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The radio program discusses the fables of Jean de La Fontaine, a French writer from the 17th century. The fables reflect social inequality and corruption in French society. La Fontaine's style is influenced by classical literature and he uses animals as characters to represent human vices and virtues. The fables teach moral lessons and emphasize the importance of flexibility and humility. The program discusses specific fables such as "The Grasshopper and the Ant," "The Country Mouse and the City Mouse," "The Oak and the Reed," and "The Wolf and the Lamb." The style of the fables is simple yet refined, with clear and accessible language. Hola queridos amigos y oyentes de esta radio nuestra y querida, la radio del Trini, del Trinidad Sarroyo. Bueno, venimos ya de Navidad, hicimos un programa chulísimo de Navidad, ¿verdad? Sí, ¿lo habéis escuchado? Porque lo colgamos luego, ¿eh? Aparte de vuestras compañeras que estuvieron aquí haciendo actualizate, que estuvieron haciendo de duendes, pues luego hicimos más cosas, hicimos más espacios en ese programa y lo pasamos muy bien, y lo colgamos y lo escuchamos en Navidad. Bueno, pues después de ese programa ya no hemos vuelto a coger la radio y ya estamos en Enero y estamos con nuevas lecturas y nuevas aproximaciones a la literatura universal. En concreto, como seguimos avanzando, pues nos hemos puesto ahora a hablar de los cuentos y las fábulas hiperconocidos, porque son conocidos de todos desde que somos niños, pero que nunca nos hemos acercado a las verdaderas, ¿no? A los cuentos que de verdad no... No los edulcorados que nos ha contado Disney o que nos han contado nuestros papás, sino los de verdad. Bueno, para ello vamos a empezar por un autor del siglo XVIII, que es La Fontaine, que es conocidísimo por sus fábulas. Y tengo aquí delante a Diego, a Paula y a Alejandro, que se han trabajado muy bien las fábulas de La Fontaine y ahora nos van a contar un poquito de qué van, quién era el autor, qué hacía, qué época, etcétera, etcétera. ¿Empiezas tú, Diego? Sí, con el contexto histórico. Venga, adelante. La crítica a la vanidad social y la hipocresía en la sociedad francesa del siglo XVII. Las fábulas de Jean de La Fontaine se desarrollaron durante el reinado de Louis XIV en Francia, un periodo que se caracterizó por el auge del absolutismo monárquico, el esplendor de la corte y la influencia de la nobleza en la sociedad. Reflejan la desigualdad social, la corrupción en la corte y las dificultades económicas y sociales que enfrentaban las clases populares en la Francia del siglo XVII. La vida y sus costumbres estaban marcadas por el esplendor de la corte, la rigidez de las jerarquías sociales, la influencia de la nobleza y las duras condiciones de vida del pueblo. Bueno, el contexto literario. Se enmarca en la tradición de la literatura clásica con influencias de Esopo y Phaedro y su estilo refleja la elegancia y refinamiento característicos del periodo barroco en Francia. Jean de La Fontaine escribió sus fábulas en un contexto literario y social marcado por la influencia de la corte francesa, la búsqueda de mecenazgo y la crítica sutil a las injusticias y defectos de la sociedad de su tiempo. Algunos de los autores que comparten características similares son Roche Foucault, Molière y La Bruyere. Jean de La Fontaine fue un escritor francés del siglo XVII conocido por sus fábulas. Nació en 1621 en Château-Thierry y su obra literaria se caracterizó por su sátira social y su refinado estilo barroco. Y bueno, otras obras que tenía eran cuentos y novelas en verso y Los Amores de Sique y Cupido. Antes hablaba yo del siglo XVIII y hablaba del neoclasicismo, pero con La Fontaine estamos ahí a caballo entre el barroco y el neoclasicismo. Pero La Fontaine ya tiene mucho de neoclásico porque ya está intentando con todas sus fábulas ¿Qué intenta fundamentalmente Diego? ¿Darnos una enseñanza? Eso es una moraleja como solemos decir. Entonces está ahí ya presente el didactismo que va a ser lo propio de este siglo, del siglo de las luces. Y como bien nos has dicho, hay otros autores que van en esta misma línea. ¿Cuál es el país que en ese momento lo peta, por así decirlo? Pues Francia. Francia es el país que lleva la voz cantante en las letras. Y La Fontaine escribió en un francés muy claro, muy trabajadito y tal. Nos has hablado muy bien Diego de las fuentes. Las fuentes son Grecia y Roma, Pedro y Esopo. Entonces no inventa nada en especial, pero sí que le ha dado otro giro porque les actualiza. Esas fábulas de Grecia y Roma las trae a la Francia del siglo XVII y XVIII. Y ahí es donde hace su sátira, como tú has dicho, su crítica social. No me atrevo a decir eso de las personas, pero vamos a imaginar que las personas somos animales. A ver, ¿qué pasaría si tú que eres como un poco zorro, tú que eres como un poco cigüeño, tú que eres un poco cuervo? Bueno, esto ya en la tradición francesa, ya habíamos encontrado en la Edad Media los cuentos de Renard. Renard es el zorro, en el cual ya en la Edad Media se usaba a los animales para hablar de vicios sociales o de virtudes sociales. Bueno, pues muy bien, perfecto. Vamos a continuar entonces. Alejandro, sigues tú. ¿Nos cuentas de alguna fábula? A ver, ¿cuál has elegido dentro de todas las que habéis leído? He elegido tres. Una es La cigarra y la hormiga, que cuenta la historia de una cigarra que cantaba y se divertía durante el verano, mientras que la hormiga trabajaba duro almacenando alimentos. Cuando llega el invierno, la cigarra pide ayuda a la hormiga y éste no la ayuda, porque se está ahorrando de él. Claro, muy conocida esta fábula, ¿verdad? Oye, ¿no os da un poco de pena la cigarra? Al final y al cabo se lo busca. Él se lo busca. Tal y como lo cuenta la fonte, él se lo busca. Claro que sí, porque es muy algo holgazana, ¿no? Bueno, ¿cuál sería la moraleja, Alejandro? ¿Cuál crees tú que es la enseñanza de esta fábula, Alejandro? A ver, eso no lo tienes escrito por ahí, pero a ver, ¿qué pasa? Eh... ¿Que el que trabaja...? El que trabaja, pues... Obtiene su premio, ¿no? Obtiene su premio, y el que no trabaja no tiene premio. Claro, y luego no puede ir ahí diciendo, ay, dame, dame de lo tuyo. Hombre, tío, que tuviste todo el verano para almacenar grano, ¿no? Bueno, pues nada, ahí está esta fábula muy, muy conocida. ¿Qué puedes decirnos de los personajes? Así, muy rápido. Pues la cigarra representa la despreocupación y la falta de previsión, y la hormiga encarna la diligencia, el trabajo constante y la previsión. Muy bien, perfecto, Alejandro. Venga, ¿alguna fábula más? El ratón de ciudad y el de campo. Un ratón de campo invita a un ratón de ciudad a su hogar, pero a este último no le gusta el campo, y vuelve a la ciudad. Así, sin más. Dinos algo más, hombre. Que le va mostrando... Ahí se ponen, digamos, en contraste, por un lado, la vida del campo, ¿no? Y la vida de la ciudad. Dos tópicos. Un tópico que es el tópico del Renacimiento, ¿no? Y de los clásicos, que es el de la vida campesina, el Locus Amenus, y el de la vida retirada, que hemos visto ahora con Fray Luis de León, etc. Y se pone en contraste con otro tópico, que es el del progreso y el de la ciudad, ¿no? ¿Y quién sale ganando en la fábula? Podéis ayudar, Alejandro. A ver, ¿quién es? El ratón de campo, ¿qué es lo que dice después de estar en la ciudad? Que es verdad que la ciudad está más abastecida... Pues podrás mucho mejor al ser más tranquila, con más paz. Vale. O sea, que vuelve al tópico renacentista, ¿no? De una vida retirada, mejor, ¿no? Bueno, dice, en el campo no tendré tanto de todo, pero por lo menos estoy tranquilo, no estoy con peligros constantes, ¿no? Porque, ¿qué le pasa al ratón de ciudad? Que está poniendo los gatos continuamente y está... Y que todo el rato le está molestando. Claro, claro, claro. Venga. Y entonces, personajes, cuéntanos, Alejandro. El ratón de ciudad representa la vida urbana con comodidades, pero también peligros. Y el ratón de campo encarna la vida rural más simple, pero más segura. Muy bien, muy bien. Perfecto. Venga, otra fábula o otras dos. Te dejamos. A ver, Alejandro. La encina y la caña. Una encina se enorgullece de su fortaleza frente a una caña flexible. Sin embargo, cuando viene una tormenta, la encina se rompe mientras que la caña se dobla y sobrevive. Muy bien. Bueno, pues eso es muy significativo, ¿no? O sea, que la encina, que es muy fuerte, pero llega al viento y se la arranca, ¿no? ¿Y qué le pasa a la caña? Que se dobla. Se sabe adaptar. ¿Qué podemos decir de esta fábula, Alejandro? Que enseña sobre la importancia de la flexibilidad y de la actividad frente a la rigidez, destacando las virtudes de la humildad. Muy bien. Es decir, que a veces en la vida hay que tener mano izquierda y también tener, ser un poco flexible, y que se saca más a veces perdiendo, que por las fuerzas duras no siempre se saca todo, ¿no? ¿Vale? Bueno, es interesante. Y la última. Alejandro, a ver. El lobo y el cordero. El lobo encuentra a un cordero inocente y lo devora, porque el lobo es acusado de que devoraba a corderos inocentes, o sea... Y que es acusado y es verdad. Bueno, es verdad. Y, bueno, pues se encuentra con el cordero inocente y hablan sobre eso. Y al final acaba devorándolo. O sea, ¿qué pasa? Que aunque haya leyes, el fuerte dice, ten cuidado, que quieres que te proteja la ley, cordero, y que tienes toda la razón, pero ¿a los fuertes les vale la razón? No. ¿A que no? Claro. De esto habla esta fábula, es decir, vale, sí, confíase en la razón y confíase en las leyes, pero llegado a un punto, si te metes con uno muy muy muy fuerte, las leyes se las va a pasar por el forro. O sea, son consejos muy prácticos, eh, para la vida. Realmente, ¿no? ¿Vale? No debería ser así, pero lo cierto es que es así. Ten cuidado con el enemigo que te metes, ¿no? Muy bien. Que a algunos no les vale el derecho ni la razón. Vale, Alejandro. Y Paula, ¿tú nos vas a hablar del estilo? Sí. Venga, ¿cómo están escritas estas fábulas? Pues las fábulas de Jim de la Fontaine se caracterizan por su estilo literario y su contenido moral. Algunas de las características son, por ejemplo, la narrativa sencilla y elegante. Fontaine utiliza un lenguaje claro y accesible para todos los públicos, pero también lo hace bastante refinado. Utiliza también la personificación de animales. Los animales son los personajes principales en sus fábulas y actúan como si fueran humanos con acciones y diálogos. Y cada animal, pues, representa como un pecado, por decirlo así. Sí. Un defecto, algo que se puede cambiar, ¿no? Sí. En Enseñanzas Morales, cada fábula representa una moraleja, una lección debida a una reflexión sobre la naturaleza. A menudo estas moralejas se encuentran expresadas en forma de proverbios o frases célebres. Al final, ¿no? Sí. También hay una crítica social. Aunque estén escritas en un tono medio y enfocados los animales, las fábulas de la Fontaine a menudo contienen críticas sútiles hacia la sociedad de aquel entonces, hacia la política y hacia el comportamiento humano. Muy bien. Hay dosificación y ritmo. La mayoría de las fábulas de la Fontaine están escritas en verso utilizando diferentes formas métricas, como la taba o el alejandrino. Bueno, esto es muy interesante lo que dices, Paula, porque, claro, nuestras traducciones son en prosa. No apreciamos el verso. Habría que leerlas en francés para apreciar que están escritas en... Por eso, luego, Hidierta y Samaniego cogieron la idea de la Fontaine y muchas de sus fábulas las trajeron al castellano ya con verso, ¿no? Hidierta y Samaniego son dos autores nuestros del siglo XVIII. Venga. El uso de la métrica y el ritmo contribuye a la musicalidad y al encanto de sus escritos. Hay gran variedad temática porque las fábulas abarcan una amplia gama de temas, desde la astucia y la virtud hasta la moralidad y la ética. Además, hay combinación de fábulas clásicas reinventadas por nuevas historias creadas por él. En resumen, el estilo de las fábulas de la Fontaine se destacan por su habilidad para entretener y educar a través de una simple narrativa, la personificación de animales, la presencia de lecciones morales y una crítica social. Todo ello envuelto en un uso experto de la versificación y la métrica. Muy bien. Y además, fijaros, a la Fontaine le pasa como a Molière, que es otro autor que ya hemos visto y que es contemporáneo a él, que, hablándonos de lo más francés, porque al final es la sociedad francesa la que retorza con esos animales, resulta que nos está hablando de algo universal y atemporal. Porque esas fábulas, hoy las leemos y sirven para ahora perfectamente. Sí. Entonces, sabe hacer muy bien esa basculación, al igual que Molière, entre lo local y lo que va a ser atemporal y universal para todos. Bueno, pues nada, chicos, ¿queréis añadir algo más? No. Bueno, me hubiera gustado que lo hubierais leído en francés, pero como decís que francés no... No, no lo tengo. Bueno, es que es lo ideal, ¿eh? Ya os dije en clase que las fábulas de la Fontaine, leídas en francés, aparte de lo que tú has dicho, Paula, que apreciaríamos el verso, ¿no? Pues es que, claro, es un francés que tú también lo has dicho, pues muy elegante, muy bien hecho y muy sencillo, que no está reñido, es como Cicerón con el latín, ¿no? La prosa de Cicerón es muy elegante, muy bien construida, pero sencilla. Entonces, bueno, pues ahí nos da una lección de cómo se puede escribir para todos y escribir con elegancia. Pues muchísimas gracias, chicos, por acercarnos a la Fontaine y acercarnos a estas fábulas que son imperecederas, que siempre vamos a encontrar una enseñanza en ellas y que, bueno, pues nos ayudan, como siempre, a seguir amando la literatura. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org