black friday sale

Big christmas sale

Premium Access 35% OFF

Home Page
cover of "Relaciones laborales en Cristo" (Efesios 6:5-9)
"Relaciones laborales en Cristo" (Efesios 6:5-9)

"Relaciones laborales en Cristo" (Efesios 6:5-9)

Horizonte TequisquiapanHorizonte Tequisquiapan

0 followers

00:00-01:07:45

Predicación del domingo 3 de diciembre 2023 Horizonte Tequisquiapan Predicador: Hugo Ventura

PodcastCristoCristoesmejorHorizontehorizontetquisquiapaniglesiaiglesiacristianapredicacion

Audio hosting, extended storage and much more

AI Mastering

Transcription

This transcription is a sermon discussing the relationship between masters and servants in the context of biblical teachings. It explains that in the time of the apostle Paul, slavery was widespread, and although the Bible did not directly condemn slavery, it aimed to transform the hearts of individuals, which eventually led to the abolition of slavery. The sermon emphasizes the importance of all areas of life being affected by one's faith in Christ, including work. It encourages employees to fulfill their duties with sincerity and to submit to their authorities. The sermon also addresses the responsibilities of masters or employers towards their servants or employees. The overall message is that Christianity should influence and transform every aspect of life, including work. Somos una iglesia que confía, camina y comunica a Cristo. Acompáñanos domingo a domingo. Te esperamos. Agradezcan a sus amos en la tierra con temor y temblor, con la sinceridad de su corazón como a Cristo. Sirvan de buena voluntad como al Señor y no a los hombres. Juntos, que ustedes, amos, hagan lo mismo con sus siervos y dejen las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y de ustedes está en los cielos y que para Él no haya excepción de personas. Padre, gracias porque en tu palabra nos sigues guiando, nos sigues instruyendo, como hijos amados tuyos nos has dado salvación por gracia, pero también nos has llamado a andar en estas buenas obras que tú has preparado de antemano, Señor, y una de las áreas de nuestra vida es el área laboral, Señor. Así que, Padre, yo te ruego que abra nuestro entendimiento, Señor, que quites cualquier prejuicio o endurecimiento de corazón y realmente podamos ser transformados conforme a tu palabra, Señor, entendiendo que hemos sido comprados para también darte gloria y comunicarte a través de la manera que trabajamos, Señor. Gracias porque eres bueno, Señor, y en tu palabra está la verdad. Así que, exalta a Cristo, Señor, transforma y renueva nuestra mente, Señor, de tal manera que podamos ser, como dice Romanos 12, sacrificios vivos cada día, Señor, agradables para ti. Gracias por este tiempo. En el nombre de Jesús. Amén. Podemos tomar nuestro lugar, hermanos? Nada más recordar, esto que vamos a ver no es un pasaje aislado, la palabra de Dios no está diciendo, ustedes tienen que ser este tipo de trabajadores para que entonces sean aceptados por Cristo, y digo esto porque a veces somos muy dados a relacionarnos con Dios debido a nuestro rendimiento, y entonces, si hoy hice bien las cosas, si hoy me comporté de tal manera, entonces me siento como, como bien con Dios, como que estoy en sintonía con Él, pero si por alguna situación hemos tropezado con el pecado o ha habido alguna situación de desánimo, tendemos a olvidar la salvación, olvidar el favor que Dios nos hizo por su gracia, y esto repercute en todas las eras de nuestra vida. Ya los primeros capítulos de Precios vimos que la salvación fue por el puro acepto de la voluntad de Dios en capítulo 1, que ya hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual, que somos aceptados en Él amado, dice el capítulo 1 también, es decir, aceptados por los méritos de Jesús, que nos dio vida cuando estábamos muertos de nuestros delitos y pecados y éramos enemigos Suyos, nos salvó por gracia, nos dio la fe, es decir, un don que vino de Él, que no hubo nada en nosotros por lo cual podamos gloriar, y entonces no solamente nos dio una salvación completa y perfecta por los méritos de Cristo, sino que hemos sido sellados con su Espíritu Santo, lo cual nos garantiza que Él mora en nosotros y por lo tanto podemos y tenemos ahora el poder para decirle no al pecado y para agradar a Dios. Ahora, capítulo 4 comenzó hablando de cómo luce una vida que realmente ha abrazado esta salvación y la manera de andar dignamente conforme al llamamiento que hemos sido llamados y hemos visto ya varios elementos acerca de la sumisión, acerca de los esposos, de los papás, de los hijos y el día de hoy vamos a ver este tema de los amos y de los siervos. Se escucha medio raro el día de hoy por nuestro contexto, ya no es que se utilicen tanto esas palabras, pero se podría hacer referencia evidentemente a un jefe y a un empleado. Ahora, quiero nada más como contexto darte que en el tiempo que Pablo escribió esto debía de haber sido una locura. En el tiempo de Pablo los esclavos eran tenidos en un concepto sumamente bajo, era el punto más bajo dentro de la sociedad. Ahora, gran parte del imperio romano, calculan algunos historiadores, que unos 60 millones de personas pertenecían a este grupo de esclavitud. Ahora, cuando pensamos en esclavo, si eres como yo, generalmente pensamos como alguien que está en un cuarto desolado en las peores condiciones, a lo mejor que es ignorante, que tiene poca educación, pero mis hermanos, dentro de la esclavitud evidentemente había servidores domésticos, pero también había gente muy educada. Había doctores, había maestros, había administradores, gente que incluso, algunos historiadores cuentan, tenía una educación superior que sus amos, pero aún así eran esclavos. Los esclavos eran vistos en aquellos días como instrumentos de trabajo, ellos eran puestos un escaloncito arriba que los animales, entonces tenían un rango muy bajo, era como un inmueble, como un objeto para el amo. Ahora, evidentemente no todos los amos maltrataban a los esclavos, pero algunos los maltrataban de una manera muy cruel y no había repercusiones o consecuencias para estos amos. Algunos datos históricos nos hablan de que en cierta ocasión el emperador Augusto, escucha esto, crucificó a uno de sus esclavos porque mató accidentalmente la codorniz que él tenía como mascota. Él agarró y dijo, ¿cómo pudiste matar a mi codorniz? Y entonces lo crucificó porque él tenía el derecho en aquel tiempo porque era su esclavo. Otro hombre llamado Polio arrojó a un esclavo en un estanque lleno de anguilas mortales por haber roto un globo de cristal. Imagínate en qué nivel tenían a los esclavos. Ahora, aunque yo repito nuevamente, no todos trataban así a sus esclavos, sí era una tendencia maltratar a los esclavos. Ahora es interesante que algunas personas criticaban a los amos que maltrataban a sus esclavos, pero no lo hacían por la dureza que los maltrataban, sino que decían, ni te rebajes a maltratar a los esclavos, no te manches, no te ensucies con ese tipo de personas. Por eso se indignaban, no por el maltrato que sufrían los esclavos, sino por el concepto de superioridad que tenían hacia los esclavos. Ahora, la pregunta natural que yo me hacía, y a lo mejor te haces, es ¿por qué la Biblia no abolió totalmente la esclavitud en ese momento? Si te fijas en el Nuevo Testamento, directamente no es como que condenen la esclavitud. Bueno, en datos históricos, algunos comentan que, en primer lugar, no podía abolirse la esclavitud totalmente en ese momento, porque la mayoría de las personas, o en el Imperio Romano, la mayoría de las personas pertenecían a este grupo de esclavos. Entonces, alguien decía, hubiera sido imposible abolir la esclavitud de un solo golpe, sin la desintegración completa de la sociedad. Si los cristianos hubieran liberado a sus esclavos, hubieran condenado a la mayoría de ellos al desempleo, o a las penurias, o a quitarles incluso el lugar donde vivían. La esclavitud tenía que ser tolerada un poco más. Otra razón, este Nuevo Testamento no promueve abiertamente la abolición de la esclavitud, es porque la Iglesia cristiana no estaba llamada primariamente a producir cambios políticos y económicos. No era la principal razón por la que Cristo vino, sino que más bien, a través de Cristo y de su palabra, se buscaba transformar el corazón de los hombres desde dentro, para que eso tuviera repercusiones también en todas las áreas de la sociedad. Entonces, cuando el cristianismo fue influyendo, al pasar de los años en la sociedad, eventualmente vino la abolición de la esclavitud, siendo los hombres transformados a través de la palabra de Dios, o la influencia de su palabra. Así que, quería que tuvieras esto en mente, porque imagínate ese domingo en la mañana que recibieron esta carta, y que en la Iglesia había amos y había esclavos, y de repente Pablo ya está poniendo en el mismo nivel a este esclavo que toda la sociedad veía menospreciado y maltrataba sin ninguna repercusión, lo está poniendo en la misma, por decirlo así, en el mismo nivel que el amo. Y vamos a ver ahorita que esto se refiere principalmente en nuestra relación con Dios. Mis hermanos, lo que vemos aquí es que el cristianismo, una fe real en Cristo, va a afectar todas las áreas de nuestra vida. Afectó ahí este cambio aún dentro de la sociedad, ya hemos visto cómo debe afectar en nuestros matrimonios, en nuestra paternidad, aún nuestra manera de ser hijos, pero ahora vamos a ver también en la manera como nosotros trabajamos. Y de verdad es mi anhelo que podamos ver el propósito de Dios, y a lo mejor tengamos que hacer algunos ajustes dentro de nuestra manera de trabajar. Me encanta esto, y a lo mejor estás como yo lo estuve en algún momento, ya hablaremos de esto más adelante, pero antes que Dios me llamara al ministerio, yo tenía, pues sí, en mí era como yo quiero servir a Dios. Honestamente, lo último que pasaba por mi mente era ser pastor, pero yo quiero estar ahí aunque sea limpiar sillas, aunque sea estar recibiendo a los hermanos, yo quiero estar ahí en la iglesia. Llegaba el lunes, después de un domingo, ahí en Querétaro había dos o tres servicios, y terminaba mi alma como, wow, yo quiero servir y estar más. Y llegaba ese domingo en la tarde y decía, no te pases, mañana tengo que ir. En ese tiempo trabajaba primero en una parte del Banco de Santander, después en una forrajera, pero había esta batalla dentro de mí que decía, ay, ¿por qué no puedo estar sirviendo a Dios todo el tiempo? ¿Por qué tengo que regresar a un trabajo secular? Y mi hermano, muchas veces tenemos esta tendencia a creer que hay trabajos seculares y trabajos para Dios, y mi anhelo es que podamos, a la luz de la palabra de Dios, redimir la manera en que trabajamos y también utilizarlo para gloria de Dios. Así que el mapa del día de hoy lo dividí simplemente en dos elementos. Primero, el deber de los siervos o de los empleados, como comentaba hace rato, y después el deber de los amos o de los jefes. En primer lugar, ¿cuál es el deber de los siervos si eres empleado? Bueno, ya comenzamos hablando y quiero recordar esto. Efesios capítulo 5, versículo 21, puso en cimiento que para Dios es importante que todos nos sometamos a las autoridades que hay dentro de nuestra sociedad. Dijo capítulo 5, versículo 21, sometanse unos a otros en el temor de Cristo. Todos como creyentes somos llamados a someternos a las autoridades establecidas por Dios en todas las áreas de nuestra sociedad, siempre y cuando no nos estén llevando a pecar en contra de la palabra de Dios. Ahora, específicamente de un empleado o de un siervo, después de que hablamos de los esposos y de los hijos, ¿cuál es nuestro deber? ¿Cómo luce un creyente? ¿Cómo luce un creyente que es empleado en un trabajo de lunes a viernes? Bueno, creo que ya no hay trabajo de lunes a viernes, de lunes a sábado. ¿Cómo luce un empleado ahí? ¿Qué deben hacer? ¿Cuál es la esencia de su trabajo? Versículo 5. Siervos, obedezcan a sus amos en la tierra con temor y temblor, con la sinceridad de su corazón como a Cristo. El hecho de que seamos libres en Cristo, mis hermanos, no elimina el que debamos someternos y obedecer a las autoridades que Dios ha puesto sobre nosotros. Ahora nota aquí que Pablo establece un límite sobre los amos. Dice, obedezcan a sus amos en la tierra. Está diciendo Pablo, bueno, ellos son amos, son jefes, pero tienen una autoridad que solamente les concierne en este mundo. El verdadero amo, como lo veremos, está en los cielos. El rey de reyes, el jefe de jefes, si pudiéramos decirlo así, a quien debemos obedecer y honrar, está en los cielos. Y si nosotros como empleados podemos y debemos obedecer a nuestros amos terrenales, es porque entendemos que hay un rey que está sobre ellos. A menos que ellos te pidan algo pecaminoso, tú estás llamado a obedecer de buena voluntad, de buena gana, aquel jefe que Dios ha puesto en tu trabajo. Por eso dice, siervos, obedezcan a sus amos en la tierra. Esta parte, cuando dice obedezcan, habla de una acción continua. Obedezcan continuamente. Vamos a ver algunas características, con temor y temblor, con la sinceridad de su corazón. Lo que quiero decirte es este, si somos bien honestos, es difícil, es difícil someterte a un jefe. Porque yo no conozco a tu jefe, pero sí conozco, por la palabra de Dios, lo que la palabra habla de los hombres. Y la palabra dice que todos pecamos. Todo jefe va a pecar contra ti. Y ese pecado, o esas diferencias, que a veces ni siquiera son pecado, pero distintas personalidades, nos llevan constantemente a la crítica, al irrespeto, a la desobediencia. Y debemos recordar que faltar al respeto a cualquier autoridad es algo que no proviene de Dios. Por más que queramos justificarlo, no, es que me está tratando ahí, y le voy a faltar al respeto. Mis hermanos, si somos bien honestos, y da gracias a Dios si tu jefe no es así. Pero muy comúnmente nos encontramos a jefes que son personas desagradables, que están malhumorados, que son irritantes, que son a veces injustos, pero no por eso estamos liberados de cumplir con el deber, como empleados, de respetar la autoridad que ellos tienen sobre nosotros. Mira como lo dice Pedro, me gusta que Pedro también, o sea, no es como que Pablo se sacó esta idea, sino vemos la línea de como la Biblia reitera, y como no solamente la iglesia de Efeso, sino también Pedro, hablando a otra iglesia, a un grupo de creyentes, les tiene que decir, porque nos conocen, al final del día saben que como hombres somos dados a la rebeldía, a desobedecer, a criticar. Y mira lo que dice Primera de Pedro 2.18 al 21, siervos estén sujetos a sus amos con todo respeto. Si él es bueno, lo voy a respetar, que se gane mi respeto. Pedro dice, no, no solo a los que son buenos y afables, sino también a los que son insoportables. A veces decimos, es que tú no conoces mi jefe. No, si tú lo conocieras es insoportable. Pues yo no, pero la palabra de Dios dice que sí, usted en efecto ahí, no es nuevo, no es algo personal, desde aquellos tiempos ha habido jefes insoportables, y dice, aún ahí sujetate con todo respeto. Versículo 19, porque esto haya gracia. Si por causa de la conciencia ante Dios alguien sobrelleva penalidades sufriendo injustamente, yo lo mira y encuentras gracia cuando aún sufriendo injustamente tú dices, mira, es cierto, esto no está siendo tan justo, quizás me está faltando al respeto, pero yo puedo respetarlo y someterme a él porque Dios está por encima de él. Pues qué mérito hay si cuando ustedes pecan y son tratados con severidad lo soportan con paciencia, pero si cuando hacen lo bueno sufren por ello y lo soportan con paciencia, esto haya gracia con Dios, porque para este propósito han sido llamados, pues también Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos. Me gusta este versículo, somos muy dados a decirlo, mira este ser cristiano, pisar donde Cristo pisó, pero fíjate el contexto en el que lo está hablando, lo está hablando en un contexto aún de sufrir estas injusticias. Qué mérito hay si cuando pecan son tratados con severidad. Lo que está hablando aquí la palabra de Dios es que probablemente por una conducta recta y que busca ser la voluntad de Dios vamos a sufrir injustamente y quizás te ha estado ahí en tu trabajo, que tú quieres hacer las cosas bien, sin mentir, sin hacer tranzas, tus compañeros te dicen, ay, qué onda, cómo eres tan, no sé qué término, tan matado, tan cuadrado, no le tengas miedo. Deberías de ahí, de comerte algunos minutitos y tú dices, no, yo quiero comportarme de una manera recta porque lo estoy haciendo para Dios y vienen injusticias, vienen críticas, a lo mejor algún jefe en algún momento te dice, sabes qué, tú no me sirves. Este aquí es el que no tranza, no avanza y tú no estás jalando para la tranza, no me sirves y tú dices, mira, yo quiero servir a Dios. Dice aquí que habrá momentos que también sufrirás injustamente, pero cuando lo soportas con paciencia, hallas gracia delante de Dios. Cristo nos dejó ejemplo, él evidentemente respetó las líneas de autoridad, vemos a Cristo, el Dios encarnado, cómo respetó siempre las líneas de autoridad y aunque tuvo que padecer injustamente, mis hermanos, no por eso se reveló. Así como los, decíamos, y eso de verdad se quedó grabado en mi corazón cuando hablábamos del tema de los matrimonios, y decíamos, aun cuando tu esposa peque contra ti, tú no tienes derecho a pecar contra ella, porque aun cuando hemos pecado contra Cristo, él nunca ha perdido su pureza. De tal manera, también para un empleado, aun en esos momentos que tú dices, es que está haciendo tan injusto, ahora sí le voy a decir y me voy a vengar, no. Nosotros hemos pecado contra Dios, contra Cristo y él no ha reaccionado en ira y con ofensas y Pedro nos dice que también nosotros debemos seguir su ejemplo. Mi hermano, mi amigo, si ahí en el rol que tú desempeñas en tu trabajo, hay personas por encima de ti, es tu deber someterte a ellos con respeto. Si lo que te piden es parte de tu descripción de tu puesto para lo que te contrataron, debes obedecer a él. Mira lo que pone aquí en pantalla, me gusta también esto, porque creo que Pablo conoce al hombre y sabe que somos dados a decir, bueno, pues ya, me voy a someter. Pero, puse en pantalla esto, para Dios no solamente es importante que hagamos lo que se nos pide, sino que lo hagamos en una forma adecuada. Para Dios es importante el qué, pero también es importante el cómo. ¿Cómo debemos entonces obedecer a nuestros jefes en nuestros trabajos? Aquellos que están en autoridad sobre nosotros. El primer elemento que da en versículo 5 dice, con temor y temblor, versículo 5, siervos obedezcan a sus amos en la tierra con temor y temblor. Ahora, no quiero que piensen lo natural, entonces tengo que andar todo miedoso y temblando, o es algo así como que me va a tratar de una manera humillante, y entonces debo de andar ahí con un miedo hacia su persona, no es lo que está hablando ahí. Puse en pantalla, esa expresión de temor y temblor, se usa más bien en la escritura para hablar del reconocimiento de la autoridad suprema de Dios sobre nosotros. El reconocimiento de la autoridad suprema de Dios sobre nosotros, que nos manda a respetar a nuestras autoridades terrenales. Todo creyente, mis hermanos, dice la palabra de Dios que somos libres, pero esa libertad debería ser utilizada dentro de nuestros trabajos para mostrar una actitud reverente y de respeto a la autoridad que Dios ha puesto ahí. Cuando dice en Filipenses capítulo 2, vertículo 12, recuerda, es de donde viene esta frasecita muy conocida que dice, ocúpense en su salvación, y luego que dice, con temor y temblor, Bueno, habla en ese pasaje que vivamos con la certeza y la seguridad de la presencia de Dios, y que por lo tanto todo lo que hagamos, lo hagamos con el propósito de reverenciarle a Él, de adorarle a Él, porque entendemos que Él tiene una autoridad total sobre nuestras vidas. Colosenses 3.12, perdón, 3.22, es el pasaje paralelo, no solamente lo habla la iglesia en Éfeso, no solamente Pedro, otro grupo de creyentes, sino también Pablo lo dice a la iglesia en Colosas, dice Colosenses 3.22, Ciervos obedezcan a sus amos en la tierra, no para ser vistos como los que quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón temiendo al Señor, temiendo al Señor con reverencia a Él, poní en pantalla mis hermanos, nosotros somos libres en Cristo, pongo paréntesis ahí, Algunas veces, ojalá no sea tu caso, pero me he llegado a topar con gente que dice ahora soy cristiano, entonces yo ya no tengo que someterme a ninguna autoridad, Eman y al jefe, yo soy libre en Cristo, yo obedezco a Cristo, sí, nada más que si estás realmente siguiendo a Cristo, te va a llevar no a una rebelía y a andar con toda la grilla y jalando al sindicato y rebelándote ante todo el mundo, sino más bien a honrar, a respetar a tus autoridades, puse en pantalla, nosotros somos libres en Cristo y por lo tanto ningún hombre debe intimidarnos, eso debe ser claro, no importa cuánta autoridad tenga este hombre o este jefe, en la presencia de Dios mis hermanos, aún el jefe más poderoso, con más dinero, con más recursos, delante de Dios es nada, delante de Dios es menos que una pulga, por más jerarquía que tenga en el mundo, por más recursos, no debemos intimidarnos, pero sí debemos actuar bajo el temor de Dios, con el deseo de honrarle a Dios y reverenciarle a él por medio de nuestro trabajo, es lo que Pablo dice aquí, entonces a eso se refiere con temor y temblor, con una actitud de reverenciar a Dios, de agradarle a él a través de la manera en que trabajamos, Pablo dice en segundo lugar que también debemos hacerlo con la sinceridad de corazón, me parece que la reina Valeria dice que con la sencillez, un corazón sencillo, siervos obedezcan a sus amos en la tierra, con temor y temblor, con la sinceridad de su corazón, como a Cristo, la sinceridad del corazón habla de un corazón íntegro, de un corazón sincero, honesto, escucha bien esto mi hermano, si tú estás bajo la autoridad de alguien, si eres empleado, a lo mejor es chocante lo que Pablo dice aquí, lo que la palabra de Dios dice, pero lo que Pablo dice aquí es que como empleados no deberíamos servir a nuestros jefes con motivaciones escondidas, con motivaciones egoístas, sino más bien procurando servir a Cristo y agradar a Cristo por medio de nuestro trabajo, por eso Pablo dice, sirvan como a Cristo, con la sinceridad de su corazón, como a Cristo, con la plena convicción de que no importa la clase de trabajo que estés haciendo, mi hermano escucha bien esto, y alguien me lo decía en algún momento, te compartí al inicio esto que me sucedía cuando Dios aún no me llamaba al ministerio, y hubo alguien que se me paró y me dijo, ¿sabes qué Hugo? ¿Sabes qué Hugo? Para Dios es tan glorioso cuando tú has enseñado, ya me había tocado enseñar allá en Horizonte, Querétaro, es tan glorioso cuando enseñas delante de la iglesia, como cuando estás levantando pacas ahí en la forrajera, a veces iba y levantaba pacas de los sembradíos y yo decía, ¿qué hago aquí? Yo debería estar enseñando, y él, y este hermano me decía, tan glorioso es como que enseñes la palabra de Dios, como que vayas a levantar pacas y lo hagas con el entendimiento y con un corazón de que realmente estás sirviendo a tu amo, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, Tú has pecado inconscientemente por ignorar la Palabra de Dios, pero la Palabra de Dios sí espera de ti como jefe, que tengas un trato digno hacia tus empleados, que les dé las condiciones justas y que seas considerado con ellos. Y algunas preguntas que me gustaría que te hicieras es, ¿cómo puedo saber si estoy dándole condiciones dignas? Bueno, primero, y algo muy concreto, ¿respetas su horario de trabajo? Ya sabes esta frase desde hace rato, dice aquí hay horario de entrada pero no de salida, pero aquí todos nos beneficiamos y todos hay que ponernos la playera. Respeta su horario de trabajo, mi hermano, de tal manera que si a ti se te ocurre algo fuera del horario de trabajo, tú te acercas a él de una manera considerada, tú te acercas a él o a ella y le pagas justamente lo que merece por la ley, o más bien te aprovechas de su situación, sabes que necesita el salario que le estás pagando y lo utilizas con este pretexto de que se ponga la playera, de que es por beneficio de todos y más bien abusas. Si fueras tú esa persona que está trabajando bajo esas condiciones que tú le das, bajo esa manera que tú te diriges a ellos sin respetar su horario, sin respetar cuestiones de sus derechos, de condiciones de trabajo, ¿te gustaría trabajar a ti? O sea, ¿te gustaría estar bajo tú mismo en la manera como tú los tratas? ¿Cómo es tu trato con ellos? ¿Eres amable? ¿Eres considerado? ¿Eres justo? Pide las cosas por favor, da las gracias cuando lo están haciendo. Mi hermano, escucha bien esto, el hecho de que tú le pagues a una persona no te da derecho de tratarle injustamente, no te da el derecho de hablarle mal, no te da derecho porque esa persona no pueda vivir sin tu salario, porque una no sabe las condiciones de sus empleados y abusa de eso. Eso no te da derecho a ti de abusar de tu autoridad. Tu empleado, por más humilde que sea su condición, es un hombre creado a la imagen de Dios. Un jefe creyente no tiene evidentemente que ser débil en el derecho de su autoridad. Yo no estoy hablando de eso, de que, ah bueno, que hagan lo que quieran y no haya consecuencias. No estamos hablando de eso, pero sí estamos hablando de ejercer la autoridad conforme el carácter de Cristo, como Cristo lo haría. Deben percibir la bondad de Cristo, deben tratar el respeto, deben denotar un interés hacia su persona. Pero si alguna vez un buen amigo, creyente él, jefe, tiene su pequeña empresa, y me decía, Hugo, no, es que me imagino que ser pastor está tremendo porque tienes que estar ahí orando y velando por las personas. Y le decía, tú también tienes esa responsabilidad. Dios te dio este puesto porque eres el que te colocó ahí su gracia, y también Dios de alguna manera te está poniendo ahí para tú reflejar su carácter, para mostrar interés en sus personas, y en lo que sea conforme a tus posibilidades, veas por su bienestar. Puse en pantalla esto. Así como el empleado cristiano trabaja para Cristo, para la gloria de Cristo, para el agrado y deleite de Cristo, así también el creyente que tiene autoridad la debe ejercer para la gloria y el deleite de su Señor. Si hoy estuvieras delante de Cristo, él podría decir, wow, me doy cuenta de tu amor sacrificial, me doy cuenta aún de que eres justo y ejerces bien la autoridad cuando hay que hacerlo, pero me doy cuenta de que estás yendo más allá, estás amando, estás viendo por el bienestar de tus empleados, estás tratando dignamente y amablemente a ellos. Colosenses capítulo 4, versículo 1 nuevamente, mira lo que dice, ¿por qué tendrían que tratar con justicia y equidad a los empleados? Sabiendo que ustedes también tienen un Señor en el cielo. Mi hermano, si estás en autoridad, este es mi, de parte de Dios, cuando vayas a tu oficina o a tu lugar de trabajo, si tú estás en autoridad, no olvides que eres un empleado. Aunque estés en autoridad, tú debes tener una conciencia de siervo, eres un empleado del Rey de los cielos, sabiendo que ustedes también tienen un Señor en el cielo. Cristo te dio una mayordomía temporal, ciertamente estás ahí en un trabajo con autoridad sobre las demás personas, pero es una mayordomía que Cristo te dio. No, pero fueron mis capacidades y mis estudios. Yo estoy seguro que tú al igual que yo conoces personas más brillantes que tú, que tenían incluso más posibilidades que tú, pero a Dios en soberanía decidió colocarte a ti en autoridad y debes hacerlo con una conciencia de empleado, de que tú eres no jefe o dueño del negocio, sino más bien que eres un empleado del Rey de los cielos, que eres un empleado del Rey de los cielos y que quieres amar y servir a las personas que han sido puestas en tu autoridad. Dice cómo hacer eso. Deja las amenazas, versículo 9. Y ustedes ambos hagan lo mismo con sus siervos y dejen las amenazas. Esta época. Bueno, no sé en qué trabajas y cómo seas, pero algunos trabajos que me llevó a tocar era la época de así traerte con el aguinaldo. Pues si se quedan, va a haber aguinaldo. Y si no, no. Y entonces tienes a los empleados con amenazas, intimidando y jugando ahí con... Mis hermanos, no debe ser así, sin amenazas. Hay jefes que cuando llegan a la oficina todo mundo hasta se calma, ¿no? Y creo que hemos tenido jefes así que dices, híjole, y apenas se vayas como que se libera toda la tensión porque es un jefe que intimida, que va a llegar y va a criticar, va a lastimar, va a lo mejor a poner ahí incomodidad. Otra vez, mis hermanos, si estás en autoridad, va a ser necesario que en momentos tú tengas que ejercer tu autoridad. Yo no estoy diciendo, entonces deja que hagan lo que quieran y que roben y que sean mañosos. No, Dios también te ha puesto ahí para ser diligente y actuar conforme a la ley también cuando haya que ejercer la disciplina. Sin embargo, aún en esos momentos debemos hacerlo con un sentido de dar gracia y buscar la gloria de Dios, no hablando con aspereza o con desprecio o amenazas. Dice el versículo 9. Me gusta esto, mis hermanos, porque a la luz de lo que hemos dicho de que Él nos mira, aunque nuestros jefes no lo reconozcan, también Dios... Algunos dicen, bueno, no es muy diferente a aquellos tiempos. En aquellos tiempos del esclavo no podía ir a ninguna... No existía como una Secretaría del Trabajo, ¿ves? Ay, me están maltratando, déjame ir a la... No, pues eran esclavos. Y a lo mejor tú dices, bueno, pues creo que hoy hay. Pero no voy a ir ahí ni me van a hacer caso, ya que me meto ahí en esos temas. Y de repente Pablo nos está diciendo, recuerda esto, hay una Secretaría del Trabajo en los cielos. Y tu defensor está ahí, no te preocupes. Algún día mis hermanos todos, tanto empleados como jefes, daremos cuenta delante de este jefe de jefes, de este Rey de los cielos. Y entonces Pablo está diciendo, tranquilo, encomienda tu causa delante de aquel que es justo y está sobre todas las cosas. Y es ahí donde da el tercer elemento Pablo respecto a esta manera de ejercer la autoridad. Dice versículo 9, Y ustedes, amos, hagan lo mismo con sus siervos, y dejen las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y de ustedes está en los cielos, y que para él no haya excepción de personas. Estamos en una sociedad donde honestamente aquel que tiene más recursos, o esté en autoridad, muchas veces es tratado con cierta benevolencia, con cierto favor. Pero lo que está diciendo Pablo es que en el día del juicio los amos no serán tratados con favor o con benevolencia sobre los empleados. Ellos no serán tratados de una manera diferente, no serán mejor tratados que los pobres, los dueños de las empresas no serán mejor tratados que sus empleados, porque Dios no hace acepción de personas. Mi hermano, escúchame bien, y te lo digo de verdad con amabilidad, si tú estás en autoridad, si Dios te ha dado recursos, y a lo mejor tú estás descansando en eso para relacionarte con Dios, déjame decirte que a Dios no le impresionan tus títulos, a Dios no le impresiona tu currículum, a Dios no le impresiona la marca de tu carro, la marca de tu ropa, tu celular de última generación, a Él no le impresiona el tamaño de tu casa, no le impresiona ni la universidad en la que estudiaste, ni tu cuenta de bancos, a eso Dios lo tiene totalmente sin cuidado. El día que nos toque presentarnos delante de Él, nuestro estatus social, mis hermanos, nuestro estatus económico, no será tomado en cuenta en lo absoluto. Por lo tanto, si Dios te ha dado en su gracia, en esta tierra, te ha provisto recursos, estás en autoridad, y estás abusando de los que están debajo de ti, o a lo mejor no estás abusando, pero tampoco estás haciendo lo que está a tu alcance para beneficiarlos dentro de lo que es justo, dentro de lo que es recto, conforme a una buena administración, si tú no estás haciendo eso como un mayordomo de Cristo, tú darás cuentas a Dios por eso. Debes entender, mi hermano, que Dios te ha puesto donde estás para que muestres desde esa posición el carácter de nuestro Señor, para que le glorifiques a Él y des testimonio del Evangelio en tu vida. Mira cómo dice Santiago, hablando de personas que acumulaban, y por el contexto que da, puede hablar de personas que tenían gente bajo su autoridad y que retenían su salario, tardaban en pagarles o no les pagaban lo que era justo. Y mira cómo Santiago dice, capítulo 5, versículo 1 al 4, Presten atención, ustedes los ricos, lloren y giman con angustia por todas las calamidades que les esperan. Sus riquezas se están pudriendo y sus ropas finas son trapos carcomidos por polillas. Su oro y plata se han corroído. Las mismas riquezas con las que contaban les consumirán la carne como lo hace el fuego. El tesoro corroído que han amontonado testificará contra ustedes el día del juicio. Así que escuchen, oigan las protestas de los obreros del campo a quienes se estafaron con el salario. Los reclamos de quienes les cosechan sus campos han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos celestiales. Es una fuerte exhortación la que Santiago hace aquí. Cada vez que uno de estos empleados, cada vez que alguien está siendo explotado, tratando injustamente, que se le retiene su pago justo a tiempo. Gente que honestamente tiene dinero y quiere más y más y más, es insaciable y a costa de que lo hace, de ser injusto con sus empleados. Y Dios está diciendo aquí, bueno, estas protestas de estas personas que están siendo tratadas injustamente, que tienen falta de pagos, que le retardas con su pago, que no cumple justamente con las prestaciones, que abusas de sus necesidades. Cada uno de esos suspiros, de esas tristezas, de estas personas sube delante del trono de Dios. Y Dios está tomando nota. Y algún día todo eso descenderá del cielo como fuego que te consumirá. Algo severo lo que está diciendo aquí nuestro Señor. La Biblia dice una y otra vez que Dios es defensor del pobre. Y si hay algo que le causa indignación a nuestro Señor es que se abuse de un hombre o de una mujer por su necesidad. A Dios le indigna eso, que necesite de su salario y entonces tú abuses, tú lo explotes, tú lo amenaces. Algún día todo opresor se presentará delante de Dios y cada centavo que haya ganado, que haya almacenado con injusticia, cada agravio que haya hecho a sus empleados, mis hermanos, recibirá su pago en el infierno por los siglos de los siglos. Es algo serio lo que la Palabra de Dios dice aquí. Y te repito, no es un tema filosófico o de algún pensador. No lo dijo el Che Guevara, no lo dijo Fidel Castro, no lo dijo Carlos Marx. Eso está en la Palabra de Dios. Es ahí entonces lo que Dios demanda de nosotros en el área laboral, pero también lo que nos estimula y transforma, y es mi deseo que podamos dar un giro y realmente aprovechar bien el tiempo, como dice también en Efesios, y en lugar de ver cada día en nuestro trabajo como un día insípido, sin propósito o malgastado porque no estamos sirviendo a Dios, si es tu caso, podamos verlo más bien como este lugar donde Dios me ha colocado, en el cual yo estoy ahí para buscar reflejar el carácter de Dios, para respetar, honrar y obedecer a mis autoridades de tal manera que pueda adornar con mi vida la doctrina de Dios, pero también si Dios te ha puesto en autoridad, podamos hacerlo de una manera que refleje su carácter. Y ponía eso para terminar. ¿Estamos trabajando con la motivación correcta? ¿Vemos el trabajo como un medio para adorar a Dios y buscar su gloria? ¿Estamos representando adecuadamente a Cristo como empleados, como jefes? Imagínate que dentro de la sociedad la mayoría trabajáramos de esta manera, ¿no? ¿Qué impacto tendría que como creyentes, empezando como creyentes no sólo de esta iglesia, sino la iglesia global, pudiéramos ser esta luz y esta sal en medio de las áreas donde Dios nos ha llamado a trabajar? ¿Qué sucedería si realmente trabajáramos motivados por lo que la Palabra de Dios dice? Y yendo más allá, me gustaría que realmente se tomes un tiempo y examines esto a la luz de lo que la Palabra de Dios nos ha hablado, y entendiendo nuestra identidad como hijos amados, y entendiendo que la Palabra de Dios dice, mira, así luce una vida redimida. Poder tomar un tiempo ahorita, y a lo mejor en tu corazón, y tengas probablemente qué pedirle, qué pedir perdón a Dios, pero también fortaleza, y preguntarte, ¿soy yo el tipo de empleado que describe aquí? ¿Soy la clase de empleado o de jefe que la Palabra de Dios me muestra que soy llamado a ser? ¿Pongo todo mi corazón en lo que hago porque lo hago para Cristo? Dice alguien por ahí, los creyentes, no debería caber la mediocridad, no debería caber la mediocridad. Ojo, hay distintas capacidades, a lo mejor tu excelencia es un 8 en comparación del otro, que puede dar un 10 es tu tope, pero como creyentes deberíamos poner todo nuestro empeño en hacer lo que Dios nos ha llamado a elaborar para su gloria. Estamos representando adecuadamente a Cristo también como jefes delante de nuestros subordinados, reflejo su carácter, como en la bondad, en que se han tratado dignamente, justamente, y procurando su bienestar. Mis hermanos, vamos a terminar ahorita, y quiero recordarte esto, todo esto Dios nos llama en respuesta a la salvación que ya nos ha dado en Cristo. No está diciendo, hace esto para que sea aceptado. Honestamente todos en algún momento de nuestra vida hemos roto varios de estos elementos. Nuestra esperanza está en aquel que si fue siempre obediente a las autoridades, aquel que se sometió, que cuando lo maldecían, el bendecía, que cuando le estaban humillando y estaban terminando con su vida, el decía, Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Es nuestra esperanza en él para perdón, pero también para santificación, en la cual nosotros confiamos. Pero evidentemente hay algo en lo cual nosotros debemos pedirle a Dios, no solamente perdón, sino también fortaleza y guía, de tal manera que podamos ser estas cartas abiertas ahí en nuestros trabajos, que podamos ser esta representación de algo más, de que hay una esperanza más, hay una motivación mejor. Decimos tanto, Cristo es mejor, Cristo es mejor que el sueldo, que los jefes, que los tratos injustos, porque tenemos un rey que sí mira lo que nosotros hacemos, un rey que tenemos nuestra herencia segura, porque es por sus méritos, y un rey que no solamente tenemos asegurada la herencia, sino también un rey que está con nosotros todos los días y hasta el fin del mundo. Así que, vamos ahora para terminar, vamos a tener la Santa Cena, y me gusta recordar esto porque a lo que Dios nos ha llamado, es un lapso que va a terminar. Déjame decirte, cuando estemos con Cristo en la eternidad, ya no va a haber jefes difíciles. Amén, dicen por ahí. Dicen por ahí, ya no va a haber gente que evangelizar, ya no va a haber oportunidades para hacer luz, para hacer sal, porque por su gracia estaremos todos glorificados, seremos perfectos, y adoraremos eternamente con las motivaciones correctas a nuestro Señor. Por el recordatorio de esto, de la Santa Cena, es precisamente recordar que esta identidad que tenemos en Él es por su gracia, es por el sacrificio que Él hizo en la cruz, en nuestro lugar, y mediante esa gracia, esa adopción, y esa identidad que tenemos en Él, ahora anhelamos andar en estas obras que den evidencia que le pertenecemos, con el propósito y el anhelo que más personas puedan venir al arrepentimiento. Así que, vamos a orar, tómate un tiempo ahí. Señor, gracias por tu palabra, gracias porque nuevamente te lo hemos agradecido prácticamente cada ocho días, Señor. Tú eres un padre bueno, sabio, que nos guía, que nos instruye, y gracias porque le das un sentido a nuestro trabajo, en este mundo que la tendencia es criticar, quejarse, robar por el viernes, y darle rienda suelta a nuestros deleites todo el fin de semana, y regresar a una prisión para estar así el lunes. Tú has redimido eso, Señor. Y Padre, hoy que recordamos tu sacrificio, tu adopción, y que te pertenecemos, también podemos entender el propósito de nuestro trabajo, Señor. Gracias porque nos has dado trabajo, Señor. Gracias porque está en tu control, y porque siempre ha habido personas difíciles, personas, como decía tu palabra, insoportables, abusivos, Señor. Y tú las usas también, Señor, en nuestra vida para moldearnos y ser más como tú. Gracias primeramente porque si había alguien difícil, si había personas difíciles, Señor, éramos nosotros. Y tú nos amaste, Señor, cuando éramos difíciles, cuando estábamos obstinados y en rebeldía contigo, dice tu palabra, que más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo un pecador escrito murió por nosotros. Padre, llénanos con tu espíritu, Señor, de tal manera que veamos, entendamos, y vivamos a la luz de que te servimos 24-7. Te servimos en nuestra casa, en nuestro trabajo, Señor. Inclino nuestro corazón en ver cada lugar, cada momento, y cada persona como una oportunidad de honrarte, de agradarte, de dar gloria a ti, y de comunicarte a través de la manera que trabajamos en este caso, Señor. Gracias, Jesús, porque como lo mencionaba ahorita, este es un periodo, estaremos aquí algunos años, que serán mínimos a la luz de la eternidad, y no es un tiempo que nos has llamado a simplemente sentarnos, a rascarnos la panza esperando que vuelvas, sino que nos has llamado, Señor, a vivir para tu gloria, para tu gloria, Padre. Ayúdanos a aprovechar bien el tiempo, porque los días son malos, dice tu palabra, Señor. Ayúdanos a aprovechar cada oportunidad, renueva nuestra mente, Señor, y ayúdanos a hacer reflejos tuyos allá donde tú nos has colocado, Señor. Te damos gracias por tu palabra, Señor, y en este tiempo que tomaremos la Santa Cena, gracias porque vamos a recordar nuevamente que no lo merecíamos, no merecíamos tu salvación, tu adopción, pero gracias por Cristo, gracias por el justo que murió por nosotros los injustos para llevarnos a ti, Señor. Gracias, Señor, porque tú eres bueno, en el nombre de Jesús. Amén. Horizonte Tequisquiapan. Somos una iglesia que confía, camina y comunica a Cristo. Acompáñanos domingo a domingo. Te esperamos.

Listen Next

Other Creators