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This podcast discusses the relationship between machines and humans, focusing on the theme of artificial intelligence. It mentions Isaac Asimov's three laws of robotics and the recent release of the film "The Conductor" which explores this topic. The podcast also mentions the director, Caret Edwards, and his previous works such as "Monsters" and "Godzilla". It highlights his talent for creating tension and his ability to give a unique aesthetic to commercial films. The podcast concludes by mentioning Edwards' successful film "Rogue One" and the release of his fourth film, "The Creator", which explores the concept of artificial intelligence. It praises the film for bringing original science fiction back into the industry. Bienvenidos al podcast del OjoCritico.net, un espacio abierto al análisis cultural. Hablamos de cine, series, música o literatura. El escritor ruso Isaac Asimov estableció las tres leyes de la robótica. Las mismas dictaban que un robot debe ser inofensivo para los humanos, obedecer los mandatos de estos y proteger su propia integridad sin dejar de cumplir las dos reglas anteriores. La literatura o el cine han abordado en múltiples obras la relación entre máquinas y humanos. Y la actualidad, el hervidero informativo en torno a las inteligencias artificiales es incesante. Y coincidiendo con este fenómeno tan de moda, recientemente se estrenó la película The Conductor, escrita y dirigida por Caret Edwards, una original propuesta que aborda esta temática que será el hilo conductor de este programa. Hablaremos de películas basadas en estos argumentos y por supuesto de la cinta de Edwards, de su particular estética y proceso de producción. Saludos de Matías Cobo, comenzamos un nuevo episodio. Caret Edwards debutó en un largo con Monstruos en 2010, historia de su autoría al igual que la de The Creator. La cinta de la que estamos escuchando su tráiler ya dejaba enreverar su talento para construir un filme ambicioso, entremezclando modestos relatos de ciencia ficción con una historia intimista. Aquí ya dio buena muestra de su capacidad para generar tensión desde la sugestión y de lo que no se ve pero se intuye, una carta de presentación que ya anunciaba un futuro prometedor para el realizador británico. Cuatro años después no dejaría la temática de los monstruos, ahora ya con un gran presupuesto Edwards dirigió la nueva actualización del mítico coloso nipón Godzilla. El gigantesco reptil volvía a la gran pantalla tras la primera gran aproximación yankee filmada por Roland Emmerich a finales de los 90. Esta nueva entrega tuvo bastantes virtudes y evidenció el buen gusto de Edwards para dotar de una estética cuidada a una propuesta netamente comercial. Además de su entretenido relato, la cinta puede arrogarse el mérito de haber abierto un nuevo nicho de mercado para venir a las películas con el gran lagarto creado por Tomoyuki Tanaza en 1954 como principal protagonista. Tan solo dos años después, en 2016, Edwards estrenaría otra superproducción de mayor desmergadura. Rogue One, una historia de Star Wars, se convirtió en la mejor cinta de la saga desde que Disney compró la marca galáctica. Como tratándose de un relato colateral, ambientado entre los episodios tercero y cuarto de la serie principal de películas, Rogue One fue muy bien recibida entre fanáticos, crítica y público general. Incluso se reivindicó como superior a la nueva trilogía estrenada entre 2015 y 2019. Con este tercer trabajo, el regresador nacido en Warquick Science se confirmaba como un valor seguro, capaz de dominar registros dispares y con personalidad propia incluso en producciones multimillonarias de mucho riesgo en taquilla. En 2023, y tras un complejo rodaje desarrollado en plena pandemia, se estrenó la película que nos sirve de cuarteto argumental para este episodio sobre la inteligencia artificial y su traslación al formato cinematográfico. Para este, su cuarto largometraje, Garrett Edwards volvió a compaginar guión y dirección como ya lo hiciera en su debut. Uno de los atractivos de The Creator fue el que su estreno se produjera en un momento de orfandad de historias originales, rescatando la ciencia ficción de un prolongado letargo, aunque el argumento de la película ya se hubiera usado repetidamente en cine y literatura, no impidió recibirla con una calidad bienvenida, casi como si se tratara de una terapia de desintoxicación de la sobrebondancia de secuelas, de relatos de superhéroes y, en general, de producciones comerciales de escasa creatividad.