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The Adventa path, like all spiritual paths, is about seeking peace. It is not about seeking happiness or achieving personal goals, but rather realizing that the true purpose of the path is peace. The mind is what takes away our peace, so the key is to quiet the mind and make it our servant instead of our master. This requires letting go of attachments, desires, and judgments. The goal is to live in the present moment and embrace life with love and acceptance, free from anger and desires. Discipline and self-control are necessary to achieve serenity and peace. The path to peace involves quieting the mind, releasing desires, and cultivating a state of tranquility. Ultimately, the wise person is the one who has let go of preferences and judgments and embraces life with love and openness. The mind should be a servant, not a master, and the goal is to live in the present moment and find peace within oneself. El camino del Adventa, así como imagino todos los caminos espirituales, lo que estamos buscando es la paz. No estamos buscando ser felices ni alcanzar propósitos que nos hemos puesto, sino que quien entra en el camino, si es sincero y honesto, acabará en un momento dándose cuenta de que la búsqueda va de paz. Ni de poder, ni de felicidad, ni de nombre y fama, ni de… va de paz. Por eso se dice que aquellos que entran en el camino espiritual, así bien seriamente y honestamente, o es que han sufrido mucho en la vida, o que en muchas vidas pasadas han sufrido mucho, y llega un momento en donde dicen basta. Pero ¿qué dice el Adventa? ¿Qué dice el Adventa de cómo podemos alcanzar la paz? Si el mundo sigue como sigue, y es como es, como yo estando donde estoy puedo alcanzar la paz, puedo vivir en paz. ¿Qué nos quita la paz? ¿Alguien quiere responder? ¿Qué nos quita la paz? ¿Qué nos quita la paz? La mente. ¿Nos quita la paz la mente? La mente. El dolor físico probablemente viene del mental también, emocional. ¿Y esto para mí? ¿Cómo yo aquieto mi mente? ¿Cómo consigo aquietar mi mente y vivir con mucho en la mente? Para que la mente que hay en mí, que surge en mí, que no sea mi dueña, sino que sea mi sirviente, que sea una herramienta, que no sea la ama, y eso es lo que nos pasa. Y este es el problema. Una misma situación para una persona es una alegría, y esa misma situación para la otra persona puede ser un abuso de algo, un dolor total, me recuerdo a mi mamá que me maltrató, o sea... Veganza y muchos caminos espirituales se dedican a decir, o sea, hacer todo lo posible para aquietar la mente. Básicamente todas las disciplinas, todo lo que se dice hacer es para aquietar la mente. Y una de las primeras es, no desejar. Voy a leer un trocito de Bhagavad Gita, habla del deseo. El hombre que piensa en los objetos de los sentidos se apega a ellos, y del apego surge el deseo. Del deseo deriva la cólera, de la cólera viene el error, del error mala la desmemoria, de la desmemoria aniquila la inteligencia, y sin inteligencia el hombre muere. Pero el hombre cuyo ser está bien disciplinado, que se mueve entre los objetos de los sentidos, con sus propios sentidos, libres de amor y de odio, sometidos a su propio gobierno, este hombre alcanza la serenidad. Con la serenidad se produce el cese de todo dolor, pues en un espíritu sospechado la mente pronto se calma. Dice, no cultiva su mente quien no se gobierna, y no hay gobierno para quien no sabe meditar, si no medita no tendrá paz, y si no tiene paz, ¿cómo podría ser feliz? La mente que obedece a los sentidos vagabundos, le alevata al hombre la sabiduría, como la tempestad arrastra la nave en el océano. El punto en el que lanza, no es que no podamos desear, no podamos vivir, a veces pasa con la espiritualidad que dice, vale, no tengo que desear, el deseo de la mente toda movida, no me va bien, no me da paz, entonces pensamos que bueno, entonces me encerraré en la habitación y ya quiero me muevo. No es tanto eso, es soltar todo el cagar que tenemos de lo bueno y lo malo. ¿Esto me gusta? Esto no me gusta. Hay un juicio, esto sí, esto no. A esto me apego y a esto quiero más, y a esto no quiero, no quiero nada. En realidad no estamos abrazando la vida, digamos. ¿Estamos? Y esto crea como más estrés con la mente. Entonces ¿quién es el sábio? El sábio es aquel que ha soltado lo que me gusta y lo que no me gusta, lo ha soltado todo. Dicho de donde estoy bien, ese es el punto medio, donde va la mente. Ahora, si ando por la vida y me viene una impresión, me viene un algo que surge, vale, hacia ahí, hacia allá, lo tomo. Pero al fin, esto me gusta, no me gusta, tengo preferencia por esto, no tengo. ¿Me entienden? ¿Más o menos? A ver. Dice el hombre que piensa en los objetos de los sentidos que apega a ellos, y del apego surge el deseo. ¿Por qué nos apegamos? Porque hay algo que nos gusta, y hay algo que no nos gusta. Me apego a esto, porque esto sí me gusta, pero eso no. Entonces, como no quiero hablar ahí de lo que no me gusta, pues me voy a coger a lo que me gusta, porque hay muchas cosas que no me gustan. Y esto me gusta mucho. ¿Cómo es? ¿Veis? Entonces, ¿qué pasa? Si la apego, surge el deseo, y del deseo, deriva la colera. Porque el deseo es, vale, cojo, me gusta lo que cojo, o lo quiero. Pero este mundo está en constante cambio todo el rato. Y tal vez lo vas a ver en un momento, pero seguramente luego lo vas a ver igual. Porque todo está en movimiento, todo está en constante cambio. Entonces, claro, cuando yo agarro mi deseo, y tengo la suerte de que el deseo lo he podido coger, pero es que esto que cojo, cambiará. Porque mi mente está cambiando constantemente también, y la vida está en… Entonces, ahí sucede la colera. Habrá un enojado. ¡Oh, te querías mucho y ahora no me quieres tanto! ¿No? O si se ponga un nivel de tarea, o mi hijo era muy, muy mono de bebé, pero ahora es una adolescente, pero me quiere menos. ¡Ahí está! De la colera viene el error. Porque cuando yo me enfado, yo me encolevito, me he hecho patinazo seguramente, porque no estoy viendo separación, no estoy viendo unión. No estoy en paz, seguro que no estoy en paz cuando estoy en colera. Del error, viene el error. Del error, van a las desmemorias. Yo me imagino que viene cuando no hay mucho horror, eso lo olvidamos, lo dejamos en el pasado. Desmemorial y sin la inteligencia. Y sin inteligencia, el hombre muere. Bueno, es un poco dramático, ¿no? Pero un poco así. Y ese es el hombre vivo. El hombre vivo siempre está abrazando a la vida, ¿no? Está amando la vida. Está amando a sus hermanos, está en exceso de amor. Pero las escrituras dirían que nosotros somos como muestros vivientes, ¿no? Porque en realidad, lo que somos en amor y lo que estamos viviendo, o sea, cómo vivimos, estamos como medio zombies, ¿no? Solo que sintamos un poquito de amor y estamos como cerrados. Pues digo, Dios mío, aquí me pasan las línicas, viene la gente y lo que ya es que está ahí, no le estoy intentando sacar el dinero, no le estoy recibiendo bien, ¿no? La gente está encerrada, estamos acostumbrados a vivir en pura tensión, en pura desconfianza, encerrados en nuestros mundos. Pues sí, estamos. Esto me gusta, ¿no? Es que yo soy así, a mí me gusta esto así, ¿no? Es como cuando yo asiento mi mente, eso es lo que dice Nanda, cuando tú asientes tu mente, estás bien ahí donde estés. ¿Por qué? Porque en lugar de casa, en lugar de recoso, es el lugar en sí donde hay el pensamiento. Entonces, si yo estoy así, y me siento, y empiezo a pensar, ahora, ¿qué están pensando? ¿Qué harán? ¿Qué harán aquí? No lo sé, y después tengo el miedo de, no, no, yo compro el fondo, pero no lo hago, ¿sabes, no? O sea, estoy en un área de tranquilidad. Y si yo no salgo de aquí y estoy vacía, pues me está pasando que me quedo así como vacía, ¿eh? Estoy vacía. ¿Estoy en paz? ¿Hay una sensación de plenitud? No se trata de, pensamos en el cambio espiritual, hacer yoga, hacer meditación, y hacer leyendas. Al principio parece que, ¿por qué se hacen las prácticas? Y entonces, en la sala de la evaguación dice, lee de danza, piensa en el guru, más en vida que en mal, porque al principio, ¿qué necesitamos? Necesitamos, esta mente, que es muy revoltosa, y que se engancha aquí, se engancha aquí, se engancha aquí, me engancho aquí, ya me he ido aquí, ya, ¡buf!, me he perdido, me he ido, ¿no? Se dice, coge esta mente y centrala en aquel conocimiento que te hace relajar la mente, que te hace disipar la mente, porque de esta manera creas un tipo de dirección que no te llena de más y más y más y más cosas. ¿Para qué? Para que esta misma dirección, poco a poco, te vaya acietando, te vaya sucedando, y algún día, en lo que más te apetece, te haga el sofá, vas a estar ahí tranquilo, o sea sin mentes. La única idea de la espiritualidad es separar la mente, separar la mente, tenerla como una sirvienta, y decir, solamente para lo que necesito. Entonces, es muy claro, si tú vives con la mente muy acietada, cuando viene una inspiración, no te vayas por ahí, no me vienen dudas, no me vienen, no, ¿y qué?, ¿qué es lo otro? Sienta al cual y dices, no, por aquí, y dices, vale, pues por allá, no hay duda. Ah, me equivoco, no pasa nada, no pasa nada, que es bueno, que es bueno, no pasa nada, todo es una experiencia, no pasa nada. El hombre cuyo ser está bien disciplinado, que se mueve entre los objetos de los sentidos, con sus propios sentidos, libres de amor y odio, sometidos a su propio gobierno, ese hombre ha alcanzado la serenidad. ¿Qué quiere decir cuyo ser está bien disciplinado? Para mí, cuando yo escucho esto, o sea, leo esto, a mí me viene estar bien enamorado de la profundidad, está bien enamorado del silencio. Está bien disciplinado en el espíritu. Esto me va a dar un subidón y esto me va a dar paz. Esto me va a dar un subidón y esto me va a dar paz. Este observador, ¿no?, que está diciendo la paz y que cambia su vida para ir hacia la paz. En realidad esto es la disciplina. Este es el decir. Este es el decir, no, no estoy diciendo la paz. Esto me da paz, esto me sustiega la mente, sustiega toda la vida. Esto es un anhelo. ¿Por eso en el camino espiritual se habla del anhelo? ¿Cuántas ganas tienes? ¿Cuántas ganas de mundo, de sube y baja, de que si nos damos cuenta, volveremos a repetir las mismas cosas? Bueno, la verdad es que esta vez será diferente. Venga, ahí está. Y claro, los grandes maestros alcanzaron la paz y te están diciendo hoy es por allí donde la vas a crear otra vez. Tal vez te alargas un poco más hasta la torta, pero te vas a crear la torta. Y hay muchas variedades, porque cuando hay un deseo que surge, hay como un toro ahí que dice, ¿sabes? Y te están diciendo, te vas a la torta y te has la torta. Y realmente es como cuántas tortas me tengo que dar para darme cuenta que el camino este te lleva a la torta. Y no hay solución, te lleva a la torta. Sobre todo si tú tienes un anhelo de paz, si tú tienes un anhelo de conocimiento, si tú tienes una curiosidad por saber de qué va esto y que quieres algo más profundo. Entonces las tortas son grandes. Porque claro, cuando yo he despertado mi anhelo y le digo a Shiba en más actividad que yo quiero la verdad, pues la torta va a ser intensa. ¿Entendéis? Tal vez el babuá te diga, decida lo que quieres porque se te va a dar. Decida lo que tú quieres también. Pero es verdad que todo el sufrimiento que sentimos con esta ansiedad que sentimos, son más que pensamientos y son pensamientos mal puestos. Estamos pensando que somos este cuerpo, que somos pequeños, que somos culpables, que somos malos. Es que está en nosotros que no lo hemos hecho bien, que no somos queridos. Hay gente, hay mucha gente que a mí me dice, no, eres perfecto, eres la dicha misma, eres el amor mismo. Ves, hay ese espacio en tus pensamientos y te vas a dar cuenta que no hay nada malo en ti ni en nadie. Y que estás completo. Porque si no tenemos nada de malo, eres bueno. No, no, es que hay algo en mí. Y te asumo, y te asumo. Entonces ya, si eres bueno o malo, eres bueno o malo. Estoy bien. Y si no tienes nada de malo, eres bueno. Y si no tienes nada de malo, eres bueno o malo. Entonces ya, si eres bueno o malo, eres bueno o malo. Estoy bien. Muy bien. ¿Estás pensando en cambiar? Estás pensando en cambiar. A mí me gusta cantarle mucho a Krishna. Krishna. Yo también. Dami, estas encarnaciones divinas, me encanta, por yo como la siento, ¿eh? Estas encarnaciones divinas de la India, que son estos, este poder que va con un ser humano para dar vida, para dar como un canto cuántico a la humanidad, ¿no? Escribiendo como una apertura en el espíritu de la vida. Una apertura en la vibración de los seres humanos, ¿no? Para deciros, por aquí, ¿no? Krishna a mí me superencanta, porque es muy travieso. Es supertravieso, ¿no? Y yo creo que a mí me encanta. Yo creo que a mí me encanta. A mí me encanta, porque era muy travieso. Era supertravieso. Era pollambroso, total, ¿eh? Era como yo con todas, y con todas las gopis, y bailaba, y danzaba, y... Y luego, después de estos romances con las gopis, de bailar, de matar monos, de... Era una dicha, ¿no? Se dice que brindaban la dicha, ¿no? Que todo el mundo daba... Y Krishna iba robándose la mantequilla. Era como un bonito, ¿no? Y luego, Krishna pasó a ser rey. No, ¿pasó a ser rey? ¿Eh? Sí, pasó a ser rey. ¿Pero cuándo se lleva la maldita? ¿Cuándo se lleva la maldita? Sí. Antes de ser rey. Era un príncipe, de una familia... Pero, además, ¿es quién? Yo las he enseñado a tener la maldita en medio de la guerra. Y me cogeó a Arjuna y me dijo... A luchar, y a matar a quien tenga que matar. Y Arjuna, en medio de esa batalla, dio un más alto conocimiento. Y luego perde y se casó con no sé cuántas mujeres para salvarlas de las garras de memoria, o sea... Una maravilla. Pero... A mí yo me enseñé a Krishna. El amor. Y la libertad. Y la dicha del baile. Bailemos cuando bailemos, cuando toca. Y estamos feios en medio de una batalla cuando toca. Y estamos de rey en un palacio cuando toca. Eso es verdad. Este conocimiento espiritual de... Reducir el conocimiento, o sea, los pensamientos... Es para que vivamos una vida mejor. La que nos toque. Se pone más loca y todo. En tu presencia. Volviendo a nosotros. Amándonos. Amando a todo alrededor. Sabiendo quién somos. Me venía cantando que... Que en realidad este juego de Dios, este... Este playground que vemos, ¿no? Con esta realidad, con estas formas, ¿no? Es muy mágico. Porque como en realidad lo que dice Vedanta es que es todo pensamiento. Es que el mundo en realidad, el uno surge... Sin pensamientos, sin formas, surge esta creación. Pero... Es como que hay un juego ahí... En el que cuando tú te vives... Se te da. Lo que pasa es que muchas veces tenemos... Cosas que nos... Nos quitan la paz. Por tanto todos los grandes maestros dicen... Pide, pide. Pide fe. Pide devoción. Pide... Estar en su completo potencial. Es como si... Si pudiéramos acceder a un cheque en blanco... Y estuviéramos pidiendo 10 céntimos. Es como en un dron. Abre las manos. Coge el cheque en blanco. Y estamos ahí con las moneditas. No, no. Es que si no, luego... Es como... Suelta. Eso es lo que dicen. Suelta. Y entra como en un diálogo con algo más grande que tú. Le llamamos Dios. Le llamamos Madre. Le llamamos Pachamama. Le llamamos... Llámalo como quieras. Pero algo más grande. Algo que está... Que no entiendes. Y que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... Que... 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