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En este podcast hablaremos de uno de los enemigos de la Sana Doctrina de la Trinidad que es el arrianismo, su origen, su doctrina y principalmente su error.
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En este podcast hablaremos de uno de los enemigos de la Sana Doctrina de la Trinidad que es el arrianismo, su origen, su doctrina y principalmente su error.
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En este podcast hablaremos de uno de los enemigos de la Sana Doctrina de la Trinidad que es el arrianismo, su origen, su doctrina y principalmente su error.
In this audio, the speaker discusses the controversy surrounding Arrio and his beliefs about the Trinity. Arrio believed that Jesus was a created being and not of the same essence as God the Father. His main opponent was Alexander, who defended the traditional Trinitarian doctrine. The dispute led to a division in the churches of Alexandria, Egypt, with some following the Arian belief. Arrio's teachings were condemned as heresy in several synods, but the Arianism continued to spread. Emperor Constantine intervened and convened the Council of Nicaea in 325 AD, where the majority of bishops condemned Arianism as heresy and established the Nicene Creed as the fundamental doctrine of Christianity. The Arian writings were burned, and the belief persisted in various regions and times, even influencing the founding of the Jehovah's Witnesses. The speaker emphasizes the importance of the apostolic tradition and warns that Arianism undermines the salvation process through Christ. ¡Bendiciones familia! Muy buenos días, hoy en Desayunando con Jesús vamos a continuar revisando todo este tema tremendo que es de la Trinidad y sus dos enemigos principales. Y habíamos hecho ya en un audio anterior sobre el tema de introducción y habíamos visto que uno de los principales oponentes a esta doctrina de la Trinidad, sana doctrina de la Trinidad, cabe resaltarlo, fue Arrio. Y en el audio anterior ya explicamos de dónde salieron estos intérpretes de la Biblia y cuáles son sus actuales representantes en el día de hoy. Bueno, hoy vamos a ver la controversia reana. Vamos a hacer un breve resumen de quién era él y cuál era su principal pensamiento y cómo fue esto prácticamente decidido dentro del contexto de la Biblia y dentro del contexto de la iglesia primitiva, si cabe el término, de los orígenes de la iglesia. Bien, Arrio vivió del 250 al 336 después de Cristo. Fue un presbítero del distrito de Bucalis en Alejandría, Egipto. Él creía que el Hijo de Dios, es decir Jesucristo, era un ser creado y negaba que fuera de la misma esencia o naturaleza del Padre. Arrio aceptaba que Dios era único y no compartía ni su gloria ni su esencia con nadie. El principal oponente de Arrio fue Alejandro, quien fue nombrado obispo de Alejandría en el mismo año de su ordenamiento, el 313 después de Cristo. El historiador de la iglesia, Sócrates de Constantinopla en el siglo V, reportó el origen de la controversia y lo expresó de esta manera. Dice que cuando Alejandro, el obispo de Alejandría, expuso en su iglesia la unicidad del Padre y del Hijo en la Deidad y la similitud de los dos, Arrio reaccionó de inmediato acusándolo de ser sabeliano o de ser unicitario. Doctrina que ya fue condenada en diferentes sínodos. Entonces, como consecuencia, las iglesias en Alejandría en Egipto se dividieron, tomando dos posiciones, la fe tradicional trinitaria y la nueva fe ariana. Aparentemente, Arrio tuvo más astucia en la proliferación de su fe en los años posteriores, arrastrando tras sí a muchos diáconos y presbíteros de la época. Esto hizo que Alejandro convocara a un sínodo en Alejandría en el año 320 después de Cristo, donde 36 presbíteros y 44 diáconos condenaron esta nueva doctrina, o nueva interpretación de Arrio, y la rechazaron. Pero el arianismo no se detuvo, sino que se propagó en otras regiones. Alejandro convocó un concilio de todas las iglesias en Egipto en el 321 después de Cristo. Allí, Arrio defendió su creencia reafirmando que el Hijo no podía ser coeternal con el Padre, ni tampoco compartía su misma sustancia o naturaleza. Esto hizo que los 100 participantes del concilio lo pusieran bajo maldición, pero en vez de retractarse, partió para tal Palestina donde fue acogido por otros obispos. Entonces, vemos que en estos sínodos, estos concilios, le dieron oportunidad a Arrio para que expresara su pensamiento doctrinal, y evidentemente, como era contradictoria a todo lo que se venía trayendo desde el mismísimo momento de Cristo Jesús hasta esos tiempos, 3 siglos más tarde, 3 siglos y medio más tarde, contradecían totalmente la doctrina enseñada por Cristo Jesús, y fue rechazado. El debate en Egipto ya no eran en discursos, imaginen cómo llegó todo este tema a ser tan controversial. Ya no eran con argumentos, ni en templos, ni en las calles, sino que los arianos, los seguidores de Arrio, recurrían a la violencia física para defender sus doctrinas. Todo esto provocó problemas a Roma. Entonces, el emperador romano Constantino tuvo que intervenir, enviando una carta a los dos obispos, es decir, a Alejandro de Alejandría y a Arrio, con el fin de mantener la unidad de la iglesia. En respuesta a esta carta imperial, Arrio y Alejandro defendieron sus posiciones. Esto hizo que el emperador convocara el primer concilio ecuménico de las iglesias de Nicea, actualmente Turquía, el 14 de junio del año 325 d. C. Este concilio albergó 300 obispos, de los cuales 298 condenaron el arianismo como herejía y ordenaron al exilio a sus maestros. Basados en la enseñanza bíblica y la tradición apostólica de la Trinidad, establecieron el Credo de Nicea como doctrina fundamental de la ortodoxia cristiana de las iglesias latinas y griegas. Quiero hacer énfasis en la tradición apostólica. La tradición apostólica, es decir, fue Cristo Jesús, sus apóstoles, los discípulos de sus apóstoles, y así hasta nuestros días, esa tradición se mantiene, porque fue el mismo Cristo Jesús quien se identificó como el Padre y yo somos uno. Y esto es algo que no se acepta por Arrio y empieza a tejiversar las cosas. Más adelante ya veremos cómo fueron desarrolladas esas doctrinas. Pero voy a recitar ahora el Credo de Nicea, que es doctrina fundamental del cristianismo, que dice, de la misma naturaleza que el Padre por quien todo fue hecho, tanto lo que hay en el cielo como lo que hay en la tierra, que por tanto lo que hay en el cielo como en la tierra, que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó y se encarnó, se hizo hombre, padeció y resucitó al tercer día, y subió a los cielos, y vendrá a juzgar a vivos y muertos, y creemos en el Espíritu Santo, y a los que dicen, hubo un tiempo en que no existió, y antes de ser engendrado no existió, y fue hecho de la nada o de otra hipóstasis o naturaleza, pretendiendo que el Hijo de Dios es creado y sujeto de cambio y alteración, a éstos los anatematiza la Iglesia Universal Apostólica. Entonces, tenemos esto como una versión de lo que fue el credo de Nicea, esto estamos hablando del año 325 d.C., donde toda la Iglesia en conjunto de ese entonces se hizo un concilio y rechazaron unánimemente a toda esta doctrina tendenciosa, mal interpretada, de Arrio. ¿Bien? Después del concilio, este ecuménico, el emperador Constantino mandó a quemar todos los escritos arrianos, incluido su obra Talía, donde estaba su famosa tesis antitrinitaria, escrita cuando fue expulsado por Alejandro de la Iglesia en Egipto, específicamente cuando estaba con Eusebio. El edicto imperial que obligaba a quemar cualquier material de Arrio decía, hago una orden pública de que si se descubriese que alguien esconde un escrito compuesto por Arrio y no lo lleve inmediatamente a su destrucción por fuego, la pena será la muerte. Bien, entonces, básicamente la disputa de Arrio con Alejandro fue por causa de una mala interpretación bíblica. Arrio y sus seguidores basaron su creencia en versos bíblicos aislados de sus contextos y por ello concluyeron que Dios el Padre es el único Dios y que el Hijo es un Dios, entre comillas, pequeño que fue creado. Aunque el arrianismo fue condenado como herejía, muchos de sus seguidores continuaron predicando estas enseñanzas en diferentes regiones y épocas. Incluso en la época de la Reforma fue predicado por Fausto de Sosino y en el periodo moderno fue acogido en Estados Unidos por Charles Taze Russell, quien vivió de 1852 a 1916, quien fue el fundador de los Testigos de Jehová, entre otras denominaciones pseudo cristianas. El discípulo de Alejandro es quien hizo un análisis del pensamiento arriado basado en este escrito talía, Abundancia, y por supuesto hace una defensa bíblica histórica de la fe ortodoxa. Entonces esto es lo que vamos a revisar un poquito hoy, aparte de lo que ya hicimos esta introducción con este tema de cómo fue rechazado Arrio y cómo fue declarado hereje y expulsado de la Iglesia Universal en esos tiempos. Ahora, en los nueve primeros versos de la obra talía, Arrio hizo un contraste entre Dios, el Padre y el Hijo, aduciendo que el Hijo tiene principio, es engendrado, es creado. Mientras que el Padre no tiene principio, no es engendrado o creado. Entonces veamos lo que escribió Arrio. Arrio dice, Dios mismo entonces, en su propia naturaleza, es inefable por todos los hombres. Él solo no tiene a alguien igual, no hay nadie similar, y nadie tiene la misma gloria. Lo llamamos el no engendrado, en contraste a quien fue engendrado, que es el Hijo. Lo produjo como un hijo para sí mismo al engendrarlo. Entonces Arrio concluye y dice, el Hijo no tiene ninguna de las características distintas del propio ser de Dios, porque Él no es igual, no, ni uno en esencia con Él. Esto es lo que predicaba Arrio. Entonces, vamos a ponerle un poco de análisis a esto, antes de entrar al análisis que hizo Atanasio. Vamos a ver, ¿qué es lo que dice? Dios es único, algo que nosotros también creemos. Dios es único. Dios no es engendrado. Dios no tiene principio ni fin. Perfecto. Ahora, el error. Dice que Cristo es engendrado y, por tanto, es creado. Él solo reconoce a Cristo Jesús desde el momento en que fue concebido en el vientre de María. No lo ve en su concepción como, por ejemplo, cuando Juan cita y dice, que en el principio era Dios, y el verbo era con Dios, y el verbo era uno con Dios. Juan 1.1. Ya vamos a analizarlo. Pero, ¿cuál es el peligro de todo esto? Bueno, parece que estas palabras de Arrio tendrían sentido, porque están respaldadas bíblicamente, sacando ciertos textos de contexto y poniéndolos como verdades absolutas. ¿Sí? El punto es el siguiente. Si anula toda la leidad de Cristo, si anula toda su obra magnífica de salvación, ¿qué nos queda? ¿Se han puesto a pensar? Todo esto va orientado a eliminar el proceso de salvación de Cristo Jesús. Si a nosotros nos quitan a Jesús, por decirlo así, que nunca va a pasar, en un sentido figurado, digamos, que sacan a Cristo de todo este contexto de la deidad que tiene Cristo, bueno, todos estaríamos perdidos, o dependeríamos, como ellos predican, de las obras que hagamos para poder encontrar un equilibrio entre lo bueno y lo malo que hemos hecho, y al final, que pese lo bueno, ¡y podríamos salvarnos por nosotros mismos! Sin embargo, que la Biblia determina que no hay un justo, y que ninguno podrá presentarse delante de Dios para defenderse, o hacer como una apologética delante de él, y decirle, mira, yo he hecho esto, versus lo que tú dijiste, y no he hecho esto, pero esto pesa más que es bueno, entonces, por lo tanto, te pido que tengas misericordia, y me dejes entrar al cielo a tu presencia, sin necesidad de Cristo Jesús. Esto es lo que en verdad encierra toda esta doctrina arianista, todas estas doctrinas de mala interpretación. Claro, que como todo esto es tendencioso, como todo esto es sacado de contexto, y llevado a un pensamiento humano, de un obispo, de una persona que tuvo esta interpretación equivocada, es obvio que lo único que se hace es defender una doctrina. Aquí nosotros no presentamos una doctrina como algo que el hombre, el ser humano, lo determinó, ¡no! La doctrina que tuvo los apóstoles, la sana doctrina que enseñó Cristo Jesús, es una revelación de Dios mismo hacia la vida de la gente. No hay otro protagonista sino que Dios mismo, y esto se vino trasladando de tradición en tradición hasta nuestros días. Entonces, el momento en que Arrio expone su tesis, y expone sus argumentos para decir que él tiene la razón, y cita textos bíblicos donde se habla del unigénito de Dios, donde se habla del ser engendrado, es algo que se saca de contexto, y que ya lo vamos a ver, cuando Arrio y sus seguidores del pasado y del presente, los actuales testigos de Jehová, hay que decirlo, defienden al Hijo como un ser que por naturaleza es engendrado, pero no es Dios. Es engendrado por Dios Padre quien, según ellos, lo produjo como un Hijo para sí mismo al engendrar. Unigénito e Hijo de Dios, Juan 3.18, ustedes pueden revisar esos pasajes. Entonces, según la postura riana, si el Hijo es el unigénito, entonces es engendrado. Y si es engendrado, es creado. Y si es creado, entonces no es eterno, tuvo un principio, y por consiguiente no es Dios. Esa es la conclusión. Ojo, que están usando textos bíblicos, y es por esto que estamos hablando de estos temas. Porque al sacar todos estos textos de contexto, parecería que tendrían razón. Entonces, veamos. El término unigénito en el texto griego es monógenes. Monógenes. Palabra compuesta por un adjetivo, mono, que es único, y el verbo hinomai, que es clase o tipo. De aquí se podría traducir, el Hijo que es único en su tipo. Para los arianos, unigénito, monógenes, es el único Hijo engendrado. De esta interpretación, ellos deducen que el Hijo es el único ser engendrado por el Padre. Pero este término, unigénito, monógenes, no puede ser siempre interpretado en relación a la fecundación humana como el único Hijo engendrado. Ya que esta palabra está repetida en hebreo, donde dice, Por la fe, Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac, y el que había recibido las promesas, ofrecía su que, su unigénito. Y Abraham no solo engendró a Isaac, también a Ismael, quien fue el primero o mayor de entre otros hijos. Génesis 25, 1, 2 al 6. Entonces, aparte del significado único en su clase, unigénito puede ser interpretado en relación a tiempo, con la palabra también en griego que es hinomai, que también significa surgir, aparecer en la historia, venir al escenario. Razón por la cual se dice que el Hijo es el único que estaba con el Padre desde antes del comienzo de todas las cosas. Y veamos que dice Juan 1, 1. Antes del comienzo del mundo ya existía la palabra. La palabra estaba con Dios y era Dios. De hecho, la Biblia dice que la palabra de Dios no es algo aparte de Dios que él creó. Más bien, revela que es eterna, como dice en Salmos 119, 89. Tu palabra, Señor, es eterna y está firme en los cielos. Luego, la única palabra surgió del Padre para crearlo todo. Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca, porque él dijo y fue hecho, él mandó y existió. Esto está en Salmos 33, 6-9. Justino Mártir, quien vivió del año 100 al 165 d.C., uno de los primeros apologistas quien enseñó y defendió la religión cristiana en Asia Menor y en Roma, explicó acerca de la existencia eterna del Hijo como la palabra de Dios, es decir, como el verbo, como lo que conocemos nosotros, el verbo de Dios, que residía con el Padre y también ilustró la manera como la palabra surgió del Padre o fue engendrada para crear todo lo que existe. Entonces dice, pero para el Padre de todos, que no ha sido engendrado, no se le da ningún nombre, y su Hijo, la palabra que también estaba con él y fue engendrado antes de las obras, cuando al principio él creó y arregló todas las cosas por él, se llama Cristo. Los arianos modernos, testigos de Jehová, usan este concepto bíblico de engendrar, de la palabra engendrar, aplicado a Cristo, interpretándolo desde el punto de vista humano de nacimiento o surgimiento, pues ellos deducen que si fue engendrado tuvo un principio y si tuvo un principio entonces no existía y por lo tanto no era eterno, sino que fue creado. Esta es la razón por la cual ellos citan el siguiente texto para negar la existencia eterna del Hijo. Miren bien, ojo con lo que vamos a leer, porque ¿a cuál de los ángeles dijo jamás, mi Hijo eres tú y yo te he engendrado hoy? Si otra vez, yo seré a él Padre y él será a mi Hijo. Ellos aseguran a través de este texto que el Hijo es engendrado o creado antes de toda la creación, pero para interpretar correctamente este verso se debe entender por el contexto de la Carta a los Hebreos, que el autor está haciendo referencia, no a la naturaleza divina del Hijo, sino más bien a su naturaleza humana engendrada por el Padre. La citación es tomada de la sectua jinta del Antiguo Testamento en griego del Salmo 2.7, donde se hace una referencia clara a la promesa de la venida del Mesías, como también lo citó Pablo. Nosotros también os anunciamos el Evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús, como está escrito también en el Salmo 2.7, mi Hijo eres tú y yo te he engendrado hoy. Bien, Cavin Rowe, el doctor Cavin Rowe, profesor del Nuevo Testamento, dice que la citación, mi Hijo eres tú y yo te he engendrado hoy, que hace Pablo, no niega que el Hijo es eternamente Dios, Teos, más bien enseña sobre su encarnación, es decir, el engendramiento del Hijo no apunta a la creación del Hijo, sino al comienzo de su vida humana en el reino humano, la encarnación de Cristo. El Salmo 2.7 es una promesa de la venida o encarnación del Mesías citada por el autor de Hebreos y predicada por el apóstol Pablo. En cumplimiento a esta promesa, Jesús fue engendrado por Dios en el vientre de María, de acuerdo a lo que dice Mateo 1.20, en su naturaleza humana, por supuesto, y por eso fue llamado el engendrado, en Hebreos 5.5, Primera de Juan 5.18. Pero, en su naturaleza divina, siempre ha sido Dios y nunca tuvo un comienzo, así lo dice el autor de Hebreos cuando relaciona al misterioso origen de Melquisedec y su sacerdocio perpetuo con la eternidad del Hijo, al decir que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, Hebreos 7.3. Melquisedec es hecho semejante al Hijo de Dios en cuanto a su origen y su fin enigmático, pues la Biblia calla con respecto al nacimiento y a la muerte de Melquisedec, pero si habla de la eternidad del Hijo y afirma que el no tiene principio de días, ni fin de vida, por lo tanto el autor de Hebreos en este verso ratifica que el Hijo de Dios es eterno. Hasta aquí les voy a dejar la enseñanza del día de hoy. Bendiciones hasta luego. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara.org