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Capitulo 2 ¿Qué hay de nuevo, viejo?

Capitulo 2 ¿Qué hay de nuevo, viejo?

IrinaIrina

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“Qué hay de nuevo, viejo” es una producción de Claudia Román e Irina Sternik y forma parte de la tesina de graduación de la Carrera Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Música Original: Ignacio Montoya de Carlotto Entrevistados en este capítulo por orden de aparición: José Luis Fernández Carlos Ulanovksy Luis Salerno Locución presentación: Lalo Mir Locución créditos: Felix Taylor Dirección de la Tesina: Martín Becerra Diseño gráfico: Glenda Ross

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Transcription

The transcription discusses the early history of radio in Argentina. It highlights the first radio broadcast in 1920 by a group of radio enthusiasts known as the "GOTEA crazies." This broadcast led to the establishment of LOR Radio Argentina, the first recognized radio station in the world. The transcription also mentions the challenges faced by radio, including competition from television and the introduction of transistor radios. It discusses the role of radio in broadcasting music, the emergence of radio dramas, and the early beginnings of sports journalism. The transcription also mentions significant milestones in radio history, such as Carlos Gardel's live broadcasts and the first live football match broadcast in 1924. The period from 1935 to 1960 is referred to as the "golden age" of radio in Argentina. The transcription concludes by mentioning the growth of radio ownership and production in the country. ¿Qué hay de nuevo, viejo? Un puente entre presente, pasado y futuro de la radio. Capítulo 2 Así sonaba la primera emisión radial. Fue a Argentina y se convirtió, cual fuera en litia, en la primera del mundo. El 27 de agosto de 1920, en la terraza del Teatro Coliseo, los radioaficionados Enrique Susini, César Guerrico, Luis Romero Carranza y Miguel Muchica, conocidos como los locos de la GOTEA, hicieron historia al transmitir este combinado de presentación y música en vivo. Fue radio porque tuvieron continuidad, aunque la audiencia fueron los radioaficionados del momento menos de 100. Viviendo antecedentes de radio como medio tecnológico para transmitir información, el caso argentino fue el que dio origen a la radio como la conocemos. Esa radio fue LOR Radio Argentina y fue la primera reconocida por la Unión Internacional de Telecomunicaciones en todo el mundo. Después vinieron Radio Cultura, Sudamérica, Brusa, Grand Splendid Theater y los diarios con sus propias estaciones. Mi nombre es Irina Sternig y a lo largo de estos capítulos vamos a viajar con voz y con la historia del sonido, no solo haciendo historia, sino pensando en cómo la tecnología y la audiencia fueron parte de estos 100 años de historia radial en el país. Yo soy Claudia Román y los invito a viajar con nosotras. No sé si están escuchando en auriculares, en la compu o en un equipo de audio, pero sí sé que las primeras audiencias escuchaban radio en el salón. Primero eran radios a galena, después a válvula y luego a transistor. Era una escucha quieta. Pero antes de que el modo de escuchar cambiara los hábitos, hubo otras crisis en la radio. Existen tres grandes reconversiones. La primera crisis fue en la década del 20, claro, cuando empezó. La razón, la prensa le negó el uso de papel como fuente informativa. Parece un chiste hoy, pero en ese momento la radio tuvo que adaptarse y buscar la solución creando su propia agencia de noticias. La segunda fue cuando apareció la televisión entre los años 50 y 60, lo que generó pérdida de audiencia, pero la tecnología ayudó a reconvertirla. Otro momento es la llegada del transistor a partir de 1956. Este invento permite que el aparato se desenchufe y salga de la casa, si quiere, ¿no? Llegue a la esquina, a la cama, a la cancha, al tren. Quien habla es Carlos Ulanowski, autor de los libros más representativos de la radio en Argentina. Entre ellos, Días de Radio. Pero en sus comienzos la radio era diferente. No era informativa, sino musical. Si los inicios fueron acompañados por música clásica, el gran cambio local fue cuando la música popular y el tango desplazaron a esa ópera fundacional. En las casas, la radio era el teatro. En los primeros años, hay varios hitos que marcaron su destino por siempre. Hay momentos, como lo denomina José Luis Fernández en su periodización, para hablar de las etapas de la radio. Allí se combina lo tecnológico, los usos y lo discursivo. La radio, para mí, participa, forma parte de tres momentos. Un primer momento de broadcasting de medios masivos, donde la radio, que va entre la década del 30 y del 60, ocupa el centro de la escena de la mediatización masiva, trascendiendo las mediatizaciones escriturales, porque, por ser en buena parte oral, se hace masiva, llega a todos los sectores de la población. Ahí está la radio, en el centro, el sistema con el teléfono y la industria fonográfica, con fuerte soporte de metadiscurso gráfico. La radio era el semillero de las orquestas, del teatro en vivo y a donde ocurría la genesis del tango. Mirá, escuchá. Es la orquesta de Julio de Caro y Francisco Lomuto en 1926. En esa época, los avisos empiezan a ser cantados, se usan efectos sonoros y emerge el radioteatro. En 1924, Carlos Gardel marca un hito, una innovación tecnológica, una transmisión original e inolvidable que causó asombro en el mundo. Fue el 5 de marzo. El 17 de agosto, bajo esa misma modalidad, Gardel estrenó Mi Buenos Aires Querido. El sorcero criollo desde la NBC de Nueva York interpretó unos tangos acompañados por Barbieri, Riverol y Viva, sus tres guitarristas desde Buenos Aires, tocando en vivo en Radio Rivadavia con auriculares puestos para tener el retorno desde Nueva York. Fue un show interactivo. La audiencia podía escuchar a los guitarristas solos si quería por Radio Rivadavia. A Gardel solo, con su guitarra, Las ondas cortas lo hacían posible. El espacio radial era organizado por el Ministerio de la Marina. Tan incipiente era todo que no existía el periodismo deportivo. Había transmisiones de radio y televisión, pero no existía el periodismo deportivo. El periodismo deportivo era un espacio de comunicación. El periodismo deportivo era un espacio de comunicación. El periodismo deportivo era un espacio de comunicación. El periodismo deportivo era un espacio de comunicación. La noche del 14 de septiembre de 1923, todo Buenos Aires estaba despierto. Compactos grupos de hombres y mujeres, viejos y jóvenes, se aglutinaban frente a los negocios que vendían artículos. La pelea del gobernador argentino Luis Ángel Firco y el estadounidense Jacques Tenzey, conocida como la pelea del siglo, en el Estadio Puebla, fue la primera vez en la historia en que los argentinos se reunieron Jacques Tenzey, conocida como la pelea del siglo, en el Estadio Polo Grounds de New York, fue el primer nacionalismo deportivo. Si bien no había relato en vivo, Radio Sudamérica ofrecía esporádicos cables informativos. Primer cable informativo desde Nueva York. Firco y Tenzey ya están en el ring y es inminente el comienzo de la pelea por el título mundial de los... El diario La Prensa transmitió la pelea por altoparlantes. Llegaba la información de manera telegráfica desde Nueva York detrás Radio Internacional. La pelea ha empezado mal para Firco. Los especialistas dicen que la pelea podría terminarse en cualquier momento. Luego, se retransmitía a los estudios de Radio Sudamérica que hacía puente con Radiocultura, desde donde salió relatada al aire. Fue casi en vivo. Malas noticias desde Nueva York, cayó Firco tras una metida de Tenzey. Una anécdota de ese momento fue que mientras el público esperaba que llegaran los cables, no había música en la puerta de la radio. Fue el debut musical de Chavero, más conocido años después como Atahualpa Yupanqui. Nace el deporte en la radio. Después del boxeo, llega el fútbol. El jueves 12 de octubre de 1924 fue la primera transmisión en vivo con el partido Argentina vs. Uruguay. En este caso, Argentina ganó. La transmisión fue en una radio galena y para escucharla se necesitaba un auricular. Para hacer la transmisión, se usaba un teléfono candelero como micrófono. En 1928, los aparatos de radio en Argentina alcanzaban las 150.000 unidades. Tan solo un año después, ya había medio millón de equipos. Hasta acá, en contenidos, en uso de tecnologías, la radio estaba en su niñez. Fue una etapa lúdica, experimental. Una medición de la Dirección General de Correos y Telégrafos de 1933 indica que la radio era un 60% tiempo de música y un 20% hablada. Los deportes todavía no ocupaban mucho espacio. En 1933, hay dos cintos radiales. Se creó la Oral Deportiva, primer programa deportivo radial, y nace el Radioteatro Ronda Policial, que incorpora los efectos sonoros dentro de un estudio. No había rating, pero se medía de una manera particular a través de la calidad percibida de la programación como muy bueno, bueno, regular, malo y muy malo. El ranking se publicaba en la revista Caras y Caretas. Radio Belgrano tenía un 10, Radio del Pueblo un 1. Sería injusto negar que hubo otros tiempos emblemáticos. Uno de ellos fue el momento del inicio de la radio, cuando los locos de la azotea, en agosto de 1920, empiezan a transmitir a distancia. Y eso me parece que se podría extender hasta 1925, 1930, en donde todo fue experimentación, todo fue ensayo y error, principalmente errores, errores que se iban subsanando, errores que se iban superando. La confirmación de que la radio no era soplar y hacer botella, como se dice, ¿no? En esos primeros años, ¿por qué digo que también es un momento de oro? Porque mucha gente eligió la radio para siempre, porque se dio cuenta que la radio le traía a su casa gratis, bueno, le traía palabras, le traía música, le traía sensaciones, ideas, intereses importantes que la gente podía recibir en su casa sin moverse de su sillón preferido, ¿no? Mucho más adelante, desde luego, desde ese mismo sillón, la gente miraría televisión. Llegamos a 1935, uno de los momentos más importantes de la historia de la radio, porque fue cuando la editorial Jainez construyó el primer edificio pensado para albergar una emisora. Fue Radio El Mundo y quedaba en Maipú 555. Hoy Radio Nacional. La radio tenía orquesta sinfónica propia, un elenco estable de radioteatro conformado por primeras figuras de la escena nacional y la dirección musical de Armando de Yépolo. Muchas veces yo escribí, de modo que quedó, y eso no hay modo de desmentirlo, que la época de oro de la radio fue de 1935, coincidente con la inauguración de Radio El Mundo, con un edificio lleno de detalles copiados de la BBC de Londres, el que ahora ocupa Radio Nacional, ahí en Maipú 555. De 1935 decía hasta 1960. Cuando hablamos de radio nos referimos al edificio, pero también al dispositivo. El parque de radiodifusión subía a pasos agigantados. En 1937 había 800.000 receptores, en el 38 ya ascendía a 1.100.000. Esta cifra implicaba una radio por cada 10 habitantes y ubicaba a la Argentina en el sexto lugar en el mundo de receptores por habitantes. A diferencia de los autos, que eran importados, hasta los años 50 casi todos los aparatos de radio se fabricaban en Argentina. Si bien tenían componentes importados, cada vez había más materia prima nacional, desde las cajas hasta los transformadores, los alambres y los cables. La radio se extiende por todo el país. Luego de 1940 Radio Nacional empieza a crear repetidoras. Habíamos dicho que el 60% del contenido era música, pero hay un dato más. Dentro de ese porcentaje, el 70% era bailable y popular. En el interior hasta el momento solo había preparadora, un medio de comunicación que distendía audio por altavoces ubicados en postes y troncos. No había radio, eran los medios de comunicación de los pueblos. Los locutores eran operadores y musicalizadores. Y si bien las preparadoras persistieron en el tiempo, empezó a pasar algo con el contenido radial y la tecnología de difusión de la música. En los años 40 la radio ya era un fenómeno de masa. Los cines reclamaban que se estaban quedando sin público. Entonces las grandes tiendas empezaron a poner parlantes en las paredes para que la gente escuche su programa. Eso ocurrió con chispazo de tradición. La gente no iba a los cines, o a Jarros, o a Tichave, o a las tiendas a comprar, a la tarde cuando iba chispazo de tradición, le bajaban las ventas. Entonces pusieron parlantes, ya en los años, comienzos de los años 30, y pusieron parlantes para que la gente vaya viendo y escuchando. En los cines no, porque los cines ya eran sonoro. Escuchamos a Luis Salerno, un locutor histórico de radio que también es un gran coleccionista de material de archivo. Fue el boom del radio teatro y hubo frases que hicieron historia. La frase que luego se hizo popular fue tener más problemas que los Pérez García. Pero en realidad la frase era la que decía el locutor cuando los presentaba. Aquí están los Pérez García con sus problemas, sus alegrías, sus ilusiones. Sí, amigo, usted está hablando con la casa de los Pérez García. Todos los días un nuevo problema. Todos los días una nueva emoción. Y programas históricos como el Blostora Tango Club, que perduró 22 años consecutivos, de 1946 a 1968. Duraba 15 minutos, se emitía de 20 a 20.15. Bueno, en esos años los padres, al menos el mío, venían a almorzar a su casa. Y de ese conclave familiar, al mediodía participaba la radio. Y en esa hora, 12.30, se escuchaba El Relámpago. El Relámpago era una especie de comedia medio disparatada que se desarrollaba en una redacción. Los del elenco cantaban Y de vuelta nuevamente a la alegra redacción Cada vez que volvían de la tanga Y de vuelta nuevamente a la alegra redacción De la alegra redacción Estamos en la cárcel, que no te muevas Donde no te mojas por más que llueva Y seré curioso, ¿qué hacen ustedes en esa cárcel? Paralelamente, desde 1945 la música en vivo deja de tener presencia estelar en el medio y el disco gana terreno. Los estilos musicales empiezan a convivir entre sí y se debaten entre tango y folclore. En 1945 hay un salto tecnológico en la música. Nace el disco de vinilo de 33 devoluciones por minuto, el longplay, que por su solidez y amplia capacidad de registro y gracias a la técnica del microsurco, reduce el nivel de ruido. Pero hacia los años 50 algo empieza a pasar. Un artículo de la revista ¿Qué sucedió en siete días? Dice, el público radiescuta se aleja de la radio, pero la radio va en su búsqueda. Data del 28 de enero de 1947 y habla de la situación de radio del mundo. Los oyentes piden ser autores de radioteatros a través de cientos de cartas. Siguen a pedir una obra teatral por día. Durante años, diría décadas, ¿no? Ese contrato, ese pacto entre emisor y oyente fue sumamente formal, sumamente convencional. El oyente era eso, oyente. Era el que se sentaba a escuchar, a oír y también a ver desde su imaginación, ¿no? Desde el efecto de la famosa magia de la radio. Se sentaba, digo, como quien iba al cine, al teatro, a la ópera, a un concierto, a la cancha, a leer el diario, tranquilo. Bueno, y el principal modo de participación era ir a los estudios de la radio, a ver el espectáculo de la radio en vivo. Ir a los auditorios. La mayoría de las radios tenían muy buenos auditorios. Iban a reírse con un cómico, iban a aplaudir una orquesta de tangos. Era una salida muy especial, muy especial para toda la familia. ¿De qué otro modo participaban? Bueno, participaban mandando cartas para ver si le tocaba algún premio en programas que lo ofrecían. Y también participaban en muchos programas de preguntas y respuestas. Y durante muchos años, muchos, muchos años, no había llamadas telefónicas porque la radio no quería pasar sofocones. Todo lo que salía al aire, todo, absolutamente todo lo que salía al aire estaba libreteado. Y salía de una oficina que se llamaba la Oficina de Continuidades, porque cada radio la tenía, y que de algún modo era una manera de ordenar los contenidos, pero también eran oficinas de censura. Con el disco nacen las transmisiones en diferido. Por primera vez, la música es escuchada despegada de su fuente emisora. Diez años después, en 1957, el salto va a ser mayor porque llega el estéreo, el disco vinilo estereofónico. Escuchá. A ver, ¿cuál es la mejor manera de explicar a usted el sistema de sonido estereofónico de la RCA Victor? Tiene que haber una manera simple y clara. Ah, ya la tengo. Imagínese esto como parte de una vista. R-A-T-E-M-O Y aquí otra parte del mismo cuadro. R-A-T-E-M-O-V-I-C Y ahora superponemos ambos para obtener el cuadro completo en estereovisión. Así. R-A-T-E-M-O-V-I-C Se puede emitir en diferido y se puede pasar música grabada, pero también se empieza a perder la experiencia urática. Las revistas especializadas publican críticas como Radiolandia, que titulaba, y la Radio Q, diciendo que por culpa de la música grabada en discos, la radio va camino a su decadencia. La producción nacional de radios pasó de 100.000 aparatos en el periodo 1939-1941 a 300.000 en 1955. En el censo nacional de 1947, el número total de receptores subió a casi 3 millones y daba uno por cada cinco personas. En 1951 nace la televisión. Luego de la Revolución Libertadora en 1955, se puede dar por terminada la época del oro de la radio. Hasta 1960 empieza el fin del radio teatro. Nacen estrellas que marcaron un antes y un después en lo que a audiencias se refiere. José María Muñoz, por ejemplo, acumulaba el 96% de las audiencias de los partidos. Fue el programa más popular de la Argentina. La Oral Deportiva Edmundo Campañales. Con la dirección general de José María Muñoz, el relator de América y la participación del equipo deportivo de la emisora. Debido a la llegada de los canales de televisión privada, el 9 y el 13 en el 60, el 11 en el 61, bueno, ahí la radio entra en una crisis muy seria, muy seria, como que muchos la pensaron como terminal, como que la radio se moría. Fue un momento en donde la radio fue una industria, le daba trabajo a miles de personas. Tenía radios que representaban las apetencias, las necesidades de todas las clases sociales. Y había unas radios como Radio El Mundo, Radio Belgrano y Radio Espléndid que llegaban a todo el país. El otro momento importante en los 60, en plena crisis, llega Radio Rivadavia. Y Radio Rivadavia fue una tabla de salvación para esa crisis. Desde ahí la radio empezó a salir de ese mal momento. Llega Radio Rivadavia con noticias 24 horas, con el rotativo del aire. El Mundo del Deporte con la Oral Deportiva y José María Muñoz al frente. La consagración del formato Magazine con personajes como Cacho Fontana, Antonio Carrizo, Héctor Larrea, que marcaron toda una época. La televisión atapara los talentos y la publicidad. El radioteatro se convierte en teleteatro. Y el informativo se convierte en el noticioso. La radio pierde el horario nocturno. Había un espacio que la televisión había dejado de lado. ¿Por qué no lo... no, no? La mañana. Y claro, la mañana se fortaleció en la radio. Y uno que tuvo un boom y un suceso muy grande, a la mañana fue Cacho Fontana con su Fontana Show en 1960 por Radio El Mundo. El transistor llegó al país en 1956 y posibilitó la reducción en la radio. y posibilitó la reducción en tamaño de los receptores, volviendo los portátiles. La radio gana territorio en el trabajo y se consolida como medio informativo. La llegada del transistor con la famosa Spica a El Mundo fue un cambio fundamental para la radio porque le permitió a la radio llegar al campo, llegar al tipo que estaba en el arado, en el medio del campo, que no podía llegar jamás. Desde 1955, por la Revolución Libertadora, la mayoría de las radios quedan en manos del Estado. Este dato es clave porque a raíz del Mundial de Fútbol, en 1966, empieza a competir con la televisión. En 1962, Radio Mitre inicia sus primeras transmisiones en frecuencia modulada. En el 99.9 del diario. En 1966, nace Radio Nacional, pero faltaría un trecho hasta que sea masiva a causa de los receptores de bajo costo y el desarrollo de la estereofonía. De a poco, se fue desarrollando un despliegue tecnológico. Se instaló el sistema de cable coaxil y se pusieron en marcha los satélites de comunicación. La llegada del Hombre a la Luna, en 1969, también fue radial. Radio Rivadavia y Radio Mitre mandaron enviados especiales. Todo esto pasó en 40 años de historia, antes de la llegada de las PICA, el transistor portátil japonés, que permitió escuchar radio caminando. ¿Qué hay de nuevo, viejo? Es una producción de Claudia Roban e Irina Sterbil y forma parte de la tecina de graduación de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Música original, Ignacio Montoya Carlotto. Entrevistados en este capítulo por orden de aparición, José Luis Fernández, Carlos Ulanovky, Luis Salerno. Locución, presentación, Lalo Vida. Locución, créditos, Félix Taignor. Dirección de la tecina, Martín Becerra. Diseño gráfico, Glenda Ross.

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