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Episodio 1 - Aprender a comprendernos

Episodio 1 - Aprender a comprendernos

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Muchos de los problemas que hoy vivimos como colombianos radican en un mismo problema: No saber comprendernos los unos a los otros. Hoy hablaremos un poco sobre la importancia del lenguaje y de entender al otro como base para empezar nuestro camino a la Transformación Sustantiva.

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Transcription

The speaker emphasizes the importance of understanding and communication in society, particularly in Colombia. They share personal experiences and beliefs about the need to learn from different cultures and languages. They discuss the power of language and the need to move away from cultural arrogance and ignorance towards a philosophy of love and understanding. They also highlight the importance of reading and education in personal growth and transformation. The speaker encourages dialogue and the acceptance of different perspectives, emphasizing the need to see with the eyes of the soul and to appreciate one's own worth. They express their hope for a universal transformation and the potential for Colombia to become a better country. Si la gente que no se comprende, al menos comprendiera que no se comprende, entonces comprendería, aunque sin comprenderse, no se comprenden los unos con los otros. Y he creído que el gran problema de mi país es que no hemos podido aprender a comprendernos. Nos encontramos en un modo realidad. La nueva era de la transformación sustantiva. Quiero, antes que todo, presentarme. Mi nombre es Edie Sahá, por mi padre, Carabalí, por mi madre. Tuve la fortuna de nacer en una población del valle, se llama Pravera, pero a mis padres, por una circunstancia, les tocó venir acá, tema de salud de mi madre, y nací acá, en Pravera Macha. Tres meses después de mi nacimiento nos trasladamos al municipio donde está mi raíz, está mi estirpe, está mi linaje, está mi prosapia, mi esencia. Donde está mi natalidad, esa que nosotros llamamos nuestra patria chica. Hoy nos encontramos aquí y he creído que llevar un mensaje de transformación para una sociedad como la nuestra, un país como el nuestro, es importante que retomemos la posibilidad de empezar a hablar de cómo comunicamos. Y creería que ese proceso de comunicación debe partir del lenguaje. ¿Y por qué? Porque he creído que el gran problema de la sociedad en la que vivimos tiene que ver con que no hemos podido aprender a comprenderlo. Y hoy nos estamos odiando y matando en este país porque no sabemos ser espallados. Y creo que es uno de los grandes insumos que tenemos para empezar a retomar la posibilidad de avanzar en ese desafío, de empezar a construir un modelo que nos permita, de verdad, de corazón y desde la profundidad del alma, empezar a amarnos. Salir de la arrogancia cultural, salir de la filosofía de la ignorancia y entrar en lo que yo he llamado la filosofía de la ternura, la filosofía del amor. Es decir, salir de la oscuridad y entrar en la luz de la razón. Creo que este abreboca se convierte como el insumo para invitar a cada uno de los colombianos que amamos este país y que empecemos a hablar de lo que es el lenguaje. Y para ello quería dejar una frase que creo que nos va a ayudar mucho, de Robert Schiller, que dice, si la gente que no se comprende, al menos comprendiera que no se comprende, entonces comprendería, aunque sin comprenderse, no se comprenden los unos con los otros. Y yo creo que el gran problema de mi país es que no hemos podido aprender a comprendernos. Hacia los años 2000, en el municipio de Buenaventura, un amigo, candidato del candidato de Pizarro, me invita a que vaya a una jornada médica en mi condición de médico profesionalista de la medicina, porque creo que el único médico es Dios. Por eso yo soy profesionista de la medicina. Y me desplacé allá y me llamó la curiosidad el sentir que en la fila había 30 personas, y en el puesto nueve había dos personas no corraciales, de la raza indígena, una dama de alrededor de unos 35 y un joven de 9 años, en la fila esperando una consulta médica. Cuando llega, me dice... Y yo le digo, ¿cómo? Y la mamá le dice, háblale en español a ese idiota, porque ese idiota no sabe nuestra lengua. Entonces le pregunto yo, cuénteme, ¿qué le duele? Él me dice, tengo fiebre, frío, escalofrío, diarrea, vómitos, nausea. Y ese día entendí que él tiene nueve años y habla su lengua en español, y yo soy médico y solo sé español. Entonces entendí que ellos son bilingües. Y por eso estoy hoy día más interesado en aprender el C.A.P.D., que es la lengua que usan esos indígenas que habitan en el Pacífico colombiano, allá en esa tierra mía, en Timbicicauca, el idioma que tenemos que aprender es aprender a comunicarnos con ellos, con su idioma. Es uno de los grandes desafíos que tenemos. Así que hoy día quiero saludarles desde el C.A.P.D., Sanga Viva, Sanga Guarejí, Sanga Cahuá, y algunas palabras que las vamos a ir compilando con base a esas experiencias de lo que nosotros queremos construir desde aquí, la sabiduría popular. Creo que la apuesta es más a ofrecer una ilustración que dar respuestas. Creo que uno de los grandes problemas de la sociedad humana es que hacemos preguntas y respondemos preguntas, y usted observa cómo en los debates políticos se hacen preguntas, y la gente responde cosas que al final no son. Sin embargo, nosotros podemos ofrecer más que una ilustración para que sobre la meta podamos construir a partir de allí del todo. Entonces yo he creído que eso nos ayuda mucho si logramos avanzar en una cosa que yo planteo, y tengo clarísima desde una experiencia que me dejó mi abuelo, y es justamente ha sido el motor de mi proceso de crecimiento. Me dejó tres frases que yo quiero compartir. Yo solo sé que no son de él, pero mi abuelo era un lector, ha sido, de alguna parte las tomó, me las enseñó y me han servido para el proceso de construcción, de poder entender y comprender. Me dice, hijo, el hombre se alimenta de palabras, y vive de palabras. ¿Qué sería del hombre sin las palabras? No pudiera comunicarse. Primera frase. La segunda frase. El hombre que sabe leer y no lee es cien veces más peligroso que un ignorante, en el entendido que ignorancia no tiene nada que ver con el conocimiento y o el desconocimiento. Sin embargo, mi abuelo, desde su cosmovisión, con segundo primaria, definía la palabra ignorancia de la siguiente manera, y es la que uso para todos los actos de mi vida. Ignorante, individuo, hombre o mujer, que es capaz de guardar odio y resentimiento en su corazón, ese es un ignorante. Individuo, hombre o mujer, que es capaz de guardar odio y resentimiento en su corazón, ese es un ignorante para mi abuelo, y yo vivo de esa frase, y alimento mi alma de esa frase. Y la tercera frase es, el hombre aprende a leer para saber, y después tiene que leer para aprender. Esos tres insumos son los que yo he tomado, y a partir de allí, cuando empiezo este proceso de crecimiento, y quiero ser muy práctico, muy claro, y es que este proceso de crecimiento surge con la necesidad de poder transformar mi vida. Esos tres elementos, esas tres frases, me llevaron y me acorralaron en un escenario en el que me di cuenta la clase de arrogante ser que era, y todo el daño que le estaba haciendo a la sociedad, a mí semejante y a mí mismo. Y ese día me di a la tarea de leer la primera página de la biblia. Y ese día entendí que yo era un verdadero estúpido, y no entendía por qué teníamos que hacernos tanto daño cuando vinimos al mundo a ser feliz. Y por norma tomé cuatro elementos. Nunca me acuesto sin leer una página de la biblia. Nunca me acuesto sin leer un artículo de la constitución. Nunca me acuesto sin leer una página de la historia. Y nunca me acuesto sin leer una palabra del diccionario. Al día siguiente, amanece siendo un milímetro menos idiota. Y si cada día se repite eso, entenderán ustedes que cuando pase un año son 365 vocablos que le dan un poco de madurez a mi cerebro para poder aprender a comunicarme. Y cuando uno lee una página de la biblia, se instruye en el elemento no de catolicismo ni de religiosidad, sino del desarrollo espiritual, que tiene que ver con el crecimiento del desarrollo espiritual. Cómo me miro es de la convicción real del respeto para los desemejantes. El otro insumo es el hecho de entender que cuando yo leo la constitución, estoy en la posibilidad de entender cómo jurídicamente estoy, cómo puedo defenderme de estos individuos que hoy día manejan el estado jurídico del país. Y el otro elemento es igualmente la historia. De tal manera que de 100 veces yo me equivoco 99. Y en mis 99 equivocaciones, nunca me daba la tarea de criticarme ni de regañarme. La pregunta es, ¿con qué criterio te critico y te regaño porque te equivocas una vez? Y viene el gran insumo de esa antología de mi abuelo. Dice, del 100% de las cosas que yo digo, el 80% son estupideces. El 18% de las cosas que yo digo, de las personas que están en mi entorno, por sus propias dificultades y sus propios problemas, no están interesados en aprender las estupideces que yo digo. Y el 2% es la única verdad. Están en los libros. De tal manera que el día que usted arregle esos problemas, usted va al libro, lee, y se para aquí a decir las mismas estupideces que yo le decía. O sea que no tengo nada que enseñarle a nadie. Hoy lo que tendríamos que hacer es sentarnos a conversar con las personas. Alguna vez yo hice el ejercicio IF, y lo que sí tenemos que hacer es primero entender una frase que yo alguna vez modifique de un gran ahorita. Escapa el nombre, y es, yo no comparto tu idea, pero daría mi vida por defender tu derecho, o el derecho, para que puedas expresarlo. Y si lo explicas llanamente tú, también tienes la razón. Luego yo la primera parte quisiera, quiero entender modificar, la manera en que cuando no compartes ideas, yo quiero pretender entender que es que tú dices que el vaso está medio vacío. Es tu idea. La mía es que está medio lleno. Entonces, ¿por qué no compartirla? Si me estoy perdiendo la posibilidad de poder disfrutar la otra cara en la moneda, y que es real. La otra cara en la moneda es real. Si yo no puedo compartir, y estoy dejando por un capricho, por la arrogancia cultural, de creerme que yo soy solo, y que la posición mía es la única correcta. Entonces, sugerencia personal, para todos los que nos escuchan, sugerencia personal, nunca se acuesten, sin leer esos cuatro insumos. Y os garantizo que en un año, nos sentamos a pelear, y terminamos dialogando. Yo creo que el proceso de conversación, y para empezar, como utilizar un insumo que nos permitan que nuestro diálogo sea verdaderamente proactivo y fluido, en términos de sentir, que es que si yo digo una frase, no es porque yo quiera disentir con usted. Voy a colocar el ejemplo más duro. A mí cuando un hombre blanco me dice o me dice negrito, queriendo utilizar una palabra para hacerme sentir descriminado, yo entendí una cosa, tío. Jamás un ser humano podrá alterar mi paz interior. Ninguna palabra podrá alterar mi paz interior. Por eso, a pesar de que hoy muchos colombianos de raza negra, hablan de que existe racismo, en mi condición de decirlo, no lo he podido sentir jamás. Porque es que eso es un acto de... Como yo permito, que porque él pronunció esa frase, no voy a sentir mal yo, pero ¿por qué? ¿Con qué derecho? Altero mi paz interior, porque usted diga menos las chorrudas y más. Yo no soy negro, yo soy ESA. Yo soy un ser social. Soy un ciudadano de linaje, de estilo y de prosopias, y mi reconocimiento lo doy yo, no lo va nadie. Yo es que le permito al otro que me... que altere mi paz interior. Si partimos de esa teoría real, un diálogo se organiza desde ese elemento, y es por qué preguntar. Si yo digo que esto es una piedra, y usted dice que esto es un celular, tú y yo podemos matarnos, hacernos todo el daño, y esto no va a dejar de ser, y no deja de ser lo que es, porque disfrutamos. O sea que el hecho de que alguien me diga negro no va a dejar de ser el ser extraordinario que yo soy. ¿Por qué tengo que sentirme mal? ¿Por qué? Entonces, yo he dicho siempre que si nosotros queremos resolver el problema del planeta, tenemos que aprender a mirar con los ojos del alma. Porque los ojos del alma son extremadamente limitados. Son arrogantes, son perversos, dejan mucho sesgo. Ese nivel de comprensión es el que yo hoy, en este proceso de transformación, aspiro y espero viralizar, generar una gran pandemia de transformación. Una pandemia universal, que todo individuo entienda que sentarse a una hora determinada en su casa, en su residencia, en su hábitat, y tomar la decisión personal, no debe ser una decisión forzada. Porque yo le estoy diciendo, la decisión es porque usted entiende y se mira al espejo y entiende que frente al espejo está el ser más extraordinario del mundo. Y que usted merece transformar su vida. Porque a partir de allí podemos empezar a transformar la historia del país más bello del planeta, la República de Colombia. Por eso, la necesidad de empezar a ver con los ojos del alma y la necesidad de sentarnos una hora exclusiva de la tarde, de la noche, y leer cuatro horas, una página de la historia, un artículo de la Constitución, la Biblia y el diccionario. Por el día de hoy, quiero darles las gracias, nos vemos, nos sentimos, nos escuchamos y nos entendemos. Les habla Elie Zahar Carabany, médico de profesión, profesionalista, pelinase de estirpe, negro, negro, negro, negro colombiano. Elie Zahar Carabany Elie Zahar Carabany Elie Zahar Carabany Elie Zahar Carabany Elie Zahar Carabany Elie Zahar Carabany Elie Zahar Carabany Elie Zahar Carabany Elie Zahar Carabany Elie Zahar Carabany Elie Zahar Carabany Elie Zahar Carabany Elie Zahar Carabany Elie Zahar Carabany Elie Zahar Carabany

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