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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
The main ideas from this information are: - The importance of living a just life and avoiding sin - Love for others is a sign of a just life according to God - We are chosen in Christ to live this kind of life - Understanding the gravity of sin and its impact on others - Those who truly live by their faith will strive to be a source of peace and goodness in the world - Living in God's justice purifies us and helps us overcome temptations - The desire for conversion and promoting fraternity among all people. Palabra de vida hoy, jueves 4 de enero, Feria de Navidad, al pan por la Palabra, de la Primera Carta de San Juan. Quien obra la justicia es justo, como Él es justo. Quien comete el pecado es del diablo, pues el diablo peca desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo. Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque su germen permanece en él, y no puede pecar porque ha nacido de Dios. En esto se reconocen los hijos de Dios y los del diablo. Todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano. Del Evangelio según San Juan, dijo Andrés a su hermano Simón, hemos encontrado al Mesías que significa Cristo, y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo, tú eres Simón, el hijo de Juan, tú te llamarás Cefas, que se traduce Pedro. Desde lo dicho ayer y que la Palabra de Dios desarrollará también mañana, hoy percibimos tres matices importantes en el mensaje del cuarto evangelista y autor de tres preciosas cartas apostólicas. Quien orienta y funda su vida en la justicia de Dios no puede pecar. Segundo, el amor fraterno es el signo de una vida justa según Dios. Y en tercer lugar, somos elegidos en Cristo para este tipo de vida. Desde el discurso moralizante que arrastramos desde hace ya más de mil años, se nos hace muy difícil entender con la pureza de la sencillez del mensaje de Dios, que es el pecado y cómo evitarlo. Sin olvidarnos del valor de la teología moral acuñada durante estos dos mil años de vida de la Iglesia, es difícilmente rebatible que cuando a todo acto negativo se le llama pecado de una forma semejante, se pierde de vista la gravedad de cada uno de los pecados concretos. El mensaje del tiempo de Navidad que se nos ofrece en los escritos de San Juan nos ayuda a discernir cómo la gravedad del pecado estriba en la ofensa a Dios que se le causa por el daño infringido a alguno de sus hijos. La injusticia con la que se degrada y hiere el pecador, mientras se afrenta y hiere a otro u otros hijos de Dios, es lo que supone una apostasía a la luz que es Dios por la adhesión a las obras del príncipe de las tinieblas, que promueve todo lo que envilece a la persona y enfrenta a los hombres entre sí, enfrentándolos con el Padre común, por ese duelo fraticida. Quien verdaderamente vive de la fe que dice profesar, puede seguir pecando de incontables modos por la debilidad de su naturaleza humana, la multitud de tentaciones y la herida del pecado original, pero ese cristiano, que ya no se puede calificar como solo practicante, sino como un cristiano viviente, ya no pecará por la injusticia de hacer daño a otro ser humano, porque su nueva personalidad de hijo de Dios le mueve a comprender su vida desde el afán de ser cauce de paz y bien, para todos aquellos que formen parte de su vida diaria. Y hacer daño a otro, de obra o palabra e incluso de omisión, se le presentará como una opción repugnante, que niega no solo su forma de ser, sino como intenta ser cada día bajo la mirada del Dios a quien ama. La vida en la justicia de Dios que se manifiesta por el amor a los hermanos es lo que nos purifica, lo que nos hace progresivamente puros como Dios lo es. Así podremos vencer todas las tentaciones cada vez con mayor alegría y facilidad, alejándonos procesualmente de todos los actos que todavía hoy mancillan nuestra dignidad de hijos de Dios y hacen del mundo un lugar algo peor por causa nuestra. Con deseos de conversión, con afanes por encender la fraternidad en cuantos corazones podamos abrazar, vuestros hermanos menores de Toledo os saludan con la paz y el bien.