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Historias Frente a la Hogera Educación (Edicíon de Audio)
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Historias Frente a la Hogera Educación (Edicíon de Audio)
A group of tenth grade students from Ana Josefa Morrea de Tucumán school in Santander de Quilchao, Colombia have created a podcast called "Historias Frente a la Hoguera" to revive the tradition of storytelling. The podcast features various stories and legends, such as the legend of the four dragons and the story of Orpheus from Greek mythology. The podcast also includes a story called "Mundo de Piedra" about a police officer named Carlos and a tragic love story. The podcast aims to entertain and share stories with the audience. Reciban todos un cordial saludo. Este podcast es realizado con un proyecto de los estudiantes de grado décimo de la Joraja de la Tarde, de la institución educativa Ana Josefa Morrea de Tucumán, de Santander de Quilchao. Mi nombre es Francisco Sampos. Soy docente de tecnología y informática de la institución educativa Ana Josefa Morrea de Tucumán. Historias Frente a la Hoguera es un proyecto para recuperar esa antigua tradición de las familias colombianas, de contar historias frente al fuego de un fogón, en épocas donde los medios de comunicación y las tecnologías no eran parte de la vida cotidiana de muchos. No hay una temática especial en el contenido de estos audios, solo historias contadas por parte de los estudiantes, esperamos que sean de su agrado. No habiendo dicho más, empecemos. Historias Frente a la Hoguera. Buenas, hoy vamos a estar hablando sobre varios temas como cuentos, leyendas y historias. Mi nombre es Albert Jean Ortiz Rodríguez y les voy a estar hablando sobre la leyenda de los cuatro dragones. Mi nombre es Jonathan Riasco y hoy hablaremos sobre la leyenda de Corfeos. Mi nombre es Joan Sebastián y les voy a contar sobre mundos de piedra y una estúpida historia de amor. Bueno, iniciemos. Leyenda de los cuatro dragones. Esta es una leyenda china que explica cómo surgieron los cuatro ríos principales de este inmenso país. Hace muchos, muchos años no había río ni lago sobre la tierra, solo el mar del este donde vivían cuatro dragones, el dragón largo, el dragón amarillo, el dragón negro y el dragón perla. Un día los cuatro dragones salieron a la superficie del mar y decidieron ir a darse una vuelta por el cielo. Allí jugaron al escondite entre las nubes esponjosas, volaron y planearon, saltaron y rieron. De repente el dragón perla gritó, ¡Venid aquí rápido! ¿Qué ocurre? preguntaron los tres mirando hacia donde señalaba el dragón perla. Sobre la tierra vieron a mucha gente sacando frutas y tartas y quemando varitas de incienso estaban rezando. Una mujer joven arrodillada en el suelo con un niño delgado sobre la espalda imploraba, ¡Por favor Dios del cielo envíanos lluvia rápido o no tendremos nada para comer! No había llovido desde hace mucho tiempo, los cultivos se marchitaban, la hierba se volvía de color amarillo y los campos se secaban bajo el sol abrazador. ¡Pobre gente! ¡Qué pena me dan! dijo muy triste el dragón amarillo. Si no llueve pronto no tendrán nada para comer y morirían, dijo el dragón negro. Los cuatro dragones se quedaron muy pensativos buscando alguna solución para ayudar a la gente de la tierra. Y si fuéramos a ver al emperador Jade y le pidiéramos que enviara lluvia a la tierra, propuso el dragón perla. ¡Muy buena idea! contestó el dragón amarillo. ¡Sí, seguro que él podrá ayudar a esa pobre gente! contestó el dragón negro. Así que los cuatro dragones se dispusieron a visitar al poderoso emperador Jade que vivía en el palacio celestial. El emperador Jade era muy poderoso ya que se encargaba de los asuntos del cielo, de la tierra y del mar. Los cuatro dragones entraron corriendo en el palacio celestial. El problema que les traía era realmente urgente pero el emperador Jade no le gustaron aquellas prisas ya que estaba en un concierto de hadas. ¿Qué estáis haciendo aquí vosotros? les preguntó enfadado. ¿No deberáis estar en vuestro mar? El dragón largo se acercó al emperador y le dijo. Majestad, hemos venido a pedirle que envíe un poco de lluvia a la tierra. Los cultivos de la tierra se están secando por falta de lluvia y pronto la gente no tendrá nada para comer. Está bien, dijo el emperador Jade. Iros tranquilos, mañana enviaré la lluvia y siguió escuchando tranquilamente las canciones de las hadas. Muchas gracias, majestad, contestaron felizmente los cuatro dragones. Pero pasaron diez días y todavía no había caído una gota de agua sobre la tierra. La gente pasaba hambre, comían cortezas de árbol o raíces de plantas y cuando esto se acabó comieron incluso arcilla. Viendo esto los cuatro dragones se sintieron muy mal y se dieron cuenta que el emperador Jade solo se preocupaba de pasarlo bien sin tomar en serio los problemas de la gente. Solo podían confiar en ellos mismos para ayudar a la gente de la tierra. ¿Pero cómo iban a hacerlo? Mirando hacia el mar el dragón negro dijo que había tenido una gran idea. ¿Qué es? Vengan rápido, cuéntanoslo, gritaron los otros dragones. Mirad, ¿no veis que hay muchísima agua en el mar en el que vivimos? Podríamos llenar nuestras bocas de agua y luego rociarlas sobre la tierra. Sería como la lluvia, explicó el dragón negro. Es una idea fantástica, dijo el dragón amarillo. Los campos se regarán y la gente podrá recoger las cosechas y no morirán de hambre. Vamos chicos, no hay tiempo que perder. Espera un momento, dijo el dragón perla, muy pensativo. ¿Qué ocurre ahora? ¿No ves que tenemos prisa? contestó el dragón largo. La gente de la tierra está esperando la lluvia. ¿No habéis pensado en el emperador Jade? Nos castigará si se da cuenta. A mí no me importa, contestó el dragón largo, con determinación. Haría lo que fuera para ayudar a esa gente. Pues a mí tampoco me importa, contestó el dragón perla. El dragón amarillo y el negro se miraron y dijeron a la vez, a nosotros tampoco. Entonces manos a la obra, pase lo que pase, nunca arrepentiremos de esto, exclamó el dragón negro. Así que volaron hacia el mar, abrieron bien sus bocas y las llenaron de agua. Volvieron a lanzar el vuelo y revolotearon por el cielo produciendo viento. Sus alas taparon el sol y la gente miró al cielo creyendo que en verdad se adecinaba a una gran tormenta. Entonces los cuatro dragones empezaron a pulverizar el agua sobre la tierra. Cuando habían vaciado sus bocas, volvían a llenarla en el mar y subían al cielo otra vez. Y así lo hicieron una vez y otra hasta que había caído una buena lluvia sobre la tierra. La gente salió de sus casas mirando hacia el cielo y gritando con alegría, está lloviendo, está lloviendo, salvaremos la cosecha. El agua cayó sobre la tierra y los campos reverdecieron. La gente cantaba para agradecer al Dios del cielo, la lluvia y los niños bailaban y saltaban sobre los charcos de agua. Cuando el emperador Yates se dio cuenta que estaba lloviendo se puso furioso. ¿Cómo se habéis atrevido a llevar lluvia a la tierra sin su permiso? Ordenó que sus soldados fueran a buscar a los cuatro dragones y los trajeran ante él. Estaba dispuesto a castigarlo muy duramente por haberlo desobedecido. Cuando los dragones estuvieron en el palacio celestial el emperador Yates llamó al Dios de la montaña y le ordenó que trajera cuatro montañas para encerrar a los cuatro dragones. El Dios de la montaña trajo volando cuatro montañas y las colocó sobre los cuatro dragones que quedaron atrapados sin poder moverse. Aún así los cuatro dragones nunca se arrepintieron de lo que habían hecho porque habían ayudado a la gente que lo necesitaba. Convencido de que era hacer siempre buenas acciones para ayudar a los hombres los cuatro dragones se convirtieron en cuatro ríos que fluyeron a lo largo de las altas montañas y profundos valles, cruzando la tierra y ofreciendo su agua a la gente para llegar finalmente al mar. Y de esta manera se formaron los cuatro grandes ríos de China, el Joli Yam, el dragón negro, el norte, el Wang Ei, el dragón amarillo, el centro con Chaoyang, La, el río largo, el sur y el Qixiang Perla en el lejano sur. Eso es todo. Fin. Hola, mi nombre es Jonathan Riasco y hoy les traeré un poco sobre la mitología griega y hablaremos sobre Orfeo. Así que empecemos. Caliope, la musa de la poesía heroica, tuvo dos amores. Uno era Eagro, rey de Tracia y el otro fue Apolo. Ambos se encontraron con ella y el fruto de su unión fue Orfeo. Eagro le dio la vida y Apolo sus maravillosos dones. Desde muy pequeño Orfeo fue un devoto seguidor de Dionisio. Como correspondía a un buen tracio, adicto a la magia y a toda la suerte de sabiduría. Cuando alcanzó la edad adulta recibió la lira de Apolo y llegó a ser un músico tan excelente que no tuvo rival entre los mortales. De todos era conocido su dulce canto, que acompañado por la lira cantaba no solo a los hombres, sino también a los árboles y las rocas, que le seguían para escucharle. Amanzaba las sierras y hasta los ríos cesaban de correr en respuesta a su melodía. Después de terminar su aventura en la expedición de los arconautas, Orfeo se enamoró de la hermosa Euridice, pero su vida conyugal sería muy breve. En las bodas de Orfeo y Euridice hubo pronósticos infaustos acerca de su futuro juntos. Y Meneo fue invitado para derramar sus bendiciones sobre los novios y acudió con sus antorchas, pero entonces el humo de las antorchas se entendió entre los asistentes y provocó lágrimas en sus ojos. En efecto, unos días después cuando Euridice paseaba por el campo en compañía de otras ninfas, Aristeo, hijo de Apolo, quiso obligarla que le prestara atención a sus calanteos amorosos, y ella al huir de él fue mordida por una víbora en el talón, a causa de cuya mordedura falleció. Abrumado por el dolor, Orfeo decidió rescatarla y para ello descendió al reino de Hades, escapando de todos los peligros gracias a su música, llegando en columne hasta la presencia de los reyes del mundo subterráneo. Decidió, se paró frente a ellos y con su música conmovió hasta el extremo a todas las sombras y al propio Hades y Perfecione, que le fue concedido lo que pedía. Euridice podía regresar con él al mundo de los vivos tomado de la mano de Orfeo, cuando a la condición de que él no volviera la cabeza hacia atrás para mirarla hasta que hubieran llegado al mundo superior. Los esposos partieron en silencio, pero Orfeo al no oír los pasos de Euridice tras de sí, no pudo dominar su ansiedad y cuando alcanzó la luz del día, quebrantó la condición mirando hacia atrás, por lo que Euridice se desvaneció para siempre en la religión de los muertos. Pese a los ruegos y llantos de Orfeo, esta vez los dioses infernales se mostraron inflexibles y sus particiones fueron denegadas. Desesperado por la pérdida de Euridice, Orfeo quedó inconsolable y decidió alejarse de todas las mujeres, rodeándose solo de muchachos, inventando así el amor homosexual. Finalmente terminó renunciando a toda compañía humana y anduvo errante y solitario en los montes de Tracia, tocando su música para las rocas, los árboles y los ríos. Afrodita, enojada, alcanzó una maldición, la cual se cumplió cuando un violento grupo de jóvenes tracías que trataron de conquistar su amor. Cautivados por la música de Orfeo, muy enloquecidas debido a que él las despreciaba, se arrojaron sobre él durante una orgía dionisiaca y le despedazaron, arrojando su cabeza cortada y su lira al río Ebro, y aunque éste continuó llamando a Euridice hasta que llegó finalmente a la costa de Lesbos, donde las musas se sopultaron y sobre la tumba nunca dejó de cantar un ris señor. Aquellas mujeres fueron marcadas con tatuajes como castigo y señal de infamia por sus maridos, y desde ahí procede la costumbre de que todas las mujeres tracías tuvieran tatuadas. Zeus tomó la lira de Orfeo y la elevó al firmamento, haciendo de ella la constelación Lyra. Mundo de Piedra. Joan Sebastián. Es un 3 de abril a las 2 de la mañana cuando Carlos debe patrullar de noche toda la semana. Tiene un hijo que ama y una esposa que empieza a amarla, los cuales viven en un mundo de piedra. Carlos se viste y se va a su patrulla policial a los hizo placa y matracará a todo el que pasa. Una hora pasa y consigue juntar una paca que seguramente gastará con mujeres en una taza. Ya hace las 3 y cuarto, Carlos se acerra al paso, pasa por una esquina y escucha a un muchacho gritando. Lo estaban asaltando, el suelo ha hecho un corto vistazo, sin embargo no hizo caso y siguió manejando. Rumbo a Mordeno, donde siempre se dirigía, mientras conducía, no sacudía si de cerca o seguía. Antes se bañanía, dijo mientras sonreía, ya llega pago por la mejor mujer que había. Era una rubia de infarto, la mete para el cuarto y entre sus piernas pruebe tato y comienza el acto. Pero en menos de un minuto escucha unos pasos de entrar y movió Carlos en su afarto. Es 3 de abril y se para a las 2 de la mañana, es la noche de la esposa de Carlos a que le prepara algo de comer y deja su rojo planchada. Media hora después él se va, luego en un beso sin ganas. Comienza el drama, los héroes, la paranoia casi. Sigue despacio esa patrulla, ella dijo a Tassio. Luego estuvieron buscándolo con sigilo, luego siguiéndolo con dirección hacia un frustíbulo. A tos seguidos suena el teléfono, era su hijo al que le dijo ahora no puedo y le colgó. No pudo hablar por la ira de saber lo que vería. Luego entró y preguntó por Carlos, el policía, pago. Le dio las llaves que abriría el cerrojo, además dijo que se uniría a la rubia con su esposo. Abrió inmediata, ciega por el enojo de su boso sacunarmas y a Carlos entre sus ojos. Es 3 de abril, 2.30 de la mañana, hora que comienza la noche del hijo en el son Muala. Esconde una marihuana que fuma siempre y se despierta y se da cuenta de que en su casa no hay gente. Así que llama al que le vende y cuadra un trueno a las 3 y cuarto en la esquina a Diversi para abastecerse. El joven llega fortuamente y de repente siente un cañón en su frente de Jibaro que trapa a la entienda. Le dice, dame la guisera, la cartera y las prendas. Cuando ve pasar una patrulla en plena contienda, era el padre del joven que sigue en el arco mientras Jibaro le suelta disparos al pecho y a la pierna. Solamente el teléfono logra esconder y llama a su madre para que le vaya a socorrer, pero al atender fue el último que escuchó la voz de ella diciendo, no puedo y le colgó. Un funcionario de la policía nacional, identificado como Carlos Camacaro de 46 años de edad, fue asesinado por su esposa, la ciudadana María Hernández de Camacaro, en un reconocido local nocturno de la ciudad de Caracas. La mujer de 43 años de edad se encuentra en la orden de la fila de Calia. En otras noticias, un joven de 17 años fue hallado sin vida esta madrugada en la parroquia de Antimano. El juez fue encontrado sin pertenencia. Sin embargo, autoridades no descartan el ajuste de cuentas. Estúpida historia de amor. Joan Sebastián. Detesto cuando pasa esto. Tener un sueño y sentir que fue cierto, y aun cuando ya está despierto, te veías igual de linda, por supuesto. Una vez sentí el olor de tu cabello en mi pecho. Qué malo que lo recuerde después de tanto tiempo. Es como si aun mi cerebro, viven en esos momentos, congelado hasta que sin consentimiento salen a hacer travesura sin mesura con mis sentimientos. Estaban los ciertos nuestros allegados. Aun no he muerto de amor a pesar que así pensamos. No, al menos así lo pensé yo. Te hubiera asesinado para recuperar tus ojos de ellos. Me ubico en el cuello, veo tu red social. Cada foto supera a lo anterior en lo que vi que sales. Vale. Por ello no me sale, o sea, no me nace escribirte, siquiera pensar en molestar lo que construiste, después de que te fuiste sabiamente. Obviamente eso lo vi después de irte topermente. Al fin y a cabo, ser feliz es lo que debo exigirte. Y si ya eres feliz en mí, no debo contradecirte. Anoche mientras dormía, bajo Dios, me dijo que vos ya te olvidaste de mí. Y sí, gracias a Dios que ya ni creo en Dios, así que olvidé su voz y me dormí para soñarte a ti. Sería igual de linda, por supuesto, juro haber sentido el olor de tu cabello en mi pecho. Y de hecho, el cigarrillo en tu recuerdo amargo es todo lo que dejo siempre y regresa sin embargo. Te esperaré, así no lo sepas, así tenga que hacer, en forma de te quiero, si miren de careta las haré, y la luceré cuando debas, ante cualquier mujer que no se merezca mi cara seca. Y no me importa cuantos años pases, cuantos hijos tengas, yo estaré esperándote. Y no me importa cuanto tiempo sea, ni como te veas, yo estaré esperándote. Y no importa cual sea nuestra edad, yo estaré esperándote para pedirte otra oportunidad. Cuarenta y pico años después y aun te pienso, y comienzo a pensar que es tiempo de olvidarme de tus besos, a menos no perdí el sentido de humor, pues mi sentido en el amor sin ti es mi sentido por supuesto. Y mientras estaba viva, y mientras no estás muerta, y mientras estés viva y mientras no estés muerta, aunque no sepas, te iré esperándote en el momento perfecto. Aun conservo la tarjeta que hiciste esta navidad para mostrartela, o si ya nos une otra oportunidad, aunque quizás prefieras antes estar sola, pero si en tu foto ya no estás feliz, me verás en otra. Aun conservo la tarjeta que hiciste esta navidad para mostrartela, o si ya nos une otra oportunidad, aunque quizás prefieras antes estar sola, pero si en tu foto ya no estás feliz, me verás en persona. Porque no me importa cuántos años pasen, cuántos hijos tengas, yo estaré esperándote. Era una nublada mañana, una anciana lloraba desconsolada y en mi epitafio que rezaba, que aquí ya hacía alguien que amó a una mujer que perdió y esperó hasta el último suspiro que le quedaba. Pero él nunca pensó lo que ella pensaba y es que durante años ella también esperaba, nunca se acercó porque su foto feliz se desnotaba y al fin y al cabo eso era lo que ella decía bastante.