The speaker reflects on their experience during the COVID-19 pandemic. They recall the uncertainty and confusion when the schools closed and the country went into lockdown. They describe the scarcity of essential items like toilet paper and hand sanitizer and the surreal feeling of empty supermarkets. The speaker's husband falls ill with a high fever on the first day of the school closures, and they spend the night researching COVID-19. They also mention the emotional toll the pandemic has taken and their decision to move cities and change jobs as a result. The speaker concludes by expressing their frustration with the government's response and their ongoing emotional reaction to the pandemic.
Hola, ¿qué tal? Bienvenidos, así lo veo a partir de los 40. Hoy estoy sola. Estoy sola, reflexiva, no sé, necesitaba compartirlo con vosotros. Esto no pertenece a temporada 1, ni a temporada 2, estoy en el medio. He consultado en redes cómo le puedo llamar y nadie me ha sabido decir. Así es que directamente no le voy a llamar nada, ¿vale? Hoy hace 3 años que nos confinaron en casa y hace 3 años que mucha gente se libró de la muerte.
Otros no se libraron. Y jamás olvidaré aquel 12 de marzo, en el trabajo, estábamos todas las compañeras hablando de lo mismo, del rumor de que iban a cerrar los coles, que había comunidades que ya habían cerrado en Madrid, por ejemplo, o cerraron antes que aquí en Cataluña. No olvidaré nunca la bronca que nos metió mi exjefa porque estábamos hablando. Entiendo que para ella no era motivo de preocupación o nada de esto, de si cerraba los coles, qué iba a hacer con su hija o tal.
En el caso de nosotras sí que era una preocupación, si cerraban los coles, si no los cerraban, si iban a decretar un confinamiento. Yo particularmente no entendía exactamente qué significaba un confinamiento como tal. Lo pienso ahora tres años más tarde y no sé, todo era tan confuso. Recuerdo que se encerraron en el despacho mi exjefa con su sequito directivo y no salieron toda la mañana. Durante la mañana nosotras todas las compañeras seguíamos hablando de lo mismo, del coronavirus, porque todavía no era COVID, era el coronavirus.
Y bueno, fue momentos raros, con incertidumbre, de los teléfonos, de los whatsapps, de los mails, hasta que por fin en el cole pasó un mail, una explicación, donde nos dijeron que al día siguiente, el viernes día 13, iba a cerrar el colegio. Y si no recuerdo mal, era por duración de un momento de una semana. Bueno, ahora quizá mienta en esto, pero creo que era algo así. Lo pienso y os juro que me dan ganas de llorar.
Lo que sí recuerdo es que le dije a mi jefa mediante whatsapp, porque no pude hablar con ella en persona, que al día siguiente iban a cerrar los coles y que yo me iba a quedar con mis hijas en casa y que iba a hacer teletrabajo. Ella me contestó un ok, y bueno, recogí mis cosas, recogí carpetas, papeles, bueno, todo lo que necesitaba para una semana de trabajo en casa. Y así salí por la puerta de aquella oficina, con mis bárculos bajo el brazo, con incertidumbre, con nerviosismo y sin saber lo que iba a suceder.
Llamé a mi madre para decirle que me iba a comprar, porque la verdad es que me pilló esas semanas que no tienes de nada en casa en la nevera y os juro que no tenía de nada, ¿vale? Mira que siempre tengo de todo, pues no. Esa semana justo no había apurado a tope todas mis compras, recursos en las despensas y lo pienso ahora tres años más tarde y digo, joder, qué ironía, justo no tenía papel del váter ni gel de ducha.
Flipé mayúsculas cuando llego a un Mercadona, devastado, vacío, flipé que no hubiera papel del váter, pensé, dije, joder, qué mala suerte tengo, justo no tengo papel y no hay papel. Pero todavía aluciné más cuando vi que no había gel, no había gel de ducha, ni del caro, ni del barato, ni del medio, no había. Llamo a Kiko, un poco asustada, en plan, tío, que el súper está vacío, que no hay de nada, y él, bueno, no me toma muy en serio, en plan, bueno, está exagerado.
Llamo a mi madre y me dice, mi madre, que sí, que sí, que está todo en los supermercados igual, que no hay de nada, que él dice en las noticias que el papel del váter se ha acabado. Y yo flipando, yo, pero ¿cómo que se me acaba el papel del váter? No sé, me parecía todo como que... Irreal, creo que la palabra es irreal. Nada, compro cuatro tonterías, pero tampoco mucho porque realmente no había de nada, o sea, de nada, las neveras estaban cerradas, estaban vacías.
Es que era una situación surrealista, recuerdo cuando era más pequeña, o recuerdo unas imágenes en los telediarios de cuando era pequeña, que había súpers vacíos en Rusia, creo que era, es que no me acuerdo, y yo decía, pero eso cómo va a pasar si tú vas al súper y siempre hay de todo. Pero no, ese día no había de nada. Y nada, fui a recoger a mis hijas y estaban súper felices, me gritaban entre las dos que vamos a estar una semana, por lo menos una semana sin cole, me decían, como por lo menos.
Viernes 13 de marzo, teletrabajo, mis hijas todo el día en pijama, terreando por casa, viendo la tele, jugando, ¿qué cosa va a trabajar? Tenía que cerrar cuatro cosas de la oficina, recoger el portátil también para teletrabajar y tal. Y bueno, la verdad es que la idea me empezó a gustar, en plan de, ostras, qué guay, vamos a estar en casa de una o dos semanas, encerrados, ya verás cómo al final solo va a ser una semana y no dos, ojalá sean dos, no sé, la idea me gustaba.
Y bueno, la verdad es que llevaba una época muy agobiada, muy estresada. Yo pedía una y otra vez un fit cut en mi vida, necesitaba descansar, decía la famosa frase falda de, me quiero bajar del mundo, y joder, sí, me bajé, me bajé bien bajada. Bueno, nos bajamos todos del mundo, creo que paso eso, el mundo se detuvo y se paró todo. Y bueno, estuve por la mañana trabajando, me escaqué unos minutos para bajar al súper, porque seguía sin papel del bate, sin gel, y sin comida para una semana.
Y qué va, no había papel del bate, no había gel, no sé. Llamé a Kiko otra vez, mira Kiko, no tenemos papel del bate, no sé qué vamos a hacer, nos vamos a tener que limpiar con toallas, lavarnos, es que no hay, no hay. Y bueno, al mediodía cuando llegó Kiko de trabaja, traía que había robado un paquete de papel del bate del trabajo, y nada, para ducharnos rescaté los cuatro geles que teníamos por mochilas de gimnasios, y la verdad es que Kiko llegó de trabajo muy cansado, le doy a la cabeza, estaba raro.
Y le dije, nada, déjate la siesta, tú tranquilo, que vamos a estar aquí una semana cerrado, nos vamos a inflar a ver Netflix, tal, tú descansa. Y bueno, ya esa tarde teníamos entreno, y mi gimnasio abría, y yo decidí no ir porque me había enterado que había habido algún caso ya de coronavirus en el gimnasio, en plan, algunos comentábamos entre nosotros, Jolín, había habido un caso de coronavirus y nos cierran, pero bueno, todo era... era como irreal, ¿vale? Era hablar por hablar.
Y bueno, Kiko no se levantaba, no se levantaba, y a las seis de la tarde ya a la habitación a despertarlo, va, tío, levántate ya, tío, que estoy aburrida, que tal, que mira, que no vamos a ir al gimnasio, que esto, que lo otro, que... Y bueno, me encuentro a un Kiko moribundo en la cama, se encuentra fatal, no puede casi ni hablar, no hay ni los ojos, le toco, ardiendo. ¿En serio, Kiko, en serio, tío? Joder, ¿de verdad? Si te vas a la guerra es que te matan el primero.
Mi marido estaba ya ardiendo con 39 de fiebre, el primer día, el primer día de cierre de coles, ya estaba malo. Increíble, no puedo creer que tenga Kiko con fiebre en casa, todavía no existe la palabra COVID, todo era coronavirus, yo me enflé toda esa tarde y toda la noche que le siguió a esa tarde, en la que no pude dormir en toda la noche, buscando información por Google sobre el coronavirus, sobre la gripe, ¿cómo he diferenciado una gripe de coronavirus? ¿Cómo he diferenciado el coronavirus de la gripe? No sé, todo era como muy real, yo ahí tuve miedo, me entró el...
no sé si pánico, pero sí miedo. Yo no sabía en aquella época, en ese día, que la muerte iba a pasar por mi casa, pero que supimos burlarla y consiguimos echarla por la ventana, si entro por una puerta se ve por una ventana. Pero lo que tampoco sabía es que después de todo lo que vivimos, necesité mudarme de casa, de ciudad, de trabajo. Todavía hoy, tres años más tarde, al recordarlo es que se me caen las lágrimas.
No puedo hablar sin llorar sobre el COVID, puto COVID. Un consejo de ministros extraordinario para decretar el estado de alarma en todo nuestro país, en toda España, durante los próximos 15 días. Escuchar eso de nuestro presidente, de Pedro Sánchez, es que fue un flipe, de verdad, fue... No sé, todo el mundo lo decía, que iba a haber un estado de alarma, que nos iban a confinar, pero era todo... era todo como una película de ficción, ¿de qué me estás contando, confinamiento, qué es esto? Pero es que lo curioso del tema...
Y antes de seguir, quiero deciros que no voy a buscar información de fechas, ni de cifras de muertos, ni de enfermos, ni nada de eso, simplemente voy a explicar lo que recuerdo. Es que... Me acuerdo cuando empezó todo el tema del COVID a salir por la tele, todavía coronavirus, no COVID, que estaba en China, que tal, y bueno, todo eran milagros, China estaba muy lejos, y estaba muriendo mucha gente, esto, lo otro, pero bueno, ya que esté, también hubo el ébola, y hay muchísimas enfermedades que es que vamos, matan y...
Es una pasada, ¿no? En otros países, en otros continentes, y bueno, como no nos toca a nosotros, pues no nos preocupa, no le echamos más importancia, ¿no? Pero cuando empezó a acercarse, en aquel entonces, coronavirus, y se iba acercando, y recuerdo perfectamente cuando llegó a Italia, joder, ya me cagué, pero literal, me cagué. Recuerdo estar en el trabajo, en la oficina, y estar con el alcohol, el alcohol de 96 grados, el típico de farmacia, tenía un bote de alcohol en mi mesa, y continuamente me echaba las manos, y cada vez que venía alguien, me daba un papel, tal, y con el alcohol, con el alcohol.
Tenía una compañera, que ya hacía las entrevistas a la gente nueva y tal, estaba en Recursos Humanos, y me decía, joder, tía, ¿qué tal con el alcohol? Y yo le decía, tienes que ponerte alcohol en las manos, Inma, ponte alcohol, que estás con mucha gente, a ver si van a tener coronavirus, ¿qué tal? Bueno, me puse tan pesada, de que la pobre chavala ya se decepcionó, y también se le empezaron a secar las manos, como a mí, con el alcohol.
Y tenía broma, incluso cuando venían operarios, o visitas, respiraba alcohol, incluso por encima de la ropa, medio en broma, pero medio en serio, y me decían, pero tía, ¿qué haces? ¿Estás loca? Y yo, que está aquí, que está aquí, que está en Italia, que está en Italia. La recuerdo hasta con una media sonrisa, en plan, hostia, creo que fui una de las pocas que le hizo un poco de caso en mi entorno, porque a veces lo comentaba con mi entorno, me miraban con cara de, pues será que no habrán enfermedades por ahí, que matan a miles de millones de personas, y no nos preocupa, y no nos importa, ahora, ¿qué me estás contando? Pero, joder, estaba en Italia, y Italia está aquí al lado.
También recuerdo que tenía un tema un amigo, Ángel, que estuvo súper, súper enfermo, y el confinamiento todo esto empezó en marzo, y él estuvo súper, súper malito en enero, y yo le decía de broma, tío, que has ido a China, que te han pegado los chinos, que tienes el coronavirus, que sí, tío, esto es el coronavirus, que no se me cura. Mucho que sí, mucho jaja, pero estuvo jodidísimo durante un mes y pico. Recuerdo que mi hija número uno se iba de colones a la nieve, y el COVID se iba acercando, se iba acercando a España, de hecho ya empezaron a salir casos en España, y yo pensaba, tío, mi hija no se va a ir a las colonias, esto lo van a quitar, esto lo van a quitar.
Y no, no, sí, sí, fueron a las colonias. Lo bueno fue que la primera noche se pusieron enfermos todos menos seis personas, menos seis niños. Nos lo comunicaron los profes, y yo ahí rezando, por favor, que mi hija no se haya puesto enferma, y no, ella no se puso enferma. Al volver de las colonias, todos los que los dijeron que, claro, que como tenían sed, pues bebían agua de la nieve, y claro, pues estaba muy fría, se pusieron enfermos.
Las narices. Tuvieron un COVID allí, vamos, en la casa de colonias, brutal. Y bueno, Kiko se pone enfermo, no sabemos qué hacer, no sabemos a dónde llamar, no sabemos nada. Las niñas enseguida se preocupan porque COVID era sinónimo de muerte. Me acordaba un poco el tema del Sina, si tienes auxilia te vas a morir. Pues esto era igual, si tenías COVID te ibas a morir. Así es que me negué a decir que era COVID, dije que era gripe.
Me lo dije, me lo creí yo a mí misma, de verdad, os lo juro, me lo llegué a creer. Y se lo decía a Kiko, tío, esto es una gripe, ¿qué tal?, qué mala pata, justo la has cogido ahora, ¿qué es esto? Pero estaba muy, muy, muy malito. A las niñas les dije, bueno, papá se ha cogido la gripe, ¿qué tal? O sea, está malito, tal, y bueno, para quitarle un poco de hierro al asunto, porque ya eran pequeñas.
Tenían 6 y 11 años, si no me equivoco. Y bueno, así transcurrió nuestro primer fin de semana de confinamiento. Yo iba bajando a mi perra, que cuando grabo los episodios se escucha de fondo así como unas patitas, clic, clic, clic, clic, que es mi perra que se pasea por aquí. Y bueno, yo le iba bajando, comía música, seguía yendo al súper y bueno, tuve la suerte que un día fui al Mercadona y estaba todo lleno, todo, todo, todo, todo lleno.
¡Ostras! ¡Un flipe! Fue como encontrar un botín y me puse a comprar como una loca, como una roca, no, como una loca. Y en el carro, el grande hasta arriba, pero vamos, que es que yo no me lo podía llevar todo esa casa, pero me daba igual. En aquella época el Mercadona tenía ¿cómo se llama? armaditos con signas y entonces como no podía con toda la compra, pues guardé toda la compra en varias consignas, porque no me cabía ni siquiera en una y empecé a hacer viajes a casa, ya más no me compré, volví a bajar con el carro vacío, lo volví a llenar, lo volví a subir.
Kiko se levantó de la cama ¿Qué haces? ¿Estás loca? No, tío, que es que hay comida, es que hay de todo, no. Fue todo como no sé, no tengo palabras. Fue gracioso cuando Kiko mejoró que empezó a conectar su internet, a mirar el Twitter, a mirar Instagram y tal y me empezaba a leer chistes y cosas del confinamiento, esto y lo otro, cosas que ya estaban más que pasadas hasta de mona. Claro, él había estado en un bucle porque estuvo de dos a tres meses muy malito.
De hecho, cuando empezó a encontrarse mejor ya por fin pudimos hablar con su médico de cabecera porque durante todo el tiempo que él estuvo malito en casa no conseguimos hablar nunca con nadie. Una vez conseguimos hablar con un teleoperador del 061 y nos dijo que nos llamaría a un médico que nunca nos llamó. Nunca nos llamó. No lo digo con actitud hacia todo el equipo médico que hubo en esos momentos porque, madre mía, esa gente no es que se merecieran esos aplausos, es que se merecían un estatus importante en nuestra sociedad.
¿Sabes? Ese ojo de los futbolistas que cobran un pastón con marcas, con publicidades y con contratos millonarios. Eso se merecía a nuestros médicos, nuestras enfermeras, nuestros enfermeros, nuestros equipos de limpieza, nuestros policías, bomberos, conductores de ambulancias, farmacéuticos, cajeras, reponedores de supermercados. ¿Tantísima gente que me dejo y los pido perdonar todo el colectivo que no haya nombrado? Lo estoy haciendo así a bocajarro, sin lío ni nada. ¿Sabes? Creo que toda esta gente se merecía que la sociedad dijera ¡Joder! Aquí es donde hay que invertir.
Señores de las marcas, no recurran ustedes a deportistas de élite que ya tienen contratos multimillonarios, no. Recurran a esta gente, ¿sabes? Que son los que nos han cuidado y los que se han jugado también su salud por todos nosotros. Cuando por fin pudimos hablar con la médico de cabecera del ambulatorio, que aquí le decimos el CAP, pues... el chico le explicó que bueno, que ya estaba mejor, que ya se levantaba, ¿qué tal? Pero bueno, se sentía muy cansado, muy agotado.
Entonces la doctora le dijo mira, vente al ambulatorio, te vamos a hacer una radiografía y vamos a ver cómo estás, ¿vale? A ver cómo tienen los pulmones, a ver qué tal estás. Y bueno, le cogió las llaves, le cogió el coche y se fue al ambulatorio con un pantalón de chanda, sin calzoncillos y se fue para el ambulatorio. Desde el ambulatorio me llaman, me dicen que me van a llevar al hospital y yo, perdona, ¿qué? ¿cómo? Que sí, que sí, que dicen que estoy muy jodido, que me tienen que llevar al hospital, maica, que cómo me van a llevar al hospital si no llevo ni calzoncillos puestos, si es que no he venido con lo puesto, yo pensaba que era, que bueno, que me van a hacer una radiografía como mucho, que me van a escoltar y para casa, que tal, que bueno, súper agobiado.
Todos los meses que Kiko estuvo enfermo, pues no le dijimos nada y preocuparles, ¿para qué? Es que tampoco nos podíamos venir y a mí tampoco me apetecía hablar, la verdad. No tenía ganas ni de hacerme videollamadas con las amigas, ni de contestar whatsapps, estaba agobiadísima de la vida. Bueno, en un arranque de locura mía cogí el cargador del móvil, cogí otro coche, dejé a las niñas por primera vez solas en casa y me fui para el ambulatorio, me planté allí, me colé dentro y no me dejaban entrar porque iba sin mascarilla, sin guantes, sin nada.
Yo les decía, ¿y dónde voy a comprar yo mascarillas y guantes? Y aún todavía no había ningún sitio y lo que encontrabas estaba, vamos, súper mega caro. Bueno, se apiadaron de mí cuando les enseñé un cargador de móvil y les dije que simplemente le quería dar esto a mi marido porque si le van a llevar al hospital iba sin cargador de móvil y no quería dejar de tener contacto con él. Les di pena, me dejaron entrar a una habitación donde no tenía nada, era aislado.
Me pusieron un traje de astronauta y me dijeron que no le tocara, tal como le vi la bracera, por supuesto. Y bueno, me regalaron guantes, me regalaron dos mascarillas y se lo llevaron al hospital. No pude volver a casa, me dio un ataque de ansiedad para el coche en un descampado. Hablé con mi ex jefa quien tuvo la santa paciencia de escucharme durante media hora a llorar. Hablé con mi hermano también que se conectó online con la Playstation con mis hijas, que era el canguro que tuve online, fue mi hermano.
Y no reconocí a alguien más o no, la verdad es que no lo recuerdo. Cuando por fin me calmé y me tranquilicé me fui a casa con mis hijas, me preguntaron extrañadas ¿y papá? Y les dije que le había salido una avería de trabajo, una urgencia y que ya había marchado a trabajar. Y ellas fliparon, dijeron mamá pero si hay un granazo de coronavirus por ahí ¿cómo se va a ir a trabajar? A ver si se van a pegar.
Y yo bueno hijas, vuestro padre es muy responsable y se va a trabajar. Y bueno así me quedé hecha una puta mierda en casa con ganas de saber algo de él. Llamé a una familiar que trabaja allí en el hospital donde se llamaron, se lo llevaron a Can Ruti al hospital Germán Estrias y Puyol en Badalona y ella me dijo que no me preocupara que cuando él llegara que ella me llamaría y me diría algo. Y nada, me llama ella y ya era de noche y me dice que era la hora de la cena porque yo estaba preparando la cena a las niñas.
Me fui a la habitación de las crías a hablar con ellas tranquilamente y me dijo mira Maica tengo una noticia buena y una mala. Dice la buena es que ya no tiene COVID. La negativa. Digo ¿y la mala? Dice la mala pues que está jodido tía. Está muy jodido Maica. Tiene neumonía tiene neumonía difuminada bilateral en los dos pulmones y está muy malito Maica. Y yo lo único que le pude decir fue ¿se va a morir? Y ella me contestó no lo sé.
Terminé sentada en el suelo de la habitación de mis hijas llorando como una mala vena diciéndome a mí misma que yo iba a ser más fuerte que todo la situación y que iba a estar al lado de mis hijas. Así es que salí de la habitación me lavé la cara hice la cena y había jugado una partida de las películas con mi hija número 2. Bueno, no jugábamos en las películas bien bien porque pobrecita mía pues tampoco sabía qué películas hacer pero bueno, imitaba personajes imitaba al Yagi imitaba un Pokémon y bueno, jugamos un ratito.
Les dije que era súper, súper tarde que se tenían que ir a la cama aunque quizá no eran más de las 10 de la noche y bueno, se acostaron. Entonces me puse a llamar a mis suegros me puse a llamar a mis padres me puse a llamar al agente del trabajo de él fue muy duro. Otra noche más sin dormir entera sentada en el balcón fumeteando y bloqueada la verdad es que bloqueada ni siquiera pensaba en un plan B o en un plan C estaba bloqueada el móvil me echaba a fuego y lo único que me apetecía era apagar el móvil y si yo quería bajarme del mundo porque estaba muy estresada en esos momentos quería quería apagarme de la vida pero no de mis hijas ni de Kiko sino del resto quería una burbuja para nosotros cuatro los cuatro solos los cuatro solos con la que se escuche de vez en cuando de fondo de nuestra perra y bueno estuve ingresado al otro día nuestra amiga y prima nos dejó me dejó entrar a Can Ruti para ir a verlo me coló por enfermería me vestió de buzo también y tal y bueno fue emocionante poderlo ver le llevé cafuncillos que estaba súper agobiados porque iba sin gallumbos le llevé un libro no me acuerdo que más le llevé le llevé cositas y bueno decidí ser fuerte y ser fuerte para que mis hijas siguieran bien lo pasarán lo pasarán dentro de lo que toda la puta mierda de situación se podía esperar pues bueno estar bien dentro de todo lo que estaba pasando estar bien ellas y nada cogí a mi perra las dejaba las niñas solas en casa me ponían los cascos y me ponía a dar vueltas a la manzana y vueltas y vueltas llegué a caminar cerca de una hora dando vueltas a la manzana con la música y la perra y el tiempo que estaba por todas las canciones escuchaba maravilloso maravilloso Spotify y bueno al final Kiko va mejorando y le van a dar el alta con la condición de que estaría en casa con oxígeno y en ese impasse pues me hice superamiga de la vecina del bloque de enfrente su marido también estaba ingresado todo era lo mismo todas las mismas noticias mi amiga de Madrid había enterrado a su padre bueno no lo pudo enterrar porque se murió con el COVID en un hospital y no pudo encontrar los restos de su padre pero fueron bueno fueron tiempos difíciles y ahí los pasamos vino un coche médico a casa me trajeron la bombona de oxígeno que iba enchufada me trajeron una bombona manual por si fallaba la corriente eléctrica me explicaban bien como funcionaba avisa a mis vecinas de abajo a Sara y a Nadia les dije que Kiko ya venía y llegaron dos ambulancias en una ambulancia venía Kiko y en esa ambulancia venía el vecino de enfrente del bloque de enfrente y nada me bajé a la calle a esperarlo le aplaudí cuando bajó de la ambulancia me emocioné mucho y me sigo emocionando y nada tenerlo en casa fue genial fue maravilloso le dimos una puta patada a la muerte mi marido es un es un puto hado un puto lince no sé como definirlo tiene mil vidas tiene mil vidas tiene mil vidas tío y pasamos la siguiente etapa del COVID con una bombona de oxígeno en casa había adelgazado muchísimo le salieron un millón de caras se le azucó el cuello la cara y lo bueno fue que le hicimos un vídeo a la familia diciéndoles que estamos aquí que estamos bien que no sé qué que tal y viendo ese vídeo me vi en mi cara por cerca de dos meses sin mirarme la cara y vi mi cara que fue guau yo también había envejecido no sé diez años de golpe pero bueno yo ya lo tenía en casa todo eso me daba igual recuerdo poco antes de empezar toda esta mierda que había una pulsera de la Tous me encantaba tío regalamela y otros días si no me la regalas tú me la compro yo y recuerdo todo ese tiempo que lo pasé en casa en pijama en chándal con las pulseras mis pendientes nada no me maquillé no tenía ganas de nada me di cuenta de todo lo material de todo de todo lo que nos rodea material para qué lo queremos es que ni siquiera vi Netflix no vi joder tío tenía uno en el hospital a las niñas las acostaba relativamente pronto las obligaba a tener cierta ciertos horarios mientras yo por las mañanas trabajaba en el hospital y las niñas en el hospital mientras yo por las mañanas trabajaba pues ellas hacían deberes luego las obligaba a ducharse comíamos las obligaba a recoger a mañana tarde les obligaba a ponerse el logo de Taekwondo el traje blanco de Taekwondo practicábamos Taekwondo en casa desmontábamos el comedor apartábamos los muebles hacíamos Taekwondo y luego volvíamos a poner los muebles bien nos quitábamos el trozo ese de los aplausos a los médicos y todo aquello me estresó no podía salir a aplaudir tenía otros vecinos de bloca de enfrente que me vigilaban y veía como me miraban cuando me aplaudían o se me coincidía que estaba en el balcón fumando un cigarro leyendo mientras se ponían a aplaudir y me metía para dentro veía como me miraban me asesinaban con la mirada es que no tenía ganas la verdad es que no tenía ganas no sé es como que aprendes que por muy rápido que vaya el mundo y por muy rápido que vaya todo no puedes desear bajarte del mundo no, no eso no es bueno la vida a veces parece efímera y nos complicamos con idioteces con trabajos de mierda con amigos con gente que dicen que son nuestros amigos que son que no valen nada al final pues jodas pues vivamos felices con quien tenemos que vivir que con la gente que queremos y eso hice yo cuando tenía tres años y me quedé en el hospital y me quedé en el hospital y me quedé y eso hice yo cambié muchas cosas volví a vivir donde siempre quise vivir sin ser consciente que cualquiera que me escuche debe de decir joder pobre tía era una infeliz no era una infeliz simplemente estaba estresada trabajaba mucho trabajaba lejos de casa cada día caravana tardaba una hora y pico en llegar al trabajo parada de caravana estaba muy agobiada muy agobiada muy agobiada y bueno Kiko ha salido adelante tengo que decir que antes de lo que pasa que antes de lo que pasa tres años para que llegan en alta de su COVID persistente de todos los efectos secundarios que ha aparecido y que todavía aparece algunos tres años más tarde vamos sin mascarillas por la calle ya no nos da miedo abrazarnos ya no nos ponemos gel en las manos y papel del váter con papel de los supermercados igual que gel nunca entendí el por qué se acabó el papel del váter tan pronto es una cosa que no no sé nunca entendí pues desacabó porque la gente compraba tanto es que no sé yo estoy con casa con 4 o 5 rollos no te quedas tú que de vez en cuando mierda me quedo sin papel tengo que bajar a la tienda de abajo de mi casa a comprar en plan emergencia porque es que me quedo así la gente se volvió panadera, pastelera la gente inventaba y yo no tenía ganas de inventar yo solo tenía ganas de estar con mis hijos y de estar con Kiko yo quería estar en casa bebiendo cerveza con mi marido y por la noche viendo Netflix jugando con las niñas que guay sin cole y esas cosas y fue un agobio fue un agobio porque además luego hubieron muchísimos factores que también joder mi ex jefa nos hizo una videollamada que hubieron compañeros que la grabaron yo es que ni caí en grabarla pero bueno tengo el video donde nos anunció un ere en la empresa un ere que era legal porque nos hacía trabajar de hecho yo tenía reducción de jornada y trabajaba 12 horas al día se suponía que teníamos que cobrarte del estado porque ellos solamente nos iban a pagar un 20% a pesar de estar trabajando el 200% de la jornada encima hubieron unos expedientes de eres que se extraviaron no se que rollos pasó que no se gestionaron no se tramitaron fueron 1800 empresas las afectadas y mi empresa fue una de ellas estuve cerca de 3 meses sin cobrar lo que llamé a mi ex jefa le dije tu solo me pagas un 20% pero estoy trabajando 12 horas diario desde el sepe no nos pagan yo necesito dinero y me contestó que si quería me podía adelantar mi paga extra de junio de verdad en serio me vas a adelantar la paga y todo lo que estoy currando bueno fue otro punto aparte de mi vida mi cambio de trabajo a veces pienso ojalá que no hubiera pasado todo esto ojalá que no lo hubiéramos vivido ojalá que toda la gente que hemos tenido que enterrar por culpa de esta enfermedad estuvieran entre nosotros estuvieran vivos y os juro y os perjuro que ojalá que toda la gente que se ha muerto de COVID estuvieran vivos ahora mismo todos y cada uno de ellos pero a nivel personal me alegro por eso me alegro de esa hostia de la vida que te haya dicho ¡pam! ¡idiota! ¿qué estás diciendo? que te quieres bajar del mundo ¿dónde te vas a ir? ¿al infierno? ¿a la mierda? ¿dónde te vas? no te quieras bajar del mundo no cambia de trabajo cambia de compañía cambia de de manera de pensar pero no digas nunca de bájate de la vida bájate del mundo nunca ahora después de ver que mis deseos se cumplen he decidido bueno, cada semana pido que me toque la lotería lo hago de una manera bastante ferviente y además la compro para que pueda pasar pero no hay manera creo que el único deseo que pedí y se cumplió fue ese lo de que se parara se parara el mundo y se paró porque yo todo lo que hablo es antes del COVID después del COVID porque esto fue en el 2020 es como que el 2020 no cuenta, ¿no? hay humoristas que dicen de broma yo he metido un año porque claro yo tengo un año con todo y yo tengo uno menos según eso yo ahora tendría que tener 43 y no 44 pero creo que a más de uno se nos incrementó 10 años, tío 10 años que me he vuelto a quitar también lo digo ahora me siento súper bien y súper feliz después de aquel bache tan chungo, ¿no? donde la gente se conectó a internet como locos donde la gente se fue a hacer vídeos donde los amantes se veían furtivamente en parques en mercados donde los adolescentes se veían escondidas en los parques donde se incrementó la violencia de género fueron tantas cosas recuerdo que me quedé sin alcohol en casa y fui a la farmacia a comprar alcohol y después de pasar por cuatro farmacias y las cuatro sin alcohol una me vendió uno que habrían preparado ellos mismos me cobraron 7,90 euros por un bote de alcohol 7,90 euros por un bote de alcohol ¿qué pasó con ellos? aún tengo el bote guardado vacío con el precio hubieron muchos aprovechados que después con los años se han ido saliendo por la televisión todas esas movidas de intermediarios con mascarillas y bueno tantas cosas pero es siempre que de todo lo malo los ricos siempre al final se benefician espero que no tengamos que volver a pasar nunca jamás por un confinamiento espero que no tengamos que volver a pasar nunca más espero y deseo que todos podamos ser felices con la gente que elijamos que todos y cada uno de nosotros podamos sentirnos cómodos en nuestros trabajos sin que nos impongan reglas absurdas como no hables o no opines o trabaja porque tú estás aquí para eso para trabajar para mí estoy segura que me estoy escuchando a mí misma y eso que aún no he escuchado todo lo que he grabado y me estoy escuchando super mística casi casi religiosa no soy religiosa no creo en el cielo no creo en el infierno no creo en Dios pero supongo que es un tópico de comunicación en fin no sé cómo llamarle a esto mi prima me ha dicho que le llame temporada un y medio no sé le vamos a llamar debajo del mundo bien así lo veo a partir de los 40 esta vez os dejo sin chiste no tengo ganas de chiste pero os dejo con la guitarra de Kiko para que lo escuchéis