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Hola, sean todos bienvenidos a nuestro espacio educativo Cultura Digital. El día de hoy estaremos presentando a la señorita Sandra Leguizamón, Soledad Taborda y mi persona Douglas García. El tema que expondremos son ciudadanía digital, cuál es su objetivo y su finalidad, el acceso a la tecnología, el uso y su regulación, causas y consecuencias por el mal uso de las plataformas en Internet o digitales. Antes que nada, podríamos decir que los ciudadanos y ciudadanas digitales son aquellas personas que comprenden el funcionamiento y los principios que rigen el entorno digital. Analizar el lugar y el papel que tienen las tecnologías en la sociedad, para evaluar su incidencia en la vida cotidiana y que entiendan su rol en la construcción del conocimiento. La Unesco define la ciudadanía digital como una serie de competencias que le permite a los usuarios acceder, recuperar, comprender, transformar y compartir información y contenido en todos los formatos, utilizando diversas herramientas de manera crítica, ética y creativa que les permiten participar en actividades personales, profesionales y sociales. A su vez, estas competencias se asocian a las habilidades de navegar en los contextos digitales complejos y comprenden cómo implican en la sociedad, economía, política, educación y en lo laboral. También se consideran saberes asociados a los usos reflexivos y creativos del Internet, tanto como para el análisis y la participación, teniendo en cuenta de promover los derechos y las responsabilidades que hacen al mal uso de las redes, juegos y plataformas. Hablemos un poco sobre la brecha digital. Podemos decir que durante mucho tiempo, la exclusión se fijaba sólo en la falta de acceso al Internet. Entonces, el objetivo era promover la conectividad de manera equitativa entre los sectores de la sociedad. Hoy día, en América Latina, el acceso igualitativo a la tecnología y al Internet es un desafío para la ciudadanía digital. Sin inclusión, no será posible construir una ciudadanía digital para todos. Tener acceso a la tecnología no interesa el grado de la masificación del bien, sino cómo incide en las prácticas. El acceso no a dispositivos en el hogar genera apropiaciones diferentes. Como es el caso de los TVs y de los mismos celulares, cada quien le da el uso diferente o cada quien tiene diferentes competencias para el uso de esa tecnología. La ciudadanía digital pretende buscar el fortalecimiento de las competencias y habilidades fundamentales para este milenio. En primer lugar, promoviendo el pensamiento crítico en el uso del Internet y a partir de él, la capacidad de comprender y analizar, resolver problemas y tomar decisiones. En Argentina, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, el 85% de las personas utilizan el Internet y el 90% de los hogares tienen acceso a la conectividad. Si bien el hecho de contar con las posibilidades de acceder a la conexión, ésta no garantiza el uso pleno y reflexivo de las tecnologías. Contar o no contar con estas capacidades es lo que define la brecha digital en nuestros días. La ciudadanía digital se vuelve fundamental en el siglo XXI porque promueve la inclusión social. La falta de acceso y apropiación de las tecnologías de Internet profundiza la exclusión. Esto significa, sin duda, menores oportunidades educativas, laborales y sociales. Sandra nos va a contar cómo influye la tecnología en nuestros jóvenes del siglo XXI. Bueno, Duda, los niños y adolescentes del siglo XXI viven en un mundo digital. Sus consumos y prácticas culturales están mediados por las pantallas. Su vida es atravesada por la tecnología y para ellos navegar por Internet puede ser una de las actividades más importantes y más presentes en su día a día. La tecnología también ha transformado la manera en que los alumnos leen, aprenden y se informan, se entretienen y se relacionan con los demás niños. Ellos viven una experiencia cultural distinta, donde tienen nuevas maneras de percibir, de sentir, de escuchar y de ver. La web es un espacio en el que se configuran las nuevas formas de socialización juvenil. Es uno de los pocos escenarios que ellos sienten que les pertenece. Este espacio les permite entender quiénes son y cómo se los define socialmente. También pueden visualizar cómo es y cómo funciona la sociedad en la que viven. En el siglo XX los jóvenes se emancipaban mediante un trabajo, el estudio o el matrimonio. Ahora los adolescentes pueden vivir su autonomía a través de Internet, mucho antes de cumplir los 18 años. El entorno digital es un espacio que ven como propio, en el que pueden vincularse y en la presencia de adultos. Crean sus propias comunidades online y los piden quién puede ser parte de ellas o no. Como la tecnología pasa a ser tan importante, se debe analizar el vínculo que tenemos con las pantallas. Fundamentalmente porque la tecnología del Internet atraviesa la vida de los adultos, y fundamentalmente porque la tecnología del Internet atraviesa la vida diaria de los alumnos. Esta integración de la tecnología en el cotidiano de los alumnos ha generado la naturalización de sus sueños. Esta naturalización debe ser motivo de análisis para que los alumnos aprendan a tomar distancia y a pensar su relación con la tecnología. Se trata de explorar y analizar este vínculo para que la naturalización no nule la reflexión. La ciudadanía digital busca comentar la reflexión específica sobre el vínculo que establecemos con las pantallas, los dispositivos, las redes sociales y las aplicaciones. El potencial de la tecnología depende siempre del óptico y la naturalización, es decir, de quién utiliza Internet, de qué manera y en qué contexto, donde quiere. Se intenta comentar, por otro lado, la autorregulación en relación al uso de la tecnología. Es fundamental, tanto en los momentos de ocio dentro de la casa como en las instancias formativas que se viven en las escuelas, la idea intenta explorar y responder y analizar sobre todo para qué utilizamos la pantalla en cada casa. Abrir interrogantes en los cuales nos preguntemos para qué estamos utilizando el celular o la computadora. Se necesita entretenimiento, información, comunicación, aprendizaje y descubrir que alguna de estas oportunidades la podría realizar sin usar la tecnología. ¿Cuál sería la diferencia? Tanto en casa como en la escuela. Hay ocasiones en las que podemos, debemos y necesitamos desconectarnos, apagar los dispositivos y comentar, no ya en las pantallas, sino sobre ellas. La ciudadanía digital comenta la reflexión acerca de las implicancias que genera el uso de Internet y los dispositivos en la vida cotidiana. ¿Y cuáles son los riesgos? La constante exposición de la vida privada, los discursos de odio y discriminación, del ciberbullying y del grooming, no es manera corriente en el uso objetivo de las redes. Estas problemáticas que están presentes y vigentes en el mundo digital, las va a desarrastar soles. Cuando hablamos del discurso de odio, estamos hablando de la promoción de textos, mensajes, acciones agresivas y discriminatorias contra la dignidad de una persona o de un grupo. Tiene la intención de dañar e incitar a acciones efectivas en su contra. Supone humillación, desprecio y desvalorización. Este odio busca excluir, ya que es una forma de negar la existencia del otro. El discurso del odio suele basarse en prejuicios de raza, nacionalidad, origen étnico, discapacidad, ideología. El discurso lo que va a fortalecer es el racismo, la xenofobia y la discriminación. Uno de los objetivos principales del discurso del odio es difamar a una persona o a un grupo de personas vulnerables a través de la discusión de prejuicios y señalándolos como motivos expiatorios en los cuales se destancian los problemas de la sociedad. Se expresan a través de señalizaciones rígidas cuyo fin es desigmatizar al otro, siempre de una manera negativa. Sabemos que el discurso del odio es previo a internet, pero la web abre la posibilidad de enseñar a todo el mundo su límite de tiempo y espacio y permite la fácil circulación y vitalización de ese discurso. Tomado a lo que decía Han en la principio de la narrativa, nos exponemos a una autoexplicación buscando la aprobación, como por ejemplo, en las redes sociales. Pero estos espacios son lugares donde hay una rápida difusión de información y también existe la identidad falsa o anónima. Entonces surgen nuevos actores y nuevas situaciones en donde es fácil estar vulnerable a los discursos de odio. Entonces, así podemos empezar a definir estas nuevas situaciones. Por ejemplo, dentro de los actores tenemos a los haters y a los trolls. Por un lado tenemos a los haters, que como su nombre indica son los odiadores y tienen como general un carácter agresivo y que se dedican de una manera ofensiva a atacar a individuos o a un grupo que les pretende. Y del otro lado están los trolls, que son personas o programas que publican mensajes provocadores con la principal intención de disfrutar o de generar respuestas negativas o confundir. Cuando vemos la interacción en las redes sociales nos damos cuenta de que están nada más abriendo el lugar a que otras personas, otros partidos, expresen su odio. Porque cuando las miramos de cerca nos damos cuenta de que estas cuentas no son reales o no tienen interacciones reales con otros participantes en la red. ¿Pero cuál es el problema fundamental de estas situaciones? Bueno, que hay personas del otro lado que están siendo víctimas de este odio pero también que están siendo influyentes, que están siendo focos de vulnerabilidad en sus propios actos o expresiones. Lo único que logran es que el vacunamiento haga una exclusión y que no salgan de valorizar sus intereses o expresarse libremente. También las empresas están tratando de eliminar los impulsos de odio y de macobia a través de diferentes acciones. Esto no es suficiente. En la sociedad necesitamos hacer el ejercicio de respección crítica donde tenemos que entender que estas expresiones de odio son un síntoma y un problema que ya existe en la sociedad donde vivo. El canal o la herramienta es la educación. Más allá de sanciones legales, siempre debe combatirse desde una formación de ciudadanía digital donde los valores sean la coincidencia responsable y empática. Esta información es tratada ya por organizaciones internacionales como la ONU de donde nosotros sacamos información. Pero existen modos. Vamos a hablar primero de ciberbullying. Es un estudiamiento sistemático y sostenido en el tiempo entre niños, niñas y adolescentes en entorno digital. Cuando hablamos de ciberbullying estamos hablando de diferentes formas. Por ejemplo, puede darse cuando se sube una imagen comprometida a una persona, ya sea real o fake. Subir datos personales o alguna imagen que avergüence al otro. Proponer nombres a alguien en un sitio o también abrir votaciones para poder votar sobre qué situación está esa persona. Por ejemplo, quién es la más fea, quién es la menos inteligente, quién es la más antipática. Crear un perfil falso de alguien y lanzar una historia o acontecimientos que sean falsos. Participar agresivamente de un chat haciéndose pasar por otra persona. Robar claves. Entrar a mensajerías. Decidir sistemáticamente del grupo de persistencia. Crear comentarios desagradables en la red social, entre otros. Es preocupante porque el ciberbullying es una expresión de violencia y hostigamiento que atenta contra la convivencia saludable y responsable dentro y fuera de las plataformas digitales. Y en verdad puede ser muy nociva y muy destructiva para la persona que lo sufre. Y por otro lado tenemos el grooming, que es la acción deliberada de un adulto para acosar especialmente a un niño o adolescente inmediatamente a eso en internet. En Argentina el grooming es un delito penal. Desde el 2013, la ley 26984 incorporó al artículo el código penal, con el cual debemos saber que estas acciones están prestadas y debemos leerlas. Existe en Argentina una organización que podemos contactar a través del número 137 a través de la página www.argentina.gov.ar-grooming. Y acá una vez definidos estos dos modos, creo que es importante entender que a los jóvenes, a nuestros niños y a los adolescentes debemos enseñarles que existe una manera segura para usar internet. Y nosotros como adultos también tenemos que entender que debemos ser partícipes de ese aprendizaje. Tenemos que hablar todo el tiempo, o sea, con nuestros hijos, jóvenes, a cargos o alumnos. Debemos explicarles que hay modos para que ellos puedan proteger su información, que no deben exponerse y que también hay situaciones en las que ellos no deben ya recurrir a nosotros y darles ese espacio seguro para pedir asistencia, para plantear situaciones que para ellos pueden ser agresivas, cognitivas o peligrosas. La información debe ser llegada. Esta información se recibe bastante, se recibe muy rápido y puede ser peligrosa. Tenemos que actuar rápido en el caso de que pasen cualquiera de estas situaciones. Gracias para acompañarlos y actuar y ayudarlos en grupo o en otras escuelas, como también para denunciarlos en los casos que sean necesarios. Como opinión personal, se puede decir que gracias al internet de la tecnología, a las diferentes plataformas digitales que existen, podemos asumir que somos ciudadanos digitales y que no todos usamos la tecnología en forma ética y creativa. Muchos la usan para hacer el mal contra otras personas, empresas, gobiernos, países, etc. Bueno mi gente, así llegamos al final de nuestro podcast. Esperamos que les haya gustado el tema tratado en este espacio y los invitamos a que nos sigan en nuestra próxima entrega, donde seguiremos ampliando el tema de ciudadanía digital.