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This is a production by the Olivo Verde Community in Costa Rica. Chapter 8 of the Book of Romans is considered one of the most important chapters in the book. Chapters 5, 6, and 7 discuss our unreliability, how we don't truly know ourselves, and the dangers of relying on our own thoughts. In chapter 8, Paul explains that there is no condemnation for those who are in Christ Jesus. He emphasizes that our salvation is not based on our own works or efforts to please God. The chapter also discusses the importance of walking in the Spirit and having a clear identity as children of God. It warns against the dangers of condemnation and the religious mindset that focuses on outward actions rather than inward transformation. The chapter concludes by highlighting that Christ's sacrifice is sufficient and that we don't need to earn God's favor through works or rituals. La siguiente es una producción de la Comunidad Olivo Verde, Costa Rica. Este capítulo 8 del Libro de Romanos es un capítulo que es considerado de lo más importante del Libro de Romanos, porque el capítulo 8 es un capítulo que, obviamente, anterior al 8 está el 7, anterior al 7 el 6, y anterior al 6 el 5. Eso no es nada del otro mundo, aquí no hay ciencia oculta alrededor de eso. Pero si usted hace memoria, si usted hace memoria, el capítulo 5, el capítulo 6, el capítulo 7, son capítulos muy duros. Si usted me pregunta a mí cómo se resume capítulo 5, capítulo 6, capítulo 7, se resume de tres formas. Número uno, no somos confiables. Ahora, que yo diga que no somos confiables, para otra persona tiene sentido. Por eso existen los fiadores en los bancos. ¿Por qué ponen fiadores en los bancos? Porque el banco tiene que partir de la premisa de que usted no va a pagar. O sea, la razón por la cual no se le ponen un fiador en un banco es porque el banco dice, Leti, no va a pagar. Alan no va a pagar. Entonces ponen un fiador y el fiador es el que garantiza que si él no paga, el fiador va a pagar por la persona. O sea, yo no estoy hablando de esa desconfianza, yo estoy hablando que la Biblia dice que nosotros no somos confiables ni con nosotros mismos, que no podemos confiar. La segunda cosa que nos enseña el capítulo 5, el capítulo 6, el capítulo 7, es nadie se conoce a sí mismo. Nadie. Nadie. Absolutamente nadie. ¡Así soy yo! ¡Es que yo soy! A mí me hace mucha gracia cuando le dicen a uno, es que, Cintia, Cintia es muy predecible. No, hermanos. Hay circunstancias y cosas en las cuales uno sencillamente tiene que entender que no sabe cómo la gente va a reaccionar, cómo se va a comportar, qué va a hacer. No somos, no podemos, no podemos afirmar que nos conocemos porque el único que nos conoce es Dios y Dios lo que ha tratado desde el principio de los tiempos es que nosotros no dependamos de nuestro propio corazón. Escúcheme, por favor, escúcheme. Porque acuérdense que vivimos en tiempos en donde a usted lo llevan a un lugar que le llaman iglesia y lo ponen en un lugar, lo ponen en un momento en que a usted le suben las emociones y al subirle las emociones lo hace a usted pensar que usted lo que está experimentando es algo de Dios y Dios no necesita, Dios no necesita sus emociones para que usted diga que Dios existe. ¡Sí me estoy comunicando! Si Dios se basara en las emociones para que usted pudiera decir que usted necesita sentir, si usted no siente lo que otra persona siente, el que no siente lo que el otro siente está mal. Y eso es muy peligroso, hermanos. Cuando yo tengo que... Vean, hay tres cosas que se utilizan desde estos lugares, desde aquí. Estos lugares, esto se llama el púlpito, porque yo parezco un postre de luz. Lo primero que se utiliza para llegar a la gente es el miedo. La gente asustada responde para lo que sea. Miedo. Si yo les digo a ustedes que en este momento en Israel se firmó un tratado y que en el tratado que se firmó en Israel anterior ya se descubre quién es el anticristo y que ese anticristo ya va a empezar a gobernar, yo voy a utilizar el miedo para provocar en ustedes una reacción. Lo segundo que se utiliza aquí, lo que se utiliza que es muy común, es la culpa. La culpa. Usted le está robando a Dios. Un hijo de Dios no le puede robar a Dios. Entonces yo empiezo con un discurso de culpa, para que usted tenga culpa. Usted no ora ni una hora al día. Culpa. Usted no lee la Biblia en toda la semana. Culpa. La culpa, hermanos, es pavorosa. Porque la culpa la gente sale diciendo, dice, que yo sí que soy chancho, por Dios, que increíble. Pues seguimos igual. Y lo tercero que ahora se está usando mucho y a la gente le fascina es cuando yo le digo a usted que usted es un vencedor, usted es un conquistador, que Dios lo va a llevar a usted a las naciones y al otro planeta. Dios lo llamó a usted a ser cabeza y no cola. Dios lo llamó a usted a ser el principio de todo. Dios lo va a poner a usted en las naciones. Dios lo está tratando de hacerle a usted millonario. Dios está tratando de que usted... Y ese es otro discurso de motivación, es lo que aquí se utiliza. ¿Por qué? Porque cuando yo logro motivarlo de alguna manera, yo produzco en usted una reacción. Entonces fíjense que, lógicamente, Pablo, capítulo 5, capítulo 6, capítulo 7, Pablo le viene diciendo a la gente, usted no puede confiar en todo lo que usted piensa, porque su pensamiento, su propio pensamiento, está lleno de un montón de cosas que son muy peligrosas. Es más, algunos de nosotros necesitamos ponernos a pensar, necesitamos ejercitar más nuestro pensamiento a partir de la palabra de Dios, porque nuestro pensamiento está tan lleno de nosotros mismos, que no tenemos pensamiento de Dios en nuestra cabeza, y el pensamiento de Dios en nuestra cabeza tiene un impacto, tiene una realidad sobre las personas. Cuando Pablo llega al capítulo 8, el capítulo 8, que es la continuación del texto que está escribiendo, Pablo dice, ahora sí, les explico, ahora, noten cómo empieza, ahora no tengo ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, ninguna. Ahora, aquí hay tres cosas importantes, para empezar, nada nos condena, nada nos condena, ¿por qué? Vuelvame a ver, nada nos condena porque nosotros mismos no los podemos salvar, está claro. Aquí no hay nadie lo suficientemente bueno para que sea aceptado por Dios por bueno. ¿Me están escuchando? Y la Biblia dice que cuando ya decimos que yo soy tan bueno, soy pecando, yo ya no hago lo que hacía. ¿Y si acaso que fue Dios que nos metió a hacer lo que se estaba haciendo? Usted no es bueno porque usted no hace ya lo que hacía, gracias a Dios ya no lo hace. Entonces, noten que la palabra dice que no hay ninguna condenación, ninguna condenación para los que están en Cristo, lógicamente hermanos, noten que lo que dice es, no hay ninguna forma que se dé a algo que nos condene, no se puede. Ahora, punto número dos, esto está dirigido a hijos de Dios, esto no es para todo el mundo, esto son para los hijos de Dios, lavados por la sangre de Cristo, procesados por el Espíritu Santo, siendo formados por la palabra de Dios, no por la religión, ni por los brincos en las iglesias, ni porque se tiran al suelo, ni porque sienten cosas, no, están siendo formados en su cerebro por la palabra de Dios, quitando el pensamiento de cada uno y poniendo el pensamiento de Dios. ¿O vamos a seguir en ese vacilón? Ok, entonces noten que la Biblia dice claramente que ninguna condenación no hay para los que están en Cristo, entonces dice, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, y claro, cuando usted lee esto aquí, y usted está leyendo que dice conforme al Espíritu, Gladys inmediatamente dice, yo tengo, yo entiendo que es andar conforme al Espíritu, yo si lo entiendo, pero cuando yo le pregunto a Víctor que es andar en el Espíritu, entonces Víctor tiene una forma de pensar diferente a la que tiene Gladys, Dios no permite esas cosas, Dios no deja que la gente se confunda, y viene el versículo 2, y él explica que es andar en el Espíritu, para que Ronald, para que Federico, para que Roxana, para que nadie se invente que andar en el Espíritu, son la gente que se levanta a las 2 de la mañana a orar, y oran de 2 de la mañana a 5 de la mañana, y Leo que lo que anda es corriendo, Leo es un carnal que no ora, pero en cambio, Gladys si ora de 2 a 5 de la mañana. Noten como, por años lo que hacemos, es querer ganarnos el favor de Dios con las obras, si yo oro bastante, yo si oro, ustedes no oran, ni papa, a ver cuantos capítulos de la Biblia se leen ustedes en un mes, en una semana, me estoy dando a entender, noten como yo lo que les reclamo son obras, y aquí no dice eso, Romanos 8.2 siguiendo en el mismo orden, dice que se logra caminar en el Espíritu por medio de la ley del Espíritu de Vida, el cual me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte, no es un invento mío, noten que dice que es la ley del Espíritu de Vida, y como es la ley del Espíritu de Vida, damas y caballeros, esto no es una ocurrencia, la ley del Espíritu de Vida, parte de lo que el apóstol Pablo enseñándole a los corintios, les dice, del Padre, del Hijo, la gracia, del Padre, el amor, y del Espíritu, que, que ven, la comunión, lo están viendo verdad, no me vean a mi, vean las pantallas, que ahí está el texto, dice, que la gracia del Señor, que obtenemos del Hijo, la gracia, que obtenemos del Padre, el amor, que obtenemos del Espíritu, la comunión, entonces, a que se refiere, a esa comunión, nos habla la palabra claramente, que el Espíritu Santo cumple la función, Juan 14, 26, una persona que anda en el Espíritu, es una persona que se satisface únicamente con la Palabra de Dios, vuélvame a ver, vuélvame a ver, no con lo que dice el pastor, o el que predica, se satisface únicamente con la Palabra de Dios, porque la Palabra de Dios, es lo que usa el Espíritu Santo para consolar la gente, ¿me está escuchando?, y si Alan Esteban está pasando por una situación difícil, yo tengo que decirle a Alan, oremos, que es terrible, que es difícil, pero Alan necesita la Palabra de Dios, que le va a decir a él, que él se está enfrentando a esa situación, y que él necesita enfrentarse a esa situación, para formar su carácter, y formar su corazón, eso lo dice la Biblia, no el pastor, el pastor le dice, pobrecito, y usted no viene aquí para que le digan pobrecito, usted viene aquí, porque usted necesita su corazón y el mío, la Palabra de Dios en el corazón, porque ese es el alimento para su corazón, no lo que yo diga, entonces, ¿qué es andar en el Espíritu?, una persona que solamente se satisface con la Palabra, dos, es una persona que entiende que somos hijos de Dios, a ver, somos hijos de Dios, y como hijos de Dios, tenemos una identidad completamente en Dios, nosotros no se nos pueden ocurrir cosas extrañas, no podemos inventarnos cosas raras, no podemos hacer lo que nos dé la gana, no somos dueños de nosotros mismos, ¿qué es andar en el Espíritu?, son gente, cuando usted entiende que usted es hijo de Dios, escúcheme, usted tiene un apellido, ese apellido lo identifica, Alan Esteban cada vez que habla en broma y en serio, dice, acuérdese que yo soy Granado Zamora, y a veces le hace más énfasis al Zamora, y usted quiere identificarse a partir de su propio apellido, la segunda condición para que usted entienda, cómo es que Dios lo hace a usted caminar en el Espíritu, es porque usted tiene una identidad clara, una identidad definida, el 80%, más del 90% de los cristianos evangélicos no tienen identidad, y la identidad que nos da Dios, está en función de entender que somos hechos alemanes y semejantes a Dios, a ver, a ver, no me voy a meter en esto porque saben que si me meto en esto se nos va aquí hasta las 6 de la tarde, a ver, si somos hijos de Dios, y Dios es amor, y todo aquel que nace de Dios es nacido de Dios y es amor, ¿cuál es la primera necesidad básica del ser humano?, ¿el amor?, activo, activo, yo no estoy hablando del amor de corazoncitos y de chocoraticos, estoy hablando de amor activo, el amor según la Biblia, es la capacidad que desarrolla una persona para sostenerse ante cualquier adversidad, el amor según el mundo, es la capacidad que usted desarrolla para sentirse bien, entonces, ¿qué es andar en el Espíritu?, ser testigo de Dios, ¿qué es andar en el Espíritu?, andar en el Espíritu es entender que todos los hijos de Dios tienen el Espíritu Santo y han sido sellados con el Espíritu Santo, y que el sello del Espíritu Santo no solamente garantiza la presencia y la obra del Espíritu Santo en nosotros, sino que el Espíritu Santo también lo que hace es que garantiza nuestra salvación, ¿qué es andar en el Espíritu?, reconocer que es el Espíritu Santo que nos hace entender todo lo que nosotros somos, tenemos, hacemos y necesitamos quitar de nuestras vidas o poner de nuestras vidas, entonces, claro, inmediatamente fíjese ustedes, no me voy a ir, no me voy a ir porque esto es un repaso, vean, cuando estamos hablando de condenación, cuando estamos hablando de condenación, yo no solamente estoy hablando de que la persona se va a ir para el infierno, una persona está en estado de condenación, sino que yo estoy hablando que cuando una persona dice, hermanos, perdón, yo tengo dos y estoy tosiendo y esto es un problema y esta tos no me deja comunicarme como yo quiero comunicarme, me impide que mi comunicación con ustedes sea fluida. Una persona bajo condenación es una persona que su personalidad le estorba, sus inseguridades le estorban, sus miedos le estorban, sus demonios le estorban, su crianza le estorba, sus complejos le estorban, ¡está condenada! Oye, es una cosa, mañana es otra, mañana no sabes, y esto, lo otro, y no, no, es que, ¿por qué no volviste a la iglesia? No, es que yo no, es que, es que no, es que a mí, es que no, es que, no sabes, eso es una persona condenada, es una persona, a ver, usted en la Biblia se va a encontrar dos tipos de personas, gente sirviendo y gente que hay que andarla rescatando, que hay que andarla sacando del hueco, una de las historias más comunes de una persona que hay que andar rescatando era Lot, el sobrino de Abraham, a Lot había que andarlo rescatando en todas partes. Hermanos, así como la salvación inicia aquí, la condenación es el estado común de la gran mayoría de la gente. La gente está en un estado de condenación, la gente no sabe lo que quiere, no sabe para donde va, está gorda y está mal, está flaca y está mal, está viejo y está mal, y está joven y está mal, estudió, estudió cocina y quería estudiar. El estado de condenación de una persona es una cosa terrible, porque la persona no logra estar en reposo, no logra entender que una persona bajo condenación es una persona problemática, conflictiva, es una persona que no es complicada tenerla a la paz. ¿Quieren que use la palabra? ¿Qué es la palabra de moda? Gente tóxica, controlador, majadero, celosos y abiertas. Ahí la palabra lo dice un montón de cosas, gritos y maledicencias, hay un montón de cosas más en la Biblia. Entonces, ¿qué pasa? Que tenemos la gente, la gente dice que esto de la condenación es un asunto del infierno. No, no, cuidado, no es un asunto del infierno. Si usted es una persona en extremo ordenada, usted es una persona ordenadísima, ordenadísima. Usted pone la ropa así y así y cuando usted va a lavar, lava el calzón blanco con el calzón blanco punto dos, blanco punto tres, blanco punto cuatro, porque con los blancos tienen que ser así y todo así. Perdóneme, pero eso es un dolor en la espalda y eso es un problema. Esas obsesiones son obsesiones, eso es un problema. Hermanos, cuando yo estoy hablando de condenación, estoy hablando de gente común y corriente que son insufribles. ¿Me están entendiendo? Don Topel, yo no sé si la mañana hablarle a Manuel y decirle, Manuel, buenos días, o no hablarle porque si le digo buenos días, se enoja, ¿qué le pasa? El día siguiente le saludo, ay buenos días, no amaneció, su cabo de la noche, ay qué barajo, loco, y si me habló. Y al día siguiente no se sabe si le va a hablar y al día siguiente ni siquiera... Eso se llama condenación, porque toda persona que está bajo el estado de depender de su propio corazón, está bajo condenación. Número dos, si uno ha llevado una vida muy dura, muy difícil, muy complicada, pues hermanos, lógicamente, pues sí, muy duro, de ahí mira, está un pobre perrito, un perro que lo han pateado en la calle, lo han pedreado, le han tirado piedras y le han hecho cosas, un perro en la calle, se anda con cuidado de la gente, imagínese un perro, ahora es un animal, una persona, hace como, hace como tres o cuatro años, a nosotros nos regalaron una perrita que había sido abusada, y parece que quien la abusaba era un señor que la pateaba y la pateaba y la pateaba. Ese es el momento, después de cuatro años que esa perrita la tenemos en la casa, yo no la puedo tocar, si Amanda, mi hija, está a la par de la perra, yo la puedo tocar y ella, no, ella no me muerde, pero la perra se esconde y mete la cola. Hermanos, usted no entiende que es un animalito, entiende que le hicieron daño, imagínese un ser humano. Ahora, porque estoy a punto de decirle, ojalá usted me lo entienda de una vez y para siempre, nada de lo que a usted le pudieron haber hecho, o le vayan a hacer, está por encima de lo que ya Cristo hizo por nosotros, nada. Lo que pasa es que es muy duro, es muy duro cuando la gente cuenta unas historias de los daños que le hicieron y la forma en que lo trataron y las veces que le agredieron, es muy duro hermanos, pero la palabra dice que definitivamente yo escojo estar bajo esa condenación y finalmente, cuando estamos hablando de condenación, también estamos hablando de que si la persona está libre de la condenación, la persona tiene algo muy claro en su vida, y es que es tan evidente la libertad en Cristo, es tan evidente que ya no depende de su corazón, de sus heridas, pobrecitos. Por eso es que es tan peligroso hermanos, es tan peligroso esa hablada de la sanidad interior, porque eso es pésimamente malo y peligroso. ¿Por qué? Porque Dios no enseña sanidad interior, Dios enseña madurez y para ser maduro hay que sufrir, y la sanidad interior es para de sufrir, no sufra. Díganle perdón a no sé quién y esas cosas, y esas cosas son más bien meterle más leña a un alma en condenación. Entonces, aquí termino, aquí termino esto para que usted quede claro, que el capítulo 8 nos introduce en una realidad que tiene dos grandes posiciones. La primera, lo que Cristo hizo es suficiente para pagar por su pecado antes de que usted naciera y después de que usted esté aquí. Número dos, Dios no es un volcán, Dios no necesita sacrificios, Dios no necesita que usted gane el bebé que acaba de nacer en la aldea y lo levante así y se lo echa al volcán para que el volcán se calme. Usted tiene que aprender a orar y hacer que su oración le funcione en la madrugada, en la tarde o en la noche. Si se quiere levantar a la una de la mañana y orar hasta las cinco de la mañana, hágalo, pero usted no necesita, usted no necesita satisfacer a Dios. ¿Me estoy dando a entender? Escúcheme, es mucha la maldición que hay sobre uno por el pecado para todavía pensar que yo tengo que agradar a Dios, porque si yo no lo agrado a Él, haciendo cosas y obras, Él se enoja conmigo. Me dice un hermano, me dice, es que yo me veo muy mal, me dice, hasta el perro se me murió, me quedé sin trabajo, me dice, mis hijos me ven con cara de mantenido y yo sé que todo esto, y ojo lo que me dice, yo sé que todo esto me pasa porque yo no he vuelto a la iglesia. Usted tiene que volver a la iglesia, usted tiene que estar en la iglesia porque su corazón fue diseñado para adorar a Dios, pero no hay nada que usted pueda hacer para complacer al Dios que ya usted lo salvó, porque los méritos no son suyos, son los méritos de Él. Usted está aquí, no para sumar de las 52 semanas al año, sumar 48. Si usted falta a 47 cultos de los 52 del año, usted no estuvo en misa. Si usted llega a la misa después del Evangelio, antes del Evangelio, perdón, después del Evangelio ya no vale la misa, me dice. Hermanos, no hay peor maldición que la carga de la religión en una persona, es lo peor. Cristo nos hizo libres para que nosotros adoremos a Dios y lo busquemos con libertad de corazón y seamos capaces de entender que si oramos a Dios y clamamos a Dios, lo hacemos porque necesitamos al Papá, necesitamos a Dios en nuestro corazón. No porque vamos, a mí me hace mucha gracia cuando alguien me dice a mí, y yo prefiero inclusive decirle no, no la traiga, me dicen tengo una ofrenda grande para la iglesia y cuando usa la palabra grande, yo me quedo callado. ¿Por qué? Porque para Dios no es grande, pero si es grande para esa persona, así me voy a entender. Hermanos, es porque no vamos a comprar a Dios, no lo vamos a comprar ni con oraciones, ni con plata, ni con nada. Usted no hace nada leyéndose la Biblia de memoria, sabiéndose la memoria en un año, si su vida no hay un proceso del Espíritu de Dios a partir de la palabra escrita, no hace nada. Pero lo interesante de esto es que le hablé de la libertad del Espíritu por medio de la comunión. Los hijos de Dios necesitan orar, los hijos de Dios necesitan la palabra, los hijos de Dios necesitan congregarse. Termino. ¿Hay condenación? Sí, sí hay condenación, claro que sí. Ya les dije que hay gente que uno dice, por Dios en qué momento, en qué momento apareció esta loca, por Dios, o este loco, o este... Hay condenación, sí. El que de Cristo se deliga por medio de la ley se justifica de la gracia ha caído. Todas personas que se justifiquen en el... Así soy yo, ley. Yo no estudié, yo no salí ni de sexto grado, yo no pude. Yo soy así por eso, ley. De la gracia ha caído. Si hay condenación, claro que sí, pero la verdad es que la gente, la gente se condena, la gente se condena a partir de entender Dios no condena a nadie. Usted se condena solo. Y lo que Jesús vino a hacer es evitar que usted se condene. Tenemos hoy personas en las iglesias, en las congregaciones, en condenación, sí, por las dos razones. Una es porque no superan, no superan todo lo que les pasó y piensan que Dios, Dios tiene que resolverles ese pasado. Y la otra es porque piensan que tienen que, tienen que agradar al Dios volcán haciendo un sacrificio de manera tal de que el sacrificio logre pagar por el hecho de que la persona sea aceptada por Dios. Ya te aceptó, ya sos su hijo, ya nada más se puede hacer. Escúchenme lo que les voy a decir para caerles bien mal y nos vamos. Para caerles bien mal, pero bien mal, bien mal. Dios no está obligado a bendecir a nadie. Dios no está obligado a sanar a nadie. Ya nos salvó. La salvación es suficiente. Y adivinen qué, todos nos vamos a morir. Y nos vamos a morir de una enfermedad. Menos jóvenes o más jóvenes, más arrugados o menos arrugados. Y es porque así es la vida. Y es lo que Dios ha diseñado para todos nosotros. Los 22 mil pesos que andas hoy en la billetera es muy probable que sea de mucha de la plata, de la máxima cantidad de plata que en toda tu vida vas a andar. Porque Dios no está obligado a que nadie pueda tener ni deba tener más de nada. Ya es suficiente lo que Él hizo con entregarnos a Su Hijo, amarnos, traernos a la vida y permitirnos encontrarnos con Él cara a cara. Eso es suficiente. Así es que la única actitud que Dios acepta es Señor gracias, porque soy Tu Hijo y no hay ninguna condenación que me obligue a agradarte ni que me culpe de mi pecado. Señor te doy gracias en esta mañana.