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In 2003, the city of Santa Fe experienced a major flood caused by the Salado River. Manuel, a resident of the Barranquitas neighborhood, shares his experience. After days of heavy rain, the water started flooding the streets. That night, Manuel woke up to find his house rapidly filling with water. He quickly rescued his mother and fled to higher ground. They lost many belongings, including sentimental items like photos. The flood affected 43 neighborhoods, 1,200 blocks, and over 28,000 homes, impacting more than 130,000 people. Tragically, 158 lives were lost. The people of Santa Fe still remember this preventable catastrophe with a sense of injustice. La ciudad de Santa Fe, en el año 2003, sufrió la gran crecida del río Salado. El agua avanzó por un sector inconcluso de la defensa ubicada a la vela de la circunvalación oeste y llegó a los barrios de ese sector. Ahora nuestro entrevistado, Manuel, que vivía en el barrio Barranquitas, nos cuenta lo que vivió en ese momento. Era de noche, ya hacía varios días que venía lloviendo un montón. Había muchas calles en la ciudad que se habían empezado a inundar. Bueno, me acuerdo que esa madrugada pasó que empecé a sentir que ya el agua estaba empezando a entrar a la casa. Esa noche el agua entró demasiado y muy rápido adentro de la casa. Y bueno, me acuerdo que me levanté y entré a chapotear entre el agua y ya me llegaba por debajo de la rodilla. Como te decía antes, me bajé de la cama. Me fui lo más rápido que pude hacia el dormitorio de mi mamá. Y bueno, y ella, del miedo, del susto, porque es como una señora grande producto de la medicación que ella tomaba, estaba como desvanecida, sosteniéndose de la cama, con el cuerpo inmerso en el agua. Esa es una imagen que no me voy a sacar nunca. Debido a que cada vez era más el agua, la reacción de Manuel fue agarrar poco de sus pertenencias e irse a refugiarse a otro lado. En mi caso agarré el auto, obviamente, subí a mi mamá primero que todo. Me subí al auto y fuimos para la zona norte. Teníamos familiares en aquellos lugares, yo los llamé, me dijeron que ahí el agua no estaba provocando inundación, era simplemente una lluvia. Entonces bueno, fuimos para aquel lado. Gracias a la cantidad de agua que había entrado, se perdieron muchas cosas, algunas de ellas con gran valor sentimental. Yo y mi madre teníamos unas cajas con fotos de cuando yo era chico, de cuando mis hermanas eran chicas, de mi papá, que yo lo perdí de muy joven. Pero sí, sí, se perdieron muchísimas cosas de valor económico y sentimental. Sin duda alguna, esto es algo que queda guardado en la memoria para siempre. La pérdida fue muy grande, no solamente estamos hablando de bienes materiales. Hubo mucha pérdida de cosas que tenían valor sentimental y eso no lo compras con nada. Y ni hablar de aquellos casos donde hubo gente que perdió la vida. Eso, como se dice, y puede parecer una falsa identidad, pero es una realidad. No tiene valor, es muy doloroso lo que le tocó vivir a todo el pueblo santafesino, tanto el que fue afectado directamente como indirectamente. Y bueno, sinceramente es una vivencia, una experiencia que, como a todos los que nos pasó, es inolvidable, en un sentido no muy grato. Pero bueno, marcó a las personas, marcó a la historia, marcó a la ciudad, marcó a la cultura del santafesino. Este hecho de la pérdida de agua, de la pérdida de la vida, Este hecho inundó 43 barrios, más de 1.200 manzanas, llevándose en más de 28.000 hogares, afectando más de 130.000 personas. 158 santafesinos y santafesinas que perdieron la vida por una catástrofe totalmente evitable y que el pueblo santafesino recuerda aún con un amargo sabor de injusticia.