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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
The transcription is a religious message that includes a reading from the Book of Maccabees and a reflection on current circumstances. It talks about a sinful ruler, Antiochus Epiphanes, who oppressed the Israelites and forced them to adopt Gentile customs. Many resisted, but a terrible anger fell upon Israel. The Gospel of Luke is also mentioned, where Jesus heals a blind man. The message then draws parallels between past despotic rulers and current challenges in Spain. It calls on Christians to remain faithful to the truth and love, and to be responsible citizens. It emphasizes the need to stay true to one's beliefs and opinions, even in the face of threats and dangers. The message concludes by urging Christians to offer the truth of Christian love to others. Palabra de Bidoi, lunes trigésimo tercero del tiempo ordinario, al pan por la Palabra, del primer libro de los Macabeos. En aquellos días brotó un renuevo pecador, Antíoco Epifanes, hijo del rey Antíoco. Subió al trono el año 137 del imperio de los griegos. Por entonces hubo unos israelitas sin conciencia que convencieron a muchos. Vamos a hacer un pacto con las naciones vecinas, pues después que nos hemos aislado nos han venido muchas desgracias. Algunos del pueblo se decidieron a ir al rey. El rey los autorizó a adoptar la legislación gentil, y entonces, acomodándose a las costumbres de los gentiles, se vendieron para hacer el mal. El rey decretó la unidad nacional para todos sus súbditos, obligando a todos a abandonar su legislación particular. Muchos israelitas adoptaron la religión oficial. Los libros sagrados de la laica encontraban, los rasgaban y los echaban al fuego. Pero hubo muchos israelitas que resistieron. Una cólera terrible se abatió sobre Israel. Del Evangelio según San Lucas. Hijo de David, ten compasión de mí. Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca le preguntó, ¿qué quieres que haga por ti? Él dijo, Señor, que vea otra vez. Jesús le contestó, recobra la vista, tu fe te ha curado. No hay nada nuevo bajo el sol, lo que ha sucedido sucederá. Y si alguien dice, mira, esto es nuevo, se equivoca, pues ya sucedió. Estas palabras de la Iglesia Estés, bien nos pueden hacer relativizar un poco las circunstancias complejas y tan problemáticas que en España nos golpean en estos días, sin restar una pizca de la responsabilidad que como cristianos y como ciudadanos debemos mostrar. En tiempos de los emperadores romanos Nerón o su sucesor Calígula, ya hubo gobernantes endiosados y caprichosos, tanto como crueles. Como antes lo fue el Terza Gerges y con matices ya lo fueron Alejandro Magno o Julio César. Más recientemente tenemos a Napoleón o al rey francés Luis XIV. El paradigma de déspota de la era moderna, con su famosa frase, el Estado soy yo. Hoy no hay nada nuevo bajo el sol que ilumina nuestra tierra, pero hemos de aprender cómo respondieron los creyentes en todas esas épocas, para no errar el camino, sino perseverar en el amor a la verdad, que nos conduce a vivir y entregar la verdad del amor. Una lectura personalizada y actualizada del texto del primer libro de los macabreos que hoy recoge la liturgia, nos puede interpelar mucho y avisar sobre los peligros más profundos y destructivos que se pueden cernir sobre nosotros, cristianos, como consecuencia de los peligros coyunturales sobre los que no podemos hacer demasiado. Sobre lo que sí podemos actuar e intervenir con eficacia, es en la forma en que lo que ocurre, y peor aún, lo que puede ocurrir, afecta nuestra forma de vivir nuestra fe, mientras ejercemos nuestros derechos civiles y cumplimos con nuestros deberes ciudadanos. Debemos vigilarnos, pedir a Dios que ponga un centinela en nuestra boca y discernir qué podemos y debemos hacer en la esfera social y política, pero siempre con tanta coherencia y libertad de conciencia como con una gran responsabilidad, que comience por custodiar la rectitud de nuestras creencias y opiniones, para que no se pervierta nuestra alma. Pase lo que pase y tengamos que arrostrar las amenazas y peligros que fueran, no podemos amoldarnos al entorno para sufrir menos. Parte de la cruz de ser cristiano es pagar lo que sea necesario para no dejar de ser ante Dios y ante los hombres lo que debemos ser. Desde el amor a la verdad ofrezcamos a nuestras gentes la verdad del amor cristiano. Un abrazo de paz y bien de parte de vuestros hermanos menores desde Toledo.