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"Relaciones laborales en Cristo" (Efesios 6:5-9)

"Relaciones laborales en Cristo" (Efesios 6:5-9)

Horizonte TequisquiapanHorizonte Tequisquiapan

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PredicaciĆ³n del domingo 3 de diciembre 2023 Horizonte Tequisquiapan Predicador: Hugo Ventura

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222

Transcription

This transcription is a sermon discussing the relationship between masters and servants in the context of biblical teachings. It explains that in the time of the apostle Paul, slavery was widespread, and although the Bible did not directly condemn slavery, it aimed to transform the hearts of individuals, which eventually led to the abolition of slavery. The sermon emphasizes the importance of all areas of life being affected by one's faith in Christ, including work. It encourages employees to fulfill their duties with sincerity and to submit to their authorities. The sermon also addresses the responsibilities of masters or employers towards their servants or employees. The overall message is that Christianity should influence and transform every aspect of life, including work. Somos una iglesia que confĆ­a, camina y comunica a Cristo. AcompƔƱanos domingo a domingo. Te esperamos. Agradezcan a sus amos en la tierra con temor y temblor, con la sinceridad de su corazĆ³n como a Cristo. Sirvan de buena voluntad como al SeƱor y no a los hombres. Juntos, que ustedes, amos, hagan lo mismo con sus siervos y dejen las amenazas, sabiendo que el SeƱor de ellos y de ustedes estĆ” en los cielos y que para Ɖl no haya excepciĆ³n de personas. Padre, gracias porque en tu palabra nos sigues guiando, nos sigues instruyendo, como hijos amados tuyos nos has dado salvaciĆ³n por gracia, pero tambiĆ©n nos has llamado a andar en estas buenas obras que tĆŗ has preparado de antemano, SeƱor, y una de las Ć”reas de nuestra vida es el Ć”rea laboral, SeƱor. AsĆ­ que, Padre, yo te ruego que abra nuestro entendimiento, SeƱor, que quites cualquier prejuicio o endurecimiento de corazĆ³n y realmente podamos ser transformados conforme a tu palabra, SeƱor, entendiendo que hemos sido comprados para tambiĆ©n darte gloria y comunicarte a travĆ©s de la manera que trabajamos, SeƱor. Gracias porque eres bueno, SeƱor, y en tu palabra estĆ” la verdad. AsĆ­ que, exalta a Cristo, SeƱor, transforma y renueva nuestra mente, SeƱor, de tal manera que podamos ser, como dice Romanos 12, sacrificios vivos cada dĆ­a, SeƱor, agradables para ti. Gracias por este tiempo. En el nombre de JesĆŗs. AmĆ©n. Podemos tomar nuestro lugar, hermanos? Nada mĆ”s recordar, esto que vamos a ver no es un pasaje aislado, la palabra de Dios no estĆ” diciendo, ustedes tienen que ser este tipo de trabajadores para que entonces sean aceptados por Cristo, y digo esto porque a veces somos muy dados a relacionarnos con Dios debido a nuestro rendimiento, y entonces, si hoy hice bien las cosas, si hoy me comportĆ© de tal manera, entonces me siento como, como bien con Dios, como que estoy en sintonĆ­a con Ɖl, pero si por alguna situaciĆ³n hemos tropezado con el pecado o ha habido alguna situaciĆ³n de desĆ”nimo, tendemos a olvidar la salvaciĆ³n, olvidar el favor que Dios nos hizo por su gracia, y esto repercute en todas las eras de nuestra vida. Ya los primeros capĆ­tulos de Precios vimos que la salvaciĆ³n fue por el puro acepto de la voluntad de Dios en capĆ­tulo 1, que ya hemos sido bendecidos con toda bendiciĆ³n espiritual, que somos aceptados en Ɖl amado, dice el capĆ­tulo 1 tambiĆ©n, es decir, aceptados por los mĆ©ritos de JesĆŗs, que nos dio vida cuando estĆ”bamos muertos de nuestros delitos y pecados y Ć©ramos enemigos Suyos, nos salvĆ³ por gracia, nos dio la fe, es decir, un don que vino de Ɖl, que no hubo nada en nosotros por lo cual podamos gloriar, y entonces no solamente nos dio una salvaciĆ³n completa y perfecta por los mĆ©ritos de Cristo, sino que hemos sido sellados con su EspĆ­ritu Santo, lo cual nos garantiza que Ɖl mora en nosotros y por lo tanto podemos y tenemos ahora el poder para decirle no al pecado y para agradar a Dios. Ahora, capĆ­tulo 4 comenzĆ³ hablando de cĆ³mo luce una vida que realmente ha abrazado esta salvaciĆ³n y la manera de andar dignamente conforme al llamamiento que hemos sido llamados y hemos visto ya varios elementos acerca de la sumisiĆ³n, acerca de los esposos, de los papĆ”s, de los hijos y el dĆ­a de hoy vamos a ver este tema de los amos y de los siervos. Se escucha medio raro el dĆ­a de hoy por nuestro contexto, ya no es que se utilicen tanto esas palabras, pero se podrĆ­a hacer referencia evidentemente a un jefe y a un empleado. Ahora, quiero nada mĆ”s como contexto darte que en el tiempo que Pablo escribiĆ³ esto debĆ­a de haber sido una locura. En el tiempo de Pablo los esclavos eran tenidos en un concepto sumamente bajo, era el punto mĆ”s bajo dentro de la sociedad. Ahora, gran parte del imperio romano, calculan algunos historiadores, que unos 60 millones de personas pertenecĆ­an a este grupo de esclavitud. Ahora, cuando pensamos en esclavo, si eres como yo, generalmente pensamos como alguien que estĆ” en un cuarto desolado en las peores condiciones, a lo mejor que es ignorante, que tiene poca educaciĆ³n, pero mis hermanos, dentro de la esclavitud evidentemente habĆ­a servidores domĆ©sticos, pero tambiĆ©n habĆ­a gente muy educada. HabĆ­a doctores, habĆ­a maestros, habĆ­a administradores, gente que incluso, algunos historiadores cuentan, tenĆ­a una educaciĆ³n superior que sus amos, pero aĆŗn asĆ­ eran esclavos. Los esclavos eran vistos en aquellos dĆ­as como instrumentos de trabajo, ellos eran puestos un escaloncito arriba que los animales, entonces tenĆ­an un rango muy bajo, era como un inmueble, como un objeto para el amo. Ahora, evidentemente no todos los amos maltrataban a los esclavos, pero algunos los maltrataban de una manera muy cruel y no habĆ­a repercusiones o consecuencias para estos amos. Algunos datos histĆ³ricos nos hablan de que en cierta ocasiĆ³n el emperador Augusto, escucha esto, crucificĆ³ a uno de sus esclavos porque matĆ³ accidentalmente la codorniz que Ć©l tenĆ­a como mascota. Ɖl agarrĆ³ y dijo, ĀæcĆ³mo pudiste matar a mi codorniz? Y entonces lo crucificĆ³ porque Ć©l tenĆ­a el derecho en aquel tiempo porque era su esclavo. Otro hombre llamado Polio arrojĆ³ a un esclavo en un estanque lleno de anguilas mortales por haber roto un globo de cristal. ImagĆ­nate en quĆ© nivel tenĆ­an a los esclavos. Ahora, aunque yo repito nuevamente, no todos trataban asĆ­ a sus esclavos, sĆ­ era una tendencia maltratar a los esclavos. Ahora es interesante que algunas personas criticaban a los amos que maltrataban a sus esclavos, pero no lo hacĆ­an por la dureza que los maltrataban, sino que decĆ­an, ni te rebajes a maltratar a los esclavos, no te manches, no te ensucies con ese tipo de personas. Por eso se indignaban, no por el maltrato que sufrĆ­an los esclavos, sino por el concepto de superioridad que tenĆ­an hacia los esclavos. Ahora, la pregunta natural que yo me hacĆ­a, y a lo mejor te haces, es Āæpor quĆ© la Biblia no aboliĆ³ totalmente la esclavitud en ese momento? Si te fijas en el Nuevo Testamento, directamente no es como que condenen la esclavitud. Bueno, en datos histĆ³ricos, algunos comentan que, en primer lugar, no podĆ­a abolirse la esclavitud totalmente en ese momento, porque la mayorĆ­a de las personas, o en el Imperio Romano, la mayorĆ­a de las personas pertenecĆ­an a este grupo de esclavos. Entonces, alguien decĆ­a, hubiera sido imposible abolir la esclavitud de un solo golpe, sin la desintegraciĆ³n completa de la sociedad. Si los cristianos hubieran liberado a sus esclavos, hubieran condenado a la mayorĆ­a de ellos al desempleo, o a las penurias, o a quitarles incluso el lugar donde vivĆ­an. La esclavitud tenĆ­a que ser tolerada un poco mĆ”s. Otra razĆ³n, este Nuevo Testamento no promueve abiertamente la aboliciĆ³n de la esclavitud, es porque la Iglesia cristiana no estaba llamada primariamente a producir cambios polĆ­ticos y econĆ³micos. No era la principal razĆ³n por la que Cristo vino, sino que mĆ”s bien, a travĆ©s de Cristo y de su palabra, se buscaba transformar el corazĆ³n de los hombres desde dentro, para que eso tuviera repercusiones tambiĆ©n en todas las Ć”reas de la sociedad. Entonces, cuando el cristianismo fue influyendo, al pasar de los aƱos en la sociedad, eventualmente vino la aboliciĆ³n de la esclavitud, siendo los hombres transformados a travĆ©s de la palabra de Dios, o la influencia de su palabra. AsĆ­ que, querĆ­a que tuvieras esto en mente, porque imagĆ­nate ese domingo en la maƱana que recibieron esta carta, y que en la Iglesia habĆ­a amos y habĆ­a esclavos, y de repente Pablo ya estĆ” poniendo en el mismo nivel a este esclavo que toda la sociedad veĆ­a menospreciado y maltrataba sin ninguna repercusiĆ³n, lo estĆ” poniendo en la misma, por decirlo asĆ­, en el mismo nivel que el amo. Y vamos a ver ahorita que esto se refiere principalmente en nuestra relaciĆ³n con Dios. Mis hermanos, lo que vemos aquĆ­ es que el cristianismo, una fe real en Cristo, va a afectar todas las Ć”reas de nuestra vida. AfectĆ³ ahĆ­ este cambio aĆŗn dentro de la sociedad, ya hemos visto cĆ³mo debe afectar en nuestros matrimonios, en nuestra paternidad, aĆŗn nuestra manera de ser hijos, pero ahora vamos a ver tambiĆ©n en la manera como nosotros trabajamos. Y de verdad es mi anhelo que podamos ver el propĆ³sito de Dios, y a lo mejor tengamos que hacer algunos ajustes dentro de nuestra manera de trabajar. Me encanta esto, y a lo mejor estĆ”s como yo lo estuve en algĆŗn momento, ya hablaremos de esto mĆ”s adelante, pero antes que Dios me llamara al ministerio, yo tenĆ­a, pues sĆ­, en mĆ­ era como yo quiero servir a Dios. Honestamente, lo Ćŗltimo que pasaba por mi mente era ser pastor, pero yo quiero estar ahĆ­ aunque sea limpiar sillas, aunque sea estar recibiendo a los hermanos, yo quiero estar ahĆ­ en la iglesia. Llegaba el lunes, despuĆ©s de un domingo, ahĆ­ en QuerĆ©taro habĆ­a dos o tres servicios, y terminaba mi alma como, wow, yo quiero servir y estar mĆ”s. Y llegaba ese domingo en la tarde y decĆ­a, no te pases, maƱana tengo que ir. En ese tiempo trabajaba primero en una parte del Banco de Santander, despuĆ©s en una forrajera, pero habĆ­a esta batalla dentro de mĆ­ que decĆ­a, ay, Āæpor quĆ© no puedo estar sirviendo a Dios todo el tiempo? ĀæPor quĆ© tengo que regresar a un trabajo secular? Y mi hermano, muchas veces tenemos esta tendencia a creer que hay trabajos seculares y trabajos para Dios, y mi anhelo es que podamos, a la luz de la palabra de Dios, redimir la manera en que trabajamos y tambiĆ©n utilizarlo para gloria de Dios. AsĆ­ que el mapa del dĆ­a de hoy lo dividĆ­ simplemente en dos elementos. Primero, el deber de los siervos o de los empleados, como comentaba hace rato, y despuĆ©s el deber de los amos o de los jefes. En primer lugar, ĀæcuĆ”l es el deber de los siervos si eres empleado? Bueno, ya comenzamos hablando y quiero recordar esto. Efesios capĆ­tulo 5, versĆ­culo 21, puso en cimiento que para Dios es importante que todos nos sometamos a las autoridades que hay dentro de nuestra sociedad. Dijo capĆ­tulo 5, versĆ­culo 21, sometanse unos a otros en el temor de Cristo. Todos como creyentes somos llamados a someternos a las autoridades establecidas por Dios en todas las Ć”reas de nuestra sociedad, siempre y cuando no nos estĆ©n llevando a pecar en contra de la palabra de Dios. Ahora, especĆ­ficamente de un empleado o de un siervo, despuĆ©s de que hablamos de los esposos y de los hijos, ĀæcuĆ”l es nuestro deber? ĀæCĆ³mo luce un creyente? ĀæCĆ³mo luce un creyente que es empleado en un trabajo de lunes a viernes? Bueno, creo que ya no hay trabajo de lunes a viernes, de lunes a sĆ”bado. ĀæCĆ³mo luce un empleado ahĆ­? ĀæQuĆ© deben hacer? ĀæCuĆ”l es la esencia de su trabajo? VersĆ­culo 5. Siervos, obedezcan a sus amos en la tierra con temor y temblor, con la sinceridad de su corazĆ³n como a Cristo. El hecho de que seamos libres en Cristo, mis hermanos, no elimina el que debamos someternos y obedecer a las autoridades que Dios ha puesto sobre nosotros. Ahora nota aquĆ­ que Pablo establece un lĆ­mite sobre los amos. Dice, obedezcan a sus amos en la tierra. EstĆ” diciendo Pablo, bueno, ellos son amos, son jefes, pero tienen una autoridad que solamente les concierne en este mundo. El verdadero amo, como lo veremos, estĆ” en los cielos. El rey de reyes, el jefe de jefes, si pudiĆ©ramos decirlo asĆ­, a quien debemos obedecer y honrar, estĆ” en los cielos. Y si nosotros como empleados podemos y debemos obedecer a nuestros amos terrenales, es porque entendemos que hay un rey que estĆ” sobre ellos. A menos que ellos te pidan algo pecaminoso, tĆŗ estĆ”s llamado a obedecer de buena voluntad, de buena gana, aquel jefe que Dios ha puesto en tu trabajo. Por eso dice, siervos, obedezcan a sus amos en la tierra. Esta parte, cuando dice obedezcan, habla de una acciĆ³n continua. Obedezcan continuamente. Vamos a ver algunas caracterĆ­sticas, con temor y temblor, con la sinceridad de su corazĆ³n. Lo que quiero decirte es este, si somos bien honestos, es difĆ­cil, es difĆ­cil someterte a un jefe. Porque yo no conozco a tu jefe, pero sĆ­ conozco, por la palabra de Dios, lo que la palabra habla de los hombres. Y la palabra dice que todos pecamos. Todo jefe va a pecar contra ti. Y ese pecado, o esas diferencias, que a veces ni siquiera son pecado, pero distintas personalidades, nos llevan constantemente a la crĆ­tica, al irrespeto, a la desobediencia. Y debemos recordar que faltar al respeto a cualquier autoridad es algo que no proviene de Dios. Por mĆ”s que queramos justificarlo, no, es que me estĆ” tratando ahĆ­, y le voy a faltar al respeto. Mis hermanos, si somos bien honestos, y da gracias a Dios si tu jefe no es asĆ­. Pero muy comĆŗnmente nos encontramos a jefes que son personas desagradables, que estĆ”n malhumorados, que son irritantes, que son a veces injustos, pero no por eso estamos liberados de cumplir con el deber, como empleados, de respetar la autoridad que ellos tienen sobre nosotros. Mira como lo dice Pedro, me gusta que Pedro tambiĆ©n, o sea, no es como que Pablo se sacĆ³ esta idea, sino vemos la lĆ­nea de como la Biblia reitera, y como no solamente la iglesia de Efeso, sino tambiĆ©n Pedro, hablando a otra iglesia, a un grupo de creyentes, les tiene que decir, porque nos conocen, al final del dĆ­a saben que como hombres somos dados a la rebeldĆ­a, a desobedecer, a criticar. Y mira lo que dice Primera de Pedro 2.18 al 21, siervos estĆ©n sujetos a sus amos con todo respeto. Si Ć©l es bueno, lo voy a respetar, que se gane mi respeto. Pedro dice, no, no solo a los que son buenos y afables, sino tambiĆ©n a los que son insoportables. A veces decimos, es que tĆŗ no conoces mi jefe. No, si tĆŗ lo conocieras es insoportable. Pues yo no, pero la palabra de Dios dice que sĆ­, usted en efecto ahĆ­, no es nuevo, no es algo personal, desde aquellos tiempos ha habido jefes insoportables, y dice, aĆŗn ahĆ­ sujetate con todo respeto. VersĆ­culo 19, porque esto haya gracia. Si por causa de la conciencia ante Dios alguien sobrelleva penalidades sufriendo injustamente, yo lo mira y encuentras gracia cuando aĆŗn sufriendo injustamente tĆŗ dices, mira, es cierto, esto no estĆ” siendo tan justo, quizĆ”s me estĆ” faltando al respeto, pero yo puedo respetarlo y someterme a Ć©l porque Dios estĆ” por encima de Ć©l. Pues quĆ© mĆ©rito hay si cuando ustedes pecan y son tratados con severidad lo soportan con paciencia, pero si cuando hacen lo bueno sufren por ello y lo soportan con paciencia, esto haya gracia con Dios, porque para este propĆ³sito han sido llamados, pues tambiĆ©n Cristo sufriĆ³ por ustedes, dĆ”ndoles ejemplo para que sigan sus pasos. Me gusta este versĆ­culo, somos muy dados a decirlo, mira este ser cristiano, pisar donde Cristo pisĆ³, pero fĆ­jate el contexto en el que lo estĆ” hablando, lo estĆ” hablando en un contexto aĆŗn de sufrir estas injusticias. QuĆ© mĆ©rito hay si cuando pecan son tratados con severidad. Lo que estĆ” hablando aquĆ­ la palabra de Dios es que probablemente por una conducta recta y que busca ser la voluntad de Dios vamos a sufrir injustamente y quizĆ”s te ha estado ahĆ­ en tu trabajo, que tĆŗ quieres hacer las cosas bien, sin mentir, sin hacer tranzas, tus compaƱeros te dicen, ay, quĆ© onda, cĆ³mo eres tan, no sĆ© quĆ© tĆ©rmino, tan matado, tan cuadrado, no le tengas miedo. DeberĆ­as de ahĆ­, de comerte algunos minutitos y tĆŗ dices, no, yo quiero comportarme de una manera recta porque lo estoy haciendo para Dios y vienen injusticias, vienen crĆ­ticas, a lo mejor algĆŗn jefe en algĆŗn momento te dice, sabes quĆ©, tĆŗ no me sirves. Este aquĆ­ es el que no tranza, no avanza y tĆŗ no estĆ”s jalando para la tranza, no me sirves y tĆŗ dices, mira, yo quiero servir a Dios. Dice aquĆ­ que habrĆ” momentos que tambiĆ©n sufrirĆ”s injustamente, pero cuando lo soportas con paciencia, hallas gracia delante de Dios. Cristo nos dejĆ³ ejemplo, Ć©l evidentemente respetĆ³ las lĆ­neas de autoridad, vemos a Cristo, el Dios encarnado, cĆ³mo respetĆ³ siempre las lĆ­neas de autoridad y aunque tuvo que padecer injustamente, mis hermanos, no por eso se revelĆ³. AsĆ­ como los, decĆ­amos, y eso de verdad se quedĆ³ grabado en mi corazĆ³n cuando hablĆ”bamos del tema de los matrimonios, y decĆ­amos, aun cuando tu esposa peque contra ti, tĆŗ no tienes derecho a pecar contra ella, porque aun cuando hemos pecado contra Cristo, Ć©l nunca ha perdido su pureza. De tal manera, tambiĆ©n para un empleado, aun en esos momentos que tĆŗ dices, es que estĆ” haciendo tan injusto, ahora sĆ­ le voy a decir y me voy a vengar, no. Nosotros hemos pecado contra Dios, contra Cristo y Ć©l no ha reaccionado en ira y con ofensas y Pedro nos dice que tambiĆ©n nosotros debemos seguir su ejemplo. Mi hermano, mi amigo, si ahĆ­ en el rol que tĆŗ desempeƱas en tu trabajo, hay personas por encima de ti, es tu deber someterte a ellos con respeto. Si lo que te piden es parte de tu descripciĆ³n de tu puesto para lo que te contrataron, debes obedecer a Ć©l. Mira lo que pone aquĆ­ en pantalla, me gusta tambiĆ©n esto, porque creo que Pablo conoce al hombre y sabe que somos dados a decir, bueno, pues ya, me voy a someter. Pero, puse en pantalla esto, para Dios no solamente es importante que hagamos lo que se nos pide, sino que lo hagamos en una forma adecuada. Para Dios es importante el quĆ©, pero tambiĆ©n es importante el cĆ³mo. ĀæCĆ³mo debemos entonces obedecer a nuestros jefes en nuestros trabajos? Aquellos que estĆ”n en autoridad sobre nosotros. El primer elemento que da en versĆ­culo 5 dice, con temor y temblor, versĆ­culo 5, siervos obedezcan a sus amos en la tierra con temor y temblor. Ahora, no quiero que piensen lo natural, entonces tengo que andar todo miedoso y temblando, o es algo asĆ­ como que me va a tratar de una manera humillante, y entonces debo de andar ahĆ­ con un miedo hacia su persona, no es lo que estĆ” hablando ahĆ­. Puse en pantalla, esa expresiĆ³n de temor y temblor, se usa mĆ”s bien en la escritura para hablar del reconocimiento de la autoridad suprema de Dios sobre nosotros. El reconocimiento de la autoridad suprema de Dios sobre nosotros, que nos manda a respetar a nuestras autoridades terrenales. Todo creyente, mis hermanos, dice la palabra de Dios que somos libres, pero esa libertad deberĆ­a ser utilizada dentro de nuestros trabajos para mostrar una actitud reverente y de respeto a la autoridad que Dios ha puesto ahĆ­. Cuando dice en Filipenses capĆ­tulo 2, vertĆ­culo 12, recuerda, es de donde viene esta frasecita muy conocida que dice, ocĆŗpense en su salvaciĆ³n, y luego que dice, con temor y temblor, Bueno, habla en ese pasaje que vivamos con la certeza y la seguridad de la presencia de Dios, y que por lo tanto todo lo que hagamos, lo hagamos con el propĆ³sito de reverenciarle a Ɖl, de adorarle a Ɖl, porque entendemos que Ɖl tiene una autoridad total sobre nuestras vidas. Colosenses 3.12, perdĆ³n, 3.22, es el pasaje paralelo, no solamente lo habla la iglesia en Ɖfeso, no solamente Pedro, otro grupo de creyentes, sino tambiĆ©n Pablo lo dice a la iglesia en Colosas, dice Colosenses 3.22, Ciervos obedezcan a sus amos en la tierra, no para ser vistos como los que quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazĆ³n temiendo al SeƱor, temiendo al SeƱor con reverencia a Ɖl, ponĆ­ en pantalla mis hermanos, nosotros somos libres en Cristo, pongo parĆ©ntesis ahĆ­, Algunas veces, ojalĆ” no sea tu caso, pero me he llegado a topar con gente que dice ahora soy cristiano, entonces yo ya no tengo que someterme a ninguna autoridad, Eman y al jefe, yo soy libre en Cristo, yo obedezco a Cristo, sĆ­, nada mĆ”s que si estĆ”s realmente siguiendo a Cristo, te va a llevar no a una rebelĆ­a y a andar con toda la grilla y jalando al sindicato y rebelĆ”ndote ante todo el mundo, sino mĆ”s bien a honrar, a respetar a tus autoridades, puse en pantalla, nosotros somos libres en Cristo y por lo tanto ningĆŗn hombre debe intimidarnos, eso debe ser claro, no importa cuĆ”nta autoridad tenga este hombre o este jefe, en la presencia de Dios mis hermanos, aĆŗn el jefe mĆ”s poderoso, con mĆ”s dinero, con mĆ”s recursos, delante de Dios es nada, delante de Dios es menos que una pulga, por mĆ”s jerarquĆ­a que tenga en el mundo, por mĆ”s recursos, no debemos intimidarnos, pero sĆ­ debemos actuar bajo el temor de Dios, con el deseo de honrarle a Dios y reverenciarle a Ć©l por medio de nuestro trabajo, es lo que Pablo dice aquĆ­, entonces a eso se refiere con temor y temblor, con una actitud de reverenciar a Dios, de agradarle a Ć©l a travĆ©s de la manera en que trabajamos, Pablo dice en segundo lugar que tambiĆ©n debemos hacerlo con la sinceridad de corazĆ³n, me parece que la reina Valeria dice que con la sencillez, un corazĆ³n sencillo, siervos obedezcan a sus amos en la tierra, con temor y temblor, con la sinceridad de su corazĆ³n, como a Cristo, la sinceridad del corazĆ³n habla de un corazĆ³n Ć­ntegro, de un corazĆ³n sincero, honesto, escucha bien esto mi hermano, si tĆŗ estĆ”s bajo la autoridad de alguien, si eres empleado, a lo mejor es chocante lo que Pablo dice aquĆ­, lo que la palabra de Dios dice, pero lo que Pablo dice aquĆ­ es que como empleados no deberĆ­amos servir a nuestros jefes con motivaciones escondidas, con motivaciones egoĆ­stas, sino mĆ”s bien procurando servir a Cristo y agradar a Cristo por medio de nuestro trabajo, por eso Pablo dice, sirvan como a Cristo, con la sinceridad de su corazĆ³n, como a Cristo, con la plena convicciĆ³n de que no importa la clase de trabajo que estĆ©s haciendo, mi hermano escucha bien esto, y alguien me lo decĆ­a en algĆŗn momento, te compartĆ­ al inicio esto que me sucedĆ­a cuando Dios aĆŗn no me llamaba al ministerio, y hubo alguien que se me parĆ³ y me dijo, Āæsabes quĆ© Hugo? ĀæSabes quĆ© Hugo? Para Dios es tan glorioso cuando tĆŗ has enseƱado, ya me habĆ­a tocado enseƱar allĆ” en Horizonte, QuerĆ©taro, es tan glorioso cuando enseƱas delante de la iglesia, como cuando estĆ”s levantando pacas ahĆ­ en la forrajera, a veces iba y levantaba pacas de los sembradĆ­os y yo decĆ­a, ĀæquĆ© hago aquĆ­? Yo deberĆ­a estar enseƱando, y Ć©l, y este hermano me decĆ­a, tan glorioso es como que enseƱes la palabra de Dios, como que vayas a levantar pacas y lo hagas con el entendimiento y con un corazĆ³n de que realmente estĆ”s sirviendo a tu amo, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu 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esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, a tu esposa, TĆŗ has pecado inconscientemente por ignorar la Palabra de Dios, pero la Palabra de Dios sĆ­ espera de ti como jefe, que tengas un trato digno hacia tus empleados, que les dĆ© las condiciones justas y que seas considerado con ellos. Y algunas preguntas que me gustarĆ­a que te hicieras es, ĀæcĆ³mo puedo saber si estoy dĆ”ndole condiciones dignas? Bueno, primero, y algo muy concreto, Āærespetas su horario de trabajo? Ya sabes esta frase desde hace rato, dice aquĆ­ hay horario de entrada pero no de salida, pero aquĆ­ todos nos beneficiamos y todos hay que ponernos la playera. Respeta su horario de trabajo, mi hermano, de tal manera que si a ti se te ocurre algo fuera del horario de trabajo, tĆŗ te acercas a Ć©l de una manera considerada, tĆŗ te acercas a Ć©l o a ella y le pagas justamente lo que merece por la ley, o mĆ”s bien te aprovechas de su situaciĆ³n, sabes que necesita el salario que le estĆ”s pagando y lo utilizas con este pretexto de que se ponga la playera, de que es por beneficio de todos y mĆ”s bien abusas. Si fueras tĆŗ esa persona que estĆ” trabajando bajo esas condiciones que tĆŗ le das, bajo esa manera que tĆŗ te diriges a ellos sin respetar su horario, sin respetar cuestiones de sus derechos, de condiciones de trabajo, Āæte gustarĆ­a trabajar a ti? O sea, Āæte gustarĆ­a estar bajo tĆŗ mismo en la manera como tĆŗ los tratas? ĀæCĆ³mo es tu trato con ellos? ĀæEres amable? ĀæEres considerado? ĀæEres justo? Pide las cosas por favor, da las gracias cuando lo estĆ”n haciendo. Mi hermano, escucha bien esto, el hecho de que tĆŗ le pagues a una persona no te da derecho de tratarle injustamente, no te da el derecho de hablarle mal, no te da derecho porque esa persona no pueda vivir sin tu salario, porque una no sabe las condiciones de sus empleados y abusa de eso. Eso no te da derecho a ti de abusar de tu autoridad. Tu empleado, por mĆ”s humilde que sea su condiciĆ³n, es un hombre creado a la imagen de Dios. Un jefe creyente no tiene evidentemente que ser dĆ©bil en el derecho de su autoridad. Yo no estoy hablando de eso, de que, ah bueno, que hagan lo que quieran y no haya consecuencias. No estamos hablando de eso, pero sĆ­ estamos hablando de ejercer la autoridad conforme el carĆ”cter de Cristo, como Cristo lo harĆ­a. Deben percibir la bondad de Cristo, deben tratar el respeto, deben denotar un interĆ©s hacia su persona. Pero si alguna vez un buen amigo, creyente Ć©l, jefe, tiene su pequeƱa empresa, y me decĆ­a, Hugo, no, es que me imagino que ser pastor estĆ” tremendo porque tienes que estar ahĆ­ orando y velando por las personas. Y le decĆ­a, tĆŗ tambiĆ©n tienes esa responsabilidad. Dios te dio este puesto porque eres el que te colocĆ³ ahĆ­ su gracia, y tambiĆ©n Dios de alguna manera te estĆ” poniendo ahĆ­ para tĆŗ reflejar su carĆ”cter, para mostrar interĆ©s en sus personas, y en lo que sea conforme a tus posibilidades, veas por su bienestar. Puse en pantalla esto. AsĆ­ como el empleado cristiano trabaja para Cristo, para la gloria de Cristo, para el agrado y deleite de Cristo, asĆ­ tambiĆ©n el creyente que tiene autoridad la debe ejercer para la gloria y el deleite de su SeƱor. Si hoy estuvieras delante de Cristo, Ć©l podrĆ­a decir, wow, me doy cuenta de tu amor sacrificial, me doy cuenta aĆŗn de que eres justo y ejerces bien la autoridad cuando hay que hacerlo, pero me doy cuenta de que estĆ”s yendo mĆ”s allĆ”, estĆ”s amando, estĆ”s viendo por el bienestar de tus empleados, estĆ”s tratando dignamente y amablemente a ellos. Colosenses capĆ­tulo 4, versĆ­culo 1 nuevamente, mira lo que dice, Āæpor quĆ© tendrĆ­an que tratar con justicia y equidad a los empleados? Sabiendo que ustedes tambiĆ©n tienen un SeƱor en el cielo. Mi hermano, si estĆ”s en autoridad, este es mi, de parte de Dios, cuando vayas a tu oficina o a tu lugar de trabajo, si tĆŗ estĆ”s en autoridad, no olvides que eres un empleado. Aunque estĆ©s en autoridad, tĆŗ debes tener una conciencia de siervo, eres un empleado del Rey de los cielos, sabiendo que ustedes tambiĆ©n tienen un SeƱor en el cielo. Cristo te dio una mayordomĆ­a temporal, ciertamente estĆ”s ahĆ­ en un trabajo con autoridad sobre las demĆ”s personas, pero es una mayordomĆ­a que Cristo te dio. No, pero fueron mis capacidades y mis estudios. Yo estoy seguro que tĆŗ al igual que yo conoces personas mĆ”s brillantes que tĆŗ, que tenĆ­an incluso mĆ”s posibilidades que tĆŗ, pero a Dios en soberanĆ­a decidiĆ³ colocarte a ti en autoridad y debes hacerlo con una conciencia de empleado, de que tĆŗ eres no jefe o dueƱo del negocio, sino mĆ”s bien que eres un empleado del Rey de los cielos, que eres un empleado del Rey de los cielos y que quieres amar y servir a las personas que han sido puestas en tu autoridad. Dice cĆ³mo hacer eso. Deja las amenazas, versĆ­culo 9. Y ustedes ambos hagan lo mismo con sus siervos y dejen las amenazas. Esta Ć©poca. Bueno, no sĆ© en quĆ© trabajas y cĆ³mo seas, pero algunos trabajos que me llevĆ³ a tocar era la Ć©poca de asĆ­ traerte con el aguinaldo. Pues si se quedan, va a haber aguinaldo. Y si no, no. Y entonces tienes a los empleados con amenazas, intimidando y jugando ahĆ­ con... Mis hermanos, no debe ser asĆ­, sin amenazas. Hay jefes que cuando llegan a la oficina todo mundo hasta se calma, Āæno? Y creo que hemos tenido jefes asĆ­ que dices, hĆ­jole, y apenas se vayas como que se libera toda la tensiĆ³n porque es un jefe que intimida, que va a llegar y va a criticar, va a lastimar, va a lo mejor a poner ahĆ­ incomodidad. Otra vez, mis hermanos, si estĆ”s en autoridad, va a ser necesario que en momentos tĆŗ tengas que ejercer tu autoridad. Yo no estoy diciendo, entonces deja que hagan lo que quieran y que roben y que sean maƱosos. No, Dios tambiĆ©n te ha puesto ahĆ­ para ser diligente y actuar conforme a la ley tambiĆ©n cuando haya que ejercer la disciplina. Sin embargo, aĆŗn en esos momentos debemos hacerlo con un sentido de dar gracia y buscar la gloria de Dios, no hablando con aspereza o con desprecio o amenazas. Dice el versĆ­culo 9. Me gusta esto, mis hermanos, porque a la luz de lo que hemos dicho de que Ɖl nos mira, aunque nuestros jefes no lo reconozcan, tambiĆ©n Dios... Algunos dicen, bueno, no es muy diferente a aquellos tiempos. En aquellos tiempos del esclavo no podĆ­a ir a ninguna... No existĆ­a como una SecretarĆ­a del Trabajo, Āæves? Ay, me estĆ”n maltratando, dĆ©jame ir a la... No, pues eran esclavos. Y a lo mejor tĆŗ dices, bueno, pues creo que hoy hay. Pero no voy a ir ahĆ­ ni me van a hacer caso, ya que me meto ahĆ­ en esos temas. Y de repente Pablo nos estĆ” diciendo, recuerda esto, hay una SecretarĆ­a del Trabajo en los cielos. Y tu defensor estĆ” ahĆ­, no te preocupes. AlgĆŗn dĆ­a mis hermanos todos, tanto empleados como jefes, daremos cuenta delante de este jefe de jefes, de este Rey de los cielos. Y entonces Pablo estĆ” diciendo, tranquilo, encomienda tu causa delante de aquel que es justo y estĆ” sobre todas las cosas. Y es ahĆ­ donde da el tercer elemento Pablo respecto a esta manera de ejercer la autoridad. Dice versĆ­culo 9, Y ustedes, amos, hagan lo mismo con sus siervos, y dejen las amenazas, sabiendo que el SeƱor de ellos y de ustedes estĆ” en los cielos, y que para Ć©l no haya excepciĆ³n de personas. Estamos en una sociedad donde honestamente aquel que tiene mĆ”s recursos, o estĆ© en autoridad, muchas veces es tratado con cierta benevolencia, con cierto favor. Pero lo que estĆ” diciendo Pablo es que en el dĆ­a del juicio los amos no serĆ”n tratados con favor o con benevolencia sobre los empleados. Ellos no serĆ”n tratados de una manera diferente, no serĆ”n mejor tratados que los pobres, los dueƱos de las empresas no serĆ”n mejor tratados que sus empleados, porque Dios no hace acepciĆ³n de personas. Mi hermano, escĆŗchame bien, y te lo digo de verdad con amabilidad, si tĆŗ estĆ”s en autoridad, si Dios te ha dado recursos, y a lo mejor tĆŗ estĆ”s descansando en eso para relacionarte con Dios, dĆ©jame decirte que a Dios no le impresionan tus tĆ­tulos, a Dios no le impresiona tu currĆ­culum, a Dios no le impresiona la marca de tu carro, la marca de tu ropa, tu celular de Ćŗltima generaciĆ³n, a Ɖl no le impresiona el tamaƱo de tu casa, no le impresiona ni la universidad en la que estudiaste, ni tu cuenta de bancos, a eso Dios lo tiene totalmente sin cuidado. El dĆ­a que nos toque presentarnos delante de Ɖl, nuestro estatus social, mis hermanos, nuestro estatus econĆ³mico, no serĆ” tomado en cuenta en lo absoluto. Por lo tanto, si Dios te ha dado en su gracia, en esta tierra, te ha provisto recursos, estĆ”s en autoridad, y estĆ”s abusando de los que estĆ”n debajo de ti, o a lo mejor no estĆ”s abusando, pero tampoco estĆ”s haciendo lo que estĆ” a tu alcance para beneficiarlos dentro de lo que es justo, dentro de lo que es recto, conforme a una buena administraciĆ³n, si tĆŗ no estĆ”s haciendo eso como un mayordomo de Cristo, tĆŗ darĆ”s cuentas a Dios por eso. Debes entender, mi hermano, que Dios te ha puesto donde estĆ”s para que muestres desde esa posiciĆ³n el carĆ”cter de nuestro SeƱor, para que le glorifiques a Ɖl y des testimonio del Evangelio en tu vida. Mira cĆ³mo dice Santiago, hablando de personas que acumulaban, y por el contexto que da, puede hablar de personas que tenĆ­an gente bajo su autoridad y que retenĆ­an su salario, tardaban en pagarles o no les pagaban lo que era justo. Y mira cĆ³mo Santiago dice, capĆ­tulo 5, versĆ­culo 1 al 4, Presten atenciĆ³n, ustedes los ricos, lloren y giman con angustia por todas las calamidades que les esperan. Sus riquezas se estĆ”n pudriendo y sus ropas finas son trapos carcomidos por polillas. Su oro y plata se han corroĆ­do. Las mismas riquezas con las que contaban les consumirĆ”n la carne como lo hace el fuego. El tesoro corroĆ­do que han amontonado testificarĆ” contra ustedes el dĆ­a del juicio. AsĆ­ que escuchen, oigan las protestas de los obreros del campo a quienes se estafaron con el salario. Los reclamos de quienes les cosechan sus campos han llegado a los oĆ­dos del SeƱor de los ejĆ©rcitos celestiales. Es una fuerte exhortaciĆ³n la que Santiago hace aquĆ­. Cada vez que uno de estos empleados, cada vez que alguien estĆ” siendo explotado, tratando injustamente, que se le retiene su pago justo a tiempo. Gente que honestamente tiene dinero y quiere mĆ”s y mĆ”s y mĆ”s, es insaciable y a costa de que lo hace, de ser injusto con sus empleados. Y Dios estĆ” diciendo aquĆ­, bueno, estas protestas de estas personas que estĆ”n siendo tratadas injustamente, que tienen falta de pagos, que le retardas con su pago, que no cumple justamente con las prestaciones, que abusas de sus necesidades. Cada uno de esos suspiros, de esas tristezas, de estas personas sube delante del trono de Dios. Y Dios estĆ” tomando nota. Y algĆŗn dĆ­a todo eso descenderĆ” del cielo como fuego que te consumirĆ”. Algo severo lo que estĆ” diciendo aquĆ­ nuestro SeƱor. La Biblia dice una y otra vez que Dios es defensor del pobre. Y si hay algo que le causa indignaciĆ³n a nuestro SeƱor es que se abuse de un hombre o de una mujer por su necesidad. A Dios le indigna eso, que necesite de su salario y entonces tĆŗ abuses, tĆŗ lo explotes, tĆŗ lo amenaces. AlgĆŗn dĆ­a todo opresor se presentarĆ” delante de Dios y cada centavo que haya ganado, que haya almacenado con injusticia, cada agravio que haya hecho a sus empleados, mis hermanos, recibirĆ” su pago en el infierno por los siglos de los siglos. Es algo serio lo que la Palabra de Dios dice aquĆ­. Y te repito, no es un tema filosĆ³fico o de algĆŗn pensador. No lo dijo el Che Guevara, no lo dijo Fidel Castro, no lo dijo Carlos Marx. Eso estĆ” en la Palabra de Dios. Es ahĆ­ entonces lo que Dios demanda de nosotros en el Ć”rea laboral, pero tambiĆ©n lo que nos estimula y transforma, y es mi deseo que podamos dar un giro y realmente aprovechar bien el tiempo, como dice tambiĆ©n en Efesios, y en lugar de ver cada dĆ­a en nuestro trabajo como un dĆ­a insĆ­pido, sin propĆ³sito o malgastado porque no estamos sirviendo a Dios, si es tu caso, podamos verlo mĆ”s bien como este lugar donde Dios me ha colocado, en el cual yo estoy ahĆ­ para buscar reflejar el carĆ”cter de Dios, para respetar, honrar y obedecer a mis autoridades de tal manera que pueda adornar con mi vida la doctrina de Dios, pero tambiĆ©n si Dios te ha puesto en autoridad, podamos hacerlo de una manera que refleje su carĆ”cter. Y ponĆ­a eso para terminar. ĀæEstamos trabajando con la motivaciĆ³n correcta? ĀæVemos el trabajo como un medio para adorar a Dios y buscar su gloria? ĀæEstamos representando adecuadamente a Cristo como empleados, como jefes? ImagĆ­nate que dentro de la sociedad la mayorĆ­a trabajĆ”ramos de esta manera, Āæno? ĀæQuĆ© impacto tendrĆ­a que como creyentes, empezando como creyentes no sĆ³lo de esta iglesia, sino la iglesia global, pudiĆ©ramos ser esta luz y esta sal en medio de las Ć”reas donde Dios nos ha llamado a trabajar? ĀæQuĆ© sucederĆ­a si realmente trabajĆ”ramos motivados por lo que la Palabra de Dios dice? Y yendo mĆ”s allĆ”, me gustarĆ­a que realmente se tomes un tiempo y examines esto a la luz de lo que la Palabra de Dios nos ha hablado, y entendiendo nuestra identidad como hijos amados, y entendiendo que la Palabra de Dios dice, mira, asĆ­ luce una vida redimida. Poder tomar un tiempo ahorita, y a lo mejor en tu corazĆ³n, y tengas probablemente quĆ© pedirle, quĆ© pedir perdĆ³n a Dios, pero tambiĆ©n fortaleza, y preguntarte, Āæsoy yo el tipo de empleado que describe aquĆ­? ĀæSoy la clase de empleado o de jefe que la Palabra de Dios me muestra que soy llamado a ser? ĀæPongo todo mi corazĆ³n en lo que hago porque lo hago para Cristo? Dice alguien por ahĆ­, los creyentes, no deberĆ­a caber la mediocridad, no deberĆ­a caber la mediocridad. Ojo, hay distintas capacidades, a lo mejor tu excelencia es un 8 en comparaciĆ³n del otro, que puede dar un 10 es tu tope, pero como creyentes deberĆ­amos poner todo nuestro empeƱo en hacer lo que Dios nos ha llamado a elaborar para su gloria. Estamos representando adecuadamente a Cristo tambiĆ©n como jefes delante de nuestros subordinados, reflejo su carĆ”cter, como en la bondad, en que se han tratado dignamente, justamente, y procurando su bienestar. Mis hermanos, vamos a terminar ahorita, y quiero recordarte esto, todo esto Dios nos llama en respuesta a la salvaciĆ³n que ya nos ha dado en Cristo. No estĆ” diciendo, hace esto para que sea aceptado. Honestamente todos en algĆŗn momento de nuestra vida hemos roto varios de estos elementos. Nuestra esperanza estĆ” en aquel que si fue siempre obediente a las autoridades, aquel que se sometiĆ³, que cuando lo maldecĆ­an, el bendecĆ­a, que cuando le estaban humillando y estaban terminando con su vida, el decĆ­a, Padre, perdĆ³nalos porque no saben lo que hacen. Es nuestra esperanza en Ć©l para perdĆ³n, pero tambiĆ©n para santificaciĆ³n, en la cual nosotros confiamos. Pero evidentemente hay algo en lo cual nosotros debemos pedirle a Dios, no solamente perdĆ³n, sino tambiĆ©n fortaleza y guĆ­a, de tal manera que podamos ser estas cartas abiertas ahĆ­ en nuestros trabajos, que podamos ser esta representaciĆ³n de algo mĆ”s, de que hay una esperanza mĆ”s, hay una motivaciĆ³n mejor. Decimos tanto, Cristo es mejor, Cristo es mejor que el sueldo, que los jefes, que los tratos injustos, porque tenemos un rey que sĆ­ mira lo que nosotros hacemos, un rey que tenemos nuestra herencia segura, porque es por sus mĆ©ritos, y un rey que no solamente tenemos asegurada la herencia, sino tambiĆ©n un rey que estĆ” con nosotros todos los dĆ­as y hasta el fin del mundo. AsĆ­ que, vamos ahora para terminar, vamos a tener la Santa Cena, y me gusta recordar esto porque a lo que Dios nos ha llamado, es un lapso que va a terminar. DĆ©jame decirte, cuando estemos con Cristo en la eternidad, ya no va a haber jefes difĆ­ciles. AmĆ©n, dicen por ahĆ­. Dicen por ahĆ­, ya no va a haber gente que evangelizar, ya no va a haber oportunidades para hacer luz, para hacer sal, porque por su gracia estaremos todos glorificados, seremos perfectos, y adoraremos eternamente con las motivaciones correctas a nuestro SeƱor. Por el recordatorio de esto, de la Santa Cena, es precisamente recordar que esta identidad que tenemos en Ɖl es por su gracia, es por el sacrificio que Ɖl hizo en la cruz, en nuestro lugar, y mediante esa gracia, esa adopciĆ³n, y esa identidad que tenemos en Ɖl, ahora anhelamos andar en estas obras que den evidencia que le pertenecemos, con el propĆ³sito y el anhelo que mĆ”s personas puedan venir al arrepentimiento. AsĆ­ que, vamos a orar, tĆ³mate un tiempo ahĆ­. SeƱor, gracias por tu palabra, gracias porque nuevamente te lo hemos agradecido prĆ”cticamente cada ocho dĆ­as, SeƱor. TĆŗ eres un padre bueno, sabio, que nos guĆ­a, que nos instruye, y gracias porque le das un sentido a nuestro trabajo, en este mundo que la tendencia es criticar, quejarse, robar por el viernes, y darle rienda suelta a nuestros deleites todo el fin de semana, y regresar a una prisiĆ³n para estar asĆ­ el lunes. TĆŗ has redimido eso, SeƱor. Y Padre, hoy que recordamos tu sacrificio, tu adopciĆ³n, y que te pertenecemos, tambiĆ©n podemos entender el propĆ³sito de nuestro trabajo, SeƱor. Gracias porque nos has dado trabajo, SeƱor. Gracias porque estĆ” en tu control, y porque siempre ha habido personas difĆ­ciles, personas, como decĆ­a tu palabra, insoportables, abusivos, SeƱor. Y tĆŗ las usas tambiĆ©n, SeƱor, en nuestra vida para moldearnos y ser mĆ”s como tĆŗ. Gracias primeramente porque si habĆ­a alguien difĆ­cil, si habĆ­a personas difĆ­ciles, SeƱor, Ć©ramos nosotros. Y tĆŗ nos amaste, SeƱor, cuando Ć©ramos difĆ­ciles, cuando estĆ”bamos obstinados y en rebeldĆ­a contigo, dice tu palabra, que mĆ”s Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo un pecador escrito muriĆ³ por nosotros. Padre, llĆ©nanos con tu espĆ­ritu, SeƱor, de tal manera que veamos, entendamos, y vivamos a la luz de que te servimos 24-7. Te servimos en nuestra casa, en nuestro trabajo, SeƱor. Inclino nuestro corazĆ³n en ver cada lugar, cada momento, y cada persona como una oportunidad de honrarte, de agradarte, de dar gloria a ti, y de comunicarte a travĆ©s de la manera que trabajamos en este caso, SeƱor. Gracias, JesĆŗs, porque como lo mencionaba ahorita, este es un periodo, estaremos aquĆ­ algunos aƱos, que serĆ”n mĆ­nimos a la luz de la eternidad, y no es un tiempo que nos has llamado a simplemente sentarnos, a rascarnos la panza esperando que vuelvas, sino que nos has llamado, SeƱor, a vivir para tu gloria, para tu gloria, Padre. AyĆŗdanos a aprovechar bien el tiempo, porque los dĆ­as son malos, dice tu palabra, SeƱor. AyĆŗdanos a aprovechar cada oportunidad, renueva nuestra mente, SeƱor, y ayĆŗdanos a hacer reflejos tuyos allĆ” donde tĆŗ nos has colocado, SeƱor. Te damos gracias por tu palabra, SeƱor, y en este tiempo que tomaremos la Santa Cena, gracias porque vamos a recordar nuevamente que no lo merecĆ­amos, no merecĆ­amos tu salvaciĆ³n, tu adopciĆ³n, pero gracias por Cristo, gracias por el justo que muriĆ³ por nosotros los injustos para llevarnos a ti, SeƱor. Gracias, SeƱor, porque tĆŗ eres bueno, en el nombre de JesĆŗs. AmĆ©n. Horizonte Tequisquiapan. Somos una iglesia que confĆ­a, camina y comunica a Cristo. AcompƔƱanos domingo a domingo. Te esperamos.

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