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Episodio #9

Episodio #9

Emanuel J. Soto BlasEmanuel J. Soto Blas

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Todo hombre sea pronto para huir, tardo para hablar, tardo para ailarse. Si tu propósito es morar todos los días en las jodillas, es tan pesado, es para obtener lo que tú quieres, por la discumbre y más nada, pues no estás sacando provecho de nada lo que él le abraza. Nosotros hacemos eso con Dios en ocasiones, donde asumimos que sabemos lo que dice la palabra de Dios, cuando realmente no hemos aprendido a escuchar. Bienvenidos al podcast El Libro Abierto, donde las conversaciones son filtradas por la palabra junto a Emanuel Soto y Giancarlo Natal. Y este es el episodio número nueve, donde está titulado El Poder del Silencio. Está basado en el capítulo número nueve del libro de la oración de H. W. Tozer. Y no te lo niego, cuando pensamos en el poder del silencio, es casi una ironía, porque cuando uno piensa en silencio, el silencio es ausencia de sonidos, o no hay nada. ¿Y cómo es posible, entonces, de que hay poder en el silencio? No me hace sentido porque, si estamos hablando de la oración, es verdad, ¿cómo yo voy a orar si explico yo? No, es que eso es la cosa que a veces parece contradictoria, porque cuando hablamos de orar, en el orar tiene que haber sonidos, ¿no? O sea, uno está hablando unas palabras, diciendo Señor, te pido esto, te pido ayudar a lo otro, etc. Pero aquí viene H. W. Tozer, de momento, en un capítulo, y te lo mira a reves y te dice, no, mira, hay poder en el silencio también. Y mira cómo él dice en el libro. Sin embargo, hay otra escuela a la que el alma debe asistir para aprender sus mejores lecciones eternas. Es la escuela del silencio. Estar quietos y conocer, dijo el salmista. Hay una profunda filosofía en esas palabras, las cuales son de aplicación universal. ¿Qué tú crees de eso, H. W. Tozer? La escuela del silencio. Cuando toda nuestra vida a nosotros nos están enseñando cómo hablar y poner nuestras opiniones, y siempre estar pidiendo, escribiendo, cuando nos enseñan a orar, hasta desde chiquitos, ¿verdad? Que nos dicen, pues ahora sí, dil esto, dil lo otro. Entre más tú añades, más frutera está tu oración. Por eso no enfocamos tanto en lo que nosotros ponemos en la oración y lo que nosotros podemos dar, que nos olvidamos de lo que podemos recibir cuando lo escuchamos. Pero incluso, mira, a mí me encanta la frase que él dice, hay una profunda filosofía en esas palabras, en esas palabras de, mira, estar quietos y conocer. Mira, y Jan Carlos, no te lo voy a negar, rapidito yo me acordé de Santiago capítulo 1, versículo 19, cuando dice, Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para huir, tardo para hablar, tardo para aidarse. Oye, y no te lo voy a negar, yo conozco mucha gente, mucha gente, estoy exagerando tal vez un poco, pero conozco mucha gente que tal vez yo vengo y estoy teniendo una corta conversación con esa persona y simplemente le hago una sola pregunta y de esa sola pregunta me hace un ensayo completo de su vida y de temas que no tenían que ver con la pregunta. Y lo peor aún, peor aún, cuando le trato de hacer una pregunta para interactuar con esa persona automáticamente me interrumpe y sigue hablando. Y no te lo voy a negar, Jan Carlos, dime tú, pero a mí se me hace bien difícil hablar con personas de esa manera porque yo necesito que me escuchen también. Porque tú quieres tener una conversación y para tener una conversación te caen dos personas hablando y escuchándote. Naturalmente no te va a gustar. No, y es incómodo porque tú dices, ok, estoy hablando contigo, tú estás hablando conmigo, pero en el momento que yo te quiero dialogar y aportar a la contestación, me ignora. O simplemente sigue hablando el tema o no me aporta la contestación. O te das una pregunta, ¿cómo te va el día? Y te terminan contando su vida entera. Y tú estás, pues lo suave, pues lo suave. Pero, ¿qué sucede? Si esto pasa en lo personal, con personas que nosotros podemos ver, común y corriente, oye, y esto nos pasará con Dios o un ser que no podemos ver, donde es bien fácil nosotros hablar en oración, pedir, pedir, o dar gracias, etc. Pero en el momento de decir, oye, ahora voy a sentarme un momento a escuchar, a escuchar la Palabra de Dios. ¿Qué tú crees? ¿Tú crees que eso pasa muy a menudo con los cristianos cuando oramos? Ya, eso es lo más que pasa cuando oramos, porque si es con una persona que ves en tu cara y tú sabes que ellos quieren hablar y tú quieres que ellos te escuchen, imagínate con Dios. Exactamente. Yo creo que se ha multiplicado la cantidad de veces. Sí, porque no lo estamos viendo. O sea, es bien fácil cuando alguien está frente a ti y él te está mirando los ojos y te das cuenta que lo está incomodando por mucho hablar. Y ya tú sabes, ok, tengo que parar. Pero a Dios tú no lo ves. ¿Verdad? A Dios tú no puedes decir en qué momento tú te cansaste de escucharme, Señor. Que yo dudo que se canse porque él siempre está escuchando la oración de su pueblo. Pero, ¿en qué sentido, en qué momento nosotros tenemos que decir, ok, tenemos que hacer una pausa y tengo que aprender a escuchar lo que dice la Palabra de Dios. Incluso, mira, lo que dice W12 también. Ahora bien, aunque reconozcamos con gusto que podemos pedir y recibir dones y beneficios específicos como respuesta a la oración, nunca debemos olvidar que la forma más elevada de oración nunca son las peticiones. ¡Wow! Espérate, brequecito ahí. ¿Qué significa eso? ¿Cómo que la forma más elevada de oración nunca son las peticiones? O sea, lo que me está diciendo aquí es lo opuesto a lo que hacen el 98% de la Iglesia cuando dicen vamos a orar y a manifestar. Que ellos lo que dicen es pedir, que hay que poner peticiones, Dios se tiene que manifestar, hay que poner un paz. Entonces, la petición es mejor, ¿verdad? Que lo dicen, pues tu petición, vengan hoy, traigan sus peticiones. Aunque no quieran decirlo, escríbanlo en un papel y los recibiré para poner las peticiones. Es lo más que hacen. ¿Y qué pasa? Estamos diciendo que está mal. Porque podemos ver, por ejemplo, en Filipenses, capítulo 3 o 4, no 4, capítulo 4, donde viene Pablo y dice, mira, presentar todas nuestras oraciones y peticiones y rogativas delante de Dios y dice, con acción de gracias y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará su mente y su corazón en Cristo Jesús. Eso está perfecto. Quiere decir que sí, ora, ora y pide. Pero, la oración no todo es petición. Eso lo tenemos que entender. La oración no todo es petición. Sí, la oración es tantas cosas que, como tú dices, no está malo pedir cuando se va a prender vida. Sí. La oración es más que eso. Podemos dar gracia. También. Oye, ¿cuántas veces nos olvidamos de dar gracia? Porque nos acordamos el día de la acción de gracia. Ese día está perfecto. Mira, el día de la acción de gracia, vamos a dar gracia, gloria a Dios, aleluya, gracias, Señor, al otro día. Olvídate de dar gracia porque, pues, la gracia, sí o no, tipo, esos días, entonces, el evento que nosotros tenemos es cultural, ¿verdad? Por ejemplo, tú el día de la madre no es el único día que tú vas desde tu madre y dices, gracias, yo espero. Yo espero, ¿verdad? Yo espero. Si no, pues, eso es más entre humanos que cualquier cosa si tú lo piensas bien. Pero, la gracia tiene que ser algo continuo. Sí. Algo que, a un nivel que tiene que ser agradecido, porque yo te apuesto que tú puedes tener noventa y nueve cosas que estás agradecido comparado con las cosas que tú quieres, que te hacen falta. Eso es así. Y amen a eso. No, porque muchas veces le podemos pedir a Dios. Eso está perfecto e incluso necesario porque si no le pedimos a Dios no reconocemos que dependemos de Él. Sí. Pero, tal vez, tal vez, no conozco la vida de los que nos están escuchando, pero tal vez las cosas que ya tú estás pidiendo a Dios, tal vez ya tú las tenías y tal vez Dios ya te las respondió y no le has dado gracia todavía por lo que ya Dios te respondió. O, no estás conforme con lo que Dios te dio y eso también está peor. ¿Ves? Pero, mírate esto. Él dice que la oración, la oración más elevada, la más profunda, nunca son las peticiones. Mira como dice E.W. Tozer también referente a la oración. La oración, en su momento más santo, es tener una comunión con Dios tan íntimo y bendecida que, en comparación con los milagros, estos parecen insulsos, o sea, faltos de gracia, y las respuestas extraordinarias a la oración distan mucho de ser maravillosas. En otras palabras, Tozer le está dando un énfasis a que, cuando uno ora, lo primordial que debe estar en nuestra mentalidad es tener comunión con Dios. ¿Tú crees que eso así es, Gal? Sí. Sí. Así es, claro. Te lo voy a decir. Pone, que, como hemos dicho, estamos hablando ahorita, tú puedes pedir, tú puedes hacer lo otro, pero, si tu propósito es orar todos los días en ajodillarte ante el Padre, es para obtener lo que tú tienes por la discumbre, más nada. Esa es toda tu razón porque tú no estás sacando provecho a lo que es la oración. Claro. Incluso, mira, cuando estamos hablando de tener comunión, rápido yo estoy pensando en una relación que un padre tiene con su hijo, y el hijo debe aprender, en muchas ocasiones, a orar y a escuchar el consejo de su padre. Y, mira qué hermoso, mira lo que dice la Palabra en 2 de Corintios, capítulo 5, versículo 17, adelante. De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Las cosas que ya pasaron aquí todas son hechas nuevas. Escucha bien esto. Y todo esto proviene de Dios quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación. ¿Por qué yo le quise traer este versículo? Es por el simple hecho de que, cuando tenemos comunión con Dios, tenemos que entender que la comunión que tenemos con Dios costó cara. En otras palabras, fue a precio de sangre. La razón por la que el cristiano puede pedir al padre fue porque Cristo pagó la deuda de nuestro pecado y ahora estamos reconciliados con Dios donde antes éramos enemigos, ahora podemos ser llamados hijos. Por ende, qué hermoso es cuando los apóstoles preguntaron a Jesús oye Jesús, cómo enseñanos a orar y qué es lo primero que sale cuando oren, oren así Padre Nuestro está en los cielos. Por ende, hay una relación que estaba rota pero ahora está vuelta a unirse a reconciliada. Quiere decir que ese roto que teníamos esa separación se anuló. Y esa es lo que significa porque hay gente que lo coge en literal y dice ah, pero entonces esas palabras exactas. Sí, es un guía. Pero eso pero más está insinuando la conexión que tiene y que cuando tú ahora sabes tu posición con Él con la relación que tú tienes con el Señor. Claro, es una relación hermosa que nosotros como cristianos muchas veces no apreciamos. Si nosotros entendiéramos que Dios como Nuestro Padre está dispuesto a darnos las mejores cosas a nosotros, Sus hijos, oraríamos diferente. No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, y me dio básicamente una solución para un problema que yo tenía en el momento. Amén, amén. ¿Y qué sucede? Dijiste una palabra clave. Muchas veces nosotros somos bien prontos para hablar y asumir lo que otra persona va a decir antes de que la persona nos diga algo. Y, como estábamos hablando antes de grabar, nosotros hacemos eso con Dios en ocasiones, donde asumimos que sabemos lo que dice la palabra de Dios cuando realmente no hemos aprendido a escuchar y a leer lo que dice la palabra de Dios. Es una buena pregunta. Y para seguir añadiendo al poder del silencio, la Biblia no se queda callada referente a eso. Y qué ironía, no se queda callada. Donde dice en Salmo 39, esto es por Salmista David, en el Salmo 39, versículo 1 al 3, yo dije, atenderé a mis caminos para no pecar con mi lengua, guardaré mi boca con freno en tanto que limpio esté delante de mí. Y aquí estamos hablando de prudencia. Dice el versículo 2, enmudecí con silencio, me callé a un respecto de lo bueno y se agravó mi dolor. En otras palabras, el silencio lo ayudó a sentirse hasta mejor, porque no empezó a hablar rápido, que venía la oposición, voy a soltar el altajo rapidito. Encarleño al fuego. Claro. Y entonces el versículo 3, mira como dice, se enardeció mi corazón dentro de mí, en mi meditación se encendió fuego, y así proferí con mi lengua. El primero meditó y luego habló. Ahora, Jan, léjeme lo que le dice E.W. Tozer referente a este versículo. Aquí hay un consejo para los profetas de Dios modernos. Pocas veces se calienta el corazón mientras la boca está abierta. Una boca cerrada delante de Dios y un corazón callado son indispensables para la recepción de ciertos tipos de verdad. Ahora, léete eso con ganas. Ningún hombre está calificado para hablar si no ha escuchado primero. Ok. Partido. Vamos a meditar un poquito en eso. Ningún hombre está calificado para hablar si no ha escuchado primero. Con ese criterio solamente terminaríamos descalificando un montón de personas. Mudo. Que prácticamente lo primero que les viene a la mente es lo que dicen. Y no puede ser así, especialmente si somos cristianos. Tenemos que ser prudentes cuando, por ejemplo, vemos que Santiago capítulo 2 nos dice que la lengua es un mundo de maldad. Porque si así una pequeña chispa enciende un monte entero, un bosque entero, cuanto más la lengua, cuando está encendida por el mismo infierno, empieza por ahí a soltar veneno a todo lo que da. Sí, las palabras tienen poder. Obviamente hay más efectos en nosotros. Un comentario de tu hermano te puede arruinar el día. Vamos a añadir algo después del internet. Un comentario que nosotros podemos hacer aquí llega a oídos de miles. Y sean dañadas también, sí. Sean corruptidas, sean miradas. Porque, pues, si tú no lo escuchas de la persona que lo escucha, tú nunca puedes, como le vamos diciendo, asumir. Y si tú respondes rápido también, pues es que empiezan. Porque la gente lo escucha. ¿Cuántas relaciones, ya sea en matrimonio o en noviazgo, se han roto porque hablan sin pensar? Porque no aprendieron a callar. Y me acordé del versículo perfecto. Mira, ese es lo que dice el proverbio. Es que escuchen esto. A mí nunca se me olvidó. El día en que yo lo escuché, a mí nunca se me olvidó ese versículo. Aún el necio pasa por sabio si aprende a callar. Y al Carlos, ¿qué más puedo decir? Aún el necio pasa por sabio si aprende a callar. El silencio dice mil palabras. Porque, como tú dices, todo el mundo es rápido para hablar. Si uno toma a una persona en silencio, tú no puedes ignorarlo. Si tú entras a un sitio donde todo el mundo quiere hablar, todo el mundo está hablando de un tema, y tú ves a una persona callar, pero está escuchando, no es que está fuera de la conversación. Está entregado a la conversación, está ahí en el medio. El silencio. Obviamente, yo te voy a decir por qué ese tipo está en silencio. Tú no vas a poder ignorarlo. Se ve jaro también. Se ve jaro. Sí, porque tú no te has acostumbrado que hayan 10 personas gritando, y uno calla. Y de momento, y lo más loco es cuando esa persona calla a lo último C. Pues ya que terminaron ustedes de hablar, esto es lo que yo pienso. Y todo el mundo lo escucha. Exactamente. Porque me digo, el tipo que sigue callando esos 10 minutos, ¿qué va a decir? ¿Qué va a decir? Si estaba escuchando. ¿Tuvo 10 minutos absorbiendo? Eso es verdad, eso es verdad. Incluso, aquí es que venimos, y vamos a leer lo que dice la Biblia en Salmo 46, 10, donde dice, Estad quietos y conoced que yo soy Dios. Y mira, Tozer interpreta esto para afirmar que es como si él quisiera decirnos que nuestra fortaleza y seguridad no se hallan en el ruido, sino en el silencio. Y yo digo que aquí hay una palabra que se puede unir perfectamente al tema que estamos hablando, donde cuando estamos en silencio, en nuestro tiempo devocional con Dios, orando, etc., la meditación es una parte clave. Y no estamos hablando de meditación como el mundo lo define, porque en el mundo tenemos muchas religiones, y te hablas de meditación, y la meditación que ellos promueven no es la que promueve Dios. Pero, cuando Dios habla de meditar, estamos hablando prácticamente, cuando una vaca come, y de repente está la descripción más clave, cuando una vaca come hierba, la vaca tiene... ¿Me estás diciendo que no? No, no, no. Cuando una vaca come hierba, él tiene varios estómagos, no te puedo decir ahora mismo exactamente cuántos, pero tiene varios estómagos. Y cuando él mastica, la hierba entra por un estómago, la digiere, la vuelve a vomitar, y se la vuelve a tragar, y la digiere en el otro estómago. Y él está constantemente digiriendo la misma hierba que se comió. Ahora bien, nosotros cuando meditamos la Palabra, cogemos un pasaje, y meditamos en ella, hasta que nos cansemos, hasta que eso ya sea... hasta que eso sea vitamina a nuestros huesos, hasta que eso sea parte de nuestra sangre, por así decirlo. Lo estamos prácticamente digiriendo, porque es como un alimento espiritual que nos llena. Necesitamos utilizar nuestra mente, callados, y digerir lo que la Palabra de Dios nos está diciendo en la Biblia. Eso es bien malo. La gente usa la Biblia en contra del mismo cristianismo, porque lo leen así, y ya, se contradice. Lo leen por encima. Sí, por encima, no lo estudian, obviamente no lo meditan. No lo van a aplicar, no lo van a... Yo lo leo para salir de eso rápido, y con el propósito de que quede mal. Obviamente, si yo voy con la mentalidad de que algo quede mal, yo puedo ir a donde la mejor persona del mundo, yo puedo ir a donde alguien le regaló un canto para un niño, yo, para el llave. Mira ese criminal, mira lo que él hace para llevar la atención al niño, y lo que hizo fue dar un canto para él, y se fue. Porque al cabo, lo que yo tengo en mi mente, siempre va a reflejar lo que está por mi ojo. Porque lo que yo pienso, para que tú veas que el humano, tú puedes ver algo, claro, pero si ya tú tienes una base, un país... Sí, una presuposición. Todo cambia. Todo es diferente. Todo es malo. Ah, lo que quizás para una persona normal dijo, ¡qué lindo! ¡No, eso es del diablo, eso es del diablo! Sí, porque la persona no escucha. Y lo que están es para comentar y ya. Escuchar, es como digo, tú me oyes, pero no me escuchas. Tú oyes el ruido que yo hago, pero tú no estás escuchando. Exactamente, tú no me entiendes. Es como, y cuando yo digo así, la gente, tú miras, pero no observas. Todo el mundo puede mirar. Yo puedo mirar, pero una cosa es observar. Ver los detalles pequeños en lo que estás viendo. Exactamente. Y por eso es que en el libro también dice, mira, básicamente saturamos nuestras oraciones de peticiones por cosas o beneficios y nos perdemos de la comunión con el Dios de todo y el benefactor que es el autor de todos los bienes. En otras palabras, vuelve a enfatizar, una y otra vez, miren, no está mal pedir. Es parte de la oración. Cuando tú oras, tú puedes pedir, pero balancealo. No te enfoques solamente en pedir, sino recuerda que mientras tú oras, tú estás teniendo comunión con Dios. Y eso es la parte práctica de lo que estamos hablando. Cuando ores, sí pide, pero no pida solamente. Busca también cosas por las cuales dar gracias. Y cuando pidas, aprovecha y pide también para que Dios te ayude a abrir tu oído a escuchar, para que te ayude a entender lo que está en la Biblia, para que te ayude a conocerlo mejor. Sí, pide lo que tú quieras pedir sobre si necesitas ayuda en un área económica en tu vida, si necesitas ayuda con una persona que te está haciendo pasar un mal jato, etc. Tú pide. Pero pide también que el Señor te cambie. Pide también que el Señor te ayude a crecer en su comunión con Él. Porque dice la Biblia que esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, Padre, y a aquel a quien tú has enviado. Eso fue lo que dijo Jesús. Quiere decir que cuando tú tienes vida eterna, tú tienes que disfrutar de la comunión que Él te dio, que fue a precios de sangre. De lo contrario, tus oraciones prácticamente van a perder van a perder fruto. Tus oraciones prácticamente van a ser casi, hablando a la pared, y no vas a estar hablando con Dios. Tú tienes que tener mucho cuidado con eso. Dios mío. Fuerte, fuerte. Es la verdad. Es la verdad, es la verdad. Por eso vamos a terminar con esto mismo que dice en el libro. Y por favor, Yancar, va a leerlo. Vamos. Con las escases de los tiempos. Con las escases de los tiempos. A solas y en silencio delante del trono de gracia, viene un deterioro sutil en nuestro andar de fe. Entre menos tiempo pasamos en soledad delante del Señor, más tenemos a enfocarnos en obtener cosas en nuestra oración. Cuando esas cosas no se obtienen, es más fácil para el creyente caer en el engaño y creer que la oración no valía la pena. Y eso está fuerte. ¿Cuánta gente no se ha ido del evangelio? ¿O se ha ido de Cristo? Porque precisamente muchas iglesias populares ahora mismo te venden la oración, te venden la iglesia, la religión, nuestra creencia, como cosas para obtener. Y obviamente tú no vas a obtener todo. Porque primero que todo, tú no sabes ni pedir. Pedéis mal, ¿no dices? Imagínate si tú vas con el propósito de que tú veas a Cristo como un vending machine, una máquina que tú le metes el dólar y te da lo que la Coca-Cola que tú quieres, pero no funciona así. Porque si es por Dios te da la botella de agua, por lo más saludable. Pero no me da lo que yo quiero. Que va a dar algo mejor. Y pues yo he visto mucha gente, tú no vas a buscar, yo sé que mucha gente lo ha vivido, que hay gente que se ha ido. Se han apartado, porque dicen pues Dios no existe. Dios sí, el Dios que te estaban hablando, no existe. Ese Dios no existe. Tú nunca conociste a Dios. Porque te predicaron un Dios falso. O sea, te predicaron un Dios que te lo va a dar todo y no un Dios que te va a dar conforme a su voluntad. A esa persona yo le digo, para eso vete a ver a Aladdín. Esa genie que te da un deseo, pero te la atrevan, imagínate. Es que por eso es que tenemos que entender gente, si nos está escuchando ¿Qué es lo que queremos que usted tome de lo que estamos hablando? De nuevo repetimos, pide y se os dará, dice la palabra. Pero no solamente pida, da gracias al Señor porque tu Padre te ha dado más de lo que tú te mereces. Cristo murió por ti. Agradece por eso. El Espíritu Santo vive dentro de ti. ¡Wow! ¡Qué milagro! Estamos hablando tantas cosas por las cuales podemos dar gracias. No nos olvidemos de dar gracias. Y recuerda, cuando oras, recuerda quién es Dios en tu vida. Él es tu Padre. Él es tu Señor. Tú eres su esclavo. Tú eres su siervo. Obedécele. Sírvele. No te conformes solamente con pedir. Busca también pedirle cómo Dios te puede transformar. Últimos pensamientos, Jean Carlos. Bueno, a continuar con las palabras del tema, que estén callados. Por favor, déjenme hablar a mí. No, pero en serio. Tienen que humillarse. Hay que ser bien humildes. Eso es algo que yo practico ahora. Hasta cuando tú piensas que una persona no tiene una palabra para ti, Dios te va a sorprender. De las formas de que Él te va a hablar, de quiénes Él va a usar para hablarte. Aquí no puede ser ni un hermano en la fe. Vamos a decirlo claro. Y honesto, hasta ellos te dicen pero mira, me hago una pregunta. Si tú esto, esto, lo otro, ¿por qué tú haces esto? Y tú te quedas. Fuiste confrontado. Sí, te confrontas y tú eres más ¿Y qué es lo hermoso? Que en ese momento tú estabas pidiendo a Dios Señor, saca la luz de los pecados ocultos de mi corazón. Y sale el hermano de tuyo en la fe y te dice tú estás mal. Tú quieres cualquier cosa y alguien te lo va a decir. Porque la gente espera que Dios baje personalmente y le digan, ven aquí, yo te voy a decir ¿para qué nos llamas a congregarnos? Tantas veces yo he hecho otras cosas de mí, he aprendido, hasta cuando no es directo para mí cuando alguien está hablando mal, predicando o diciendo algo, tú dices espérate, eso me acaba de abrir los ojos, me dijo algo una pregunta que yo tenía, una duda y vienen con una perspectiva totalmente brutal y entonces Dios me contestó a través de mi hermano somos muchos, estamos unidos si escuchan van a escuchar una cosa brutal. Somos un cuerpo y el cuerpo se nutre mutuamente. Pero para aprender a hacer eso hay que amarnos los unos a los otros y qué mejor forma de amarnos los unos a los otros que aprender a escucharnos aprender a atendernos aprender a estar pendientes el uno por otro y por ende, abonar los unos por los otros. Gente ya se puede estar hasta aquí, señores bendiga señores guardes, si les gustó y quieren más contenido como esto, más conversaciones de esta manera que son filtradas por la palabra, no olviden que se puede suscribir a nuestro canal en YouTube el libro abierto Podcast, también nos puede seguir en Facebook y en Instagram bajo el mismo nombre, como también si no nos quiere escuchar solamente nos puede seguir en Spotify o en otro lugar donde nos quiera seguir. Estamos en muchos lugares, verdad. Gracias por el apoyo, señores cuide, les guarde y recuerde que la palabra de Dios tiene la respuesta para todas las cosas. Abra el libro de la vida. Amén Amén Amén Amén Amén Amén Amén Amén Amén

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