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Un Stradivarius

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Don Samuel is a wealthy man who owns a store in Mexico. He has many friends who visit his store regularly. One day, a musician comes to the store with an old violin. Don Samuel offers to sell the musician some items for his church. The musician asks if he can leave his violin in the store for a few days. Later, a rich man visits the store and notices the old violin. He offers to buy it for a high price. Don Samuel considers selling it for a profit. The musician returns and Don Samuel tries to convince him to sell the violin. Eventually, the musician agrees and Don Samuel sells it to the rich man. However, the rich man never comes to pay for the violin, leaving Don Samuel disappointed. Un Stradivarius, por Vicente Riva Palacio Parte 1 Don Samuel es un señor muy rico. Tiene mucho dinero. Tiene una tienda. La tienda de Don Samuel está en México. Es una de las tiendas más ricas de México. En México hay otras tiendas como la de Don Samuel, pero no tan ricas. En su tienda Don Samuel tiene muchas cosas. Don Samuel tiene mucho dinero porque vende muchas cosas en su tienda. Como es un señor que tiene mucho dinero, también tiene muchos amigos. Algunos de sus amigos van a su tienda todos los días. Otros amigos van muy poco a la tienda, pero todos los días hay uno o dos amigos en su tienda. Algunas personas dicen que estos señores no son amigos de Don Samuel, sino de su dinero, pero nadie sabe la verdad. Como Don Samuel es un señor muy rico, todos los días muchas personas van a su tienda para tratar de venderle muchas cosas, pero Don Samuel les dice que él no tiene dinero. Parte 2 Un día, un señor va solo a la tienda de Don Samuel. Cuando ve a este señor, Don Samuel le dice, ¿Qué desea usted? Solo deseo ver algunas cosas para una iglesia. Tengo todo lo que usted desea. Yo vendo muchas cosas a todas las iglesias de México. ¿Desee usted ver otras cosas también? No, solo deseo ver algo para una iglesia. Tengo un tío muy rico en Guadalajara que desea algo para una iglesia. ¿No le gustan estas cosas que tengo aquí? El señor que está en la tienda de Don Samuel y que desea las cosas para la iglesia de Guadalajara es músico. Como es músico, no rico, ni tiene dinero. Tiene un traje muy viejo. Este señor no parece estar muy contento. El músico tiene en la mano un violín. El violín está en una caja muy vieja. A Don Samuel no le gusta mucho el traje del músico, pero no le dice nada porque desea venderle algo. Cuando ve la caja del violín en la mano del músico, le dice, ¿Es usted músico? Sí, señor. A mí me gusta mucho la música. Siempre voy con mi familia a Chapultepec porque allí siempre hay música. ¿Le gusta a usted la música de Chapultepec? Sí, señor. Me gusta mucho. A mí y a mi esposa también nos gusta. Creo que estaba leyendo con voces diferentes. No hay pequeñas frases. Vamos a volver. Le dice, ¿Es usted músico? Sí, señor. A mí me gusta mucho la música. Siempre voy con mi familia a Chapultepec porque allí siempre hay música. ¿Le gusta a usted la música de Chapultepec? Sí, señor. Me gusta mucho. A mí y a mi esposa también nos gusta, pero a nuestros hijos no les gusta. ¿Tiene usted hijos? No, señor. No tengo hijos. Después de decir esto sobre la música, don Samuel le enseña al músico algunas cosas para las iglesias. Al músico le gustan algunas de las cosas que le enseña don Samuel. Después de verlas muy bien y de decirle a don Samuel cuáles son las cosas que le gustan, pone algunas de ellas en una caja que tiene don Samuel en su tienda. El músico necesita la caja porque tiene que mandar las cosas a Guadalajara. Después de algunos minutos le dice el músico a don Samuel, deseo estas cosas, pero antes quiero escribirle a mi tío que está en Guadalajara porque no tengo dinero aquí para pagar ahora. ¿Va usted a escribirle a su tío ahora? Sí, señor. Voy a escribirle ahora porque mi tío desea estas cosas para la iglesia de Guadalajara antes de 4 o 5 días. Muy bien. ¿Desea usted todas las cosas en esa caja? Sí, señor. Mi tío va a pagarle por ellas. Después de decir esto, el músico mira otra vez las cosas que tiene en la caja. Unos cuantos minutos después le dice don Samuel, ¿puedo dejar esta violín aquí en su tienda por 1 o 2 días? Sí, señor. Puede dejarlo aquí en mi tienda. ¿Dónde lo puedo poner? Aquí. Debe tener mucho cuidado con mi violín. Es muy bueno y siempre tengo mucho cuidado con él porque es el único que tengo. Sí, voy a tener mucho cuidado con él. En mi tienda nadie toca las cosas que no son suyas. Don Samuel pone el violín en un lugar donde se puede ver y le dice al músico, ahí está bien. Sí, ahí en ese lugar parece estar muy bien. El músico deja su violín en la tienda de don Samuel. Don Samuel mira el violín y piensa, este violín es muy viejo y no parece ser muy bueno, pero no le puedo decir a un señor tan bueno como éste que no deseo que lo... Esta vez de nuevo. Este violín es muy viejo y no parece ser muy bueno, pero no le puedo decir a un señor tan bueno como éste que no... Sí, bien. Este violín es muy viejo y no parece ser muy bueno, pero no le puedo decir a un señor tan bueno como éste que no deseo tenerlo aquí en la tienda por unos cuantos días. Después de todo, no me va a costar nada tener aquí esa caja tan vieja. Después de pensar esto, toma el violín, lo inspecciona con cuidado y lo pone nuevamente en su lugar. Parte 3. Los días después, entre las muchas personas que van a la tienda de don Samuel, llega un señor un poco viejo. Es un señor muy rico y bien vestido que desea un reloj para su esposa. Don Samuel le enseña muchos relojes. Después de ver algunos, el señor rico toma uno de ellos y le dice a don Samuel, ¿cuánto desea usted por este reloj? 50 pesos. ¿50 pesos? No, 50 pesos es mucho dinero. El señor rico mira otros relojes, pero ninguno le gusta. Cuando mira los otros relojes, también ve la caja vieja del violín del músico. Como ve una caja tan vieja entre tantas cosas tan buenas, le pregunta a don Samuel, ¿también vende usted violines? ¿Tan bueno es que está en una caja tan vieja? Ese violín no es mío. Ese violín, en esa caja tan antigua, es de un músico. Como ve una caja tan vieja entre tantas cosas tan buenas, le pregunta a don Samuel, ¿también vende usted violines? ¿Tan bueno es que está en una caja tan vieja? Ese violín no es mío. Ese violín, en esa caja tan antigua, es de un músico. ¿Puede usted enseñármelo? A mí me gustan mucho los violines. Don Samuel toma la caja y la pone en las manos del señor rico. Este saca el violín de la caja. Después de mirarlo, con mucho cuidado, lo pone en la caja y dice, ¿este violín es un Stradivarius? ¿Y si usted desea venderlo? Y le pago ahora seiscientos por él. Don Samuel no dice nada. No puede decir nada. No dice nada, pero piensa mucho. Piensa en el dinero que puede ganar si le vende el violín del músico a este señor por seiscientos pesos. Pero el violín no es de él todavía y no lo puede vender. Piensa en pagarle al músico unos cuantos pesos por él. El músico no es rico ni tiene dinero. El traje del músico es muy viejo y le puede pagar por el violín con un traje. Y si no desea un traje, le puede pagar hasta trescientos pesos. Si paga trescientos pesos por el violín y se lo vende al señor rico por seiscientos, gana trescientos pesos. Ganar trescientos pesos en un día no es nada malo. No todos sus amigos pueden ganar trescientos pesos en un día. Después de pensar en esto por algunos minutos, dice, el violín no es mío, pero si usted desea, yo puedo hablar con el músico y preguntarle si desea venderlo. ¿Puede usted ver a ese señor? Deseo tener un Stradivarius y puedo pagar mucho dinero por este. ¿Y hasta cuánto puedo pagarle al músico por su violín? Puede pagarle hasta mil pesos por él y yo le pago cincuenta pesos más para usted. Dentro de dos días deseo saber si el músico vende o no vende su violín, porque deseo ir a Veracruz y no puedo estar aquí en México más de tres días. Cuando Don Samuel ve que el señor rico quiere pagar mil pesos por el violín, no sabe qué decir. Sólo piensa en los trescientos pesos o más que va a ganar. También piensa en el músico. Piensa que el músico no sabe que tiene un Stradivarius y ahora sólo desea ver al músico otra vez para preguntarle si quiere vender el violín. El señor rico se va de la tienda. Don Samuel después de unos minutos toma el violín con mucho cuidado y lo pone en la caja vieja. Después piensa otra vez en lo que va a ganar. Parte 4. Al día siguiente el músico regresa a la tienda de Don Samuel. Le dice que todavía no sabe nada de su tío en Guadalajara, pero que espera saber algo dentro de uno o dos días más. También le dice que quiere su violín. Don Samuel toma el violín y lo pone en las manos del músico. Unos minutos después le dice, si no sabe usted nada de su tío todavía, no hay cuidado. Puede dejar aquí esas cosas unos días más. También quiero decirle que si desea vender su violín, yo tengo un amigo a quien le gusta mucho la música y desea tener un violín. ¿Dice usted que este violín es bueno? Sí señor, es muy bueno y no lo vendo, pero yo le pago muy bien. Le doy a usted 300 pesos por su violín. ¡300 pesos! Por 300 pesos no lo vendo. Le voy a dar los 600, le voy a dar los 600 pesos. No señor, no puedo vender mi violín. Don Samuel cuando ve que el músico no desea vender el violín por 600 pesos, le dice que le da 650 pesos. El músico después de pensar unos cuantos minutos dice, ¿650 pesos por mi violín? Y no tengo dinero ni soy rico. Este violín es todo lo que tengo y no lo puedo vender por 650 pesos, pero si usted me dio 800 pesos. ¡800 pesos! Ya es algo. Don Samuel, antes de decir que sí, piense por algunos minutos. Le pago 800 pesos a este músico y lo vendo por 1000 al otro señor. Me gano 200 pesos. También gano los 50 pesos más que me va a dar el señor. Ya son 250 pesos que gano. No es tan mal ganar todo esto en solo un día. Ninguno de mis amigos puede ganar tanto dinero como yo en un día. Después de pensar en esto le dice el músico, aquí están los 800 pesos. Don Samuel saca de una caja 800 pesos y se los da al músico. Este toma el dinero y dice, ese dinero es todo lo que tengo. Para mí 800 pesos es mucho dinero, pero ahora ya no tengo violín. Ya soy rico, pero ahora no soy músico. El músico mira su violín por última vez y se va muy contento sin pensar en pagar las cosas de su tío de Guadalajara con los 800 pesos. Don Samuel, como está tan contento tener el violín, tampoco le dice nada al músico sobre esto. Don Samuel espera todo el día al señor rico que va a pagar mil pesos por el violín, pero el señor no viene a la tienda. Espera otro día y tampoco llega. Espero dos días más y tampoco. Después de esperar seis días, Don Samuel ya no está muy contento y piensa que el señor de los mil pesos no va a llegar nunca. Pero cuando piensa que tiene un Stradivarius, está contento porque dice que ninguno de sus amigos tiene un violín tan bueno. Cuando inspecciona con mucho cuidado y dice, cuando está solo en la tienda, Don Samuel toma el violín en sus manos, lo inspecciona con mucho cuidado y dice, no todos pueden tener un Stradivarius como yo. Yo no soy músico, pero me gusta tener un violín tan bueno como éste, y si deseo, puedo venderlo y ganar mucho dinero. Un día llega a la tienda de Don Samuel un músico que es amigo de él. Este músico sabe mucho de violines. ¿Qué piensa usted de este violín?, le dice Don Samuel y toma la caja para enseñarle el Stradivarius a su amigo. El músico toma el violín en sus manos, lo inspecciona con mucho cuidado y le dice a Don Samuel, Don Samuel, este violín es muy malo, no vale más de cinco pesos. Pero amigo mío, ¿qué dice usted?, que este violín es muy malo, que no es un Stradivarius. Don Manuel, si este violín es un Stradivarius, yo soy Paganini. Este violín no es un Stradivarius, ni vale más de cinco pesos, le dice el músico por última vez. Desde ese día, Don Samuel ya no está tan contento como antes. Siempre piensa en los ochocientos pesos del violín. Ya no va a Chapultepec con su familia porque ya no le interesa la música. Cuando ve los violines de los músicos, piensa en sus ochocientos pesos. Pero también tiene el violín en su tienda. A todos sus amigos, se lo enseña y les dice, esta lección de música vale para mí ochocientos pesos.

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