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Testimonio  de el "Conejo"

Testimonio de el "Conejo"

iara amarilla

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Testimonio de Hermes Pastorini "El Conejo" dirigente sindical de los obreros de Paylana, Paysandú

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En esta ocasión, al conmemorarse el quincuagésimo aniversario del golpe de estado y la huelga general y como aporte a la construcción de un espacio de memoria, contamos con el testimonio de Hermes Pastorini, el Conejo, dirigente sindical de los obreros de la lana de Paysandú y de Pailana, una de las fábricas más importantes de su ciudad. Estudiantiles, digamos de mi lista de estudiantiles, la primera lucha, yo recuerdo que en una oportunidad hicimos un paro cuando yo tenía, en el año 56, cuando trabajaba en la UCEP, justamente reclamando mejores condiciones, mejores herramientas para poder cumplir con nuestro estudio. Eso fue mi actividad de estudiante en la división nocturna igual, hasta que en el año 1959 entré en Pailana. Al principio ya tuve, debuté, digamos, yo entré en noviembre del 59 y en agosto del 60 hubo una huelga con ocupación de la fábrica que duró tres meses, desde agosto a noviembre, reclamando justamente contra el tipo de congelación de salario que no querían hacer en aquel momento. En el 68, con el Pacheco, actos, medidas de seguridad, después del estado de guerra interno, en fin, lo que fuese, hasta que en el 73, cuando dan el golpe de estado, hicimos la huelga general acá en Paysandú, con ocupación de los lugares de trabajo, durante 16 días estuvimos, porque no recibimos la información a tiempo y además estábamos dispuestos a seguir la huelga, porque culminamos la huelga, vimos que no teníamos más razón, digamos que nosotros ya habíamos logrado el objetivo, que era la dictadura nacida de los huérfanos y apoyo popular y principalmente el campo de Paysandú, después nos empezamos a enterar, en fin, de determinadas situaciones que se están mandando a montar videos, en fin, y bueno, ya la huelga había cumplido su objetivo, 15 días, hubo la general contra la dictadura, denunciando lo que era la dictadura y bueno, y fue la primer puñalada que le dimos a la dictadura. Y después de eso, me detienen al año siguiente, en el 74, el 14 de mayo del 74, me detienen en mi casa, detienen la dictadura y bueno, el problema era acusarme de cualquier cosa con tal de que, de terminar con la militancia ya en ese momento, se había liquidado con la guerrilla urbana en el 72, y en el 63 habían hecho una represión bastante importante, con ciertos grupos políticos, que antes no eran grupos que estuvieran con la lucha armada ni nada por el estilo, en fin, no sé, y bueno, y en el 74 se larga, digamos, la represión a determinados dirigentes sindicales, y bueno, el problema era buscar cualquier pretexto con tal de procesarme, y en el primer momento me empresan por atentado a la constitución en el grado de conspiración, seguidos por actos preparatorios, es decir, me encajan un mínimo de dos años y un máximo de seis. Ahora, cuando paso a ser juzgado también en la carátula, en vez de, digamos, de esa carátula que me habían dado, le agregan asociación subversiva, y bueno, entonces al mínimo eran seis años y al máximo dieciocho, y me dan en principio, el fiscal pide siete años y el juez me da ocho, una cosa muy difícil que se se vea en la justicia, en la verdadera justicia, en la justicia militar, pasa por encima del pedido del fiscal y el juez pasa por encima del pedido del fiscal y me encaja un año más. Después del supremo tribunal militar, en otra condena posterior, otra revisión posterior, en fin, los agarré bien a la dictadura en ese momento y bajan la, digamos, la pena a seis años, que fue lo que cumplí, terminé y salí en el año ochenta, el diez de abril. Bueno, después me he pasado esa experiencia de la detención que le hicieron adelante mi compañera y mis tres hijos, con una bebita de tres meses, y dos niños, uno de cinco, de dos años y medio y el otro de cinco, bueno, una cosa que bastante, bastante que duele, ¿no?, es decir, ver a la compañera de uno y los hijos y que lo saquen a uno de ahí y después soportar todo lo que fue la tortura, ¿no? Lo que sí puedo decir es que mi familia siempre me apoyó, es decir, vivo a mi señora, a mis hijos me apoyaban, me apoyaban mis padres, apoyaron a toda mi familia, a mis hermanos, todo lo que estaba, las familias familiares incluso de mi señora lo mismo, es decir, todos estuvieron, de mi compañera, ¿no?, porque eso de señora era de otra época y además señora es una cosa, compañera es otra, compañera es aquella que está toda la vida junto a vos y te acompaña en todo y digamos, no solamente eso, te acompaña en todo, sino que es tu amiga, tu compañera, tu amante, tu lo que quieras llamarle, pero es la compañera verdadera que elegí, bueno, y que la sigo teniendo desde hace 55 años y bueno, desde ahí cuando salgo de la, de la, no la me entero por algunos compañeros que trabajaban en Pailana de que un compañero de la fábrica había puesto uno, tenía unos celares viejos y estaba trabajando para la fábrica en los celares que ya lo habían descartado en Pailana, bueno, se lo, se lo dieron a él, puso un taller y teceía para la fábrica, mi oficio era tecedor, así que fui y hablé con él y bueno, y nos arreglamos para trabajar con él, es decir, en ese momento de dificultades para conseguir el trabajo no, no lo tuve, sí lo tuvo él, digamos el compañero que me dio laburo, lo tuvo porque tuvo que ir al cuartel, hacer las averiguaciones, si podía trabajar, si no podía trabajar, hizo todas las exigencias de un ex jefe de personal de Pailana, el señor Miguel Gamundi Crocker, que le pidió que tenían que hacer todas esas, esas gestiones, digamos, el compañero las hizo y eso demostró también a su sueldo y a ella, y no solamente a su sueldo y a ella, sino su grandeza de ir a hablar con los represores en este momento, ¿no? Y de cuanto a vigilado, mientras estaba trabajando, daba la casualidad que permanentemente pasaba el ejército, que era el que andaba haciendo los mandatos y algo, pasaba frente al taller siempre en una moto, después, digamos, estaba trabajando ahí, me citaron de la comisaría de la primera, y voy a la comisaría de la primera y el publicista que me cita me dice que hable directamente con el comisario, entonces voy ahí y me pregunta qué voy a hacer y le dice que el comisario me había llamado y que quería hablar directamente con él, entonces ahí medio me tomaban el pelo y hasta que me pasaron a hablar con el comisario y el comisario, ahí fue cuando sentí la grandeza de una persona, porque el comisario me dice este, dice mire yo lo insistí para hablar conmigo, dice porque acá hay un papel que usted tiene que firmar, dice que no lo firmó cuando salió, parece que se olvidaron, no sé qué, dice que es la libertad, dice que usted tuvo una libertad anticipada, dice, parecería que la libertad la habían firmado hace un año, la libertad anticipada, y me comí un garrón de un año ahí adentro, y bueno, firmé eso, y cuando firmé eso me dice el comisario, dice yo lo mandé a citar y quería hablar con usted personalmente, porque usted cometió un delito y ya lo pagó, y no tiene por qué estar soportando, dice usted, y de repente algunas tomadas de pelo, dice que son propias de alguno, dice que me subaltaron, dice así, por eso le pedí para hablar directamente con usted, naturalmente que le agradecí, y nos dimos la mano, y bueno, y eso fue una de las cosas que me llamó la atención, pero también después me llamó la atención cuando me citan otro día, me citan a investigaciones, y ahí veo justamente lo que es la tomada de pelo, y esas investigaciones me sacan todo, me meten en un calabozo, no sabía ni por qué, ni por cuánto, y de repente aparece otro compañero, lo metió en el calabozo, tampoco sabía ni por qué, ni por cuánto, y bueno, después como la fecha de la noche, la cual había sido un frío bárbaro en pleno invierno, vienen investigaciones que justo la compañera, la señora de él, trabajaba en Pailana, y me conoce, dice, ¿qué es, qué pasa?, no sé, le metió un mensajero para acá, y no sé, nadie me dice nada, y dice, qué hace, tranquilo, yo voy a averiguar, y anduvo, se ve que él anduvo moviendo algo, y bueno, al rato me llama, y me hace afirmar la deuda que tenía con él, con las Fuerzas Armadas, por haber estado preso 6 años, a veces la gastó de mantenimiento, de comida, de hospedaje, y de ropa, cerca de 25 mil pesos eran en aquella época, en el año 80, en el mundo plata, y después de eso, después de haber firmado, me largaron, me estuvieron prácticamente 7, 8 horas ahí, digamos, en un calabozo, el otro compañero que estuvo conmigo, me dijo, ¿hasta qué?, ¿hasta acá van?, ¿qué?, dice, y bueno, después me enteró, de una forma u otra, no sé de qué forma se había ido para el exterior, dice. A fines del 80, ahí se da el plebiscito por la reforma a la Constitución, donde querían poner la dictadura, y bueno, es un plebiscito, y la población le dice que no, a demostración también de gran poder del silencio en las urnas, que le dio el no rotundo, era como cuando habíamos gritado nosotros en la Guardia General, nunca más, dictadura, no queremos dictadura, queremos democracia, bueno, acá fue un grito en silencio, pero fue un grito en silencio, que justamente fue lo que los atontó, los tiró al suelo, y después en el 83, con la gran manifestación del obelisco, digamos que ahí se le dio el golpe final, ¿no?, y estos hijos de la madre, no conforme con eso, de alguna forma tenían que terminar sus mandatarios, terminaron con el asesinato del doctor Rolí, es una barbaridad, cuando ya estaban prácticamente liquidados, seguían insistiendo, y torturando, y matando gente, y sinceramente, como conclusión, cuando recuperamos la democracia, empezaron a recuperar algunos lugares de trabajo, había compañeros que digamos que habían salido de la cana, y no habían conseguido laburo ninguno, andaban de changas, en fin, había una situación que quizás yo no la tuve, porque tuve la suerte de tener un amigo que tenía un hostelario, y justamente era el oficio mío, de pecedor. Junto con la recuperación de la democracia, empezamos a luchar para volver a los lugares de trabajo, ¿no?, cosa que se fue logrando. En el caso mío, yo entré en septiembre, el 18 de septiembre del 86, volví a reintegrarme a Pailana, me reintegré, me recibieron los compañeros, fue una alegría tremenda, y no solamente fue una alegría tremenda, sino también fue una derrota para la patronal, porque en ese momento, no sé por qué razones, la patronal no quería bajo ningún concepto que yo entrara de vuelta a Pailana, las razones son obvias, pero no quería que entrara de vuelta a Pailana, e incluso me ofrecieron dinero, me ofrecieron pagarme los seis años que yo había estado preso, con las perspectivas de todo lo que había perdido, pero que en Pailana no entrara más, entonces le agradecí al señor, al ingeniero Zoroducho, espero que se ayude a volver a entrar a Pailana, era un problema de principio, no aceptable cuando me ofreció también, le recorrí, se acuerda cuando usted me ofreció dinero también para que yo me fuera, e incluso usted me dijo que quizás podía ir preso, pero lo importante es mirarle la cara a los compañeros, y en este caso era lo mismo, cambiar el principio de volver al lugar de trabajo, por unos pesos, los pesos me los gastaba, pero la conciencia y la cara que tenía que darle a los compañeros, no era lo mismo, ya no iba a ser el mismo compañero que lo fui toda la vida, y por lo que me lo había juzgado, entonces no se bajó ningún punto de vista, uno podría estar aceptando dejar los principios y dejar lo que uno había sido, y lo que uno quería seguir siendo por unos pesos, en Pailana empecé con la militancia nuevamente de a poco, tuve mis aciertos, mis errores, por allá por el 92 con el gobierno de la calle Herrera, del viejo, tuvimos un conflicto muy duro que lo perdimos, un conflicto justamente del radicalismo de algunos compañeros, que no se pudo entender cual era el objetivo, era preferible dar un paso atrás, perder algunas cosas, pero conservar la organización civil para seguir luchando, era lo mismo que hubiéramos querido seguir la huelga general, y bueno, y de qué forma, con qué, íbamos a ir a una guerra civil, cuando los trabajadores no están preparados para eso, me parece que no, y en este caso fue un caso similar, al final tuvimos un montón de dificultades con el gremio, y prácticamente dejó de existir después de ese conflicto, fue tan grande la división, pero igual de cualquier forma siempre mantuvimos nuestro vínculo ahí adentro, comportándonos como compañeros, y seguimos con una organización que nos permitía junto al Congreso proteger y llevar adelante determinadas cosas. Yo me jubilé en el 2001, y en el 2005 con el gobierno del Frente Amplio se pudo darle la organización que correspondía nuevamente al sindicato, ayudé para eso, vinculé una cantidad de compañeros, como antes había vinculado en el 80 a los compañeros que querían organizar el sindicato, los vinculé también con determinados compañeros de Montevideo, y hasta ahora sigo, sigo como Edil, sigo luchando, tengo mis aciertos, mis errores, tengo mi amargura, pero también tengo una gran alegría de que tuve una vida, quizás alguno dice que fue una vida llena de responsabilidades hacia mi familia, pero creo firmemente que aquel que asume una responsabilidad y asume una conciencia de cambio tiene que llevarlo hasta las últimas consecuencias, y en eso estábamos, y seguiré estando, y ahora ya tenemos uno de los logros importantes, que vamos a hacer un memorial frente a Pailana en el cantero central, un memorial con una, sobre la huelga general, y no sobre la huelga general por la lucha de los trabajadores solos, sino un memorial que va a representar la huelga general, sí, pero también va fundamentalmente la solidaridad del pueblo y la ayuda que tuvo la huelga general, es decir, del pueblo y del pueblo a su conjunto, desde intelectuales hasta profesores, estudiantes, comerciantes, trabajadores, de todos los lugares, es decir, una ayuda constante de la población y de todo aquel que amaba la democracia, naturalmente que los acabuetes de la dictadura estaban escondidos, y lo único que hacían era tener una libretita anotando nombres para después que se afirmara la dictadura, saber la dictadura a quien agarraron. Eso es un poco un resumen de lo que fue la militancia, yo sé que es muy difícil, cuando uno tiene una actividad tan, no sé, una vida tan agitada, a veces es muy difícil en pocas palabras transmitir todo lo que uno siente, pero espero que sirva para el trabajo que están haciendo los compañeros. Vamos arriba y un abrazo a todos los compañeros que están trabajando en esto. El presente trabajo fue realizado por Yara Amarilla, León D'Amico, Marino E. Graña y Emiliana Moraes, en el marco del Espacio de Formación Integral Los Trabajadores y la Historia, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, noviembre de 2023. Más información www.alimmenta.com

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