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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
In today's Gospel, Jesus tells a parable about a man who sowed good seeds in his field, but an enemy came and sowed weeds among the wheat. The servants wanted to pull out the weeds, but the man said to let them grow together until the harvest. This shows God's patience and hope for all people to change and become good. The devil, on the other hand, mixes truth with lies to deceive and confuse. It is important to stay alert and not become complacent. God wants us to give every opportunity for change and not to judge others. We should recognize our own faults and seek forgiveness. God's justice is tempered with mercy. Let us not be like the weeds, but strive to be good and repent when we sin. Palabra de Gilao y domingo 16º del tiempo ordinario. Al pan por la palabra. Del Evangelio según San Mateo. Jesús propuso otra parábola a la gente. El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo, pero mientras la gente dormía su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Los criados le preguntaron al Señor, ¿Quieres que vayamos a arrancarla? Pero Él les respondió, No, al arrancar la cizaña, podrías arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega. Dejadlos crecer juntos. Esta aparente permisividad del Señor ante la existencia de malas y venenosas hierbas entre las sanas espigas que Él ha sembrado en su pueblo, nos recuerda la frase de San Pablo, La paciencia de Dios es nuestra esperanza. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, y apuesta hasta por la cizaña, a la que cuidará y rodeará de medios y ocasiones para brindarle la oportunidad de cambiar y hacerse trigo. Este es el método de Dios. El método del diablo es el de mezclar siempre la verdad con la mentira para confundir, para seducir y pervertir conciencias. Reviste la mentira con las apariencias y colores de la verdad, de manera que pueda seducir fácilmente a los que se dejan engañar. Y lo hace mientras la gente dormía, es decir, que la mentira llega después de la verdad, y se siembra gracias a la relajación, al sueño de quienes conocen la verdad. De ahí la insistente llamada del Señor a permanecer en vela, atentos, sin esa relajación propia de los satisfechos aborgasados. Quien es ante todo el Salvador de los hombres, de todos, no quiere que sus servidores acometan ninguna labor de poder y limpieza que pueda perjudicar a una sola de las estigas de trigo, y de forma coherente, tampoco sentencia las estigas de cizaña como iniciativa primera. Es inequívoco que Jesús augura un seguro castigo para quien se abandone a la enfermedad mortal de la mentira y de la injusticia que siempre engendra, extendiendo su difusión y contagio. Pero dicho castigo llegará como consecuencia y fruto de rechazar y hacer estéril todo el cuidado y la atención que Él quiere prestar a esas malas hierbas, que pueden cambiar, y ser en medio del campo de Dios signo de vida y esperanza en lugar de fuente de envenenado conflicto y confusión. El Sembrador que es Dios no quiere que frustremos ninguna posibilidad de enmienda, sino que las propiciemos todas, sin dejar de apostar por una sola. No sea que alguno hubiera podido llegar a abandonar su triste condición y integrarse entre las doradas mieses de la reconciliación y de la paz en la verdad. Todo esto podemos extraerlo del Evangelio de hoy, mirando el estado presente de la sociedad. Ahora releamos la parábola mirándonos a nosotros mismos, mirando dentro de la iglesia. Hay escándalos en nuestra casa, tantos y tan dolorosos. Cosas censurables y vergonzosas, ningún católico podría negar. Dios habría podido instituir una iglesia que fuera pura, en la que sólo hubiera lugar para justos y santos, pero el que nos creó a todos para la vida feliz y plena por ser progresivamente más y más suyos, no quiere dar por perdido a ninguno. Yendo más lejos todavía, Jesús declaró que los malos e injustos, los enfermos, le importaban más que los sanos, que los justos y buenos, porque no necesitan de médico de él, estos sino aquellos. Podría parecernos peculiar hasta la exageración este proceder de Dios, sólo que seamos honestos y sabios para poder reconocer que si bien hay grados de participación en la mentira y en la injusticia, no hay quien con verdad se pueda tener de entre nosotros por justo y bueno. Todos tenemos tanto por lo que bajar la cabeza y pedir perdón, por mucho que seamos fácil levantarla y alzar la barbilla para condenar a los demás. No hacemos la testud para mirar a la sociedad y condenar a nadie, ni lo hagamos mirando a otros cristianos, con los que compartimos la condición de pecadores en camino, penitentes que de puertas para afuera no tienen otra misión que luchar contra la mentira y la injusticia, pero sin combatir nunca a nadie, pues también esos tienen a Dios por Creador y Salvador, y Él no los dará jamás por perdidos. Encizañar es tan malo como ser cizaña. No nos durmamos satisfechos en la vana conciencia de ser ya trigo sana de Cristo. Del libro de la sabiduría. Fuera de ti no hay otro Dios al cuidado de todo, ante quien tengas que justificar tu sentencia. Tu poder es el principio de la justicia y tu soberanía universal hace perdonar a todos. Tu poderoso soberano juzgas con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia. Obrando así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano, y diste a tus hijos la dulce esperanza de que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento. Vuestros hermanos menores desde Toledo, penitentes en camino, os saludan y os abrazan con gran afecto con la paz y el bien. SILENCIO SILENCIO SILENCIO