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The main ideas from this information are: - The purpose of gathering is to affirm the truth of the Lord. - We should be prepared to defend this truth with wise meekness. - Some people oppose and preach a different Gospel. - The celebration of the Lord's Supper and baptism are discussed. - The importance of resting in the work of Christ is emphasized. - The significance of the Passover and the Sabbath is explained. - The knowledge of the completed work of Christ should bring rest, delight, and gratitude. - The Passover and the Lord's Supper are celebrations of life and the eternal provision of Christ. - We should speak about Christ with love and knowledge. - Exodus 12 is mentioned as a reading to understand the significance of the Passover. Summary: The purpose of gathering is to affirm the truth of the Lord and be prepared to defend it. The celebrations of the Lord's Supper and baptism are discussed, emphasizing the importance of resting in the work of Christ. Iglesia, ustedes saben que el propósito de nosotros reunirnos es afirmar la verdad del Señor en cada uno de nosotros. Pablo decía, perdón, el apóstol Pedro decía que estuviésemos preparados para cuando se nos demandase acerca del conocimiento de esta verdad, nosotros presentásemos defensa con sabia mansedumbre. Eso Paula me ayuda a googlearlo y nosotros ponemos la cita aquí atrás. Cuando Pedro dice que nosotros estemos preparados cuando se nos demande acerca de esta gracia para presentar defensa con sabia mansedumbre, no es que el Evangelio necesite ser defendido porque el Evangelio de Cristo es la verdad, Él es la verdad, pero si hay quienes se oponen y quienes predican otro Evangelio y nosotros muchas veces fuimos también, si se puede decir nosotros fuimos presa del desconocimiento. Gloria a Dios por estos escenarios, gloria a Dios por el ministerio que el Señor le ha confiado al pastor Albert que se ha defendido y se ha posicionado en Cristo cuando muchas veces se le ha tachado, me dijo alguien de la familia, que es esa herejía que ustedes predican y no es que me lo ha dicho una vez, me lo han dicho muchas veces porque la gente teme la libertad, la gente teme conocer la verdad, contrario a lo que el Señor Jesucristo dijo de conocereis la verdad y ella nos hará libre, ¿qué crees tu hermano David respecto al texto que hemos citado donde Pedro dice que presentemos defensa con sabia mansedumbre, por qué lo decía? Primero acotar que ese versículo es primera de Pedro 3.15 para los que están en multimedia, es primera de Pedro 3.15 y si efectivamente pastora vemos como hoy en día todavía hay personas que se resisten al mensaje de la gracia y Pedro lo que nos está diciendo es que tenemos que estar preparados, preparados para poder defender esta verdad que realmente si nosotros escudriñamos la escritura mucho, que nosotros lo defendamos, la misma palabra, da testimonio de estas verdades, el Señor Jesucristo lo decía, ustedes no creen en mí, le decía a los judíos, pero la palabra da testimonio de mí, la ley da testimonio de mí, los profetas hablaron de mí, entonces vemos que una interpretación que hace la gente de forma incorrecta, no queriendo entender la verdad que está allí. Así es, así es, porque parece que hay un temor reverente cuando yo quiero decir algo que sé que es la verdad y que ustedes conocerán la verdad y la verdad les hará libre, no porque lo diga yo o porque lo diga el hermano Davis, sino porque es una ley establecida en Cristo. Conoceréis la verdad y ella os hará libre. Usted diría, ¿por qué la pastora comenzó diciendo esto? Les digo, les dije que muchas veces nosotros fuimos presos, presas del desconocimiento y les voy a hablar en este particular de lo que es la celebración de la cena en Cristo o lo que se conocía como la Pascua, porque es, sí, era la Pascua, porque es uno de los beneficios del nuevo pacto. Y le digo así, ¿por qué nosotros debemos estar preparados? Yo fui criada en el Evangelio y hasta que llegué aquí, a esta congregación, yo pude celebrar lo que nos conocemos como la Santa Cena. Antes de llegar a esta casa de oración en ninguna de las congregaciones donde estaba, ahora, el tema del bautismo es un tema que nosotros tenemos que conocer a profundidad porque usted lo habrá leído en Mateos 3, donde también se dice que el bautismo de Juan era para arrepentimiento. No dice que era un requisito para poder tomar, para poder participar. Y en la iglesia institucional, en el celo de los hombres, por cuidar a quienes Cristo llamó a libertad, les establecen como norma cómo era la Pascua. ¿Y por qué le cité primero a Pedro? Porque Pedro dice que nosotros estemos preparados. ¿Preparados en qué? ¿Con la espada? ¿Preparados para salir a arrepender al hermano? No, preparados en cuanto al conocimiento. ¿Sí? Porque también dice la palabra del Señor que el bautismo de Juan fue, el bautismo de arrepentimiento fue hasta Juan. Desde entonces, desde entonces se dedica el reino. Entonces, nosotros debemos ser doctos en cuanto al conocimiento y no decir, ¿Por qué tú celebras la cena del Señor sin estar eh bautizado en las aguas? Ah, no sé, porque el pastor Álvaro, la pastora y lingua, el hermano David o o a mí me dijeron. No. Nosotros debemos conocer que en Cristo los que estamos en Cristo, Efesios lo dice, en él nosotros fuimos bautizados. En un espíritu, en una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos. Amén. El tema del bautismo, ¿Dónde, dónde? Lucas dieciséis dieciséis. Lucas dieciséis dieciséis, por favor. Tremendo ese versículo. Sí, sí, es una realidad poderosa. Lucas dieciséis dieciséis, por favor. Ahí está. Allí está. La ley y los profetas, ¿Qué dice? Léalo conmigo. El reino de Dios es anunciado y todos se esfuerzan por entrar en él. Qué glorioso que nosotros no nos tenemos que esforzar, sino deleítate en el señor. Y él concederá las peticiones de tu corazón. O sea, deleítate en la obra, deleítate en la gracia. Y en la verdad que es entrar al reino, ser participante del reino, ya no va a a suponer un esfuerzo personal, sino un regocijo en la obra que Cristo ya hizo por nosotros. Amén. Amén, pastora, sí. Mis hermanos, con esta introducción que ha hecho la pastora, yo solamente puedo pensar en el libro de Hebreos, ¿Vale? Porque hemos venido estudiando las riquezas del nuevo pacto, ¿Lo recuerdan? Con muchas características, pero él, fíjense, nosotros ahora tenemos todas las epístolas, pero en aquel entonces no se habían escrito todavía. Entonces él logra anunciarles a ellos la verdad de Cristo usando textos de la ley de los profetas, que eran los que existían, las figuras del Antiguo Testamento. Porque, como Jesús decía, todo eso habla de mí. Entonces el autor de los Hebreos, inteligentemente, les dice, vale, ustedes son judíos, ustedes conocen, ¿Verdad? Los rituales, la Pascua, el día de reposo, entonces yo voy a usar todas esas figuras para mostrarles cómo en Cristo se cumple todo esto. Y la semana pasada estuvimos hablando un poco de los años especiales, ¿Sí? De los años que eran agradables para ellos. Exactamente, en Cristo están cumplidos. Y ahora, pues hablamos también, lo que decías pastora, del descansar en la obra de Cristo, tiene que ver con el día de reposo. ¡Aleluya! Claro, porque eso también era una figura que Dios le dio a ellos. Yo siempre me he preguntado, ¿Por qué Dios le daba tanta importancia al día de reposo? Y era tremendo, mis hermanos. Si ustedes ven, ¿Cuál es el primer pecado que se rompió, que se quebrantó en el antiguo pacto? La primera persona que apedrearon, ¿Saben por qué fue? ¿Alguno lo sabe? La primera persona que apedrearon, o sea, Dios les da la ley, y dice, el que quebrante la ley, es la persona que fue apedreada, ¿No? Pues, no, no, no. La primera persona que quebrantó la ley fue un hombre que estaba recogiendo leña en el día de reposo. Y por eso, fue apedreado. Entonces, ustedes ven eso y dicen, ¡Wow! ¡Qué severa es la ley! Porque, él solamente estaba recogiendo leña, hacía frío, él quería calentarse con su familia, pero quebrantó el día de reposo. El día de reposo, Dios le daba mucha importancia. ¿Por qué? ¿Por qué llegar al extremo de matar a una persona, simplemente por recoger leña el día de reposo? Porque Dios quería dejarles claro la importancia que era descansar, para que algún día, cuando Cristo viniese, entendiesen que el descanso, como mencionaba la pastora, se cumple en Cristo. Aleluya, amén, amén, así es. Y usted sabe que el propósito de estos espacios es que el conocimiento de la obra consumada en Cristo, produzca en nosotros reposo, deleite, gratitud. Porque uno, mientras más conoce, más ama. ¿Sí o no? Entonces, les decía que, yo decía, ¿Por qué, si yo quiero celebrar la cena del Señor, por qué no me dejan? Entonces, claro, yo por mucho tiempo no tenía tiempo de tomar, porque también para ser bautizado, tenías que someterte a unas clases de dos meses. Entonces, yo a veces las tomaba y no te va trabajando, y cuestiones así. Y eso me recuerda al ejemplo, o lo relaciono con el ejemplo que acabas de poner, la primera persona que fue apedreada. ¿Sabes por qué? Porque muchas veces, nosotros, la Iglesia de Cristo, nos enmanoseando y maltratando, al Cristo, les otorgó la libertad. Gloria a Dios, que Él nos da el conocimiento, para que en amor, nosotros pongamos estas verdades. Amén. Ahora sí, vamos a introducir, y yo le digo esto, porque es necesario que nosotros sepamos, ¿Por qué celebro la Pascua? Señor, es un mero rito, es una costumbre que yo tengo que seguir, o lo hago como, por ejemplo, cuando una persona celebra el cumpleaños, cuando una mamá celebra el cumpleaños de un hijo, ¿Qué está celebrando? La vida, la vida misma. Y nosotros celebramos el Día del Padre, el Día de la Madre, el Día del Amor, el Día de la Navidad, ¿Por qué no celebrar la Pascua al Señor? ¿Por qué no celebrar con gozo lo que es la Cena del Señor? Y se constituye Cena, no es una comida que a vida eterna permanece. Por eso dice el Señor, el que me come, el que come a mí, el que come el pan de vida, el que come del conocido, nunca más tendrá hambre. Y si seguimos uniendo la palabra, porque siempre lo decimos, hay un hilo conductor en las Escrituras, desde Génesis hasta Apocalipsis, y ese es Cristo. Él era el árbol de la vida, del cual debíamos comer. El maná, Él los dio y no puso requisitos, no dijo bautícense primero, Él es el maná, Él es el agua de la roca, y nunca hubo un requisito. Por eso en Isaías usted ve y dirá, vengan a comprar pan sin dinero. O sea, esto es gratuitamente. Y lo que nosotros queremos, y el Señor conoce, por eso nos ha confiado la libertad de esta gloriosa palabra, es que usted cuando hable de Cristo, cuando usted le presente el precioso camino de salvación a las personas, no les pongamos... No discutamos con el conocimiento, con el conocimiento hablemos desde el amor. Amén. Vamos a leer Éxodo 12. Ustedes saben que a mí me gusta leer, a veces me paso, leo mucho. Éxodo 12, y yo lo hice, lo he compartido varias veces en la congregación, porque yo decía, Señor, yo sé que así, como yo quería celebrar la cena, como yo quería participar y no me dejaban, yo sé que hay mucha gente con limitantes humanas, con limitantes que parecen santas, que parecen buenas, pero que lo que hacen es entorpecer y estorbar la verdadera libertad en el conocimiento. Amén. Perdón, Éxodo 12 dice, Éxodo 12, 1. Es importante, y usted tiene comprensión lectora, yo sé que sí, pero es importante que cada que usted lea la palabra, usted tiene que quedarse con quién inicia la conversación, quién inicia, de dónde nace, porque la fuente de esta celebración que ya había sido preparada en la eternidad llega a este tiempo y dice así, habló Jehová, diga conmigo, habló papá, habló Jehová a Moisés y a Arón, en la tierra de Egipto, no en el centro de la iglesia tal, ni en la iglesia pascual, no, en la tierra de Egipto, y diciendo, este mes os será principios de los meses, para vosotros será este el primero en los meses del año. ¿Por qué para vosotros será este el primero en los meses de los años? Iglesia, la cosa en el mundo es que por Semana Santa se sigue celebrando la Pascua, pero qué glorioso que el Señor no señala un mes con un nombre, sino un principio, sino un inicio, una reforma, un orden, y le dice este, este mes será principio de los meses para vosotros, este será el primero en los meses del año. Hablad a algunos, a los que se portan bien, a los que dan diezmo, a los que usan falda larga, al que no chismea, al que no está en discusión con el hermano, ¿qué dice? Léalo conmigo iglesia. Hablad a toda la congregación de Israel. A toda, y esa y ese todo es todo, a toda la congregación de Israel diciendo, en el 10 de este mes tome cada uno un cordero según la familia de los padres, un cordero por familia. Diga conmigo, porque la verdadera unidad se vive en casa, aquí celebramos juntos como congregación de los santos, pero dijo, háblale a toda la congregación y dile que se vayan a sus casas, porque es en casa, es sentado a la mesa, es en las reuniones y en la intimidad de la familia que se debe celebrar esta verdad gloriosa que el Señor ha dado. Amén. Dice un cordero por familia, mas si la familia fuere tan pequeña que no bastan para comerse el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomará uno según el número de las personas, conforme al comer de cada hombre haréis la cuenta sobre el cordero. Cada animal será sin defecto, macho de un año, tomareis, dorce y así. Usted lo va a seguir leyendo porque usted está aprendiendo acerca de las costumbres que ellos tenían. Haré lo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias. Ejecutaré mi juicio sobre todos ellos. Yo Jehová, lo firmo y lo hace yo, la sangre os será por señal en la casa donde vosotros estéis. Y veré la sangre y pasaré de vosotros y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto. Iglesia, mire, ahí hay un principio, hermano David, y yo sé que el Señor te va a dar para eso. Era la señal y en ellos no iba a haber plaga ni mortandad. O sea, si la sangre de aquel animal, sombra y figura de Cristo, era el freno para que el espíritu de muerte no entrara, ¿cuánto más la sangre del pacto eterno? Nosotros, los que tenemos y los que hemos sido en Egipto, ¿y por qué nosotros vamos a ser participantes de la cena del Señor? Este es el conocimiento que el apóstol Pedro hablaba. Esto es una verdad gloriosa entre muchas. ...para cruzar las riquezas del nuevo pacto en Cristo. Amén, amén, wow. Lo que acaba de leer la pastora es que esto es una figura muy profunda. ¿Ustedes recuerdan que Caín mató a su hermano Abel? Cuando él lo hizo, pues derramó sangre. Yo creo que fue la primera vez que yo vi la sangre de Abel en la espalda de Abel. Y Dios le dice, Caín, la sangre de Abel está clamando por justicia. O sea, yo me imagino que cuando Caín veía la sangre de Abel, como la sangre de Abel clamaba, hazme justo, viene en representación de esa pascua, derrama su sangre por nosotros. ...que derramó su sangre, todo aquel que cree en él, nosotros que hemos creído en él, su sangre ahora nos cubre. Entonces Dios, cuando nos ve, ve la sangre de su hijo. Como cuando miraba Caín, veía la sangre de Abel que clamaba. En Hebreos hay un versículo tremendo que dice, la sangre de Cristo que clama mejor que la sangre de Abel. Y hace alusión a eso, porque ahora Dios nos ve a nosotros. Nos ve cubiertos por la sangre de su Hijo. Y la sangre de su Hijo clama a favor, porque dice, Amén, Amén. Aleluya, Aleluya, Amén, claro que sí. Es importante, hermano, que nosotros conozcamos estas verdades que son gloriosas para que nadie, dice la palabra de Dios, nadie nos perturbe por cartas, por sueños, por opiniones, por imaginaciones. Sino que nosotros nos vamos a la legalidad de lo que está escrito. Moisés mismo lo dijo, porque los misterios pertenecen al Señor. Pero lo que está escrito para nosotros es lo que escribió. Amén. Usted sigue leyendo, y lo leerá ahí en Éxodo 12. Y el Señor le dice, así la celebraréis y así la comeréis, con un bordón en la mano y puestos nuestros calzados. Eso es preciosísimo, porque ahí lo que está diciendo es que estemos preparados para siempre llevar el glorioso Evangelio. Dar a anunciar a los otros que, mira, yo estaba en esclavitud, yo estaba ajeno a este pacto glorioso, yo no sabía que para mí se había preparado una celebración tan bella, y el Señor me sorprendió así como sorprendió a aquellos en la tierra de Egipto. Si usted lo sigue leyendo, allí lo dice, y también hacemos referencia cuando Pablo dice, ceñidos nuestros lomos con la verdad, y puestos nuestros calzados con el apresto del Evangelio de la paz. Calzados nuestros pies. O sea que estemos siempre prestos a llevar estas buenas noticias de salvación y de gozo, tal cual como usted las recibió. Yo particularmente las recibí sentada en una silla, porque el pan de vida se come así, en el reposo, en la quietud. Con lo cual, así también nosotros, los recibimos de gracia, démoslos de gracia. Provoquemos lugares donde nosotros podamos sentar a una persona y decirle, Cristo te amó, te justificó y te santificó y te apartó para Él. Dio a su Hijo para que en Él tú tengas reposo, para que en Él tú tengas vida, para que en Él tengas confianza, para que celebre su fidelidad, su amor que es inmutable, incambiable. Y allí el Espíritu Santo de Dios comenzará a llenar su boca. Amén. ¿Nos están siguiendo? ¿Sí? ¿Está tomando nota? Vale. Número 9. Si usted sigue leyendo, ya usted sabe que el pueblo de Israel salió y comenzaron a marchar. Y cuando empezamos a leer, el Señor les dijo, el segundo año de cada año, por esta fecha ustedes celebrarán. Amén. Llegados a este tiempo, el pueblo de Israel ha salido con mano poderosa y extendida. Lo sacó el Señor, abrió delante de ellos, hizo prodigios y milagros. Y diga conmigo, papá se acuerda de esta gloriosa celebración y de esto. Mire lo que dice. Número 9-1. ¿Quién volvió a hablar? El Rey de Reyes y Señor de señores. Mire lo que dice. Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí en el segundo año. En el segundo año de su salida de la tierra de Egipto. En el mes primero diciendo, los hijos de Israel, ¿qué dice? A su tiempo. Diga conmigo, celebrar. A su tiempo. No dice hacer, es celebrar. Cada vez que nosotros venimos, y nosotros lo hacemos una vez al mes. Iglesia, cuando usted tenga la oportunidad, hágalo sentado a la mesa. Con sus hijos, con su esposo, llame a algún vecino y celebre la cena del Señor. Porque eso es celebrar. Que Cristo quiso entregarse, poner su vida en propiciación por nosotros. Amén. Entonces dice, el segundo año celebrarán la Pascua a su tiempo. En el decimocuarto día de este mes, usted sigue viendo que son los mismos días, los catorce días. Dice, los celebraréis a su tiempo conforme a todos sus ritos y conforme a todas sus leyes las celebraréis. Habló Jehová a los hijos de Israel para que celebrasen la Pascua. Celebraron la Pascua en el mes primero, a los catorce días, en las dos tardes en el desierto de Sinaí. Conforme a todas las cosas que mandó Jehová, así hicieron. Diga conmigo, así hicieron. Los hijos de Israel. Y mire este pero, que es un pero santo. Mire, vamos a leer el seis. Pero hubo algunos que estaban inmundos a causa de muertos. Usted conocerá la ley que los que estaban inmundos de muertos no se podían acercar al campamento, sino salir, ser purificados. Dice, hubo algunos que estaban inmundos a causa de muertos y no pudieron celebrar la Pascua aquel día. Y vinieron delante de Moisés. Diga conmigo, un hombre tiene que tener el conocimiento de la reconciliación y del deseo del Señor para que pueda ser útil. Mire lo que dice, ellos vinieron delante de Moisés y delante de Aarón aquel día. Y le dijeron a aquellos hombres, nosotros estamos inmundos por causa de muertos. ¿Por qué seremos impedidos de ofrecer ofrenda a Jehová a su tiempo entre los hijos de Israel? Y Moisés les respondió, mire lo que le dijo. Ya la ley fue dada, esto está cerrado, como dice el pastor Albert, aquí no hay más nada que hacer. Ustedes no saben lo que está escrito, él no fue rígido en cuanto a la ley. Sino que, diga conmigo, un buen ministro de Cristo, una expresión viva de Cristo, ante toda situación lo primero que hace es consultar al que vive y reina. Mira, por eso dice, entonces Moisés les dijo en el 8, esperad y oiré lo que ordena Jehová acerca de vosotros. ¿Y quién respondió? Nosotros somos colaboradores. Y habló Jehová a Moisés diciendo, habla a los hijos de Israel diciendo, cualquiera, aleluya, cualquiera de vosotros o de vuestros descendientes que estuviera inmundo por causa de muerto o estuviera de viajes lejos celebrará la Pascua a Jehová. En el mes segundo, los 14 días, no dejará el animal. Y en el 13 nos tiene que llamar la atención porque dice, más el que estuviera limpio y no estuviera de viaje, si deja de celebrar la Pascua, la tal persona será cortada de entre su pueblo, por cuanto no ofreció a su tiempo la ofrenda a Jehová, el tal hombre llevará su pecado. Esto es muy tremendo. Mira, el día que yo lo leí yo decía, Señor que gloriosa es tu libertad, que glorioso es el conocimiento, que glorioso es ver, porque aquí también estamos viendo a Cristo. Porque el misterio escondido aquí, el centro de la enseñanza no era el becerro, no era el animal, porque el animal solo era figura y sombra. El centro de aquí era el creerle a Dios, el obedecerle, que es mejor que los sacrificios. Y yo digo, wow, Señor, que cosa tan tremenda, porque sabes que muchas veces, tú lo habrás oído hermano David, ustedes lo habrán escuchado, llegó una persona nueva a la congregación y ya lo van a dejar celebrar la cena del Señor. Y no saben quién es y está en fornicación, en adulterio, si los elementos no son mayor que la sangre derramada en aquel Golgota. Si el pan figura de Cristo no es mayor que el cuerpo que fue molido en aquella cruz, tomando el lugar del hermano que nos está visitando o de la persona que quiere tomar la cena del Señor. Entonces, ¿por qué ese celo santo? Porque allí hay una media verdad. Y es que el que no tiene conocimiento pleno de lo que está haciendo es como dice el pastor, tiene verdades a media y una verdad a media es una mentira absoluta y rotunda. Por eso nosotros tenemos que ser conocedores, para que cuando se nos demande de este pacto glorioso y de las riquezas de este pacto, nosotros con conocimiento, con sabiduría, con alegría y gozo, porque no fuimos nosotros. Fue Él el que lo hizo todo. Amén. Y es tremendo, porque honestamente yo no había leído con detalle este capítulo, pero es cierto que Dios nos está mostrando que Él no hace acepción de personas. Correcto. Porque lo que tú decías, pastora, había un grupo de personas que no cumplían con ciertos requisitos que exigía la ley, pero Dios no les dijo, bueno, ustedes quedan fuera, no tienen derecho a celebrar la Pascua, no. Ellos deseaban, ellos decían, queremos participar. Y Dios decía, todo aquel que quiera participar, que lo desee, lo podrá hacer, aunque estuviese inmundo por haber tocado un muerto. Porque con el corazón se cree para justicia. Amén, amén. No con el cuerpo, no con este cuerpo de carne, este cuerpo que está sujeto. Y ese cuerpo de muerte representaba los deseos pecaminosos de la carne. Así es, y Dios los incluía, los incluía. Y eso es una figura de la hora donde Dios ha incluido a todo aquel que cree en Cristo. Aleluya. Y lo tremendo, el último versículo que leías, pastora, decía que si una persona no celebraba la Pascua un año, quedaba cortada. O sea, que ellos cada año tenían que volver a celebrar, volver, porque un año que fallara, fuera. Pero nosotros, lo más glorioso es que Cristo murió una sola vez y para siempre. Su sangre fue derramada una sola vez. Aleluya. Eso quiere decir que Dios nos incluyó una vez y para siempre, porque nadie nos va a sacar de su sangre. Por eso es que Dios no nos corta, no nos corta de su pacto, porque estamos en Cristo. Aleluya, aleluya. Y aquí también en el 14 usted ve como ya venía el Señor mostrando a los hombres la reconciliación en Cristo. Dice, y si morare con vosotros, extranjero, y celebrare la Pascua a Jehová, conforme al rito de la Pascua y conforme a sus leyes la celebrará. Un mismo rito tendréis, aleluya, tanto el extranjero como el natural de la tierra. Para que se cumpla lo que el apóstol Pablo dijo. Ustedes que estaban extraviados, ustedes estaban ajenos de las promesas, ustedes estaban alejados de la ciudadanía de Israel. Pero Dios por medio, Efesios 2, por medio de la sangre de Cristo hizo de los dos pueblos uno. Para que en él andemos, en esa justicia, en ese amor, en esa paz. Bendito sea su nombre, bendita sea su gracia, bendito propósito y bendita verdad gloriosa la cual es Cristo. Iglesia, para que en esto yo siempre soy reiterativa, porque decía el apóstol, también los apóstoles decían, nosotros sabemos que ustedes conocen estas cosas. Pero a nosotros no nos es graboso, verdad, aleluya. Y todo esto toma sentido, nos vamos a Lucas. Estamos entendiendo que la Pascua al Señor, que es lo que hoy nosotros conocemos como la cena del Señor. Es una fiesta, es un motivo de celebrar a Cristo, por eso hoy se dice celebraréis la Pascua. Aunque en el mundo la gente se dice de morado y es un tiempo triste y feo y oscuro. Nosotros no lo celebramos así porque el conocimiento produce en nosotros gozo, amén. Vamos a leer Lucas 22, 14 al 23. Por favor, Lucas 22, ajá, ahí está. Fíjense, llegado el tiempo, dijo el Señor Jesucristo, el tiempo ha llegado. La hora se ha cumplido cuando Él comenzó su ministerio. Es decir, yo, el cordero que quita el pecado del mundo, como dijo Juan. La verdad, el que viene a tomar el lugar de David, el que viene a tomar el lugar de Ilín. El que viene a tomar el lugar de Saqueo, de Barrabás, del ladrón de la cruz, de Felicita, de Iris, de todo el que escuche. Llegó y habitó entre los hombres. Y mire lo que dice, Lucas da testimonio de lo que dijo el Señor. Llega nuevamente el tiempo de la Pascua, que es cuando toman al Señor, sí. Y dice, cuando era la hora, se sentó a la mesa. Y con Él, los apóstoles, siguiente. Y les dijo, mire lo que les dijo. Léalo conmigo, iglesia, diga. ¿Cuánto era comer con vosotros esta Pascua? Hasta que padezca. Aleluya. Porque os digo que no la comeré más hasta que se cumpla en el reino de Dios. Aleluya. Anhelamos ese glorioso día cuando celebremos con el Señor. Y cuando nosotros podamos conocer, como fuimos conocidos. Cuando nosotros le podamos ver cara a cara. Mire, era un deseo del Señor. ¿Cuánto he deseado? Esta es la verdad. A cobrar sentido. Ahora todo va a tomar la edad. Porque mientras el testador vive. ¿Qué dice la palabra de Dios? No puede el heredero celebrar, ministrar la herencia. Ven como toda la gloriosa verdad en Cristo. Lo que produce en nosotros es gozo. Lo que la gente en el mundo recuerda con dolor y con aflicción. La muerte, la adicción. Para nosotros es un motivo de gozo. Porque en esta se estaba librado lo que humanamente yo no podía y usted no podía. Amén. Y el deseo del Señor estaba cumplido. Él nos dijo. ¿Cuánto he deseado celebrar esta Pascua? Amén. Siguiente. Dice. Y habiendo tomado la copa, dio gracias y dijo. Tomad esto y repartidlo entre vosotros. Siguiente. Porque os digo que no beberé más del fruto de la vid hasta que el reino de Dios venga. Siguiente. Y tomó el pan y dio gracias y lo partió y les vio diciendo. Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado. Haced esto en memoria de mí. Es decir, iglesia, cada vez que nosotros celebramos la cena del Señor. Estamos diciendo, Padre, gracias. Porque lo que tú te propusiste en la eternidad y lo fuiste dispensando en tiempos y en, sí, en tiempos, en eras y en edades, era a Cristo. Y llegada esta gloriosa hora, todo toma sentido. Amén. Y nosotros, para nosotros debe ser un motivo de gozo. Y todo el que está gozo, todo el que está en una fiesta. ¿Quién es mezquino en una fiesta? Nadie. Se sirve en la mesa para que los invitados coman. Así es. Se les da la mejor atención. Eso es lo que nosotros como iglesia debemos aprender. Que cada vez que nosotros nos reunamos, ya no solamente el día de la cena, de la celebración. Sino que cada vez que nos reunimos como cuerpo, como congregación de santos, es darle la mejor atención al hermano. Y no estar pendientes si me miró, si me abrazó, si me quiso, si me quiere o no me quiere. Sino darle el pan, compartir el pan de vida con ellos. Amén. Amén. Pastora Gil, mientras te voy escuchando, voy besando tantas cosas. La verdad es que yo sigo leyendo y si no me estrenas. No, no, es que es tremendo porque... Es hermoso. A ver, me gustaría leer con tu permiso, pastora, un par de versículos. Juan 19, 14, por favor. Fíjense, mis hermanos. La Pascua era, bueno, está más que claro que era una figura de Cristo, el Cordero de Dios. Pero es tremendo porque cuando Jesús murió en la cruz, era la celebración de la Pascua. Era en esa misma fecha. Porque Dios estaba entregándoles el verdadero Cordero, que era Jesús. Aleluya. Pero los judíos tenían arraigado una ley, una tradición. Una tradición. Que ellos tenían delante de sí mismos al verdadero Cordero, que era Cristo. La razón por la cual Dios les había dado la Pascua. Pero no fueron capaces de discernirlo. Y fíjense, como habla aquí Juan, cuando relata la crucifixión de Jesús, Él dice, fíjense, era la preparación de qué cosa? De la Pascua. Y como la hora sexta. Entonces, este es Pilato, que está hablando, dijo a los judíos, he aquí vuestro Rey. Cuando nosotros leemos eso, era la preparación de la Pascua. Pilato les muestra a Jesús y les dice, he aquí vuestro Rey. Ahí están todas las señales claras. Él era el Cordero. Aleluya. Pero vamos al versículo 31 de ese mismo pasaje. Los judíos estaban tan sumergidos en su tradición, que ellos no fueron capaces de ver que Él era el verdadero Cordero. Y fíjense, estaban tan apresurados por ir a celebrar la Pascua tradicional, que querían terminar con la crucifixión rápido. Entonces decía, los judíos, por cuanto era la preparación de la Pascua, a fin de que los cuerpos de los que estaban crucificados, no quedasen en la cruz en el día de reposo, pues aquel día de reposo era de gran solemnidad, rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas y fuesen quitados de allí. ¿Qué pasa? Ellos no podían seguir porque tenían que celebrar la Pascua. Entonces dijeron, bueno, si nos vamos a celebrar la Pascua, ellos se van a escapar. Entonces vamos a quebrarles las piernas, para saber que se van a quedar allí, o sea que se va a cumplir el propósito y nosotros nos vamos a celebrar nuestra Pascua. Pero es tremendo como ellos, teniendo la razón de la Pascua, que era Cristo mismo, no se daban cuenta. Crucificaron al Cordero de Dios y se fueron a sus casas a celebrar una Pascua tradicional. Y mis hermanos, lo mismo pasó hoy en día. Mucha gente se aferra a la tradición y no se dan cuenta de la esencia, de lo que representa Cristo. Por eso ocurre lo que tú mencionabas, pastora. Descartamos a la gente y decimos, no, tal persona no puede celebrar la Santa Cena porque no está bautizado, o porque ha hecho tal cosa. ¿Quiénes somos nosotros? Cuando leías en Éxodo, pastora, decía, la sangre os será por señal. La sangre de Cristo es nuestra señal. En el tiempo de la ley, todo aquel que veía una casa manchada con sangre, en esa época sabía que había una familia judía que estaba celebrando la Pascua, porque era la señal. Lo mismo pasa hoy en día. Todo aquel que está en Cristo, la señal es la sangre. ¿Quiénes somos nosotros cuando vemos a alguien que está cubierto con la sangre de Cristo? Comprado. Comprado. Comprado, exactamente. Porque fuisteis comprados a preceder sangre. Totalmente. ¿Quiénes somos nosotros cuando alguien está con la señal de la sangre de Cristo en decirle tú no puedes celebrar la cena? Correcto. No tenemos el derecho, porque Dios es el que lo ha comprado con la sangre, lo ha marcado, le ha dado la señal eterna. Esta persona está incluida porque está sellada por el Señor. Aleluya, aleluya. Vemos como nuestras tradiciones quieren anular la obra de Dios. Lo mismo que pasaba acá. Las tradiciones de ellos no les dejaban ver. Marco 7, el Señor les dice, por vuestras tradiciones invalidáis mi pacto. Iglesia, que no seamos nosotros hallados por tradiciones, por costumbres denominacionales, por enseñanzas de hombres invalidando el pacto del Señor. Yo quiero cerrar con esto, y ahí te doy la palabra para que el Espíritu te ministre. Usted sabe que si usted sigue leyendo en Hechos, y Hechos es un libro que es de transición, donde ellos acaban de vivir todas estas cosas y ahora las tienen que digerir, llega el concilio de Jerusalén y ellos se tienen que poner de acuerdo qué van a enseñar a la iglesia. Léase el concilio de Jerusalén en Hechos 15. Pero antes de llegar al concilio de Jerusalén, a mí me gustaría que usted como una persona sabia y que escudriña lo que se le enseña, usted lea Hechos 12. Le digo por qué. Porque el pueblo judío, tal como lo ha leído mi hermano David, el pueblo judío seguía celebrando por tradición. Y diga conmigo, yo no puedo vivir. Diga a la iglesia, yo no puedo vivir la vida de Cristo por tradición. Diga, yo tengo que vivir la vida de Cristo por convicción, con seguridad, con certeza, con libertad. Amén. El pueblo judío seguía celebrando el rito de la Pascua como lo vemos hasta el día de hoy en la tradición del mundo. Y nosotros no podemos caer, deslizarnos en ese tipo de actividades, sino que todo lo que hagáis, hacedlo en el nombre del Señor y para la gloria del Señor. Y todo es todo. Amén. Usted lee en Hechos 12 y dice, en aquel mismo tiempo, usted va a seguir leyendo que a Pedro y a Juan habían sido apresados y a ellos los estaban persiguiendo por causa del nombre. Han pasado, no sé si tres años, no me atrevo a decir la fecha porque ahora mismo se me escapa. Pero con lo que quiero que se quede es que ellos seguían cumpliendo tradiciones y ritos como si nada hubiese pasado. Y nosotros no diferimos de ellos cuando por una tradición nosotros invalidamos la riqueza del pacto de gloria que él celebró y que nos dio a nosotros participación en él. Hechos 12.1 dice, en aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para matarles. ¿Verdad? Y mató a espada a Jacobo. ¿Qué verdad usted acaba de aprender ahí? Que Santiago no llegó hasta aquí, hasta Compostela. Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. Y viendo que esto había agradado a los judíos, porque ellos estaban acostumbrados, y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a aprender también a Pedro. Era entonces, ¿qué era? Se están preparando para la Pascua, ¿verdad? Habiendo tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno para que le custodiasen, y se proponían sacarle al pueblo después de la Pascua. Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel, pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, preso, sujeto, con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. Y es aquí que se presentó un ángel del Señor, una luz resplandeció en la cárcel, y tocando a Pedro, el costado le despertó diciendo levántate pronto, y las cadenas cayeron de las manos. El punto con el que me quería quedar era que ellos siguieron celebrando la Pascua y siguieron una costumbre y haciendo una práctica, pero allí no estaba la vida. Allí no estaba la vida. Por eso Herodes, que es el rey de Jerusalén, que es el rey de Israel, conoce la tradición, pero nunca había participado de la vida. Iglesia, a nosotros se nos ha hecho participantes de este pacto glorioso. Cuidemos como tratamos la vida del hermano, porque en Cristo murió y se entregó, tal cual como nosotros. Si alguno ignorase estas cosas con amor te enseñamos. Pero no es que, ¿tú por qué vas a tomar el elemento? Celebremos a Cristo, pero más allá de eso, celebremos la vida de Cristo en cada uno de nosotros, porque por Él estamos en pie, hoy aquí. Por Él hemos sido levantados, Él nos sostiene y ese debe ser un motivo de celebración todos los días. No solamente un domingo al mes, el segundo domingo de cada mes, sino que debe haber un motivo de gozo. Mirad cuál amor nos ha dado el Padre y en amor debemos andar. Amén. Así que todo lo que hagamos, de hecho o de palabra, hagámoslo para Él, porque Él es el que pesa los corazones. Amén.