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MIERCOLES  XX  T

MIERCOLES XX T

VICTOR MANUELVICTOR MANUEL

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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS

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In today's Gospel, Jesus tells a parable about workers in a vineyard. The owner pays all the workers the same, regardless of how long they worked. This upsets the workers who were there all day, but the owner reminds them that they agreed on the wage. This story reminds us that God's generosity and grace are not based on our merit or how much we do, but rather on His love for us. We should not compare ourselves to others or seek recognition, but rather focus on serving God and others with love and humility. Palabra de vida hoy, miércoles vigésimo del tiempo ordinario, al pan por la Palabra. Del Evangelio según San Mateo. —¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar? —le respondieron. —Nadie nos ha contratado. —Él les dijo. —Id también vosotros a mi viña. Cuando oscureció el dueño dijo al que batá, —Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros. Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo. —Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno. Él replicó a uno de ellos. —Amigo, no te hago ninguna injusticia. —¿No nos ajustamos en un denario? —Toma lo tuyo y vete. —Quiero darle a este último igual que a ti. —¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? —¿O vas a tener tu envidia porque yo soy bueno? —Así los últimos serán los primeros y los primeros los últimos. Hay muchos que viven y trabajan en la viña del Señor y se cuentan entre los suyos, sin terminar de comprender cómo ejerce Él su señoría, y por consiguiente, viven y trabajan desde motivaciones no demasiado adecuadas como el protagonismo, la búsqueda de relevancia, o el apetito voraz por adquirir méritos con lo que aspirara hacer carrera ante Dios y ante los hombres. Mucho de esto contemplamos en el Evangelio de hoy. Hay personas que prefieren el modo de reinar o gobernar de los hombres y se buscan líderes a los que seguir, porque el seguimiento de Cristo se les hace incomprensible o incluso inadmisible, por aquello de preferir siempre a los más pequeños y alejados, para ofrecer la sanación a los más enfermos, con mayor urgencia y dedicación que a los más sanos. ¿Acaso no haría algo semejante un médico de campaña? Para comprender y entusiasmarse con el modo de proceder propio del reino de Dios, bastaría con contemplar el amor de una madre, que si bien ama a todos sus hijos con el entero corazón entregado por cada uno, en la brega concreta cotidiana prima a los más débiles y enfermos o a los más trastos. Aun así, muchos nos comportamos en ocasiones como estos niños pequeños que no comprenden el amor de la madre, y reclaman entre sollozos y quejas ser atendidos los primeros o recibir un premio por haberse portado mejor que los otros. Esto refleja el Evangelio de hoy. Si los hijos de esa madre de familia numerosa crecen en madurez, irán comprendiendo y secundando que la madre cuida y prime a los hermanos que menos pueden valerse por sí mismos, por la razón que fuere, incluida su mala cabeza. Esos hijos maduros, adultos, aman a sus hermanos con un amor cada vez más semejante al de la madre, y aman a la madre mientras aman a los hermanos, regalándole a ella la participación corresponsable en todas las tareas y sacrificios que los otros hermanos impongan a la familia. Como nadie querría que uno de sus hijos antepusiera el reconocimiento de su currículum reclamando algún privilegio en lugar de aportar su parte al bien de todos los miembros de la familia, no le impongamos a Dios tener de esos hijos en su familia por buscar nosotros méritos oposición, reconocimiento o vanas pretensiones de tener algo digno y bueno con lo que reclamar a Dios un jornal mayor que el de los otros. Ser de su familia y trabajar con él en su viña por el bien integral de todos, ya es un sobrado jornal como para llenar de sentido una vida que así es hecha plena y además apunta a la eternidad con Dios por participar de los sentimientos y actitudes de su misma caridad.

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