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Audiolibro El Baile de las Mujeres Sabias_1 y2

Audiolibro El Baile de las Mujeres Sabias_1 y2

Diana

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The transcription is about the book "El baile de las mujeres sabias" by Clarisa Pincola Estés, which pays tribute to mature women and the archetype of the wise woman. The author reflects on the wisdom and enchantment of women, from fairy tale matriarchs to empowered women today. The book emphasizes the importance of living life to the fullest and inspiring others to do the same. It highlights the paradoxical qualities of a wise woman and the role of grandmothers as mentors and guides. The main message is that living fully can inspire others and contribute to a fulfilling life. El baile de las mujeres sabias, escrito por Clarisa Pincola Estés en la voz de Diana González. La mítica autora de Mujeres que corren con los lobos rinde en este libro un emotivo homenaje a la madurez femenina. Como si se tratara de una de esas historias contadas por las madres a sus hijas, Clarisa Pincola Estés nos invita a reflexionar sobre los encantos de la mujer sabia, arquetipo misterioso e irresistible, representado simbólicamente por la figura de la abuela. Desde las matriarcas de los cuentos de hadas de siempre, pasando por las mujeres anónimas que la autora ha conocido durante su brillante trayectoria como psicoanalista, hasta las mujeres empoderadas de hoy, Pincola Estés retrata magistralmente a esas almas maduras tan presentes en todas las tradiciones familiares, ofreciendo unas páginas llenas de luz, melodía y encanto. Cuando las mujeres que corren con los lobos alcanzan la madurez empieza el baile de las mujeres sabias. Clarisa Pincola Estés El amor será la medicina fundamental y tú serás su milagro. Capítulo 1 La Casita del Bosque Oh mi valiente alma querida, bienvenida, pasa, pasa, te estaba esperando. Sí, a ti y a tu espíritu. Me alegro de que hayas encontrado el camino que te ha traído hasta aquí. Siéntate un rato conmigo. Vamos a robarle unos momentos a todas esas cosas por hacer. Ya habrá tiempo para todo eso después. Algún día, todavía lejano, cuando lleguemos a las puertas del cielo, te aseguro que no nos van a preguntar si barrimos bien la acera. Allí nos preguntarán más bien si elegimos vivir intensamente y hasta qué punto, no con cuántas niñedades importantes llenamos nuestras vidas. Así que, por ahora al menos, dejemos que caigan sobre nosotras las bendiciones de la reflexión tranquila antes de ponernos a hablar de nuevo de este mundo tan ajetreado. Ven, siéntate en esta silla. Creo que es perfecta para tu cuerpo. Muy bien, ahora respira hondo. Ahora respira hondo. Deja caer los hombros hasta su posición natural. No es agradable respirar este aire tan puro. Respira hondo de nuevo. Céntrate. Yo espero. ¿Ves? Ya estás más tranquila y más presente. He encendido un fuego estupendo para nosotras. Aguantará toda la noche. Tiempo suficiente para contarnos todas esas historias dentro de historias. Espera un momento. Voy a terminar de limpiar la mesa con menta fresca. Y vamos a utilizar estos platos tan bonitos. Y sacaré para beber lo que hemos estado guardando para una ocasión especial. Sin duda, estos instantes en los que el alma predomina son una ocasión especial. ¿Te has fijado alguna vez? Esa actitud de guardar tanto es la forma que tiene el ego de protestar porque no está de acuerdo con que el alma se merezca algún placer diario. Pero sí, sí que se lo merece. Vamos a sentarnos juntas un rato, comadre. Solo nosotras dos. Y el espíritu que toma forma cada vez que se reúnen dos o más almas que se aprecian. O cada vez que dos o más mujeres se ponen a hablar de los asuntos que importan de verdad. Aquí, en este refugio aislado, el alma es bien recibida. Y esperamos que exprese su opinión. Aquí, tu alma va a estar bien acompañada. Te puedo asegurar que a diferencia de lo que ocurre en muchos lugares del mundo exterior, tu alma está aquí segura. Así que estate tranquila, comadre. Tu alma está a salvo. Tal vez has venido hasta mi puerta porque quieres vivir de forma que llegues a alcanzar el bendito estado de ser una anciana joven o una joven anciana, como a mí me gusta llamarlo. Lo que significa vivir llena de interesantes paradojas que se mantienen en justo equilibrio. No olvides que la palabra paradoja significa idea contraria a la opinión establecida. Y así son las cosas para la Gran Meagre. La Mujer Grande. La Gran Madre. Porque ella es una mujer sabia en ciernes que acumula en lo más profundo de su mente capacidades aparentemente ilógicas, pero maravillosas y muy útiles. Esas maravillosas habilidades paradójicas son principalmente Ser sabia, pero estar siempre buscando algo nuevo para aprender. Ser espontánea y a la vez fiable. Ser tremendamente creativa y a la vez decidida. Ser osada y a la vez cuidadosa. Proteger lo tradicional y a la vez ser original y auténtica. Espero que seas consciente de que todo esto se te puede aplicar a ti en mayor o menor medida. Puede ser todo esto en potencia, a medias o casi por completo. Si te interesan estas divinas contradicciones es que te interesa el misterioso y captivador Arquetipo de la Mujer Sabia, cuya representación simbólica es la Abuela. Este Arquetipo de Mujer Sabia forma parte de las mujeres de cualquier edad y se manifiesta de formas únicas en la vida de cada una de ellas. La identificación del prototipo de la Abuela, la Gran Madre, con uno de los principales aspectos del Arquetipo de la Mujer Sabia, no obedece a la edad cronológica o a una etapa de la vida de las mujeres. Una gran lucidez, una gran capacidad de predicción, una gran paz, comunicación y sensualidad, una gran creatividad, agudeza y valentía para aprender. Es decir, el ser sabia no son cosas que nos lleguen de repente ni que caigan a una cierta edad sobre nosotras como una capa que nos envuelve los hombros. Una gran claridad y percepción, un gran amor con toda su magnitud, un gran autoconocimiento profundo y amplio. El desarrollo de una refinada sabiduría aplicada son partes de una obra inacabada. Tenga la mujer los años que tenga. Lo grande, a diferencia de lo ordinario, hay que ganárselo y muchas veces para conseguirlo hay que soportar duros golpes, quemaduras y heridas en el espíritu. Hay que elegir caminos equivocados o vivir emocionantes nuevos comienzos, tanto en las primeras etapas de la vida como al final de la misma o en las etapas intermedias. Lo que queda después del desastre y de la caída resurge y la mujer lo va practicando con su espíritu, su corazón, su mente, su cuerpo y su alma hasta que no sólo es competente en esas formas de paradójica sabiduría, sino que muchas veces las acaba aplicando a su forma de vivir, ver y ser. Hay muchos tipos de abuelas venerables en los mitos y en la realidad consensuada. Es cierto que ser la abuela de un niño pequeño es como enamorarse y que el nacimiento de un bebé puede hacer que una anciana se derrita. Además, el gran orgullo que supone haber parido a una mujer que también ha dado a luz es algo de lo que alardear y que concede grandeza. Pero tener descendencia no es la única forma de verse ungida con el título de abuela, con el título de abuela. Hay muchas más. Hay mujeres en la vida real que son abuelas de generaciones de ideas, procesos, genealogías, criaturas o periodos de su arte y que están siempre aumentando su sabiduría. Son mentoras, enseñan sus dones, guían a alumnas y aprendizas, apadriñan autoras y artistas y ayudan a madurar a otras. Porque las mujeres maduras también necesitan cariño y orientación para florecer una estación tras otra. Pero seguramente eso no es todo. Hay mujeres en la vida real que son abuelas de generaciones de ideas, para florecer una estación tras otra. Pero seguramente es en los mitos donde se reconoce más fácilmente que la abuela, como representación paradigmática del arquetipo más amplio de la mujer sabia, tiene ante sí una tarea fundamental que es sobrecogedora y difícil, pero a la vez alegre y enérgica. La tarea principal de la abuela es, con todas sus consecuencias, vivir la vida al máximo, no a medias ni a tres cuartos, no unos días sí y otros no, sino vivir una vida plena cada día y no cumpliendo la voluntad de otra persona, sino la propia, decidida, libre y llena de vitalidad y no de aburrimiento. Y hay una razón para que este sea su cometido principal. Una de mis abuelas, Victoria, tenía un perrito al que le sobresalía la mandíbula inferior hasta el punto de hacerlo parecer un terrible cáncer verde en miniatura, pero en realidad era un pedazo de pan. Mi abuela también tenía un gatito negro al que le gustaba lanzarse por los rosarios que ella tenía colgados de los picaportes de las puertas por toda la casa. Por si tengo que ponerme a rezar por alguien urgentemente. Hablaba con el perro y con el gato como si fueran personas. Los animales tienen almas, ¿sabes?, decía. Si de repente el perro se levantaba de un salto lleno de energía para perseguir un olor nuevo, también el gato se ponía a correr como loco por la habitación. Igualmente, cuando el gato saltaba desde la parte superior de la radio antigua al respaldo de la butaca de mi abuela, cubierto con un tapete de crochet, y después de vuelta a su sitio original, el perro lo detectaba al instante y se ponía a dar brincos aparentemente muy contento. Cuando esto ocurría, mi abuela siempre decía que de repente Cuando esto ocurría, mi abuela siempre decía que debíamos unirnos a la fiesta. Me cogía de las manos y nos poníamos a dar saltitos al ritmo del baile del perro y el gato. Entonces decía, Cuando alguien vive plenamente, los demás también lo hacen. Así que todos los animales, nosotras incluidas, volvíamos a ser salvajes durante unos segundos. Con esta frase quería decir que cuando un alma se decide a vivir lo intensamente posible, prende la chispa en muchas otras que están cerca. A pesar de las barreras, de la contención, incluso de las heridas, si una rompe con todo para vivir al máximo, también lo harán entre ellas las de sus hijos, sus compañeros, sus amigos, sus colegas e incluso extraños animales y flores. Cuando alguien vive plenamente, los demás también lo hacen. Ese es el imperativo principal de la mujer sabia, vivir de forma que otros se sientan inspirados de una manera propia y emocionante para que los demás vean cómo se hace. Si se considera los diez primeros años de una vida como una década, yo estoy ya en mi séptima década en la tierra. Y ahora veo con total claridad que la obra de amor de una abuela también se desarrolla en el ámbito terrenal, a través del imperativo de disfrutar a lo grande, de divertirse mucho de formas sanas, de estar atenta, lo cual puede implicar interferir para conseguir un resultado mejor, de validar en el sentido de dar la bendición, de enseñar, es decir, de mostrar cómo se hace y de reconfortar, hablando del espíritu y del alma y no sólo de la mente y el cuerpo. De esa forma, una abuela cuida de otras almas de todas las edades que se cruzan por su vida, aunque sólo sea un momento. Esto me lleva a una pregunta muy especial sobre la que quiero que reflexiones. ¿Alguna vez has conseguido ver de qué está compuesto tu yo más grandioso? Yo creo que una mujer puede llegar a ver gran parte de su yo profundo a través de un inusual fenómeno que está presente en los cuentos de hadas, historias en las que se describe con claridad cómo una mujer se vuelve sabia. Si analizamos el argumento de los cuentos y de los mitos, hay un detalle que siempre se repite. Cuando una mujer joven está en apuros, no suele aparecer un príncipe, sino una anciana sabia, que muchas veces se materializa de la nada, trae sus polvos mágicos y se apoya en su bastón de madera. Tanto si esa anciana es una bruja o una hechicera, como si es una maga metamorfa o goluptosa, tanto si va vestida con un atuendo hecho de hierbas, una túnica que brilla con los colores del atardecer, una capa como en la medianoche como si iba cubierta de pieza cabeza por una armadura de batalla. Se trata siempre de una conocedora ancestral que surge inesperadamente para ayudar a la mujer más joven. Aparece en la ventana de la prisión con un sabio consejo sobre cómo escapar, o le da a la heroína a escondidas un anillo, un espejo mágico, o un fresquito de lágrimas que le servirán de protección. Puede que le susurre unas palabras crípticas que la heroína deberá considerar e interpretar para encontrar por fin su camino. Los príncipes están bien, pueden ser excelentes incluso, pero en los mitos casi siempre es la anciana quien trae lo verdaderamente bueno. Pero tampoco debemos menospreciar a la heroína más joven y muchas veces inocente, a pesar de los apuros y los desafíos a los que se enfrentan los cuentos. Como las mujeres jóvenes en la vida real, también suele poseer una impresionante sabiduría propia, pero muchas veces tiene miedo de hacer lo que su alma le dice o está en medio de un aprendizaje de gran importancia que de repente o pasado un tiempo le ha provocado un conflicto. Esto es lo que ocurre en algunos mitos griegos, como el que habla del río del olvido, el río Lete, o de ríos envenenados como el Estigia, que un alma viva no sabe cómo cruzar para poder regresar ilesa a la tierra de los vivos. Hay un cuento que se contaba mucho en nuestra familia y que nosotros llamábamos el collar. En él una chica es expulsada del pueblo por ser diferente. Ella que cuenta con un gran legado consigue ignorar esa denigración y valorar su verdadero yo viéndose a través de los ojos de su abuela. Pero hasta que conoce a una anciana sabia, bastante aterradora, tiene miedo de creerse que ella es más que una simple humana. En el mito de Psyche y Eros, Psyche no se da cuenta del profundo error que ha cometido al intentar ver el amor verdadero en vez de confiar en él. Como resultado, su perfecto amante Eros se siente herido y desaparece. Ella tiene que hacer un oscuro viaje hasta el inframundo, donde se encuentra con tres ancianas gilanderas que le hablan de la brevedad de la vida y de la necesidad de buscar lo que de verdad importa. Hay muchos cuentos y mitos en los que una mujer joven no es consciente de la gravedad del peligro al que se enfrenta su alma, pero la anciana de la historia sí. Al menos por suerte, la fuente de sabiduría aparece de forma bastante fiable y no solo en los mitos. En la realidad, si miras a tu alrededor, es probable que descubras que cerca de ti hay alguna anciana maravillosamente excéntrica, elegante o exavagante. Un poco gruñona, pero pícara, fuerte y muy hermosa. Piensa, ¿no conoces a varias almas venerables que se parecen a la sabia que aparece en los cuentos? ¿Una mujer a menudo clarividente, con muy buen ojo, y que parece conseguir las cosas de forma mágica, aunque en realidad utiliza estrategias indudablemente sabias? Sí. Si crees que no la hay, piénsalo bien, porque si no la conoces, tal vez sea porque tú eres una enciernez. Sí, tú. En los cuentos, la pareja que forman la mujer joven y la anciana se une para aportarse cosas buenas y muy necesarias, para hacer el bien, para atreverse y ser valientes, para vivir ese tipo de vida en el que las almas reciben todo el alimento que necesitan. ¿Por qué es tan importante que la sabia le aporte a la joven sus atributos? ¿Y por qué la sabiduría y la energía de la joven son fundamentales para la anciana? Porque juntas simbolizan dos aspectos esenciales de la mente de todas las mujeres, que el alma de una mujer es vieja, al margen de la edad, y que su espíritu es siempre joven, y al unir ambos, tenemos a una anciana joven y a una joven anciana. Tengas los años que tengas, ¿te has sentido alguna vez como si aún tuvieras 16? Ese es tu espíritu. El espíritu es siempre joven, y aunque su experiencia y su sabiduría van aumentando, siempre mantiene la exuberancia, la curiosidad y la desenfrenada creatividad de la juventud. ¿Ya has sentido alguna vez la sensación de haber dicho o hecho algo más sabio o inteligente de lo habitual? Esa es una de las pruebas de la existencia de tu alma, es una de las pruebas de la existencia de tu alma, de la fuerza ancestral que hay dentro de tu mente, que sabe y actúa en consecuencia. En una mente equilibrada, estas dos fuerzas, el espíritu joven y el alma vieja y sabia, se funden en un abrazo que hace que se realcen mutuamente. Cuando la guía es pseudodinámico, la mente funciona a la perfección y es capaz de enfrentarse a dragones, escapar de altas torres, pelear con monstruos, romper hechizos, encontrar la luz y recordar la autenticidad del yo. ¿Y qué debe hacer una mujer que ha perdido el contacto con alguna de las dos partes de esa naturaleza dual y maravillosa que hay en su interior, ya sea el espíritu juvenil o la anciana sabia, con aquello que la hace ser una gran hija, una gran madre o una gran alma? Esa mujer debe recibir el don de vivir plenamente. A veces vivimos todas nuestras vidas esperando ese don, esa bendición que nos abrirá las puertas de par en par diciendo, ve y sé la fuerza que estás destinada a ser, ve y vive la vida al máximo hasta alcanzar todas tus metas. Pero ese don no es algo que puedas conseguir, sino algo que tienes que aprender a utilizar, porque ya lo tienes, es el genio con que naciste. Ese don hace que pienses en ti de una forma completa y que le des un buen uso a toda la grandeza que hay dentro de tu precioso y salvaje ser. Así que si has estado esperando que llegue ese don, te advierto que no tienes que esperar más, porque los dones que yo puedo transmitirte se basan en la certeza de que los atributos innatos y eternos de tu alma existen, porque los veo. Pero, ¿quién puede atreverse a decir que ve algo así? Creo que ha llegado el momento de que nos paremos un momento y compartamos unas buenas carcajadas, porque si has llegado a formular esa pregunta, es que ya sabes la respuesta. Escribe esto en la pared. Nunca subestimes la audacia espiritual de una anciana peligrosa. ¿Te acuerdas de lo que establecimos al principio? Aquello de que aquí el alma podía hablar con libertad. Entonces, ya que has venido a sentarte junto a mi hogar, ya seas la joven o la anciana, el espíritu o el alma, unidos o aún extraños, tanto si eres la que se va a poner a prueba, la que ya ha superado la del tiempo, o ambas, inclina la cabeza, hija mía, y deja que te transmita este don delicado y a la vez temible para que lo conserves el resto de esta noche, de historias dentro de historias, y también durante el viaje que te espera después. Ahora ya sabes que tienes ese don a pesar de los momentos de flaqueza, de las caídas y de las pérdidas, de las certidumbres, de los aciertos, y de los momentos de asombro, pues todo esto es lo que te impulsa a seguir adelante. Que gracias a él seamos las que se resisten cualquier falsedad colectiva que intente silenciar la visión y la percepción de nuestras almas. Deja que la mujer sabia salga de lo más profundo de los bosques. Aléjate de los que te desprecian porque no han oído esta llamada para acercarse a la vida del alma. Permite que la sabia dé un paso al frente. Y si es necesario, conviértete en un elemento subversivo lleno de alegría que no deje de crecer y demostrar su corazón sereno y lleno de luz. Así emergerá el espíritu en la superficie del lago. Neguémonos a que nos aparten o nos exilien e ideemos nuestro plan de fuga para huir de lo morbosamente banal y de lo que se ha estancado en la brutalidad o en la inercia. Que el espíritu irradie toda su luz. Olvidemos los riesgos, los nuevos y los antiguos que han pasado la prueba del tiempo. Al hacerlo, se reunirán de nuevo la mujer joven y la sabia, más grandes. Y a pesar de todo el tiempo que has estado limitada o constreñida, da igual si eres una mujer con pocos años pero con mucho valor, una de cierta edad que ya ha ganado muchas batallas, o una mujer ya mayor que siempre está buscando nuevas habilidades para mantener su fuego con fuertes llamas o con tranquilas asguas. Tú debes recordar varias cosas. Si es visión y fuerza lo que buscas, debes permanecer al lado del alma. Si es energía y resolución lo que necesitas para actuar en tu beneficio y en el del mundo, debes estar al lado del espíritu. Si es sabiduría lo que quieres, une el espíritu con el alma, es decir, une la acción con la pasión, el atrevimiento con el saber, la energía con la profundidad e invita a todos los aspectos de tu mente, alá y erugamia, esa unión sagrada. Que te sientas llena del alma y el espíritu, que te sientas llena del alma y el espíritu, querida hija. Ahora debes elegir aquello que hace que tu corazón, tu mente y tu vida crezcan y no se encojan. Aquello que hace que tu corazón, tu mente y tu vida sean más intensos y no se estanquen y mueran. Aquello que te hace bailar y que no deja que te marchites y te sumes en el letargo del pasado durante más tiempo. Los instintos del alma y del espíritu son acertados, obedécelos. El alma y el espíritu encierran grandes dones del corazón, libéralos. El alma y el espíritu tienen la capacidad de ver más allá, de remar fuerte y de sanar bien, aprovechalos. La mujer más grande de todas, que está sentada junto a una gran hoguera, lleva toda la vida esperándote en el bosque que hay en tu interior. A pesar de que hayas tenido que cruzar la oscuridad más aplastante para lograr encontrar un diamante, o un desierto que te ha despojado de todo, pero que te ha mantenido viva gracias a sus aguas ocultas, o que hayas sido arrastrada por un río, aunque después unas manos invisibles te hayan ayudado a superarlos rápido. A pesar de todos y cada uno de tus sufrimientos, la más grande de las mujeres, con su gran espíritu, te está esperando y enviándote pacientemente mensajes a través de lo más profundo de tu mente con todas las herramientas que tiene a su alcance. Esa es su tarea, la más importante de todas. Y la tarea más importante en la que tú debes embarcarte es encontrarla y mantenerla siempre. Algunos dicen que los dones o las bendiciones son sólo palabras, pero hija, con tu esperanza, tu capacidad de amar, tu deseo de conectar con el alma y el espíritu, tu creatividad, tu interés y tu inquietud por vivir la vida plenamente, esta bendición va a ser para ti sólo palabras, va a ser una profecía. Cuando alguien vive plenamente, los demás también lo hacen. Capítulo 2 La Sabiduría de la Nueva Vida La nueva vida, las abuelitas. Escucha, querida, nunca subestimes la resistencia de la anciana sabia. A pesar de verse desgarrada o tratada injustamente, en su interior, bajo el yo que sufre, encierra otro yo, uno primario, radiante e incorruptible, un yo iluminado que siempre está completo. La anciana sabia sabe con seguridad que tiene ocultas, bajo su abrigo, unas alas de seis metros de envergadura y lleva todo un bosque bien plegado y guardado en uno de sus grandes bolsillos. Que unas zapatillas doradas de siete leguas descansan bajo su cama y que a través de los cristales de sus gafas ve casi todo lo que se puede ver. La alfombrilla que hay frente a su chimenea tal vez sea voladora y quizá, si se quita el chal que lleva, pueda despertar a los perros del infierno o llenar el cielo nocturno de un millar de estrellas. Ella ríe mientras surca los cielos, utilizando como nave la mitad de su corazón roto. Sus plumas se despliegan porque ella siempre está aprendiendo del amor. Se deja llevar por cualquier brisa que transporte dulces melodías. Busca proteger el alma de todo. Los cantos de los pájaros le traen noticias ocultas y tiene ese ojo mágico que ve más allá de todo, incluso del presente. Igual que su alter ego humano, seguramente vive cerca de un presente. Igual que su alter ego humano, seguramente vive cerca de un precioso río. O tal vez, ella es uno. 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