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Hola chicos, bienvenidos una vez más a su espacio, a su tiempo de chismecito, de resumen, que yo sé que no parece resumen porque dura una hora o a veces más, pero créanme que es resumen, créanme que sí quitamos partes, ¿ok? El día de hoy, obviamente, perdónenme, perdónenme, yo soy Ale, para los que no me conocen, un placer, y este podcast lo hago con mi amiga Lexi y ella está aquí, sí, sí, está aquí, ella nos va a contar su historia, a ver Lexi, ¿qué tienes para nosotros esta semanita, este lunes? Esta semanita es un libro que nos recomendaron en nuestra cuenta de Instagram, que se llama Kim Ji Jung y nos lo recomendó Regina Wu, saludos, muy bien, hola Regina, a ver, si les hacemos caso, díganos qué otros libros, qué otras historias quieren, animes, series, lo que quieran, si pasan más de dos temporadas, no lo vamos a ver también, tampoco se pasen, estamos ocupadas, pero bueno, sí, este libro se llama Kim Ji Jung, nacida en 1982 y lo escribió Cho Nam Joon, entonces, antes de empezar, Ale, tú que ya estuviste en Corea, ¿qué diferencias observaste en el rol de la mujer en la cultura coreana y en la mexicana? Ay, hermana, es que yo no me casé, o sea, bueno, no, pero tenías amigas coreanas que a lo mejor te decían cómo, pues, cómo era, no sé, ser mujer en Corea, sí, sí, estoy tratando de recordar, y la neta, en este momento hubiera deseado tener pláticas más importantes, porque siento que hablábamos mucho, ¿y qué comida me recomiendas? Sí, pero sí hubo algo raro, no sé si esta es la experiencia coreana, pero siento que, no solo que al ser latinas, toda la representación que Corea tiene de la mujer latina, pues son las tenelovelas y el reggaetón, así que súper sexualizadas, hiper, lo que sí pasaba es que, pues a veces íbamos de ancho, íbamos así, pues, a bailar y acá, y siento que era muy rápido de que, oye, vamos a un motel, y ya estaban tentando la fruta, y así como de, uy, a ver, Joaquín, es que tú te llamas Joaquín, eres coreano, pero no me acuerdo de tu nombre. Siento que todo iba muy rápido, precisamente porque la noción que tienen de Latinoamérica es, ah, obviamente quieren, porque en el video de Despacito se veía que querían a Cachido. Siento que había ese estereotipo de la mujer latina, y también algo muy raro que me pasó es que un cuate me preguntó si yo era rusa, si con los que no me conocen, no soy rusa, o sea, no estoy rusa. Todas mis mujeres tengo uno en la frente, parezco latinoamericana, parezco mexicana, así que yo me quedé como de, no, no lo soy, pero lo pensé como de que, ay, qué chistoso que pensé esto, y yo le platico a una amiga coreana, a Elena, no sé si te la llegué a presentar o te platicé de ella, pues le platicé a Elena como de, ay, no manches, me pasó esto, y ella me dijo, ay, es que, ¿sabes qué? Preguntarte si eras rusa era una manera coloquial de preguntarte si eras prostituta. Y yo, ¿qué? Pues, ¿qué? Ni siquiera me pregunté. Aparte porque yo estaba en mi celular, afuera del ente en ese momento, o sea, yo era como que, ya más o menos estar aquí en la música y todo, voy a salir un ratito, y yo estaba en mi celular, o sea, no estaba, no sé, con un cartel, ni estaba en una esquina, o sea, no había, según yo, no había nada que aparentar a eso, pero después de pensarlo mucho dije, igual y por la ropa que llevaba, que sí tenía un escotito, sí tenía el pantalón pegado, y pues sabemos que en Asia puedes mostrar cuanta nalga quieras, pero nada del pecho, o sea, nada de la parte de arriba, así que tal vez, no sé, pues no volví a ver a Joaquín, ¿verdad? O sea, no, no, así que no sé cómo preguntarle. Es la única experiencia que tuve que sí dije, esto nunca me hubiera pasado en México. ¿Cómo lo sentiste? Pues no, a mí nadie me preguntó si era Rosa, pero o sea, lo que yo sí sentía era como mucha paz de poder caminar a cualquier hora sin tener que estar como volteando, ¿sabes? O como de llevar algo en la mano por si tenía que salir huyendo, ¿sabes? O sea, como que esa parte sí era como de seguridad. Y también la libertad de poder salir, no sé, con minifaldas, con short, y que nadie te chiflara, te dijera de cosas, o sea, verdaderamente eso estaba muy bien. Sí, digo que allá como que puedes enseñar media nalga y no hay problema. Los problemas son con los escotas. Los escotas sí se te quedan viendo como de, ay, ¿qué onda? Mujer suela. Y esa Rosa. Pero bueno. Te hago esta pregunta porque este libro, pues nos muestra como el otro lado de Corea, ¿sabes? Un lado en el que pues todavía los roles de género siguen siendo muy marcados. Hay muchísimo machismo y pues obviamente la discriminación a la mujer está presente, ¿sabes? Y la escritora eligió el nombre de Kim Ji-yong porque es un nombre muy común. Entonces esto hace que pues todas las chicas en Corea pudieran identificarse con ella, con lo que sentía, con lo que vivía. Entonces pues nos cuenta esta historia de Kim Ji-yong. Entonces todo empieza un otoño del 2015. Nos presentan a la protagonista que tiene 36, se casó a los 30 y tuvo a su hija hace un año, ¿no? Y pues obviamente para poder dedicarse a cuidarla, pues renuncia a su empleo y pues entonces es ama de casa, ¿no? Pero el problema es que empieza a mostrar como conductas súper raras. O sea, como que actúa como personas que pues ella conoció en algún punto de su vida. Como, no sé, una amiga que se la había confesado a su esposo y así. Entonces pues obviamente el esposo como que se saca de onda como de, oye, ¿qué te está pasando? Porque incluso hasta empieza a actuar como a una amiga que había muerto hace mucho tiempo. Entonces pues la llevan como... Ah, no, en un viaje van a Busan a ver a los papás de su esposo y pues ella sigue como comportándose de forma súper extraña, ¿no? Y entonces mientras están comiendo empieza a llamar a su esposo como si fuera su yerno, ¿sabes? Entonces todos están como de, ¿qué te pasa? ¿Estás bien? Y el esposo como de, ¡ay no! Es que está muy cansada, no le hagan caso y ya, ¿no? Entonces cuando van... Y como que sienta avergonzado de ella, de hecho. Sí, entonces... Perdón, es que yo también leí el libro, no se me olvidó. Aparte, continuamos. Entonces pues como que él dice, bueno, ya esto está muy raro. Entonces hace una cita con el psiquiatra para que la pueda atender porque también ella no recuerda nada de cuando empieza a actuar como otras personas. O sea, es como de, sigue con su vida y aunque todos la estén viendo como de, oye, ¿qué acabas de hacer? Y así, ¿no? Entonces para entender un poco cómo llegamos a este punto, pues volvemos a 1982 y 1984. Kim Ji-young obviamente nació el 1 de abril de 1982 en Seúl y su papá era funcionario y su mamá, mamá de casa. Tenía una hermana y cinco años después nació su hermanito. Y la familia también vivía con la abuela paterna en una casa que era pues muy pequeña. Tenían dos habitaciones, un baño y la sala cocina integrada, ¿no? Y pues ella menciona que en la casa se le servía primero de comida a su papá, luego a su hermano, porque obviamente era hombre, y luego a su abuelo. Y pues obviamente muchas veces al final pues ella y su hermana se quedaban con las obras y pues también su hermano era el que le daban todo nuevo y cosas para él solo y ella tenía que compartir el paraguas con su hermana. Y pues Ji-young realmente nunca se cuestionó esto ni lo envidió, o sea, simplemente asumió. Así son, así son y pues ¿para qué no? Y entonces también nos mencionan que el papá de Ji-young era el tercero de cuatro hermanos, uno se murió, el otro estaba en Estados Unidos, con el otro no se hablaban, entonces pues obviamente pues él tuvo que hacerse cargo de la abuela, ¿no? Y pues que la abuela también fue la que sacó adelante a la familia, o sea, ella se iba a trabajar a la tierra o bueno, o sea, como plantando vegetales o verduras o lo que fuera, o limpiando casas, porque pues al abuelo no le gustaba mover sus manitas, no le gustaba ensuciarse. ¡Ay bebé! Sí, o sea, no se le vaya a romper las uñas, ¿verdad? Entonces pues la abuela realmente nunca le reclamó al esposo, o sea, realmente se sentía agradecida de que no la golpearan y que le fueran infiel, y era como, señoras y señores. ¡Excelente servicio! ¡Muy bien! Sí, sí, sí, cosas de esposo. ¡Goles! ¡Cosas de antaño! Sí, sí, sí, eso es lo mínimo y dispensable, señora, pero bueno. Y entonces cuando la mamá de Ji-young se embaraza, siempre se disculpaba llorando porque fuera una niña, o sea, era como de, perdón, le di una nieta en lugar de un nieto, ¿no? Y cuando por tercera vez se queda embarazada y va a ser niña, le pregunta a su esposo como de, oye, pues ¿qué va a pasar si es niña? Y el esposo le contesta como de, no digas eso, no le llames a la desgracia, y es como de, a mí la verdad me conflictó mucho, o sea, imagínate que tú estás embarazada con hormonas, súper sensible, y que tu esposo te diga eso es como de, ¿qué? ¿Qué? Pero es que pues volvemos a lo mismo que ya estaba normalizado, porque ahorita lo podemos decir que si estuviéramos casadas y estuviéramos en esa situación, obviamente las maletas ya estuvieran hechas, ya sería como que, ¿sabes qué? Estas red flags como que no las vivía, era adaltónica un rato, así que bye, inmediatamente, pero en este contexto estamos hablando, estamos hablando de una época en la que en Corea era legal abortar si era niña, porque era considerado un, ¿cómo se llama? Una dificultad, algo médico de que, en Corea la ley del aborto básicamente era de que si tienes un problema médico puedes hacerlo, si va a nacer mal el bebé, si estás en peligro tu vida, en ese entonces, no sé cómo es ahorita, no estoy actualizada, y si tú llegabas y decías, ah, es que estoy embarazada de una niña, o sea, vas a niña, ah, claramente es buena razón para abortar, y te daban chance, así que si estamos hablando en este contexto, obviamente la misma mujer no, no captaba de que, ah, pues mi género es menos, simplemente como de, ah, qué hueá, va a ser niña. Sí, sí, sí. Entonces, pues justamente por eso, como pues el aborto de niñas era legal, pues la mamá de Jiyong decidió abortar a ese bebé, y pues se menciona que ella va sola, o sea, la señora va sola y lo hace todo sola, y supongo que, no es como que lo mencione, pero supongo que me imagino que pues siguió su día normal, ¿sabes? O sea, como que no tuvo un día de descanso para reponerse ni nada. Sí, emocionalmente. Ajá, entonces, pues justo, bueno, esto es como un dato curioso, hasta 1988, ya como era muy notorio que había mucho más porcentaje de hombres naciendo, pues se promulgó una ley que les prohibía a los médicos revelar el sexo a los padres, para que ya fuera lo que fuera. ¡Deja de matarme! Sí, o sea, porque ya era de que desproporcionar la cantidad de hombres que había. Y por eso, ahora todo Asia está teniendo una crisis de que los hombres no encuentran parejas, porque no, no hay mujeres, y las que hay, tienen redes sociales, están más estudiadas, ya son de otros tiempos, y dicen, no manches, si yo soy la que tiene un buen nombre, es elegir, ¿por qué voy a elegir al vato que dice, la neta, las mujeres deberían vestirse de tal y tal manera? No manches. Se pusieron la seda en los cuellos. El karma, el karma les llegó. El karma es un vato. El karma es un dios, sí. Y bueno, total que lo único que puede hacer la mamá es pedirle disculpas a la bebé que no nació, y finalmente, después de años, ya llega el hermano, el varón que todo el mundo quería. El heredero. Exacto. Sí, sí, sí. Y después, pues como el salario del padre no alcanzaba, pues la mamá siempre estaba como buscando formas de poder aportar ingresos extra, ¿no? Y obviamente eran ingresos que no afectaron sus labores de ama de casa, ¿no? Porque, pues obviamente tenía que limpiar, tenía que cocinar, atender a los niños. Entonces lo que hacía era como, no sé si ubican como estas cositas que le ponen a la puerta abajo, como para que no se azote, como para que se detenga. Bueno, pues esas cintas, la mamá de Guillón como que las enrollaba, o sea, ella hacía los rollitos para que después pues ya las empaquetaran y todo esto, ¿no? Y pues como esto lo podía hacer desde su casa, pues a ella le venía bien. Pero pues claro que el papá iba a encontrar un problema de que olía muy feo la casa, olía a pegamento. Y que pues ya se buscara otra cosa que hacer porque pues no le gustaba que olía a pegamento. Entonces, pues la mamá dejaba de trabajar. Perdón, el señor que trabajaba, no me acuerdo, ¿qué hacía? Era funcionario. ¿Y no le gustaba con eso? Pues, es que recuerda que pues por esos años también había como crisis económica. Entonces supongo que, pues o sea, no alcanzaba. Pero sí, entonces pues le dice como de, pues perdón por darte una vida tan miserable en la que tengas que trabajar. Y la mamá es como de, bueno ya, entonces le dice a su jefe que no. Entonces, pues le dice a su jefe como de, bueno ya no voy a poder trabajar. Y el jefe es como, ay qué lástima porque tú eres como una de las mejores trabajadoras, ¿no? Entonces, pues la mamá en esta búsqueda de pues seguir queriendo aportar a su familia, empieza a estudiar estilismo y se vuelve como súper popular entre las vecinas, ¿no? Entonces, al punto en el que incluso cuando empiezan como a ver más salones, la respetaban tanto que como que no había como esta competencia desleal, ¿no? O sea, como que cada quien tenía sus clientes y ya, ¿no? Y también nos cuentan que la mamá era como de un pueblito y se fue a Seúl junto a su hermana para trabajar y que los hermanos pudieran ir a estudiar, ¿no? Que, o sea, que los hermanos fueran el orgullo de la familia mientras ellas se sacrificaban. Entonces, pues sus tíos se graduaron de medicina y el otro como policía, ¿no? Y pues la mamá le confiesa a J. John que siempre quiso ser maestra, pero pues que tuvo que renunciar a sus sueños para poder aportar a la familia, ¿no? Ay, lo que me choca de esto es que los hermanos ni le agradecen, es como que lo esperan. No es algo de que, no manches, mi hermana que hizo todo por mí. No, simplemente es algo que, pues, por supuesto que se iba a sacrificar. Soy hombre, obvio. ¿Esto de ver qué esperas un gracias? Sí, claro que no. Ay, sí, es la parte que me pone mal. Como que digo, ah. Pero bueno. En otros tiempos no hay que repetir la historia. Y bueno, en paralelo, pues cuando J. John está como en primaria, un niño la molesta, ¿no? Pero al punto en el que J. John se siente tan mal que llora y se pone ansiosa. Y pues por más que le dice a los maestros o a sus papás, pues nadie le hace caso. Como que le dicen, ay, es que tú le gustas al niño. Así va a ser, ¿no? Y ella no comprende por qué tiene que soportar eso. O sea, por qué tiene que soportar que le caigan el cabello, que le digan cosas. O sea, es como de, ¿por qué? ¿Por qué, sabes? Y pues finalmente como que ya dicen, bueno, ya nos hartamos de que te estés quejando si te vamos a cambiar de lugar. Pero realmente no fue porque... O sea, porque el niño se le hizo algo malo. Fue más porque te estás quejando. Sí, exacto. Y luego, finalmente se muda a una casa de tres cuartos, ¿no? Entonces, pues obviamente las hermanas tienen que compartir. Y su papá dice que el niño tiene que tener su cuarto solo porque claro que es hombre y necesita su privacidad. Y que las niñas compartan con la abuela, ¿no? Pero pues la mamá le dice que no. O sea, como que la suegra necesita su espacio donde no haga ruido. Donde pueda escuchar su radio y sus cositas. Entonces como que se sale con la suya. Ah, porque aparte también le dice, y aparte el niño todavía viene a vernos en la noche. Entonces, no, no, no, no, no. Que las niñas se queden con su cuarto, la abuela con el suyo y nosotros con el niño, ¿no? Y pues sí, o sea, finalmente les decora el cuarto a las niñas porque estuvo ahorrando dinero. Eso me parece como un detalle muy bello de la mamá, la verdad. O sea, como que... Y otra vez darle eso que yo no tengo. Ajá. Y pues ya cuando la abuela se muere, pues ya obviamente ese cuarto se le queda al hermano. Pero sí, ese pequeño detalle que tuvo la mamá de que dentro de sus posibilidades le hiciera a sus hijas como su espacio. Me pareció muy lindo, la verdad. Hermoso. Y luego pasamos como a la sección donde Jiyoung es como adolescente, mujer adulta. Que son los 1995 y los 2000. Y pues nos dicen que en su escuela las reglas de vestimienta eran como súper estrictas con las chicas. Y incluso menciona algo que creo que hemos visto en varios dramas. Del típico señor que solo ha vestido con una gabardina y de pronto se la abre frente a las chicas. Y entonces... Solo puedo recordar un drama en este momento. El de Reply o Respóndeme 1988. Justamente por esos años. Está basado en esos tiempos. Que la protagonista, un vato que está desnudo y solo tiene la gabardina puesta, se la abre. Y ella solo le dice... ¿Eso qué? ¡Está bien chiquito! ¡Yo esperaba verlo así no sé qué! Y pues básicamente le hace bullying al vato. El pervertido. Y se va. Y que después de que se va, ella se agarra llorando y se pone súper mal de lo que vio. Pero sí. Sí, pero se le impresiona. Pero también en el de... ¿Está bien no estar bien? ¿Te acuerdas? Uno de los pacientes... Sí, pero a eso iba. Sí, pero es un paciente de una clínica mental. O sea, no es en el mismo contexto de que lo estoy haciendo para imponerme para esto. Lo estaba haciendo porque realmente no estaba bien mentalmente hablando. Yo me refiero a ejemplos de dramas donde sea este contexto social. Solo se me ocurre ese de Respóndeme 1988. Y que se me hace curioso que justamente sea la época, ¿sabes? Como que sí, se me hace interesante. Ahorita que lo pienso. Pues bueno. O sea, es que tengo la sensación de que hay otro, pero no me acuerdo del nombre. Sí, me acuerdo, se los digo en un rato. Pero bueno, el punto es que hay... Hay una historia. Justo. El punto es que aquí, o sea, como que las chicas es tanta Marta que una vez que se topan con este tipo, como que lo amarran con las cuerdas, lo amarran y lo llevan. Y lo arrastran hasta la estación de policía. Y o sea, en vez de que... Y les meten a una botella. De hecho, las sancionan, las sancionan en la escuela. Y les dicen que no pueden ir a clase por una semana porque cómo van a ir arrastrando a un pervertido. Sí me sentí muy impotente porque cuando se reincorporan a la escuela las hacen escribir una carta de disculpa y las hacen limpiar los baños y el patio del colegio durante días. Sabes? O sea, es como... Impactante, verdad? No me acordaba de esa escena. Ah, sí, sí, sí. Lo estás contando. Y encima, aparte de eso, como que en clase, por ejemplo, los profesores les daban, les golpeaban la cabeza y les decían como que es que no tienen vergüenza, como que no tienen vergüenza, no tienen vergüenza, no tienen vergüenza, no tienen vergüenza, no tienen vergüenza, no tienen vergüenza, no tienen vergüenza, no tienen vergüenza, no tienen vergüenza, porque no tienen vergüenza como mujeres, son la vergüenza del colegio. Y es como... Pues solo se estaban protegiendo de un pervertido. ¿Qué querían que hicieran? Ah, ya está. Porque claramente al tipo, o sea, como que no vuelven a mencionarlo, sabes? Pero yo asumo que lo dejaron libre. O sea, no creo que lo hayan metido a la cárcel ni nada de eso. No, si acaso una nochecita en la cárcel, pero ahí en la de... La estación de policía, sabes? Ni siquiera una cárcel real, ahí en la que vamos en los doramas. Y aparte están bien limpias las ballenas, se ven bien cómodas. Y nada, se fue con sus cartas de disculpas, claro que sí. Ajá, y todavía... Qué horror. Pero bueno, el tema... Perdón, el tema también de la violencia de profesores, eso es otro tema, pero es un tema mundial, porque incluso aquí en México, cuando yo era 10 años, todavía le tocó. Este... Una maestra que le pegaba a los alumnos, pero el día que se cuenta que levantó la mano para darle un manotazo en la cabeza a mi hermano, pues este, este que fue educado por mis opas, diciéndole toda su vida nadie puede tocarte. O sea, tú nadie tienes derecho a hacerte esto. Pues le paró en el aire la mano, la mano de la profesora. Y dice, a mí no me va a estar, me va a estar pegando, a mí no me va a estar haciendo esto. ¿Quién se cree? Voy a hablar con mis opas, ahorita les hablamos, ahorita les hablamos a la directora. Y pues ya fue la última vez que levantó la mano a cualquier estudiante, porque pues ahora la directora la tenía bien chicadita esta maestra, porque ya era después de que se hizo ley, pero como que ella todavía tenía sus mañas de antes. Pero pues a mis papás y a mis tías, si les tocó feo el asunto de arrodillados en sal, levantando ladrillos, creo, en las manos. No, no, no, todo muy de terror. Y yo así, no manches, a mí me dejaban así en reclamo. Y ya. Y a nadie me tocaba, no manches. Me ponían el sello de platica mucho en clase. Sí. No, pon atención, que no puede ser. Sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí, 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