Details
Nothing to say, yet
Nothing to say, yet
The transcription is a reflection on the resurrection of Jesus Christ and its significance for our own resurrection. It discusses how Jesus' resurrected body is both physical and spiritual, and how it is transformed beyond the limitations of the material world. The author suggests that the resurrection of Jesus is the beginning and model for our own resurrection. The passage also emphasizes the importance of reflecting on the resurrection and living a life that goes beyond the natural. Palabra de vida hoy, domingo tercero del tiempo de Pascua, al pan por la Palabra. De la Primera Carta de San Juan Él es vÃctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros sino también por los del mundo entero. En esto sabemos que lo conocemos, en que guardamos sus mandamientos. Del Evangelio según San Lucas Desde resucitar apareciéndose Jesús a los discÃpulos les dijo, ¿Por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies, soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espÃritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo. Dicho esto les mostró las manos y los pies, pero como no acababan de creer por la alegrÃa y seguÃan atónitos, les dijo, ¿Tenéis ahà algo de comer? Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Hay multitud de ensayos cientÃficos y filosóficos sobre el acto redentor con que Jesucristo nos rescató del pecado sobre la cruz, sobre cómo fue, buscando aquilatar la verdad de su historicidad para mejor calibrar el amor con que quien nos redimió lo hizo. Igualmente o quizá más, necesitamos ensayos cientÃficos y filosóficos sobre el acto salvador con que Jesucristo nos salvó de una vida limitada a lo que de ella conocemos, a la naturaleza de nuestra condición mortal. Necesitamos reflexionar más sobre la resurrección de Jesús porque de ella depende la nuestra y es esencial para concebir algo sobre la vida bienaventurada y eterna que es meta de nuestra fe. Los distintos relatos de las apariciones del resucitado que nos ofrecen los evangelistas y los hechos de los apóstoles tienen unos puntos en común que nos ofrecen un cierto conocimiento del evento metafÃsico que es la resurrección. Esos puntos en común quedan recogidos en el evangelio de hoy y es muy necesario meditar sobre ellos porque la resurrección de Jesús es el principio y la pauta de la nuestra. Por la resurrección, todas las dimensiones de la persona son glorificadas, espiritualizadas, elevadas a un plano de existencia superior, pero no por ello el cuerpo deja de ser el mismo cuerpo, mi cuerpo, aunque ya no sea lo mismo. El cuerpo resucitado es el cuerpo de la misma persona, el que nació de su madre y reposó en el sepulcro, el que estudió y trabajó, el que enfermó y sanó, pero ahora es un cuerpo liberado de los lÃmites de la naturaleza material y mortal. Ahora es otra cosa. A Jesús se le puede tocar, pero aparece y desaparece a voluntad, come o se sienta, pero no se le puede sujetar, se le reconoce, pero no de un modo evidente ni inmediato. Utilizando categorÃas de la fÃsica moderna, las partÃculas subatómicas más elementales se pueden manifestar indistintamente como partÃcula material o como onda de energÃa, sin que se conozca todavÃa qué determina una manifestación u otra. Teniendo en cuenta que la categorÃa energÃa es, en el lenguaje de la fÃsica cuántica, algo muy cercano a la categorÃa espÃritu, propia del lenguaje filosófico, podemos atisbar una analogÃa entre el comportamiento del cuerpo resucitado con el de las partÃculas fundamentales sobre las que se levanta el universo. El cuerpo resucitado ya no pertenece al mundo material sino a la esfera de lo divino, al universo de la energÃa espiritual. Mi cuerpo resucitado seguirá siendo mi cuerpo, aunque entonces lo será también de Dios, pues participará de su mismo modo de existencia. Asà vemos que aconteció con el cuerpo de Jesucristo y asà acontecerá con el nuestro. Si tenemos cada año 50 dÃas de Pascua coronados por el don del EspÃritu Santo en Pentecostés, es para que podamos crecer en la comprensión, asimilación y vivencia de la renovación de vida que produce hoy la resurrección de Jesús. Una resurrección que apunta ya a la nuestra propia y que se puede concretar cada dÃa en una forma de vivirlo todo que sea algo más que meramente natural. Hace bien y feliz DÃa del Señor os desean vuestros hermanos menores desde Toledo.