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The podcast is called "El Libro Abierto" and it aims to create a space for people to listen to sincere testimonies of what God has done in their lives. They also discuss what the Bible says about life in an informal style. One of the hosts, Giancarlo, shares his testimony about justification, overconfidence, and complacency leading him away from the Lord. He talks about prioritizing his relationship over God and justifying his actions. He explains how he tried to silence his conscience by distorting scripture and justifying his behavior. He mentions the importance of being in a community of believers who ask challenging questions about one's spiritual life. El Señor los bendiga a cada uno de ustedes, a todos los que estéis escuchando, este es el podcast llamado El Libro Abierto, escogido por decisión unánime con nosotros dos, Emanuel Soto, que está al lado. Sí, eso me pone a disfrutar y un día lo vamos a hablar, pero ese no es el tema de hoy. La razón por la que el podcast se llama El Libro Abierto es que queremos crear un espacio dentro de este podcast para que las personas escuchen de nuestro corazón con toda sinceridad testimonio de lo que Dios ha hecho en las vidas de nosotros y para que toda persona pueda aprender y escuchar que es lo que Dios hizo en nuestras vidas. No solamente eso, queremos hablar con toda sinceridad lo que dice la Palabra al respecto de la vida y por eso lo estamos haciendo en un estilo informal. No estamos planificando todo lo que vamos a decir, pero por lo menos tenemos una idea base de lo que queremos hablar. Y en este caso, Giancarlo, mi mejor amigo, él quiere compartir un poquito más sobre su testimonio y deja que él hable un poquitito desde ahora. Sí, siguiendo lo que dice Manuel, la razón que yo esté aquí, y ya que esta va a ser una de Dios quiera de muchas, y no solamente de mí, obviamente, pero queremos tener mucha gente aquí mayormente va a ser de nosotros porque tenemos experiencia. Yo tengo experiencia que suele ser útil, muy útil, para especialmente a los jóvenes de mi edad, más jóvenes, y si Dios permite, gente mayor. Porque esto son cosas que uno es telco y uno le gusta con el cantante y hay gente que aprende más rápido y hay gente que aprende más tarde, y si esto puede ayudar a cualquiera de ustedes que esté escuchando, escaparse de esto lo más temprano posible porque tú nunca sabes cuándo es muy tarde, y el daño que te puede hacer en la vida, no solamente espiritual, mental y emocionalmente, porque uno es bien ciego en los momentos donde tú quieres que lo veas todo. Ahí es que es el momento que tú menos ves, y yo espero que mi testimonio y mi experiencia puedan ver lo ciego que yo estaba. Y para aclarar, estamos a punto de cumplir 25, ¿ok? O sea, para que tengan un rango de edad cuando decimos mi edad. Ok, ok, esto es verdad. Bueno, Jean Carlos me estaba contando que estas tres palabras describen muy bien una parte específica de su testimonio, y era justificación, exceso de confianza y complacencia. Y él les quiera hablar cómo estas tres cosas lo llevaron a faltarse del Señor. Sí, ¿cómo empiezo? Porque yo te voy a hablar de muchos momentos en mi vida, pero el momento más grande y el momento más ciego que yo he estado fue cuando, en una cierta edad, cuando tú aprendes un poco, ¿verdad? Y cuando uno aprende un poco, se que ya se las sabe, aunque tú sabes que tú no sabes. Pero pues, nada se siente mejor que sentir que ya se las sabe. Especialmente cuando tú quieres hacer cosas que no son de la Biblia. Y ustedes saben que hay muchas falsas profetas que pueden manipular la palabra. Esto es similar, pero porque tú literalmente te estás mintiendo. No estás leyendo. Y es fácilmente, puede pasar de muchas condiciones. Mi testimonio, lo más fuerte que me dio fue el momento en que yo empecé a salir de mi casa, a ser más independiente, hace unos cuantos años atrás. Porque tú sabes que la vida tiene sujetos y submisiones, y la carne es bien mala. La carne es mala. Y la carne no solamente no es limitada a los sexos, la carne puede ser toda la ignorancia, tentaciones, acofesos, eso. Te puede llevar a todo. Y como Emmanuel mencionó, estos tres puntos son bien comunes. Son más comunes de lo que usted espera. Son bien comunes en todo el mundo. Se ve hasta en los pastores hoy en día. Que se la creen. De repente, oh, están satisfechos ya con lo que saben. Y no buscan más nada de Dios. Y porque tú los ves al frente, no significa que ellos vengan a su casa y están buscando, estudiando. Y eso sí, un pastor puede pasar así. Imagínate un joven que quiere justificar las cosas de su vida. Y eso empezó, como te voy a citar, con la pareja. Que esto fue una mala experiencia mía, porque... Y ahí toma el torno en donde yo puse mi corazón. Todo empezó sombrando hasta tu corazón. Y mi corazón estaba enteramente en mi pareja. Y muchos de ustedes dicen, ah, pero sos bueno. Sos amor. Si es amor, está por encima de Cristo. Y eso no es amor. Porque si Dios es amor, y yo no tengo odio, ¿qué yo tengo? Nada. Porque un hombre es indio de un hombre. Nada. Y así es que empecé a poner prioridad, a buscar otras cosas. Especialmente a la pareja mía, como todo. Y todo mi tiempo... Y siempre he sido cristiano, ¿verdad? Es una cosa, dicen. Sí, yo siempre he sido cristiano. Tú puedes ser todo cristiano que tú quieras. Pero si tú no... Si tú tienes fe, en verdad, tú vas a morir. Yo no estaba morando. Y el que no mora, no debe ser. Así de simple. Y te digo la verdad. Si yo no oré por un año, y si me has ofendido. Una, dos, tres veces. Como cualquiera hace, cuando lo estás pasando bien difícil, ¿verdad? Que ahí el oro va donde dio y se... ¡Ayúdame ahora! Y no va a pretender que lloremos para cosas de relaciones. Cuando esas relaciones lo estás poniendo por encima de él. O sea, imagínate. La ignorancia. Y lo cierto es que yo estaba en orgullo. Y la actitud que yo tengo que tener para que yo pedí a Dios que me ayude. Cuando yo estaba poniendo eso por encima de él. Que él dice... Yo pedí a Dios, ayúdame con eso. Aunque te estoy ignorando. Y ya yo no veo la Biblia ni la foto. Ni de lejos. Y después haciendo, viviendo, tomando decisiones. Pero de él. Obviamente, si te digo que no oraba, menos valido eso. Pero lo gracioso es que tú dices... ¡Ah pues! Obviamente tú estabas apartado. Pero yo era bien. Yo me lo justificaba. Yo decía, pues, que no tengo tiempo. Esa es la básica. Pregunta de... Ah, pero esto es amor y Dios quiere que yo abra. Es amor. ¿Verdad? Esto es amor. Y hay que tenerlo en el corazón. Porque... Porque la carne te quiere convencer. Eso es la carne hablando. Y yo, pero como cristiano. Y yo me como cristiano para hacer las cosas mal. Justificándola. Siendo ciego. Creyéndote que tú sabes más. Tomando aquí unas cosas y... ¡Ah! Pero si vino... Pero... Esta regla, si se dobla un poquito, no es malo porque... Porque... Lo que importa es que cumpla la regla. Y a mí me pasó eso con... Con la politización. ¿Verdad? Tú me dices... Ah, pero... Es amor. ¿Verdad? Si es que es amor, no es malo. No tienes que casar. Vaya, la mente estaba tan tostada. Y tan mala. Y yo estaba tan ciego. Y me la quería vivir tanto. Para justificar lo que yo había hecho. Para no sentirme culpable. Y yo, pues, ¿verdad? Yo estaba en el centro y como que... Ah, pero... ¿Pero qué es el matrimonio? ¿Verdad? Uno empieza como que... Porque uno tiene que buscar eso de cualquier forma. Dices... Ah, pero es un papel. Es un papel. Eso no es importante porque el matrimonio es lo que está en el corazón. Y suena bonito, ¿verdad? Suena bien bueno. Dices... Es verdad, no. Qué bonito suena. Pero pues... Las mejores intenciones son las que te llevan a la perdición. Porque por ahí los dioses lo dicen. El problema de uno justificarse a uno mismo es que la razón por la que uno justifica es que quiere apagar la conciencia. ¿Verdad? Porque uno como cristiano, al Espíritu Santo estar dentro de uno y te redargüe, de momento uno comete un pecado, o sea, pues, sea algo tan básico o tan fácil de hacer como mentir, el Espíritu Santo empieza a redargüirte y uno se siente medio inquieto. Inquieto es inquieto. Incomode, que... No te miran en el pelo, ¿verdad? Y entonces uno no quiere sentir eso, porque no le gusta cómo se siente, y la forma más fácil de apagar esa conciencia, de apagar cómo se siente, es justificándose. Oye, ¿cómo yo puedo distorsionar lo que yo sé que está mal? ¿Cómo yo puedo bidotear esa escritura, lo que dice la Biblia, para yo sentirme mejor? ¿Y qué mejor forma? Y eso ayuda. Y por eso una persona te dice, yo creo en Cristo, que es mi Salvador, pero está viviendo esa vida como yo lo estaba viviendo, ¿verdad? Y obviamente, es algo tan simple como, tú me preguntabas a mí, ¿puedo ir a la iglesia? Es la conciencia, es el Espíritu hablando. ¿Y tú sabes cuál es la vergüenza de ir a la iglesia? Antes yo te decía, no, no, no, que no, pero ahora que lo veo, no la voy a vergüenzar. Yo viviendo una vida aparte y diciendo que soy cristiano, no hablo casi de Dios. Y sí, yo creía, yo sé que Dios estaba ahí. Pero por eso era tan difícil. Porque como yo sabía que Él estaba ahí, porque si yo te la tengo en las manos, ¿verdad? Pero como yo sabía lo que estaba haciendo, pues la justificación tenía que venir fuerte, válgame. Tenía que venir como un huracán. Porque el momento en que yo abriera los ojos, o dejara de coger y de... No sé qué, ni a mí Dios me iba a coger. Mira, y qué curiosidad que hoy en la iglesia, donde nos congregamos, hablaron de la luz de Cristo y cómo la luz te revela y te hace ver lo que está mal. Y yo le estaba comentando a Él durante la predicación que en Juan 3, 16 en adelante, dice la Escritura que la luz vino al mundo, pero las personas amaron mal las tinieblas que la luz, porque no querían que sus obras fueran descubiertas. En otras palabras, la luz descubre lo que está dentro de uno, que es el pecado, y a nadie le gusta que vea eso. Eso es lo que yo quería que la gente viera, lo que yo veía en el espejo. Y eso era sincero el miedo. El momento en que Emmanuel me invitaba a la iglesia, porque sí, te puedes ir de vez en cuando, cualquiera puede ir a la iglesia de vez en cuando, pero el momento en que tú estás en la amistad, y tú te rodeas de gente justa, que te van a hacer preguntas de tu vida, ¿verdad? Tú vas a decirle, ¿cómo tú estás? Bien, bien, normal. Pero el momento en que se pregunten, ¿qué tú haces? ¿Cómo es tu vida? ¿Qué tú estás haciendo ahora mismo? ¿Cómo está tu conexión con Dios? Hay que coger, hay que coger. Porque, ¿sabes lo que hay? A mí no me gustaba mentir. Será mejor yo sonreír la pregunta, y disimular, y irme. Porque, como dijo el Madre de la Luz, yo preferiría escucutarme con la luz, como dijo el pastor hoy, que la luz de Cristo es algo bien bonito, y el diablo te entra con una luz falsa, que coge los mosquitos y te los escucuta. Yo me traje más de 10 veces que coger la vergüenza que me esperaba. Porque yo sabía lo que yo estaba haciendo. Y ahí es que yo estaba en el ciclo. La justificación, el ruido de la sobreconfianza, y eso duró, y antes de eso, hasta mi padre, eso duró años de justificación. Eso duró muchos años. Porque, tristemente, es algo que una vez que tú lo haces, como vas a seguir haciéndolo más, vas a hacerlo más, y más, y más. Es un vicio. En la vida es fácil cogerlo. El problema que te lleva a eso es que si tú le has entregado tu vida anteriormente a Cristo, y realmente es como estar en persecución. Cada vez que mires para atrás, tú sientes como que, cada vez que te vayas a dormir, la conciencia te va a mover. Muchas cosas. Y mi pareja tampoco era cristiana, ¿verdad? Pero, ya tú sabes lo difícil que era. Que si yo tenía una incomodidad, y yo quería ejemplos de aislar, era bien difícil. Porque yo, como conciencia cristiana, al mover el momento, había que decir, ah, pero, como ya no es él, pero como ya no era así, yo sé, mejor dejarlo así. Pero como ya no entendía, pero no era así. Era horrible. Y entonces, todas estas fueron decisiones que yo tomé. Fueron decisiones mías, ignorantes, por coger, por no seguir consejos de la Biblia, por no estar leyendo la Biblia. Porque también es fácil justificar cuando no lees la Biblia. Súper fácil. Porque, créeme, lo que si tú te vuelves a leer, tú a la vez no te estás justificando algo, lees de la Biblia. Si tú lees de la Biblia, y no vas a tomar mucho, pero tú te vas a tener que dar cuenta que vas a tener que cerrarla, o aceptarla. Pero si, yo no abría la Biblia. Yo no abría. Porque en el momento en que yo abría cualquier cosa, mi vida era la contraria de esto. Era como un espejo. Sí, estaba abriendo el contrario. Esta era esta gil, y yo cogiendo por otro. Y yo, no, no, es que esta ruta también me lleva, es que es diferente. Y como dije hoy, el momento que ya tú te encuentres jugando, titubeando, jugando defensa, aunque tú pienses, no importa, puede ser la cosa más lógica, pero si no es lo que dice la Biblia, no importa lo bonito que sea, o lo similar. Si estás jugando defensa, ya perdiste. Porque con Dios no hay, no hay, ah, si no puedes hacer esto, pedale esto, si no puedes, no. Dios dice, es el único camino, tú te puedes intentar lo que tú quieras, pero no es el, no te va a llevar para donde tú crees que te va a llevar. Como así. Y, y esto fue, Dios le dio un mes, seis años de sufrimiento, y, y le aseguró a usted de que, te digo, si ustedes se creen que se la saben, si en verdad tú dices, no, pero yo estoy bien. Pero te digo, jero, fácil. Es la Iglesia. Y no es que vayas con ella, habla con los demás. Habla con los demás. ¿Estás cómodo hablando de vuestra intención? Bien. ¿Lees la Biblia? Pues lees la Biblia, también. Mira tú, es algo tan simple como, si me dices que no, es algo malo. Simple. No me importa lo que tú digas. ¿Crees que no? A mí. Tú no vas a tu padre, y tú no pasas meses sin hablarle a tu padre, si todo está bien. Es una relación. Y tú no puedes decir, ah, tú tienes una relación buena, y tú no hablas con él un año. ¿Dónde está la relación? Es una relación falsa. Yo, y, creo que yo le he hecho esta mentira, y he dicho, ah, no, sí, sí, sí, sí, pero por lo menos yo creo en Dios, porque por lo menos yo creo en Dios. Mucha gente creía en Dios. Pero no creía en el camino. No creía en obedecer. Dios quiere que tú obedezcas. Si tú no obedeces, ¿qué tan diferente eres tú a un no creyente? Y hablando de falta de oración, ahí es que viene la palabra que también describe lo que iba a contar, del overconfidence, del exceso de confianza. Porque cuando tú no oras, quieras aceptarlo o no, estás diciendo del Señor, yo no te necesito. O sea, yo no te necesito para hacer lo que yo quiero hacer. O sea, yo puedo tener el trabajo, puedo tener el dinero, y en vez de decir, gracias Señor, porque fuiste tú que me ayudaste a tener todo esto, uno dice, pues, fui yo. Fui yo. Y la falta de oración incluso te va a llevar a caer en otras cosas, como son las tentaciones, ¿verdad? Y otro punto que mencionaste es que si, que tú dijiste, tú crees también, pues el mismo Pablo dice, el que crea estar bien, cuide que no caiga. Cuide que no falla, cuide que no caiga. Y por eso es la que hay en todo, porque cuando tú piensas que tú estás perfecto, tú no te ves cayendo. Y no es que te diga, no dice, cuida que no caiga, es que yo no he caído. Probablemente ya caíste, pero no lo sabes. ¿Qué vas a saber tú si no eres la misma, Pablo? ¿Verdad? Tienes que educarte, tienes que obedecer. Si no estás orando, ya tú estás perdiendo. Es una batalla espiritual. Finalmente, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, si no hay oración, Pues es que, yo no tengo tiempo más a notar los suplicidos. O, también puede ser tu círculo de amistades, porque obviamente cuando tú te la estás viviendo en Overconfidence, en todas esas actitudes, tú te vas a rodear de gente que te viene tosada y que, cuando tú te compares, tú ya estás igual que yo, o hasta peor, como ya sabes, yo estoy mejor que ellos. O que por lo menos, yo también. Era un orgullo, Hitler, porque las justificaciones que yo me decía era como que yo no tenía tiempo más a notar los suplicidos. Las justificaciones que yo me decía era como que, me comparaba con los ex de mi pareja. Ellos decían, ha hecho eso como un pelagato, por lo menos es un hombre decente, yo la he tratado bien. Y nunca, y no te voy a olvidar, porque lo primero que me pasó con la mente, yo lo perdí todo. Porque sí, yo lo perdí todo. Eso fue como Dios me sacó. Que quisiera decirte a ti, que fui yo el que cogí conciencia y a Hitler, pero no, yo caí de boca. Entonces, fui de boca y traje el piso. Señor lo humildó y ahora lo digo, que a ese momento lo decía, me enseñó una misericordia más grande que yo había visto en toda mi vida. Cuando menos, me lo merecía. Dice lo que pediste, en el orden que lo pediste. En octubre del 24, mi pareja me dejó por texto. Por texto. Y tú sabes que con una persona orgullosa dejarte de por sí, ¿qué tal es? De por sí. Es como que, no, ¿cómo qué? Yo lo he hecho todo bien, ¿verdad? Y después por texto. Te dan la cara. Tú decís, pero Dios me merece. No. Entonces, después de todo lo que yo hice, después del tiempo invertido, después yo puse todo en eso. Porque eso era todo, eso era ir a por encima de Dios. Puse mi confianza a otro humano que a pesar que las personas no son perfectas, sean malas o buenas, eventualmente te van a fallar. Y el problema es que si tú pones todo, todos tus chips en una persona, en el momento en que esa persona caiga, tú te has comido. Tú te has comido. Y en octubre del 24, ese fue el primer cantado que subí. ¡Bum! Mi pareja, fuera de la ecuación. Tu razón de ser en ese tiempo. Exactamente. Mi razón de trabajar en eso. Perdón. Mi justificación. Y ya con eso, ya ustedes saben, la justificación del amor que yo tenía se prepara por ustedes. Porque esa justificación que yo decía, bueno, ya yo pegué, pero si me caso con ella, como que puedo salvarlo. Perdón, puedo salvarlo porque me casé. Exacto. Y ahora, ¿dónde está? ¿A qué puedo decir? Nada. Nada. El mejor que yo sentí en ese momento que ya no le escape a ella, se pasó lo que iba a pasar. Que Dios te lo ha advertido mil veces, que uno ciego, uno sueldo, especialmente en esos momentos más sueldos. Y el día dos días después, ya no tengo trabajo. Trabajo, papi, ya nada, chau, free time. Tú sabes, está mejor que todo el mundo. Y el mismo día que pierdo el trabajo, estoy viajando a mi casa ya con una clase de lluvia porque está lloviendo ridículamente. Parece que está apareciendo una formenta. El carro se me va. Y la ventana no subía porque yo iba a atravesar abajo ese día porque así. Ya tú sabes cómo yo estaba gritando, papi, porque la ventana no subía, el carro estaba parado en medio de la cajetera, vino un tipo a ayudarme a empujar el carro para la derecha por lo menos y después yo tuve que resolverla intentando, intentando resolver con la boneta abierta y la lluvia cayéndome en la cara porque la ventana no subía acá y el sillón se estaba mojando entero para que eso abombado estaba. Y cuando llegué a casa en esa tarde y veo para atrás que no tengo pareja, no tengo trabajo y no tengo mi casa. Lo único que me queda yo sentado en la sala de mi casa con nada. Ya yo no sabía ni cómo vivir mi vida porque todo lo que yo viví, todo lo que yo creía y todo lo que a mí me motivaba, lo que a mí me levantaba de la cama todos los días no existía. Ya, no tenía nada y asustado de las cosas que yo había hecho. Asustado de que en ese momento todo el mundo le habló a Dios y me dijo que lo volqué. Que lo contra. No una, tres, ni volqué las tres. Pero por lo menos y no intentando negociar porque ese es el primero. El negocio. Porque el primero está en de nada. Está negociando con Dios. Y yo me digo chacho, a joder, se va a negociar con Dios. Que bueno, por lo menos devuélveme una y tú te quedas por favor dame el caso para poder moverme, ¿entiendes? ¿verdad? Para poder trabajar. Tú crees que yo soy hombre trabajador y Dios. Ey, que Dios sabe que en ese momento si el maje me daba el caso yo no iba a pagar. Yo negociaba ese caso para Dios. Yo no iba a llegar porque Dios él solamente sabe. Y, si no sea Dios, no sé. Porque no hay nada. Y no mucho después de eso no te había metido nada de presión fuerte. Era, no sabía ni para qué levantarme ya. No sabía ni de qué hablarme. Y después, y el Cube estaba llegando fuerte. Los que ya no tienen la la ventanita, no tienen la cortina, como me lo quito todo. Ya no puedo hacer nada más. Entonces, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, pues, 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