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En este Podcast recordaremos el significado de la Navidad y el regalo hermoso de Dios para la humanidad.
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En este Podcast recordaremos el significado de la Navidad y el regalo hermoso de Dios para la humanidad.
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En este Podcast recordaremos el significado de la Navidad y el regalo hermoso de Dios para la humanidad.
In this information, the speaker discusses the topic of Christmas and the importance of Jesus' birth. They analyze the perspectives of the two evangelists, Matthew and Luke, and how they focus on different aspects of the story. They highlight that Joseph and Mary were both people of faith, and how Joseph believed the angel's message about Mary's pregnancy. The speaker emphasizes that faith is essential in understanding God's supernatural acts. They also mention the significance of Jesus' lineage from King David and how it fulfills prophecy. The angel Gabriel appears to Mary and assures her that she will conceive a child by the Holy Spirit. The speaker emphasizes that God's plans are not always what we expect. They conclude by mentioning that Jesus came to be the Savior for all, regardless of their sins or background. Bendiciones familia, muy buenos días, hoy en Desayunando con Jesús vamos a revisar el tema de la Navidad, algo que en estos días nos recuerda que Cristo Jesús nació y vamos a también a estudiar y analizar el por qué es importante que Cristo Jesús haya nacido. Bien, sin más nos vamos a ir al texto para poder revisar los hechos de acuerdo a lo narrado por dos evangelios, el evangelio de Mateo, el evangelio de Lucas y esto es lo que señalan el uno que fue un testigo presencial y el otro que fue un testigo que vino trayendo e investigando desde un punto de vista digamoslo así como más científico porque Lucas era esto, era un estudioso y que recibió e investigó textos y señales que Mateo no los enfoca desde su punto de vista y que Lucas nos amplía en el contexto. Mateo resalta más en la parte donde narra la concepción y todo el tema del nacimiento de Jesús a José, pero Lucas lo hace más enfocado a María. Entonces vamos a ver los dos puntos de vista y en qué concuerdan para empezar a narrar todo este acontecimiento maravilloso que es el nacimiento de Cristo Jesús. Bien, vámonos al texto primero de Mateo donde dice que José era el prometido de María y éste era un hombre justo y no quiso avergonzarla en público, por lo tanto decidió romper el compromiso en privado. Un hombre justo, ¿qué es un hombre justo? Un hombre justo es un hombre de fe, como lo fue en su momento David, Moisés, como lo fue en su momento todos los grandes personajes bíblicos Abraham, Isaac, Jacob, fueron hombres de fe. Pero al nosotros entender hombre justo tal vez lo relacionamos como alguien que ha sido encontrado como un bien portado delante de Dios. Y la verdad no tiene mucho que ver con esto, sino más bien con el hecho de que ellos creyeron a Dios, no sólo creyeron en Dios, sino le creyeron a Dios en los momentos más difíciles, es decir, cuando Dios se le manifiesta a Moisés en la zarza, éste cree que es Dios. Cuando David es ungido como rey, sabe que es Dios que lo está poniendo como rey de Israel. Cuando Moisés levanta la vara para abrir el mar rojo, sabe que es Dios quien va a hacer todo por medio de que Él le cree, y esto es tomado como un acto de justicia. Y ya vamos a ver por qué es relevante este tema de este concepto de fe, de justicia. Bien, entonces al hablar de José como un hombre justo, lo que nos está enseñando la Biblia es que era un hombre de fe. Mientras consideraba la posibilidad, es decir, de dejar a María en privado, un ángel del Señor se le apareció en sueños, y le dijo, José, hijo de David, le dijo el ángel, no tengas miedo de recibir a María por esposa, porque el niño que lleva dentro de ella fue concebido por el Espíritu Santo, y tendrá un hijo, y lo llamarás Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. Importante aclaración, ¿por qué se llamará Jesús Yeshua, que significa la salvación de Jehová o de Yahvé, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados? Todo eso sucedió, le dice el ángel a José, para que se cumpliera el mensaje del Señor a través de su profeta, ¿de cuál profeta? Isaías, que dice, miren, la Virgen concebirá un niño, dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel, que significa Dios está con nosotros. La palabra que se escribe en hebreo, o que se la traduce ahora como Emanuel, en realidad es Immanuel, Immanu, con nosotros, Él, el diminutivo de Elohim, todopoderoso, significa literalmente, con nosotros el Todopoderoso. En fin, José despierta, y cumple, claro, como un hombre de fe, le están citando un texto bíblico del Antiguo Testamento, de la Torá, y él dice, esto es verdad, porque yo sé que Dios actúa de formas sobrenaturales. Este es el punto esencial de la fe, saber que Dios actúa de formas sobrenaturales, que no están concordantes con nuestro pensamiento, ni en nuestra forma de mirar las cosas. La fe no se mide en el día a día, cuando todo va saliendo al pie de la letra, como nosotros pensamos que va a transcurrir nuestro día. Sí, nosotros sabemos que todos nuestros actos están regidos por la voluntad de Dios, pero no tenemos esa conciencia plena. ¿Cuándo empezamos a tener esa conciencia plena? Cuando ocurren actos sobrenaturales, como éste, que una mujer, siendo virgen, va a ser concebida un hijo por medio del Espíritu Santo de Dios. Y Lucas lo resalta en su narración en el Evangelio. Dice, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, una aldea de Galilea, a una virgen llamada María. Ella estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José. De paso, el nombre María, como lo conocemos, en realidad se debería decir María, que significa, Yahvé, o Jehová, es mi Señor. Eso significa el nombre María. María, Yahvé, o Jehová, es mi Señor, es mi Dios. Entonces, dice que estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. ¿Por qué resaltan los dos Evangelios que tiene que ser descendiente del rey David? Porque dentro de la línea que trazó Dios para que nazca el Mesías, el Redentor, el Salvador, debía cumplir con esa línea de linaje de la casa de David. Los dos resaltan ese hecho. ¿Para qué? Para que la gente que escuche tendría la certeza de que es, en verdad, el Mesías. Claro, en ese tiempo, las genealogías se llevaban a cuentas, como nosotros ahora, un árbol genealógico, donde sabemos que nuestro papá es nuestro papá, nuestro abuelo, nuestro bisabuelo, tatarabuelo, pero en esos tiempos era importantísimo trazar la línea de los linajes. Entonces, con eso se garantizaba que alguien que llevaba un registro, ¿no?, se podía comprobar que en verdad se está tratando de una persona que tiene el linaje de David. ¿Bien? Y le dice, no tengas miedo, María, le dijo el ángel, porque has hallado el favor de Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será muy grande y lo llamarán Hijo del Altísimo, Hijo de Dios. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David, porque es importante para el tema de la profecía, y de sentar que es, en verdad, el Mesías, y reinará sobre Israel para siempre, y su reino no tendrá fin. Aquí está todo el contexto de la obra de Dios, y todo el mensaje, y toda la historia de Cristo Jesús. ¿Sí? Dice, vendrá, pagará el precio de los pecados de su pueblo, porque lo librará de sus pecados, y luego reinará para siempre sobre Israel, y su reino no tendrá fin. Claro, y María, al escuchar todas estas palabras, lo primero que se le viene a la mente es, ¿cómo va a pasar esto si yo no he tenido relaciones íntimas con el que va a ser mi esposo? Yo soy una virgen. Y el ángel le contesta, el Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por lo tanto, el bebé que nacerá será santo, apartado, y será llamado Hijo de Dios. Además, tu pariente Elizabeth quedó embarazada en su vejez. Antes, la gente decía que ella era estéril, pero ahora ha concebido un hijo, y ya está en su sexto mes de embarazo. Pues la palabra de Dios nunca dejará de cumplirse. Miren bien, ¿cómo le habla el ángel a María? ¿Y cómo le habla a José? A José le cita el texto de Isaías, un hombre de fe. A María le dice, mira el acto sobrenatural que ya ocurrió con tu prima, con Elizabeth. Ella ya está siendo anciana, quedó embarazada del que va a ser el primo de tu hijo, Jesús. Y esto ocurrió porque Dios lo determinó así. Entonces, cabe hacer algo, una aclaración. La mayoría de las mujeres matriarcas, digámoslo así, dentro de lo que es el contexto de la literatura, de la narrativa, de los hechos de Abraham, Isaac, Jacob, fueron estériles. Sara fue estéril. Rebeca fue estéril. Raquel fue estéril. Ana, la esposa del Cana, fue estéril. Elizabeth, la esposa de Zacarías, los padres de Juan el Bautista, ella, la madre, fue estéril. Pero acá Dios no usa a una mujer que ya ha tenido intimidad, que ha sido como contaminada, si cabe el término, tal vez no sea ese el término, pero que ya no es virgen, pura. Hace actos sobrenaturales sobre mujeres que ya no tenían la mínima posibilidad de engendrar hijos. Pero ahora hace todo lo contrario. Toma a una mujer que no ha conocido varón, y engendra en ella a su hijo. ¿Qué nos demuestra todo esto? Que los planes de Dios no son como nosotros creemos que van a ser. Que nosotros debemos escuchar atentamente que el mensaje principal y el único mensaje de la Navidad es que nos ha nacido un Salvador. Por eso en primera de Juan 4.10 dice el apóstol Juan, En esto consiste el amor. No en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y envió a Su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados. Es por esto que es Cristo Jesús nuestro Salvador. Ahora bien, ¿yo soy un pecador o soy un hombre bueno? Tal vez muchos pensarán, esto es para prostitutas, para gente que no tiene la vida ordenada, adúlteros, mentirosos, fornicarios. Como dice por ejemplo el apóstol Pablo en primera de Corintios 6.9-10, ¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? No se dejen engañar. Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los solomitas, ni los pervertidos sexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Guau, que duras palabras que se dicen aquí. Impresionante. Pero veamos lo que dice Romanos. En mismo Pablo en Romanos, ¿Cómo nos explica? Y nos habla en el capítulo 3, donde dice, ok, hablando de quienes pueden ser más justos o injustos delante de Dios. Y Pablo dice, ahora bien, ¿Llegamos a la conclusión de que los judíos somos mejores que los demás? Para nada, dice. Tal como acabamos de demostrar, todos, sean judíos o gentiles, están bajo el poder del pecado. Es decir, Pablo está hablando muy, muy fuerte. No creas que por hacer una liturgia, un rito, una costumbre, estás bien delante de Dios. O por pensar, yo no he adulterado, yo no miento, yo honro a mis padres, yo amo a mi prójimo porque le doy de comer, le doy de vestir, que son actos de bondad, por supuesto. Pero no es sólo eso. Dios habla y dice claramente, y lo vamos a ver, Pablo lo cita, dice, no hay ni un sólo justo, ni siquiera uno. Nadie es realmente sabio. Nadie busca a Dios. Todos se desviaron. Todos se volvieron inútiles. No hay ni uno sólo que haga lo bueno delante de Dios. No hay ni uno sólo. ¿Dónde dice esto? En el Salmo catorce del uno al tres, y en Isaías cincuenta y tres del verso uno al tres. Lo que hablan es repugnante, como el mal olor de una tumba abierta. Su lengua está llena de mentiras, veneno de serpientes gotea de sus labios. Esto está en el Salmo cinco nueve, y en el Salmo ciento cuarenta tres. Su boca está llena de maldición y amargura. Esto está en el Salmo diez siete. Se apresuran a matar. Siempre hay destrucción y sufrimiento en sus caminos. No saben dónde encontrar paz. ¿Dónde está esto escrito? Está en Isaías cincuenta y nueve siete ocho. Y no tienen temor de Dios en absoluto. Esto está en el Salmo treinta y seis uno. Obviamente, dice Pablo, la ley se aplica a quienes fue entregada, porque su propósito es evitar que la gente tenga excusas y demostrar que todo el mundo es culpable delante de Dios. Ese es el propósito de la ley. Los mandamientos están hechos para demostrarnos que nosotros no podemos cumplirlos. Podrás cumplir uno, dos, tres, cuatro, cinco, y hasta por ahí unos diez, por ponerlo así. Pero la ley no se compone solamente de diez mandamientos. El decálogo es una enseñanza que nos habla de que cada uno de los puntos que se habla ahí, de honrar padre y madre, no es solamente saludarlo, pedirle la bendición o decirle te amo papá, sino de honrarlo con todo lo que haces. Lo mismo que tienes que hacer delante de Dios, porque la honra del padre y la madre está relacionada con cómo te relacionas con Dios. En fin, entonces, pues nadie llegará jamás a ser justo ante Dios por hacer lo que la ley manda. La ley sencillamente nos muestra los pecadores que somos. Para ampliar todo esto, la Biblia dice que si no cumples un mandamiento, eres culpable de todos. Es más, para entender el nivel de perfección, no se trata de que hoy cumplí cuatro y ayer cumplí ocho, entonces me suma y tengo doce cumplimientos y así voy sumando. Y claro, con las equivocaciones voy restando y ahí me voy equilibrando. De eso no se trata, jamás ha sido así. Pablo lo explica y la Biblia es clara en esto. Simplemente dice, pues nadie llegará a ser justo ante Dios por hacer lo que manda la ley. No hay mérito. Nadie te premia por pararte en un semáforo en rojo, eso es lo natural y lo normal. Pero sí te va a caer la ley cuando te cruzas un semáforo en rojo. Y nadie te va a decir, yo voy a tomar en cuenta que durante toda tu vida no has pasado los semáforos en rojo y te voy a dejar pasar esta vez. ¿Qué tipo de justicia sería esa? Como decir, por ejemplo, has sido fiel en tu matrimonio durante veinte años y al día siguiente del año veinte eres infiel, entonces como has cumplido con todos estos años te voy a pasar esta infidelidad. Es absurdo. No se trata de esto. Nosotros llegamos a ser todos pecadores. Y esto es lo que cuenta. Y es por esto que el mensaje de este acto maravilloso de Dios hacia nosotros, porque Él pudiendo terminar con toda la humanidad al unísono, es un acto de justicia total de Dios. Pero Él decidió darnos un Salvador. Y esto es lo que se narra en este hecho. La Navidad no es la cena. La Navidad no es la reunión familiar. La Navidad no es dar regalos. La Navidad no es Papá Noel. La Navidad no es el árbol de Navidad. Todo esto lo hemos inventado nosotros para crear una parafernalia distractora de lo que en verdad es el mensaje de salvación que Dios nos da, cumpliendo con los requisitos estrictos y elevados que sólo Él pudo determinar para que nazca el Mesías. Muchos vieron a Jesús, al Mesías revolucionario que venía a librarlos de la opresión del enemigo de su tiempo, en ese tiempo los romanos. Pero lo que no vieron es que Él será llamado Hijo de Dios, cumpliendo la profecía de Isaías 7.14. Y por eso dice en 2 Corintios 5.21, Al que no cometió pecado, alguno, es decir, ni uno solo, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios. Esa justicia de Dios que le costó la vida a Cristo Jesús, a nosotros debió habernos costado la vida, pero hay una gran diferencia. Nosotros, al ser naturalmente pecadores por estar apartados de la presencia de Dios, ni haciendo millones de ritos religiosos, ni poniendo diez mil velas a los santos, ni encomendándonos a todo lo que podríamos conocer o configurar como un plan de salvación nuestro, lograríamos ni en diez vidas, ni en diez muertes de cruz, llegar a cumplir el altísimo precio de la justicia de Dios. Es por esto que el anuncio es, nos ha nacido un Salvador. Por eso es que se dice, en esto consiste el amor. No en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y envió a Su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados. La relevancia está en Cristo Jesús. Él es nuestro Salvador, Señor y Dios. Y este es el mensaje que debemos proclamar. Si no tienes reunión familiar, si no tienes amigos a quien dar un regalo, o que recibir de alguien un regalo, no te sientas mal, porque la gracia de Dios, el regalo de Dios más grande para el mundo y para ti, ya vino, cumplió con el propósito primero, que es pagar el alto precio de la justicia de Dios por ti y por mí, para que con este acto de fe, nosotros seamos encontrados justos delante de Dios, por los méritos de Cristo Jesús, y podamos decir, Abba, Padre, estamos aquí, por gracia tuya, por los méritos puestos por mi Señor y Salvador Jesucristo. Esta es la buena nueva, el reino de los cielos se ha acercado, y Cristo Jesús es nuestro Señor, Dios y Salvador. Feliz Navidad, bendiciones, hasta pronto. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org