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Biografia de los Chileneros

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The podcast episode of Mis Entornos focuses on Hernán Núñez and the chileneros, a group of singers who embodied the essence of Cueca Brava. Their history, marked by rebellion and authenticity, intertwined with the passionate lives of its members. The chileneros' music was centered around singing and the tradition of cueca, with a strong connection to the urban life of the "barrios bravos". They broke away from the solemnity of conventional folk music and embraced a form of cueca directly linked to urban life. Despite periods of inactivity, the chileneros left a lasting legacy in Chilean music. Their story invites exploration of cultural roots and celebrates artistic rebellion and authenticity. Hola curiosas y curiosos de misentornos.cl. En el espacio del podcast Mis Entornos hoy dedicaremos un espacio aún grande del folclore. Hernán Núñez y los chileneros. Los chileneros, ese emblemático grupo de cantores que encarnaron la esencia de la Cueca Brava, se erigieron como un faro luminoso en el firmamento de la música popular chilena. Su historia, marcada por la rebeldía y la autenticidad, se entrelaza con las vidas apasionadas de sus integrantes, quienes dejaron una huella indeleble en la escena musical del siglo XX. El corazón de los chileneros latía al ritmo de la voz potente y el tañido de los instrumentos de Hernán Núñez, un poeta popular y autor de gran renombre. Junto a él, Luis Hernán Araneda, Raúl Lizama, Eduardo Mesías, Carlos Navarro y otros músicos talentosos formaron un conjunto que se destacaba por su registro vocal alto y la tradición del canto a la rueda, una práctica siempre viva que resonaba en las entrañas de Santiago Viva el Paraíso. La formación de los chileneros no obedecía a las estructuras convencionales de grupos fijos, sino que surgía de asociaciones espontáneas de cantores, conocidas como lotes. Estos lotes, como los chileneros, no se limitaban a un proyecto profesional establecido en escenarios, sino que encontraban su verdadero espacio en las canchas de los barrios bravos, donde la cueca adquiría su significado como práctica social. La relevancia de los chileneros no residía únicamente en sus registros discográficos, sino en sus experiencias y en su conexión directa con la vida en la ciudad moderna. Rompieron con la solemnidad de la música folclórica convencional, encarnando una forma de hacer cueca directamente ligada a la vida urbana. Su práctica musical se centraba en el canto, con un fuerte anclaje en la tradición oral y una celebración desbordante en la vida cotidiana de los barrios bravos. Antes de convertirse en los chileneros, Hernán Núñez, apodado «El Nano», y sus compañeros ya habían conocido la cueca en los barrios atestados de conventillos de la Estación Central en la década de 1920. Surgieron de oficios variados, instrucción callejera y la aspiración compartida de ser buenos cantores de cueca, convirtiéndose en creadores apreciados por sus letras y melodías. Luis Hernán Araneda, apodado «El Baucha», desde su infancia se movía por el sector de la Estación Central, animando la venta de sandías con su precoz cualidad vocal. Raúl Lizama, conocido como «El Perico», fue otro pilar del grupo, destacándose como pianista, guitarrista y hábil ejecutante de otros instrumentos. Eduardo Mesías, un comerciante que cantaba cuecas, quedó inmortalizado como uno de los mejores animadores de la música chilenera. Carlos Navarro, apodado «El Pollito», aprendió a tocar el acordeón de botones a una edad temprana y se convirtió en un conocido músico y cantor. Su vida, marcada por el abandono del colegio para trabajar en fondas, fiestas y burdeles, lo llevó a interpretar no solo cuecas, sino también valses, boleros, tangos y tonadas. En 1967, los chileneros dejaron su huella con el álbum «La Cueca Centrina», seguido en 1968 por «La Cueca Brava». Estos trabajos cristalizaron la esencia de la cueca chilenera, una expresión vibrante y auténtica del folclore urbano. La categoría de «Cueca Brava» se instauró con el disco homónimo, destacando la habilidad de Hernán Núñez para narrar la vida delictual y los ambientes de la cueca. Aunque hubo cambios en la formación a lo largo de los años, los chileneros continuaron su legado en la década de 1980 con la cinta «Por los Barrios Bravos». A pesar de los periodos de inactividad, el grupo resurgió en el nuevo milenio con presentaciones en vivo y grabaciones, consolidando su importancia en la escena musical. El redescubrimiento de los chileneros en los años 90 generó un cruce intergeneracional, dando lugar a documentales, reediciones de discos y presentaciones en festivales. A pesar de las pérdidas, como los fallecimientos de Raúl Lizama en 2001 y Hernán Núñez en 2005, el legado de los chileneros perdura. Luis Hernán Araneda recibió el premio a la Música Nacional Presidente de la República en 2006, y el interés por su música se mantiene vivo en la actualidad. Los chileneros, con su estilo único y su conexión visceral con la realidad urbana, se erigen como guardianes de la cueca brava, una expresión auténtica que resuena en los corazones de aquellos que buscan la verdadera esencia de la música popular chilena. Su historia es una invitación a explorar las raíces culturales, a celebrar la rebeldía artística y a mantener viva la llama de la autenticidad en la música es la expresión de misentornos.cl. Hasta un próximo capítulo con un nuevo exponente del patrimonio cultural chileno.

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