay sitio, sin valor, etc. La descripción del cuerpo físico. Cuerpo pequeño, estrecho y muy delgado. Parte superior del cuerpo contracturada, pegada sobre sí mismo. Alguna parte del cuerpo es más pequeña de lo normal. Falta alguna parte o un trozo del cuerpo, pechos, nalgas, etc. Presencia de algún hueco en el cuerpo, en el pecho, espalda, vientre, etc. Alguna parte del cuerpo es asimétrica. Ojos pequeños y mirada huidiza. Antifaz alrededor de los ojos. Ojeras grises muy pronunciadas. Voz débil y apagada. Problemas de la piel, sobre todo en el rostro. Le gusta llevar ropa negra. Herida del abandono. Despertar de la herida. Entre el primer año y los tres años. Con el padre del sexo opuesto. Es un niño que ha sufrido al no sentirse apoyado por el padre del sexo opuesto, con una conexión de afecto-amor. Le ha faltado afecto o ha recibido un cariño frío o distinto de lo que él esperaba. La máscara, el independiente. Su gran miedo a la soledad. Actitudes y comportamientos de la herida activada y de la máscara asociada, el dependiente. Tiene dificultades para manejarse por sí mismo y la soledad le aterra. Busca la presencia y la atención. Necesita sobre todo ser apoyado por su entorno. Sufre con frecuencia una profunda tristeza, estando solo o no, sin saber muy bien por qué. Cuando está solo, llora durante mucho tiempo, inconsciente de estar compadeciéndose de su propio destino. Provoca de forma inconsciente dramas o enfermedades para llamar la atención o dar pena. Desarrolla una actitud victimista y cree que sus males se deben a su mala suerte. Empatiza fácilmente con los demás. Se identifica con sus emociones y sus sufrimientos, pero los utiliza para darle la vuelta y atraer la atención a sí mismo. Exhibe un lado teatral, a menudo dramático, en su forma de expresarse, con el fin de llamar la atención. Cuando está en grupo, le encanta hablar de sí mismo. Lo lleva a siempre todo su terreno. Se agarra físicamente a los demás. Tiene dificultades para hacer o decidir algo solo. Pide consejos o la opinión de otras personas y es capaz de hacerse pasar por inútil con tal de recibir ayuda, pero no porque no sepa o porque no puede hacer algo. Después es muy probable que no siga los consejos que le han dado puesto que lo único que busca es la atención. Cuando hace algún favor o cuida de alguien es con la esperanza de que se ocupen de él a cambio. Tiene altibajos. Un día está alegre y otro día triste. Sus emociones se desestabilizan con facilidad. Tiene dificultad para terminar sus relaciones. Hace malabarismos para no quedarse solo. Cree que una prueba de amor es que el otro esté siempre de acuerdo con él. En presencia de una persona enfadada o agresiva, se bloquea y se convierte en un niño asustado. A medida que envejece, se angustia cada vez más ante la idea de quedarse solo. Elige mantener una situación difícil antes que estar sin compañía. Suele usar las siguientes palabras y expresiones. Solo, ausente, no soporto, nadie me deja plantado, abandono, etc. Descripción del cuerpo físico. Es un cuerpo largo, delgado y sin tono muscular. Sistema muscular poco desarrollado. Brazos que parecen demasiado largos y colgantes a los lados del cuerpo. Hombros caídos, espalda curva que se inclina hacia adelante. Algunas partes del cuerpo caída o flácida. Algunas partes del cuerpo en posición más baja de lo normal. Grandes ojos tristes o caídos. Voz de niño o quejumbrosa. A menudo se apoya en algo o en alguien. Le gusta llevar ropa amplia o coherente. Y bueno, pues vamos a dejar la lectura hasta aquí el día de hoy. Muchas gracias por acompañarnos.

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