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Bueno, empezamos con la primera pregunta. ¿Cuándo consideras que se dio el punto en el que de verdad te diste cuenta de lo que estaba pasando en el mundo y cómo fue que te sentiste? Yo creo que me di cuenta cuando tuve que cortar las vacaciones que tenía con mis dos amigas de Estados Unidos. Nosotros nos vinimos por las vacaciones de marzo y estábamos en la playa cuando empezamos a escuchar las noticias. Todas estábamos muy asustadas porque sabíamos que en tan solo dos semanas teníamos que regresar a la universidad y tomar clases para concluir el ciclo. Entonces, al escuchar estas noticias, nuestras vacaciones se cortaron cortas, nos enteramos que teníamos que ir a Lima porque ya nadie empezara a cerrar las carreteras y todo, y tuvimos que cortar nuestras vacaciones e irnos para Lima. Y mientras seguíamos escuchando todo lo que empezaba a pasar por todo el mundo y cada día nos asustábamos un poco más. Sí, fue un momento muy aterrador para bastantes personas. Bueno, como dijiste, se supone que tú tenías que regresar a la universidad después de esas vacaciones de marzo que pasaste en Lima. ¿Cómo se sintió no poder regresar? Fue una experiencia muy extraña y nos sentíamos muy incómodos porque al tener que regresarme a Lima, tenía que vivir con estas dos amigas en mi cuarto, y al concluir las dos semanas recibíamos correos de la universidad, la cual nos informaba que íbamos a hacer las clases virtualmente. Por este motivo, yo y mis dos amigas teníamos que hacer las clases juntas en el apartamento, pero todas teníamos diferentes horarios, diferentes clases, entonces nos sentíamos bien abrumadas. También vivíamos con mi hermano y con mis papás, y fue una situación en la que todos tuvimos que aprender a llevarnos bien y hacer tiempo y espacio para cada uno, porque al vivir tantas personas en un apartamento y no sabíamos cuándo iban a volver a abrir el supermercado, cuándo íbamos a poder ir a la calle, cuándo íbamos a poder regresar a Estados Unidos, a nuestras vidas, a nuestras clases, no sabíamos cuándo íbamos a poder tomar clases presencialmente otra vez, entonces qué iba a ser posible antes de que acabe nuestra universidad, ya que ya estábamos en el segundo año. ¿Y cómo consideras que se dio esa dinámica de, como me dices, vivir en este apartamento y que tus amigas, que eran las dos de la universidad en Estados Unidos, eran de ese país, cómo se sintió esa dinámica de que ellas convivan con tu familia y tú siendo más o menos como un punto intermedio? Al principio nos lo llamamos como algo más divertido, tratamos de, como escuchábamos tantas noticias tan horribles, tratábamos de alegrarnos y bailábamos y poníamos salsa y hacíamos comida rica, pero al pasar las semanas nos dábamos cuenta lo que realmente estaba pasando en el mundo e hicieron una situación bien difícil. Todas teníamos, como mencioné, diferentes horarios, mis amigas estaban asustadas porque sus familias estaban en otras partes del mundo, entonces no sabían, sus papás estaban asustados por ellas, ellas nunca habían estado en Perú antes, el Perú es un país muy diferente que Estados Unidos, entonces mientras que allá cualquiera de sus amigas podía ir al hospital y tenía acceso a la salud en el hospital y todo, en Perú no era tan fácil, porque todas las camas estaban utilizadas, el COVID afectó a las personas en el Perú yo creo que mucho más fuerte por nuestra capacidad en los hospitales y todo, entonces los padres de mis amigas de hecho estaban bien asustados, si es que les pudiese pasar algo mis amigas se querían regresar, entonces por parte yo siento que me puso bastante presión a mí porque mis amigas me decían que se querían regresar y que cómo hacían, y yo tenía que investigar y ver si había alguna forma en la que se pudieran regresar, que era muy difícil, en ese momento no se podía, pero me lo preguntaban y querían regresar, que estaban en un país, en una cultura que no conocían, en un idioma que no conocían, en una familia, aparte no es una familia que me conocían a mí pero no los demás, entonces de hecho es una experiencia muy difícil. Claro, sí, me imagino. Y bueno, cuéntame también un poco de cómo fue tu experiencia y bueno también la de tus dos amigas con las clases virtuales. El aprendizaje fue, puedo decir que no fue lo mejor porque cuando ya se acostumbra a tener aprendizaje virtual y cuando tus profesores están acostumbrados a eso, pasar, disculpa presencial, pasar a que el aprendizaje sea virtual toma mucha motivación propia porque es muy fácil distraerse, tanto como con no prestar atención a las clases o distraerse con su teléfono o estando con la familia o prestando atención a otra cosa, es muy fácil y más si es que estás con a mí a tu costado y todo, entonces a las tres nos costó muchísimo y en sí las clases eran más difíciles porque no solamente nosotros teníamos que averiguar cómo, o sea aprender cómo estaba pasando todo poco a poco sino los profesores también porque los profesores nunca habían hecho esto, entonces se cometían errores o nos decían la tarea está colgada en la página y no estaba la tarea o la tarea es para el día de mañana y cerraba para el día de hoy, entonces todos tuvimos que aprender a manejar este nuevo sistema Y sí, muchas opiniones de estudiantes que conozco es que el aprendizaje presencial es mejor que el virtual y yo opino lo mismo, entonces sí sentimos que nuestro aprendizaje no fue al potencial que sabemos que lo pudimos tener si es que hubiera sido presencial. Claro, sí, o sea yo también fui una estudiante durante ese tiempo en el colegio, no en la universidad, pero sí también considero de la misma manera que fue una situación difícil en la que se tuvieron que adaptar las instituciones educativas y bueno me imagino que en el caso de una universidad internacional tal vez la acomodación fue un poco mejor pero en mi colegio sí recuerdo que fue súper complicado. Sí, algo por lo que sí tengo mucha suerte es que mi universidad tenía los mismos horarios que Lima, que Perú, entonces mis clases virtuales nunca fueron a una hora imposible, pero sí tenía amigas que se tenían que despertar súper temprano o que tenían clases hasta la noche, hasta las 10 depende de dónde estaban y bueno, peor con las personas que estaban en Europa porque ahí el horario es totalmente distinto y lamentablemente las clases que eran virtuales tenían que estar despiertos para esos momentos. Y bueno, en mi caso recuerdo que se dio un montón, yo vivía con mis dos hermanos y mis papás, que todos teníamos reuniones a las que teníamos que ingresar virtualmente al mismo tiempo y a veces se cruzaba, a veces se nos complicaba porque, no sé, yo estaba en una reunión y después mi hermano tenía otra reunión y como había mucho ruido o el internet no siempre funcionaba bien, tú que estuviste conviviendo con no solo tus dos amigas sino también el resto de tu familia, ¿cómo fue esa experiencia? Fue complicada, como lo acabas de decir, por el tema del ruido y a veces teníamos exámenes y obviamente quieres estar concentrada, quieres poder darle tu 100%, pero si había momentos en que una persona estaba teniendo que hacer un examen en el piso de la cocina porque había otra en la sala y otra en el cuarto y otra en el otro cuarto y en la otra sala y ya no quedaban como espacios disponibles en que uno puede estar callado y pueda concentrarse, entonces teníamos que más o menos que descubrir qué íbamos a hacer al momento porque no era una situación en la que nadie estaba esperándolo, no pudimos planificar, no pudimos organizarnos, teníamos que aprender mientras que íbamos, iba pasando el tiempo, entonces sí nos hizo sentir a todos un poco descontrolados, no había mucho orden y de hecho teníamos que estar abiertos a aprender. Y bueno, después de todo esto, cuando al fin llegó el momento en el que te pudiste ir a la universidad de vuelta a Estados Unidos, ¿cómo fue esa experiencia? ¿Cómo te sentiste? Bueno, yo pude hacer que mis dos amigas se regresen después de como un mes en Perú, en un viaje solo para extranjeros, para americanos, para que regresen a su país, entonces ellas se fueron antes y yo logré irme el mismo año del 2020, pero en octubre. Fui en un vuelo especial y decidí irme porque ya tenía mi apartamento alquilado allá y por un montón de cosas que estaban sucediendo en Perú con mi familia, con mi salud mental, entonces decidí irme y notabas la diferencia drásticamente apenas llegabas sobre cómo esta situación, la pandemia, afectaba el Perú versus Estados Unidos. Sí, eso te iba a preguntar también, ¿cómo crees que lo manejó el contraste entre cómo lo manejó el Estado peruano y el Estado estadounidense? O sea, yo llegué a Estados Unidos y me sentía libre, o sea, obviamente notabas que había una pandemia, pero era mucho más tranquilo, por decirlo así, las personas nunca tuvieron que dejar de ir al supermercado. Mis amigas me contaban, sí, estábamos en cuarentena, pero eso para Perú significaba que no podíamos salir. Yo me acuerdo que tenía amigas que trataban de ir al parque con sus perros y que la policía los paraba y les decía, no puedes salir ni a la esquina de tu casa. Mientras que en Estados Unidos mis amigas me decían, sí, estoy en cuarentena, pero igual fui a la casa de mi amiga a estudiar o a tomar las clases juntas o a hacer exámenes. Entonces la palabra cuarentena significó muy diferente para Estados Unidos versus Perú. En Perú, por todo el tema de los hospitales, estaban todos llenos y no había la atención médica que hay en Estados Unidos. Entonces yo creo que el manejo allá fue mucho más libre. Las personas estaban más tranquilas, más calmadas. Mientras que acá en Perú todos estábamos asustados. Creo que duró como dos, tres semanas que no podíamos salir. Entonces las personas tenían que comer lo que había en su casa y no podíamos ir ni al supermercado. Todo era mucho más controlado. Tenemos mucho más reglas con el toque de queda, mientras que en Estados Unidos no. Entonces apenas regresamos, yo seguía en contacto con mi familia en Perú y sabía cómo está la situación acá. Pero la situación en Estados Unidos ya podías ir al cine, ya podías ir a los restaurantes, ibas al supermercado, usabas tu mascarilla, ¿no? Pero la mayoría de cosas empezó a abrir otra vez. La universidad sí tomó un poco más de tiempo, pero ya se estaba hablando de que iban a reabrir. Mientras que en Perú la situación seguía igual y no se hablaba todavía de que nadie iba a reabrir. Entonces yo creo que por el hecho que Estados Unidos tenía más disponibilidad médica y ese soporte, ellos estaban más tranquilos con el virus y también porque tenían las vacunas antes que las personas en Perú. Claro, los recursos. Sí. Y esta libertad que mencionas con respecto al manejo de la pandemia en Estados Unidos, ¿cómo te hace sentir a ti? O sea, mentalmente, ¿cómo crees que se diferenció tu experiencia desde una perspectiva de la salud mental en Perú versus en Estados Unidos? Yo soy una persona que sufre ansiedad desde mucho, mucho tiempo. Entonces mi ansiedad en Perú cuando empezó la pandemia se puso mucho peor. Sobre todo porque la pandemia era mucho el no saber. No sabíamos si es que esto iba a durar una semana. Cuando vino la noticia nosotros decíamos, ah, tal vez esto es una semana y después era otra más y otra más. Eso es un poco lo que es la ansiedad, ¿no? Es el no saber y tener ansiedad por el no saber. Era lo que era la pandemia, no sabíamos. Entonces en Perú, en Perú sí puedo decir que mi ansiedad se puso súper, súper fuerte. También sobre todo cuando estaba con mis amigas, ¿no? Como comenté que sentía que tenía mucha presión y que mi papá me decía que tenía que hacerla sentir en casa, pero luego yo estaba más preocupada de hacer que ellas se sientan cómodas a preocuparme sobre mi salud mental, ¿no? Entonces después de como tres meses de yo estar donde mi papá, decidí mudarme al apartamento donde mi mamá, ya que mis padres son divorciados. Y ahí me sentía un poco más tranquila porque mi mamá es una persona que siempre me ha hecho sentir súper cómoda. Entonces mi ansiedad como bajó un poco. Pero luego al escuchar a mis amigas como estaban en Estados Unidos, estaba mucho más tranquilo. Me regresaba la ansiedad, ¿no? Porque sentía que no estaba en el lugar donde íbamos a mejorar más rápido, no estaba en un lugar donde podía salir a patinar, donde podía tener una conversación con una persona que no sea mi mamá, donde podía salir al parque y respirar el aire fresco. Claro, tú jovenes. Claro, entonces una de las razones principales por las que yo decidí regresarme a Estados Unidos era por mi salud mental porque notaba mi ansiedad ponerse peor, notaba una tristeza en mí, notaba una falta de motivación. Cuando estaba pasando todo lo de la pandemia, era muy, muy fácil quedar sentado en un sillón y ver una película y ver otra película y no tener motivación para nada, ¿no? O sea, como no podía salir, más o menos que lo utilizaba como una excusa para no hacer nada. Entonces, eso te desmotiva, te trae una tristeza. Entonces, yo me di cuenta que mi salud mental no estaba muy bien y dije, bueno, tengo que regresar a Estados Unidos. Entonces, cuando regresé, sí, como digo, o sea, igual estaba en pandemia, ¿no? Pero tenía la oportunidad de hacer muchas más cosas las que no tenía en Perú. Yo regresé a Estados Unidos y vivía con mis dos amigas que habían venido conmigo a Perú. Teníamos un apartamento juntas. Entonces, tenía esa convivencia social, podía salir, vivía en el campus de la universidad. Entonces, por más de que no haya estado tomando las clases presenciales por el momento, igual tenía todo el campus, podía salir, había tiendas abiertas. Era como una vida más ordinaria, por decirlo así. Entonces, me sentía más tranquila. No es como la ansiedad no se te va de la noche para el día, pero me sentía más tranquila y sentí que poco a poco podía regresar a ser más yo y que mi salud mental mejoraba con el tiempo. Claro, qué bueno. Y, sin embargo, esto de, bueno, priorizar, como tú dijiste, tu salud mental al regresar a Estados Unidos, esto implicó dejar atrás a tu familia. ¿Y eso cómo lo tomaste? Sí fue algo bien difícil, sobre todo porque en mi familia hay diferentes personas que tienen diferentes enfermedades. Entonces, nunca sabes, ¿no? Qué pasa si es que a una persona le da COVID y no reacciona bien. Y no sabíamos. Teniendo abuelos ya de mayor edad y teniendo un tío que tenía diabetes, teniendo un primo que sufre de epilepsia, sí, me daba miedo. Yo soy súper cercana a mi hermano, a mi papá, a mi mamá, y sí me da mucho miedo dejarlos solos. Yo tampoco no sabía cuándo era que los iba a volver a ver, ¿no? Porque no sabía qué pasaba si la pandemia se ponía peor, qué pasaba si eso se ponía peor y yo no podía regresar a ver a mis papás o mis papás no podían regresar a verme. Entonces sí fue una decisión bien difícil que tomé en el momento y creo que no consideré mucho lo que iba a suceder. Felizmente que no pasó mucho tiempo y me pudieron visitar y todo, pero sí fue una decisión bien difícil y mi familia me aterraba muchísimo cuándo los iba a volver a ver o no. Y claro, todas mis amigas en Estados Unidos estaban muy cerca de su familia. Además, la mayoría seguían viviendo con ellos. Entonces ellos tenían esa relación, tenían su familia ahí con ellos, mientras que yo no. Entonces sí fue muy difícil y agradezco mucho que me hayan podido ir a ver en poco tiempo, pero sí me generó bastante ansiedad, me generó bastante tristeza no saber cuándo iba a ser la próxima vez que los iba a poder ver. Claro, esa separación. ¿Y en algún momento alguno de tus familiares se llevó a enfermar de COVID? Sí, mi tío, el que sufre de diabetes, le dio COVID y fue bien serio por su diabetes. Se lo tuvieron que llevar en ambulancia al hospital y estuvo bajo cuidados intensivos y estuvo intubado en ventilación por alrededor de una semana. Y era muy difícil para mí escuchar todas esas noticias mientras que yo estaba en Estados Unidos. O sea, uno se pregunta cuáles fueron las últimas palabras que les dije, porque no sabe si es que va a estar bien o no. ¿Cómo me comporté con él en el último momento que lo vi? ¿Cuándo fue el último momento que lo vi? Entonces sí fue una situación bien difícil y bueno, gracias a Dios, mi tío después de como tres semanas pudo regresar a casa. Pero sí, mi papá me mandaba, me escribía contándome de su recuperación, de cómo iba. Fue un momento en la que toda la familia estuvo muy asustado, sobre todo también sabiendo que lamentablemente las personas que fallecían en COVID en Perú, a veces los familiares no podían entrar a verlos. Entonces yo me acuerdo que cuando recién se llevaron a mi tío en la ambulancia, mi papá llegó al hospital y quería entrar con él y no lo dejaban porque no tenían el espacio, porque no era seguro estar con alguien que tiene el virus. Entonces nadie lo podía ver, era una situación muy, muy difícil y no lo pudieron ver hasta que haya salido del ventilador. Claro. Y bueno, con respecto a ti misma, ¿tú vivías en un estado de miedo, preocupación constante de contagiarte en Estados Unidos o sientes que la situación estaba más controlada? ¿Cómo fue? A mí igual me da bastante miedo por el tema que yo sufro de… soy una persona que sufre de asma. Eso es una… eso afecta nuestros pulmones, ¿no? El asma es respiratorio y el COVID lo que afecta son tus pulmones. Entonces a mí sí me da muchísimo miedo que me dé el virus porque no sabía cómo mi cuerpo iba a responder. Yo he tenido otra… una historia de anemia y enfermedades inmunológicas. Entonces me daba miedo que me pueda afectar el virus de manera muy fuerte. Gracias a Dios por el hecho que tenía asma, pude ser una de las primeras en Estados Unidos que recibieron la primera vacuna. Entonces al hacer eso me sentí un poco más protegida, pero no te lo garantizaban al 100%. Entonces sí vivía en un miedo, sobre todo también porque yo me considero una persona que me cuidaba bastante, pero yo no le podía decir a mis amigas que vivían conmigo que no salgan. Entonces ellas seguían yendo al gimnasio y utilizando esas máquinas que varias personas tocan, yendo a tiendas, yendo a restaurantes. Entonces sí me daba miedo, trataba de cuidarme lo… de mejor forma posible, pero sí creo que todos en ese momento vivíamos con el miedo de que nos den a nosotros o a algún familiar. Sí, es verdad. Y mencionaste que tú te pusiste la vacuna en Estados Unidos. ¿Tú…? Esto fue mucho antes de que la vacuna llegara a Perú, ¿cierto? Sí, probablemente como unos… entre cuatro y seis meses antes de que llegara al Perú. Y ¿esto te dio tranquilidad o tenías algún tipo de inseguridad con respecto a la vacuna, ya que obviamente era algo totalmente nuevo? Y el hecho de que, no sé, o sea, en tu familia tú fuiste la primera en vacunarte, ¿cómo se sintió? ¿Qué pensaste al respecto? Sí me dio miedo, pero tengo un doctor ahí en Estados Unidos y yo tuve la suerte de poder hablar con mi doctor. Y me dijo que él lo recomendaba muchísimo, sobre todo, más importante, a las personas que sufren de asma. Entonces me dijo que yo 100% tenía que ponerme esa vacuna. Y bueno, hay que hacerle caso a los doctores y creer en lo que ellos dicen. Entonces, como él me lo recomendó tanto, me di cuenta que en verdad era algo que tenía que considerar y hacer seriamente. Entonces apenas tuve la oportunidad de hacerlo, me inscribí en una página online y fui a recibir mi primera vacuna. ¿Y tus compañeras de cuarto también se vacunaron al mismo tiempo que tú? No, en Estados Unidos había un orden de personas que se vacunen y el primer orden era personas mayores de 80 años y personas con... Claro, con esas enfermedades. Claro, con enfermedades y yo calificaba para eso. Entonces yo fui de las primeras personas en recibir la vacuna. Ok, interesante. Bueno, y con respecto a tu vida universitaria y laboral, ¿qué cambios se dieron como consecuencias del COVID en estas dos áreas? Yo antes de que empiece la pandemia estaba trabajando en la corte. Y este era un trabajo por el cual yo estaba muy emocionada, una posición súper alta y estaba muy emocionada de hacer esto. Y yo empecé esa posición en enero y en marzo. ¿Pero era una posición como estudiante? Sí, yo era una practicante en la corte, seguía como estudiante. Y empecé en enero y en marzo me fui a Perú a tener mis dos semanas de vacaciones, luego resultó en COVID. Entonces lamentablemente nunca pude regresar a esa posición porque la corte tomó muchísimo tiempo en abrir y una vez que abrió era solamente personal que era totalmente necesitado. Entonces yo no podía ir. Fue muy difícil porque los trabajos que yo tenía como cuidar a niños pararon porque, bueno, los niños teníamos que tener más cuidado con contagiarlos y todo. Entonces mi vida laboral sí tuvo como un descanso, no tuve posibilidades de seguir consiguiendo trabajo hasta mucho después. Y mi vida educativa también yo siento que puede haber sido mejor si es que hubiera tenido la oportunidad de hacer clases presenciales. De hecho me costó bastante porque sentía una falta de motivación al no ver a mi profesor, al no conversar con mis compañeros, al no tener esa vida presencial cara a cara, sentía que me faltaba la motivación para darle el 100% de mi energía a mis estudios. Claro. Y bueno, una vez que tú terminaste tu carrera en el 2021, cuando el COVID todavía sigue estando muy presente, tanto en el Perú como en Estados Unidos, ¿cómo se sintió terminar tu carrera, es decir, graduarse en medio de esta incertidumbre? Esta fue una época bien difícil para mí porque mi universidad sí tuvo la oportunidad de hacer una graduación, pero tenía un montón de requerimientos y era bien pequeña y yo cuando se lo comenté a mis padres, todos me dijeron que no creían que era posible para ellos, por toda la situación en el Perú, viajar para Estados Unidos. Entonces al ellos decirme esto, me estaban diciendo que no iban a venir a mi graduación si es que la tuviera. Entonces por este motivo yo no decidí a mi graduación y elegí ir a Perú y pasar Navidad y todo con mis padres. Fue un momento bien extraño y bien triste porque no pude tener una graduación por la que me había estado forzando años en la universidad de tener. Claro, me imagino. Y bueno, como graduada en la carrera de psicología, tu primer trabajo fue como trabajadora social para pacientes de trastornos de salud mental. ¿Consideras que el COVID tuvo un impacto psicológico en las personas viéndolo a través de tu trabajo? Sí, yo creo que un impacto muy grande. Mis clientes eran, como lo has dicho, personas que tenían problemas de salud mental y también personas con bajos recursos. Entonces para ellos el COVID fue algo súper fuerte porque no tenían acceso a ir a las tiendas y elegir comida porque no tenían el dinero y no tenían. Cuando pasó la pandemia en Estados Unidos, como todo paró, entonces mis clientes no tenían los recursos para satisfacer sus necesidades básicas. Muchos de mis clientes tienen hijos y mis clientes cuando pasó el COVID ya no podían ir a ver a su psiquiatra, ya no podían ir a ver a sus psicólogos, ya no podían ir a ver a ningún tipo de doctor ni todos los recursos que mi organización les brindaba. Entonces yo creo que su salud mental, ellos me lo dijeron muchísimo, se deterioró con el tiempo. Mis clientes me contaban mucho que sufrían y que la pasaban muy mal. Varios estaban asustados porque por no poder ir a trabajar no tenían cómo alimentarse a ellos, alimentar a sus hijos, no tenían cómo pagar por sus apartamentos. Ya son personas que en sí eran de bajos recursos. Entonces el COVID les trajo muchísima tristeza, muchísimas dificultades. Fue muy difícil para todos mis clientes. Yo los tenía que llevar a buscar comida gratis, organizaciones que brindaban comida gratis. Yo tengo clientes que durante la pandemia fueron botados de sus apartamentos porque no podían pagarlos, no tenían ingresos, no podían pagar su apartamento. En medio de la pandemia terminaban en la calle, lo cual también afecta su salud física, su salud mental. Fue un tiempo muy difícil para todos y como trabajadora social traté de brindar el mayor apoyo posible. Qué bueno, sí me parece muy ejemplar. Y bueno, para concluir, ¿qué son tres enseñanzas valiosas que consideras que obtuviste gracias a la pandemia? Creo que algo que todos aprendimos o que es muy importante que todos hayamos aprendido es que es importante ser independiente. La pandemia nos enseñó a todos que a veces tenemos que pasar tiempo solos, sobre todo las personas que vivían solos o vivían de pocas personas. Nos enseña a que tenemos que poder cocinar con lo que sea que hay en casa, que tenemos que poder estar solos en un cuarto sin conversar con nadie y estar bien mentalmente. Nos enseñó mucho sobre nosotros mismos. Yo siento que la pandemia es un momento en el que yo me conocí a mí mucho más. Entonces creo que eso es algo bien importante. Otra cosa que es bien importante es que nuestra situación no es la misma que la de los demás. A muchas personas en Lima les puede haber afectado de una manera y a muchas personas en Estados Unidos les ha afectado de otra manera. Yo tuve la oportunidad de ver las dos desde diferentes perspectivas, entonces creo que tenemos que ser comprensivos con los demás y aceptar y oír a las historias de los demás. Y como tercera lección o aprendizaje, diría lo importante que es la familia en estos momentos. Muchas veces no lo pensamos mucho, pero en momentos en el que nuestra vida, el futuro del mundo más o menos que está en riesgo, es muy importante valorar a la familia, pasar tiempo con ellos. Yo creo que el COVID nos enseñó a todos lo importante y lo lindo que puede ser pasar tanto tiempo en familia. Muy bien. Muchas gracias, Lara. Fue un gusto conversar contigo acerca de tus experiencias con el COVID y bueno, estaremos viéndonos pronto. Gracias. Gracias.