El hombre fiel será alabado por Dios

Dios te sea de María, lléname de gracias, lléname contigo, bendito estés entre todas las mujeres y bendito sea el fruto de tu vida entre Jesús. Santa María, Madre de Dios, prega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestro morir, muérdeme. ¿Santa Juan? Prega por nosotros. ¿Santa Rafael? Prega por nosotros. Pido, por favor, que ninguno se sienta tocado con esta charla. No lo digo, no es por ninguno en especial. Pero vamos a hablar sobre el tema que nos toca, que toca, o que se ha elegido. Porque esta semana no me han pedido nada, así que he tenido que pensar, cosa que es muy difícil para mí. La charla de esta semana es sobre la fidelidad. La fidelidad, que hay una distinción que se hace históricamente. Algunos autores hacen una distinción donde hablan que la fidelidad implica la existencia de una relación de amor muy fuerte y por lo tanto se establece que la fidelidad es la relación que uno tiene con Dios. Y en el ámbito humano, la confianza, el seguimiento ciego de una persona se considera como lealtad. Justamente de la palabra fe viene la palabra fidelidad. Pero son muy pocos los autores que dicen eso. Igualmente, en ambos casos, la fidelidad supone la necesidad de tener a alguien al lado. Sea una relación particular con Dios o sea una relación personal con alguien. En esos vínculos personales es donde surge la lealtad. A los fines prácticos, lealtad y fidelidad, voy a decir lo mismo, vamos a englobar en fidelidad todo. Y a veces nos pasa que no nos damos cuenta pero la fidelidad nos abarca en toda nuestra integridad. Inteligencia, voluntad, sentimientos, relaciones, memoria. Y entonces me viene a la cabeza el pensamiento de que yo trato de ser fiel, trato de ser leal con una persona, con un amigo, con una chica. Y me terminaba haciendo daño. Y entonces surge la pregunta, bueno, ¿cómo volver a empezar? ¿Cómo volver a confiar en alguien si ya lo hice y me han lastimado? Bueno, primero preguntarme y pensar si la propuesta que yo he hecho de fidelidad ha sido incondicional. Porque puede pasar que yo haya buscado serle fiel a una persona solamente porque esperaba algo de esa otra persona. Y no estoy hablando de cuestiones materiales, puede ser sentimental, porque esa persona me daba la falta de afectividad que yo estaba buscando. Entonces empezar a pensar y tener cuidado con eso porque no es justo ser fiel a alguien esperando reciprocidad, eso no es fidelidad. Segundo, no voy a decir como hacer el chiste fácil de Segundo Francia, pero bueno. Segundo tema es que lamentablemente en la vida las cosas se aprenden haciendo. La vez pasada hablábamos de que el aprovechamiento del tiempo se aprendía a utilizarlo usando el tiempo. Bueno, la fidelidad se aprende a vivirla viviéndola. Por lo tanto, como dice el Evangelio, hay que navegar más adentro y echar las redes. Así como hicieron los apóstoles con Jesucristo. Le dice Jesucristo a San Pedro, echa las redes a la izquierda y entonces San Pedro le dice, San Pedro le dice, señores hemos estado pescando toda la noche y no hemos tenido nada, pero por confianza en tu palabra echaré las redes. Y saca la pesca milagrosa. Y tercero, pensar también que si vos confiás en una persona y esa persona te ha fallado, ¿quién es el culpable? ¿Vos o esa persona? Hay que ponernos a pensar que no nos puede tirar para atrás el hecho de haber dado lo mejor de nosotros a otro. Duele, sí, obviamente. Pero no hay que tenerle miedo al sufrimiento. Porque si nos ponemos a pensar, si nos ponemos a fijarnos, el mundo no es justo. El mundo está lleno de dolor y sufrimiento. Fijate, bueno no sé cómo será, o sí los conozco a varios y sé cómo es la vida de cada uno, pero pongámonos a pensar que tenemos la posibilidad de ducharnos con agua caliente, tener comida en nuestra casa, tener gente que nos quiera, pero a nuestro alrededor hay tanta gente que sufre, que le está pasando mal. Bueno, empezar a pensar que el sufrimiento no es malo, que en la vida de última, como decía un psicólogo que es bueno, que se llama Víctor Cooper, tiene una charla de TED buenísima, que a veces no consigo el iPhone Pro Max 14, no sé en cuál va ahora, entonces claro, me hago un problemón. Claro, pues eso no es un problema. Claro, pues eso no es un problema. Eso es en todo caso una situación a resolver, decía él. El problema es con 50 años quedarte sin laburo, el problema es una enfermedad terminal, el problema es que se te muera un pariente, el problema es una enfermedad crónica incurable con lo que tengo que aprender a vivir. Entonces empezar a salir de nosotros mismos y mirar a los demás. Se ha dicho que nuestra época se caracteriza más por la búsqueda personal y una autonomía total que por reconocer que nuestras acciones tienen reciprocidad con quienes nos rodean. Se ha dicho también que preferimos la ilusión de ser totalmente autosuficiente antes que reconocernos necesitadas de los demás. Las actitudes que nos empujan hacia el aislamiento y que nos encontramos en mayor o menor medida dentro de nosotros, y que encontramos, perdón, en mayor o menor medida dentro de nosotros, son una primera grieta que debemos sortear para hablar de fidelidad. Parece una paradoja, ¿no?, pero para poder encontrarnos a nosotros mismos tenemos que salir de nosotros mismos y empezar a pensar en los demás. Porque quien vive aislado encuentra soledad, tristeza, angustia, cosas que nadie quiere. Entonces empezar a darme cuenta de eso, ¿no?, de que la fidelidad es un ida y vuelta, un feedback, una retroalimentación, donde tengo que tener o pensar que ese que tengo al frente tiene buenas intenciones. Y que la fidelidad no es una cosa que se va a hacer, tiene buenas intenciones. Supone construir la propia vida con la convicción de que esa persona que tengo al frente, con la que elijo pasar, si es que es una pareja o con mis amigos, me quiere ahora y lo va a seguir haciendo en el futuro. Y es así como enfrentamos esta autosuficiencia que el mundo nos plantea, saliendo de nosotros mismos y generando la virtud de la fidelidad que tiene que ir acompañada de la humildad. La humildad que siempre va a estar acompañada la fidelidad, esa apuesta de ese allegarse a confiar en la otra persona. Es muy fácil confiar en Dios porque la confianza se genera en parte a la autoridad de quien tengo que confiar. Cuando somos chiquitos, cuando... Veía justo un video hoy de un tipo que habla sobre el lenguaje corporal y se conectaba también con el otro Gil, de que va un papá cargando al chiquito y golpea la pared. Y entonces cuando golpea la pared el papá le empieza a decir ¡No! ¿Qué te pasó? No sé qué. Y claro, ahí el chiquito empieza a llorar, en contrapartida con otro video donde el chiquito se cae, se golpea en serio y los padres empiezan a reír y el chiquito se ríe, ¿no? Y entonces explicaba que eso es un alto reflejo de la persona, del que es con menor autoridad en una situación, termina copiando o imitando lo que hace el que tiene mayor autoridad. En este caso nos pasa lo mismo a nosotros con Dios. Confiamos en Dios y por confiar en Dios estamos seguros de lo que hacemos. Y entonces empezamos ese camino de vida compartida, que no es el final del camino, sino es el inicio donde hay un miedo, un vértigo, inseguridad, pero que me muestra y me deja en claro que tengo al lado a alguien que cuando lo necesite me voy a poder fiar de él, voy a poder confiar. Para eso voy lo mismo, tengo que poner mi confianza en Dios primero, para después empezar a poner la confianza en los demás. Necesitamos buscar perseverantemente la unión con el Señor. Buscamos y encontramos esta unión con Jesús en el trabajo, en la familia, en todo. De modo eminente en la Eucaristía, en la penitencia y en la oración. Además no estamos solos, contamos también con la ayuda de los demás, especialmente en la dirección espiritual personal. Agradezcamos esta posibilidad de abrir el alma con sinceridad para recibir aliento y consejo en el camino de crecimiento en nuestro amor a Dios donde se alimenta nuestro amor, se fortalece nuestra fidelidad. Enamórate y no le dejarás. Eso decía el padre en la carta de 2020 del prelado del Obra. Empecemos a analizar nuestra vida hoy. ¿Cómo son nuestras relaciones? ¿Tengo amigos? ¿Tengo una pareja? ¿Puedo confiar en ellos? La fidelidad y la lealtad se van haciendo día a día. Fíjate que el que no se da cuenta de lo que está pasando, fíjate que el que no logra ser fiel en lo poco, como dice el Evangelio, no lo va a ser en lo mucho. Si hoy no sos fiel en tu trabajo, en tu estudio, con los que te rodean, ¿cómo vas a ser fiel el día de mañana a tus hijos, a tu pareja? ¿Y sabes qué? Si no aprendo a ser fiel con los demás, voy a terminar traicionando siendo infiel con la persona más importante, que soy yo mismo. Y voy a terminar engañando. Hay uno que va a conocer la letra esta o dos. Vamos a terminar viviendo con miedos, temiendo ser peor, temiendo ser mejor, temiendo al fin, siempre temiendo. Y viendo en el ayer, aletargándolo hoy, sí, sobreviviendo. Jugando al por mayor, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y más del juicio, te alejas más y 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