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This is a sermon about the distinction between what is good and what is from God. The speaker discusses the narrative that has been adopted by the church and how it has led to confusion. He emphasizes the importance of preaching the word of God instead of our own ideas. The term "church" has become diluted and there are many groups claiming to be the church. The speaker urges discernment and reminds the audience that there will always be imitations and apostasy. The goal is to distinguish between what is good and what is truly from God. ¿Cómo están? Te doy infinitas gracias por la oportunidad que me das de poder compartir esta palabra con mis hermanos. Ojalá los pastores entendamos la necesidad que tenemos de hacer esto, de sentarnos a recibir nosotros, más en este tiempo. Tengo el honor de ser acompañado por el pastor Maynor Araya, que es un hermano de Moravia, pero vive ya en Estados Unidos y en algún otro momento pues lo van a ir compartiendo. Hoy vive en Colorado y ha sido una bendición siempre los años que tenemos de conocernos. Vean, voy a tratar de ser bien conciso, me cuesta mucho, pero también voy a tratar de... Yo siempre le digo a la congregación, este es uno de esos mensajes que no quiero caer mal, pero mejor siempre digo, voy a decirlo para caer mal, porque si digo que no voy a caer mal, uno siempre cae mal. Entonces vamos a decirlo de esa manera. Me toca hablar sobre hacer la diferencia entre lo bueno y lo de Dios. En San Ramón, yo me fui a San Ramón hace 20 años, estoy pastoreando una congregación allá hace 20 años, es lo que yo creo, y en San Ramón tienen un dicho. El que no conoce un altar, en cualquier horno viejo se persina. Y ese dicho que hay en San Ramón es un dicho que de una u otra manera me ha hecho pensar en lo que hoy estamos viviendo y lo que hoy estamos pasando, que es muy, muy particular. Pero lo particular, mis amados hermanos, de lo que estamos pasando, por decirlo de una forma sencilla, tiene que ver mucho con la narrativa, la narrativa que nos hemos dado unos a otros por muchos años. Y por muchos años esa narrativa partió, yo me imagino que el día que el Señor escupió en el suelo, y ese escupa en el suelo le puso los ojos a aquel hombre, le llenó de barro, y había alguien en una esquina viendo que escupiendo en el suelo y haciendo barro, le daba la vista a una persona, vio que eso era maravilloso, vio que eso era una cosa espectacular, y agarró el modelo de la escupa, y el modelo del barro, y el modelo que fuera, y fue y se puso por allá en lugar donde lo que se había o lo que había era lo que yo llamo la iglesia del cochazo, o lo que se llama la iglesia de la escupa, o como usted quiera verlo. Lo que yo necesito es que usted me capte que hay una narrativa de fondo que es transcultural, que la hemos adoptado hermanos, la hemos adoptado como parte de nuestra vida, y al parecer no importa que la iglesia se llame la iglesia del cochazo, la iglesia de la escupa, que al final así se llamaba esa iglesia, pero el problema es que aquel hermano que llegó a ese lugar, con lo que se encuentra es con eso, y él dice, yo ya fui a la iglesia, yo ya conozco la iglesia. Entonces permítame un momentito nada más para compartir unas pequeñas ideas con ustedes de algo que traigo aquí. Es un hecho que vivimos en días en los que la iglesia como concepto se interpreta y se vive al mejor fragor del más puro e inesperado modelo socio-cultural de conveniencia. Voy a hablar de la iglesia cristiana, es un abanico de diversificación subcultural que por lo general solo identifica a propios en términos comparativos y superlativos. Los que hemos estado a partir de lo que hemos llegado, lo que hemos visto, lo hemos identificado como lo que conocemos, y eso es lo que conocemos, nada más. El referente integra elementos de la Escritura como complemento, no como fundamento. Trabajo para Verso a Verso Internacional, que es un ministerio de enseñanza de la palabra, versículo a versículo, y es interesante ver cómo de alguna manera la palabra sigue siendo complemento, no fundamento. El fundamento son nuestras ideas, lo que le quiero decir este domingo a la gente. El fundamento es lo que a mí se me ocurre que creo que la gente, o lo que me di cuenta, el chisme me llegó y Fulganita y Menganito están haciendo cosas que no deben, y entonces me toca aprovechar eso y hablar de eso. Desde su inicio en el año 33, o desde el llamado de Abraham, siempre ha habido yerros y abundantes dificultades de todo tipo, los cuales que casi que desde cualquier apreciación, devela muchos de los grandes aciertos o carencias de lo que hemos llamado en sus diferentes etapas la Iglesia. Cuando leemos las siete cartas del libro de Apocalipsis, vemos un común denominador. A las cartas, a las iglesias, se les refuerza, se les reafirma el hecho de la palabra, de la presencia de la palabra, o del uso que tienen de la palabra. Nunca tantos grupos han hecho lo mismo por tanto tiempo de la misma forma, no sólo ignorando la Escritura, sino el sentido común, el respeto por la dignidad y proceso de vida de tantísima gente. Si nosotros no estamos predicando la palabra de Dios, estamos predicando nuestras propias ideas, y eso no es respetar a la gente que nos escucha. Somos contados en la generación que se hace llamar la Iglesia. Con los mayores recursos, somos la Iglesia de la Odisea, la más rica. Nunca hermanos, nunca, nunca, lo que teníamos hace 40 años era la Virgen con orillas rojas, ¿no se acuerdan? Tapa negra es. Pero generalizar el uso del término Iglesia acredita a todo aquel que lo suscriba por sí y en apariencia a todas sus características, que al ser producto de la generalización, imitación y hasta la competencia, puntualizan el egoísmo que nos caracteriza. Hoy casi que habría que hacer la diferencia entre el constructo general, nutrido por la diversidad de la conveniencia y hasta la ocurrencia. En el término se asume al utilizar la palabra Iglesia que todo, todo, todo lo que le digamos Iglesia es Iglesia. ¿Y adivinen qué? No. ¿Cómo distinguimos entre lo bueno y lo de Dios? No es lo mismo Iglesia, lo puse así como un sarcasmo claramente, no es lo mismo Iglesia con mayúscula que Iglesia con minúscula. Porque no todo lo que hoy llamamos Iglesia lo es. Y el término, perdónenme, el término está prostituido. Tan al punto de la prostitución del término, que hay algunos hermanos, hay algunas otras personas que se arrogan la condición de decir si ustedes hacen lo que yo hago, ustedes tienen lo que yo tengo. Hay gente hoy haciendo y diciendo la Iglesia tiene que ser renovada, la Iglesia tiene que ser reinventada. La Biblia, la palabra de Dios, no enseña eso. El tema de esta mañana es cómo distinguir entre lo bueno y lo de Dios. La Iglesia no es lo mismo que la Iglesia. Lo primero que quiero decir, esta mañana pasó Franklin, que la palabra promete que siempre habrá, la Biblia dice que siempre habrá algo que es una imitación no autorizada de lo que Dios haga. Hermanos, la Biblia misma dice que nos van a vender triple A hasta aquí. ¿Saben qué es triple A? ¿Verdad? ¿Vieron cómo estaba San José de triple A? Todo es triple A. Triple A son esos zapatos que venden que usted dice, uy, uy, qué pereza, como siempre con tenis nuevos. No, no es que son tenis nuevos, son triple A, son imitaciones bien hechas. Se llama triple A y adivinen qué. Tenemos comunidades, grupos, voy a usar una palabra muy grosera, tenemos conglomerados y colectivos que se dicen llamar Iglesia. ¿Por qué? Porque la palabra dice que así tiene que ser. Vámonos al siguiente texto, por favor Pastor Franklin. Y por favor pongamos ya este último texto que lo hemos leído 850 millones de veces. Cuando le dijeron, cuando los peones le dijeron al dueño, vamos a volarle machete a todos. Dijo, no, no sea que al arrancar la cizaña, estoy leyendo Mateo 13, 29, 30. No sea que al arrancar la cizaña arranquemos también con ella el trigo. O sea, usted está diciendo que crecen juntos, ¿sí? Usted está diciendo que se parecen, ¿sí? Usted está diciendo que crecen a la par, ¿sí? Verso 30. Dejemos crecer juntamente lo uno y lo otro hasta el momento de la siembra. Déjenla crecer. Pero no es trigo. No lo es. Se parecen, hacen las mismas cosas, decimos las mismas cosas. Y al tiempo de la ciega, yo le diré a los cegadoras, recojan primero la cizaña y házla en manojos para quemarla. Pero recojan el trigo. Y miren. Hermanos, la Biblia dice que no todo lo que nosotros llamamos la iglesia lo es. Y no podemos usar la generalización porque nosotros no lo inventamos. La palabra iglesia es una palabra que no la inventó Jesús y no la inventaron en el Nuevo Testamento. Es una palabra con un trasfondo romano. Pero el Señor agarra la palabra y les dice, yo también voy a hacer una convocatoria de gente escogida. Que yo mismo voy a formar y a eso le voy a llamar mi iglesia. Siguiente texto. Siguiente texto. Malaquías 3, 18. Entonces nos volveremos, y no tenga palabra, discerniremos. Cuando la Biblia dice discernir es porque no se nota. Y no logramos discernir entre lo bueno y lo de Dios. Porque es bueno. No lo logramos discernir. No logramos discernir. Y dice el texto, entonces vos volvereis y discernireis la diferencia entre el justo y el malo. Pero para que haya que discernir es porque no se nota. Entre el que sirve a Dios y el que no le sirve. Pero dice discernir hermanos. Dice discernir. O sea la misma palabra no se enseña. Que siempre van a haber, por necesidad de la gente escogida, para que se haga la diferencia. A mi me hace mucha gracia cuando la gente me dice, mire me puede atender en la consulta. Yo soy psicólogo, tengo una clínica en San Ramón. Y entonces, pero no me hable de Dios. Porque yo ya todo eso lo sé. Y me pierde la sangre cuando me dicen. Yo ya estuve en la iglesia. ¿Qué más nos dice la palabra? Primero la palabra nos dice que siempre habrá una imitación. Que habrá cosas que se parecen pero no son. Dos, lo siguiente que nos dice la palabra, mis amados hermanos. La palabra asegura que la apostasía es sin lugar a dudas una realidad necesaria. Sin lugar a dudas una realidad necesaria en el desenlace de todo lo porvenir. Es necesario. Primero nos dicen, pelen el ojo. Póngase vivo. Es más, revísese usted a ver si lo que usted tiene es lo suyo, ni la suya, la iglesia suya o la del Señor. Porque acuérdense que el término siempre es el que reúne, la iglesia. Pero cuando usted entiende esto, usted reúne a la gente para usted y para decirle a la gente lo que usted quiere que ellos oigan de parte suya. Mire, lo voy a desafiar. Tome el libro de Santiago, verso a verso, versículo a versículo. Santiago, de una vez le digo que se le va a vaciar la congregación. ¿Por qué? Porque Santiago habla de todo. Cuando usted, no busque bosquejo, no quedes en Santiago, solamente Santiago. Empiece versículo uno, versículo tres. Y el siguiente sigue con el cuatro. Y el siguiente, se le van a ir veinte, treinta semanas. Se le va a vaciar la iglesia. Usted se va a dar cuenta que lo que está recibiendo la iglesia es todo el consejo de Dios que necesita el pueblo. No lo que usted cree que ellos necesitan. No lo que ellos necesitan. ¿Me estoy dando a entender? Vea, vea ese texto. Primera de Timoteo 4.1. Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos días, los últimos días empezaron cuando el Señor vino. Algunos apostatarán de la fe, escuchando espíritus engañadores y a doctrinas de demonios. Ahora, acuérdese, acuérdese que los milagros no son garantía de que lo que está pasando ahí es de Dios, porque la Biblia dice que con falsos milagros y con falsos prodigios va a haber mucha gente engañada. No podemos seguir prometiendo a la gente milagros porque los milagros no son. En la generación en la que estamos, el milagro ahora es creer en la Palabra. ¿De qué nos sirve que la gente nos entre sana al infierno? ¿Qué hace usted como una persona? Ya se me quitó el cáncer. Pero no cree en la Palabra. No sirve al Señor. No sirve a su generación. Pero no tiene cáncer. ¿A usted qué le importa? Su irresponsabilidad y la mía no es llenar el edificio, es llenar el cielo. Vea, siguiente texto, Galatas 1.8. Lo primero que nos dice el Señor es, hay dos cosas, no una, dos. Una es la iglesia y la otra no es. La segunda cosa que nos dice, cuídese de que el asunto es muy sutil. Galatas 1.8. Si alguien, ya sean nosotros, incluso un ángel del cielo, les predica otro evangelio, no es un señor ahí conocido de ustedes diciendo que ahora está la revelación del fuego líquido. No sean tan bárbaros, por Dios. Hermanos, tenemos que reconocer la historia que hemos vivido. Acuérdense, en 1975 se convirtió un montón de gente en cuenta yorucu y lindia. Hemos pasado, acuérdense cuando vino Vin Soto y Vin Soto lo pusimos hasta que lo quemamos. Acuérdense a la mujer, le cambiamos a Vin Soto. Nosotros lo hicimos así. Hasta que le sacamos al pobre Vin Soto. Acuérdense, tuvo que irse de aquí huyendo casi, una cosa terrible. Porque lo convertimos en un ídolo. Vean lo que hicimos con Fabrizio Alparajo, hermanos. Un hermano que nunca se sentó a recibir palabra de Dios. Hicimos un monstruo. Que públicamente el presidente actual se lo dijo. Usted es un actor. Y eso fue lo que nosotros hicimos. Nosotros, el sistema. No la iglesia. La iglesia hace discípulos. Vean, dice aquí. Si alguien, ya sean a nosotros, incluso un ángel del cielo les predica otro evangelio, diferente a lo que nosotros hemos predicado. Que le caiga la maldición de Dios. ¿Saben cuál es la maldición de Dios? ¿Saben cuál es esta maldición? La maldición de Romanos. Miren. Como no les importó tomar en cuenta a Dios, Dios los entregó. A su vanidad de mente. Y a un pensamiento entenebrecido. O sea, ¿saben lo que está diciendo Romanos? Romanos está diciendo que cuando se predica otra cosa, el Señor le dice, ¿qué está hablando usted? Yo estoy hablando de sanidad interior. Ah, muy bien. Sigan señalando, sigan, sigan. Esta gente le sacó la atención. Se le cayó, ¿qué? Se le cayó el respeto por las palabras. ¿Saben cuál es la maldición? La maldición es que Dios nos deja seguir hablando muchas veces las sandeces y las cosas que queremos hablar. Esa es la maldición. Aquí está. Jesús, ¿qué dijo? El que no cree en mis palabras, está bien. Pero por mis palabras va a ser juzgado. Entonces, hermanos, estamos ante algo. Veamos uno más, veamos uno más aquí, en esta idea. Segunda de Timoteo 4, 3. Vean la palabra sufrir. Llegará el tiempo, la tenemos ahí en pantalla. Oigan, llegará el tiempo en que la gente no sufrirá porque no queremos que sufran. No queremos que sufran. Tenemos que decirle las cosas que quieren oír para que la gente no se nos vaya, hermano. Llegará el tiempo en que la gente no sufrirá más la sana doctrina. ¿Qué es la sana doctrina? La sana doctrina es que usted enseña la palabra completa como está y se acabó. Estoy en la semana 67 del libro de Romanos. Han sido 67 semanas y yo dije, esto es un reto. Esto es un reto, hermanos. Hermanos, yo no cambio, yo no me cambio por nada del mundo enseñándole la Biblia a la gente. Soy psicólogo. Mira el montón de burradas que se me ocurren a mí. El marido ideal, la mujer ideal, las cinco claves del hombre, del hombre perfecto. Mira el montón de tonteras que a mí se me ocurren. Yo digo, usted me conoce. Maestro Ceciliano y yo trabajamos cuatro o cinco años viajando por todo el país de las cosas que se le ocurren a uno. Y nos iba bien, maestro, sí o no. Pero lo que la gente necesita es la vida de la palabra de Dios completa. Ya lo hicimos. Ya predicamos de todo lo que se nos ocurrió. Ayer estuvimos atrás reunidos con un hermano que también es como un pastor y nos decía, nosotros estamos en una condición en donde ya nadie quiere hacer nada porque ya somos todos buenos. Ellos ya están en el cielo. Dice, seguirán sus propios deseos y buscarán maestros. No dice pastor ni predicadores. Dice gente que les enseñen, que les digan lo que sus oídos se mueren por oír. Y perdónenme, a mí también me gusta la plata. Y yo creo que no podría pararme aquí y decirles, yo no, yo que cochinada que asco, uy, uy, fuchi, no. A mí también me gusta la plata, a mí también me gusta vivir bien. Pero estamos viviendo en tiempos donde las cosas siguen siendo el horno viejo donde la gente la estamos haciendo que se percibe. La palabra asegura que solamente hay una iglesia y que es edificada, oiga, edificada, gobernada y preparada por Cristo. Y aquí es donde se nos viene todo ese problema. ¿Por qué? Porque todos creemos que lo que estamos haciendo es alimentando a la gente con la Biblia pero con mi propio pensamiento y haciendo que la Biblia diga lo que yo quiero decir. Y entonces, mira qué raro, en la iglesia de mi hermano Isaías dicen que el divorcio es pecado y en la otra dicen que sí y en la otra dicen que no pero todos estamos hablando de la Biblia. Qué raro, ¿no? ¿No les parece raro? ¿Sería que se equivocó el Espíritu Santo? Entonces es malo enseñar por temas. Jamás, no estoy diciendo que sea malo, pero yo sí estoy diciendo que usted entienda que cada vez que usted y yo nos salimos de la palabra dejamos de ser iglesia. Y nos convertimos en un centro terapéutico moral. Y eso es lo que somos, un centro de terapia moral. Vea, vea, qué dice Pedro, qué dice Mateo 16, 18, ahora te digo que tú eres Pedro pero Pedro está diciendo tú eres el hijo del Dios viviente. La Biblia dice que la iglesia se construye de las personas que tienen a Jesús en el corazón porque tenemos, tenemos en nuestras congregaciones, no dije iglesia, en nuestras congregaciones cualquier cantidad de gente que no son salvas. Ahora aquí te digo que tú eres Pedro que quiere decir roca y sobre esta roca yo edificaré proceso, edificar proceso, edificar responsabilidad. ¿Quién? Yo, el Señor, mi iglesia. Y el poder de la muerte no la conquistará y este poder de la muerte significa que, hermanos, una pregunta, la psicología tiene 200 años, hay 25 escuelas de psicología, de las 25 escuelas de psicología las 25 se contradicen. Una pregunta, ¿cómo hicieron los peores hermanos que lo que tenían era la Biblia? Sin psicólogos, sin terapeutas, sin psiquiatras, o no será que de verdad la Biblia completa, enseñada completa, presentada completa, es la palabra viva y eficaz, como tiene que ser. Algo raro está pasando, hermanos, tenemos 200 años de tener psicología y usted es un psicólogo hablando, usted es a pastores hablando de autoestima y la Biblia no habla de autoestima, habla de la identidad en Cristo y tienen más argumentos para la autoestima que para la identidad en Cristo. Entonces tienen un montón de gente que está lesobando el alma y la palabra lo que dice es que el poder de la muerte, ¿cuál muerte? La muerte de que la gente no necesita terapia, necesita arrepentirse, no necesita un psicólogo en este asunto, perdónenme, necesito creer en algo superior a mi pensamiento, yo no puedo creer en todo lo que yo pienso, por eso está la palabra de Dios, para que yo no crea en cuanto pensamiento yo tengo. Sobre esta roca edificaré mi iglesia y el poder, oigan, el poder de la muerte no la conquistará, no. Pídale perdón, ¿cómo pídale perdón? ¿Quién le dijo a usted que el perdón sana? No, es que el perdón no sana hermanos, el perdón sigue alimentando el ego de la gente y seguimos formando a gente más orgullosa, deje que la gente sufra y que en el sufrimiento se invoquen al Señor, ¿qué dice la Biblia? La palabra dice que la ansiedad y el sufrimiento no se procesan, en mi angustia clamé al Señor. Eso es lo que la palabra dice. Entonces hermano, pedir perdón. No, no es malo pedir perdón, yo no estoy diciendo eso. No podemos basar la vida de una persona en el hecho de que le viva pidiendo perdón a todo el mundo por lo pasado y por lo presente. El proceso de Dios no cayó, no está ahí presente. Veamos el siguiente texto. Primera de Corintios 3.10 Dice la Biblia que el Señor es quien edifica la iglesia, quien la sostiene, quien la forma. Dice, Primera de Corintios 3.10 Dice, conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo, como perifo arquitecto, puse el fundamento y otro edifiqué encima. Pero cada uno mire qué es lo que está haciendo. Porque no podemos salirnos del fundamento. No podemos inventarnos la... Ha hecho más daño temperamentos controlados por el Espíritu, sanidad interior, inteligencia emocional. Ha hecho más daño esto que la tontera esta de la prosperidad. Porque seguimos metiendo en la iglesia una psicología que ni nosotros la entendemos, ¿Quién la entiende? Nadie. Conforme a la gracia, tenemos que edificar y saber qué es lo que estamos haciendo. Tenemos que edificar y saber qué es lo que estamos diciendo porque tengamos que tener cuidado. Acuérdense de lo que el versículo sigue diciendo y que cuando cada uno edificó lo que hizo va a ser probado en el juego. Así lo haya hecho en oro y explica claramente qué está sucediendo. Veamos el siguiente texto. Porque nadie puede poner otro fundamento que el cual está puesto, el cual es Jesucristo. No se puede poner otro fundamento. Si alguien edifica sobre este fundamento con oro, plata y piedras preciosas o con madera y en oro jarasca, la obra de cada uno será manifiesta porque el día la pondrá al descubierto. Pues por el fuego será revelada. La obra de cada uno sea la que sea, el fuego la va a probar. Y yo no sé usted, pero por ejemplo, para el tiempo de pandemia, hablando con un pastor, de esos pastores que trabajamos en el proyecto de verso a verso, me decía, pastor, me decías yo tengo un problema, yo necesito la atmósfera, yo necesito la atmósfera para poder que la gente me reciba la palabra y yo, pues está muy mal. O sea, usted sin música, no predica. O sea, perdón, si usted no manipula a la gente primero, usted no puede hablar a la gente. ¿De qué es lo que habla usted? Porque la palabra promete que en el momento que usted abre la boca y se lo que está presentando es la Biblia, la Biblia dice que la manifestación más clara del Espíritu Santo es convencernos de pecado, justicia y juicio. Eso es lo que la palabra dice. Que en el momento que usted abre la boca exponiendo la palabra de forma expositiva, diciendo lo que la palabra dice, el Espíritu Santo se está moviendo. La pandemia tuvo que haber nos enseñado algo. Y era que lo que estábamos haciendo no era. A mí no se me fue gente. Me llegó más gente. Pero ¿cuál gente llegó? ¿Quién llegó? La pandemia para mí fue una experiencia donde estoy pateando. Tengo que abrir los ojos. Pasemos al siguiente afirmación. Ya voy terminando. A ver, ¿qué hacemos? Número uno, ya entendimos que la palabra dice que hay que tener cuidado porque no todo lo que le decimos iglesia lo es. Y podría ser que lo que usted tenga, usted crea que es iglesia porque usted ve a donde Franklin y ve donde el pastor Maynard y el otro pastor Maynard y usted dice, sí, yo estoy cantando las mismas canciones, haciendo las mismas cosas, es igual, es Dios, es la Biblia, está bien. No. Lo segundo que vimos es que la palabra de Dios dice que es necesaria la apostasía, que es necesaria que se revele todo lo que hay en el corazón de la gente, que la gente predique por plata, que la gente predique por esto, que predique por interés, por fama, por lo que es necesario para que se logre hacer la separación entre las cabras y las ovejas. Número tres, el Señor dijo que es Él el dueño de la iglesia, que es Él el que la visita. Y claro, obviamente, la única manera de que sea Él el que le hable a la iglesia es que nosotros tomemos el reto y la gente lo que les dijo, la palabra. Siguiente afirmación, Cristo no deja su iglesia en manos de nadie y si está en otras manos ya no es iglesia. Y aquí está el problema. Aquí está el problema, mírenlo, no es un invento mío. Vean, Efesios 5, 25, ¿de qué está hablando Pablo? De la iglesia. Está usando la analogía del matrimonio para que la gente entienda que es la iglesia. ¿Y cómo dice Pablo? Que Cristo cuida la iglesia. Fácil, nunca la deja sola, ni un minuto. O sea, quiere decir que en cualquier congregación que donde sea, que se esté predicando desde la revista Selecciones o se esté predicando cualquier librillo, cualquier cosa ahí de sanidad interior o de lo que fuera, todos los enredos que hay ahora, hay gente de la iglesia. Sí, porque hay gente de la palabra. Porque la palabra dice, romanos, eh, eh, eh, hay un remanente. Yo me guardé siete mil que no han doblado el rodillo ante Baal. Y en ese tiempo había un millón y medio de personas en esa población. Y el Señor está diciéndole a Elías, eh, eh, eh, no es usted, son los míos. Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo supo de antemano que era lo que iba a hacer, amó, pasado, verbo en pasado, a la, a la qué, a la iglesia. ¿Había iglesia en ese momento? No, lo que voy a hacer es la iglesia. Dice, ¿cómo lo hizo? Se entregó a sí mismo por ella. Hasta aquí, todo está claro, todo está bien, el Señor es quien se entregó, el Señor es quien pagó el sacrificio. Pero, obviamos lo que sigue, una vez habiendo yo me entregado por la iglesia, yo la dejé ahí en la mano de cualquiera para que le digan cualquier cosa. No, no, no. Dice que, ¿quién la santifica? Es Él, para santificarla habiéndola purificado en el lavamiento del agua. ¿Por qué? Y no todo es palabra, a no ser que se diga el mensaje de lo que la palabra está diciendo, porque hasta el mismo diablo usa la palabra. Entonces, no podemos atribuirnos el decir que lo que estoy predicando es palabra de Dios si no estoy poniendo la atención a todo el consejo de la palabra para mí, gente a la cual sirvo. Dice que, que Él es quien la está purificando. Por eso cuando, vea, cuando se habla de escatología, es que la iglesia tiene que pasar por la gran tribulación, porque la iglesia tiene que ser purificada. Si la iglesia tuviera que ser purificada, Jesús se sentó a comer aguacates y guayas, porque la Biblia dice que Él nunca ha dejado de purificarla. Perdónenme, lo que nosotros conocemos está impuro, sucio, y no es lo que el Señor ha hecho hasta el día de hoy está intacto. El Señor viene en cualquier momento y se lleva a su iglesia. Sí me estoy comunicando. Y seguramente cuando se lleva a la iglesia ustedes dirán, ¿y por qué se fueron todos y yo? ¿Y yo? Es que usted no era iglesia, porque dice aquí que Él no ha dejado de purificarla, que Él la está lavando, que Él lo está haciendo. Y usted me dice a mí que la iglesia, porque usted quiere creer que todo es iglesia, necesita ser purificada. Usted no ha entendido que la Biblia dice que el Señor tiene su iglesia en cualquier parte del mundo y se compone de la gente. Que humildemente dependen de lo escrito. Y se acabó. Sigo. Siguiente texto. Aquí la sacó del estadio. Dice que el proceso ha sido continuo desde el momento en que la iglesia empezó a tal punto que Él durante todos estos años la ha estado cuidando y preservando y purificando porque Él mismo se la va a presentar a una iglesia gloriosa. Perdónenme, no es gloriosa por cantidad, no es gloriosa por el edificio, no es gloriosa porque tengan 500 cuchillos tan santos. Es gloriosa porque se parece a lo que el Señor quiso tener en su propio corazón, lo que Él soñó tener, lo que Él deseó tener. Por eso es gloriosa que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante si no que fueras santo y sin más. ¡Ah! Usted está diciendo que en la iglesia no hay pecado. Nunca nos enseñaron a pecar. Nunca. Siempre nos dijeron esto es malo, esto no se puede hacer y nunca nos enseñaron cómo enfrentarnos al pecado. Y la palabra dice que la iglesia asume y se enfrenta al pecado. El límite de la iglesia no es el pecado, hermano. Ya. No hemos tenido, por Dios, ya pasamos los quince años de conocer al Señor. Una pregunta. ¿No hemos tenido nuestras iglesias sin contar con los pecados de nosotros mismos? Por supuesto. Yo jamás quisiera pensar que ustedes tienen alguna cosilla ahí. No, jamás. Yo sí tengo. Yo sí tengo. Pero nunca le hemos enseñado a la iglesia a pecar. A entender que Pablo lo dice, en nuestro cuerpo funcionan dos leyes, dos, una que atenta contra lo que yo quiero hacer y la otra que me dice a mí dónde tengo que estar parado. ¿Quién me va a librar a mí de este cuerpo de muerte? ¿Qué está diciendo el apóstol? Que tenemos nosotros que enseñarnos y enseñarles a los hermanos a que no dejen un segundo sin presentarse delante de Dios. Ni cosa semejante, sino que fuera santa y sin mancha. Verso 14. Tito, 2, 14. Él se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda maldad y purificar para sí. ¿Para quién? ¿Para quién? Para él mismo. El Señor no se va a salir de lo que ya ha dicho. No se va a inventar nuevas teorías y nuevas mezclas, ni fuego extraño, ni sanidad divina, ni sanidad interior. Llevamos 40 años haciendo eso. Y seguimos teniendo la gente inmadura, sin compromiso, gente que no está dependiendo de la palabra de Dios. Para sí, un pueblo propio, celoso, de buenas obras. Conclusión. Veamos ese texto de Reyes. Veamos ese texto. Sin embargo, sin embargo, preservaré otros 7000 en Israel quienes nunca se han inclinado a él ni los han besado. Se han mantenido ahí. Es el texto que vamos a leer en un próximo momento. Conclusión. No todo lo que llamamos iglesia lo es. Así parezca el mejor modelo. O bien haga caer fuego del cielo. ¿Biblia para probarlo? No hemos hablado esta mañana. Número uno, el Señor nos dice, hey, acuérdese, siempre va a haber una imitación. Dos, es necesario que se limpie lo que hay. A veces me dicen, es que un pastor no hace una decisión. Hey, cuidado. Si esa decisión no fue más bien el hecho de que Dios lo está librando a ustedes, está con un poco de gente rarísima. Cuidado. Tres, el Señor nos está mostrando que Él la iglesia nunca la ha soltado, que la iglesia Él la sigue edificando, que Él es el que la construye, que Él es el que la purifica, el que la levanta, el que la tiene limpia. Concluyo. Número uno, hermanos, terminemos. Número uno, la iglesia está intacta, hermanos. ¿Me escuchó? La iglesia está intacta. Alegres, hermanos, la iglesia del Señor está intacta, porque es Él quien la ha preservado hasta ahora. Nadie dejó de meter mano a la iglesia del Señor. Nadie está intacta. Número dos, la iglesia no es iglesia porque yo lo diga, sino porque es lo que Dios dice que es iglesia. Si usted le pone iglesia y un rótulo y todo el asunto que tiene, va a decir que no. ¿Para dónde vamos? Para la iglesia. ¿De dónde venimos? De la iglesia. ¿Pasó lo de Dios? No sé. Número tres, afirmar que la iglesia debe ser purificada, reinventada, actualizada, es afirmar que Dios falló o se equivocó. La iglesia está siendo cuidada, protegida por el Señor y Su Espíritu Santo. ¿Creen que el Espíritu Santo nos dejó guindando? El Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo es el Espíritu Santo La reforma se hizo La reforma se hizo en contra de la Iglesia Católica en contra de la Iglesia Católica en contra de la Iglesia Católica no en contra de lo que el Espíritu Santo no en contra de lo que el Espíritu Santo no en contra de lo que el Espíritu Santo no en contra de lo que el Espíritu Santo estaba haciendo hasta aquí estaba haciendo hasta aquí Ah bueno, entonces, en 1517 Ah bueno, entonces, en 1517 vino Higiene Gutenberg vino Higiene Gutenberg pegó y clavó aquella cosa pegó y clavó aquella cosa y vino Calvino años después y vino Calvino años después y Calvino tira la gente y Calvino tira la gente hacia el Nuevo Mundo y viene Calvino y con el capitalismo y viene Calvino y con el capitalismo y con la nueva doctrina y con la nueva doctrina llena el mundo llena el mundo y luego aparece el Espíritu Santo y luego aparece el Espíritu Santo en 1901 en la calle Azusa en 1901 en la calle Azusa por favor eso no lo dice la Biblia eso no lo dice la Biblia la Biblia dice que el Espíritu Santo la Biblia dice que el Espíritu Santo nunca nos ha dejado nunca nos ha dejado somos nosotros somos nosotros quienes nos hemos hecho quienes nos hemos hecho locos haciendo de todo locos haciendo de todo no es lo mismo Iglesia no es lo mismo Iglesia que Iglesia que Iglesia solo hay una solo hay una la Iglesia de Cristo la Iglesia de Cristo quien la edifica quien la edifica quien la purifica quien la purifica quien la limpia quien la limpia quien la sostiene quien la sostiene seguramente en Olivo Verde seguramente en Olivo Verde seguramente en Olivo Verde en San Ramón en San Ramón son seis son seis pero esa es la Iglesia del Señor pero esa es la Iglesia del Señor pero esa es la Iglesia del Señor Señor te doy gracias en esta mañana