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The speaker discusses the story of Moses leading the Israelites out of Egypt. He mentions various challenges they faced, such as lack of food and water, and how they complained and doubted Moses. Despite this, God provided for them by sending food and water. The speaker emphasizes the importance of trusting in God's provision and not murmuring. Si no me quisieran, me sentiría mal. Demén, como siempre, dos minutos en lo que acomodo todo este desorden. ¿Quién sabe cómo se llama la prédica de hoy? ¿El qué? Ve a su vecino y dígale ladrón, pero no de corazones. Ya casi, ya casi. ¿Estamos? Ah, pero se ve mal. Un minuto. Hoy estamos mejor. Ese no es Diego, por si preguntan. El tema de hoy es el ladrón. ¿A quién le han robado algo aquí? ¿O quién ha robado algo aquí? ¿Qué ha robado? No, pero algo así que valga la pena. Algo que valga la pena por el cual se van a ir al infierno. Imagínense irse al infierno por una pluma. ¿Quién más ha robado aquí? ¿Qué ha robado, Jason? ¡Dos teléfonos! Ya te vas acercando un poquito más al fuego. ¿Alguien se ha robado algo peor que dos teléfonos? No, no es cierto. El tema de hoy es el ladrón y vamos a estar en el libro de números. Números, capítulo 13, versículo 17, en adelante. Se dice así. Moisés envía a los hombres a explorar la tierra y les dio las siguientes instrucciones. Vayan al norte, a través del Negev, hasta la zona montañosa. Fíjense cómo es la tierra y averigüen si sus habitantes son fuertes o débiles, pocos o muchos. Observen cómo es la tierra en que habitan. ¿Es buena o mala? ¿Viven en ciudades amuralladas, sin protección, a campo abierto? ¿El terreno es fértil o estéril? ¿Abundan los árboles? Hagan todo lo posible para traer muestras de las cosechas que encuentren. Era la temporada de las cosechas de las primeras uvas maduras. Inclinemos nuestro rostro y vamos a orar. Señor, gracias te doy por la oportunidad que nos das de estar aquí. Gracias, Señor, porque podemos reunirnos para aprender de tu palabra. Te ruego, Jehová, que seas tú en medio de cada uno de nosotros. Habla a los corazones de mis hermanos. Trae una palabra, Señor, que los confronte y les muestre el camino de verdad que tú eres, mi Dios. Te doy toda la honra y toda la gloria a ti, mi Dios. Toma el control de todo lo que hablamos. Y a través de tu palabra, muéstranos, Señor, cómo serte fiel y cómo honrarte en todo lo que hacemos. En el poderoso nombre de Cristo Jesús, amén y amén. Los pongo en contexto de lo que está pasando. Todos saben que el pueblo de Israel fue esclavo por casi 400 años en Egipto, ¿cierto? Ellos están como esclavos, entonces empiezan a pedirle ayuda a Dios, y Dios decide que es momento de sacarlos de Egipto. Levanta a una persona que los va a sacar de ahí, que se llamaba, ¿cómo? Moisés, Mosé, se llamaba Moisés, ¿cierto? Dios se le presenta a Moisés en una zarza ardiente, en un arbusto que se está quemando, y le dice, vas a ir donde el faraón, el rey de Egipto, y le vas a decir que tiene que dejar ir al pueblo de Israel. Moisés tiene una discusión con Dios, que no quería, que tenía miedo, pero al final Dios le dice, tenés que ir. Moisés va, se presenta delante del faraón y le dice, el gran Yo Soy dice que los tenés que dejar que se salgan, porque si no, te las vas a ver con él. Y viene el faraón y le dice, lo que sucede es que ustedes los israelitas no tienen nada que hacer, están pensando muchas cosas, están haraganeando, entonces les voy a dar más trabajo. Y entonces el pueblo de Israel empezó, no puede ser, Moisés, eso es bruto, estábamos bien, o sea, nos estaban dando latigazos, pero estábamos bien, y ahora por culpa de vos vamos a tener que trabajar más. Entonces viene Moisés, se presenta delante del faraón y le dice, mira, hoy vas a tener que vertelas con Dios. Y empiezan a pasar plagas, el mar se convierte en sangre, les llegan ranas, piojos, moscas, les empiezan a salir lladas en la piel, viene una, una, una plaga de langostas, no de las que se comen, sino que son como gríos grandes, y se come todas las cosechas. Luego se pone todo oscuro, pero en la parte de Israel todo estaba bien. ¿Y cuál es la última plaga? ¿Cuál? La del primogénito, ¿cierto? Todo el primogénito muere. Lo impresionante es que, como sabemos en la historia, esto le sucede solamente al pueblo de Egipto y no al pueblo de Israel. Entonces el faraón, ya después de todo lo que le ha pasado, le dijo, ¿sabes qué? Váyanse de aquí, no los quiero ver, lárguense, váyanse. Y se van, todos Moisés, Moisés, Moisés, y van todos contentos. Cuando salen de Egipto, el faraón dice, ¿qué estoy haciendo? ¿Por qué estoy dejando que todos estos se vayan? Los tengo que matar, los tengo que traer aquí, que paguen por lo que han hecho. Y entonces viene el faraón y los empieza a perseguir. Mientras tanto el pueblo de Israel va caminando y llegan al frente de un mar. Y empiezan otra vez, ¡ay, Moisés hizo bruto! Nos trajiste frente del mar, ni que fuéramos sirenas, ¿qué vamos a hacer aquí? No hay nada donde podemos plantar nada. Y voltean a ver hacia atrás, y ven que el faraón viene y otra vez, ¡ay, Moisés hizo bruto! Mira, nos hubiéramos quedado en Egipto, ya estábamos tranquilos, hoy estamos en medio de un mar que no podemos cruzar. Viene el faraón detrás de nosotros, ¡ya nos morimos! Viene Dios y ¿qué hace? Abre el mar. Y el pueblo de Israel pasa. Y luego viene Egipto detrás de ellos y las aguas se cierran. Y todo el pueblo de Israel empieza a decir, ¡Moisés, Moisés! Y empezaron a cantar los carros de faraón, las que estábamos danzando. Y todos, sí, Dios, guerrero, Él va delante de nosotros, caminan y siguen caminando y les empieza a dar sed. Y llegan a un estanque. Y va alguien y toma agua, y el agua era amarga. Y empieza el pueblo de Israel otra vez, ¡Ay, Moisés hizo bruto! Nos hubiéramos quedado ahí en Egipto, estábamos bien, aquí no tenemos agua, aquí no sabemos qué hacer, el agua está amarga, nos vamos a morir. Y Moisés va y habla con el Señor. Y Dios le dice, ¡Mirá, tira unas ramitas al agua! Tira unas ramitas al agua y ahora el agua se vuelve dulce. Y entonces todos empiezan a tomar agua y todos, ¡Moisés, Moisés! A ese lugar le llamaron Mara, porque el agua era amarga. Siguen caminando y de repente el estómago de alguien le empieza a hacer, y todos, colectivamente, empiezan a tener hambre. Y empiezan otra vez, ¡Ay, Moisés hizo bruto! Nos hubieras dejado en Egipto, allá estábamos tranquilos, éramos esclavos, pero al menos teníamos que comer. Hoy nos trajiste en el desierto donde no hay comida, donde no hay nada, nos vamos a morir. ¿Y qué pasa? Dios les manda, ¿qué? Maná. Les envía comida, ¿cierto? Para que tengan que comer. Ellos empiezan a comer, están contentos. El maná era una especie de hojaldra. A mí me habían dicho que parecía corn flakes, no sé, nunca probé el maná. Y van tranquilos, comen maná todo el tiempo, pero llega un momento en donde dicen, Moisés, queremos carne, y aquí no hay carne. Y Moisés les dice, confíen en el Señor. Y siguen, queremos carne, y no había carne, y adivinen qué empezó a hacer. Empezaron a murmurar, ¿y cómo? Moisés hizo bruto, nos hubieras dejado allá en Egipto, allá por lo menos teníamos pepinos, teníamos cebollas, éramos esclavos, pero teníamos que comer. Hoy nos tenés aquí, parecemos gallinas comiendo este maná, queremos carne. Y viene Dios y les manda, ¿quién sabe qué les manda? Unas godornices, son como unos pajaritos pequeños, y se las comen. Dicen en la Biblia que Dios les mandó tanto que les salía hasta por las narices. Y siguen caminando, todo va bien, y les empieza a dar sed. ¿Y qué creen que pasó? Moisés, qué bruto sos, mira hoy aquí no hay ni siquiera un estanque, al menos allá había agua amarga, aquí no hay agua, aquí solo hay piedra y arena, ¿qué vamos a tomar? Y empiezan a murmurar y a murmurar, y viene Moisés, va y le dice, ay Señor, ¿en qué me metiste? El Señor le dice, mira esa piedra que está ahí, y ahí va a brotar agua, y empieza a brotar agua, y todos, Moisés, Moisés, Moisés, llegan a un monte que se llama el monte Sinaí, y hacen su campamento en ese lugar, y Moisés les dice, miren, voy a subir a la cima, a hablar con Dios, yo ya me los puedo, como son, que les gusta el relajo, quédense quietos, voy a estar hablando con Dios, y voy a regresar, y todos, claro Moisés, te amamos, eres nuestro líder, estamos aquí por vos, y Moisés, voy a ir a hablar con Dios, me esperan y se portan bien, y todos, por supuesto, se va, y todos ahí, la gloria de Dios, y estaban adorando al Señor, cierto, pasa un día, Moisés no baja, dos días todavía, todos del pueblo de Israel, Cristo no está muerto, Él está vivo, todos alabando al Señor, pasan cuatro días, cinco días, y como que, Cristo no está muerto, pero no viene, y seguían, y pasa el tiempo, y pasa el tiempo, y adivinen qué pasó, ah, Moisés hizo bruto, iba subiendo, y dijo, ya rompiste el cuello, ya no vas a venir, hoy nos dejaste sin Dios, nos dejaste sin nada, tenemos hambre, no sabemos qué hacer, y entonces vienen, agarran todas sus joyas, y las tiran al fuego, y dice de que lo que salió ahí, ni siquiera ellos lo formaron, sino que lo que está en el fuego, forma un becerro de oro, y lo empiezan a adorar, empiezan a adorar ese becerro de oro, y venía nuestro hermano Moisés con los diez mandamientos, los ve, y les dice, que ojalá lo reprendan, dice que la Biblia que las rompió, subió otra vez a que le dieran, y todos, perdón, no, Moisés, ya no lo vamos a volver a hacer, como amigos, sí, está bien, en ese punto también tenían una nube de fuego, y un, perdón, una columna de fuego, y nubes que los guiaba, siguen caminando durante el desierto, y empiezan a murmurar otra vez, empiezan a decir, Moisés hizo bruto, vamos caminando, y caminando, y no llegamos a ningún lado, estábamos tranquilos en Egipto, éramos esclavos, pero ya no sabemos qué hacer, ya no nos cansamos, y viene la palabra de Dios, dice que él se enoja tanto, que Dios se enoja tanto, que mientras van caminando, les cae fuego, y los empieza a quemar, y empieza a quemar, y viene Dios, y le dice a Moisés, mira mi arte, me los voy a echar a todos, y viene Moisés, y le dice Dios, ¿cómo los vas a matar? ¿Qué va a decir el faraón? Va a decir, mira este Dios, o sea, me los sacó de Egipto para matarlos en el desierto, mejor me los hubiera dejado aquí, viene Dios, y le dice, no Moisés, ya me hartaron, y no, no los mates, viene Moisés, dialoga con el Señor, y le dice, le voy a dar una más, que se porten bien, y entonces llegan a punto de entrar a la tierra que Dios les había dado, y es ahí donde vemos esta palabra, en números trece, en donde Moisés les dice, mire, y ahí pasamos todo este desorden, y vamos a ir a ver esa tierra para conquistarla, quiero saber cuánta gente tienen, quiero saber si hay árboles, quiero saber si hay una ciudad amurallada, quiero saber todo, y todos, claro que sí Moisés, vamos a ir, quién sabe cuántas personas enviaron a revisar el lugar, cuatro, no, ¿cuántos? doce, envían a doce hombres, de espías, a ver lo que había en esa tierra, y cuando estaban en la tierra encontraron algo, cuando llegaron al Valle de Escol, cortaron una rama con un solo racimo de uvas, tan grande que tuvieron que transportarlo en un palo entre dos, también llevaron muestras de granadas e higos, a ese lugar se le llamó el Valle de Escol, que significa racimo, por el racimo de uvas que los israelitas cortaron ahí, entonces, el pueblo de Israel ha visto maravillas, ha visto las plagas, ha visto que el mar se ha abierto, ha visto que ha caído maná del cielo, ha visto que han traído godornices, han visto, han escuchado la voz de Dios que sonaba como truenos, han visto que Dios les mandó fuego y los empezó a quemar, y ahora Dios les dice vayan a la tierra prometida, y vean lo que hay, vean unos racimos de uvas, y están listos para el reporte que les dan, este es el reporte que los israelitas, los espías dan, cuando regresan de ver la tierra prometida, este fue el informe que dieron a Moisés, entramos en la tierra a la cual nos enviaste a explorar, y en verdad es un país sobreabundante, una tierra donde fluye la leche y la miel, donde hay billete, aquí está la clase de fruto que ahí se producen, sin embargo el pueblo que la habita es poderoso y sus ciudades son grandes y fortificadas, hasta vimos gigantes ahí los descendientes de Anak, pero Caleb trató de calmar al pueblo que se encontraba ante Moisés, vamos enseguida a tomar la tierra, dijo, de seguro podemos conquistarla, ustedes saben que el pueblo de Israel es un pueblo firme, que cree en el Señor, y esta es la respuesta que le dan a Caleb, pero los demás hombres que exploraron la tierra con él no estuvieron de acuerdo, no podemos ir contra ellos, son más fuertes que nosotros, entonces comenzaron a divulgar entre los israelitas el siguiente mal informe sobre la tierra, la tierra que atravesamos y exploramos devora a todo aquel que vaya a vivir ahí, todos los habitantes que vimos son enormes, hasta villas gigantes los descendientes de Anak, al lado de ellos nos sentíamos como saltamontes y así nos miraban ellos, el pueblo de Israel viene de ver maravillas lo que Dios les ha dado, han visto maravillas y ahora que se presentan a la tierra prometida se dan cuenta que es verdad lo que Dios les había dicho, la leche y la miel fluye ahí, pero hay un detalle, hay gigantes, hay gente fuerte, tienen un ejército, están listos para luchar y el pueblo de Israel viene de estar en el desierto y les dicen, ¿saben qué? no vamos a poder, no vamos a poder destruir los gigantes porque nos van a hacer pedazos, parecemos saltamontes a la par de ellos y es entonces que en vez de ver todas las promesas que Dios les había dado, en vez de ver todas las maravillas que Dios había hecho en sus vidas, se empezaron a enfocar en los gigantes, se olvidaron por completo de las plagas que Dios envió, se olvidaron por completo que el mar fue abierto, se olvidaron por completo de todo lo que Dios había hecho y entonces ahí es que se enfocan en los gigantes y muchas veces esto sucede en nuestras vidas, empezamos a ver todo el desorden que está a nuestro alrededor, empezamos a ver todo lo malo que está a nuestro alrededor, empezamos a ver los gigantes que vienen a nosotros y nos empezamos a olvidar de Dios y Satanás es especial en hacer esto, te hace sentir que no tienes una familia, te hace sentir que no vas a llegar a ningún lado, te hace sentir que no hay un propósito en tu vida, te hace sentir que sos un fracasado, que sos una fracasada y te empieza a mostrar cada uno de los gigantes con un propósito en específico y es robar la tierra prometida que Dios te ha dicho que te va a dar, robar lo que Dios ha dicho que va a ser por medio de vos, hace que te enfoque en absolutamente todo lo demás, excepto en aquello que Dios ha hablado, excepto en aquello que Dios ha dicho que va a ser por medio de vos y entonces es tan astuto que te empieza a mostrar el mundo y te dice, mira, allá afuera vas a conseguir lo que no puedes conseguir en Dios, allá afuera vas a poder conseguir lo que no encontrás en Dios, aquello que vos sentís en tu corazón lo vas a encontrar allá afuera, y entonces es ahí en donde llegamos al ladrón que ha venido aquí, el propósito del ladrón es robar y matar y destruir. ¿Saben lo que le pasó al pueblo de Israel? Por haber traído este informe falso, toda esa generación muere y no entra a la tierra prometida porque el ladrón pudo robar lo que Dios tenía para ellos. Ahora, leé esto diferente y decía, el propósito del ladrón es robarme, es destruirme y es matarme. Y como los israelitas, ¿qué puedes perder? ¿Qué en tu vida va a ser robado y va a ser arrancado de vos porque dejaste que Satanás te mostrara simplemente los gigantes y no vieras el llamado de Dios en tu vida? Miren, por ejemplo, lo que pasó en la fogata, lo que está empezando a suceder, ¿cierto? Que cuando estamos aquí y alguien ora por nosotros se siente bien y decís, hoy sí, ya no voy a ver pornografía, hoy sí, ya voy a leer la Biblia, hoy sí, ya voy a tener una relación con Dios y en el lunes y en el martes, miércoles y como que esa llama se empieza a apagar y aquello que dijiste que ibas a hacer empieza a morir y entonces te empiezas a enfocar en todo lo demás y olvidás quién Dios es, olvidás lo que Dios ha hecho y olvidás lo que Él puede hacer en vos y entonces ahí es donde Satanás empieza a robar tu vida. No se trata de si Dios tiene el poder de salvarte o no, no se trata de si Dios tiene el poder de salvarte o no, no se trata de si Dios es bueno o no, se trata de que no estás dejando que Dios haga la obra en vos. Yo hablaba con alguien y le decía, estar pecando y pedirle la ayuda a Dios es como que yo tenga diabetes o yo tengo un problema de azúcar, le pido a Dios, mira, saname y ando comiendo donas todos los días. Yo le digo al Señor, Señor, saname y le compro pasteles a hermana Kimberly todo el tiempo. Es irónico que Dios tenga diabetes es irónico. Lo mismo es con el pecado. Vos venís y le decís a Dios, Dios, yo quiero tu propósito en mi vida. You come and you tell him, God, I want to see your will happen in my life. And then you start to sin y empiezas a hacer cosas malas. Dios tiene el poder de hacer lo que Él quiere en tu vida pero no lo va a hacer porque tus acciones están buscando algo más aparte de Dios y es ahí en donde Satanás te empieza a robar. ¿Qué te ha robado Satanás? ¿Qué es lo que te ha robado el ladrón? ¿Qué es lo que sigue arrancando de vos? Tal vez es tu autoestima. Tal vez es el valor que sentís que tenés. Tal vez es tu futuro. Maybe it's your family. Tal vez es tu inocencia. Pero quiero que sepas que el ladrón no solo vino a robar. Vino a destruir y no solo a destruirte. Vino a matarte. Vino a destruir y no solo a destruirte. Vino a matarte. Vino a destruir y no solo a destruirte. Vino a destruir y no solo a destruirte. Vino a destruir y no solo a destruirte. Vino a matarte. Y no estoy hablando de una muerte simplemente que tu corazón está roto. No. Vino a matarte. Literal. No de que vas a estar triste todo el tiempo. No. Satanás quiere matarte. Él no solo quiere matar tus sueños. Él no solo quiere verte tirado en una cama. Él te quiere matar porque él sabe que en vos hay un propósito. Él sabe que en vos hay un llamado en cada uno de nosotros. It's not about if you have a purpose or not. It's not about if you have a purpose or not. It's not about if you have a calling or not. We all do. Se trata de si vas a dejar que ese propósito en tu vida se lleve a cabo y entonces Satanás empieza a plantar ideas en tu corazón. Empieza a hacerte que veas todos los gigantes que están a tu alrededor. Tal vez tu familia ha venido de una familia disfuncional donde tus padres se divorciaron. Tal vez has caído en adicciones. Tal vez hay cosas en tu corazón que no puedes dejar salir y Satanás te muestra a los gigantes constantemente. Y tú ignoras las promesas que Dios te ha dicho sobre ti. Ignoras todo lo que te han hablado acerca de Jesús y te enfocas simplemente en esos gigantes. Piénsalo. ¿Qué has perdido? ¿Qué has perdido en estos pocos años de vida que tienes? ¿Qué es lo que Satanás te ha arrancado? Tal vez es tu tiempo porque lo has perdido haciendo cosas que no tenías que hacer. Tal vez son tus sueños. Te has metido tanto en alguna adicción de que ya no sabes cómo salir y ahora te sentís atrapado en esa adicción. Tal vez es tu felicidad, tu propósito y decir, ya no hay nada más que yo pueda hacer. ¿Qué te ha robado Satanás? ¿Qué te ha robado el ladrón? Y mira, no se trata solo de pensar en lo que te robó. La pregunta es ¿Vas a dejar que Satanás siga robando ¿Vas a dejar que Satanás siga destruyendo y vas a dejar que eventualmente Satanás te mate? ¿Que destruya lo que vos podés hacer? ¿Que robe lo que Dios puede hacer por medio de vos? Estamos aquí esta noche porque Dios quiere recordarles que hay esperanza cuando Él está en la imagen. Hay un propósito cuando Él está alrededor de nosotros. Hay una llamada cuando tú estás con Él. Es la única manera de tener la esperanza de que Dios esté con nosotros. Es la única manera. No hay nada más. Solo con Jesús. Tal vez has pasado como el pueblo de Israel murmurando una y otra vez mira, ¿por qué me pasa esto? ¿Por qué no puedo ver esto? Y ahora estás a punto de entrar en una nueva etapa de tu vida y te empiezas a enfocar en los gigantes. Pero Cristo Él viene a la imagen después de este versículo. Jesús viene y dice Sí, el ladrón vino a robar a matar y a destruir pero yo, dice Jesús mi propósito el propósito de Jesús es darles una vida plena y abundante. Una vida plena y abundante. ¡Plena! ¿Te imaginas qué es sentir que tu corazón ya no está vacío? ¿Te imaginas qué es sentir que ya no hay espacios vacíos dentro de tu corazón? Que tu corazón esté pleno porque Jesús está en Él. Que tu corazón esté lleno de Él y que haya un propósito y un llamado porque Cristo está en vos. Esa es la única manera. Esa es la única manera de no permitir que Satanás robe algo de tu vida. Es la única manera que puedes impedir que Satanás robe algo de vos. Jesús le dice Miren allá está el ladrón aquí estoy yo. Las malas noticias es que probablemente el ladrón ya tiene las manos en tu vida. Las malas noticias es que probablemente el ladrón ya se metió en tu familia. Quizás ya te atrapó con una adicción. Quizás ya te atrapó con el sexo. Quizás ya te atrapó con las drogas, con la depresión. Y quizás ya te está destruyendo. Y va a llevarte al punto de matarte. Pero viene Jesús y te dice En mí hay plenitud. En mí hay esperanza. En mí hay un nuevo comienzo. El pueblo de Israel se olvidó de todas las promesas que Dios les había dado. De qué promesas de Dios te estás olvidando vos. Y no estoy hablando de aquellas que alguien vino y puso las manos sobre vos. Hablo de esas promesas que están en la Biblia para vos. Las cosas que Dios ha dicho que quiere hacer por medio de vos. En el libro de Primera de Pedro, Pedro dice que son linaje escogido, tierra santa, real sacerdocio. Salmo 139 habla de cómo nosotros fuimos creados por la mano de Dios con un propósito. Pero Satanás va a seguir robando poco a poco todo lo que tenés. Lo que sea que vos pensés que tenés sin Jesús, Satanás te lo va a robar. Y podemos venir al grupo todos los viernes, podemos ir a la iglesia todos los domingos, podemos hacer todo lo que queramos. Mas si no tenemos una vida de relación con Jesús, es cuestión de tiempo para que Satanás robe todo. Pensalo, ¿cuántas veces vos has dicho no más pornografía? ¿Cuántas veces vos has dicho hoy sí y no podés? ¿Cuántas veces dijiste ya no voy a caer en lo mismo y volvés a caer? ¿Hemos probado entonces que venir viernes tras viernes aquí no es la solución? ¿Hemos probado de que alguien ore por vos no es la solución? Jesús es la solución. Él es la única forma de que podamos preguntar de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo y de nuevo 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