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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
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COMENTARIO DIARIO A LA PALABRA DE DIOS
Palabra de vida hoy, sábado 6 de enero, solemnidad de la epifanía del Señor, al pan por la palabra. Como en el resto del tiempo de Navidad, aunque la fuerza de las tradiciones populares y las costumbres, en buena parte consumistas, nos hacen olvidarlo, el protagonista de la fiesta de hoy es aquel sobre quien se centra el foco de luz de la estrella, aquel que hace palidecer su fulgor. El niño Dios se manifiesta como luz del mundo, que es lo que significa la palabra epifanía. Se manifiesta ante algunos de los parios de Israel primero, los pastores, para anunciar su presencia a todas las gentes manifestándose ante tres paganos sabios y nobles, los llamados popularmente reyes magos. Entre ambos extremos estamos todos, y Jesús hace resplandecer su luz ante todos, para que se puedan revestir de ella los que quieran salir de la oscuridad de una vida sometida al determinismo, al azar, a la tan notable vulnerabilidad que inocula este tiempo que nos ha tocado vivir. Vulnerabilidad insoportable para quien no tiene otro sentido vital que el que es capaz de darse a sí mismo. De ahí el consumismo, la competitividad, el arribismo, el individualismo, la sed de poder, la violencia. Jesucristo es la revelación de nuestra dignidad sagrada y el hacedor de nuestra recreación, de nuestra elevación redimida, para vivir la vocación a la plenitud y a la autorrealización personales en fraternidad, como sentido de una vida concebida desde el amor secundo. Así pues, Jesucristo en toda su persona y con todos y cada uno de los momentos de su vida es el único salvador de todos los seres humanos. Él es quien nos muestra el lugar al que pertenecemos, y nos orienta y acompaña hacia allí. En la epifanía o manifestación del Hijo de Dios en Belén, se comienza a revelar el camino de todo aquel que quiera permanecer bajo la luz de Cristo, un camino que conduce a convertirse progresivamente en un espejo cada vez más pulido, que refleje la luz de Belén para los demás, tanto como despelle su fe por vivir la caridad, la justicia, la misericordia, la paz, la fraternidad. Ese es el regalo de Reyes, Él contigo y tú por Él. Porque Jesucristo es el regalo con mayúscula, el cristiano ha de serlo también de forma cierta y creciente, haciéndose a sí mismo un regalo para sus semejantes, para sus hermanos, para todos, porque todos hemos sido creados para llegar a ser hermanos de Jesús y por Él entre nosotros, siendo y viviendo por Él como familia. Como esa fraternidad universal de los hijos de Dios que nos hará diferentes y alternativos a lo que hay, en tanto que apostemos antes y más por el nosotros que por nuestro yo. ¡Feliz Navidad para todo el Año Nuevo! Hacer lo posible es nuestra misión y no hay forma más hermosa de gastar la propia vida. Un abrazo todavía de Feliz Navidad desde vuestros hermanos franciscanos de Toledo.