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El Libro Abierto - Episodio #2 (La Oración)

El Libro Abierto - Episodio #2 (La Oración)

Emanuel J. Soto BlasEmanuel J. Soto Blas

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In this podcast episode, Emanuel Soto and James Carlos Natal discuss the importance of prayer in the Christian community. They mention that prayer is like breathing and should be a constant part of our lives. They emphasize that prayer is a way of expressing our faith and dependence on God. They also discuss the example of Jesus, who prayed constantly and encourage listeners to pray like Jesus did. They mention that prayer should not only be done in times of trouble but should also be a way of expressing gratitude. They highlight the importance of praying according to God's will and using the Bible as a guide. They conclude by emphasizing the significance of private and sincere prayer as a demonstration of faith. ¡Bendiciones! Este es Emanuel Soto, acompañado por James Carlos Natal, en el podcast El Libro Abierto, y este sería el segundo episodio de nosotros donde vamos a estar tocando un tema que es importante, pero tristemente no es el más hablado en la comunidad cristiana, que es el tema de la oración. Específicamente, bajo el título, La Vida Entera Debe Orar. Ahora bien, estamos utilizando de referencia el libro La Oración, de A. W. Tozer, y el subtítulo del libro es Comunión con Dios en Todo. Y dejamos claro desde ahora, aunque no nos vamos a centrar en un tema en específico sobre la oración, ya que esto es un episodio de modo introducción, que como estábamos discutiendo, la oración tiene muchos, demasiados aspectos que podemos hablar, y por lo menos queremos hablar en general sobre la oración, pero pronto, en los próximos episodios, queremos entonces centrarnos en algunos temas en específico sobre la oración. Pero queremos primero responder la pregunta, ¿por qué el cristiano debe orar? Y aquí dejo entonces a James Carlos que responda el primero. Pues, como común dicen, nosotros escuchamos muchas palabras de lo que es la oración, pero es un tema que se puede abundar hasta el día que nos vayamos con Papá Dios, y como dijo Emmanuel, esto va a ser una de las primeras conversaciones que vamos a tener con ustedes sobre la oración. Y para responder la pregunta, en una manera simple y directa para ustedes y para nosotros, es que la oración es como respirar, que hay que vivir en oración constante en cada momento, pues, como respirarías. Y tú te puedes hacer muchas preguntas, ¿qué significa eso? ¿cómo es constante? Y por eso vamos a abundar en este tema, ver las diferentes formas de orar, en qué momento, cuáles son las, el joder más grande para nosotros que nosotros hemos vivido, y probablemente ustedes estén viviendo, ya que tienen experiencias como yo, en todas las vidas, en todo mi tiempo en la iglesia, orar a la vez. Y si puedo decir una o dos, me han hablado a mí directamente de lo que es orar y la manera correcta, porque sí, hay maneras correctas de orar y hay maneras incorrectas de orar. Exacto. Incluso, no puedo evitar pensar, cuando pienso en la pregunta, no evito pensar en Santiago capítulo uno, versículo diecisiete, donde dice, toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación. Literalmente, Dios es la fuente de todas las cosas. Y cuando yo pienso en orar, yo pienso en una expresión de fe. ¿Cómo yo sé que alguien tiene fe en Dios cuando oro? Si tú no oras, honestamente, yo tengo que dudar si tú tienes fe en Dios, porque la fe al llorar, yo estoy literalmente expresando mi dependencia de Dios. Y yo entiendo que eso puede ser un buen tema para un próximo episodio, donde podemos hablar de cómo uno depende de Dios en la oración. Pero, como Yancar y yo estábamos discutiendo, una de las razones principales por las cuales debemos orar, es porque Jesús oraba. Vamos a pensar un poquito. Jesús, Dios hecho hombre, que vivía sin pecado toda su vida, Él oraba desde que estuvo aquí en la tierra. Ponía todo en las manos del Padre y se dejaba llevar por lo que Él quisiera hacer. Un hombre que no hizo mal y no podía hacer mal, oraba más de que nosotros pecadores y débiles oramos. Pero por una gran margen, ese hombre estaba siempre orando, siempre. Con sus apóstoles que se dormían, en sus momentos... Y tú dices, ¿sabes? Ese siempre fue un hombre derechito y tú dices, ¿por qué ese hombre se quedaba ocho horas orando, verdad? Es como dice Lucas 6.12, Él estuvo toda la noche orando y luego los discípulos tuvieron que ir a donde Él y dijeron, mira, el peña no va a orar. Es un gran ejemplo para seguir. No vamos a ser como Jesús, pero es un buen ejemplo de lo que es posible y lo que es la disciplina y la comunicación con el Padre. Exactamente. Incluso, mírate, uno de los quotes del libro, una de las citas del libro, es que en su mejor versión, la oración constituye la expresión de la vida total. Y una de las cosas que él argumenta en el primer capítulo es que tú debes orar como tú vives. Mírate eso, tú debes orar como tú vives. Y hay muchos versículos que uno puede utilizar para fundamentar ese argumento, que es muy cierto. Y, Dean Carlos, cuéntanos un poquito de eso, ¿verdad? Hay muchas personas que oran simplemente porque están en su peor situación o oran porque, pues, es la única forma que pienso solucionar este problema. Y hay tantas perspectivas y tanta razón porque la gente ora solamente en lo malo. Y tú puedes decir, bueno, es que a mí lo que me pasa es lo malo. Y, pues, hay gente que, vamos a decirlo de la verdad, hay gente que tiene más batallas que otras personas. Pero también hay que recordar, hay gente que lo que ve es lo malo. Y cuando tú mandas a ver lo malo, pues malo va a haber. Yo conozco gente, y ustedes conocen gente que para todo, para todo, una lucha dicen, yo estoy salado, a mí no me sale nada bien, ¿por qué yo sigo aquí? Ok. Y está bien, y lo oran. Hablan con su padre, le piden misericordia, le piden ayuda, le piden soluciones. Exactamente. Y hasta ahí llegaron. Porque están viviendo una vida de negatividad y de problemas. Y sí, la vida hay problemas, pero eso no es todo. Porque yo te apuesto a ti, que en este mundo, privilegiado que somos, y esto me lo digo a mí mismo, privilegiado que soy, porque yo sí, yo tengo muchas razones, muchas cosas que pedir. Pero tengo más cosas de dar gracias que pedirle. Porque uno lo que ve es lo malo. Porque cuando tú vives una vida así, tú lo mandas a orar por lo que vives y lo que ves. Eso es así. Mira, es que una de las cosas que mencionaba en el primer capítulo que yo la llegué interesante cuando lo estaba leyendo con Don Giancarlo, y es que a veces Dios en su misericordia contesta las peticiones de una persona que no vive conforme a su voluntad. O sea, mírate eso. A veces Dios en su misericordia responde a peticiones de personas que no están viviendo en obediencia a Dios. Y nosotros, y yo sé que ustedes también, han conocido una persona que de momento dice, mira, yo estaba viviendo un momento difícil y de momento se me ocurre orar a Dios y Dios me respondió. Y tú te pones a pensar, pero esta persona está viviendo el carete. O sea, esta persona está viviendo el carete como Dios escuchó la oración de él. Y a veces no contesta las mías que yo estoy tratando de servirle. Como en uno celoso. Sí, pero de nuevo, eso es misericordia de Dios. Claro está. Vamos a, ahora mismo yo quiero leerle lo que dice Primera de Juan, capítulo 3. Mira cómo dice Primera de Juan, capítulo 3, versículo 19 en adelante. Y en esto conocemos que somos de la verdad y aseguraremos nuestros corazones delante de él. Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios y él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios y cualquiera cosa que pidiéramos la recibiremos de él, porque, y aquí viene la palabra clave, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él. Y mira cuál es su mandamiento, que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros por el espíritu que nos ha dado. ¿Yan, qué tú crees de eso? Es que más claro no canta un gallo. Es verdad, se explica todo porque es tan sencillo, pero eso es algo que todo el mundo sabe. Yo sé que todos ustedes, si son cristianos de la Biblia, lo han escuchado, lo han escuchado. Y todo el mundo es brutal y ahí lo dejan. Y ahí lo van a dejar y yo soy culpable de eso. Hay cosas que yo, que todavía me falta mucho para aprender y memorizarme la Biblia y cosas así, yo leo eso y digo ¡Ah! ¡Claro! Pero, ¿qué es verdad? Específicamente, si lo miro bien. ¿Cómo dice? En la parte que me gusta que me dice, conocemos de la verdad y aseguraremos nuestro corazón delante de él. A mí me encanta eso porque, pues lo dice, la verdad. ¿Qué? Y nuestros corazones. Estas son mis dos palabras claves que yo voy a llevar. La verdad es la Biblia. Y sin eso, perdón, ¿cómo tú vas a saber que es la verdad? ¿Cuál es tu guía? Es la Biblia. Te tienes que asegurar que cuando tú pidas, cuando tú ores, cuando tú andes con Dios, tu corazón esté en la verdad. Que si hay dudas, en una petición tuya o si tienes dudas, porque van a haber momentos de dudas y la duda no es buena, pero a la misma vez la duda te recuerda. Es el espíritu diciéndote a Dios, busca la palabra. ¿No estás seguro? Usa la Biblia. Asegúrate de lo que estás pidiendo conforme a los mandamientos de la voluntad de Cristo. Que si tú no puedes conseguir una razón o estás dudando, es por algo. Algo que yo a veces le decía a algunas personas es que cuando no sepas qué orar, ora la Biblia. Mira eso, ora la Biblia. Si nosotros vamos a leer los Salmos, sí, son canciones, pero muchas de esas canciones son en forma de oración a Dios, donde a veces están clamando para que el Señor les dé sabiduría, para que el Señor les quite la maldad que hay en ellos, para que el Señor los perdone. Literalmente uno puede orar para todos aspectos de la vida humana. La oración es una gran forma de demostrar fe. ¿Dependencia? Dependencia. ¿Y qué mayor forma? Como dice mucho en los versículos, es orar en secreto. ¿Por qué lo dice así? ¿Es que a usted le gusta estar escondido? No. ¿Qué forma más grande puede demostrar fe? Que yo, en mi tiempo privado, cuando nadie me está viendo, yo ajodillarme y usar mi tiempo privado solo con Él. Una cosa, yo puedo orar al frente de una multitud porque... Recibir los aplausos, tío. Puedo recibir los aplausos es porque, pues no hay más nadie, vamos a hacerlo yo. Pues no solamente por los aplausos, a veces, ¿a quién se le ocurre algo? Yo voy a orar para la gente. Pero algo tan simple como tú enseñaste a los secretos entre tú y Él. ¿Qué más forma que tú puedes demostrar tu fe? Porque tú no estás loco, tú estás hablando solo. Tú estás hablando con el Padre. Y tú para hacer eso, eso es fe. Incluso dice la Biblia que Él te recompensará en público. Lo que uno haga en secreto, Él lo recompensa en público. Y eso es gracia. ¿Por qué? Misericordia y gracia. ¿Por qué no tiene? ¿No hay razón? ¿Por qué? Es que no hay más nada. Y también, hablando de otro aspecto de la oración, ya Carlos mencionó la palabra de la verdad. ¿Dónde encontramos la verdad? En la Escritura. Y en el libro de Santiago, porque Santiago tiene muchos puntos buenos sobre la oración. Específicamente capítulo 4, versículo 1 al 4. ¿De dónde vienen las guerras y los peitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones las cuales combaten en vuestros miembros? Cuando pisáis y no tenéis, mataréis y no ardeis de envidia y no podéis alcanzar. Combatís y luchéis para no tenéis lo que deseís, porque pedís y pedís y no recibís. Clave ahí. Porque pedís mal para gastar en vuestros deleites. Oh almas adulteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera pues que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Uno pide y no recibe. ¿Pero por qué no recibe? Porque estamos pidiendo mal. En este caso en específico, Santiago está mencionando que estamos pidiendo conforme a nuestros malos deseos. Quiere decir que cuando uno ora, uno tiene que tener mucha conciencia de con qué intención uno está orando, porque Dios conoce la intención del corazón. Por ejemplo, Señor, dame mucho dinero. Ahora, el dinero en sí no está mal, pero ¿con qué intención tú quieres ese dinero? Tal vez en tu mente estás pensando, porque yo quiero gastarme y comprarme un montón de cosas, quiero estar en deuda. En otras palabras, la avaricia que la Biblia dice, que la avaricia es idolatría. Porque estás dando más valor a las posesiones terrenales que a Dios. Y Dios te va a conceder eso, es una buena fe y Dios te lo va a conceder. Hay que llegar a la gente al baile en la oración, el cha-cha-cha de convencer a Cristo, de luchar con él. De convencerte a ti, porque eso es lo que tú estás haciendo, convenciéndote a ti. Porque, al fin y al cabo, él conoce tu corazón más que tú, pero hasta tú sabes. Tú sabes que esa vocecita que tú tienes atrás, que a veces tú dices, Señor, dame esto. Tú sabes, porque es para bien, es para bien. Pero tú sabes y Dios sabe que el momento en que tú tengas ese dinero, quizás te vayas al casino. Porque hay muchas formas de hacer mal con el dinero, como hay formas para hacer bien. Y si tú estás pidiéndole a Dios una herramienta para el mal, ¿a qué te va a dar? ¿Estás pidiendo mal? Es algo que tú dices, no está mal, pero ¿para qué? No, y aquí acto mío mismo ahora mismo, a la mente. Cuando uno ora, uno debe estar buscando la gloria de Dios. Como tú me estabas comentando ahorita, cuando mis peticiones están buscando glorificar a Dios, mis peticiones están buscando poner el nombre de Dios en alto o están buscando solamente satisfacer mis deseos. ¿Ves? Y mira, por eso es que Santiago lo está diciendo bien claro. Mira, nos recibimos porque no estamos pidiendo con el corazón adecuado, no estamos pidiendo con la mentalidad adecuada. Y aquí que entonces se confirma con Primera de Juan, capítulo 5. Cuando lo dice bastante claro, mira cómo dice, Primera de Juan, capítulo 5, versículos 14 y 15. Y esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. Y sabemos que Él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que hayamos hecho. Pero mira que claro está, si pedimos conforme a su voluntad podemos estar completamente seguros de que vamos a recibir lo que le pidamos. Claro está, y esto es incluyendo el hecho de, como hablamos al principio, de que nuestra vida está en obediencia a Dios y estamos haciéndolo caer la grada. ¿Ves? So, Jean Carlos, ¿dónde conseguimos la voluntad de Dios? Es una pregunta tan misteriosa. Ay, espérate, disculpa, está el cambo. No, es que tiene cabeza el cambo y es tan triste que, pues, gente va a decir, yo puedo oír muchas respuestas de esto, pero solamente hay una, claro, y solamente hay una que es, papá Aurelio, la Biblia, para algo está. Si tú quieres escuchar la voz de Dios, tú crees que yo lo escucho, que Dios no me comunica. La Biblia, ahí está todo, todo, ahí lo dice, está todo. Tiene de más. Todo lo que el hombre necesita para lo que es la salvación, nuestra fe, cómo vivir, mira, está ahí. Para nuestra vida corta como humanos, hay de más. Porque si la Biblia está hecha para el mundo entero, para humanos, so crees y ten confianza que nuestros problemas, que en lo largo son pequeños, para la perspectiva de Dios, hoy basta para el mundo, que hasta a ti se te olvidan los problemas que hay en diez años. La Biblia eso es nada para la Biblia. La Biblia ya, bueno, por algo se llama la palabra de Dios. La Biblia, aunque fue escrita hace miles de años atrás, por al menos 40 autores diferentes, ya de por sí son milagrosos, y todos están de acuerdo en lo que están diciendo, no se contradicen uno con el otro. A pesar del libro ser escrito hace miles de años atrás, todavía se levanta hoy día a los temas, a los que estamos viviendo hoy día, a los pecados que están cometiendo el mundo hoy día, a los problemas que estamos viviendo, las profecías que se siguen cumpliendo. Mira, la Biblia es útil para todo, y en este caso, muy útil, para lo que es la oración, en la vida del cristiano. Ahora, algo que no podemos evitar pensar es, cuando uno vive en una vida de desobediencia a Dios, especialmente si una persona dice, yo soy cristiano, pero quiero hacer mis cositas del mundo, y trato de justificarme, eso la Biblia le llama un hombre de doble ánimo. Y Santiago, porque es que Santiago tiene muchas cosas por hablar, Santiago tiene un pasaje que no podemos olvidar, eso está en el capítulo 1, versículo 5 en adelante, donde dice, y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Hasta ahora vamos bien, pero mira que dice en versículo en adelante, pero pida con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense pues, mírate esto, no piense pues quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor, porque el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. En todos sus caminos. Gente, y esto es algo que tenemos que entender, dudar la palabra de Dios, dudar a Dios mismo, es pecado. Tú dices, pero Manuel, eso, dudar, pero por qué, dudar pues a veces uno duda, lo que sucede es lo siguiente, cuando ponemos en duda la palabra de Dios, estamos poniendo en duda la naturaleza de Dios mismo, un Dios que es imposible que mienta, un Dios que como leemos en Santiago 1, versículo 17, que no tiene sombra de variación, Él no cambia, Él mismo ayer, hoy y siempre, y cuando ponemos en duda lo que Él dice acerca de la oración, lo que Él está pidiendo de la oración, lo que ya hemos leído, cuando ponemos en duda eso, ¿tú te crees que Dios me va a responder las oraciones? Cuando al poner en duda su palabra, yo estoy pecando contra Él, estoy siendo desobediente a Él por poner en duda. Se llama confiar, y tú confías en estas palabras, porque hay cosas que nosotros, para los cristianos, obvio, y tú confías, pero para esto no, pero no hay consistencia. Pues tú le creas a Dios en esto, pero no le crees en esto, como si fuera que Él se contradice o Él mismo cambia. Picking shoes. Esto me gusta, me encanta este libro de la Biblia, porque me hace sentir bien, pero esta, nada, yo no sé de esto, no abunda, y es un peligro. Es un peligro, claro que es un peligro. Y aquí es que viene, incluso como estábamos hablando ayer, antes de grabar este podcast, tenemos que negarnos a nosotros mismos. Tenemos que negarnos a nosotros mismos. ¿Cómo tú conoces a un hombre piadoso, santo, la mayor, es más, no, ni siquiera la mayor, el casi 100% del tiempo, un hombre que vive conforme a la voluntad de Dios, es un hombre de oración. Cuando yo veo un hombre que ora, y ora pues de corazón, no está orando por show, inevitablemente tú no puedes ignorar el hecho de que ese hombre está viviendo una vida santa. Y cuando tú conozcas a un hombre así en tu congregación, que ora, en vez de admirarlo, imítalo, en vez de admirarlo de que, ah, mira cómo ese hombre ora, yo quisiera ser así, no, no, no, tú tienes que ser así. Imítalo, y imita, y yo he sido prueba de eso, porque yo he visto gente, lo he visto en los meses, yo me he puesto en prueba, yo he ido a cosas de la ciudad, me he conocido aquí en una iglesia, en una vigilia, fue la primera experiencia para mí, y créemelo, estaba perdido. Era una experiencia nueva, normal, está como es esto, pero cuando yo vi que era simple, vi a mi elders, a los mayores, y después yo los vi a jodilla en su silla, orando, en su mundo, con Dios, no orando, hablando, silencio, en el templo entero, y te digo, habían como subastantes personas esa noche, orando, aparte cada uno, en su mundo. Dice pues ok, y yo rápido, y dice pues, yo voy a hacer lo mismo, así de simple, hice cosas al ladito, y me arrodillé allí en la silla, y estuve, no sé ni qué decirte, porque yo ni miré tiempo nunca. Y fue una de las mejores experiencias que yo he tenido en mi vida espiritual. Ustedes no saben porque uno se acostumbra a lo alto, a lo emocionante, a la música, que no está mal, pero tú llegas a un nivel donde tú ves una congregación entera, orando, con el Padre, cada uno hablando con el Padre, de corazón, en silencio, no hay nada más hermoso que eso. Todavía, en toda mi vida, no he visto nada más lindo que eso. A mí me salieron lágrimas, no tengo mentir. Es que, ¿qué podemos decir? Mira, Dios llama a todo cristiano, a todo cristiano, a orar. Eso es, sin excepción alguna. Pablo es bien claro cuando dice orar sin cesar. Realmente está diciendo, ¡ora siempre! ¡Ora siempre! Es como, tú respiras, trata de orar también. Tus pensamientos son oraciones. Oraciones, constantes. Y sabemos que en los próximos episodios tal vez cojamos unas oraciones de la Biblia, y las analicemos, qué aspecto podemos tomar de ahí, de esas oraciones. Pero, no podemos ignorar el hecho claro de que la Biblia, en otras palabras, el Señor, está ordenando orar, a pedirle a Él. Y, es importante que hagamos esto, porque si queremos ver la mano de Dios orar, en nuestra vida, pues tenemos que pedir. ¡Acéptalo o no! Tenemos que pedir. No es que Dios no quiera orar en nuestras vidas. Él quiere orar. Él quiere orar. Pero algo que sí espera en tu vida espiritual es, mira, pídeme, y se te os dará. Pedir, y se te os dará. Es una orden clara. Y mira qué hermoso, Él nos va a dar. Nosotros disfrutamos de ese gozo, de que cuando oramos al Padre, Él nos responde. Eso no lo tiene el mundo. Voy a aclarar eso. Eso no lo tiene el mundo. Solamente Dios le da ese privilegio al cristiano, de que cuando le pedimos a Él en oración, Él nos responde. Porque Él nos salvó. Nos sacó de las tinieblas a su luz admirable. Una persona salva, inevitablemente, tiene que convertirse en una persona de oración. Y claro está, que San Carlos y yo lo sabemos. El cristiano, una vez uno está empezando a orar, hay momentos que estamos en nuestro pico donde estamos orando casi 24-7. Pero hay momentos donde uno se desanima y se le olvida orar. O se le olvida orar, o se entretiene con las cosas. Lo que pasa en el mundo, te enfocas, el trabajo, otras cosas, y cuando vienes a ver, ¿qué pasa? ¿Qué pasa? Me ha pasado reciente que los otros días yo dije, no, yo hoy, antes de irme a trabajar, cogí la Biblia, en donde yo siempre me siento, en donde yo trabajo, y lo puse al frente de mi cara. Y dije, yo voy a llegar, yo voy a leer la Biblia, y voy a orar a la misma vez. Después, juntos, todos juntos. Yo lo hago después, no, no, no. El después nunca. Y yo me force. Yo trabajo, no importa lo que yo esté haciendo, hice mil cosas, y cuando la vi, estaba en mi cara. No te acusas. No voy a escapar, pobre. Porque para yo, coger la Biblia, y tirarla para el lado, yo tengo muchos ejos en la cristo para hacer eso. Esto está bueno, esto está bueno. Sí. Y aquí es que viene la palabra clave. Uno como cristiano, y ahora estamos entrando a la conclusión y a lo práctico. Uno como cristiano, tiene que crear el hábito. Hay un hábito. Porque tú respiras constantemente, de la misma forma tú tienes que crear el hábito de orar constantemente. Y para eso, hay que, en la mayoría de los casos, ignorar la carne. Porque la carne no quiere orar. El mismo Jesús le dijo a los discípulos, oren para que no entren en tentación, porque la carne es débil. Aunque el espíritu está dispuesto, la carne es débil. No se quiere acostar en la cama. La carne tiene unas diez mil cosas para evitar una cosa. Porque ¿qué sucede? Como el Espíritu Santo habita dentro de ti, dice la Biblia que el Espíritu Santo se opone a las cosas de la carne, y la carne se opone a las cosas del Espíritu. Quiere decir que hay una guerra. Hay una guerra con tu propia carne. La pregunta es ¿quién va a prevalecer? ¿Va a dejar que tu carne prevalezca? ¿O bajo el poder que el Espíritu Santo te da, en el momento en que tú te convertiste, va a someter la carne? Si tienes que alimentar el Espíritu, si no lees Biblia, si no oras, no hay recursos. ¿De dónde el Espíritu va a sacar alma? ¿Dónde está tu alma? Te la vas a perder. Te la puedes vivir, tú puedes ser el más duro, pero tú vas a encontrarte que tú lo vas a vivir. En ese momento que estás ahí, orando, leyendo Biblia, orando, leyendo Biblia, cuando dejas de orar, cuando dejas de ver, empiezan a llegar las tentaciones, es un 180. La vida cambia. Yo lo he experimentado, porque el hambre que tú sentías y sientes, tú no puedes dejar que el cuerpo cambie. Tú alimentas tu cuerpo porque tú sabes, si tú comes, es para poder vivir. Si no alimentas tu espíritu, no tú vas a vivir. Exactamente. Es una alimentación constante. No te conformes solamente con leer la Biblia. Claro está, léela, porque muy pocos lo leen. Pero cuando tú leas la Biblia ahora, pídele al Señor que te ilumine, y eso va a ser un tema que podemos tocar. Va a ser impresionante, porque el testimonio de la Biblia sobre orar, para poder entender la Escritura, es bastante claro. En todo lo que tú hagas, preséntaselo a Dios en oración. Él es el Dios soberano, Él tiene el control de las cosas. Pónselo en sus manos. Tu vida de oración actual, pónselo en las manos a Dios. Dile, Señor, yo quiero orar mal, yo quiero obedecerte a ti, yo quiero hacer tu voluntad, pero soy débil. Admítelo, soy débil, pero ayúdame. En algún futuro vamos a estar hablando de temas prácticos, de cómo vamos a orar, cómo tenemos que orar, qué la Biblia enseña sobre la oración, etcétera. Pero espero que lo que haya escuchado hasta el momento, de esta conversación sobre la oración, le haya sido de bendición a cada uno de ustedes, y que lo motive a tomar en serio su vida de oración. Que como decía el primer capítulo del libro, que la vida tuya entera sea una oración, que tus pensamientos, todo sea una constante oración. Últimas palabras, Jan, ¿qué tú crees? Lo último que yo diría era, si van a acogerle estas palabras al corazón y tienen una forma de ponerlo en práctica, que el libro menciona, evalúen sus oraciones. Oren, y si pueden, después recordarlo, basta escribir de qué oraste, qué oración hiciste esa noche, y por qué la hiciste. Y evalúate por una semana, o no sé cuántas semanas, o cuanto tú desees tomar. Y ahí tú puedes decir, y ahí tú mismo puedes ver, cuando lo veas para atrás, tus oraciones, en dónde tu corazón está. Cómo tú estás orando. En estas dos semanas, yo lo que hice fue, me enfoqué en lo malo. No, yo no puedo hacer eso. Y hay que tú lo ves, porque eso es algo que yo aprendí también con el libro, y nunca pensé en evaluar mis oraciones, porque uno ora y ya se olvida. Pero acuérdate, orar es como una conversación con Cristo, y si tus conversaciones son inconsistentes, y hasta tú lo puedes ver, cuando lo miras por un lado, estudiarte a ti mismo y verte a ti, analizarte. ¿Cuándo fue la última vez que yo me senté a orar y vi gracia a Dios? Porque yo siempre he sido, las mismas oraciones hoy han sido tan inconsistentes. Y eso es un buen ejercicio, si quieren tomarlo, para saber en dónde ustedes están espiritualmente. Esa es la mejor conclusión que podemos haber dado aquí. Bueno, el Señor les bendiga. Si les gustó, por favor, miren, compártanlo con alguna amistad, compártan podcast. Nuestra meta es poder seguir haciendo más episodios. Tenemos esa meta de ser más consistentes. Obviamente pedimos sus oraciones para que nuestro podcast siga creciendo para la gloria de Dios. Y nada, el Señor les bendiga. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org

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