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Hasta que el dia sea perfecto - (27 de Sep dia de la Biblia en Rep. Dom

Hasta que el dia sea perfecto - (27 de Sep dia de la Biblia en Rep. Dom

HASTA QUE EL DIA SEA PERFECTOHASTA QUE EL DIA SEA PERFECTO

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The radio ministry "Hasta que el dĆ­a sea perfecto" has prepared a special programming for the month of September, focusing on readings, reflections, devotionals, and biblical analysis. They emphasize the importance of the Bible as one of the most reproduced, translated, read, and persecuted books in human history. They invite listeners to tune in to their program on Saturdays and Sundays for spiritual and emotional growth. They also mention that September 27 is National Bible Day in the Dominican Republic. The transcript includes a summary of the first letter of Peter, which encourages Christians to persevere in their faith and live a holy life. The letter addresses various topics, such as obedience, suffering, and the salvation brought by Christ. The speaker urges believers to live according to God's will, love one another, and be prepared to suffer for doing good. The letter also highlights the importance of respecting authority and living with humility. The speaker concludes by enco Y desde ahora, hasta que el dĆ­a sea perfecto. El ministerio radial, hasta que el dĆ­a sea perfecto. Hasta que el dĆ­a sea perfecto ha elaborado una programaciĆ³n especial para este mes de septiembre con lecturas, reflexiones, devocionales y un anĆ”lisis bĆ­blico versus nuevas corrientes que atentan la verdad bĆ­blica. SegĆŗn algunos expertos, la Biblia es uno de los libros mĆ”s reproducido, traducido, leĆ­do y perseguido en toda la historia de la humanidad. Crece espiritual y emocionalmente, escuchando siempre, hasta que el dĆ­a sea perfecto. Recordemos que el 27 del mes de septiembre es el DĆ­a Nacional de la Biblia en la RepĆŗblica Dominicana segĆŗn la ley 204-84. Recuerda que este programa sale los sĆ”bados a las 10 de la noche y los domingos a las 9 de la noche por radio.tierrademilagros.org. Hasta que el dĆ­a sea perfecto para ayudarle en su entorno familiar, espiritual y emocional. Ā”QuĆ© bellas son, quĆ© bellas son, bellas palabras de vida! Jesucristo a todos da bellas palabras de vida. Hoy escucharĆ”s pecador bellas palabras de vida. Bondados nos te salva y al cielo te llama. Ā”QuĆ© bellas son, quĆ© bellas son, bellas palabras de vida! Ā”QuĆ© bellas son, quĆ© bellas son, bellas palabras de vida! Ā”QuĆ© bellas son, quĆ© bellas son, bellas palabras de vida! Hola, Dios les bendiga a cada uno de ustedes. Este es su programa Hasta que el dĆ­a sea perfecto por Tierra de Milagros Radio. Y yo soy su hermano Reinaldo Nisbet Jr., quien con su permiso le estarĆ© haciendo compaƱƭa por un espacio de 55 minutos. Estamos altamente agradecidos con cada uno de ustedes y gracias, gracias porque estuvo con nosotros el sĆ”bado pasado y ha querido continuar con nosotros. Ustedes recordarĆ”n que todo este mes de septiembre nosotros vamos a estar haciendo un programa que va a ser muy puntual, muy preciso y serĆ” su columna vertebral. Y lo que va a ser muy importante es que usted nos haga la lectura bĆ­blica y hablar de lo que es la cultura, el origen de este documento religioso que nosotros le llamamos la Biblia. AsĆ­ es que si usted no oyĆ³ el programa pasado, le hacemos la invitaciĆ³n a que busque nuestro podcast Hasta que el dĆ­a sea perfecto y ahĆ­ usted lo encontrarĆ”. Y tambiĆ©n le vamos a pedir que nos ayude a escuchar de nosotros en Spotify, entre otros tantos, donde ya nosotros estamos registrado. Un contenido amplio, un contenido muy variado y creemos que sĆ­, creemos que ahĆ­ usted va a encontrar programa con un alto sentido espiritual y luego, de acuerdo a su demanda, con un alto contenido profesional. Eso es lo que nosotros queremos y creemos. Y la lectura no va a ser variada concerniente a lo que es el programa pasado y todo lo que serĆ” la programaciĆ³n de este mes de septiembre. Y hoy vamos a tener la lectura bĆ­blica de la primera carta de Pedro con una breve introducciĆ³n por el pastor Luis Florian. Y tambiĆ©n vamos a tener la segunda carta de Pedro justamente con una breve introducciĆ³n por el pastor ya mencionado. Y serĆ” un programa totalmente variado, pero siempre con esa misma temĆ”tica, lectura bĆ­blica, reflexiones, anĆ©cdotas y cuantas otras cosas mĆ”s que la haremos. Y si empezamos el sĆ”bado pasado, hoy reafirmamos el prĆ³ximo sĆ”bado, si asĆ­ Dios lo permite, pues nosotros seguiremos con la idea. Este mes, el 27 de septiembre, para ser preciso, es el DĆ­a Nacional de la Biblia. Hay otros paĆ­ses que tambiĆ©n tienen el DĆ­a de la Biblia, segĆŗn tengo entendido, pero en distintas fechas. AsĆ­ que nosotros, los dominicanos, lo hacemos el 27 de septiembre. Gracias otra vez por estar en sintonĆ­a con nosotros. Yo voy entonces ya a guardar un silencio y dejaremos que cada uno de los participantes y la lectura, entonces se hagan dueƱo y conduzcan como tal lo que es la programaciĆ³n hasta que el dĆ­a sea perfecto. Gracias nuevamente por usted querer acompaƱarnos. Primera de Pedro. Tiene 5 capĆ­tulos y 105 versĆ­culos. Y fue escrita por Pedro entre el aƱo 62 y 67 despuĆ©s de Cristo, desde la ciudad de Roma, que Ć©l llama Babilonia. Pedro escribiĆ³ para alentar a los cristianos perseguidos a perseverar en su fe en medio del sufrimiento. Ɖl presenta cuatro instrucciones teolĆ³gicas seguidas por exhortaciones. En el primer capĆ­tulo bendice a Dios por los privilegios que otorga a los creyentes en los versĆ­culos 1 al 12 y como resultado los exhorta a obedecer cinco Ć³rdenes en los versĆ­culos 1, 13 al 2, 3. En los versĆ­culos 2, 4 al 10, Pedro les recuerda los propĆ³sitos soberanos de la elecciĆ³n de Dios y luego los versĆ­culos 11 al 18 del capĆ­tulo 2 los exhorta a ser santos, a sujetarse a la autoridad y a honrar a todos. La tercera explicaciĆ³n doctrinal acerca de su llamado estĆ” en los versĆ­culos 2, 19 al 25, seguidos por, en el capĆ­tulo 3, versĆ­culos 1 al 18, exhortaciones a hacer el bien aunque sufran por ello. La Ćŗltima explicaciĆ³n teolĆ³gica estĆ” en capĆ­tulo 3, versĆ­culos 18 al 22 y es acerca de los logros de Cristo, secciĆ³n seguida por la Ćŗltima cadena de exhortaciones en los capĆ­tulos 4 y 5 acerca de cĆ³mo deben ellos responder frente al sufrimiento. Esto ha sido un resumen de la primera carta de Pedro. Yo, Pedro, apĆ³stol de Jesucristo, escribo esta carta a los elegidos por Dios que viven como extranjeros en las provincias de Ponto, Galacia, Cappadocia, Asia y Bitinia. Dios Padre los conocĆ­a y los eligiĆ³ desde hace mucho tiempo, y su EspĆ­ritu los ha hecho santos. Como resultado, ustedes lo obedecieron y fueron limpiados por la sangre de Jesucristo. Que Dios les conceda cada vez mĆ”s gracia y paz. Que toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro SeƱor Jesucristo. Es por su gran misericordia que hemos nacido de nuevo, porque Dios levantĆ³ a Jesucristo de los muertos. Ahora vivimos con gran expectaciĆ³n, y tenemos una herencia que no tiene precio, una herencia que estĆ” reservada en el cielo para ustedes, pura y sin mancha, que no puede cambiar ni deteriorarse. Por la fe que tienen, Dios los protege con su poder hasta que reciban esta salvaciĆ³n, la cual estĆ” lista para ser revelada en el dĆ­a final, a fin de que todos la vean. AsĆ­ que alĆ©grense de verdad, les espera una alegrĆ­a inmensa, aunque tienen que soportar muchas pruebas por un tiempo breve. Estas pruebas demostrarĆ”n que su fe es autĆ©ntica. EstĆ” siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro. Aunque la fe de ustedes es mucho mĆ”s preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerĆ” mucha alabanza, gloria y honra en el dĆ­a que Jesucristo sea revelado a todo el mundo. Ustedes aman a Jesucristo, a pesar de que nunca lo han visto. Aunque ahora no lo ven, confĆ­an en Ɖl y se gozan con una alegrĆ­a gloriosa e indescriptible. La recompensa por confiar en Ɖl serĆ” la salvaciĆ³n de sus almas. Incluso los profetas quisieron saber mĆ”s cuando profetizaron acerca de esta salvaciĆ³n inmerecida que estaba preparada para ustedes. Se preguntaban a quĆ© tiempo y en quĆ© circunstancias se referĆ­a el EspĆ­ritu de Cristo que estaba en ellos cuando les dijo de antemano sobre los sufrimientos de Cristo y de la inmensa gloria que despuĆ©s vendrĆ­a. Se les dijo que los mensajes que habĆ­an recibido no eran para ellos, sino para ustedes. Y ahora esta buena noticia les fue anunciada a ustedes por medio de aquellos que la predicaron con el poder del EspĆ­ritu Santo enviado del cielo. Todo es tan maravilloso que aun los Ć”ngeles observan con gran expectaciĆ³n cĆ³mo suceden estas cosas. AsĆ­ que preparen su mente para actuar y ejerciten el control propio. Pongan toda su esperanza en la salvaciĆ³n inmerecida que recibirĆ”n cuando Jesucristo sea revelado al mundo. Por lo tanto, vivan como hijos obedientes de Dios. No vuelvan atrĆ”s a su vieja manera de vivir con el fin de satisfacer sus propios deseos. Antes lo hacĆ­an por ignorancia, pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios quien los eligiĆ³ es santo. Pues las Escrituras dicen, Ā«Sean santos, porque yo soy santoĀ». Recuerden que el Padre Celestial, a quien ustedes oran, no tiene favoritos. Ɖl los juzgarĆ” o los recompensarĆ” segĆŗn lo que hagan. AsĆ­ que tienen que vivir con un reverente temor de Ɖl durante su estadĆ­a aquĆ­, como residentes temporales. Pues ustedes saben que Dios pagĆ³ un rescate para salvarlos de la vida vacĆ­a que heredaron de sus antepasados. No fue pagado con oro ni plata, los cuales pierden su valor, sino que fue con la preciosa sangre de Cristo. El Cordero de Dios, que no tiene pecado ni mancha. Dios lo eligiĆ³ como el rescate por ustedes mucho antes de que comenzara el mundo, pero ahora en estos Ćŗltimos dĆ­as Ɖl ha sido revelado por el bien de ustedes. Por medio de Cristo han llegado a confiar en Dios, y han puesto su fe y su esperanza en Dios, porque Ɖl levantĆ³ a Cristo de los muertos y le dio una gloria inmensa. Al obedecer la verdad, ustedes quedaron limpios de sus pecados. Por eso ahora tienen que amarse unos a otros como hermanos, con amor sincero. Ɓmense profundamente de todo corazĆ³n, pues han nacido de nuevo, pero no a una vida que pronto se acabarĆ”. Su nueva vida durarĆ” para siempre, porque proviene de la eterna y viviente Palabra de Dios. Como dicen las Escrituras, los seres humanos son como la hierba, su belleza es como la flor del campo. La hierba se seca y la flor se marchita, pero la Palabra del SeƱor permanece para siempre. Y esta Palabra es el mensaje de la buena noticia que se les ha predicado. Por lo tanto, deshĆ”ganse de toda mala conducta. Acaben con todo engaƱo, hipocresĆ­a, celos y toda clase de comentarios hirientes. Como bebĆ©s reciĆ©n nacidos, deseen con ganas la leche espiritual pura, para que crezcan a una experiencia plena de la salvaciĆ³n. Pidan a gritos ese alimento nutritivo, ahora que han probado la bondad del SeƱor. Ahora ustedes se acercan a Cristo, quien es la piedra viva principal del Templo de Dios. La gente lo rechazĆ³, pero Dios lo eligiĆ³ para darle gran honra. Y ustedes son las piedras vivas con las cuales Dios edifica su templo espiritual. AdemĆ”s, son sacerdotes santos. Por la mediaciĆ³n de Jesucristo, ustedes ofrecen sacrificios espirituales que agradan a Dios. Como dicen las Escrituras, pongo en JerusalĆ©n una piedra principal elegida para gran honra, y todo el que confĆ­e en Ć©l jamĆ”s serĆ” avergonzado. AsĆ­ es. Ustedes, los que confĆ­an en Ć©l, reconocen la honra que Dios le ha dado. Pero para aquellos que lo rechazan, la piedra que los constructores rechazaron ahora se ha convertido en la piedra principal. AdemĆ”s, Ć©l es la piedra que hace tropezar a muchos, la roca que los hace caer. Tropiezan porque no obedecen la palabra de Dios, y por eso se enfrentan con el destino que les fue preparado. Pero ustedes no son asĆ­ porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una naciĆ³n santa, posesiĆ³n exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, y Ć©l los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa. Antes no tenĆ­an identidad como pueblo. Ahora son pueblo de Dios. Antes no recibieron misericordia. Ahora han recibido la misericordia de Dios. Queridos amigos, ya que son extranjeros y residentes temporales, les advierto que se alejen de los deseos mundanos que luchan contra el alma. Procuren llevar una vida ejemplar entre sus vecinos no creyentes. AsĆ­, por mĆ”s que ellos los acusen de actuar mal, verĆ”n que ustedes tienen una conducta honorable y le darĆ”n honra a Dios cuando Ɖl juzgue al mundo. Por amor al SeƱor, somĆ©tanse a toda autoridad humana, ya sea al Rey como Jefe de Estado o a los funcionarios que Ɖl ha nombrado, pues a ellos el Rey los ha mandado a que castiguen a aquellos que hacen el mal y a que honren a los que hacen el bien. La voluntad de Dios es que la vida honorable de ustedes haga callar a la gente ignorante que los acusa sin fundamento alguno, pues ustedes son libres, pero a la vez son esclavos de Dios, asĆ­ que no usen su libertad como una excusa para hacer el mal. Respeten a todos y amen a la familia de creyentes. Teman a Dios y respeten al Rey. Ustedes, los que son esclavos, deben someterse a sus amos con todo respeto. Hagan lo que ellos les ordenan, no sĆ³lo si son bondadosos y razonables, sino tambiĆ©n si son crueles, pues Dios se complace cuando ustedes, siendo conscientes de su voluntad, sufren con paciencia cuando reciben un trato injusto. Es obvio que no hay mĆ©rito en ser paciente si a uno lo golpean por haber actuado mal, pero si sufren por hacer el bien y lo soportan con paciencia, Dios se agrada de ustedes, pues Dios los llamĆ³ a hacer lo bueno, aunque eso signifique que tengan que sufrir tal como Cristo sufriĆ³ por ustedes. Ɖl es su ejemplo, y deben seguir sus pasos. Ɖl nunca pecĆ³ y jamĆ”s engaĆ±Ć³ a nadie. No respondĆ­a cuando lo insultaban ni amenazaba con vengarse cuando sufrĆ­a. Dejaba su causa en manos de Dios, quien siempre juzga con justicia. Ɖl mismo cargĆ³ nuestros pecados sobre su cuerpo en la cruz, para que nosotros podamos estar muertos al pecado y vivir para lo que es recto. Por sus heridas, ustedes son sanados. Antes eran como ovejas que andaban descarriadas, pero ahora han vuelto a su pastor, al guardiĆ”n de sus almas. CapĆ­tulo 3 De la misma manera, ustedes, esposas, tienen que aceptar la autoridad de sus esposos. Entonces, aun cuando alguno de ellos se niegue a obedecer la buena noticia, la vida recta de ustedes les hablarĆ” sin palabras. Ellos serĆ”n ganados al observar la vida pura y la conducta respetuosa de ustedes. No se interesen tanto por la belleza externa, los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante. En cambio, vĆ­stanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espĆ­ritu tierno y sereno que es tan precioso a los ojos de Dios. AsĆ­ es como lucĆ­an hermosas las santas mujeres de la antigĆ¼edad. Ellas ponĆ­an su confianza en Dios y aceptaban la autoridad de sus maridos. Por ejemplo, Sara obedecĆ­a a su esposo Abraham y lo llamaba SeƱor. Ustedes son sus hijas cuando hacen lo correcto sin temor a lo que sus esposos pudieran hacer. De la misma manera, ustedes, maridos, tienen que honrar a sus esposas. Cada uno viva con su esposa y trĆ”tela con entendimiento. Ella podrĆ” ser mĆ”s dĆ©bil, pero participa por igual del regalo de la nueva vida que Dios les ha dado. TrĆ”tenla como es debido, para que nada estorbe las oraciones de ustedes. Por Ćŗltimo, todos deben ser de un mismo parecer. Tengan compasiĆ³n unos de otros, Ć”mense como hermanos y hermanas, sean de buen corazĆ³n y mantengan una actitud humilde. No paguen mal por mal, no respondan con insultos cuando la gente los insulte. Por el contrario, contesten con una bendiciĆ³n. A esto los ha llamado Dios, y Ɖl les concederĆ” su bendiciĆ³n. Pues las Escrituras dicen, Si quieres disfrutar de la vida y ver muchos dĆ­as felices, refrena tu lengua de hablar el mal y tus labios de decir mentiras. ApĆ”rtate del mal y haz el bien. Busca la paz y esfuĆ©rzate por mantenerla. Los ojos del SeƱor estĆ”n sobre los que hacen lo bueno y sus oĆ­dos estĆ”n abiertos a sus oraciones. Pero el SeƱor aparta su rostro de los que hacen lo malo. Ahora bien, ĀæquiĆ©n querrĆ” hacerles daƱo si ustedes estĆ”n deseosos de hacer el bien? Pero, aun si sufren por hacer lo correcto, Dios va a recompensarlos. AsĆ­ que no se preocupen ni tengan miedo a las amenazas. En cambio, adoren a Cristo como el SeƱor de su vida. Si alguien les pregunta acerca de la esperanza que tienen como creyentes, estĆ©n siempre preparados para dar una explicaciĆ³n. Pero hĆ”ganlo con humildad y respeto. Mantengan siempre limpia la conciencia. Entonces, si la gente habla en contra de ustedes, serĆ” avergonzada al ver la vida recta que llevan porque pertenecen a Cristo. Recuerden que es mejor sufrir por hacer el bien, si eso es lo que Dios quiere, que sufrir por hacer el mal. Cristo sufriĆ³ por nuestros pecados una sola vez y para siempre. Ɖl nunca pecĆ³. En cambio, muriĆ³ por los pecadores para llevarlos a salvo con Dios. SufriĆ³ la muerte fĆ­sica, pero volviĆ³ a la vida en el espĆ­ritu. Por lo tanto, fue a predicarles a los espĆ­ritus encarcelados, esos que desobedecieron a Dios hace mucho tiempo, cuando Dios esperaba con paciencia mientras NoĆ© construĆ­a el arca. Solo ocho personas se salvaron de morir ahogadas en ese terrible diluvio. El agua del diluvio simboliza el bautismo que ahora los salva a ustedes, no por quitarles la suciedad del cuerpo, sino porque responden a Dios con una conciencia limpia, y es eficaz por la resurrecciĆ³n de Jesucristo. Ahora Cristo ha ido al cielo. Ɖl estĆ” sentado en el lugar de honor, al lado de Dios, y todos los Ć”ngeles, las autoridades y los poderes aceptan su autoridad. Por lo tanto, ya que Cristo sufriĆ³ dolor en su cuerpo, ustedes prepĆ”rense, adoptando la misma actitud que tuvo Ɖl, y estĆ©n listos para sufrir tambiĆ©n. Pues, si han sufrido fĆ­sicamente por Cristo, han terminado con el pecado. No pasarĆ”n el resto de la vida siguiendo sus propios deseos, sino que estarĆ”n ansiosos de hacer la voluntad de Dios. En el pasado, han tenido mĆ”s que suficiente de las cosas perversas que les gusta hacer a los que no tienen a Dios. Inmoralidad y pasiones sexuales, barrandas, borracheras, fiestas desenfrenadas y abominable adoraciĆ³n a Ć­dolos. No es de extraƱarse que sus amigos de la vieja vida se sorprendan de que ustedes ya no participan en las cosas destructivas y descontroladas que ellos hacen. Por eso los calumnian. Pero recuerden que ellos tendrĆ”n que enfrentarse con Dios, quien estĆ” listo para juzgar a todos, tanto a vivos como a muertos. Por esta razĆ³n, la buena noticia fue predicada a los que ahora estĆ”n muertos. Aunque fueron destinados a morir como toda la gente, ahora vivirĆ”n para siempre con Dios en el espĆ­ritu. El fin del mundo se acerca. Por consiguiente, sean serios y disciplinados en sus oraciones. Lo mĆ”s importante de todo es que sigan demostrando profundo amor unos a otros, porque el amor cubre gran cantidad de pecados. Abran las puertas de su hogar con alegrĆ­a al que necesite un plato de comida o un lugar donde dormir. Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Usenlos bien para servirse los unos a los otros. ĀæHas recibido el don de hablar en pĆŗblico? Entonces habla como si Dios mismo estuviera hablando por medio de ti. ĀæHas recibido el don de ayudar a otros? AyĆŗdalos con toda la fuerza y la energĆ­a que Dios te da. AsĆ­, cada cosa que hagan traerĆ” gloria a Dios por medio de Jesucristo. A Ɖl sea toda la gloria y todo el poder por siempre y para siempre. AmĆ©n. Queridos amigos, no se sorprendan de las pruebas de fuego por las que estĆ”n atravesando, como si algo extraƱo les sucediera. En cambio, alĆ©grense mucho, porque estas pruebas los hacen ser partĆ­cipes con Cristo de su sufrimiento, para que tengan la inmensa alegrĆ­a de ver su gloria cuando sea revelada a todo el mundo. Si los insultan porque llevan el nombre de Cristo, serĆ”n bendecidos, porque el glorioso EspĆ­ritu de Dios reposa sobre ustedes. Sin embargo, si sufren, que no sea por matar, robar, causar problemas o entrometerse en asuntos ajenos. En cambio, no es nada vergonzoso sufrir por ser cristianos. Alaben a Dios por el privilegio de que los llamen por el nombre de Cristo, pues ha llegado el tiempo del juicio y debe comenzar por la casa de Dios. Y si el juicio comienza con nosotros, Ā”quĆ© terrible destino les espera a los que nunca obedecieron la buena noticia de Dios! AdemĆ”s, si los justos a duras penas se salvan, ĀæquĆ© serĆ” de los pecadores que viven sin Dios? De modo que, si sufren de la manera que agrada a Dios, sigan haciendo lo correcto y confĆ­enle su vida a Dios, quien los creĆ³, pues Ɖl nunca les fallarĆ”. CapĆ­tulo 5 Y ahora, una palabra para ustedes los ancianos en las iglesias. TambiĆ©n soy un anciano y testigo de los sufrimientos de Cristo, y yo tambiĆ©n voy a participar de Su gloria cuando Ɖl sea revelado a todo el mundo. Como anciano igual que ustedes, les ruego, cuiden del rebaƱo que Dios les ha encomendado. HĆ”ganlo con gusto, no de mala gana ni por el beneficio personal que puedan obtener de ello, sino porque estĆ”n deseosos de servir a Dios. No abusen de la autoridad que tienen sobre los que estĆ”n a su cargo, sino guĆ­enlos con su buen ejemplo. AsĆ­, cuando venga el gran Pastor, recibirĆ”n una corona de gloria y honor eternos. Del mismo modo, ustedes los mĆ”s jĆ³venes tienen que aceptar la autoridad de los ancianos, y todos vĆ­stanse con humildad en su trato, los unos con los otros, porque Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes. AsĆ­ que humĆ­llense ante el gran poder de Dios, y a su debido tiempo, Ɖl los levantarĆ” con honor. Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque Ɖl cuida de ustedes. EstĆ©n alerta, cuĆ­dense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un leĆ³n rugiente, buscando a quien devorar. MantĆ©nganse firmes contra Ć©l y sean fuertes en su fe. Recuerden que su familia de creyentes en todo el mundo tambiĆ©n estĆ” pasando por el mismo sufrimiento. En su bondad, Dios los llamĆ³ a ustedes a que participen de su gloria eterna por medio de Cristo JesĆŗs. Entonces, despuĆ©s de que hayan sufrido un poco de tiempo, Ɖl los restaurarĆ”, los sostendrĆ”, los fortalecerĆ” y los afirmarĆ” sobre un fundamento sĆ³lido. A Ɖl sea todo el poder para siempre. AmĆ©n. Les escribĆ­ y enviĆ© esta breve carta con la ayuda de Silas, a quien les encomiendo como un hermano fiel. Mi propĆ³sito al escribirles es alentarlos y asegurarles que por lo que estĆ”n atravesando es en verdad parte de la gracia de Dios para ustedes. MantĆ©nganse firmes en esta gracia. Su iglesia hermana aquĆ­ en Babilonia les manda saludos, al igual que mi hijo Marcos. SalĆŗdense unos a otros con un beso de amor. La paz sea con todos ustedes que estĆ”n en Cristo. Hasta que el dĆ­a sea perfecto. Ā”QuĆ© bellas son, quĆ© bellas son, bellas palabras de vida! Yo, SimĆ³n Pedro, esclavo y apĆ³stol de Jesucristo, les escribo esta carta a ustedes que gozan de la misma preciosa fe que tenemos. Esta fe les fue concedida debido a la justicia e imparcialidad de Jesucristo, nuestro Dios y Salvador. Que Dios les dĆ© cada vez mĆ”s gracia y paz a medida que crecen en el conocimiento de Dios y de JesĆŗs nuestro SeƱor. Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a Aquel que nos llamĆ³ por medio de Su maravillosa gloria y excelencia. Y debido a Su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupciĆ³n del mundo causada por los deseos humanos. En vista de todo esto, esfuĆ©rcense al mĆ”ximo por responder a las promesas de Dios, complementando su fe con una abundante provisiĆ³n de excelencia moral. La excelencia moral con conocimiento, el conocimiento con control propio, el control propio con perseverancia, la perseverancia con sumisiĆ³n a Dios, la sumisiĆ³n a Dios con afecto fraternal, y el afecto fraternal con amor por todos. Cuanto mĆ”s crezcan de esta manera, mĆ”s productivos y Ćŗtiles serĆ”n en el conocimiento de nuestro SeƱor Jesucristo. Pero los que no llegan a desarrollarse de esta forma son cortos de vista o ciegos, y olvidan que fueron limpiados de sus pecados pasados. AsĆ­ que, amados hermanos, esfuĆ©rcense por comprobar si realmente forman parte de los que Dios ha llamado y elegido. Hagan estas cosas, y nunca caerĆ”n. Entonces Dios les darĆ” un gran recibimiento en el reino eterno de nuestro SeƱor y Salvador Jesucristo. Por lo tanto, siempre les recordarĆ© todas estas cosas, aun cuando ya las saben y estĆ”n firmes en la verdad que se les enseĆ±Ć³. Y es justo que deba seguir recordĆ”ndoselas mientras viva, pues nuestro SeƱor Jesucristo me ha mostrado que pronto tendrĆ© que partir de esta vida terrenal. AsĆ­ que me esforzarĆ© por asegurarme de que siempre recuerden estas cosas despuĆ©s de que me haya ido. Pues no estĆ”bamos inventando cuentos ingeniosos cuando les hablamos de la poderosa venida de nuestro SeƱor Jesucristo. Nosotros vimos Su majestuoso esplendor con nuestros propios ojos cuando Ɖl recibiĆ³ honor y gloria de parte de Dios Padre. La voz de la majestuosa gloria de Dios le dijo, Este es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozo. Nosotros mismos oĆ­mos aquella voz del cielo cuando estuvimos con Ɖl en el monte santo. Debido a esa experiencia, ahora confiamos aĆŗn mĆ”s en el mensaje que proclamaron los profetas. Ustedes deben prestar mucha atenciĆ³n a lo que ellos escribieron, porque sus palabras son como una lĆ”mpara que brilla en un lugar oscuro hasta que el dĆ­a amanezca, y Cristo, la estrella de la maƱana, brille en el corazĆ³n de ustedes. Sobre todo, tienen que entender que ninguna profecĆ­a de la Escritura jamĆ”s surgiĆ³ de la comprensiĆ³n personal de los profetas, ni por iniciativa humana. Al contrario, fue el EspĆ­ritu Santo quien impulsĆ³ a los profetas, y ellos hablaron de parte de Dios. En Israel tambiĆ©n hubo falsos profetas, tal como habrĆ” falsos maestros entre ustedes. Ellos les enseƱarĆ”n con astucia herejĆ­as destructivas y hasta negarĆ”n al SeƱor, quien los comprĆ³. Esto provocarĆ” su propia destrucciĆ³n repentina. HabrĆ” muchos que seguirĆ”n sus malas enseƱanzas y su vergonzosa inmoralidad, y por culpa de estos maestros se hablarĆ” mal del camino de la verdad. Llevados por la avaricia, inventarĆ”n mentiras ingeniosas para apoderarse del dinero de ustedes. Pero Dios los condenĆ³ desde hace mucho, y su destrucciĆ³n no tardarĆ” en llegar. Pues Dios ni siquiera perdonĆ³ a los Ć”ngeles que pecaron, sino que los arrojĆ³ al infierno, dentro de fosas tenebrosas donde estĆ”n encerrados hasta el dĆ­a del juicio. Dios tampoco perdonĆ³ al mundo antiguo, aparte de NoĆ© y a los otros siete miembros de su familia. NoĆ© advirtiĆ³ al mundo del justo juicio de Dios, y por eso Dios lo protegiĆ³ cuando destruyĆ³ con un gran diluvio el mundo de los que vivĆ­an sin Dios. Tiempo despuĆ©s, Dios condenĆ³ las ciudades de Sodoma y Gomorra, y las redujo a montones de cenizas. Las puso como ejemplo de lo que le sucederĆ” a la gente que vive sin Dios. Sin embargo, Dios tambiĆ©n rescatĆ³ a Lot y lo sacĆ³ de Sodoma, porque Lot era un hombre recto que estaba harto de la vergonzosa inmoralidad de la gente perversa que lo rodeaba. AsĆ­ es, Lot era un hombre recto atormentado en su alma por la perversiĆ³n que veĆ­a y oĆ­a a diario. Como ven, el SeƱor sabe rescatar de las pruebas a todos los que viven en obediencia a Dios, al mismo tiempo que mantiene castigados a los perversos hasta el dĆ­a del juicio final. Ɖl trata con particular severidad a los que se entregan a sus propios deseos sexuales pervertidos y desprecian la autoridad. Estas personas son orgullosas y arrogantes, y hasta se atreven a insultar a los seres sobrenaturales sin ni siquiera temblar. AĆŗn los Ć”ngeles, que son mucho mĆ”s grandes en poder y fuerza, no se atreven a presentar de parte del SeƱor cargos de blasfemia en contra de esos seres sobrenaturales. Esos falsos maestros son como animales irracionales que viven por instinto y nacen para ser atrapados y destruidos. Se burlan de lo que no entienden, e igual que animales serĆ”n destruidos. Su destrucciĆ³n serĆ” la recompensa que recibirĆ”n por el daƱo que han causado. A ellos les encanta entregarse a los placeres perversos a plena luz del dĆ­a. Son una vergĆ¼enza y una mancha entre ustedes. Se deleitan en el engaƱo incluso mientras comen con ustedes en las reuniones de compaƱerismo. Cometen adulterio con sĆ³lo mirar, y nunca sacian su deseo por el pecado. Incitan a los inestables a pecar y estĆ”n bien entrenados en la avaricia. Viven bajo la maldiciĆ³n de Dios. Se apartaron del buen camino y siguieron los pasos de BalĆ”am, hijo de Beor, a quien le encantaba ganar dinero haciendo el mal. Pero BalĆ”am fue detenido de su locura cuando su burra lo reprendiĆ³ con voz humana. Estos individuos son tan inĆŗtiles como manantiales secos o como la neblina que es llevada por el viento. EstĆ”n condenados a la mĆ”s negra oscuridad. Se jactan de sĆ­ mismos con alardes tontos y sin sentido. Saben cĆ³mo apelar a los deseos sexuales pervertidos para incitar a que vuelvan al pecado los que apenas se escapaban de una vida de engaƱo. Prometen libertad, pero ellos mismos son esclavos del pecado y de la corrupciĆ³n, porque uno es esclavo de aquello que lo controla. Y cuando la gente escapa de la maldad del mundo por medio de conocer a nuestro SeƱor y Salvador Jesucristo, pero luego se enreda y vuelve a quedar esclavizada por el pecado, termina peor que antes. De eso hubiera sido mejor nunca haber conocido el camino a la justicia, en lugar de conocerlo y luego rechazar el mandato que se les dio de vivir una vida santa. Demuestran quĆ© tan cierto es el proverbio que dice Ā«Un perro vuelve a su vĆ³mitoĀ», y otro que dice Ā«Un cerdo reciĆ©n lavado vuelve a revolcarse en el lodoĀ». Queridos amigos, esta es la segunda carta que les escribo, y en ambas he tratado de refrescarles la memoria y estimularlos a que sigan pensando sanamente. Quiero que recuerden lo que los santos profetas dijeron hace mucho y lo que nuestro SeƱor y Salvador ordenĆ³ por medio de los apĆ³stoles. Sobre todo, quiero recordarles que en los Ćŗltimos dĆ­as vendrĆ”n burladores que se reirĆ”n de la verdad y seguirĆ”n sus propios deseos. DirĆ”n, Ā«Ā”QuĆ© pasĆ³ con la promesa de que JesĆŗs iba a volver! Desde tiempos antes de nuestros antepasados, el mundo sigue igual que al principio de la creaciĆ³nĀ». Deliberadamente olvidan que hace mucho tiempo Dios hizo los cielos por la orden de Su palabra y sacĆ³ la tierra de las aguas y la rodeĆ³ con agua. Luego usĆ³ el agua para destruir el mundo antiguo con un potente diluvio. Por esa misma palabra, los cielos y la tierra que ahora existen han sido reservados para el fuego. EstĆ”n guardados para el dĆ­a del juicio, cuando serĆ” destruida la gente que vive sin Dios. Sin embargo, queridos amigos, hay algo que no deben olvidar. Para el SeƱor, un dĆ­a es como mil aƱos y mil aƱos son como un dĆ­a. En realidad, no es que el SeƱor sea lento para cumplir Su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a ustedes. Quiere que nadie sea destruido, quiere que todos se arrepientan. Pero el dĆ­a del SeƱor llegarĆ” tan inesperadamente como un ladrĆ³n. Entonces los cielos desaparecerĆ”n con un terrible estruendo y los mismos elementos se consumirĆ”n en el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, quedarĆ” sometida a juicio. Dado que todo lo que nos rodea serĆ” destruido de esta manera, ĀæcĆ³mo no llevar una vida santa y vivir en obediencia a Dios? Esperar con ansias el dĆ­a de Dios y apresurar que Ć©ste llegue. En aquel dĆ­a, Ɖl prenderĆ” fuego a los cielos y los elementos se derretirĆ”n en las llamas. Pero nosotros esperamos con entusiasmo los cielos nuevos y la tierra nueva que Ɖl prometiĆ³, un mundo lleno de la justicia de Dios. Por lo cual, queridos amigos, mientras esperan que estas cosas ocurran, hagan todo lo posible para que se vea que ustedes llevan una vida pacĆ­fica, que es pura e intachable a los ojos de Dios. Y recuerden que la paciencia de nuestro SeƱor da tiempo para que la gente sea salva. Esto es lo que nuestro amado hermano Pablo tambiĆ©n les escribiĆ³ con la sabidurĆ­a que Dios le dio al tratar estos temas en todas sus cartas. Algunos de sus comentarios son difĆ­ciles de entender, y los que son ignorantes e inestables han tergiversado sus cartas para que signifiquen algo muy diferente, asĆ­ como lo hacen con otras partes de la Escritura. Esto resultarĆ” en su propia destrucciĆ³n. Queridos amigos, ustedes ya saben estas cosas. AsĆ­ que mantĆ©nganse en guardia, entonces no serĆ”n arrastrados por los errores de esa gente perversa y no perderĆ”n la base firme que tienen. En cambio, crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro SeƱor y Salvador Jesucristo. A Ɖl sea toda la gloria, ahora y para siempre. AmĆ©n. Segunda de Pedro. Pedro tiene solo tres capĆ­tulos con 61 versĆ­culos y fue escrita en el aƱo 67 en la ciudad de Roma. La inminencia de su muerte sirve a Pedro para recordar a los cristianos en todas partes la importancia de crecer en la gracia y en el conocimiento del SeƱor Jesucristo. Por lo cual, en el capĆ­tulo 1 los alienta a agregar a su fe siete virtudes y tambiĆ©n lo hace ante la certeza de Ć©l mismo haber visto a Cristo y a la certeza de haber recibido la palabra profĆ©tica mĆ”s segura que es la palabra de Dios. En el capĆ­tulo 2 les advierte acerca de los falsos maestros y en el tercer capĆ­tulo los alienta a vivir en santidad ante la inminente realidad del regreso de Cristo. Hasta que el dĆ­a sea perfecto. La segunda carta de Pedro. CapĆ­tulo 1. Yo, SimĆ³n Pedro, esclavo y apĆ³stol de Jesucristo, les escribo esta carta a ustedes que gozan de la misma preciosa fe que tenemos. Esta fe les fue concedida debido a la justicia e imparcialidad de Jesucristo, nuestro Dios y Salvador. Que Dios les dĆ© cada vez mĆ”s gracia y paz a medida que crecen en el conocimiento de Dios y de JesĆŗs nuestro SeƱor. Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a Aquel que nos llamĆ³ por medio de su maravillosa gloria y excelencia. Y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupciĆ³n del mundo causada por los deseos humanos. En vista de todo esto, esfuĆ©rcense al mĆ”ximo por responder a las promesas de Dios, complementando su fe con una abundante provisiĆ³n de excelencia moral. La excelencia moral con conocimiento, el conocimiento con control propio, el control propio con perseverancia, la perseverancia con sumisiĆ³n a Dios, la sumisiĆ³n a Dios con afecto fraternal, y el afecto fraternal con amor por todos. Cuanto mĆ”s crezcan de esta manera, mĆ”s productivos y Ćŗtiles serĆ”n en el conocimiento de nuestro SeƱor Jesucristo. Pero los que no llegan a desarrollarse de esta forma son cortos de vista o ciegos, y olvidan que fueron limpiados de sus pecados pasados. AsĆ­ que, amados hermanos, esfuĆ©rcense por comprobar si realmente forman parte de los que Dios ha llamado y elegido. Hagan estas cosas, y nunca caerĆ”n. Entonces Dios les darĆ” un gran recibimiento en el reino eterno de nuestro SeƱor y Salvador Jesucristo. Por lo tanto, siempre les recordarĆ© todas estas cosas, aun cuando ya las saben y estĆ”n firmes en la verdad que se les enseĆ±Ć³. Y es justo que deba seguir recordĆ”ndoselas mientras viva, pues nuestro SeƱor Jesucristo me ha mostrado que pronto tendrĆ© que partir de esta vida terrenal. AsĆ­ que me esforzarĆ© por asegurarme de que siempre recuerden estas cosas despuĆ©s de que me haya ido. Pues no estĆ”bamos inventando cuentos ingeniosos cuando les hablamos de la poderosa venida de nuestro SeƱor Jesucristo. Nosotros vimos Su majestuoso esplendor con nuestros propios ojos cuando Ɖl recibiĆ³ honor y gloria de parte de Dios Padre. La voz de la majestuosa gloria de Dios le dijo, Ā«Este es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozoĀ». Nosotros mismos oĆ­mos aquella voz del cielo cuando estuvimos con Ɖl en el monte santo. Debido a esa experiencia, ahora confiamos aĆŗn mĆ”s en el mensaje que proclamaron los profetas. Ustedes deben prestar mucha atenciĆ³n a lo que ellos escribieron, porque sus palabras son como una lĆ”mpara que brilla en un lugar oscuro hasta que el dĆ­a amanezca y Cristo, la estrella de la maƱana, brille en el corazĆ³n de ustedes. Sobre todo, tienen que entender que ninguna profecĆ­a de la Escritura jamĆ”s surgiĆ³ de la comprensiĆ³n personal de los profetas, ni por iniciativa humana. Al contrario, fue el EspĆ­ritu Santo quien impulsĆ³ a los profetas, y ellos hablaron de parte de Dios. En Israel tambiĆ©n hubo falsos profetas, tal como habrĆ” falsos maestros entre ustedes. Ellos les enseƱarĆ”n con astucia herejĆ­as destructivas y hasta negarĆ”n al SeƱor, quien los comprĆ³. Esto provocarĆ” su propia destrucciĆ³n repentina. HabrĆ” muchos que seguirĆ”n sus malas enseƱanzas y su vergonzosa inmoralidad, y por culpa de estos maestros se hablarĆ” mal del camino de la verdad. Llevados por la avaricia, inventarĆ”n mentiras ingeniosas para apoderarse del dinero de ustedes. Pero Dios los condenĆ³ desde hace mucho, y su destrucciĆ³n no tardarĆ” en llegar. Pues Dios ni siquiera perdonĆ³ a los Ć”ngeles que pecaron, sino que los arrojĆ³ al infierno, dentro de fosas tenebrosas donde estĆ”n encerrados hasta el dĆ­a del juicio. Dios tampoco perdonĆ³ al mundo antiguo, aparte de NoĆ© y a los otros siete miembros de su familia. NoĆ© advirtiĆ³ al mundo del justo juicio de Dios, y por eso Dios lo protegiĆ³ cuando destruyĆ³ con un gran diluvio el mundo de los que vivĆ­an sin Dios. Tiempo despuĆ©s, Dios condenĆ³ las ciudades de Sodoma y Gomorra, y las redujo a montones de cenizas. Las puso como ejemplo de lo que le sucederĆ” a la gente que vive sin Dios. Sin embargo, Dios tambiĆ©n rescatĆ³ a Lot y lo sacĆ³ de Sodoma, porque Lot era un hombre recto que estaba harto de la vergonzosa inmoralidad de la gente perversa que lo rodeaba. AsĆ­ es, Lot era un hombre recto atormentado en su alma por la perversiĆ³n que veĆ­a y oĆ­a a diario. Como ven, el SeƱor sabe rescatar de las pruebas a todos los que viven en obediencia a Dios, al mismo tiempo que mantiene castigados a los perversos hasta el dĆ­a del juicio final. Ɖl trata con particular severidad a los que se entregan a sus propios deseos sexuales pervertidos y desprecian la autoridad. Estas personas son orgullosas y arrogantes, y hasta se atreven a insultar a los seres sobrenaturales sin ni siquiera temblar. AĆŗn los Ć”ngeles, que son mucho mĆ”s grandes en poder y fuerza, no se atreven a presentar de parte del SeƱor cargos de blasfemia en contra de esos seres sobrenaturales. Esos falsos maestros son como animales irracionales que viven por instinto y nacen para ser atrapados y destruidos. Se burlan de lo que no entienden, e igual que animales serĆ”n destruidos. Su destrucciĆ³n serĆ” la recompensa que recibirĆ”n por el daƱo que han causado. A ellos les encanta entregarse a los placeres perversos a plena luz del dĆ­a. Son una vergĆ¼enza y una mancha entre ustedes. Se deleitan en el engaƱo incluso mientras comen con ustedes en las reuniones de compaƱerismo. Cometen adulterio con sĆ³lo mirar y nunca sacian su deseo por el pecado. Incitan a los inestables a pecar y estĆ”n bien entrenados en la avaricia. Viven bajo la maldiciĆ³n de Dios. Se apartaron del buen camino y siguieron los pasos de Balaam, hijo de Beor, a quien le encantaba ganar dinero haciendo el mal. Pero Balaam fue detenido de su locura cuando su burra lo reprendiĆ³ con voz humana. Estos individuos son tan inĆŗtiles como manantiales secos o como la neblina que es llevada por el viento. EstĆ”n condenados a la mĆ”s negra oscuridad. Se jactan de sĆ­ mismos con alardes tontos y sin sentido. Saben cĆ³mo apelar a los deseos sexuales pervertidos para incitar a que vuelvan al pecado los que apenas se escapaban de una vida de engaƱo. Prometen libertad, pero ellos mismos son esclavos del pecado y de la corrupciĆ³n porque uno es esclavo de aquello que lo controla. Y cuando la gente escapa de la maldad del mundo por medio de conocer a nuestro SeƱor y Salvador Jesucristo, pero luego se enreda y vuelve a quedar esclavizada por el pecado, termina peor que antes. Les hubiera sido mejor nunca haber conocido el camino a la justicia en lugar de conocerlo y luego rechazar el mandato que se les dio de vivir una vida santa. Demuestran quĆ© tan cierto es el proverbio que dice un perro vuelve a su vĆ³mito y otro que dice un cerdo reciĆ©n lavado vuelve a revolcarse en el lodo. Queridos amigos, esta es la segunda carta que les escribo y en ambas he tratado de refrescarles la memoria y estimularlos a que sigan pensando sanamente. Quiero que recuerden lo que los santos profetas dijeron hace mucho y lo que nuestro SeƱor y Salvador ordenĆ³ por medio de los apĆ³stoles. Sobre todo, quiero recordarles que en los Ćŗltimos dĆ­as vendrĆ”n burladores que se reirĆ”n de la verdad y seguirĆ”n sus propios deseos. DirĆ”n, ĀæQuĆ© pasĆ³ con la promesa de que JesĆŗs iba a volver? Desde tiempos antes de nuestros antepasados, el mundo sigue igual que al principio de la creaciĆ³n. Deliberadamente olvidan que hace mucho tiempo Dios hizo los cielos por la orden de su palabra y sacĆ³ la tierra de las aguas y la rodeĆ³ con agua. Luego usĆ³ el agua para destruir el mundo antiguo con un potente diluvio. Por esa misma palabra, los cielos y la tierra que ahora existen han sido reservados para el fuego. EstĆ”n guardados para el dĆ­a del juicio, cuando serĆ” destruida la gente que vive sin Dios. Sin embargo, queridos amigos, hay algo que no deben olvidar. Para el SeƱor, un dĆ­a es como mil aƱos y mil aƱos son como un dĆ­a. En realidad, no es que el SeƱor sea lento para cumplir Su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido, quiere que todos se arrepientan. Pero el dĆ­a del SeƱor llegarĆ” tan inesperadamente como un ladrĆ³n. Entonces los cielos desaparecerĆ”n con un terrible estruendo y los mismos elementos se consumirĆ”n en el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, quedarĆ” sometida a juicio. Dado que todo lo que nos rodea serĆ” destruido de esta manera, ĀæcĆ³mo no llevar una vida santa y vivir en obediencia a Dios? Esperar con ansias el dĆ­a de Dios y apresurar que Ć©ste llegue. En aquel dĆ­a, Ɖl prenderĆ” fuego a los cielos y los elementos se derretirĆ”n en las llamas. Pero nosotros esperamos con entusiasmo los cielos nuevos y la tierra nueva que Ɖl prometiĆ³, un mundo lleno de la justicia de Dios. Por lo cual, queridos amigos, mientras esperan que estas cosas ocurran, hagan todo lo posible para que se vea que ustedes llevan una vida pacĆ­fica que es pura e intachable a los ojos de Dios. Y recuerden que la paciencia de nuestro SeƱor da tiempo para que la gente sea salva. Esto es lo que nuestro amado hermano Pablo tambiĆ©n les escribiĆ³ con la sabidurĆ­a que Dios le dio al tratar estos temas en todas sus cartas. Algunos de sus comentarios son difĆ­ciles de entender, y los que son ignorantes e inestables han tergiversado sus cartas para que signifiquen algo muy diferente, asĆ­ como lo hacen con otras partes de la Escritura. Esto resultarĆ” en su propia destrucciĆ³n. Queridos amigos, ustedes ya saben estas cosas. AsĆ­ que mantĆ©nganse en guardia, entonces no serĆ”n arrastrados por los errores de esa gente perversa y no perderĆ”n la base firme que tienen. En cambio, crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro SeƱor y Salvador Jesucristo. A Ɖl sea toda la gloria, ahora y para siempre. AmĆ©n. Estoy seguro de que usted aprenderĆ” mucho de estos audios, de esta programaciĆ³n que nosotros le estamos llevando a cada uno de ustedes. Hasta nuestra prĆ³xima entrega, que yo entiendo que tambiĆ©n como la fue esta, serĆ”n las demĆ”s. Dios le bendiga, pasen todo feliz el resto del dĆ­a. Hasta que el dĆ­a sea perfecto. El SeƱor es el rey y el rey es el SeƱor.

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